REBUSCO VOCES CASTIZAS OBRAS DEL MISMO AUTOR Manual de la Madre dejamilia, 1880, en 12.°, 328págs. Vida del celestial mancebo San Juan Berchmans, 1895, en 8.°, 477 págs. El Milagro, 1895, en folio menor, 1.288 págs. La Religión, 1899, en 4." mayor, 823 págs. arases de los clásicos españoles, 1899, en 4.° mayor, 833 págs. La Creación, 1903, dos tomos, 3.» edición, en 4.° mayor. La Profecía, 1903, tres tomos en 4.° mayor, págs. 694; 596; 698. La Inmaculada Concepción, 1905, en 4." mayor, 574 págs. El Centenario Quijotesco, 1905, en 8.°, 245 págs. REBUSCO DE VOCES CASTIZAS P. Juan Mir y Noguera DE LA compañía DE JESÚS CON LAS LICENCIAS NECESARIAS I (í) Q 3 a ío ^38 S 5 i MADRID — 1907 SAENZ DE JUBERA HERMANOS — Editores Cámpom3.nes, ÍO Es PROPIEDAD Tipografía Moderna, á cargo de Miguel Gimeno.—eAvellanas, ¡I, Valencia PRÓLOGO Aunque la Real Academia Española, al acometer la valentía de formar su Diccionario, entró á velas tendidas en el mar inmenso de nuestra literatura, con el loable intento de consagrar sus fuerzas á la investigación de los tesoros del idioma patrio, en ella contenidos, sin dejar traza que no tentase, ni diligencia que rehuyese, según su posible; todavía, ora por no haber llegado á sus ma- nos muchos libros llenos de precioso caudal, ora porque los registrados no lo fueran con la conveniente solicitud, gran copia de vocablos quedóse escondida en las entra- ñas de las obras clásicas, sin parecer en público, tal vez esperando ver algún día no lejano la luz, como de su ri- queza, propiedad y provecho nos podíamos fundadamen- te prometer. Leonería muy propia de españoles fué la formación del Diccionario. A semejante empresa Francia é Italia nos habían estimulado con ilustre ejemplo. La emula- ción sirvióles á los nuestros de espuela eficacísima, pues la de la honra es muy aguda. Pero el llevar al cabo con perfección la obra, no era posible menos, sino que había de poner en grandes apreturas la constancia de los Aca- démicos, si anhelaban sacar de golpe obra perfecta, por las casi invencibles dificultades que su desempeño ofre- cía. Porque encerrar en la capacidad de seis volúmenes el VI inmenso del idioma español, acompañado cada término con la correspondiente autoridad, era como poner puer- tas al mundo. Innumerables vocablos se les hubieron de ir de vista, por más autores que examinasen; por más bi- bliotecas que trasegasen, por más escritos que revolvie- sen, si en especial su intento era presentar á la faz de las naciones un cuerpo de Diccionario que pudiera apos- társelas á los más calificados en propiedad y riqueza de voces. Mas al fin tuvieron que amainar las velas de su pretensión, no porque les faltasen bríos, sino porque era tan copiosa la mies, que no bastaban brazos á ensilarla; con que tras largas fatigas se resignaron á dejarla á medio coger, fiados en que otros braceros arrimarían en lo porvenir el hombro al trabajo, pues no les cabía en el pensamiento que cosecha tan rica pudiera yacer trasane- jada centenares de años por incuria ó ingratitud, con mengua del acrecentamiento del castizo romance. Pues porque los primeros trabajadores no hicieron sino entrar en el ensayo de la tarea, abriendo á los veni- deros camino, sin lozanearse de haber llegado al colmo de la perfección, como ellos mismos de plano lo confe- saban; por eso no es mucho que hayamos nosotros que- rido hacer nuestros pinicos por cooperar á la intentada empresa, viendo, al cabo de dos siglos, la viña no tan menudamente vendimiada, que no dé lugar á algún pro- vechoso rebusco. Motivo eficaz, que nos alentó á la fati- gosa investigación, fué el contenerse la parte más escogi- da de la lengua hispana, no en tratados científicos ajenos del uso común, no en poesías de vuelo heroico, donde suele hacer el autor alarde ostentoso de primores lin- güísticos, sino en obras populares, enderezadas á la en- señanza del vulgo; señal manifiesta de haber sido los tales vocablos inteligibles al pueblo español, notorios y familiares, cuando los autores en sus libros tan genero- samente los derramaban. Porque si tantas dicciones, ex- trañas hoy á la noticia de los eruditos, están resplande- ciendo en libros de uso vulgar; si los escritores al apli- carlas tomábanlas de boca del pueblo; si en obras de es- tilo fácil y casero las vemos campear; si las más de ellas hallámoslas en sermonarios, donde no puede el orador inventar términos, so pena de pasar por forjador intem- pestivo, como quien debe allanarse á los recibidos del pueblo; si ello es así como digo, muy á las claras verá cualquiera, que la autoridad de un solo escritor equivale en nuestro caso á la de muchos, mejor digamos, á la común aprobación del pueblo español, que escuchando entendía, entendiendo apreciaba, apreciando saboreaba, saboreando sentía suavidad y regosto en el percibir aque- lla novedad de palabras tan gustables y propias suyas. Pero más espoleó nuestro ánimo á la rebusca la mu- chedumbre de libros, que no su condición popular. Por docenas puédense guarismar los pasados en silencio por la Real Academia, de solo el reinado de Felipe III, que fué la época dorada del romance español. La riqueza de elocución en ellos acaudalada, la gallardía de frases, la viveza de modismos, la galanura de vocablos, son im- pulsivos eficaces, que á los codiciosos de primores soli- cítanlos á la cuidadosa pesquisa, principalmente cuando ven que la Real Academia se dejó trasolvidado un insu- mable caudal. Alargada, pues, la rienda al deseo de es- cudriñar dicciones, no técnicas, sino pertenecientes al uso común, dimonos á revolver libros nuevos no registra- dos por los hacedores del Diccionario. ¿Cuál no fué nues- tra sorpresa al descubrir que aun en las voces pesquisadas por los Académicos, había no poco que reparar? Nadie se admirará de que andando así á caza de vocablos cas- VIII tizos, se nos vinieran ellos por sí á las manos con sólo extenderlas al libro del clásico autor. ¿No será, pues, razón que se sirvan los eruditos poner los ojos en ellos, para que mejor les conste á todos la riqueza y fecundi- dad admirable de la lengua española? Mas como no fuese hacedero tener á mano los libros todos de aquella edad, no es tampoco de maravillar que se nos hayan escondido gran cantidad de voces, entre las que fuimos desateso- rando de las obras clásicas para conocimiento de los es- pañoles. Así que corta es nuestra labor de unas dos mil palabras, comparada con la de aquellos ingeniosos escri- tores de los siglos XYi y xvii, que inventaron voces tan nuevas, castizas y significadoras, cuan olvidadas de los modernos, poco aficionados á la cultura de los antiguos. El deseo de hacer á los más aficionados partícipes de eso poquito que contiene nuestro Rebusco, nos ha puesto en la mano la pluma. Cierto, á quien hojee los vocabu- larios modernos, le causará extrañeza ver con qué facili- dad los publican sus autores, sin atendencia á enrique- cerlos con palabras propias del idioma, sólo atentos á desempeñar su oficio con colmarlos de voces técnicas y exóticas, en tanto grado, que no Diccionarios de la len- gua, sino Prontuarios enciclopédicos afectan ya ser los presuntos Lexicones. Entre tanto, la lengua castellana, la más rica del orbe, vive en suma pobreza, por cuanto los publicadores de vocabularios no tratan sino de reve- zarse en la tarea de copiar unos de otros, cual si el ro- mance español hubiese rematado cuentas con las voces por ellos divulgadas, con ser así que si hubieran ellos de aparvar las esparcidas en los libros del siglo xvii, queda- ríanse asombrados, no tan sólo de la común indolencia, mas también de su propio descuido, á cuya cuenta debe- rá en parte ponerse la general ignorancia de innúmera- bles términos, corrientes en la edad de oro, inusitados de tres siglos acá. ¿No es maravilla lo que pasa? La nación, que enseñó su lengua á casi todas las naciones del mundo, ha perdi- do hoy casi tan por entero el habla, que ya no hace sino cotorrear ridiculamente, sin apenas proferir voz que no sea propiedad de extranjeros idiomas. Sí; porque como hay siglos de gigantes, los hay también de pigmeos; como un tiempo fué de invención, otro viene imitación; como nacen á veces monstruos en las excelencias de la ingeniosidad, así corren días miserables en lo abatido de los sujetos. España, que de puro vieja se ha vuelto niña, ¿qué ha de producir hoy sino niñerías? ¿Qué ha de parlar sino lo que el vecino le enseña? Poco más de un siglo ha, arrancáronle casi de raíz la lengua, aquella lengua con que no sólo había recibido la paga de sus caudales y señoríos, sino aun dado alas al orgullo de sus vencimien- tos. ¿Será por ventura temeridad, sacar parte de la nati- va lengua al sol, para manifestar á los nacionales la glo- ria de los patrios blasones? Porque si ellos porfían pertinaces, que para el gasto común faltan hoy vocablos á propósito, cuya necesidad los obliga á mendigar de puerta en puerta, aun yéndose á la rebatiña por Francia, Italia, Inglaterra, á trueque de no morirse de hambre; á eso podíaseles responder, que sin razón limosnean por ahí los que tienen almacenados en las clásicas trojes bastimentos de victo y sustento se- guro, que no hay hacienda con que pagarlos. ¿Qué pide el razonable discurso, sino que en vez de negociar con sudores ajenos, vivamos de los propios, metiendo las ma- nos en la masa de familia? ¡Oh desgracia! Nadie se atre- ve hoy á escribir á lo castizo, que no le pongan el pico temerario en su amaneramiento, porque rehusó amoldar- se á la jerigonza moderna, que es algarabía de galicis- mos y barbarismos, estruendo de palabras, que todas juntas hacen un caos confuso. ¿Qué razón habrá, pues, para defraudar hoy á la gente española de su herencia y propiedad de ayer? Menos razón hay para dejar el Vocabulario tan falto de necesa- rias voces, ocultas en libros de notoria autoridad, siquie- ra se les antojen peregrinas á los modernos. Antes al contrario, si la diligencia de un particular, hecha de co- rrida, dio por fruto tantas dicciones, nunca vistas en el Diccionario nacional, ¿no sería de desear llegasen á cuentos de miles, como ciertamente habrían ya llegado, á haberse cebado públicamente la codicia de buscarlas, á razón de duro por palabra nueva, en el espacio de las trece ediciones del Diccionario? Siempre será constante verdad, que la cosa clama á su señor, así como el alzarse con bienes ajenos, cual hacen los galicistas, se tachará siempre de desleal proceder. Pero si el amor de la justicia fué el que más nos es- poleó en la indagación de vocablos nuevos, á singular fortuna hemos de atribuir el haber podido consultar las primeras ediciones de las obras clásicas, donde no pudo meter mano la maña de los inclinados á desfigurar textos. A los pocos pasos de nuestro recreativo hojeo, dos linajes de voces se presentaron á la vista: las unas, total- mente nuevas, no registradas en el depósito del Voca- bulario; las otras, nuevas tan sólo en alguna acepción particular, que por eso llevarán asterisco en el epígrafe de los artículos correspondientes. No hemos querido dejar tan en seco los dos géneros dichos de voces castizas, que no dihgenciásemos de alguna manera la significación de su concepto. Para mejor explicarle, ha sido menester acudir al Diccionario antiguo (vulgarmente llamado de Autoridades), sin dejar de la mano el nfioderno de 1899, de la Real Academia, fiel intérprete de la lengua españo- la, á ver si en él descubríamos exposición suficiente, que diera luz á la sentencia del clásico autor. Cuando el Dic- cionario no bastó al desempeño del sentido, hemos pro- curado tantear, mediante el contexto, la manera de ex- plicación que pusiera mejor en su punto la propiedad del vocablo. Esa explicación ofrecemos á los lectores, no con ánimo de imponerla, ¡Dios nos guarde de tal presun- ción!, sino con intento de dar sencillamente noticia de la palabra, ofrecida por primera vez á los ojos del público. Si hemos errado en la verdadera significación de la voz cas- tiza, cargúese la culpa á nuestra ignorancia, que no dio más de sí. Por causa de esto, de buena gana sometemos al dictamen de los críticos la interpretación insinuada por más probable, dejándoles entera hbertad de sentir diversamente, y aun de llevar la contraria en materia controvertible. Finalmente, hanos parecido insinuar la derivación de varias voces, en especial de muchos verbos, no sin fundarla en motivos, en dos particularmente, que son: el ejemplo del Diccionario, el ejemplo de los clásicos. El Diccionario antiguo asentó muchísimos derivados sin apoyarlos en sentencias clásicas; las sentencias clásicas contienen muchísimos derivados que el Diccionario anti- guo no asentó. ¿Será de maravillar hayamos nosotros pre- sumido que muchísimos derivados pertenecen al idioma, por formarse según ley, aunque no los podamos compro- bar con autoridades clásicas? Estas declaraciones y advertencias animan ^ confiar no faltará á este trabajuelo la benignidad de algún lector, de aquellos mayormente que por trasnochar sobre los libros clásicos, saben muy bien que no es arrojar novedad alguna en el teatro de las letras modernas el poner en pla- za mercancías tan gastadas en el siglo áureo de nuestra vastísima literatura. Para mostrar su benignidad con ma- yor gusto, ruégole al lector benévolo vuelva los ojos á los sudores de nuestros pasados; así verá cuánto debe- mos todos á su ingenio, diligencia y estudio. Si él ama el camino derecho, por fomentar los aumentos del idioma patrio, hará sin comparación más que yo. Profundando la mina de oro beneficiará los ricos filones con más uti- lidad y acierto. Con esto verá, quédale abierta la entrada á cualquier discreto, que á fuer de tal quisiere corregir y mejorar lo aquí muy imperfectamente trabajado. LISTA DE LOS AUTORES ALEGADOS EN ESTE LIBRO Abarca.— Los Reyes de Aragón en Anales históricos, por el P. Pe- dro Abarca, S. J., 1682. >l£?c>5/a.— Historia natural y moral de las Indias, por el P. José de Acosta, S. J., 1590. ^í^reí/a.— Mística ciudad de Dios, por Sor María de Agreda, reli- giosa franciscana, 1670. Aguado.— Del perfecto religioso, por el P. Francisco Aguado, S. J., 1629. Aguilar .—Estatua y árbol con voz, política, canónica y soñada, por el Dr. D. Esteban de Aguilar y Zúñiga, 1661. /l/¿»a.— Respuesta, por la limpia Concepción de Nuestra Señora, al Memorial del Prado de la Mancha, por el P. Fr. Pedro de Alba, franciscano, 1663. Albornoz.— Guerras civiles de Inglaterra, trágica muerte de su Rey Carlos, escrita en toscano por el Conde Mayolini Bisac- cioni, traducida en lengua castellana por D. Diego Felipe de Al- bornoz, canónigo de Cartagena, 1658. Alcalá.— E\ Donado hablador, por el Dr. Jerónimo de Alcalá, 1624. v4/í/ove/'a.— Discursos en las fiestas de los Santos, tomo 1.°, por el P. M. Fr. Jerónimo de Aldovera y Monsalne, agustino, 1625. Aldreíe.—De\ origen y principio de la lengua castellana ó española, 1606. — Varias antigüedades de España, África y otras provin- cias, por Bernardo de Aldrete, 1614. Alemán. — La vida de Guzmán de Alfarache, por Mateo Ale- mán, 1605. Alvarez.SWva espiritual de varias consideraciones para entreteni- miento del alma cristiana, por el P. Fr. Antonio Alvarez, de la Orden Seráfica, 1590. XIV Andrade.— Tratados sobre los Evangelios de Cuaresma, por el P. M. Fr. Diego López de Andrade, agustino, 1618, tomo pri- mero. Andrade.— Varones ilustres de la Compañía de Jesús, 1666.— Vida de San Juan de Mata, 1668.— Itinerario historial, 1648, por el P. Alonso Andrade, S. J. Ángeles .—Níanna] de Vida perfecta, 1608.— Diálogos de la Con- quista del espiritual y secreto reino de Dios, por el P. Fr. Juan de los Angeles, franciscano, 1595.— Lucha espiritual y amorosa entre Dios y el alma, 1602, por el mismo. i4rí?e.— Miscelánea de oraciones eclesiásticas, por Fr. Diego José Arce, franciscano, 1606. Argensola .—Anales de Aragón, 1630.— Historia de la conquista de las islas Malucas, 1609, por Bartolomé Leonardo y Argensola. ^/•/fl5.— Aprovechamiento espiritual, 1597. — De la Imitación de Cristo Nuestro Señor, por el P. Francisco Arias, S. J., 1599. Arnaya. — Conferencias espirituales, por el P. Nicolás Arnaya, S. J., 1617, en dos tomos. Avendaño. —Sermones para muchas festividades de Santos, por el P. M. Fr. Cristóbal de Avendaño, carmelita, 1630. >ív77a.— Sermón predicado por el Dr. Francisco de Ávila, canónigo, en las exequias del Rey D. Felipe segundo en Belmonte, año de 1598. v4j'í7/a,— Historia de la perversa vida y horrenda muerte del Anti- cristo, por el P. Fr. Lucas Fernáíidez de Ayala, dominico, 1649. Ayala.—Sermón que predicó el P. M. Fr. Lorenzo de Ayala en las exequias que á la muerte del católico Rey D. Felipe segundo hizo el Real de Valladolid, monasterio de San Benito, á los 15 de Noviembre de 1599. Barbadillo.-E] caballero perfecto, 1620.— El caballero puntual, 1619.— Coronas del Parnaso.— El curioso y sabio Alejandro, por Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo, 1615. Barceniila .-Maria] de la Virgen Santísima Nuestra Señora, com- puesto por el R. P. M. Fr. Bernardo de Santander Barcenilla, mercedario, 1662. 5í7rí/í?.r/.— Sermones del Adviento y Santos que la Iglesia más principalmente celebra, compuestos por el R. P. Fr. José de Bardaxi, carmelita, 1613. Bernardo de León.— De la Concepción de Nuestra Señora, por Fr. Bernardo de León, franciscano, 1626. Blasco.— Beneí\c\os del glorioso ángel de nuestra guarda, y efec- tos del gobierno de Dios invisible, por el Dr. Francisco Blasco de Lanuza, 1637. Blasco .—Universal Redención. Poema heroico compuesto por Fran- cisco Hernández Blasco, clérigo presbítero, 1588. Boscán. —Sonetos. —E\ cortesano, traducción por Juan deBoscán, 1640. Burdos. — Discursos historiales panegíricos de las glorias de la Se- renísima Reina de los Angeles en su sagrada Casa de Loreto, por el P. Juan de Burgos Angelopolitano, de la Compañía de Jesús, 1671. Cabrera. —Sermón que predicó el M. Fr. Alonso de Cabrera, á las honras de Felipe segundo en Santo Domingo de Madrid, 51 de Octubre 1598. — Sermones de Adviento, tomo primero. — Sermones de Cuaresma, tomo segundo, por el M. Fr. Alonso de Cabrera, dominico, 1600-1601. Cáceres. ^Paráírasis de los Salmos de David, por D, Antonio de Cáceres y Sotomayor, obispo de Astorga, 1616. Camos .—NÍ\crocosm\a y gobierno universal del hombre cristiano para todos los estados, por el P. Fr. Marcos Antonio de Ca- mos, agustino, 1592. Cáncer.— Poesías de Jerónimo Cáncer y Velasco, 1651. Cantón. — Excelencias del nombre de Jesús, según ambas natura- lezas, por el P. Fr. Jerónimo Cantón, de la Orden de San Agus- tín, 1607. Carranza.— Primera parte del Catecismo y doctrina de religiosos novicios, profesos y monjas, por el P. M. Fr. Miguel Alfonso de Carranza, carmelita, 1605. Cas tille/o. -Obras poéticas de Cristóbal de Castillejo, 1598. Castillo. --La muerte del avariento, y Guzmán de Juan de Dios, por D. Andrés del Castillo, 1641.— Biblioteca de Rivadeneira, t. 2.° de Novelistas posteriores á Cervantes. Castillo. — Historia general de Santo Domingo de Guzmán, por el P. Fr. Hernando del Castillo, dominico, 1612. Cfl5////o.— Compendio de pláticas amorosas, por el P. Fr, Alonso del Castillo, franciscano, 1616. Celarlos.— La mayor obra de Dios en siete días de la Semana San- ta, por el P. Jerónimo de Celarios de los clérigos reglares me- nores, 1666. Cenedo.— Pobreza religiosa, declarada por el M. Fr. Juan Jerónimo Cenedo, de la Orden de Predicadores, 1617. Ce/;eí/í?. —Resunta historial de España, compuesta por el Licencia- do Francisco de Cepeda, añadida por D. Luis de Cepeda y Car- vajal, sobrino del autor, 1654. Céspedes.— Discursos trágicos, 1615,— El español Gerardo, 1615, XVI —Fortuna varia del soldado Píndaro, por Gonzalo de Céspe- des y Meneses, 1626. Co///z.— Descripción de las Islas Filipinas, por el P. Francisco Colín, de la Compañía de Jesús, 1621. Collanf es.— Divina predicación del Soberano Rey constituido sobre el Santo Monte de Sión, por Fr. Juan Francisco de Collantes, franciscano, t. 1, 1617. Coloma.— Guerras de los Estados Bajos, por Carlos Coloma, 1625. Combés.— Historia de Mindanao y Joló, por el P. Francisco Com- bés, S. J., 1667. Corella.Suma de la teología moral: su autor el P. Fr. Jaime de Corella, capuchino, 1694. Cor/íe/o.— Crónica seráfica, por el P. Fr. Damián Cornejo, fran- ciscano. Cc»/-o/ze/.— Sermones exornatorios y de Cuaresma, por el P. Juan Rodríguez Coronel, S. J., t. 1, 1694. Correas.— Vocabulario de refranes y frases proverbiales y otras fórmulas comunes de la lengua castellana, por el Maestro Co- rreas que vivió en tiempo de Felipe tercero.— El Vocab. de re- franes y el Vocab. de frases publicáronse en Madrid el año 1906, en un solo tomo. Cruz. — Centiloquio de encomios de los Santos, sacados de los Evangelios, por el P. Fr. Pablo de la Cruz, de la Orden de Me- nores, 1612. Cruz.— Primera parte de los discursos evangélicos y espirituales, por el P. Fr. Alonso de la Cruz, franciscano, 1600. C«¿?///o.— Comedia famosa intitulada El Conde de Saldaña, de don Alvaro Cubillo de Aragón, 1654. Z)áv/7a.— Sermón que predicó el P. M. Fr. Agustín Dávila, domini- co, en 8 de Noviembre de 1598 á las honras de Felipe segundo en la Catedral de Valladolid. Diez.— Níarial de la Sacratísima Virgen Nuestra Señora, por el P. Fr. Felipe Diez, franciscano, 1596. Z)«¿?a/.— Exposición de la Regla del glorioso Patriarca y Doctor de la Iglesia San Agustín, por el P. Fr. Francisco Dubal, premons- tratense, 1663. Ecfiever ría. —Sermones panegíricos, tomo uno, dividido en dos partes, por el P. Carlos de Echeverría, S. J., 1681. Enríguez.— Oraciones panegíricas y excelencias de los Santos, por el P. Fr. Francisco Enríquez, mercedario, t. 2.°, 1636. £'rc/7/a.— Araucana, por Alonso de Ercilla y Zúñiga, 1590. £'5cr/ra.— Discursos sobre los cuatro novísimos, por el P. Francis- co Escrivá, S. J., 1615. XVII £'5/7//;e/.— Relaciones de la vida del Escudero Marcos de Obregón, por el Maestro Vicente Espinel, 1618. Esgui/ache. —'Nápo\es recuperada, 1651.— Rimas, 1654, por el prín- cipe de Esquiladle, D. Francisco de Borja. Estebanillo. — Vida y hechos de Estebanillo González, por el mismo, 1646-1725. Estrada. — Sermones para las ferias mayores de cuaresma, por el P. M. Fr. Juan de Estrada Gijón, premonstratense, 1670. Fa/arífo.— Empresas políticas.— Corona gótica.— República litera- ria, por D. Diego de Saavedra Fajardo, 1648. Fernández.— Pr'xmevsL parte de las demonstraciones católicas, com- puesta por el P. Fr. Juan Bautista Fernández, de la Orden de San Francisco, 1593. Ferrer.— Sermones duplicados para todos los domingos y fiestas de Adviento hasta la Purificación de Nuestra Señora, compues- tos por el P. Fr. Jerónimo Miguel Ferrer, franciscano, 1625. Ferrer.—krie de conocer y agradar á Jesús, por Fr. Antonio Fe- rrer, franciscano, 1620, Figuera.Swma. espiritual por el P. Gaspar de la Figuera, S. J., 1657. Figueroa.—YX Pasajero.— Poesías.— Plaza universal de todas las ciencias, por el Dr. Cristóbal Suárez deFigueroa, 1617-1737. Fons.—^\ místico serafín de San Buenaventura, para el prelado y subdito religioso, por el P. Juan Pablo Fons, de la Compañía de Jesús, 1622. Fonseca.Syé\ amor de Dios.— Vida de Cristo, por el P. Fr. Cris- tóbal de Fonseca, agustino, 1622. /rm^.— Vida del Venerable Siervo de Dios Francisco de Jerónimo, por el P. Manuel Antonio de Frías, de la Compañía de Jesús, 1755. Fane.s.— Crónica de la religión de San Juan, por Juan de Funes, 1639. Gfl///?í/o.— Excelencias de la castidad y virginidad, por el Maestro D. Pedro Galludo, clérigo presbítero, 1681. Gfl//o.— Historia y Diálogos de Job, por Fr. José Gallo, agustino, 1621. GaráK.— El sabio instruido de la gracia en varias máximas ó ideas evangélicas, políticas y morales, por el P. Francisco Garáu, S. J., tomo 2.°, 1703. García.— \.2l desordenada codicia de los bienes ajenos, por el doc- tor D. Carlos García, tercera edición, 1886. Gfl/"c//fl50.— Comentarios Reales.— Historia de la Florida, por el Inca Garcilaso de la Vega, 1723. XVI II Goí/of.— Tesoro de varias consideraciones sobre el salmo Miseri- cordias Domini, por el P. M. Fr. Juan Suárez de Qodoy, mercedario, 1598. Got/oy.— El mejor Guzmán de los buenos. N. P. S. Domingo, Pa- triarca de los Predicadores, predicado y aplaudido por el menor de sus hijos, Fr. Juan Gil de Godoy, tomo 2°, 1687. Gomendradi. Sermones panegíricos, por el P. M. Fr. José Go- mendradi, dominico, 1679. Gómez— \\á2i de D. Gregorio Guadaña, por Antonio Enríquez Gó- mez, 1682. Góngor a. —Obras de Luis de Góngora y Argote, 1659. Gradan.— E\ héroe.— El Criticón, por el P. Lorenzo Gracián, S. J., 1653. Gracián.— l\ora.\es de Plutarco, 1571.— Traducción de Justino, por Diego Gracián de Alderete, 1570. Granada.— Escala espiritual.— Vida de Fr. Bartolomé de los Már- tires.—Símbolo de la Fe.— Memorial de la vida cristiana.— Tra- tado de la Oración y consideración.— Guía de pecadores.— Meditaciones para los siete días de la semana, por el padre Fr. Luis de Granada, dominico, 1657. Guadala/ara .—Qninta parte de la Historia Pontifical y Católica, por Fr. Marcos de Guadalajara y Javier, carmelita, 1652. Guevara.— Vida de Marco Aurelio.— Doctrina de cortesanos, 1592. —Epístolas familiares, 1600.— Monte Calvario, 1559, por don Antonio de Guevara, obispo de Mondoñedo. Guevara.— E\ Diablo cojuelo, por Luis Vélez de Guevara, 1641. Guzmán.— Bienes del honesto trabajo y daños de la ociosidad, por el P. Pedro de Guzmán, S. J., 1614. Gwzmán.— Historia del predestinado peregrino y su hermano pre- cito, por el P. Alejandro de Guzmán, S. J., 1696. Hebrera.— Jardín de la elocuencia, 1677.— Crónica seráfica de la santa provincia de Aragón, por el P. Fr. José Antonio de He- brera, franciscano, primera parte, 1703. //errera.— Agricultura general, por Alonso de Herrera, 1818. Nortensio.— Adviento y Cuaresma.— Marial y Santoral.— Panegíri- cos, por el P. Fr. Hortensio Paravicino, trinitario, 1638. Huar te.— Examen de ingenios para las ciencias, por Juan Huarte de San Juan, 1575. //«é/amo.— Discursos predicables de los misterios de la Misa, por el P. Fr. Melchor de Huélamo, de la Orden de San Francisco, 1598. //«/•/í?í/o.— Sermones para los domingos y fiestas de Adviento, por el P. Fr. Juan Hurtado, bernardo, 1614. XIX ///e5ca5.— Historia Pontifical y católica, por Gonzalo de Illescas, 1652. Jarque.~E\ Orador cristiano sobre el Miserere, ocho tomos, 1660-1663.— Tratado de la misericordia grande de Dios, 1662, por el P. Juan Antonio Jarque, S. J. Jerónimo de San José.— Genio de la Historia, por el P. Fr. Jeróni- mo de San José, carmelita, 1615. Jesús María.— Arte de orar evangélicamente, por el P. Fr. Agus- tín de Jesús María, carmelita, 1648. Jesús TÍ/arm.— Epistolario espiritual para pfersonas de diferentes estados, por el P. Fr. Juan de Jesús María, carmelita, 1624. José de la Madre de Dios.— Los dos estados de Nínive cautiva y libertada, deducidos del libro de Jonás Profeta, por el padre Fr. José de la Madre de Dios, agustino, 1619. San Juan de la Cr«z.— Subida del Monte Carmelo.— Noche obs- cura del alma.— Cántico espiritual por el P. San Juan de la Cruz, carmelita, escritor del siglo xvi. Laguna .—Anotaciones sobre Dioscórides, por Andrés Laguna, 1555. Lainez.—El Privado cristiano, por el P. Fr. José Lainez, agustino, 1641. La nuza.— Homilías sobre los Evangelios, por el M. Fr. Jerónimo Bautista de Lanuza, dominico, obispo de Barbastro, 1621. La Palma.— Wlda del Sr. Gonzalo de la Palma, manuscrito del si- glo XVI, publicado el año 1879.— Historia de la Sagrada Pasión. —Camino espiritual como lo enseña nuestro Padre San Igna- cio, por el P. Luis de la Palma, S. J. Z,a5a/.— Cartas de D. Juan de Lasal, obispo de Bona, al Duque de Medinasidonia, 1616. La Serna.— Espejo de la juventud, moral, político y cristiano, del ilustrísimo Sr. D. Marcos Bravo de la Serna, 1674. Leandro.— Luz de las maravillas que Dios ha obrado desde el prin- cipio del mundo en las almas de sus Profetas y amigos, por el P. M. Fr. Leandro de Granada, benedictino, 1607. Z,eí/e5/na.— Censura de la elocuencia, impreso por D. Gonzalo Pérez Ledesma, 1648. Su autor parece el P. José de Orma- za, S. J. ¿eo'/z.— Nombres de Cristo.— La perfecta Casada.— Comentario sobre el libro de Job, por el P. Fr. Luis de León, agustino, 1583.— Obras, 1804. León.— De la limpísima Concepción de Nuestra Señora, 1626, por Fr. Bernardo de León. XX Z,ed/z.— Privanza del hombre con Dios, por el P. M. Fr. Francisco de León, agustino, 1622. Lope. ^Obras de Lope Félix de Vega Carpió, 1776.— Filomena, 1621.— Circe.— Dorotea.— El Peregrino.— Corona trágica.— Ar- cadia, 1675. Z,o/?ez.— Rosario de Nuestra Señora.— Memorial de diversos ejer- cicios, compuesto por el P. Fr. Juan López, de la Orden de Santo Domingo, 1608. Z,orí?í2.— David perseguido. Segunda parte, histórica, moral y polí- tica, compuesta por el P. Fr. Antonio de Loréa, dominico, 1675. Maldonado.— Agricultura alegórica ó espiritual, recopilada y com- puesta por Fr. Diego Sánchez Maldonado, monje de San Ber- nardo, 1605. Mal ¿ara.— La Filosofía vulgar, por Juan de Mal Lara, 1621. Alalo. Sermones panegíricos de los Santos, por el P. M. Fr. Die- go Malo de Andueza, benedictino, 1663. Malón de Chaide.—'La conversión de la Magdalena, por el P. M. Fr. Pedro Malón de Chaide, agustino, 1598. Manrique.— Laurea Evangélica, 1608.— Cuaresma.— Santoral, por Fr. Ángel Manrique, cisterciense, 1620. Mar cilla .^Cronicón de Cristiano Adricomio Delfo, traducido del latín en español por D. Lorenzo Martínez de Marcilla, Caba- llero de la Orden de Calatrava, 1651. Mariana.— W\sior\a de España, por el P. Juan de Mariana, S. J., 1616. yV/ar/no/. —Descripción de África, 1575.— Historia de la rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada, por Luis del Mármol Carvajal, 1600. Márquez.— Lo% dos estados de la espiritual Jerusalén, 1605.— El gobernador cristiano, por el P. Fr. Juan Márquez, agusti- no, 1612. Martel.—Vorma de celebrar Cortes en Aragón, escrita por Jeróni- mo Martel, Cronista del Reino, 1601. Mata. —Cuaresma en discursos predicables por el R. P. Fr. Juan de Mata, predicador general de la Orden de Predicadores, 1639. Medina.— Libro de la verdad donde se contienen doscientos diálo- gos, por el Maestro Pedro de Medina, 1620. yl/e//í?.— Diálogos, 1547, edic. 1767.— Historia imperial por Pedro Mejía. Meló.— Historia de los movimientos, separación y guerra de Cata- luña, por Francisco Manuel de Meló, 1646. Mena. —Sermones de la Ascensión y del Espíritu Santo, por el Pa- dre Fr. Pedro de Mena, franciscano, 1682. Mendoza.— Historia del Monte Celia de Nuestra Señora de la Sal- ceda, por Fr. Pedro González de Mendoza, Arzobispo de Gra- nada, franciscano, 1616. i)/e/zí/(9.?a.— Comentarios de lo sucedido en las guerras de los Países Bajos, porD. Bernardino de Mendoza, 1592. Mendoza .—LazariWo de Tormes, 1586.— Guerra de Granada, 1610, por Diego Hurtado de Mendoza. Miranda.— E\ Bautista Español, y predicador verdadero San Ro- sendo, obispo y abad.— Apología de la predicación, en defensa de la más legítima y fructuosa, por el P. Fr. Pedro de Miranda, monje benedictino, 1665. Molina .—Comedias, por Fr. Gabriel Téllez, mercedario, vulgar- mente llamado Tirso de Molina, 1634. Monroy. —M.udanzas de la fortuna y firmezas del amor.— La batalla de Pavía y prisión del rey Francisco.— El ofensor de sí mismo. —Comedias de D. Cristóbal de Monroy y Silva, 1650. J/o;7/er/a.— Diálogos de la montería, manuscrito inédito de la Real Academia de la Historia; publícalo la Sociedad de Bibliófilos españoles, Madrid, 1890. El autor es desconocido; aunque no sin fundamento, algunos críticos han opinado ser Barahona de Soto. La fraseología de los Diálogos corresponde seguramente al último tercio del siglo xvi. Aíorales.— Crónica de España, por Ambrosio de Morales, \79\. Moreno.— Flores de España ó Epigramas, compuestos en tiempo de Felipe cuarto, por D. Miguel Moreno, impresos en Roma el año 1735. Moreno.— Jornadas para el cielo, por el P. Fr. Cristóbal Moreno, franciscano, 1599.— Libro intitulado Limpieza de la Virgen y Madre de Dios, 1582, por el propio autor. Moret.-knaies de Navarra, por el P. José Moret, S. J., 1695. Moreto.— Comedias de Agustín Moreto, 1677-1681. Mnniesa .—Cnaresma cuarta que dijo el año 1683 en el insigne tem- plo de Santa María del Mar de Barcelona el P. Tomás Munie- sa, S. J. Muñoz.— Yida de San Carlos Borromeo, 1626.— Vida del M. Juan de Avila.— Vida de San Camilo de Lelis.— Vida de Fr. Luis de Granada, por Luis Muñoz, 1639. Ahí rillo.— Escala espiritual.— Instrucción para enseñar la virtud á los principiantes, 1598.— Discursos predicables sobre todos los evangelios de la Cuaresma, desde el Domingo de Pasión, t. 2.°, 1611.— Discursos predicables en las festividades de Cristo XXII nuestro. Redentor 1607, por el Padre Fr. Diego Murillo, francis- cano. iVfl/era.— Panegíricos en festividades de varios Santos, por el Pa- dre Manuel de Nájera, S. J., t. \.°, 1651. Navarreie.— Conservación de monarquías.— Garta de Lelio Pere- grino, por el Licenciado Pedro Fernández de Navarrete, 1621. A'ai'arro,— Historia de la vida admirable y angélica de la Santa Vir- gen Juana de la Cruz, por el P. Fr. Pedro Navarro, francis- cano, 1622. A^ffi'arro.— Tribunal de superstición ladina, explorador del saber, astucia y poder del demonio, por el Dr. Gaspar Navarro, canó- nigo, 1631. Navarro.— Primera parte del conocimiento de sí mismo, por el P. M. Fr. Antonio Navarro, trinitario, 1606. Nieremberg.—Diierencia entre lo temporal y eterno.— Aprecio y estima de la divina gracia.— La Hermosura de Dios y su amabi- lidad.—Obras y días.— CatecismoRomano.— Epistolario.— Pro- digio de amor divino.— Causa y remedio de los males públicos. —Dictámenes.— Vidas de los varones ilustres.— Vida divina y camino real para la perfección.— Oculta filosofía, por el Padre Juan Ensebio Nieremberg, S. J., 1686. Me/o.— Fábula de Pan y Siringa.— La Perromaquia, por Francisco Nieto de Molina. Níseno.—E\ Político del cielo, 1637.— Asuntos predicables para todos los domingos después de Pentecostés, por el P. Fr. Die- go Niseno, de San Basilio, 1630. A^oi'ar.— Guerras de Flandes, escritas en latín por el P. Famiano Estrada, traducidas en romance por el P. Melchior de Novar, de la Compañía de Jesús, 1679. Núñez.— La idea del Buen Pastor, representada en empresas sacras, por el P. Francisco Núñez de Cepeda, S. J., 1682. 0/a//a.— Ceremonial de las Misas solemnes cantadas, por D. Fru- tos Bartolomé de Olalla y Aragón, 1696. Oña.— Las postrimerías, por D. Fr. Pedro de Oña, Obispo de Gas- ta, 1603. Or/a.— Práctica de Curas y Misioneros, parte segunda, tomo se- gundo, por el Dr. D. Juan Ramírez y Orta, 1689. Ortiz.—L\bro intitulado Jardín de amores santos, y lugares comu- nes, doctrinales y pulpitales, por el P. Fr. Francisco Ortiz Lucio, franciscano, 1589. Ova//e.— Histórica relación del reino de Chile, por el P. Alonso de Ovalle, S. J., 1646. Pacheco.— Catorce discursos sobre la oración sacrosanta del Paíer noster, compuestos por el P. Fr. Baltasar Pacheco, francis- cano, 1596. Pacheco.—Lxhro de descripción de verdaderos retratos, de ilustres y memorables varones, por Francisco Pacheco, 1599. Pa/í7«.— Prontuario espiritual sobre los Evangelios de las solemni- dades y fiestas de la Reina de los Santos, María, Madre de Dios y Señora nuestra, compuesto por el P. Fr. Ignacio Couti- ño, y traducido del portugués por el P. Fr. Francisco Paláu, ambos de la Orden de Predicadores, 1639.— Sermones del Pa- dre Mendoza, S. J., traducidos del portugués por Paláu, 1635. Panta/eón. —Obras poéticas de Anastasio Pantaleón, de Rive- ra, 1648. Parra.— Luz de verdades católicas, por el P. Juan Martínez de la Parra, S. J., 1700. Pedro del Espíritu Santo. —Sermones de Jesús, María y José, por el P. Fr. Pedro del Espíritu Santo, carmelita descalzo, 1717, tomol." Pellicer .—Argenis, por José de Pellicer y Tovar, 1626. Pérez.— La Odisea de Homero, traducida por Gonzalo Pérez, 1562. Pére.?.— Documentos saludables para las almas piadosas, por el Dr. Diego Pérez, 1588.— Aviso de gente recogida, y especial- mente dedicada al servicio de Dios, compuesto por el mismo Doctor catedrático de Escritura, 1596. Pérez.— Proverbios morales y consejos cristianos, por Cristóbal Pérez de Herrera, 1612. Pérez.— Apuntamientos de todos los sermones dominicales y santo- rales de 1.° de Diciembre y de Adviento hasta último de Febre- ro y principio de Cuaresma, predicados por el M. Fr. Antonio Pérez, de la orden de San Benito, 1603. Peraza.— Dos tomos de sermones cuadragesimales y de la Resu- rrección, por el M. Fr. Martín Peraza, carmelita, 1604-1605. Pícara Justina.— La Pícara Justina, por Francisco López de Ube- da, 1604. Pinciano.— Poema del Pelayo.— Filosofía antigua': y poética, por Alonso López Pinciano, 1596. Pineda. — Primera parte de los treinta y cinco diálogos familiares de la agricultura cristiana, 1589.— Libro de la vida y excelen- cias maravillosas del glorioso San Juan Baptista, 1596.— Mo- narquía eclesiástica, por el P. Fr. Juan de Pineda, francis- cano, 1620. P/ne/.— Retrato del buen vasallo, por' Francisco Pinel y Mon- roy, 1677. Planes.— Tratado de examen de las revelaciones verdaderas y fal- XXIV sas, compuesto por el P. Fr. Jerónimo Planes, francisca- no, 1654. Po/o.— Obras poéticas de Salvador Jacinto Polo de Medina, 1630. Forres. — Discursos elocuentes en alabanza de diez Santos, escri- tos por el Dr. D. Francisco Ignacio de Porres, 1644. Qiievedo. ~Po\it\ca de Dios y gobierno de Cristo, 1655.— Marco Bruto, 1648.— Providencia de Dios.— Vida de San Pablo, 1644. —Vida de Fr. Tomás de Villanueva, 1620.— El gran Tacaño.— Musas, 1670.— Zahúrdas, 1628.— Virtud militante, 1651.— El Rómulo, 1636, por D. Francisco de Quevedo Villegas. Quiñones .—Colección de piezas dramáticas, entremeses, loas y já- caras, por el licenciado Luis Quiñones de Benavente, 1645. Rebolledo.— Oraciones funerales, primera parte, por el P. Fr. Luis de Rebolledo, franciscano, 1603. Rebii/¡osa.~ Conceptos escripturales sobre el Magníficat, tradu- cidos del italiano en español, por el P. Fr. Jaime Rebullosa, dominico, 1597. Resoler.— Caria de marear para todos los que navegamos por el incierto mar de este mundo, por el Licenciado Juan Antonio Resoler, 1670. Rivadeneira. — Tratado de la tribulación.— Vida de San Ignacio de Loyola.— Historia del cisma de Inglaterra.— Misterios de la vida de Cristo y de la Virgen. — Tratado del Príncipe cristiano. — Vida de San Francisco de Borja.— Confesiones de San Agus- tín.—Flos Sanctorum, por el P. Pedro de Rivadeneira, S. J. Rivera. —Vida de Santa Teresa de Jesús, por el P. Francisco de Rivera, S. J., 1590. Roa.— V'xáas de Doña Sancha Carrillo y Doña Ana Ponce de León. — Santoral de Andalucía.— De los cuatro estados.— Antigüeda- des de Jerez, 1615, por el P. Martín de Roa, S. J. /Poí/n^'o. —Primera parte de la Arte dada del mismo Dios á Abraham, para servirle perfectamente, expuesta y declarada por el M. R. Fr. Rodrigo de Solís, agustino, 1586. Rodrígiiez.—S\xma de casos de conciencia, compuesta por el P. M. Fr. Manuel Rodríguez, fraile menor de la provincia de Santia- go, 1607. y?o/a5.— Catecismo real, por Fr. Juan de Rojas. Rosende.—V\áa y virtudes del lUmo. y E.xcmo. Sr. D. Juan de Pala- fox y Mendoza, por el P. Antonio González de Rosende, de los clérigos menores, 1666. Sa/a5.— Instrucción de Sacerdotes y Suma de casos de conciencia, compuesta por el Cardenal Francisco de Toledo, traducida en castellano por el Dr. Diego Enríquez de Salas, 1617. XXV Solazar.— Poesías de Don Agustín de Salazar y Torres, 1694. S a la zar. —Y einte discursos sobre el Credo, compuesto por D. Es- teban de Salazar, monje cartujo, 1591 . 5a /azar.— Política española, por el Maestro Fr. Juan de Salazar, de la Orden de San Benito, 1619. 5a/azar. —Corónica é Historia de la fundación y progreso de la provincia de Castilla, de la Orden del Bienaventurado P. San Francisco, por el P. Fr. Pedro de Salazar, franciscano, 1612. 5a /azar.— Carta de Eugenio de Salazar, 1560, publicada en el Cri- ticón de Bartolomé Gallardo.— Poesías, Canto del Cisne, Can- ción. Salmerón.— E\ Príncipe escondido: meditaciones de la vida oculta de Cristo, por Fr. Marcos Salmerón, mercedario, 1648. Sánchez.— Lihro del reino de Dios, y del camino por do se alcan- za, por el P. Dr. Pedro Sánchez, S. J., 1605. Sánchez.— krhoX de consideración y varia doctrina, 1584.— Historia moral y filosófica, por el Maestro Pero Sánchez, racionero de la Santa Iglesia de Toledo, 1589. 5a/2í/o va/.— Historia de Etiopia. — Historia de San Francisco Ja- vier, por el P. Alonso de Sandoval, S. J., 1619. 5a/7/amar/'a.— Historia general profética de la Orden de Nuestra Señora del Carmen, por Fr. Francisco de Santa María, carme- lita descalzo, 1640. Santamaría .—C\\rox\\cQ. de la provincia de San Joseph de los Des- calzos, de la Orden de los Menores de Nuestro Padre San Francisco, por el P. Fr. Juan de Santa María, descalzo, 1615. — Tratado de república y policía cristiana, por el mismo, 1616. 5a/?//a^o.— Santoral.— Cuaresma, 1615.— Consideración sobre to- dos los evangelios de los domingos y ferias de la Cuaresma, 1599.— Sermón en las honras del Rey Felipe II, en Málaga, año de 1598.— Consideraciones sobre los Evangelios de los Santos, 1603, por el P. M. Fr. Hernando de Santiago, merce- dario. Santos.— Y^ia y noche de Madrid, por D. Francisco Santos, 1663. 5ao/7a.— Hierarchía celestial y terrena, 1598.— Discursos predica- bles literales y morales de la Sagrada Escritura y cuestiones positivas y escolásticas sobre cuál fué más amado del Señor, San Pedro ó San Juan evangelista, 1598, por el P. M. Fr. Jeró- nimo de Saona, agustino. Sartolo .—V\áa del eximio Doctor y venerable P. Francisco Suá- rez, por el P. Bernardo Sartolo, S. J., 1693. Sebastián.— Del bien, excelencias y obligaciones del estado cleri- XXVI cal y sacerdotal, por el P. Juan Sebastián de la Parra, de la Compañía de Jesús, 1615. Seíaníi.— Avisos de amigo, por D. Joaquín Setanti, 1615. Sigüenza.— Vida de San Jerónimo, 1595.— Crónica de la Orden, por el P. Fr. José de Sigüenza, Jerónimo. Sebrecasas .—Oración fúnebre en las exequias de D. Juan de Bo- jadós.— Fama postuma. Disc. de los soldados del Ejército Ce- sáreo que murieron en el sitio de Buda, por el P. Fr. Francisco Sobrecasas, dominico, 1686. Solís.— Historia de la conquista, población y progresos de la Amé- rica Septentrional, conocida por el nombre de Nueva España, por Antonio de Solís y Rivadeneira, 1684. Solórzano.— La inclinación española, 1625.— Donaires del Parnaso. —Fiestas del Jardín, por D. Alonso del Castillo Solórzano. So/o.— Contemplación del Crucifijo, por el P. Fr. Andrés de Soto, franciscano, 1601. Tamayo.—E\ mostrador de la vida humana, por el P. José de Ta- mayo, S. J., 1679. Ta/j/a. —Discursos predicables de diversos tratados, por el Maes- tro Tapia de la Cámara, 1604. Tejada.— E\ león prodigioso, por Cosme Gómez de Tejada, 1670. Terrones .Sermón que predicó el Dr. Aguilar de Terrones en las honras de Felipe II en San Jerónimo de Madrid, á 19 de Octu- bre de 1598. Teresa (Santa).— Vida.— Camino de perfección.— Moradas.— Fun- daciones.—Cartas, por Santa Teresa de Jesús, carmelita. Edi- ción de 1638. Tomás Ramón.— Pnntos escripturales de las divinas Letras y San- tos Padres cogidos por el M. R. P. Fr. Tomás Ramón, de la Orden de Predicadores, t. 2.'\ año 1618. Torguemada .—jardín de flores curiosas, compuesto por Antonio de Torquemada, 1575. Z'or/'e^To^a.- Néctar divino, deducido de los Domingos después de Pentecostés, por el P. Fr. Domingo de Torregrosa, francisca- no, 1655. rorrea.- Filosofía moral de príncipes, por el P. Juan de Torres, S. J., 1602. Z'o/re^. —Poesías varias, por Diego de Torres Villarroel, 1758. ¿///oa.— Poesías, Raquel, por D. Luis de Ulloa. Valderrama. —Eiercicios espirituales para todos los días de la cuaresma, 1604.— Teatro de las religiones, por el P. M. Fr. Pe- dro de Valderrama, agustino, 1615. XXVII Valdelomar .—Panegíricas oraciones de diferentes asuntos, por el P. Fr. Juan Pérez de Valdelomar, agustino, 1663. Valdivia. — Tratado de la singular y purísima Concepción de la Ma- dre de Dios.— Explicación sobre el capítulo segundo, tercero y octavo del libro de los Cantares de Salomón, por el Dr. Diego Pérez de Valdivia, 1600. Barcelona, imprenta de Gabriel Qraells. Valdivielso .—Sagrario de Toledo, poema heroico, por el Maestro Jo'sé de Valdivielso, capellán del limo, de Toledo, 1618. Ve^a.— Devoción á María, pasaporte y salvo-conducto que da paso franco para una buena muerte, por el P. Cristóbal de Vega, S. J., 1655. Ve^a.— Paraíso de la gloria de los Santos, 1607.— Empleo y ejerci- cio santo de los Evangelios de las dominicas de todo el año, 1605. — Discursos predicables sobre los Evangelios de Cuares- ma, 1612, por el P. Fr. Diego de la Vega, franciscano. Ve^'í?.— Declaración de los siete salmos penitenciales, por el padre Fr. Pedro de Vega, agustino, 1606. Vega.—Espejo de curas, y útilísimo para todo género de eclesiásti- cos, compuesto por el P. Fr. Alonso de Vega, franciscano, 1602. Venegas .—Agonía del tránsito de la muerte, 1565.— Primera parte de las diferencias de libros que hay en el universo, declaradas por el maestro Alejo de Venegas, 1569. Vergara. —Vida del limo. Sr. D. Diego de Anaya Maldonado, Ar- zobispo de Sevilla, por D. Francisco Ruiz de Vergara y Álava, 1661. Wí?/Zí?.— Transformaciones de Ovidio, por el licenciado Pedro Sán- chez de Viana, 1588. Villaba .—Empresas espirituales y morales, por D. Juan Francisco de Villaba, 1613. Vi llalba. Sangre triunfal de la Iglesia, por el P. Fr. Bartolomé de Villalba, franciscano, 1672, tomo primero. Villamediana .—Obras poéticas del conde de Villamediana, 1634. Villegas .—Poesías eróticas, por D. Esteban Manuel de Villegas, 1617. W//e^í?5.— Soliloquios divinos.— La esposa de Cristo.— Vida de Santa Lutgarda, por el P. Bernardino de Villegas, S. J., 1625. Villena. —Traba)os de Hércules, porD. Enrique de Villena. V77or/a.— Oración funeral á las piadosas exequias de Lope Félix de Vega Carpió, por el P. M. Fr. Ignacio de Vitoria, agustino, 1638. Vepes.— Crónica general de la Orden de San Benito, por Fr. Anto- nio de Yepes, 1609. Yepes.— Vida de Santa Teresa de Jesús, por Fr. Diego de Yepes, 1595. Zaba/eia.— Problemas morales.— Día de fiesta en Madrid.— Erro- res celebrados, por Juan de Zabaleta, 1728. Zamora.— Discursos sobre los misterios que en la cuaresma se ce- lebran, 1604.— Monarquía mística de la Iglesia, por el P. Fr. Lorenzo de Zamora, cisterciense, 1608. Zayas.—E\ castigo de la miseria.— Tarde llega el desengaño.— No- velas, por D."* María de Zayas y Sotomayor, 1638.— Biblioteca de Rivadeneira, t. 2." de Novelistas posteriores á Cervantes. fí Abarraganar Maestro Venegas: «Los hombres que viven á las leyes del mundo, suelen abarraganar el libre albedrío con el cumpli- miento de sus apetitos, que es una idolatría encubierta que manifiestamente parece si se toca en el toque de la razón» (1). — No tuvo cuenta el Diccionario con el activo abarraganar , sólo habló del reflexivo abarraganarse, que es amancebarse, sin acepción figurada, la cual hácese evidente en el abarraga- nar áo. Venegas, sinónimo de conchabar, componer, conciliar, si bien á causa de su origen parece tomarse en mal sentido, como se ve en el Maestro Venegas, que le dio acepción odiosa. Asu ejemplo podíamos decir: «los viciosos abarraganan las leyes del Cristianismo con las del mundo; la falsa devota abarraganó la Iglesia con el teatro; no se abarraganaban bien la justicia y la avaricia.» Abemoladamente Rebolledo: «No se toquen vocingleras trompetas, sino flautas que tañen suave y abemoladamente» (2). — El adverbio abemoladamente recibe de abemolado su significación. Lo que dice el Diccionario que bemolado significa con bemoles. (1) Diferencias de libros, lib. 3, cap. 20. (2) Orac. /"un., pág. 296. ABEMOLAR mejor parece significar con bemol, porque el bemol hace sea abemolado ó bemolado el punto musical. Cuando la nota de música lleva bemol, requiere que la voz descienda un semito- no; si dos bemoles, dos semitonos. El descenso de la voz en el bemol se acomodó por los clásicos al sentido de blandura, templanza, suavidad, dulzura, respecto de los instrumentos ó del habla. De manera que abemoladamente significa con dul- zura, con blandura, sin aspereza, sin dureza, por cuanto la nota abemolada ó digamos bemolada templa su bronquedad mediante el bemol, de que en su propio lugar trataremos. Abemolar Pícara Justina: «Abemolé mi voz, clavé los ojos en el sue- lo» (1). — Rebolledo: «Si habla con el triste abemola la voz, dice el pésame» (2). — Fuera de bemol y bemolado no ha)? en el Diccionario más nuevas. Pero bemolado es adjetivo, con be- moles ó con bemol. Para entender el sentido del clásico abe- molar, tengamos presente lo advertido en el artículo anterior, que el oficio del bemol es bajar el punto musical quitándole un semitono, con que la voz ha de moderar su brío. Ese contener la voz bajándola, se trasladó figuradamente á hablar mansa- mente, poner el brío aparte, usar de tono humilde, mostrar templanza en la conversación. Tal es el significado metafóri- co del verbo abemolar, según que los clásicos nos informan. El sentido propio será hacer bemol, como en la frase «no sabía abemolar el 5/; muy mal abemola usted, por su desentonada voz; casi todas estas notas van abemoladas». ¿Quién quita di- gamos que la frase no saber abemolar el sí podía servir para expresar el concepto de no tener oído, ó de ser muy rudo, pues el sí es la nota más fácil de abemolar, como en el artícu- lo Bemol se dirá? Derivados de abemolar, podían ser los vocablos abemola- dor, abemoladura, abemolamienio, abemolación, abemola- do, etc.; todos, conforme al sentido clásico de abemolar, suavi- ficar, ablandar, bajar sumisamente la voz, etc., como queda di- (1) Lib. 2, p. 2, cap. 4. (1) Orac. fun., pág. 200. ABOCADEAR ABOGAR €ho. Nótese que el concepto metafórico de abemolar y de todos sus derivados mira á la voz, al habla, á la pronunciación, al tañedor de instrumento músico. Así diríamos: «la abemola- dura de esa vieja me desazona; no supe llevar en paciencia el abemolamiento de la monja; buena estoy yo para abemolacio- nes; otro abemolador has de buscar, que toque más fino; tras contienda tan ruidosa, se vino muy abemolado.» Abocadear * Tapia: «Le acometen los lobos abocadeándole» (1).— El Dic- cionario otorga al verbo abocadear, que nota por anticuado, la acepción de sacar á bocados. Que no sea esa la propia acepción, lo dice la misma forma del verbo abocadear, proce- dente de bocado, mediante la repetición frecuentativa. Porque abocadear vale dar frecuentes bocados, esto es, hacer con la boca mordeduras y heridas, como lo dice otra frase del propio Tapia: «á bocados le querían despedazar». Cuando dos perros entre sí riñen ó juegan, se tiran bocados, sin por eso despeda- zarse, ni sacar á bocados carne, ni tal vez sangre; pero aquel ademán de hincar los hocicos repetidamente basta para el con- cepto de abocadear, á la manera que la madre cuando regala á su niño con boca y ojos, cual si se le quisiera comer, también puede decirse que abocadea á su tierno infante, aunque no le ensangriente los carrillos. Los derivados serán: abocadeador, abocadeamiento, abo- cadeación,abocadeadamente, etc. Ejemplos: más V\&vo aboca- deador era mi mastín que tu alano; con remilgado abocadea- miento regalábase con su criatura; no saben jugar sino aboca- deadamente; ¿á qué vienen tan extrañas abocadeaciones entre amigas? Abocar * QuEVEDo: «Abocando en un vasito un poco de vino» (2). — Este abocar es meter en la boca ó echar de la boca, pues de (1) Discursos, pág. 188. (2) Tacaño, cap. 4. ABORRASCADO boca se deriva el verbo. Ninguna de las acepciones señaladas en el Diccionario verifica el abocar de Quevedo, muy común en catalán y mallorquín; cuánto menos la de vino abocado, que es vino agradable al gusto, según el Diccionario, así como en lenguaje de Quevedo es vino echado en el vasito. No basta la noción de acercar x>dLVSL esta acepción de abocar, ni tampo- co la de abrir la boca del costal para recibir el grano; porque nuestro abocar no tanto es abrir la boca ó acercar á la boca, cuanto derramar de la boca ó derramar en la boca. Ejem- plos: laboque usted vino de esa bota; abocó el jarro de agua en la jofaina; en esta sala abocaré los sacos de trigo; no pudo abocar todo el trigo en el saco». En estas locuciones la boca ó está en el abocante ó en el abocado, para la verificación de abocar. De aquí nacerán las derivaciones, abocador, abocamientOy abocadura, abocadamente, abocadero, abocado, etc., que componen la familia de abocar. Aborrascado Aunque el sentido de aborrascado pudiera á todo tirar de- ducirse del reflexivo aborrascarse, puesto en lista por el Dic- cionario; pero la acepción peculiar que al adjetivo aborrasca- do conviene, ha de sacarse de los autores clásicos, ya que el Diccionario no le propuso. Jarque: «Todo ese montón de di- chas es instantáneo, incierto, aborrascado y mal seguro, y todo muy en breve perecedero» (1).— Suena, pues, el adjetivo aborrascado lo expuesto aborrasca, peligroso, azaroso; dí- cese, no del tiempo solamente, mas también, en acepción figu- rada, de las cosas ruidosas, instables y poco seguras, sean las que se fueren. Diremos, pues: el socialismo es un sistema so- cial aborrascado; aborrascada anduvo la pelotera; las gue- rras civiles fueron siempre aborrascadas. Derívase de aborrascado el adverbio abor rascadamente, así como los nombres abor rascador, abor rascamiento, abo- rrascadiira, etc., conforme al sentido figurado de borrasca. (1) FA Orador, t. 3, invectiva 6.a, §6. ABRASADAMENTE —ABRINQUIÑADO ABROGAR Abrasadamente Moreno: «De una monja endevotado estaba abrasadamen- te» (1).— Quiere decir, que estaba prendado de ella ardiente- mente, estaba por ella amartelado con ardorosa pasión. Extra- ño parecerá que un adverbio tan ordinario se eche menos en el catálogo de palabras españolas, al cabo de tantas ediciones. Aunque sea de fácil formación el adverbio en mente, razón es que consten los usados por la clásica antigüedad. Abrinquiñado Pícara Justina: «Yo no sé para qué fin hicieron tan abrin- quiñado aquel famoso templo» (2).— El wcablo brinquiño «alha- ja pequeña ó juguete mujeril», dará luz para entender que abrinquiñado en sentido metafórico se confunde con delicado, quebradizo, como lo son las cosas de vidrio, puesto que la Justi- na habla de la catedral de León, cuyas paredes están cuajadas de cristaleras, que por eso llamó abrinquiñado á aquel lindísi- mo templo. Semejantemente podíamos admitir el verbo abrin- quiñar; los nombres abrinquiñador, abrinquíñamiento, abrin- quiñadura, abrinquiñadero, con sus especiales acepciones; el adverbio abrinquiñadamente. Las cuales voces hallarán ve- rificado su sentido en artefactos primorosos, en obras de quin- callería, en construcciones delicadas, en fábricas de gran per- fección, especialmente si constan de cristales, ó de piezas del- gadas y finas. Abrocar Pícara Justina: «Puse dos ó tres sillas de costillas, en hi- lera, abroqué los tornos y arrímelos, como quien arrastra ban- deras y voltea arcabuces y destiempla añafiles y atambores en entierro de capitán general» (5).— El verbo abrocar se deriva del nombre substantivo broca, que es «rodajuela en que los (i) Epigramas, 98. (2) Lib. 2, p. 2, cap. 2, § 1. (3) Lib. 3, cap. 4. ABROCATELADO — ABSORTARSE bordadores tienen cogidos los hilos para sus obrajes». Como la vieja, cuya muerte y entierro describe Justina, hilaba lana de torno, el abrocar los tornos de ia difunta, significa desar- marlos, quitarles las brocas, donde se cogían los hilos hechos de la lana. El Diccionario dejó sin mención este verbo. Del cual podían formarse los vocablos abrocador, abroca- dura, abrocamiento, abrocación, abrocadamente, etc., en el sentido de desarmar instrumentos ó máquinas que constan de ro- dajas, como los relojes, tornos, armazones de artes y oficios. ¿Por qué no daríamos al verbo abrocar el sentido figurado de desarmar, deshacer, descomponer? Por ejemplo: el gene- ral abrocó la facción contraria, dejándola sin orden y sin fuer- zas; los santos fueron insignes abrocadores de los instintos pecaminosos; lo que manda la ley cristiana es el abrocamiento de las pasiones. Abrocatelado Brocatel es un tejido semejante al damasco. De esta voz formóse el adjetivo abrocatelado, ó brocatelado, que se apli- ca á muebles, tapices, piezas hechas de brocatel. Alvarez: «Porque dio el terno de aceituní abrocatelado, hollado primero del caballo en la justa, ya le parece que tiene obligado á Dios» (1). — Así el aceituní abrocatelado es la rica tela labra- da de brocatel. Al tenor de abrocatelado pudieran forjarse las voces abro- catelar, por tejer brocatel, ó también figuradamente adornar el discurso ó el escrito con finos colores retóricos; abrocate- lador, abrocatelamiento, abrocaieladura, etc. Absortarse * «■Absortar, a. ant. Suspender, arrebatar el ánimo con algu- na cosa extraordinaria». — Se le fué por alto al Diccionario el reflexivo usado por Estebanillo: «absortábanse de ver la dia- bólica arví\a.áma^(^). — ks\ absortarse Q.S quedar absorto, estar (1) Silva, Purificación, consid. 7, § 2. (2) Fol.203. ACABRIOLADO — ACALENTURADO atónito, embazar de asombro, pasmarse. Como el Diccionario de Autoridades no cayó en este reflexivo, tampoco el moderno hizo caso de él. Pero conviene se sepa que á nuestros clásicos autores no se les pasó. Acabriolado Castillo: «Tres ó cuatro días le duró el movimiento de los acabriolados corcovos» (1). — Aunque no se halle en el Dic- cionario el nombre acabriolado, está el verbo cabriolar, que es «dar ó hacer cabriolas», y también el cabriolear, que di- cen suena lo mismo. Pero corcovos acabriolados parecen ser otra cosa, conviene á saber, corcovos hechos con cierta semejanza de brincos ó saltos, parecidos á cabriolas, aun- que de verdad no lo sean. Ello es, que baile cabriolado pare- cería mejor que baile acabriolado, si en él hubieran de lucir los bailarines sus cabriolas, así como salto acabriolado se dirá bien del de un chiquillo que menea los pies saltando con particular ligereza, aunque no haga cabriolas. Emparentadas con el adjetivo acabriolado serán las voces acabriolar, acabriolador, acabriolamiento, acabrioladiira, acabrioladamente, etc., en la acepción de moverse con lige- reza de saltos, con desorden de pies, aunque los saltos sean poéticos. Para acabrioladuras estoy yo, dirá la joven fatiga- da. Es enfadoso acabriolador, dirán de un poeta hecho á saltos pindáricos. Acalenturado Arnaya: «El vino da fuerzas á los que están sanos, y á los acalenturados los enciende más» (2). — El vocablo acalenturado expresa el acosado de calentura. El Diccionario trae el re- flexivo acalenturarse por empezar á tener calentura. El ad- jetivo acalenturado denota el que tiene calentura, como se infiere del contexto de Arnaya. Acerca de los derivados ó afi- nes discurra el discreto lo que bien le plazca. (1) La muerte, pág. 511. (2) Confer. espir., t. 2, confer. 26, § 6. ACALOREARSE — ACANCERADO — ACCIDENTAR Acalorearse Noticia tenemos del verbo acalorar, que es «dar ó causar calor, encender, fatigar con el ejercicio». Pero nos entera del acalorear esta autoridad de Fr. Juan de Rojas: «Sudaba y se acaloreaba con los soles del verano» (1). — Recibe el verbo acalorearse la acepción de calentarse, enardecerse. Es fre- cuentativo de acalorar. Acancerado Demás de las voces cancerado y encancerado, notorias en el Diccionario, posee el romance la dicción acancerado, como se nota en este lugar del P. Fr. José de la Madre de Dios: «Estampa es esta de unas conciencias acanceradas, que tra- yendo dentro de sí un pleito continuo, se acusan y defien- den» (2).— Sentido propio y sentido figurado lleva consigo esta voz; la cual nos guía al verbo acancerarse, cuya significación frisa con la de cancerarse y encancerarse, siendo cáncer la matriz. Se dirá, pues, acancerado el empedernido, duro, obs- tinado, pertinaz, rebelde, endurecido en la maldad. A mala parte se toma el vocablo. Accidentar El nombre accidente dio origen al verbo accidentar, cuya noción no consta en el Diccionario, con haberse de ella servido el clásico Castillo en aquella sentencia: «la fiebre de aquel repentino achaque le había accidentado y maltratado el cora- zón» (3).— La Real Academia tuvo presente el adjetivo acci- dentado (acometido de alguna indisposición, enfermedad ó acci- dente); fácil le era pasar de ahí al verbo accidentar, que sig- nifica, acometer de repente la enfermedad, ó causarse de nue- vo por la mala disposición de la persona, como el texto de Cas- (1) Catecismo real, lección 7, núm. 17. (2) Los dos estados de Nínive cautiva y libertada, cap. 1, con- sid. 27. (3) La muerte, pág. 514. ACEBUCHINA — ACENSUADO 9 tillo lo manifiesta, conforme al cual podemos decir: «el susto le accidentó el corazón, y cayó desmayada; guárdate del frío nocturno, que te accidentará las entrañas; achaques de vigilias suelen accidentar la cabeza.» Muy de notar es la novedad de accidentarse en la postrera impresión del Diccionario, donde leemos: <<• Accidentar se: ser acometido de algún accidente que priva de sentido ó de movi- miento.» No reflexivo sino pasivo será el verbo accidentarse; pero cuando fuera reflexivo, no pide su significado privación de sentido ni de movimiento, como consta de la autoridad de Cas- tillo. No menos lo prueba el pasaje de Fons: «esta mortifica- ción interior pueden practicar aún los enfermizos y accidenta- dos» (1); esto es, los enfermizos y los enfermos, ya que acci- dentado suena «acometido de alguna indisposición, enfermedad ó accidente». De donde podemos concluir que el accidentarse clásico denotará enfermar súbitamente, así como el accidentar, significa causar enfermedad de súbito. Los derivados de ac- cidentar serán: accideníamiento, accidentador, accidentación, accidentadamente, accidentadura, etc., en el sentido de en- fermedad causada de repente. Acebuchina AvENDAÑo: «Viene á llevar acebuchina amarga» (2). — La voz acebuchina, que representa el fruto pequeño y amargo del acebuche, se toma aquí metafóricamente por fruto desapaci- ble. El Diccionario sólo deja indicado el sentido propio. Así diremos al tono del autor clásico: de mis trabajos recogeré acebuchina y nada mr.s. Acensuado El nombre censo dio ocasión al adjetivo acensuado, que en sentido metafórico equivale á expuesto, sujeto, probado, puesto á prueba, cargado, como SQ colige de aquel lugar de (1) El místico, disc. 5, per. 4. (2) Serm. de Ramos, fol. 27. 10 acicalado" — ACINCELAR Zamora: «Después ya vemos á cuan inmensos trabajos fué aquella vida soberana acensuada, cuántas pruebas hicieron de ella, y cuan sacudida fué de los príncipes de la Sinagoga» (1). — De aquí podremos inferir el sentido figurado de acensuar ■, de acensuador, de acensuamiento, de acensuación, de acensua- derOj de acensuadamente, etc. Acicalado * Abarca: «Traía los peligros de la corona acicalados con tanta sangre de enemigos» (2). — Nieremberg: «La cosa averi- guada elevó en largos éxtasis y arrobamientos los más gallar- dos ingenios y acicalados ojos de la naturaleza, un Sócrates, un Platón» (3).— Las autoridades clásicas conceden al adjetivo acicalado un sentido metafórico, no advertido por el Dic- cionario, conviene á saber, el sentido de agudo, purificado, esclarecido, ilustrado. Esa misma significación correspon- derá al verbo acicalar, á los nombres acicalamiento, acica- lador, acicaladura, acicaladero, al adverbio acicaladamente. Acincelar No son pocos los verbos formados de nombres con el pre- fijo a, como acincelar que se origina de cincel, en cuyo lugar sólo tenemos ahora el verbo sencillo cincelar, que no suena lo mismo. Tomás Ramón: «Aunque no podía Dios olvidarnos, quiso acincelarnos en sus manos, y en ellas llevarnos escri- tos» (4). — No será temeridad pensar que el Diccionario marca- ría con el sambenito de anticuado el verbo acincelar, si llega- se á conocerle. Otro tanto presumimos haría con el verbo aconsolar (usado por el mismo autor dos páginas más adelan- te), sin embargo de aplaudir por usual el verbo acongojar y otros muchos que llevan el prefijo a. Pero los autores clásicos no reparaban en admitirlos por corrientes y por de buena ley, (1) Monarquía, lib. 3, San Lucas, §2. (2) Anales, p. 2, Jaime H, cap. 1. (3) Curiosa filos., lib. 1, Prólogo. (4) Punios escriptur., t. 2, dom. 17, p. 6. ACISCADO — ACOBARDAMIENTO 11 en orden á enriquecer el lenguaje español, que por tantas cor- tapisas modernas viene á menos deplorablemente. No suena lo mismo el verbo cincelar que el acincelar; porque acincelar denota la acción del cincel en alguna mate- ria, que es como en ella hacer con el cincel letras ó figuras; pero cincelar es labrar á cincel. Nótese empero cómo pre- viene el Diccionario moderno que los clásicos decían fistolar, y ahora se dice afistolar; ¿por qué, pues, ha de mirarse como anticuado el acincelar, y como corriente el cincelar? Lástima sería que se viese la lengua privada de los deriva- dos acincelador, acincelamiento, acinceladura, acincelada- mente, acinceladero, acincelacion, etc., que deben su ser al verbo acincelar. Aciscado Rebullosa: «Estaban aciscados y acobardados» (1). — El adjetivo aciscado importa medroso, temeroso, atemorizado. Aunque el Diccionario no mencione esta dicción, ella por sí basta, sin más añadidura, para mostrar miedo, ya que éste suele ser la causa del ciscarse ó del aciscarse tomado en sentido propio. El sentido figurado le quitó al aciscado su aparente bajeza, como en otros sentidos metafóricos acontece. El ha- berse formado de la voz cisco no menoscaba al aciscado su hidalguía; principalmente, que representa un sentido nuevo, diferente de ciscado, á saber, el que tiene metido el miedo en las entrañas, el que muestra temor ó flaqueza, el que vive re- celoso y amedrentado sin tenerlas todas consigo. Por ahí podemos rastrear lo razonable de las voces, acis- cador, aciscamiento, aciscadamente, emparentadas con acis- cado y participantes de su particular significación. Acobardamiento Pineda: «De lo cual amohinado Castrioto pasó adelante re- prendiendo su acobardamiento á punto que los elementos les venían de ayuda» (2). — Acto ó acción de acobardarse es aco- (1) Conceptos, lección 7. (2) Monarquía eclesiást., lib. 24, cap. 11, §5, 12 ACOLUTÍA — ACONTAGIAR bardamiento, diferente de cobardía que suena hábito ó incli- nación de cobarde. Aquí notará el benévolo lector una de las razones que nos alientan á llenar la familia de los derivados á título de recta formación, pues vemos cómo acobardar dio de sí el acobardamiento, aunque el Diccionario no lo notase. Acolutía Jarque: «De aquí entenderéis, fieles míos, la acolutía ó co- herencia de unas palabras de los Cantares, no muy" fáciles de entender» (1). — El ser la voz tfí?oto//¿z totalmente griega, excusa la falta de ella en el Diccionario, sin embargo de hallarse en él la voz acólito, tomada de la misma lengua griega tal como es en sí. La palabra a-Aokmñi.a significa en griego compañía, consecuencia, séquito, congruencia, derivada del verbo dy.okQoUo, que es seguir, acompañar. El autor Jarque usó va- rias veces el nombre acolutía en el sentido declarado. No dudamos que el día que los modernos vean la palabra acolutía, no la dejarán en paz, no por clásica, sino por griega, pues se les van hoy los ojos y plumas tras las voces exóti- cas, en especial tras las griegas, cual si en lo raro se cifrase el nervio del español. A fe, basta que el insigne Jarque diese entrada á la voz acolutía, para tenerla por de buen natío. Acoiitagiar Nieremberg: «Le aojó de manera, que le acontagió, hasta que ocupado de un humor melancólico se vino á ahorcar» (2). — Esto narra el autor que sucedió á un español con un criado suyo. El verbo acontagiar es el mismo contagiar, pues hay muchos que llevan a y van sin ella, significando lo mismo. El Diccionario hace lista de acompasar, acristianar, acongo- jar, amechar, amatar, que guardan el mismo significado, omi- tido el prefijo a; pero no alegó el verbo acontagiar, que puede ser de provecho para notar la pegadura contagiosa. De donde saldrán los derivados, acontagiador , acontagia- (1) El Orador, t. 2, invectiva 4, § 10. (2) Oculta filos., lib. 1, cap. 38. ACOSADAMENTE — ACOSTAMIENTO* — ACUIDADARSE 13 miento, acontagiadura, acontagiadero, acontagiadamen- te, etc., en el propio sentido. Acosadamente Abarca: «Nos requieren y afrentan por sus pagas acosada- mente» (1). — El adverbio acosadamente q\x\&rQáQ.Q,\r, con aco- samiento, con tenacidad y empeño, con insistencia y porfía. Sirve aquí para encarecer la fuerza de la persecución. Acostamiento * Vergara: «Gozaban acostamiento de D. Alvaro de Luna. — No había señor de Castilla que no tuviese acostamiento de D. Alvaro» (2). — No acaba el Diccionario de definir la propie- dad del vocablo acostamiento, cuyo sentido, no sólo parece ser estipendio, sino también arrimo, adhesión, favor, en ge- neral, como lo dice el texto de Vergara. Que en las autorida- des alegadas por el Diccionario antiguo se entienda sueldo por acostamiento, no tiene duda; pero además en la de Ver- gara descubrimos otra significación más amplia, muy conforme á lo que ahora Uaman protección. Acuidadarse Pineda: «Los demás como hombres de razón podrán acui- dadarse donde aquellos se descuidaron» (3). — La diferencia que Va de cuita á cuidado, esa va de acuitarse á acuidadarse, puesto que este verbo nació del nombre cuidado. El cual nom- bre, por significar solicitud, atención, sin la idea de congoja que está vinculada á cuita, hace que el verbo acuidadarse áe- note poner cuidado y advertencia, vigilar, atender. En un cierto sentido el verbo acuidadarse conforma con cuidar, pero tiene significado tan propio, que por sí representa toda la acción de una frase entera. Así estar alerta, estar en los estribos, andar sobre vela, vivir advertido, tener los ojos abier- (1) Anales, p. 2, Pedro IV, cap. 3. (2) Vida de Anaya, cap. 19. (3) Vida de San Juan, lib. 2, art. 2, cap, 7. ACHACOSAMENTE tos, estar sobre aviso, no dormirse en las pajas, andar vivo y despierto, avivar el ojo, mirar la aguja, hacerse todo ojos, etc., etc.; estas y parecidas frases con sólo el reflexivo acuidadarse quedan hermosamente expresadas. Tanta es su propiedad y viveza. De gran provecho serán sus derivados, acuidadamiento, acüidadador , amidadado , si se usan con oportunidad. Grande acuidadador es el miedo; no duermas acuidadado, descansa en mí; por sobra de acuidadamiento contrajo una enfermedad: estas locuciones no parece puedan tildarse de inútiles y ocio- sas. El mismo Pineda en otra parte dice: «Os ruego que os en- carguéis y acuidadéis de su guarda y defensión» (1). Aquí el acuidadarse es tener cuidado , tener cuenta: no discrepa este sentido del anterior. Achacosamente Al adverbio de modo achacosamente dale el Diccionario el sentido de «Con achaques, con poca salud». Está muy bien. Pero en Pineda hallamos otro muy distinto: «Quiero deciros lo que se dice, porque no me atribuyáis achacosamente lo que mal os pareciere» (2).— Este adverbio, bien á las claras se ve, significa maliciosamente, disimuíaaamente, con achaque de decirlo yo, so pretexto, so capa. ¿Por ventura el verbo acha- car reza de salud ó de enfermedad? No, sino de sólo imputar, atribuir, imponer. Pues con ese mismo concepto se alza el adverbio achacosamente. Ni hace al caso que el nombre achacoso esté limitado á doliente, enfermo, indispuesto, porque esas son limitaciones del Diccionario moderno, tomadas del antiguo, mas no de la clásica antigüedad; la cual reconoce en achacosamente dos sentidos, el de con achaques, y con achaque ó malicia. Del mismo Pineda sacamos el sentido de achacoso. «En mi buen seso estuve yo, no me queriendo re- volver con doctrina tan achacosa» (3). Llámase achacosa la doctrina de los hados, que allí el autor expone, por la malicia que encierra, ó por las menguas que tiene, sin respecto á enfer- (1) Monarquía eclesiástica, lib. 24, cap. 27, § 6. (2) Dial. 11, § 15. (3) Dial. 11, § 23. ACTUOSIDAD — ADAMADURA — ADENTELLARSE 15 medad. Fuera de que el mismo vocablo achaques dice pretex- tos falsos, como se ve en Ambrosio de Morales: «Buscaban ocasiones y achaques para sujetarlos» (1). Actuosidad Fr. Ignacio de Vitoria: «Parecía que con especial actuo- sidad formaba las lágrimas» (2).— Entiéndese por actuosidad la diligencia, eficacia, cuidado en actuarse, intento deliberado y ejecutivo. Así vendrá á veces muy á cuento, para elogiar la laboriosidad de una persona, decir: es hombre de especial ac- tuosidad. Adamadura Estebanillo: «Ella me pagó la lisonja con una coz tan desigual á su adamadura, que malos años para la más briosa yegua» (3).— La voz adamadura viene á ser como enamora- miento, afición amorosa. No la trae el Diccionario; pero si la trajese, de presumir es la condenaría por anticuada, como condena los vocablos adamar, adamante, adamado. Ello es, que tan latino es el verbo adamare como el amare, ambos igualmente usuales, de donde proceden los españoles adamar, amar. Adentellarse Fáltale al Diccionario la acepción del reflexivo ó recíproco adentellarse, que vemos usada por Pineda en este lugar: «D. Hernando el Católico se adentelló con Carlos francés que murió repentinamente» (4).— El adentellarse no es sino quedar picado, mostrarse contrario, enseñarse los dientes, dar dentelladas uno á otro; sentido figurado, muy á propósito para explicar riñas, rencillas, resentimientos. (1) Hist. 1, cap. 122. (2) Oración funeral á las honras de Lope de Vega. — Zeballos, Ideas del pulpito, t. I, pág. 152. (3) Cap. 8. (4) Monarquía eclesiást., lib. 26, cap. 37, § 1. 16 ADEREZADOR ADIETADO' ADJETIVAR* Derivados suyos podían ser los nombres, adentellamientOy adentellador , adentelladura, etc. en acepción metafórica. Aderezador Solas estas palabras, aderezamíento, aderezar, aderezo, registró el Diccionario, dejando por alegar estas otras, adere- zador, aderezadamente, que son tan legítimas como aquéllas. Alvarez: «El mismo Dios es el aderezador, que les echa el remiendo» (1). — Con harta claridad nos enseñan los clásicos cuan al dedillo tenían conocida la derivación de los nombres verbales, que no siempre constan en el Diccionario. Adietado * Rebolledo: «No está más defendido de la muerte el man- tenido espléndidamente que el adietado con migajas» (2). — El verbo adietar vale «poner á dieta», según el Diccionario; luego adietado será puesto á dieta. ¿Qué significará adietado con migajas? El que tiene mandado no alimentarse sino de migajas, el que de todo alimento está privado, fuera de migajas. Este concepto de privación, parsimonia, moderación, parece ser propio de dieta, consiguientemente de adietado; pero no relu- ce en la definición de dieta presentada en el Diccionario mo- derno, como relucía en la del antiguo. Adjetivar * Correas: «Adjetivar bien el rostro». — «Lleva el rostro bien adjetivado» (3).— Pícara Justina: «Adjetivar para pe- ras» (4). — Si hacemos caudal del Diccionario moderno, muy poco explícito respecto del antiguo cuanto al verbo adjetivar, hallaremos que casi todo su ser consiste en aplicar adjetivos, en concordar nombres, en dar valor de adjetivo; pero si aten- demos al decir de los clásicos, veremos que adjetivar es com- (1) Silva, Quincuagésima, consid. 9, § 1. (2) Orac. fim., pág. 17. (3) Vocuhul., letra A. (4) Fol. lÜÜ. ADOLECER* — ADOLEScé'^'TULA — ADORAR* 1 7 poner y coordinar, ajiistar, ora se aplique al estilo, ó al rostro, ó á otra cosa cualquiera. Así diremos: pronunció una oración muy bien adjetivada; al presentarse, adjetivó la cara con di- simulo; adjetive usted bien lo que dice, no nos embrolle el cuento; esa razón se adjetiva mal con aquélla. Este sentido figurado puede ser de infinita aplicación. Cuanto á las voces derivadas, en sentido figurado, serán oportunas estas: adjetivador, adjetivado, adjetivadamente, adjetivante, adjetivación, adjetivadura, etc.; usadas con tino, especialmente en lenguaje familiar, lograrán preciosos efectos. Adolecer * Jarque: «De muy frecuentado adoleció robusto, y cobró fuerzas con envejecida costumbre» (1). — Nohizo caso el Diccio- nario de la acepción de crecer, propia del adolecer, en cuanto procedente del latín adoleo, adolesco; pero el clásico Jarque la conservó como proporcionada á la índole del español. Así de los vicios diremos que adolecen en jóvenes mundanos. Adolescéntula Valdivia: «Esta esposa tan señalada, tan limpia, tan ena- morada de su esposo, tenía unas adoiescéntuias hermanas suyas que trataban con ella» (2). — Varias veces repite el autor este gracioso diminutivo, significando por é\ jovencitas, moci- tas, doncellitas. Al latín adolescentulce pertenece el vocablo, pero cuadra lindamente con el romance que tiene otros de esta forma, diéntalo, tórculo, capítulo, párvulo, debidos al latín, substantivadamente tomados. Adorar * Márquez: «Adora el mercader en su trato» (3). — El verbo adorar en esta locución equivale á tener sumo respeto. La construcción e/z es la empleada en los v^rbosidolatrar , pensar , (1) El Orador, invectiva 1.*, disc. 1. (2) Explicación sobre los Cantares, cap. 2. (3) Espir. Jeriis., vers. 11, consid. 3. 18 ADROLLADO AFECCIÓN* contemplar , discurrir, cuando van con predicado. No es pre- ciso que la cosa re\?erenciada se estime por divina, para el concepto de adorar, con tal que la reverencia pase los límites del respeto y frise con el idolatrismo. El sentido figurado de adorar, que es amar con extremo, más se ajusta á personas que á cosas. El adorar de Márquez es un estimar en grado sumo, un mirar con grandísimo respeto. En ambos sentidos fué muy usado en la antigüedad el verbo adorar. Adrollado Diego de Vega: «Como si hubiese un hombre que real- mente tuviese muchos bienes y raíces, pero tiénelo todo adro- llado» (1). — El Diccionario recibe sólo adrolla, que es engaño, trapaza, enredo, burla. Así adrollado suena cosa de aire, vana, engañosa, aparente, enredada, como se saca del mismo contexto. Al propio tenor irán los vocablos adrollar, adro- llador, adrollante, adrollamiento, adrolladura, adrollada- mente, etc. Afección * Aunque el Diccionario antiguo no cayó en la cuenta de ser la palabra afección significativa de enfermedad ó indisposi- ción, siquiera en el moderno está representada como significa- dora áo. mal crónico en término de medicina. Pero de Nierem- berg sacamos que afección se dice de una enfermedad cual- quiera, crónica ó aguda, como parece en este lugar: «Propongo primero las señas para hallarse las naturalezas que nos pueden ser de uso contra las afecciones del corazón, y hallaremos en los remedios algunas señas de él» (2).— «Aprovechan maravillo- samente á todas las afecciones y dolencias del corazón, y fie- bres pestilenciales» (3). La autoridad del clásico Nieremberg nos da licencia para emplear la palabra afección, por dolencia, no como término técnico de medicina, sino como voz vulgar. y corriente. (1) Dominica 4." del Adviciüo. (2) Oculta filos., lib. 2, cap. 14. (3) Ibid. AFECTABSE 19 Otro significado de afección hallamos en Nieremberg, que está poco ó mal deslindada en el Diccionario: «Tienen gran comercio el ánimo y el cuerpo, uno sigue la afección del otro. ¿Quién no ve la mudanza que hace el cuerpo por la afección del ánimo, porque cuando teme se amarillea el rostro y tiem- bla; cuando se alegra, se dilata y colorea; cuando ama, se en- ciende y aun concibe calentura?» (1).— Llama Nieremberg afección á la disposición afectuosa, á la pasión ó estado afec- tivo, como es el temer, el alegrarse, el amar, que son todas afecciones del ánimo. Según esto, los actos de las pasiones pueden llamarse afecciones, así como los de la voluntad suelen denominarse afectos; diferencia tan notable como la que va de pasión á voluntad, de parte animal á parte racional. Con todo, más llano será decir que afección es disposición del áni- mo ó espíritu, como se saca de Tomás Ramón: «Los ánge- les malos... permanecieron en aquella mala afección y aver- sión con que pecaron» (2). Afectarse El Diccionario antiguo no hizo mención de este reflexivo, Baralt le condenó por galicano, Cuervo le apoyó en solas au- toridades modernas de galicistas, la Real Academia le admite en sus postreras ediciones. Nieremberg: «Así como por las cualidades materiales é inmutación corporal se afecta é impre- siona el alma, así mismo en la turbación del ánimo se turba y califica diferentemente el cuerpo» (5).— El reflexivo afectarse en significado de recibir alteración afectiva, es castizo, no galicano, ni de invención moderna, como tal vez la Real Aca- demia lo imaginó, sino usado ya hace tres siglos por los clási- cos autores. Pero el afectarse toca al alma, á la parte supe- rior del hombre, en cuanto los afectos de su voluntad se alte- ran de algún modo. Nuestro Padre San Ignacio en su libro de los Ejercicios usó con mucha propiedad el verbo afectarse. Véase lo dicho en el número anterior. (1) Oculta filos., lib. 2, cap. 21. (2) Puntos escript., t. 1, dom. 6, punto (3) Oculta filosofía, lib. 1, cap. 53. 20 AFERRADAMENTE — AFEUDARSE — AFICIONADOR AFLORADO Aferradamente Fernández: «Aferradamente consintió con esta verdad» (1). — Con aferramiento, con tenacidad, con tesón dícese aferra- damente; adverbio, extraño al Diccionario, y por eso de nadie conocido, aunque bien podía haberse forjado á la buena de Dios, siendo tan sencilla su forjación. Afeudarse Alvarez: «Jonatás se afeudó con David para tener su segu- ro cuando fuese re};» (2).— El afeudarse con alguno es aliar se ^ entrar en amistad, hacerse aliado, en sentido metafórico. Di- ferente es el afeudarse, de enfeudar, como lo muestra el pre- fijo a unido á feudo. De aquí saldrán las voces afeudamiento, amistad; afeudador, aliado; afeudado, afeudadamente, afeu- dable, etc., conforme á la figurada significación. Aficionador Con razón decimos tantas veces que conviene conservar el uso de las voces castizas, y dar publicidad á nombres verba- les, como lo son aficionador y cautivador, por ejemplo. Alvarez: «¡Oh lengua de Dios! ¡Lengua aficionadora de cora- zones y cautivadora de almas!» (3).— Ambos nombres aficiona- dor y cautivador ¿quién duda que están muy en su lugar, y hacen oportuno sentido? El que aficiona, el que cautiva, con razón merecen llamarse aficionador y cautivador, según la índole de la desinencia latina. Aflorado * El adjetivo aflorado se nota en el Diccionario como sinó- nimo de ^oreíZ¿/o^ nombre que significa «de la flor de la ha- rina». Otro concepto de aflorado nos sugiere el clásico Ca- (1) Demonslrac. católicas, íol. 18. (2) Silva espir., dom. de Ramos, consid. 7, § 2. (3) Silva espir., dom. 3 de cuar., consid. 9, § 1. AFLORAR* 21 BRERA, cuando dice: «Todo cuanto bueno, rico, aflorado hay en las puras criaturas, lo recogió y puso en la casa virgi- nal» (1).— El sentido de aflorado es aquí fácil de entender, puesto que trata el autor de la Virgen Sacratísima, en cuya persona resumió el Señor toda la flor y nata de las criaturas, \o primoroso, lo florido, lo escogido, lo mejor y más perfec- to de todas ellas; que tales son los adjetivos que explican el aflorado. Mucho dista su acepción de la insinuada en el Dic- cionario. Compruébase esta significación con la del verbo aflorar, usado por el mismo Cabrera en el Sermón 2.° del tercer do- mingo de Adviento, donde dice: «Esto es aflorar las obras, porque no haya en ellas alguna dureza, falta ó imperfección que las haga inútiles y vanas en los ojos de Dios» (2). — ¿Qué es aflorar sino lo que antes dijo el autor, á saber, «exami- nar, cerner, apurar con el cedazo blanco de una sutilísima consideración?» De modo que aflorar será perfeccionar, como aflorado es perfecto. De aquí nacerá afloramiento, afloradle, afloración, aflo- rador, afloradura, afloradamente, aflor adero, aflorativo, y otros vocablos semejantes, que no tienen cosa que ver con el aflorado y aflorar del Diccionario, cuanto á la acepción figurada. Aflorar * «■Aflorar: dicho de minerales, asomar á la superficie de un terreno». Esta es la sola acepción que el Diccionario reconoce en el verbo aflorar; la cual modernamente ha puesto la Aca- demia en su obra, no porque la hallase en los clásicos españo- les, sino porque la descubrió en el Diccionario francés. Pero nuestros clásicos otra acepción muy diversa quisieron vincular en ese verbo. Cabrera: «El justo ha de examinar sus obras, cernerlas y apurarlas en el cedazo blanco de una sutilísima consideración. Esto es aflorar las obras» (3). — Así aflorar es (1) Serm. tercero de la Concepción, consid. 1. (2) Ibicl. Inírod. (3) Serm. 2, Dom. 3 de Advienío, introd. 22 AFLUENTEMENTE — AGALLAS* como sacar la flor, la nata, lo puro y fino, de suerte que no quede en la cosa dureza alguna, mácula ó imperfección. El verbo perfeccionar corresponde al aflorar. Muy lejos andan los an- tiguos del aflorar francés y del aflorar moderno. El significa- do metafórico de flor bastóles para su aflorar. Los modernos no se sabe de dónde sacan el suyo. Según esto, notable diferencia va de aflorar á florear, pues aflorar es sacar imperfecciones, y florear se dice del que amontona perfecciones. Así aflorar el lenguaje será pu- rificarle de barbarismos, de galicismos, de voces y frases ex- trañas; pero florear el lenguaje será enriquecerle de hispa- nismos, adornarle con voces y frases propias. Ninguna de las dichas acepciones leemos en el Diccionario. Afluentemente CoLLANTEs: «Salen afluentemente por la boca las maravi- llas de Dios» (1). — «De la abundancia del corazón afluye abun- dantemente por la boca la doctrina» (2). — Ambas sentencias dicen el mismo concepto. El nombre afluente, significativo de abundante, copioso, dio pie al adverbio afluentemente, que es con abundancia, copiosidad, facundia, como derivado del verbo afluir, acudir en abundancia. El clásico orador Collan- tes con gran oportunidad se aprovechó de este adverbio, no mencionado en el Diccionario. Agallas * Correas: «Apretar el lazo las agallas» (3). — Las agallas del hombre se dicen figuradamente respecto de las de los peces, que por ellas respiran, ó también respecto de las de las aves; pero el Diccionario, si bien habló de éstas, dejó aquéllas en silencio, no obstante la locución vulgar tiene agallas, apli- cada al hombre de ánimo esforzado. (1) Adviento, domin. 4, 8 5, Í2) Ihid. (3) Vocab., letra A. AGAVILLAR — AGESTIÓN 23 Agavillar * Con sólo decir que hacer gavillas es agavillar se conten- ta el Diccionario, sin entrar en sentidos metafóricos. Pero el P. Fr. José de la Madre de Dios nos pone á la vista uno, muy digno del lenguaje castizo, cuando dice: «Una de las cosas que más adarva mi pensamiento, que más le asombra y agavilla, que más le hace encoger las alas y venerar los juicios de Dios profundísimos, es ver por una parte á Dios tan justo, que sus juicios están justificados en sí mismos» (1). — Dícese agavillar en sentido figurado, el recoger para dentro, el dar que pensar, el revolver interiormente, como lo hace el segador en lo mate- rial con las gavillas. Por derivadas podríamos tener las voces agavillador, agavillamiento, agavillado, agavillante, agavilladero, aga- villadamente, etc., en sentido figurado. Agestión Colín: «El tercero y último origen ó causa de hacerse nuevas islas es por agestión ó agregación de materia» (2). — Del latín viene la palabra agestión, pues aggerere es amonto- nar, y agger dícese montón. Será, pues, agestión lo mismo que amontonamiento ó agregación, como la llama el propio autor. No habrá inconveniente en decir agestión de arena, agestión de asuntos, agestión de pensamientos, agestión de afectos; de donde á lo inmaterial como á lo material se aplica- ría la voz agestión. Entiéndase que tan legítima es la palabra agestión como la congestión, como la sugestión, pues todas tres derivan de una misma raíz latina. Por consiguiente, si los modernos hacen tanta ostentación de los verbos congestionar, sugestionar, bien les estará el tener atención al verbo ages- tionar, que no vale menos. (1) Los dos eslados de Ninive cautiva u libertada, cap. 1, consid. 25, pág. 513. (2) Descripción de las Islas Filipinas, lib. 1, cap. 2. 24 AGOLLETAR — AGONIZADAMENTE — AGONIZAR* Agolletar Pineda: «Le pusieron un capacho lleno de hollín, que le tomó toda la cabeza y cara, y se le agolletaron al pescuezo, porque no pudiese respirar sin tragar aquel hollín que le aho- gase» (1). — Gollete da origen al verbo agolletar) cercar el gollete, rodear la garganta. Notable propiedad de vocablos usa el autor Pineda en esta viva descripción. Cáfila de voces derivadas podrán nacer del verbo agolle- tar j como agolletador, agolletadero, agolletado, agolletadu- ra, agolletable, agolletación, agolletativo, agolletadamente; palabras, que no menos que agolletar, podrían tomarse en sen- tido figurado de oprimir, apretar, angustiar, etc. Agonizadamente Valderrama: «Y aquí entiendo yo que tiró el deseo de este rey, cuando agonizadamente deseaba: ¿quién me diera á mí alas de paloma para tener algún día de descanso?» (2).— El aÓL^er- hio agonizadamente está por ansiosamente, congojosamente ? con ansiedad y solicitud. El sentido figurado de agonizar da buena razón del dicho adverbio. Agotiizar * Pineda. «De manera que agonizar el hombre, y (como se dice) comerse las manos, por las obras de estas virtudes, eso es ser el hombre bienaventurado por insignes merecimien- tos» (3). — «La materia de este salmo es una espiritual medita- ción del hombre que agoniza por la perfección» (4). — Varias son las cosas dignas de advertencia en el verbo agonizar. Primeramente, el Diccionario condena por anticuada la acep- ción de «luchar ó trabajar por alcanzar alguna cosa»; cual si el verbo agonizar no significase literalmente luchar, comba- (1) Monarquía eclesiást., lib. 12, cap. 1, § 6. (2) Ejercicios, p. 1, cap. 5. (3) Dial. m,% 24. (4) Ib¡d.,§29. AGONIZAR* 25 tir, esforzarse, pues en latín y en griego eso mismo importa, bien tal como lo entendieron y usaron nuestros clásicos, entre los cuales Pineda no se cansa de emplear la dicha acepción, tenida por anticuada en nuestros días.— En segundo lugar, el Diccionario de Autoridades solamente refirió á los moribundos el verbo agonizar, sin hacer memoria de la acepción figurada de los clásicos; aunque bien le puso por intransitivo. Al revés, el Diccionario moderno le admitió por activo en la acepción de «auxiliar al moribundo ó ayudarle á bien morir»; acepción nunca oída en tiempo de los clásicos, contraria al sentido ori- ginal, repugnante y ridicula, como lo sería este lenguaje «yo agonizo al que agoniza». — En tercer lugar, trae el Diccionario moderno esta otra acepción de agonizar, «molestar á alguno con instancias y prisas. Déjame estar, no me agonices^); como si dijera: déjame estar, no me luches. Demás de que agoni- zar ni en griego ni en latín nunca fué verbo activo, como tam- poco en romance clásico comúnmente el molestar con instan- cias no llena el concepto de luchar, contender, esforzarse, sino que le desquicia del todo dándole otro ser. De donde con- cluímos que el verbo agonizar padece violencia en el Diccio- nario moderno, y no hace su deber en el antiguo. Lo dicho de la forma activa del verbo agonizar merece al- guna distinción. Los clásicos por lo común se aprovechaban del agonizar en forma intransitiva; mas Rebolledo empleó la activa cuando dijo: «Desastrados fines tiene la honra mundana, y con todo eso la agonizamos» (1). — Aquí agonizar es ansiar vivamente, anhelar ansiosamente, pero no molestar dando prisa á alguno. El sentido de ansiar vivamente descúbrese con claridad en Fonseca: «agoniza con el pensamiento de la tardanza» (2).— Tenemos, pues, que agonizar un empleo sería frase correcta; pero sería incorrecta estotra, agonizar á un empleado, por molestarle, darle prisa. Los que hoy se llaman agonizantes , esto es, auxiliadores de moribundos, débenselo al Diccionario, no á la lengua que nunca tal reconoció: los agonizantes son los moribundos que pasan crujía. (1) Orac. fun.,pkg. 9. (2) Vida de Cristo, p. 1, cap. 26 AGRADECIDO* — AGUADO* — AGUAJIi* Agradecido * Diccionario: (¡.Agradecido: (\\xq agradece». — <-< Agradecer: corresponder con gratitud á un beneficio ó favor». — Estas no- ciones no dan cuenta cabal de la frase de Márquez: «Sembrar en tierra agradecida» (1).— El nombre agradecido suena aquí de buena casta, de buen natío, de buena ley, que es proporcio- nado, oportuno, correspondiente, que acude mucho 3? multipli- ca, que responde con abundancia á la labor. Como el corres- ponder con gratitud sea propio de racionales, por ser de ella incapaces los brutos, cuánto más los insensibles é inanimados, el adjetivo agradecido no puede aplicarse á la tierra, á menos de atribuirle el significado metafórico que el Diccionario de Autoridades insinuó, 3? que el moderno omitió sin razón alguna, pues clásico y castizo es. Aguado * Torres: «No sé qué se tiene, que en topando con un hom- bre aguado, se hace diferente concepto del que de los otros» (2). — Llamó Torres hombre aguado al que se excusa de beber vino, al que sólo bebe agua, al abstemio, como dicen aho- ra. No conoce el Diccionario más noción de aguado que la del participio del verbo aguar ó aguarse, muy ajena del aguado del clásico Torres. Hispanismo es el dar á los participios pasi- vos significación activa, como por ejemplo, hombre entendido, que suena hombre inteligente. Así hombre aguado es hombre amigo de beber agua, hombre que no bebe vino ni experimen- ta á qué saben los licores. Aguaje * La Parra: «Concurriendo las bestias de todas especies á los pocos aguajes que hallan» (3).— El Diccionario, segunda edición, toma el nombre aguaje por «la corriente impetuosa de (1) Triunf. Jerus., vers. 6, consid. 2. (2) Filos, mor., lib. 11, cap. lU. (3) Luz de verd. catól., p. 2, plát. 42. aguardar' AGUAZAR 27 las aguas del mar». Pero demás del P. La Parra, otro autor clásico, el P. Arnaya, lo entiende de otra manera. Dice Arna- ya: «El gran pastor Jacob puso ramos de diferentes árboles, delante las ovejas en los abrevaderos y aguajes á donde venían á beber» (1). Donde la voz agua/es no representa corriente impetuosa, sino remanso, corriente quieta, en que el agua se detiene ó anda pacífica, como por el sentido de abrevaderos se puede rastrear, los cuales, si no contienen agua quieta, ó á lo menos libre de impetuosa corriente, no atraen á las ovejas por sedientas que estén. Aguardar * Granada: «Acaeceros ha como acaeció á diez vírgenes, cinco locas y cinco sabias, las cuales aguardaban por la venida del esposo» (2). — «Fuérecebido en los brazos delSantoSimeón, que tanto tiempo aguardaba por este día» (3). — El sentido de aguardar por dice algo más que esperar ó estar ó la mira, pues envuelve la acepción de suspirar, desear con ansia, anhelar; acepción no apuntada en el Diccionario, puesto que no es lo mismo aguardo á Pedro, que aguardo por Pedro, como no lo es vengo á Pedro que vengo por Pedro. Aguazar Manrique: «Las riquezas salen de madre y aguazan la tie- rra de nuestro corazón» (4).— El recíproco aguazarse es en- charcarse, según la autoridad de la Real Academia; pero al activo aguazar le corresponderá el sentido de anegar, hume- decer, llenar de agua, enlagunar, tomada la acepción de agua- za, que es humor acuoso. Muy á propósito es el sentido figurado de aguazar, por inundar, ahogar, llenar por entero, como lo usa Manrique. Los derivados aguazador, aguazable, aguazamiento, (1) Conferencias espirituales, t. 2, conf. 24, § 3. (2) Guía, p. J, cap. 26, § 3. (3) Memorial de la vida crist., trat. 6, cap. 3, § 2. (4) Laurea, fol. 113. 28 AGUIJA — ¡Ah!' AHIGADADO aguazadura, agiiazadero, aguazadamente, etc., podrán hacer servicio en caso de necesidad. Aguija No conoce el Diccionario la palabra aguija, cuatro veces empleada por Valderrama en la pág. fol. 194: «Las aguijas y piedras gruesas son las que se quedan allá en el centro, sin que haya turbación de agua que las inquiete ni levante hacia arriba» (1).— Si hay diferencia entre guija y aguija, parece clara en este lugar, donde aguija suena piedrezuela pesada, así como guija dice piedrezuela liviana. ¡Ah!* Por interjección admirativa, ó de sorpresa, ó de dolor, re- conoce el Diccionario la partícula ¡ah! Pero el Maestro Co- rreas dijo: «Ya sabe la ah» (2), dando á entender que ya sabía hacer memoria, renovar la memoria, caer en la cuenta, tener presente, traer á la memoria; porque cuando se le fué á uno la especie, y la recuerda ó se la recuerdan, suele decir: ¡Ah!, ya me acuerdo. Entonces sabe decir la ah; frase, que significa sabe volver en sí, sabe estar en la cuenta. Ahigadado QuEVEDo: «Acedada de rostro y ahigadada de cara» (3). — El adjetivo ahigadado, esto es, de color de hígado, rojo obs- curo, fué invención de Quevedo. El Diccionario de Autorida- des apuntó la palabra ahigadado en el sentido dicho y también en el sentido de valiente, conforme el propio Quevedo la usó. Pero el Diccionario moderno, sin mencionar la primera acep- ción, anticuó la segunda, que fué extrañar del romance la voz ahigadado, como si el hígado en que se forma la bilis, no va- liera tanto como la hiél (pues corre valido el término aheleado) para la formación de voces castellanas. (1) Ejercicios, p. 1, cap. 19. (2) Yocab., letra A. (3) Musa 5, jác. 7. AHILO— AHORCADO* 29 Además, ¿no decimos, tiene buenos hígados? Con decir es ahigadado está entendida la frase entera. En fin, el color rojo obscuro se expresa bien con ahigadado. Luego necesario pa- rece el adjetivo. Ahilo El verbo ahilarse, entre sus acepciones, tiene esta: «Ace- darse ó avinagrarse. Dícese de la levadura y del pan, y tam- bién del vino, cuando se malea y traba de suerte que llega á hacer hilos». Así lo define el Diccionario moderno yendo al pie del antiguo. Ambos á dos dan del nombre ahilo esta defi- nición: «desmayo ó desfallecimiento por la flaqueza del estó- mago», porque ahilarse también significa padecer desmayo. Pero Venegas suministra otra acepción, acomodada á la sobre- dicha de ahilarse, cuando entre los enemigos dañosos á los comestibles cuenta «el ahilo y moho en el pan, los gusanos en el queso, el verdor en el aceite» (1). — De donde se infiere que ahilo es aquella capa, formada de honguillos, que cubre el pan mohoso. Luego el nombre ahilo tiene dos acepciones diversas, y no una sola. Ahorcado * No hay en el Diccionario más nuevas del término ahorcado que estas: «Persona ajusticiada en la horca», conforme al ver- bo ahorcar, que es «quitar á uno la vida echándole un lazo al cuello, y colgándole de él en la horca ó en otra parte». La edi- ción doce había estampado la acepción figurada del reflexivo en esta forma: «enojarse, impacientarse con mucho exceso». Pero la edición trece desterró esta figurada significación, de- jadas las otras comunes. Ahora Pedro Vega nos sale con la lo- cución, «tiene suspensos y ahorcados á los pleiteantes» (2); donde ahorcados no quiere decir ajusticiados en la horca, ni colgados de un lazo en una viga, sino solamente suspensos con violencia, detenidos como en el aire con ansiedad, pen- dientes de la resolución con inquietud. De manera que en la (1) Diferencias, lib. 3, cap. 46. (2) Salmo 7, vers. 1, disc. 3. 30 AHORRIO — AHUEKAR — AJEDREZAMIENTO acepción metafórica de ahorcado entra suspensión y violen- cia juntamente, sin pérdida de vida, sin enojo ni impaciencia. Conforme al sentido de Vega, el verbo ahorcar recibirá sentido figurado de suspender con violencia el ánimo de al- guno, traerle inquieto con la suspensión. — Aquella locución de los Apóstoles en el Evangelio ¿quousque animam nostram tollis? podría traducirse en buen romance: ¿hasta cuándo nos tendrás ahorcados? De aquí nacerán las voces derivadas, ahorcador, ahorcamiento, ahor cadamente, ahorcadura, ahorcadero, ahor cable, etc., en el sentido metafórico usado por Vega. Ahorrio El nombre adjetivo horro dio lugar al substantivo ahorrio, que es exención, libertad, rescate, liberación. Cabrera: «Así como no hay nueva mejor al enfermo que salud; así no la hay para el cautivo tal como ahorrio, libertad» (1). — A su ejemplo podríamos decir: «lo que los libertinos buscan, es ahorrio». Ahuerar El adjetivo huero sirvió para dar ser al verbo ahuerar, de que hállanse nuevas en la Pícara Justina: «Es la hembra de tan poco calor, que los más huevos que pone los ahuera» (2). — Fácil cosa entender que ahuerar es hacer huero, vacío, in- útil; malograr, en acepción figurada. Lindo verbo para aplica- do á las acciones que salen frustradas. Las voces ahuerado, ahuerador, ahueramiento, ahuera- ción, ahueradura, ahuer adámente, etc., podrán mirarse como derivadas, y usarse en los dos sentidos, propio y figurado Ajedrezamiento Galindo: «En el aliño y color negro, sin mezcla de otros colores ni ajedrezamientos vanos, muestre su estado» (3).— El (1) Serm. 2 e/i la Calenda de la Nalividud, consid. 1. (2) Lib. 2, p. 2, cap. 2, 3. (3) Excelencias, p. 1, cap. 19. AJICOMINO — AJlBÓNADO 31 adjetivo ajedrezado, recibido por la Real Academia, dará al- guna noción del substantivo ajedrezamiento. Alguna dije, porque si ajedrezado representa «lo que forma cuadros de dos colores, como las casillas del tablero de ajedrez», al nombre ajedrezamiento le compete, significar mezcla de colores y garambainas, sin cuadros ó con ellos, de dos ó más tintes, como lo denota la autoridad de Qalindo. Aún podía alguno pre- guntar: ¿por qué no ha de admitirse el verbo ajedrezar, por combinar varios colores entre sí, pues ahí están ajedrezado y ajedrezamiento, que demandan á voces el verbo dicho? AJedrezador, ajedrezadura, ajedrezable, ajedrezadamente^ vendrían también de perlas, para acrecentamiento del lenguaje castizo. Ajicomino Alba: «Estando ya el pescado en la tabla capitular, sazone el vinagre del verdugo el ajicomino lleno de aceite que guisó el delincuente por muchos años» (1). — El substantivo ajicomi- no parece denotar lo que suena el ajilimójili del Diccionario, esto es, un mal guisado, un potaje de salsa, una mescolanza de cosas indigestas que piden vinagre para darlas sazón. El autor habla de un delincuente condenado al patíbulo, cuya causa tórnase á substanciar por quejas suyas. Así ajicomino viene á ser entruchado, gatuperio, chanchullo, en sentido metafórico. Ajironado AvENDAÑo: «Hacer dioses ajironados» (2).— De la palabra jirón, pedazo desgarrado, parte de un todo, salió el adjetivo ajironado, que significa hecho de Jirones, zurcido de retazos. Sácase bien del contexto, donde el orador trata de los que forman ídolos juntando vicios á vicios; á semejantes ídolos llama dioses ajironados, como podíamos llamar ajironados á ciertos sermones, discursos literarios, composiciones poéticas, que carecen de unidad, sólo constantes de piezas mal zurcidas. (1) Respuesta al Memorial del Prado, Mancha 3. ^2) Viernes sexto de Cuaresma, disc. 3. 32 AJUDIADO* — AJUARAR Los derivados serían: ajironador , ajironadura, ajirona- ble, ajironante, ajironación, ajironamiento, ajironadamen- te, etc., en el supuesto que se admitiera el verbo ajironar^ que en ajironado se echa de ver. Ajudiado * Enseña el Diccionario que el adjetivo ajudiado dice lo «que se parece á los judíos; que parece de judío. Gesto ajudia- do». Si no hubiera más significado que ese, ¿cómo podríamos entender aquella locución del clásico Pérez: «Quedarán como estatuas con el pellejo enjuto y con sólo la armadura, de puro amedrentados y ajudiados de lo que en todo el mundo ha de su- ceder»? (1). — El adjetivo ajudiado expresa aquí sin linaje de duda espantado, atemorizado, medroso, turbado, ó cosa tal, sin relación á la raza judía. Sácase con facilidad este sentido, no solamente del contexto, mas también de las frases de Co- rreas, el judío lleva en el cuerpo (2), tener mucho judío en el cuerpo (3), significativas de estar con miedo, rehilar de mie- do, ciscarse de miedo. Ahí se ve cómo judío es igual á miedo, en la acepción figurada de los clásicos, los cuales debieron de pensar que si hay en el mundo gente medrosa se halla en la raza judía, pues siempre lo fué, lo es y lo será, por sus incompara- bles ingratitudes y alevosías. Por eso tomaron la voz judío cual sinónima de miedo, y el adjetivo ajudiado por expresivo de medroso. El clásico Pérez, que habla del juicio final, no nos dejará mentir. Mas ¿por qué no introducimos los vocablos ajudiarse, ajudiamiento , ajudiadura, ajudiadamente, y otros que frisan con ajudiado en orden á su formación y sentido? Ajuarar Del nombre ajuar salió el verbo ajuarar, que es alhajar, amueblar. Alvarez: «El padre muy rico y sobrado de hacien- das, que pone casa á su hijo único que tan tiernamente ama, (1) Serm. dom., p. 6. (2) Vocub., letra E. (3) Ihid., letra T. ALABATORIO —ALANDRO 33 hasta los rincones de ella le desea ajuarar... Así andará el Señor allí ajuarando de gloria sus bienaventurados, dándoles lo que les cabe y también lo que no les cabe» (1). — De aquí ven- áráoXaJuarador, el ajuar amiento, ajuar adámente, ajuar ade- ro, ajuarablc. Por contrario modo se podrá formar el desajua- rar, desajuar ador , desajuarable, etc. Según el sentido figu- rado, recibirán las dichas voces la competente acepción. Alabatorio Torres: «Con un lavatorio ó alabatorio de mollera le hacen las crines» (2). — Lindísima frase para decir lisonjear, adular. De alabar sale alabatorio, cual de lavar salelavatorio, áe pur- gar, purgatorio, de dormir, dormitorio, tomada la formación del supino de la voz verbal latina. Pero el supino de que ala- batorio se formó, es ficticio, no real, ni latino, sino castella- no, porque en vez de alabatorio había de ser laudatorio, ad- jetivo y no substantivo. Mas á la manera que dice el romance casorio, envoltorio, papelorio, jolgorio, vejestorio, y otras tales dicciones substantivas, sin debérselo al supino; de esa manera usa alabatorio, voz familiar como las antedichas, substantivo recomendable, no registrado en el Diccionario. Alandro Hurtado: «Dejándole sin un alandro de virtud» (3).— Acer- ca del nombre alandro no hay más noticia en el Diccionario que la insinuada en el verbo alandrearse, que es «ponerse los gu- sanos de seda secos, tiesos y blancos». Dije insinuada, porque alandrearse dicen que viene áe a y landre, pero que landre significa tumor del tamaño de una bellota. ¿Si alandro querrá decir una cosa así como una bellota, ó un caracol, ó un clavo, ó un bledo, ó un higo, ó un ardite, ó un alfiler, ó un cornado, ó un comino, ó una castañeta, ó un pito, ó una arveja, ó un maravedí, ó un pelo, ó un adarme, pues todos estos y otros muchos voca- blos se emplean para expresar menudencias y farfalillas de nin- (1) Silva espir., Cuaresma, dom. 2, consid. 1. (2) Filos, mor., lib. 24, cap. 14. (3) Epifanía, p. 1. 34 ALANZADA — ALARIDAR — ALATONADO guna monta? Ello es, que Hurtado significa en la palabra alan- dro una cosa mínima y sin substancia: dícelo el contexto. Sea, pues, este su sentido figurado, hasta que conste de legítima autoridad el sentido propio. Alanzada Fonseca: oá\a consistir en adornar con pompa, como si dijé- ramos, alcatifó el discurso con flores de divina elocuencia; sus razones van alcatifadas con paños de buen celo. Alcorzar * Dice el Diccionario que alcorzar es «cubrir de alcorza»; alcorza se denomina la «pasta muy blanca de azúcar y almi- dón, con la cual se suelen cubrir varios géneros de dulces». Mas sálenos al paso Quevedo con esta frase: «el amor los alcorzaba» (2); y con esta otra: «eran damas alcorzadas, que comenzaron á hacer melindres de unas figuras» (5). — Cosa clarísima es, que en las frases de Quevedo el verbo alcorzar (1) Domingo de Ramos, disc. 4. (2) Musa 7, rom. 3. (3) Sueño de las calaveras. 38 ALEBRESTADO — ALEBRONADO ha de admitir sentido figurado, no constante en el Diccio- nario moderno, bien que señalado en el antiguo de Autorida- des, que es adornar, pulir, embellecer. Ha de bastarnos la autoridad de Quevedo, que tanto adelantó el lenguaje, para admitir las dos acepciones, propia y figurada, de alcorzar. Por tanto, alcorzar, en sentido figurado, será vestir con pul- critud; adornar con delicadeza, embellecer con gracia y donaire; verbo, acomodado á damiselas vanidosas, á mance- bos lechuguinos. En ambos sentidos podríamos derivar los vocablos, alcor- zador, alcor zamiento, alcorzadura, alcor zadero, alcorzan- te, alcor zable, alcorzadamente^ alcor zativo, etc. Alebrestado Aunque el Diccionario se acordó del verbo alebrestarse, no hizo memoria del nombre alebrestado, que es cobarde, pu- silánime, como se infiere de este lugar de Valderrama: «An- daban alebrestados, escondidos en sus rincones, y á sombra de tejado, como mujeres flacas» (1).— Derívase de liebre, sím- bolo de la pusilanimidad. ¡Con qué destreza sacaban los clási- cos voces castellanas de la turba animal! Alebronado Aunque el Diccionario traiga el reflexivo alebronarse, no hace mención del adjetivo alebronado, sinónimo de cobar- de, pusilánime, medroso. Murillo: «Andaban alebronados escondiéndose» (2).— Habla de los Apóstoles el autor, que dice andaban arrinconados de miedo y sobrecogidos de espan- to, como contándose por muertos. Esto suena el nombre ale- bronado, ser un gallina, un pollo, un lebrón. Cotéjese con el anterior alebrestado. La derivación ofrecería las voces ale- bronamiento, alebronadamente , etc., apropositadas para ca- sos de pusilanimidad. (1) Ejercicios, p. 2, cap. 16, Dom. 5 de Cuaresma. (2) Serm. déla Resurrección. ALECHARSE — ALEJANDRAR 39 Alecharse Pedro Vega: «Convino que aquella mesa de los ángeles se alechase, se hiciese leche, y así se comunicase á los hom- bres» (1). — No hace falta más explicación del verbo alechar- se, pues sugiérela el propio autor en hacerse leche, volverse de leche, mudar figura á manera de leche, frase que en el mismo lugar usa el Maestro Vega. Donde tenemos dos senti- dos: el propio de alecharse es hacerse leche, como lo diría- mos del manjar que toma la madre para sustentar á su niño; el figurado será tomar figura á manera de leche como el man- jar común que se convierte en quilo, ó también alguna compo- sición química que parece leche en el color y calidad exterior, ó finalmente «el pan de ángeles que se alechó, mudó figura, á manera de leche, para que lo pudiesen comer» en la Eucaris- tía, como Vega lo dice lindísimamente. El Diccionario dejó sin mención el reflexivo alecharse, que ofrece tan graciosas apli- caciones. Bien pudiéramos decir: la criada sorbióse la leche, y alechó el agua; es tan amigo de la leche, que si no se le ale- cha la medicina, no hay tomarla. Derivados: alechador, alechadura, alechamíento, alecha- dero, alechado, alechable, alechante, alechativo, alechada- mente, etc. Alejandrar Pícara Justina: «No me pareció ir en esa lectura, antes para alejandraría, así del ordinario bordón de lisonjeros» (2). — El verbo alejandrar parece derivarse de Alejandro; forma- ción voluntaria del autor, que induce en el verbo la acción de dar bríos, como se los quería dar la Justina á la mesonera Sancha, con ánimo de lograr para el fingido médico un regalo provechoso. Así alejandrar á uno es esforzarle, alentarle, in- fundirle ánimo y generosidad, como la que bullía en el pecho de Alejandro Magno. Verbos tales como éste muestran la in- ventiva de nuestros clásicos. (1) Salmo 1, vers. 1, dlsc. 5. (2) Lib. 2, p. 3, cap. 4, § 1. 40 AIFARACHADO — ALGASIA — ALGUILLO Discurra el discreto las voces derivadas, alejandr amiento, alejandrado y alejandrada, alejandr adámente, etc., para va- lerse de ellas en lance oportuno. Aífarachado Castillo: «Usar de sus aifarachados lances» (1).— El ad- jetivo aífarachado es de voluntaria forjación. Así como de Quijote se formó la palabra quijotesco, así de Quzmán de Al- farache salió el nombre aífarachado, para significar travieso, ingenioso, sutil, puesto que el héroe de la novela de Alemán lo era en extremo, á la manera que quijotesco es ridículo, porque tal pintó Cervantes al suyo. Podía, ¿quién lo duda?, Castillo haber inventado las voces alfarachada, alfarachar, alfar achería, a!farachero,QtQ.., al modo que de Quijote proce- dieron parecidos vocablos. A esta traza, de muchos nombres propios hoy corrientes, podíamos formar vocablos, como los dichos y otros que más adelante se dirán. Algasia Pero Sánchez: La mujer pariera sus hijos sin dolor, y no con las angustias, algasias y dolores, con que ahora paren sus hijos todas las hijas de Adán» (2). — El nombre algasia viene del griego alguesis {r2i-¡ri3ic), que es dolor. Podrá aplicarse á basca, molestia, pesadumbre, ó cosa tal. En otra parte, cap. 3, en vez de algasias pone el mismo autor algajras, ó al- gasas, en sentido de agonías. Bien saben hoy los médicos tomar de la lengua griega voces que parecerán exóticas, sien- do ya viejas entre los clásicos. Alguillo No será mucho demos lugar al diminutivo de algo, que es alguillo, puesto que de diminutivos suele el Diccionario llevar cuenta. Pineda: «Hacen doce mil y quinientos coronados de (1) La muerte, pág. 509. (2) Vida de Adán, cap. 1. ALGUITO — ALHAKIQUIENTO* 41 oro, que son como nuestros ducados, ó aiguülo más» (1).— No deja de tener gracia este alguillo español para representar algo más de lo que se pretende decir, como en Pineda lo vemos. Es un diminutivo en la forma, que hace de aumentativo, al revés de tamañito. Alguillo dije, esto es, más de lo que parece. Aiguito Pícara Justina: «Para si una pobre moza hace aiguito, luego tocan á la hermandad, y aun al arma» (2). — Diminutivo de algo, es aiguito, á propósito para significar alguna cosilla, ora sea irónicamente, ora propiamente sin figura. Muy ex- presiva es la palabra aiguito, como alguillo, para representar cosas de importancia en tono familiar ponderativamente. Alharaquiento * Lasal: «Son brasas que con poquito calor saltan luego, y convertidas en chispas sólo sirven de pegar fuego á la casa; sonchispas alharaquientas» (5). — Al adjetivo alharaquiento co- rresponde el «que hace alharacas». — Esta definición no cuadra bien con las chispas alharaquientas, como ello se dice, so pena de darlas pasiones: será preciso cercenar mucho para la conveniente aplicación. Digamos, pues, que alharaquiento es sencillamente ruidoso, estruendoso, cuyo estruendo nace de leve principio. De igual forma el substantivo alharaca connotará sólo extra- ordinario ruido motivado por ligera causa. El expresar afec- tos vehementes pertenecerá á sentido propio por extensión. Mujer alharaquienta se dirá la que hace aspavientos sin harto motivo; mas también será alharaquiento el cohete que en el aire truena á troche moche sin acabar de meter es- truendo. (1) Diál.^,%2Q. (2) Lib. 3, cap, 1. (3) Carta 7. 42 ALMADIAKSE — ALMAGRADO Almadiarse No hay en el Diccionario señal de almadiarse fuera del adjetivo almadiado («desvanecido ó mareado»). En Cabrera hallamos este reflexivo y también el nombre en forma de parti- cipio: «Comienza á almadiarse y lanzar las tripas y andarse la cabeza». — «Se ven almadiados, fatigados y sin reposo» (1).— Como almadía signifique «una especie de canoa», y almadiero «el que conduce y dirige la almadía», lo natural era pensar que almadiarse trae su origen de almadía (voz arábiga que suena barca), y que su significación es barquear, ó mejor digamos, basquear el estómago á vueltas de los tumbos, que suelen causar náusea, turbar la vista, dar angustias, desvanecer la ca- beza, hasta provocar á vómito. Tal es el sentido de almadiar- se. El Diccionario de Autoridades solamente da cuenta de al- madía; el moderno añadió el adjetivo almadiado, como va dicho, deduciéndole del latino madidatus, cual si ese latín sig- nificase borracho de suyo, pues no significa sino mojado, hu- medecido, con agua ó con otro líquido; el cual, si fuere vino, entonces madidus vino, ó madidatus vino, representará al emborrachado hecho una equis. Con todo eso, mejor parece derivar del substantivo almadía la significación de almadiar- se, sinónimo de marearse. Cuanto á la derivación, ahí están las voces almadiamien- to, almadiable, almadiación, almadiadero, almadiativo, y otras tales, que podrán socorrer al escritor en caso de nece- sidad. Almagrado Pedro Vega: «Los rociados con sangre y agua, manchados ó almagrados podrían quedar, y no más blancos que la nieve, como David aquí dice» (2). — Por almagrado se entiende en sentido metafórico lo colorado, rojo, encarnado, aunque no sea dado con almagre, puesto caso que almagrar se diga teñir con almagre. Esta acepción particular por extensión (1) Cuaresma, Sábado 1.°, consid. 5. (2) Salmo 4. vers. 10, disc. 3. ALMIZCLAR — ALMOZAFRE 43 podrá ser de provecho, así como los derivados almagración, almagr amiento, almagradura,almagrador, almagradamen- te, almagrativo, etc. Almizclar Vega: «Flores, que sirvan de incensarios que perfumen y almizclen el aire ambiente de la cuadra» (1).— El sentido del verbo almizclar no puede ser aquí el del Diccionario, «adere- zar ó aromatizar con almizcle». La razón es, porque el almiz- cle no viene de las flores, por no ser materia vegetal, sino ani- mal, pues sácase de la bolsa que el almizclero, parecido al ca- brito sin cuernos, tiene debajo del vientre; mas aunque ciertas flores despidan olor semejante al del almizcle, como una espe- cie que hay de jacinto, no es propiamente almizcle el suyo. La acepción, pues, del clásico Vega se reduce á aromatizar con olor fuerte, tan poderoso que el aire ambiente de la cua- dra quede del todo perfumado. Tal es el sentido, por exten- sión, de almizclar, á saber, perfumar con fragantísimos olores, demás del sentido recto y propio. De aquí procederá el sentido de las voces derivadas, almiz- clador, almizclamiento, almizcladura, almizclativo , almiz- clado, almizcladero, almizcladurta, almizcladamente, etc, con que el escritor podrá expresar conceptos ajustados á per- fumar fragantemente. Almozafre Saona: «Traer azada al hombro y en las manos almoza- fre» (2).— Qué cosa sea almozafre, no parece claro del texto. Palabra es ciertamente arábiga, ora se equipare á almofrej (funda de camino), ó á almozala (alfombrilla), ó también á almocafre (azadón para limpiar la tierra), la cual parece la más propia significación, pues la raíz háfara suena cavar, aunque la h del árabe almohafar se convierte en z, esto es, ta hha en sad. (1) Devoción., lib. \, cap. 8, § 2. (2) Discursos, p. I, disc. 5. 44 ALOJARSE — ALPARCERÍA — ALQUIL Alojarse Monroy: «Con su nombre se almibara, se aloja, se enca- nelona» {Mudanzas de la fortuna).— E\ verbo alojarse, usado aquí por Monroy, no es el alojarse común significativo de re- cogerse, albergarse; no, sino otro muy especial, formado del nombre aloja, que representa bebida confeccionada con miel y especias, con su punta que pique al paladar. En verdad, el Diccionario no trae sino las palabras aloja, alojería, alojero; pero Monroy forjó el verbo alojarse, que significa ponerse como aloja, esto es, endulzarse, suavizarse. De esta peregrina acepción participarán los derivados alo- jamiento, alojador, aloj adero, alojable, alejadamente, ata- jadizo, alojadura, etc., de muy diverso sentido que los pro- cedentes de alojarse-recogerse-aposentarse. Alparcería Pícara Justina: «Nadie se atrevía á hacer conmigo alpar- cería, pensando medrarían conmigo como el melado y Ber- tol» (1). — El contexto requiere digamos, que habiendo las her- manas de Justina puéstole demanda de su hacienda ante la jus- ticia de su pueblo, ninguna persona, parienta ó extraña, quería entrar con ella a la parte ni ayudarla en el pleito, porque todos pensaban les iría tan mal con una enredadora cual ella, como les había ido al bachiller y al barbero Bertol. El Diccionario trae la palabra aparcería en el sentido dicho, pero no tiene duda que en Castilla y Navarra, por lo menos, se dice también alparcería en sentido Ao. participación. Así, hacer alparcería es entrar á la parte, ser partícipe, tener parte, hacerse ter- cero; frase digna de perpetua memoria. Alquil Alvarez: «Ya le hace viña con su alquil y paga de obre- ros, cual le hizo el domingo pasado» (2). — El nombre alquil, (1) Lib. 3, cap. 1. (2) Silva, Sexagésima, consid. 3, § 1. ALTERADIZO — ALTIBAJAR 4o procedente del arábigo, es el fundamento de las voces alqui- ler, alquilar, etc. Significa paga por cosa prestada, remune- t ración, precio, salario. Alteradizo Por nombre adjetivo tomó Hebrera la palabra alteradizo en la locución, «mereció disculpa de su novedad la aíteradíza condición del vulgo» (1). — Sinónimos de alteradizo son torna- dizo, voltizo, mudadizo, vario, etc. Los nombres alterador, alterable, alterativo, puestos en el Diccionario, no suplen la acepción de ¿z//er¿?í//zo. Confirma Jarque la propiedad dicha: «Infiel, inconstante, vario, alteradizo es el mar» (2); conviene á saber, fácilmente se altera. Altibajar De los plurales altos y bajos formóse el substantivo alti- bajo, del cual salió el verbo altibajar, no contenido en el Diccionario, pero sí en los clásicos libros, como en el de Ve- NEQAs: «Estas horas naturales van atibajando con el crecer y decrecer de los días» (5). — Por poca atención que se preste á la frase del autor, se verá que altibajar es subir y bajar, hacer mudanzas, dar vaivenes, tener altos y bajos, padecer crecientes y menguantes , crecer y decrecer, variar, alterar- se. Verbo ciertamente español, no conocido en otra lengua. Acerca de la derivación, baste insinuar los vocablos altiba- jador, altib ajamiento y altibajadero, altibajadura, altibaja- do, altibaj adámente, y otros que completarán la familia de al- tibajar. El concepto de subir y bajar, de dar vaivenes arriba y abajo, declaróle el mismo Venegas en otra parte, diciendo: «Los dos círculos negros son los orbes diformes, que hacen altibajar el sol, alzar cuando va sobre lo grueso del negro in- terior, y bajar cuando va en lo delgado del mismo» (4). (1) Crónica, lib. 1, cap. 4. (2) El Orador, t. 3, invectiva 6.a, § 6. (3) Agonía, pág. 197. (4) Diferencias de libros, lib. 2, cap. 39. 46 ALUNADO* — ALUNARSE — ALZAPRIMA* Alunado* Rebolledo: «Las riquezas de este mundo son alunadas, porque crecen y menguan* (1). — No viene bien el alunado de Rebolledo con el del Diccionario, que dice ser lunático, de media luna, que se corrompe. El adjetivo alunado, como lo dice el autor, significa lo que crece y mengua, inconstante, variable, mudadizo, caprichoso, voltario. En el mismo sentido usó Pedro Vega el verbo alunarse, como luego se dirá. Por manera que alunado no siempre es lunático ni de media luna, ni que se corrompe. Alunarse Pedro Vega: «Con esta palabra significan el crecer, como si en romance dijeran: lunaniza ó alunase lo que crece» (2). — «Todo el crecer y medrar de la tierra, es lunanizar, imitar la luna, aventajarse para menguar luego» (3). — Ambos verbos, alunarse y lunanizar, proceden del nombre luna. El alunar- se denota variar, crecer y menguar, ó crecer para luego men- guar, dar vueltas, tener altibajos. Verbo intransitivo, de más ordenada hechura que el lunanizar (tal vez lunizar), igual á él en la significación. Los derivados de alunarse podrán ser: alunador, aluna- ción, alunamiento, alunadizo, alunadamente, alunable, alu- nante, alunadero, alunada, alunaduria, etc. Alzaprima* Manrique: «Darle una alzaprima en gratificación de sus servicios. — Dale el premio á medida del merecimiento» (4). — Estas dos locuciones del clásico Manrique son equivalentes, de cuya equivalencia colegimos que el nombre alzaprima no representa el concepto definido por el Diccionario en la frase (V) Orac. fun., pág. 221. (2) Salmo 6, vers. 5, disc. 3. (3) Ibid. (4) Laurea evangél., lib. 1, disc. 1, § 1. ALZARROPA — AtZAVELAS 47 dar alzaprima á uno, que es, dice la Real Academia, «usar de artificio ó engaño para derribarle ó perderle». El propio Diccionario se refuta á sí mismo en el verbo alzaprimar, don- de enseña ser, «incitar, conmover, avivar», sin sombra de arti- ficio ó engaño. Tan lejos está la voz alzaprima de significar artificio ó engaño, que antes suena figuradamente recompen- sa, premio realzado, como consta no solamente en Manrique, mas también en los textos del Diccionario antiguo. Aizarropa Correas: «Jugar de alzarropa» (1). — Al modo que las vo- ces alzacuello, alzapaño, alzapié, alzapuertas, alzaprima, señalan nombres de instrumentos con que ejecutar alguna ac- ción, así también la palabra alzarropa manifiesta (aunque no lo diga el Diccionario) una suerte de alzador ó pieza destinada para tener alzada la ropa. Según esto, la frase del Maestro Co- rreas Jugar de alzarropa, equivale á manejar la alzarropa, conforme al uso de los clásicos, que solían emplear la construc- ción de con el verbo jugar cuando significaba manejar. De ahí nace la significación figurada, que es hurtar ó robar á al- guno la ropa. Alzavslas Cabrera: «Las criaturas racionales se embravecieron y amotinaron sin por qué, y juntas en alzavelas, aullaron y bra- maron contra Dios» (2). — La dicción alzavelas representa el alboroto de los grumetes cuando han de tender las velas para entregar el barco á la instabilidad del mar: de igual suerte gri- tan y aullan los amotinados contra Dios. La \qqmz\qw juntas en alzavelas es como alborotadas, tumultuando, turbadas, sin orden, bulliciosas de mancomún. (1) Yocah., letra J. (2) Serm. decuar., pág. 335. 48 ALLAMARADO —ALLEGA — ¿LLENAR Aüamarado Hartas veces emplea el adjetivo allamarado el clásico Fr. José de la Madre de Dios en sentido de ardiente, encen- dido, fogoso, como derivado de llama, ó sino digamos de llamarada. Dice así el citado autor: «Un hombre de fuego parecía Elias: sus palabras eran brasas, su aliento alla- marado, que no meneaba los labios ni movía la lengua vez, que no abrasase los corazones» (1). — Nótese el uso de vez sin adminículo, qué gracia tiene. — ¿No sería lícito proponer, en vista de allamarado, las voces allamarar, allamar amiento, allamarador, al I am arable, etc.? Allega Pineda. «Será posible que con las allegas que me encargáis, me halle tan cargado que haya de llamar á Hércules en mi favor» (2). — El nombre allega importa carga, faena, tarea, hacienda, cargo, cosa allegada y formada de varias otras, quehacer; más usado es el plural allegas, que dice ocupacio- nes, trabajos, negocios, oficios, cuidados, ejercicios, servi- cios, obligaciones, diligencias, empleos, en especial si cada cosa de éstas se compone de otras muchas, como es el oficio del criado, que á un tiempo hace de cochero, de comprador, de camarero, con las cuales tres allegas sirve á sus amos, esto es, con la junta de los varios oficios. Así varios empleos, que cargan sobre una sola persona, recibirán el nombre de allegas. Alienar Tomás Ramón: «Crió los cielos, y alienólos de ángeles todos ellos; crió la tierra, y alienóla de animales; crió el agua, y cuajóla de peces; crió el aire, }? alienólo de aves; y después de todos estos, y haberlo todo alienado, replevit orbem terra- (1) Los dos estados de Ninive cautiva y libertada, cap. 1, con- sid. 1, pág. 11. (2) Dial. 7, § 23. AMACIÓN — AMAITINARSE 49 rum, crió al hombre» (1). — En otros muchos lugares aplicó el autor el verbo alienar, por llenar, henchir, á la manera que de cabo sale acabar, de campo acampar, de bajo abajar, etc. Es de presumir que el Diccionario, á tener noticia de alienar, le diera por anticuado, como lo hizo con el verbo alimpiar. Pero nadie quita que miremos por derivados suyos los términos allenador, allenamiento, allenadura, alienación, allenadero, alienable, alienadamente, formados al talle de la derivación española. Amación Fr. Juan de los Angeles: «El cuarto nombre es amación ó enamoramiento, ó pasión amorosa, que añade sobre los otros nombres intensión y fervor grande de amor» (2). — Este nombre de amación, derivado del verbo amar, dio el autor, pues de- claró no saber cómo llamarla, á la pasión del enamorado que con ímpetu y locamente ama. Si miramos al origen, el substan- tivo amación sólo denota la acción y efecto de amar; pero basta la autoridad de Fr. Juan de los Angeles para calificarle por acción de amar con exceso de fervor. Amaitinarse .Cepeda: «Amaitinarse todos á la custodia de la liber- tad» (3).— El Diccionario enseña que amaitinar es «observar y mirar con cuidado, acechar, espiar». Pero hace caso omiso de amaitinarse, que suena prevenirse, apercibirse, precaute- lar, prepararse de antemano, preocupar intentos contrarios. Mucho añade el reflexivo al activo. El nombre maitines, cuyo rezo solía hacerse antes de amanecer, y aun en ciertas religio- nes sigue ahora haciéndose, dio lugar á nuestro verbo, el cual (como otras muchas dicciones) debe su ser á la religión cris- tiana. Aun la frase de Cabrera, «el cazador había andado amaitinando la caza» (4), presupone, según el contexto, pre- (1) Puntos escriptur., t. 2, dom. 17, p. 4, pág. 322. (2) Lucha espir. y amorosa, trat. 1, cap. 1. (3) Resunta, lib. 1, cap. 11. (4) Cuaresma, pág. 138. 50 AMAPOLARSE — AMARGUEAR vención y vigilia de madrugada en el avivar el ojo para ace- char las reses. No se verifica, pues, el amaitinar ni el amai- tinarse con sólo mirar con cuidado, si no los acompaña la an- ticipada prevención 3? vigilia, propia de los maitines, que en la- tín se dicen matutinum (officium), en cuyo concepto se in- cluye el madrugar. Ahora, si queremos introducir derivados, bastará hacer lista de amaitinador, amaitinación, amaitinamiento, amaiti- nativo, amaitinado, amaitinadura, amaitinadamente, etc., en las cuales dicciones entra el concepto de estar en vela desde la madrugada. Amapolarse Pícara Justina: «Amapolarse con una salserita fina» (1).— El color de la amapola, planta papaverácea, sirvió para ex- presar con el verbo amapolarse el embermejecer ó enroje- cer de las mejillas, el ponerse colorado, el teñirse la cara de color encarnado. Aunque parezca de hechura voluntaria el verbo amapolarse, bien pudiera tenerse por común á la len- gua, especialmente, que aquella frase de Espinel «parósele el rostro como una amapola» (2) para significar se sonrojó, se avergonzó, podría sin duda expresarse con se amapoló en sentido figurado. Así el amapolarse tendrá dos sentidos: darse con tinte rojo en las mejillas, y sonrosearse el rostro; el uno pertenece al orden artificial, el otro al orden moral. De ambos sentidos es capaz el verbo amapolar activo. Cuanto á la derivación, á la mano estarán los vocablos amapolador, amapolación, ama- polamiento, amapolable, amapoladura, amapolativo, ama- polado, amapoladamente , etc., cuando fuere menester usarlos. Amarguear Tomás Ramón: «No sólo su vista amarguea, mas aun su memoria» (3).— La continuación del sabor amargo dio ser ai (1) Lib. 2, p.2. cap. 1. (2) Ohregún, reí. 2, desc. 10. (3) Punios escriptiir., t. 2, dom. 15, p. 4. AMARGUERUELO — AMATIVO — AMBICIONEAR 51 verbo amarguear , que suena amargar de continuo, como lo hace la memoria de la muerte, de que en el texto se trata. Aquí se podrán traer á colación los derivados amargueamien- to, amargueador , amargueado, etc., si parece bien su uso. Diferencia va del amargar al amarguear, como va del comer una vez hierbas amargas á estarlas comiendo con frecuencia. Amargueruelo Cabrera: «Como vos en vuestra tabla escogéis del trigo el terrón, y levantáis acullá y la viznaga, y el neguillo, y amar- gueruelo, y le arrojáis donde se le lleven hormigas ó coman pá- jaros» {\).— Amargueruelo es la planta que llaman matabuey, amarga y nociva. El Diccionario trae la amarguera en ese sentido. Amativo Juan de los Angeles: «Levantar su afecto á fuerza amativa sobre todo sentido» (2). — Fuerza amativa es fuerza poseída de la virtud de amar; vocablo distinto de amatorio, porque amativo, como los adjetivos terminados en ivo, suena dotado de amorosa virtud, pero lo amatorio denota lo in- ductivo al amor, ó lo perteneciente al amor. Es, pues, amativo término que pertenece á la familia de amar, como tantos otros que debieran usarse por propios de la lengua. Algunos en ivo se ofrecerán más adelante. Ambicionear Pineda: «Se conozca el bodoque villanal por cual es, y se deje de andar amblcioneando por lo que no se debe dar sino al que merece el nombre de antropos» (3). — No es lo mismo am- bicionar que ambicionear; éste es verbo frecuentativo, aquél no. Así andar desgajando ramos de muy altos árboles es oportuna frase del propio Pineda, para representar la preten- (1) Sermón 1° de Sta. Bárbara, consid. 5.a (2) Dial. 4. (3) DíáZ. 9, §26. 52 AMEDRENTO — AMELLAR — AMENORGAR sión de los que aspiran al dominio sin reparar en dádivas y cohechos; la cual ocupación se llama ambicionar; pero si eso se hiciere con frecuencia, sin descanso, de todos modos, se dirá mejor ambicionear , por la continua repetición de los am- biciosos actos. Nótese el adjetivo villanal, equivalente á ordi- nario, vulgar, llano, común; ninguno de los dos parece en el Diccionario. Amedrento Para conocer el origen del verbo amedrentar, ¿qué camino tan fácil como el nombre amedrento, de donde el verbo deri- va su gracia y fuerza? Dánosle á conocer el clásico Zamora, allí donde dice, hablando de San Pedro: «ni el mundo todo que tuviera contra sí, bastara no sólo á ponerle amedrento, á in- quietarle el alma, pero ni aún á turbarle el sueño» (1).— Claro está que amedrento es miedo, temor, recelo. ¿Quién conoce hoy \a ir ase poner amedrento, repetida por el autor en otro lugar? (2). Amellar El nombre mella sirvió para dar vida al verbo amellar, si- nónimo del mellar estampado en el Diccionario. Zamora: «El predicador con echar la red, cumple; que el amellar el pez, el convertir el alma, el justificar el impío. Dios es el que como causa principal hace eso» (3).— Nótese cómo amellar significa hacer mella de resultas de un golpe, que en nuestro caso es el del anzuelo cuando hace presa en el pez. Los vocablos amellador, amelladura, amellamiento, amellado, amellativo, amelladamente, amellación, amellan- te, etc., podrán componer la familia de amellar. Amenorgar El Diccionario califica de anticuado el verbo amenorar por aminorar. No parece bien esa calificación, porque más (1) Monarquía, p. 7, lib. 2, San Pedro y San Pablo, § 7. (2) Ibid., San Bernabé, § 10. (3) Monarquía, San Andrés, lib. 2, § 5. AMETALADO 53 castellano es el amenorar, formado de menor, que el amino- rar procedente del latín minor. Como quiera, con razón se anticuaría el amenorgar, por la extrañeza de su forma. Alva- REz: «La gloria no se puede amenorgar de lo que ella es, so- pena que no sería gloria» (1). ¿Qué diremos de los derivados, amenorgador , amenorga- mientOy amenorgativo, etc., sino lo dicho de amenorgar? Ametalado El adjetivo íZ/w^to/íZífo se toma por «semejante al metal», como en el Diccionario leemos. Al tenor de cuya definición no podrá aplicarse al hombre dicho vocablo. Con todo eso, el clásico Saona escribió: «El hombre está ametalado de cosa corruptible é incorruptible* (2). — Ni el nombre metalado, ni el verbo metalizar, dan razón del ametalado de Saona, cuya dicción significa compuesto, formado, forjado, fraguado. Porque así como una cosa hecha de metales diversos logra perfecta unidad con la cohesión apretada de las partes, así el hombre ametalado de cuerpo y espíritu tiene una personalidad cabalísima, no obstante la contrariedad de elementos. Así ametalar, en sentido clásico, será componer con cabal mixtura alguna cosa de otras varias. En lo mismo estuvo Pedro Vega cuando dijo: «No les das los bienes puros, sino aguados y ame- talados con las imperfecciones de las criaturas» (3). — Harto se echa de ver que el ametalado no es semejante al metal, sino lo arriba dicho. Hoy en día anda muy al uso el verbo metalizar, en locu- ciones como éstas: tiene el corazón metalizado; las riquezas metalizan al que las posee. Bien está que metalizar signifique hacer metal ó hacer como de metal, endurecer, empeder- nir, etc.; pero el ametalar clásico no tiene que ver con el me- talizar moderno. (1) Silva espir., Cuaresma, dom. 2, consid. 1. (2) Hierarchia, disc. 3. (3) Salmo 5, vers. 14, disc. 8. 54 AMEZQUINARSE — AMILANADO — AMORETEADO Amezquinárse Al adjetivo mezquino tócale á veces la acepción de desdi- chado, infeliz. De ahí le vino al verbo amezquinárse la signi- ficación de dolerse, quejarse, lastimarse, como lo vemos en Pineda: «Después dio tientos á otros, amezquinándose de la suerte de Castrioto y de la suya y de los que le oían, pues siempre habían de andar en armas acrecentando la gloria de Castrioto, pudiendo servir á Mahometo» (1).— Estas lástimas eran del traidor Moisés, que se pasó al servicio de los turcos. Resuelva el discreto lo que bien le parezca de los derivados, amezquinador , amezquinamiento, amezquinadamente,amez~ quinativo, amezquinatorio, etc. Amilanado Sin embargo de entrar en el Diccionario, juntamente con el verbo amilanar, su participio pasivo amilanado, bien será advertir que el amilanado hace veces de nombre adjetivo, equi- valente é. cobarde, temeroso, follón, flojo, perezoso. Tomás Ramón: «Dios no gusta de gente lebrona y amilanada, que sólo blasona de la ley de Dios y no la pone por obra» (2).— Con- viene aquí notar que el vocablo lebrón, en significación figu- rada de tímido, cobarde, es adjetivo, como lo dice la gente lebrona, á pesar de no haberse advertido esta particularidad en el Diccionario. Igualmente lo es amilanado, y además his- panismo, puesto que muchos términos en ado ó ido, demás de la significación pasiva, poseen la activa, que el castellano les concede por privilegio del idioma. Amoreteado Herrera: «El sol tiene el cerco amoreteado» (3).— Del nombre mora, sale morado, de ahí amoratado, de donde amo- reteado, que representa lo que tira á morado con un si es no (1) Monarquía eclesiást., lib. 24, cap. 14, § 3. (2) Punios escripiur., t. 2, dom. 13, p. 4. (3) Agricultura, lib. 6, cap. 1. AMORGADO — AMOSTAZAMIENTO 55 es, más ó menos, de color de mora. La voz morete (como ro- jete, blanquete, verdete, negrete) podía significar, lo ignora- mos, un mejunje especial algo moreno, de cuyo color partici- paría el amoreteado de Herrera, que de morete se formó. De ninguno de ambos términos queda memoria en el Diccionario. Pero amoreteado significa color ceniciento obscuro, como el de la corona que á veces rodea al sol ó á la luna. Amorgado El adjetivo amorgado significa untado ó cebado con mor- ga ó murga, confección hecha de la hez del aceite. Justina: «No hube bien entrado, cuando veo mi vieja papo arriba, como trucha amorgada, que estaba muy en sana paz, dando la última boqueada» (1).— Cuando las truchas comen la morga, pónense amortecidas. El sentido metafórico de amorgado es el de mo- reno obscuro, entre verde y morado, como el de berengena. Nótese que el Diccionario antiguo en su segunda edición trae el adjetivo amorgado, en sentido propio. Amostazamiento Pineda: «La verdadera razón de su amostazamiento no fué sino el haberle negado los parisienses libremente cierta mone- da que les pidió para esta guerra» (2). — El verbo amostazar necesitaba vocablos de nombres con que exprimir su acción. Tal es el amostazamiento, úgrúVicaüsío de ojeriza, irritación, disgusto, etc. De aquí se hace claro, que las voces amosta- zador, amostazadamente , amostazadizo, etc., aunque no ten- gamos autoridades en que fundarlas, completarían el juego de las derivadas legítimamente, como propias de la lengua, cual lo son amostazar, amostazado , amostazamiento , formados de la voz mostaza, que se toma figuradamente por enojo y en- fado en la tan conocida frase, subiósele la mostaza á las na- rices. (1) Lib. 3, cap. 4. (2) Monarquía eclesiást., lib. 26, cap. 35, § 4. 56 AMOVER* — AMPOLLADO — AMPÓN Amover * Pérez: «Amueve una madre cuando hace el parto imperfec- to» (1). — La noción de amover sugerida por el Diccionario es esta: «^amover; a. remover, últ. acep.; ant. anular, derogar, revocar». La edición doce daba por anticuado el sentido de separar; ello es que el verbo amover no se halla registrado en el Diccionario antiguo. Totalmente latino es el verbo amo- ver ^ activo de suyo; pero es neutro en la sentencia del clásico Pérez. El sentido semeja abortar ó desviarse. Correas dijo: «Las preñadas amueven y las vacías mueren» (2): quiso decir, malparen por antojos las preñadas. Ampollado Significa lleno de ampollas, abultado, hinchado. Nombre adjetivo, que aunque procedente de ampollarse, es digno de especial mención. Valderrama: «No es posible sino que un enjambre cargó sobre estas mejillas y boca soberana, que tan ampollada y llena de cardenales está toda» (3).— El nombre ampolla da razón del origen y significación. Los vocablos am- pollamiento , ampolladura, ampollador , ampoll adámen- te, etc., podrán llenar la parentela de ampollado. Ampón Jarque: «No de otra suerte aquellas amponas campanillas, que se funden en la superficie del agua al comenzar á llover» (4). — Traduce el autor la palabra spumosce aquarum balice por amponas campanillas, si no yerra la puntualidad de los impre- sores. De donde ampón será espumoso, ampuloso; á manera de aumentativo. (1) Se/771, dom., p. 7. (2) Vocab. de refranes, letra L, pág. 193, col. 2.* (3) Ejercicios, p. 3, cap. 15. (4) El Orador cristiano, p. 1, t. 3, invect. 10, § 3. AND AVÍAS — ANGELIZADO — ANGELIZARSE 57 Andavías Alvarez: «Son unos andavías de infierno, ordinarias postas del diablo, que alquiladas de balde, no hay camino suyo que no anden, ni viento de pecado que no los lleve tras sí» (1).— Llama- ráse andavías el carretero que guía coche de camino, ó el peatón público que sirve de correo, ó el andarín que no para de caminar. El mismo vocablo anda-vías lo dice más claro que cualquiera exposición. Angelizado Aguilar: «Los bienes de la tierra, que promete Isaías, son aquellos de que es capaz una carne angelizada» (2). — El parti- cipio angelizado se toma por espiritualizado, parecido á los ángeles en la pureza y limpieza, como lo dirá el artículo si- guiente. Angelizarse Aguado: «Con alocados fervores quieren angelizarse» (3). El verbo angelizarse monta lo mismo que hacerse ángel; cuyo sentido figurado será cobrar alas, subirse á mayores, afectar pureza angélica, aspirar á ser como los ángeles, carearse con los celestes espíritus. Entre personas místicas tendrá oportuna aplicación nuestro reflexivo. También cuadra- rá el sentido figurado á las damiselas, empeñadas en martiri- zarse el rostro y en echar sobre sí todo el mundo mujeril, por angelizarse, por campear entre las hermosas. Demás del reflexivo usaban los clásicos el activo angeli- zar. Alvarez: «Sin duda es la virginidad una heroica virtud que angeliza al alma que la posee, y aun la deifica, pudiendo tanto que hace ángeles de carne» (4). — El activo angelizcr es hacer ángeles, convertir en ángel, conviene á saber, purificar (1) Silva, espir., dom. 1 de Cuaresma, consid. 8, § 1. (2) Estatua con voz, secc. 2, vers. 10, cap. 2. (3) Perfecto religioso, p. 3, tít. 1, cap. 1. (4) Silva espir.. Encarnación, consid. 3, § í. 58 ANTENACIDO — ANTENUNCIAR de suerte los resabios de hombre, que «emule, decía Combés, con vislumbres celestiales la puridad angélica» (1). — Es lo que decimos espiritualizar, perfeccionar espiritualmente bo- rrando los siniestros humanos. Angelizador, angelizamiento, angelizado, angelizada- mente, angelizante, angelizadero, angelizativo, etc., podrán mirarse como derivados de angelizar y angelizarse. En sen- tido propio por extensión harán el oficio de angelizar, el maestro y la maestra que educan en pureza de costumbres á los niños y niñas de su colegio. Antenacido Fray Jerónimo de San José: «Los que en menos tiempo salen á este mundo, ó son hijos abortivos, ó como antenacidos duran poco» (2). — Uámanse antenacidos, como la misma voz compuesta lo dice, los nacidos antes de tiempo. Diferencia va entre antenacidos y antenados, aunque la composición sea la misma: antenados son hijastros, antenacidos son hijos pro- pios, sietemesinos, ó abortos. Antenunciar El P. Fr. Diego NiSENO en el Sermón intitulado Sed de Cristo en la Cruz, empleó el verbo antenunciar, diciendo así: «A quien profetizando las faustas felicidades, y antenun- ciando las venideras dichas, dio misterioso nombre de Enós» (3).— ¿Qué es antenunciar sino anunciar de antemano, predecir, pronosticar, profetizar? Al talle de este sentido an- darán los derivados, antenunciador, antenunciación, ante- nunciamiento, antenunciadle, antenunciativo, antenunciada- mente, etc. (1) Hist. de Mindanao, lib. 8, cap. 4. (2) Genio de la historia, p. 2, cap. 3. (3) Zeballos, Ideas del pulpito, t. 1, pág. 401. ANTESIÑANO — ANUDAR* 59 Antesiñano Pedro Vega: «Cristo antes que los demás miembros lia comenzado á vivir, resucitando como adalid y antesiñano de nuestra resurrección» (1). — El Diccionario tan sólo trae la voz anteseña por divisa, y á mayor abundamiento la anticuó. En verdad el nombre antesiñano viene del antesignanus latino, que podía decirse en romance antesignano, esto es, adalid, abanderado, alférez, caudillo; mas eso no estorba que sea palabra tan apropiada como lo es milicia, militar, ejército y otras tales, procedentes del latín por un igual, así como el signífero, de que se hablará en su lugar. Las cuales voces hacen excusado al por ta- estandarte , con que los galicistas nos muelen á cada paso los oídos. El clásico Pineda nos ofrece apoyo á lo antes expresado, diciendo: «Ambos ejércitos esta- ban suspensos esperando el fin de la escaramuza de los ante- sígnanos» (2). — Nótese que los antesignanos de Pineda son las tropas de la vanguardia que acompañan al abanderado, tomada la muchedumbre por la parte principal. Anudar* Hablando el Diccionario del reflexivo anudarse, dice que figuradamente significa, «dejar de crecer ó medrar las perso- nas, los animales ó las plantas, y no llegar, por consiguiente, á la perfección que podían tener». Veamos cómo las sentencias clásicas verifican esa definición. Torres: «La escuela es para niños, y no para hombres anudados» (3).— «Le dejó anudar en su mala inclinación» (4). — Castillejo: «Que lo que padezco yo I De males nuevos y viejos | No admite médico, no, | Como gota que anudó | Encima de los artejos» (5). En estas autoridades el verbo anudar, aplicado á personas y á cosas, significa echar callos, detenerse, hacer asiento, (1) Salmo 5, vers. 7, disc. 4. (2) Monarquía eclesiást., lii). 24, cap. 12, § 1. (3) Filos, mor., lib. 1, cap. 7. (4) Ibid. (5) Rivadeneira, t. 32, pág. 211. 60 ANUTRIMENTAR — APADRONARSE arraigarse, acabarse de formar, parar, ora pudieran llegar á más perfección, ora no, pues el concepto de adelantar en perfección no parece propio del anudar, porque con sólo echar un nudo se verifica del todo. El Diccionario de Autori- dades no hizo memoria de esta figurada acepción, tal vez por- que parecióle que con decir hacer nudos estaba dicho todo. No sé cómo Cuervo, que la menciona (1), introduce en ella el concepto de desarrollo posible, pues no se descubre tal en los textos de los clásicos. Anudamiento, anudación, anudadura, anudadero, anu- dadle, anuda fivo, anudante, anudadamente, anudado, etc., serían derivados á propósito para el concepto metafórico de echar callos. Anutrimentar Rebullosa: «Os alimenta y anutrimenta con su divina leche» (2).— De nutrimento, voz latina, formóse el verbo espa- ñol anutrimentar, más propio que nutrir, más vigoroso que alimentar en la acepción, digno de ser contado entre los del Diccionario de la lengua. Sus derivados serán: anutrimenta- dor, anuir imentación, anutrimentante, anutrimentado, anu- ir imentadero, etc. Apadronarse Lucas Fernández de Ayala: «Asentándose y apadronán- dose por sus vasallos y subditos» (3). — El nombre padrón, lista, nómina, con que se alistan gentes, sirvió para la formación del verbo reflexivo apadronarse, muy bien fraguado según el genio de otros reflexivos. No obstará el empadronarse, admi- tido por el Diccionario, á que se le junte el apadronarse, por- que podía alguno con razón decir: «quiero apadronarme, y no cejaré hasta verme empadronado», pues una cosa es entregar- se y rendirse al mando de un caudillo, otra apuntar su nombre en la lista de sus subditos. (1) Dicción., 1. 1, pág. 496. (2) Conceplos, lección 1. (3) Hist. del Aiilicristo, trat. 3, disc. 8. -APELIGRAR — apelmazar' 61 Conforme á esta acepción será la de los derivados, apa- dronador, apadronado, apadronamiento, apadronable, apa- dronadero, apadronativo, apadronación, etc. Aparvar* QuEVEDO: En un invisible aparvó el muchacho un gran montón de comida» (1). — '^Aparvar, a. Hacer parva, disponer la mies para trillarla».— Esto enseña el Diccionario, sin repa- rar que la dicción parva suena metafóricamente «montón ó cantidad grande de una cosa», 3? que por consiguiente el verbo aparvar, formado di^ parva, en sentido metafórico, cual es el de Quevedo, ha de tomarse por amontonar, juntar sin orden, acumular; acepción, muy digna de nuestro romance. El verbo aparvar admite, pues, sentido propio y sentido figurado. Derivación: aparvador, aparvamiento, aparvadura, apar- vación, aparvadero, aparvada, aparvante, aparvativo, apar- vatorio, aparvado, aparvadamente ,q.íq.. Apeligrar Forres: «Vuelve el rostro á los combates furiosos de cul- pas que nos apeligran» (2). — El verbo apeligrar denota poner en peligro; muy distinto áo. peligrar, que es estar en peligro; éste neutro, activo aquél. La codicia le apeligró sería frase muy castiza; que ahora expresan los neotéricos diciendo la codicia le hizo peligrar, á la francesa. Los derivados expresarán el concepto de poner en peligro; apeligrador, apeligrado, apeligr amiento, apeli- grante, apeligr ación, etc. Apelmazar * Es apelmazar , «hacer que una cosa esté menos esponjada ó hueca de lo que se requiere para su uso», como lo testifica el Diccionario moderno, el cual se quedó muy atrás de lo re- suelto por el antiguo, siquiera cuanto al sentido metafórico de (1) Cuento de cuentos. (2) Serm. de Sta. Inés, disc. 3, § 1. 62 APELLIDAR* — APENSIONADO apelmazar, que es causar molestia y enfado, como lo dice esta redondilla de Quevedo: «Sólo se queda Saturno I En mis huesos y en mis carnes, | Apelmazando de murrias ] Mis pensa- mientos inanes» (1). — También el reflexivo apelmazarse re^cx- b& \dL acepción áe. andar perezoso y apoltronado, sin que el Diccionario lo note. No se diga que el apelmazar de Quevedo es condensar apretando; porque en sentido figurado ese apretar á causa de la molestia se trasladó á enfadar, mo- lestar. Apelmazador, apelmazamiento, apelmazadura, apelma- zado, apelmazadamente, apelmazable, etc., serán derivados de algún provecho. Apellidar * Aunque el Diccionario haya admitido por corrientes estas acepciones de apellidar, á saber, nombrar, aclamar, convo- car; mas no reparó en la de apelar, propia de apellidar, como lo dice la sentencia de Jarque: «Resolvió Ester, por consejo de Mardoqueo, de carearse con el rey, y apellidar del agravio que el Privado hacía á toda su nación» (2). — Aquí el apellidar denota apelar, hacer recurso á tribunal superior para que revoque, enmiende ó anule el fallo del inferior. Tam- poco hizo Cuervo mención de este significado en el verbo apellidar (3), pues todo se le va en amontonar autoridades que justifiquen las acepciones del Diccionario académico, sin meterse en faltas ni sobras. Apensionado Andrade: «Supuesto que va esto tan apensionado» (4). — El término apensionado, como no se halla en el Diccionario, se suple ahora mediante el pensionado, que tiene ó cobra una pensión. Pero tan español es el uno como el otro, con esta di- ferencia, que apensionado significa trabajoso, molesto, car- (1) Musa 6, rom. 1. (2) El Orador, t. 1, invectiva 2.*, § 4. (3) Dícc/o/j.,t, l,pág. 525. (4) Cuaresma, pág. 76. AFERRAMIENTO —APESARAMIENTO —APITONADO 63 gado de obligaciones , acepción que no viene tan propia á pensionado. El contexto del clásico Andrade nos da licencia para establecer la dicha significación. Este derivado requiere forzoso el verbo apensionar , de donde procederán las voces apensionador , apensionamiento, apensionadamente.apensio- nable, apensionativo, apensionadero, etc. Así diríamos: los pensionados fatigan á sus dependientes con incesantes apensio- namientos. Aperramiento Pineda: «Como de la mona es monear, ansí del perro es aperrear; mas con todo eso renegad del rey con aperramien- tos, y más cuanto más naturales fueren» (1).— Dio Pineda nombre de aperramiento á la acción de aperrear, ó de tratar con crueldad perruna á los prójimos, trayéndolos al retortero y á mal traer. También podía decirse aperreamiento. Apesaramiento Pineda: «Les pesa de oir decir que han de morir, aun cuando están enfermos; y aun entre los de corona no faltan tales apesaramientos» (2). — Pesadumbre, dolor, pena, senti- miento, aflicción, son vocablos explicativos de apesaramien- to; dicción poco usada, pero formada según ley de buen ro- mance, procedente por derivación de apesarado, apesarar, que provienen del nombre pesar. Apitonado Cruz: «Veremos á Dios tan apitonado y colérico (si así se puede decir) por las ofensas de los hombres» (3). — El sentido que el Diccionario otorga al verbo apitonarse, metafórico, es «repuntarse y decirse unos á otros palabras ofensivas». No sa- tisface la acepción académica al texto del clásico Cruz, ni aun al de Quevedo, alegado por el Diccionario de Autoridades. (1) DíáZ. 7,§23. (2) Monarquía eclesiúst., lib. 11, cap. 29, § 2. (3) Concepción, pág. 20. 64 APITONADO «¿Tú te apitonas conmigo? | Hiédete el alma, pobrete» (1); por- que en ambas autoridades el apitonarse es mostrarse enojado y colérico, sea que se digan ó no se digan palabras pesadas. La razón de la incoherencia está en la mal entendida raíz de apitonarse. Llamaban pitones los griegos (y de ellos lo toma- ron los latinos) á los espíritus que se apoderaban de los hom- bres para ejercitar en ellos la divinación; vocablo, que también se aplicó á los m.ismos hombres poseídos de los dichos espíri- tus. A los tales daban los españoles el apodo de espiritados; contra cuya denominación resuelve el Diccionario moderno sin hacer caso del antiguo, que «espiritado dícese de la persona que, por lo flaca y extenuada, parece no tener sino espíritu». Llamaban, pues, los buenos autores espiritado al poseído del mal espíritu, al endemoniado, al pitón, el cual, porque en tal estado se agitaba, se ponía furioso y no parecía dueño de sí, vino á dar origen al verbo apitonarse, que significa estar hecho un pitón, reventar de enojo, embotijarse por verter saña, arrojar llamas de furor, puesto que se decía furor el entusias- mo de los tales pitones. Por esta causa el clásico Cruz pide licencia para aplicar á Dios el nombre apitonado, que representa enojo grande. No es, pues, repuntarse equivalente á apitonarse, por cuanto re- puntarse es como desazonarse, indisponerse levemente con otro, empero el apitonarse representa el estado del furioso dado á perros ó á diablos. De haber el Diccionario dejado en silencio la palabra pitón que se halla en el francés, nació la impropiedad del apitonarse moderno. Diego de Vega lo confirma, repitiendo: «Es Dios como unos señores que hay apitonados y coléricos, que parece quie- ren sacar el alma á sus criados, y que los han de matar por aquel rato que les dura el enojo» (2), — Los mismos epítetos apitonado y colérico aplica á Dios el propio autor en la Do- minica quinta después de la Epifanía, en el sentido de ra- bioso: enojado con enojo grande. Donde harto claro se echa de ver, que ni el Diccionario moderno ni el antiguo dieron cabal interpretación al nombre apitonado. (1) Musa5, jác. 10. (2) Domin, 3." después de Pascua. APLAZO — APLOMADO — APOLOGIZAR 65 No queden en silencio los derivados, apitonamiento , apito- nable, apitonativo, apitonadero, apitonación, apltonador, apitonadamente j etc. Aplazo Castillo: «Aventurarse á perder la vida en el aplazo» (1). — No conoce el Diccionario la palabra aplazo, bien que pre- gone el aplazamiento por la acción ó efecto de aplazar. Pero la dicción aplazo denota la convocación á lugar y tiempo determinado para la ejecución de algún intento, como lo vemos en la frase de Castillo, que significa, exponerse á morir en el sitio ó tiempo aplazado. Por ser tan frecuente en nuestros aciagos días el desafío entre caballeros de calidad, vendría muy á pelo el uso de locuciones como estas: «Convinieron en el aplazo, el aplazo no se pudo efectuar, faltó el uno al aplazo, fué herido en el aplazo, etc.» Aplomado Notable es la acepción de aplomado, que vemos en este lugar de Pineda: «En lo cual somos enseñados que, no siendo el gobernador y prelado tan aplomado como debe, sus subditos no curan de la virtud, y se pierde el estado» (2). — El adjetivo aplomado no es aquí de color de plomo, ni pesado, sino muy al revés, ajustado, recto, formado á plomo, prudente, juicio- so, sesudo, cuerdo, sin subir ni bajar, sin echar á la diestra por afición ni á la siniestra por enemistad. Así, «hombre aplo- mado, juez aplomado, superior aplomado, gobernador aplomado». Vino á plomo, dijo Correas (3); podía haber dicho: vino aplo- mado, esto es, ajustado. Apologizar Góngora: «He sabido que me han apologizado» (4). — Trae este verbo el Diccionario de Autoridades en sentido de defen- dí) La muerte, pág. 512. (2j Dial. 4, § 27. (3) Yocah., letra V. (4) Déc. biirl. 66 APOLLAR der ó impugnar. Qué causa ó motivo tuvo el Diccionario mo- derno para cancelar de su catálogo el verbo apologizar , lo ig- noramos, así como tampoco sabemos qué razones tenía el an- tiguo para dar acepción de impugnar al verbo apologizar , que es el a;:oXoYt?oiJLGci, griego, instituido para sola defensa, excu- sa, razón y cuenta, pero no para impugnación y refutación. Si siempre se ha dicho que apología es defensa, alabanza, elogio, ¿cómo apologizar no se limitará á defender, alabar, elogiar, combatir en favor y no en contra? Tal vez la defensa hácese impugnando razones contrarias; mas esa es traza accidental, enderezada á defender la verdad. Apologizador, apologizable, apologizadero, apologizan- te, apologizadamenie , etc., serán derivados de apologizar en la acepción dicha. Apollar Argensola: «Apollan los huevos enterrándolos en la are- na» (1). — El verbo avollar parécese al empollar comúnmente recibido. Pero si aplicamos la debida atención, hallaremos al- guna diferencia. Dícese empollar el estarse la gallina sobre los huevos hasta sacar á luz los pollitos; dícese apollar el ca- lentar los huevos por vía artificial, ó con el calor del sol ó de la tierra: de manera que así como va diferencia entre atender y entender, entre aterrar y enterrar, entre aderezar y ende- rezar, la cual consiste en que el prefijo a mira á lo exterior del agente respecto de la acción del verbo, en tanto que el prefijo en obliga al agente á estar en sí tocante á la acción del verbo; de esa manera el verbo apollar no dice relación á un agente determinado respecto del sacar los pollos, al revés de empollar, que pide se eche sobre los huevos el ave para ani- marlos con su natural calor. Por esta causa los que sacan pollos de huevos artificialmente con calor extraño, no han de llamarse empolladores, sino apolladores, ni sus instrumentos empollativos sino apollativos, ni sus fábricas empollatorios sino apollatorios, ni su obra empollamiento sino apollamien- to, porque todo su artificio se encamina al intento de apollar (1) Malucas, lib. 5. APROVECHANTE — APUÍJeTEARSE 67 mas no de empollar, pues esta acción demanda el calor natu- ral de la gallina, así como la de apollar se satisface con el calor artificial del hombre. Así enterrar en la arena los huevos para sacar los pollos, es apollarlos, como bien dijo Argen- sola; pero sea gallo ó gallina quien haga la echadura, «donde hay huevos se echa sobre ellos y los empolla», como dijo tam- bién Mármol (1). Demás de los derivados antedichos, podrán servir otros, apolladura, apollante, apollado, apolladamente, apollada, apollación, etc. Aprovechante Como aprobante ocupa su lugar entre los vocablos de la lengua, también le corresponde el suyo al término aprovechan- te, empleado por Rodrigo Solís: «Allende de aquella doctri- na, hay otra mayor para los aprovechantes, que quieren seguir la perfección cristiana de los consejos» (2). — Dícese aprove- chante el que aprovecha y adelanta en algún género de arte ó ciencia; proficiente no es tan español como aprovechante, por pertenecer del todo al latín. Apuñetearse Salvo el verbo apuñar y el apuñear, no hay en el Diccio- nario indicios de apuñetear, que se deriva de puñete, golpe dado con el puño, de donde apuñetear es dar puñetes ó puñe- tazos, golpear á mano cerrada. Quevedo: «Dejáronme á mí repelado y apuñeteado» (3). — Torres: «Se apuñeteaba con osos y leones siendo zagalejo» (4).— Es de considerar que el recí- proco apuñetearse pide de ambas partes golpes á manteniente cuando la pelea es encarnizada, como lo era la del zagalejo David con las fieras del bosque. Dado que también podía juz- garse reflexivo, cuando vuelve el hombre contra sí los puños, con que se apuñetea. (1) Descripción, lib. 1, cap. 23. (2) Arie de servir á Dios, parte 1.a, cap. 44. (3) Tacaño, cap. 21. (4) Filos, mor., lib. 1, cap. 11. 68 arancel' La derivación dará de sí estos vocablos, apiiñeteador , apuñeteante, apúñete amiento, apuñeteación, apuñeteada- mente, apuñeteadero, apuñeteatorio, etc. Arancel* Muy diferente es el arancel conocido de los clásicos, del que expone el Diccionario moderno. El autor de la Mística ciudad de Dios escribía: «Con el deseo, que te manifiesto, de que compongas tu vida por el espejo de la mía, y mis obras sean el arancel inviolable de las tuyas, te declaro los miste- rios» (1).— El vocablo arancel se toma aquí por ejemplar, norma, regla, modelo, dechado. Tal es el sentido metafórico aplicado á arancel por los clásicos autores, como el Dicciona- rio antiguo no pudo menos de confesar. Qué motivos ó razones hayan guiado al Diccionario moderno para suprimir esa tan au- torizada acepción, y para dejarnos parte de la literal y propia, reducida á «tarifa de derechos que se han de pagar en varios ramos», del todo se ignora; mas no vemos se pueda excusar la dicha omisión. El clásico Aguilar corrobora la noción de aran- cel en sentido de regla y norma, si bien parece añadir el de suma, catálogo, al decir: «¿No es imposible tener en la memo- ria, cuanto más en las acciones, un arancel de seiscientos y trece mandamientos?» (2). — De sentir es que el castizo y clá- sico arancel quede ya arrinconado ó condenado al desuso, en su sentido metafórico, á pesar de la respetable autoridad y de la fuerza del origen. El propio sentido le dio Pedro Vega: «Cuando crió el mundo, entonces puso de una vez las leyes y mandamientos á todas las cosas; hizo el arancel, el orden que había de guardar cada cual en sus acciones». — «El autor de la naturaleza al principio ordenó el arancel de todas esas menu- dencias» (3).— Bien se echa de ver que arancel suena orden, ordenanza, lista, catálogo, suma, disposición de cosas orde- nadas. Confírmalo Jarque: «Los humildes se hallan en el aran- cel de los más validos de Dios» (4). (1) Segunda parte, lib. 4, cap. 4, núm. 414. (2) Estatua, sec. 2, vers. 5, cap. 2. (3) Salmo 7, vers. 11, disc. 2. (4) El Orador, t. 7.", disc. 9, § 1. ARANCELAR — ARAÑADA — ARAÑAL 69 Arancelar Jarque: «Neciamente se engañan los que, arancelándole á la fortuna sus bienes y al mundo sus glorias, beatifican á los que gozan éstos y poseen aquéllas» (1). — El significado del verbo arancelar sácase del arancel antedicho, que suena lista, catálogo, suma, cuenta. Así, arancelar es poner en lista, hacer la suma, apuntar en orden. Según esto, quiso Jarque decir: se engañan los que á la fortuna le ponen en lista sus bienes y riquezas, y al mundo le hacen la suma de sus glo- rias y honores, para luego llamar bienaventurados á los ricos y gloriosos. Arancelador, arancelamiento, arancelablCy arancelativo, arancelada, arancelación, arancelatorio, aranceladura, aranceladamente, son derivados que rendirán algún útil. Arañada Dos acepciones le caben á la voz arañada, si de araña la derivamos; á saber, acción propia de la araña, muchedumbre de arañas. Pero si la consideramos formada de araño, que es rasguño, herida hecha en el cutis, con las uñas por lo común, entonces dirá bien Quevedo: «Tiróle por detrás una araña- da» (2); esto es, hincóle las uñas por detrás, arañándole con ellas la cara. De esta forma el término arañada muestra no un araño comoquiera, sino zarpazos en la cara, ó un araño prolon- gado. Así tenemos cuatro sentidos de arañada: acción y mu- chedumbre, de arañas ó de araños. Arañal Castillo: «Hacerle otros aráñales robos como los pasa- dos» (3).— El adjetivo arañal está formado del substantivo araño, que es negocio de uñas ó cosa tal. Como no trae el Dic- cionario adjetivo alguno, tocante á araña ó araño, aplicable á (1) El Orador cristiano, t. 7.», disc. 9.», § 1. (2) Tacaño, cap. 17. (3) La muerte, pág. 508. 70 ARAR* — ARCADUZADO cosas, el arañal viene á ser de necesidad para adjetivarle con substantivos. No es esto decir que arañal no venga también de araña, la cual sabe insidiosamente coger de sobresalto las moscas, pues tal vez araño debe á la araña todo su ser. Co- moquiera, robo arañal suena robo artero á uña. Arar* Montería: «Ir arando con la vista toda la querencia» (1). — Malón: «Aróse la frente tersa» (2). — ¿Qué cosa es arar? «Remover la tierra haciendo en ella surcos con el arado»; nada más, si damos crédito á los Diccionarios, antiguo y moderno. Entretanto el autor de la Montería nos enseña un arar con la vista, que es registrar con los ojos pasándolos atenta y pau- sadamente por un campo, al tenor de lo que ejecuta el arado en la tierra labrantía. Luego entra Malón con el ararse de la frente, que es arrugarse ó tener arrugas, á guisa de surcos. De donde inferimos que arar y ararse poseen significaciones figu- radas, no advertidas en el Diccionario: la de arar corresponde á registrar ó mirar despacio y con diligencia alguna extensión; la de ararse viene á ser como arrugarse, encogerse el pellejo haciendo pliegues ó arrugas. Arcaduzado Pedro Vega: «En la concepción de un noble va arcaduza- da su nobleza, puesto que antes que tenga ánima no sea hom- bre ni noble» (3).— Viene arcaduzado de arcaduz, es partici- pio; el Diccionario mencionó el verbo arcaduzar, «conducir por arcaduces», mas no reparó en la acepción figurada. La de arcaduzado es transmitido, encañado, comunicado, conteni- do',heredado, recibido por mano ajena. Luego arcaduzar posee acepción propia y acepción figurada, pues de él procedió ar- caduzado; cuanto más, que arcaduz, matriz de arcaduzar, admite las dichas dos acepciones, como el Diccionario lo de- clara. Dejemos los derivados, arcaduzador, arcaduzamiento, (1) Llb. 3. (2) ha Magdalena, p. 3, cap. 26. (3) Salmo 4, vei-s. 6, disc. 1 . ARCHIGALLINA — ARCHIMÜÑECO 71 arcadüzación, arcaduzable, arcaduzadero, etc., á la consi- deración de los entendidos. Archigallina EsTEBANiLLO: «Yo soy archigallina de gallinas» (1).— El prefijo archi, que es el mismo á'pyt griego, denota superioridad en el linaje de cosas representadas por el nombre que le sigue. La voz archigallina viene á decir la mayor gallina, la gallina príncipe, esto es, el hombre más cobarde entre los cobardes, puesto que en castellano la voz gallina significa, en sentido iígurado íamUiar, persona pusilánime y tímida. A este tono se pueden formar infinitos nombres con archi, que en lenguaje familiar son muy significativos. Pero ley general es el antepo- nerse la partícula archi á nombres substantivos, mas no á los ad- jetivos, si ya no se tomen por substantivados. Esto es archi-ri- dícalo jhemos hartas veces oído: nunca hablaron así los clásicos. Archimuñeco Barbadillo: «Pudiera ser el prototítere y el archimuñeco, todo figurilla, todo inquietud» (2). — Tres vocablos se ofrecen aquí, no anotados en el Diccionario, á saber, prototítere, ar- chimuñeco, tramoyero, por ejemplo de la fecundidad españo- la. En Verdad, voluntariamente formados están todos tres, por eso no había para qué asentarlos en el Diccionario; mas con todo, el tramoyero bien merecía lugar señalado. Cuanto al archimuñeco, adviértase que el Diccionario deriva la voz muñeco del alemán mannchen, que suena hombrecillo, de la palabra mann, hombre; pero no parece necesario rodear por Alemania en busca del origen de muñeco, pues con sólo ex- tender la mano enseñará cada cual la muñeca, suficiente para la figurilla que sirve de juguete á las niñas, y para el títere aniñado de los mozalbillos y mozuelas presumidas. Aquí archi- muñeco rt\>r&se\úa el más ridículo muñeco, qs,ío es, el más afeminado entre los afeminados arrapiezos. El tramoyero de Barbadillo es el que tiene como por oficio armar tramoyas; así (1) Cap. 9, (2) Alejandro, el tramoyero, 72 ARCHIVO* — ARDIÑAL éi prototítere dice travieso por excelencia, bullidor, amigo de engatar y hacer juegos. Archivo * En el archivo del Diccionario moderno se omitió la acep- ción metafórica señalada por el Diccionario antiguo con las voces pecho, corazón, porque en él se guardan secretas las cosas. Pero á entrambos Diccionarios les faltan las acepciones de archivo, contenidas en estos pasajes: «Amontonar y hacer archivo de los pecados» (1). — «No hacer particular archivo de las cosas» (2). — Dos acepciones figuradas vemos en estas sen- tencias clásicas. La primera de Ayala equivale á cúmulo, montón, agregado; esta acepción, más que metafórica, es ex- tensiva. La segunda de San Juan de la Cruz vale cuenta, apre- cio, detenimiento, caso, estima, como sucede con los docu- mentos guardados en archivo. Así diría el buen hablistán: «yo hago poco archivo de mi nombre y fama, más me esmero en hacer archivo de frases castizas». La razón del sentido figura- do está en que las cosas archivadas se tienen en mucho aprecio, pues por esta causa se archivan y custodian; pero el hacerse de ellas montón, no tanto pertenece al aprecio, cuanto á la volun- tad de tenerlas juntas. De donde nace que el archivo, en orden al aprecio y estima, posee sentido figurado, así como en orden al cúmulo y amontonamiento se toma en sentido propio por ex- tensión. Oportuna será la frase hacer archivo para el concep- to de estimar, apreciar alguna cosa. Ardiñal Pineda: «Fué puesto fuego á las barcas llenas de las ma- terias ardiñales» (3). — Materias ardiñales son materias com- bustibles, idóneas para el incendio, á propósito para arder y quemar, como lo muestra el propio adjetivo ardiñal, que viene de arder. (1) Ayala, Hisl. del Anticristo, trat. 1, disc. 3. (2) S. Juan de la Cruz, Subida del Monte, p. 3, lib. 1, cap. 44. (3) Monarquía eclesiást., lib. 26, cap. 2, § 2. ARGAMASADO ARGOLLADO — ARGÜIDOR 73 Argamasado Del verbo argamasar, definido en el Diccionario por la frase hacer argamasa, no sacaríamos felizmente la acepción de Manrique en la sentencia, «argamasadas por amor las pie- dras, componen la fábrica admirable» (1).— La expresión arga- masadas las piedras quiere decir, asentadas y compuestas con argamasa, puesto que dice luego el autor que «de todas las piedras se hizo una fábrica hermosísima»: habla en sentido es- piritual, al tenor de San Pablo y San Pedro en sus Epístolas. Argollado No es nombre substantivo. M. Agreda: «Argolladas y pre- sas se las pusieron á las espaldas» (2). — El contexto da á en- tender, que á Cristo nuestro Redentor le ataron los judíos las manos con unas argollas ó esposas no al pecho, sino á las es- paldas. El vocablo argolladas eso mismo significa, maniata- das con argollas. De donde el verbo argollar es sujetar con argolla, como encadenar se dice sujetar con cadena. No queda en el Diccionario sombra de argollar ni de argollado, con ser estos términos muy propios del romance; el Dicciona- rio moderno y el antiguo conservan memoria del arguellarse, por estar desmedrado, verbo de ningún uso fuera del reino de Aragón. Argüidor Del verbo argüir, natural era saliese el verbal argüidor, el que arguye; palabra empleada por Alvarez: Sólo vos sois el que habéis de ser impecable, y por el mismo caso natural vencedor de los argüidores que os han de juzgar» (3).— Dife- rencia va de argüidor á argumente: aquél pone argumentos y reparos por hábito, éste por oficio y pasatiempo. (1) Laurea, lib. 1, disc. 5, § 2. (2) Mística ciudad, t. 2, n. 1.257. (3) Silva espir., dora. 5 de Cuaresma, consid. 2, 74 ARIETAR — ARMANDIJA — ARMIÑAR Arietar El verbo arietar vino de ariete, instrumento usado en lo antiguo para batir murallas. Pineda: «Procurando los romanos arietar el muro cabe la torre Antonia» (1).— Es, pues, arietar lo que expugnar, batir, destruir con el ariete. En el capítu- lo 23, § 2, da el mismo autor al verbo arietar acepción neutra. Si el acto de batir fuese frecuente, podría decirse arietear. La derivación dará los vocablos arieiador, arietamiento, arie- tado, arietadamente, etc. Armandija Alvarez: «Este, pues, fué el que cubrió la losilla y escon- dió las armandijas en beso de paz» (2).— Dícese armandija, armadija, armadijo, armandijo, en significación de trampa, lazo, engaño, ardid. El Diccionario anticuó la voz armadija, pero de armandija no dijo palabra. Armiñar Villegas: «Los collados armiña [ Los arroyos argenta» (3). —El verbo armiñar, formado del nombre armiño, suena blan- quear figuradamente. Podrá ser poético, mas conforme al modo de formárselos verbos castellanos, de nombres substan- tivos, no se ve por qué motivo no ha de admitirse también en lenguaje prosaico, pues prosaico es armiño. Vemos campear en el Diccionario el adjetivo armiñado por «guarnecido de ar- miños: semejante en la blancura al armiño». De ahí era fácil inferir el verbo armiñar, que Villegas nos mostró. Los derivados, ar minador, armiñable, armiñamiento, ar- miñadura, armiñativo, armiñadamente, armiñantc, etc., quedan á la cortesía del escritor. d) Monarquía eclesiást., lib. 11, cap. 22, § 3. (2) Silva espir.. Mandato, consid. 1. (3) Cantinela 11, A Licimnia. ARQUEADA — ARQUITECTA — ARRABIADO 75 Arqueada Pedro Vega: «El estómago de su alma todo turbado ma- réase, y está dando arqueadas, y en medio de tal congoja dice: Cor meum conturbatum est-> (1).— La voz arqueada no se toma en el Diccionario por arcada, «movimiento violento y penoso del estómago, que excita á vómito»; pero el clásico Vega la entendió así, como así entendían el verbo arquear, que al fin es «dar figura de arco», lo cual sin movimiento pe- noso y violento no se puede hacer. Por manera que dar arca- das y dar arqueadas son frases idénticas respecto del sentido figurado. No es verdad que arquear por marearse, nausear, sea verbo usado solamente en Méjico, según que lo dice el Diccionario, porque el propio Vega, sin ser mejicano, empleó el arquear por sentir náuseas, en el mismo lugar citado. Arquitecta Jarque: «La invención mejor, que para escapar de los daños, ingenió la arquitecta y próvida naturaleza» (2). — La in- vención, de que trata el autor, es la muerte, cuya inventora es la naturaleza. Llámala arquitecta, con terminación femenina, porque la naturaleza es la que forja el edificio del cuerpo hu- mano con tal arte, que de su forjación ha de venir forzosa la muerte. El nombre arquitecto se usa aquí como adjetivo, aun- que el Diccionario le califique de substantivo. Es el caso de presidente y presidenta, de congregante y congreganta, de infante é infanta, de doctor y doctora, etc., que se emplean adjetivamente en muchos casos. Arrabiado Abarca: «Fueron parciales suyos con arrabiadas y sacrile- gas finezas» (3). — Cita el Diccionario el adverbio arrabiada- mente, con rabia, airadamente, pasando en silencio el adjetivo (1) Salmo 3, vers. 10, disc. 2. (2) El Orador cristiano, t. 3, invect. 8, § 1. (3) Anales, p. 2, Jaime II, cap. 9. 76 ARRAPAALTARES — ARREBUJARSE* arrabiado, que suena airado, furioso, enojado, rabioso. Es verdad que condenó por anticuado el adverbio, mas eso no quita que mencionase el adjetivo, anticuándole también. Ello es que la lengua italiana tiene en gran precio el nombre arrab- biato y aun el verbo arrabbiarsi; la española, al contrario, ya no le estima hoy en dos ardites, tal vez porque le sobran voces con que expresar el enojo. Pero si le sobran, ¿cómo oímos con tanta frecuencia el enragé francés al pie de la letra, estando á mano el arrabiado español de Abarca? ¿No fuera mejor decir, fulano es arrabia- do anarquista, zutano se cuenta entre los arrabiados masO' nes, perengano no deja de proceder con arrabiados des- manes? Arrapaaltares Gracián: «Es un arrapaaltares, por tener mucho de Dios» (1). — La palabra jocosa arrapaaltares, ó arrapaltares, ó rapaltares (al tenor de rapapolvo, rapapiés') suena como arrebatador de cosas de iglesia; apodo que les viene como nacido á los liberales españoles de antaño y á los masones franceses de hogaño también, porque todos los robadores de bienes eclesiásticos tienen merecido el título de arrapaltares, aunque arañen so capa de bien público. Lástima que un voca- blo tan expresivo como éste, ande sólo en libros clásicos. Arrebujarse* Correas: «Allá se lo arrebuje» (2).— Esta frase del Maes- tro Correas es como aquella otra «rebóceselo, rebócese con ello», porque rebozarse y arrebujarse importan cubrirse bien, envolverse con la ropa. Pero el sentido figurado de arrebujarse, como áQ rebozarse, es aquí distinto, á saber, «allá se lo haya», componérselas, dársele dos blancas, ave- riguarse con una cosa. Ninguna de las dos frases de Correas luce en el Diccionario, aunque no falte en él la voz arrebu- jarse. (1) El Criticón, p. 2, crisis 7. (2) Vocab., letra A. ARRECENTAR — ARRISADO — ARRISCAMIENTO 77 Arrecentar El adjetivo reciente prestó su acepción al verbo arrecen- tar, que vale volver de nuevo, aplazarse, ofrecerse, citarse, como lo sacamos de este lugar de Alvarez que dice: «Mu- chos pecadores hay que de unos pecados arrecientan para otros, y apenas tienen acabados los unos cuando ya están aplazando los otros» (1). — El Diccionario trae el verbo recen- tarse por renovarse; pero diferente es nuestro arrecentar, que no dice propiamente renovarse, sino tornar de nuevo. Acaba un trabajador su jornal, pregúntale el amo: ¿volverás mañana? Respóndele: arreciento para mañana. No vendría bien responder, me renuevo para mañana. De aquí podían derivarse los vocablos arrecentador, arre- centamiento, arrecentadero, arrecentadamente, arrecenta- ble, etc. Arrisado FoNs: «Corregir con una arrisada blandura» (2).— Al adje- tivo arrisado cuádrale bien el concepto de risueño, de aspecto deleitable; pero aquí en la sentencia del clásico Fons parece venirle mejor la acepción de benigno, afable, apacible. Claro está, arrisado nace de risa, de donde podía formarse el verbo arrisar con su reflexivo arrisarse. Entonces arrisar sería poner risueño ó apacible. Diríamos, pues: «arrisó el semblan- te; los campos se arrisan; no estoy para arrisar á nadie, ni para arrisarme á mí» . Contrapuesto á arrisarse sería el verbo ase- riarse, como lo es serio de risueño. Arriscamiento Fr. José de la Madre de Dios: «Si un arriscamiento re- pentino del alma, una determinación de presto puede tanto, ¿qué no hará una resolución firme?» (3). — Tómase la palabra (1) Silva espir., cuar. dom. 2, consid. 8. (2) El Místico, disc. 3, per. 3. (3) Los dos estados de Nínive cautiva y libertada, cap. 1, con- sid. 7, pág. 136. 78 ARROBINADOR — ARROCINADO* arriscamiento por atrevimiento, osadía, ímpetu denodado, vi- gorosa resolución. El arriscado de Mariana, que dijo, «poca gente, pero escogida y arriscada» (1), suena resuelto y osado; de cuya acepción participa el arriscamiento. Arrobinador Fr. Lucas Fernández de Ayala: «San Agustín dice, que la contagiosa y arrobinadora peste de la persecución últi- ma será universal» (2). — El nombre robín, que es orín, herrum- bre, dio nacimiento al adjetivo arrobinador, significativo de consumidor, corruptor, desastrado, por el efecto que causa el orín ó robín en los metales cuando los arrobina. De modo que el adjetivo arrobinador nos da licencia para el verbo arrobinar, y para el participio arrobinado, y para el substan- tivo arrobinamiento, y para el adverbio arrobinadamente, y para arrobinadura, arrobinable, arrobinación, etc. Arrocinado* ¿Quién no descubre luego el rocín en el adjetivo arroci- nado? Con todo, no parece en el Diccionario su sentido meta- fórico, siendo así que ya rocín figurado «es hombre tosco, ignorante y mal educado». ¿Qué será, pues, arrocinado? «Pa- recido al rocín. Dícese comúnmente de los caballos». Salgan los clásicos á volver por el sentido metafórico. Góngora: «Es cólera de que escriben | Autores arrocinados» (3). — Pícara Justina: «A lo menos no era loco como los otros barberos; algo arrocinado, eso sí, era» (4).— Para satisfacer al valor de arrocinado no basta la definición del Diccionario moderno, que dejada aparte la metafórica del antiguo, se quedó con la sola literal. Es, pues, arrocinado metafórico lo mismo que rús- tico, idiota, ignorante, falto de juicio, mentecato, etc. (1) Hist. de España, lib. 12, cap. 2. (2) Hist. del Anticrisio, trat. 3, disc. 13. (3) Romances burlescos, 3. (4) Fol. 175. ARRODO — ARROLLAKOLLOS — ARTIZADAMENTE 79 Arrodo Así escribe el clásico Valderrama la expresión adverbial, que el Diccionario nos muestra en á rodo. «Cosas de regalo y deleite, que aun apenas se hallaron en la ciudad tan de sobra y arrodo» (1).— El adverbio arrodo ó á rodo es en abundan- cia, á porrillo, con gran copia. Arrollabolios Pineda: «Otros arrollabolios la hubieran zapateado, como conejo á ballestero, y se hubieran acogido al pecilgo del tomi- llo» (2).— La voz compuesta arrollabolios sirve para notar á los de baja estofa, de corto caletre, ignorantes, idiotas. Habla el autor de una plática hecha sobre la descripción del cerebro, sólo buena para gente entendida, porque los arrolla- bollos hubieran dejado el discurso á buenas noches, como lo hace zapateando el conejo al ballestero, y se hubieran acogido á un asunto más fácil de entender. No es maravilla que el Dic- cionario deje sin mención el nombre arrollabolios, porque se- mejantes vocablos son casi infinitos en la lengua castellana, por la voluntaria composición de su hechura. Artizadamente Por anticuada desecha el Diccionario la voz artizado, á sa- ber, artificioso, mañoso, diestro. A esa cuenta el adverbio artizadamente valdrá tanto como artificiosamente, con maña y artificio. Alvarez: «También hay otros de éstos así artiza- damente justificados, que con no tener más de un solo pecado se justifican» (3). — De arte viene artizar, hacer con arte; de artizar, artizado, hecho con arte; de artizado, artizada- mente, con maña y artificio. En caso de anticuarse el verbo artizar, quedará la lengua sin el uso de una dicción necesaria para expresar la frase hacer con arte, siendo así que no hay (1) Ejercicios, p. 2, cap. 8, Domin. 4 de Cuar. (2) Dial. 9, § 33. (3) Silva, Purificación, consid. 7, § 4. 80 ASADORADO — ASALTEAR otro verbo que la exprese. Artizar una estatua, artizar un discurso, artizar una iglesia, artizar un Jardín, significa hacer estas obras según las reglas del arte. Júntese el sentido figurado, equivalente á mañear, ingeniar, trazar, y se verá cuánta falta nos hace el artizar ^sl^sl el concepto de artificio mañoso. No artiza sus razones, es como habla con sencillez, sin dolo ni malicia. Al justo lo han entendido los italianos ad- mitiendo el verbo arteggiare, usar de maña y artificio, que viene á ser nuestro artizar. Asadorado Pícara Justina: «Quedó tan lisiada, que de harta y ator- mentada, de asada y asadorada, la dio dentro de cuatro horas una apoplejía que la asó el ánima» (1). — El vocablo asadorado es lo mismo que pasado por el asador, ó herido con el asa- dor, pues al nombre asador debe su ser. En el Diccionario se halla menos este vocablo, compuesto voluntariamente por el ingenio vivo del escritor, como tantos otros que posee la len- gua española por muy suyos particulares. Asaltear No hizo memoria el Diccionario del verbo asaltear, si bien nos presenta el verbo saltear, casi del mismísimo significado. Nieremberg: «Para reparar las dolencias y males suyos, tantos como le asaltean del corazón, del hígado, de la cabeza y demás partes del cuerpo humano» (2).— Los verbos asaltar, saltear, acometer, arremeter, combatir , etc., expresan en parte el sentido de asaltear; pero la propiedad de este verbo consiste en la repetición ó repentino acometimiento de los asaltos, ya que de este nombre se formó el frecuentativo asaltear. En esto se diferencia de los verbos antedichos, en la frecuencia, repetición, ó subitaneidad de los golpes. A él se deberán los derivados asalteador, asalteamiento, asalteado, asalteadamente, asalteadle, etc. (1) Lib. 1, cap. 3, § 3. (2j Oculta filos., lib. 2, cap. 12. ASCENDENCIA* — ASEBIARSE 81 Ascendencia* Tan limitada pone el Diccionario la acepción de ascenden- cia, que sólo le concede la «serie de ascendientes», de pasados. Pero Jarque extendió á otra noción el sentido, como lo dice este texto: «Lo más que podemos conceder á la declinación, es otro tanto como dimos á la ascendencia» (1). — Siguiendo el autor la doctrina de Aristóteles, divide en dos períodos la vida humana, á saber, período en que el vigor del cuerpo y del alma crece hasta los cuarenta y nueve años; de allí adelante todo es declinar á caduco. Pues así como el segundo período llámase declinación, así el primero recibe nombre de ascendencia, porque es de subida, crecimiento. Muy lejos nos lleva del Dic- cionario el sentido de ascendencia. Acepción muy oportuna para expresar el concepto de aumento gradual en cualquier linaje de cosas. «Mi ascendencia á esta dignidad es dudosa; por ascendencia regular medraremos en la milicia; no guardas ascendencia en el dar empleos»: estas y otras tales locuciones muestran á la clara la utilidad de ascendencia. ¿Y por qué no había de suplirse con ascendencia la barbaridad del escala- fón, que va ya aplicándose á quisicosa? Aseriarse Frías: Dijo entonces, aseriándose Francisco, y sacando el Crucifijo, que siempre llevaba en el pecho» (2). — Hemos que- rido hacer uso de la autoridad del P. Frías, porque aunque es- cribió en 1734 la Vida de San Francisco de Jerónimo, de cuya tercera impresión hecha en 1755 hemos tomado la sobredicha sentencia, pero el lenguaje usado por el autor no desdice un punto del clásico y corriente en el siglo de oro, de manera que el verbo aseriarse pertenece al clasicismo del siglo diecisiete, bien que empleado en el siglo dieciocho. El adjetivo serio dio vida al reflexivo aseriarse, que es ponerse mesurado y serio. Excelente servicio podrá hacer (1) El Orador, t. 3, invectiva 5, § 3. (2) Vida del Ven. Siervo de Dios Francisco de Jerónimo, lib. 1, cap. 16. 82 ASERRERÍA — ASIDAMENTE — ASNEDAD este verbo en casos de importancia, como en el gravísimo lan- ce, tan lindamente expuesto en el capítulo citado. Así se for- maron los reflexivos apocarse, ajustarse, acomodarse, adies- trarse y otros. Por derivados suyos podrán presentarse los términos ase- riado, aseriamiento^ aseriadura, aseriativo, aseriado, etc., cuando lo pida la necesidad. Aserrería Del verbo aserrar se deriva el aserrador; cuyo oficio llá- mase aserrería, voz no conocida del Diccionario, aunque usada por Valderrama: «El oficio de aserrería no se puede hacer apriesa, porque como primero han de señalar con el al- magra, y echar la línea por donde ha de entrar la sierra, ha de ir aquélla muy despacio para que salga derecho» (1). — Es aserrería el oficio de aserrar, y también el taller donde se asierran maderos. Lo que dice el autor sobre la pausa con que ha de andar el aserrador en el partir con la sierra el ma- dero, no reza con las máquinas de hoy, que en un santiamén le cortan. Asidamente De asido sale asidamente, que se toma por con trabazón, con asimiento. Valderrama: «Le estaba muy bien allegarse á Dios, no comoquiera, sino muy asidamente» (2). — Así el ad- verbio asidamente suena unidamente. Juntamente, apretada- mente, etc., con unión firme y estable. Asnedad Valderrama: «Quien me trae á morir es la asnedad que hizo el hombre en el paraíso» (3). — Llámase asnedad la acción ó condición de asno; también necedad, bobería, borricada, tontería, asnería, bestialidad, brutalidad, majadería. Dos sen- il) Ejercicios, p. 2, cap. 10. (2) Ejercicios, p. 3, cap. 9, Corona de espinas. (3) Ejercicios, p. 3, cap. 3, Dom. de Ramos. ASNEQUE — ASOBaUMARSE §3 tidos, propio 3? figurado. El propio dice acción peculiar del ju- mento: asnedad es el rebuzno. El figurado representa la acción ó dicho de hombre insensato. La Pícara Justina le definió diciendo: «No quise tornar por ella, que es sobre asnedad, no huir del lugar en que una vez hubo daño y peligro» (1).— Nin- gún idioma posee esta linda voz. Asneque Correas: «Penseque, asnéque, burréque» (2).— Con suma facilidad podía el Diccionario haber hecho memoria de la entera locución del Maestro Correas, pues hízola del pen- seque en su propio lugar. Las dicciones asnéque, burréque, reciben la significación de estupenda necedad, mazada de necio, porrada de /¿//(?/¿z. Para representar todo eso sirve la frase de Correas, usada en toda tierra de garbanzos. Asobrumarse Venegas: «Tan recio puede ser el calor, que haga huir al frío más que de paso, el cual frío por huir apriesa vase asobru- nando uno sobre otro, de donde resulta el intenso frío» (3).— El asobrunando que pone Venegas, parece mendoso, por aso- brumando. El reflexivo asobrumarse, compónese de brumar, que es fatigar, abrumar; según aquella palabra de Santa Tere- sa, es un camino brumador (4). También podía venir de bruma, hielo, niebla fría, invierno. Quiso el autor decir que el frío va huyéndose de los meses calurosos, y despacito deján- dose sentir con más viveza (asobrumándose uno sobre otro) acaba con pesado invierno. Del prefijo so se dirá más adelante.' El término asobrunándose, que leemos en la primera edición, carece de sentido: bruno es á veces moreno obscuro, sin rela- ción á frío. Pero el asobrumándose manifiesta que un frío carga sobre otro, le fatiga, le abruma, hasta hacerse intenso. ¡Poético decir! Los derivados de asobrumarse á la mano están. (1) Lib. 2, p. 2, cap. 4, S 5. (2) Focafc., letra P (3) Difer. de libros, lib. 2, cap. 30. (4) Morada 3, cap. 2. 84 ASOLANAR* — ASONLOCADAMENTE Asolanar* Malón de Chaide:« El sol me ha asoleado, asolanado y te- ñido el rostro» (1). — Es asolanado «lo dañado por el viento solano»; así el Diccionario de Autoridades, de cuyo parecer no se aparta el moderno cuando atribuye al viento solano la acción de asolanar. Pero el clásico Malón de Chaide llamó asolanar á lo que es causar daño el soly de tanto dar á una persona. Sentido figurado, ó mejor dicho, por extensión, pues- to que el viento solano llámase así por soplar de levante, donde el sol asoma al nacer. De manera que asolanar no siempre es dañar el viento solano, sino que á veces será da- ñar el sol, naciente ó después de nacido, y aun encumbrado en el cénit, como lo expresan las palabras de la Esposa de los Cantares, traducidas por el clásico autor. En verdad el subs- tantivo solana ninguna relación dice con el viento solano, con el sol sí. Asolanador , asolanamiento , asolanativo, asolanada, aso- lanación, asolanadura, asolanadero, etc., serán derivados. Asonlocadamente Torres: «Casarse con su parecer asonlocadamente» (2). — Ni en el Diccionario antiguo ni en el moderno échase de ver el adverbio asonlocadamente, harto repetido en la obra del clá- sico Torres, en prenda de estar muy en uso cuando él escribía, tres siglos ha. Con todo, el Diccionario de Autoridades apuntó el sonlocado, que es, dice, «lo mismo que alocado. Úsase en Castilla la Vieja». Será, pues, asonlocadamente lo mismo que alocadamente, á saber: «sin cordura ni juicio, desbaratada- mente». Pero el prefijo son le da al vocablo una cierta modifi- cación atenuante del sentido propio, de manera que sonlocado ó asonlocado no es lo mismo que alocado, sino un alocado con su casi, algo así como alocado, mas no totalmente aloca- do. Para todos los matices del lenguaje tiene el español voca- blos propios; tal es su riqueza. Así diremos: casarse con su (1) La Magdalena, p. 4, cap. 15. (2) Filos, mor., lib. 8, cap. 3. ASORTADO — ASPAVENTADO 85 parecer asonloc adámente, á manera de loco, casi alocada- mente. Asortado De suerte se formó el adjetivo asortado, que suena afortu- nado, dotado de suerte. Tomás Ramón: «¿Qué señal nos dais á los que no somos tan bien asertados, que tengamos aquel don que vuestra majestad da á quien quiere, al cual San Pablo llama discretio spirituum?» (1). — El que sacó la lotería podrá llamarse bien asortado, si en especial tocóle el premio gordo. Muy usual sería este vocablo si fuese conocido, como es justo lo sea. De ahí nacería de suyo el verbo asortar, y sus deriva- dos asortador, asortamiento, asortable, asortadamente, asortativo, etc., pero ni ellos ni el asortado dicen de suyo suerte feliz ó infeliz. Aspaventado Tamayo: «De todo huyen aspaventados» (2). — Por el hilo de aspaviento se podrá sacar el ovillo de aspaventado, adjeti- vo diferente de aspaventero, del cual dice el Diccionario ser «el que hace aspavientos», comoquiera que aspaviento es «de- mostración excesiva ó afectada de espanto, admiración ó sen- timiento». Conforme á esta noción llamaremos aspaventado al que sintiéndose lleno de horror y espanto, con ademanes y vo- ces exagera la turbación de su ánimo. La exageración hace que el aspaventado se muestre afectado en un caso particular, porque si es en él habitual el aspaviento y como cotidiano, llamaráse aspaventero, según la ley de los en ero que signifi- can oficio ó costumbre. El término aspaventado nos muestra como con el dedo el verbo aspaventar ó aspaventarse, y juntamente los derivados aspaventador, aspaventadura, aspaventada, aspaventada- mente, etc., que dejamos á la disposición de los escritores. (1) Plintos escriptiirales, t.l, Dom. 7, después de la Trinidad, p. 5. {2) El Mostrador, n. 56. 86 ASPERNIBLE — ASQUILLO — ASTROLABIADOR Aspernible Ayala: «Estos han de ser no ricos ni poderosos, sino po- bres mucho, de muy ínfima calidad, viles, aspernibles, de quien de ninguna suerte se haga caudal en la república» (1). — Habla el autor de los padres del Anticristo, á quienes llamó asperni- bles, esto es, despreciables, de baja ralea. El adjetivo pro- viene del latín, aunque libremente formado, como el conve- nible, indecible, rediicible, según la traza española. Asquillo Este diminutivo, usado en plural, recibe la acepción de desdén, demostración de desgana. Tomás Ramón: «¡Qué vi- sajes 3? asquiüos harían, y como que escupirían sin gana!» (2). — La diferencia entre ascos y asquillos está en ser la voz as- quillos propia de afeminados, de melindrosos, de desbarbadi- llos, en tanto que ascos dícese de cosas que hieden ó causan repugnancia justificada á varones graves, como es un cadáver corrupto. El como que de Ayala significa el quasi latino, como s/ castellano. Asírolabiador Como el substantivo astrolabio esté deputado á denominar el instrumento antiguo que servía para observar los globos ce- lestes, según que lo dice la composición griega de ¿a-pov y /.«p^ {estrella y adquisición), por esta causa los astrolabiadores eran sujetos dedicados á manejar el astrolabio con intento de atalayar las estrellas. Este fué su nombre propio, que por exten- sión se aplicaba á \os Judiciarios, astrólogos, astronomeros, astronomiáticos, estrelleros, pues estos nombres recibían los que por la especulación de las estrellas adivinaban los tempe- ramentos, actos libres, sucesos futuros de los hombres. To- rres: «Mucho mienten los astrolabiadores impertinentes> (3). (1) Hisl. del Anlicrialo, trat. 1, disc. 14. (2) Punios escripiíir., t. 2, dom. 15, p. 5. (3) Filos, mor., lib. 24, cap. 17. ASURA — ATANCO 87 — Villegas: «Luego toman el astrolabio, y levantan figura en su oración» (1). — La frase levantar figura significa adivinar, pronosticar, acción propia de astrolabiadores, cuyo oficio era astrolabiar, echar pronósticos. Al pronosticador impertinente y antojadizo podemos llamar astrolabiador, aunque el término no parezca en el Diccionario. Por manera que una vez admiti- do el verbo astrolabiar, razonablemente contenido en astro- labiador, síguense por derivación las dicciones astrolabia- miento, astrolabiativo, astrolabiatorio, astrolabiadero, as- trolabiada, astrolabiación; de los cuales usarían sin sombra de duda los astronomeros judiciarios que en la España del siglo XVI gastaban la vida en echar juicios sobre las posturas de los planetas. Asura Aunque el Diccionario tuvo cuenta con asuramiento, se le fué por alto la voz asura, expresada en aquel lugar del clásico Alonso: «Sin aquellas asuras y torcimientos que la muerte causa» (2). — Como el verbo asurar en sentido figurado valga lo mismo que inquietar, así á la voz asura compete el de inquietud, congoja, angustia; el sentido propio sería abrasa- miento, quemazón, pues el de asurar es quemar. Atanco Diego de Vega: «En sintiendo ó barruntando tantico de Dios, pone atancos y atolladeros á la obra de la redención» (3). — Dice el autor que el demonio ponía atancos, esto es, estor- bos, apreturas, embarazos, á la obra de Dios. Porque eso es atanco. El catalán conserva el verbo tancar, cerrar, que es el antiguo atancar castellano, sinónimo de apretar. En otra parte dice el mismo autor: «Consideración es aquesta que ha sido atanco y atolladero, y una como piedra de escándalo para algunos de los filósofos» (4).— Compruébase aquí el concepto (1) Vida de Sla. Lutgarda, lib. 1, cap. 7. (2) Serm. en las honras de Felipe II. (3) Dominica infraoctava de la Epifanía. (4) Segunda dominica de Adviento. 88 atarazado' — atascar' — ATENDENCl A de caso dificultoso, tope, óbice, obstáculo, contenido en atanco. Atarazado* Advirtió el Diccionario de Autoridades que el adjetivo ata- razado úsase á veces por ataraceado ó taraceado, en senti- do de adornado, embutido de varios colores, matizado, como lo dice la autoridad del clásico Hortensio: «Tus entrañas, esposa mía, son como un marfil atarazado de zafiros» (1),— No se dio por entendido el Diccionario moderno cuando sólo adjudicó al verbo atarazar la acepción de «morder ó rasgar con los dientes»; de cuya definición el atarazado de Horten- sio vendría á parar en una vizcainada indescifrable. Pero el Diccionario moderno es excusable, porque no hizo sino trasla- dar lo que en la segunda impresión de 1770 halló, sin añadir ni quitar. Atascar* Tirso: «Oye, que el coche atascó, | Y no pudiendo arran- car, I Los ha obligado á apear» (2). — Ni en el Diccionario an- tiguo ni en el moderno hay rastro de la forma neutra del verbo atascar, empleada aquí por Tirso en lugar del reflexivo atas- carse, á la manera de los verbos atollar, cegar, resta- ñar, etc. Advirtiólo Cuervo con diligencia (3). Atendencia Gracián: «Alargaba la mano á quien se le antojaba para ayudarle á subir, sin más atendencia que su gusto» (4).— Ade- más del nombre atendimiento, acción y efecto de atender, trae el Diccionario la palabra atención en igual sentido; pero dejó en silencio la voz atendencia, conservada por Gracián, en sentido de cuidado, advertencia, consideración. El clásico (1) Panegír., fol. 63. (2) El Pretendiente, jorn. 1, esc. 13. (3) Dicción., t. 1, pág. 734. (4) El Criticón, p. 2, cris. 6. ATENTALAR 89 Cantón confirma el propio significado, diciendo: «Cuando se conceden semejantes dispensaciones, siempre se tiene aten- dencia á algunas perfecciones ó gracias de las personas inhá- biles» (1).— Donde es muy de reparar la frase tener atenden- cia, significativa de atender, considerar, hacer cuenta. Na- varro empleó el moáxsmo' sin atendencia, cuando dijo: «Quie- ren saber todas las cosas sin atendencia ni diferencia algu- na» (2). — Este modismo va al tenor del usado por Qracián, en el sentido expuesto. Ciertamente, el estudio de los clásicos aprovecha para descubrir los fondos de nuestro idioma. Nótese aquí cuánto dista de atención la palabra atenden- cia. La acción de atender llámase atención: tenga usted atención á lo que digo. Pero atendencia se dice de la conside- ración que se tiene: tenga usted atendencia á lo que digo. La primera frase, tener atención, se verifica con sólo aplicar los oídos; la segunda, tener atendencia, demanda cuidado y con- sideración del entendimiento. De manera que tener atenden- cia significa considerar con atención, tener cuenta y cuida- do, estar sobre aviso, fijar la consideración, hacer estudio, examinar atentamente; pero tener atención sólo requiere atender con los oídos, como lo muestra aquel lugar de Cáce- RES, «pide atención á todos y dice: escuchadme y oiréis las mercedes grandes que ha hecho el Señor» (5); tanto, que el que tuvo atención podrá luego decir: por un oído me entró y por otro se me salió; mas eso no es propio del que tuvo aten- dencia. Aunque, si á bulto se leen los clásicos, no siempre deslindan con tanto esmero las dos frases propuestas, por más que la voz atendencia lleve en sí embebido el concepto de cuidado y consideración. Atentalar Hizo el poeta Blasco uso repetidas veces del verbo atenta- lar, como consta en aquel verso, «Que suele andar el ciego atentalando | y al cabo viene á dar más tropezones» (4). — El (1) Excelencias, lib. 4, cap. 2, § 1. (2) Tribunal, disp. 1. (3) Salmo 65, fol. 124. (4) Universal Redención, lib. 3, canto 6. 90 ATERICIADO — ATRABAJADO — ATRABANCAR* Diccionario moderno admite el verbo tentalear, no conocido de la antigüedad, en el sentido de tentar, andar con tiento, andar á tientas, que es el propio significado de atentalar, re- conocer con las manos ó bastón, que es lo que hace el ciego cuando anda. No sería ocioso insinuar los derivados, atentalador, aten- talamiento, atentaladura, atentalatorio, atentaladamente, atentalativo, atentalativa, etc. Atericiado Bien que el participio atericiado pueda sacarse del verbo atericiarse, constante en el Diccionario, no estará demás ad- vertir que hace veces de adjetivo, como vemos en Valderra- ma: «¿Qué cosa es ver un atericiado, que páhdo y robado el color, parece que está asombrado?» (1). — Llámase atericiado ó atiriciado el que padece ictericia, el que contrajo este mal. En tal caso se emplea como adjetivo. Atrabajado Tomás Ramón: «Con ser así que el asno es insipientísimo y atrabajadísimo» (2). — El adjetivo atrabajado se dice también trabajado, por harto de trabajo, fatigado de tanto trabajar; mas con todo eso, recibe una cierta gracia del prefijo a para re- presentar con más viveza la pesada ocupación, como solían los clásicos, que por eso hay tantas dicciones que empiezan con a, cuyas raíces carecen de ella. Atrabancar* Fonseca: «Atrabancar por grandes dificultades» (3).— He- rrera: «No mire tanto el agricultor á atrabancar, cuanto á bien hacer» (4).— Por activo proponen ambos Diccionarios, antiguo y moderno, el verbo atrabancar, que en los dos auto- (1) Ejercicios, p. 3, cap. 15. (2) Dom. 17, punto 4. (3) Del amor ele Dios, líb. 1, cap. 2. (4) Agricultura, lib. 1, cap. 8. ATRILLAR — ATRONCADO 91 res citados recibe forma de intransitivo. Además, no es atra- bancar el darse uno prisa sin reparar en que esté la cosa bien ó mal hecha, sino el acometerla con denuedo sin reparar en in- convenientes, el emprenderla con brío sin ceder á las dificul- tades, el romper y arrojarse con esforzado ardor. El concepto de que «esté la cosa bien ó mal hecha» no dice con atraban- car, que solamente pide valentía y arrojo, si á las autoridades clásicas hemos de dar crédito. Los derivados serán: atrabancador, atrabancamiento, atrabancado, atrabancadamente , atrabancable, atrabanca- dero, etc. Atrillar Miranda: «Afligísteislos,Señor,y atrillásteisios, pero están tan insensibles, que nada les duele» (1).— Por el verbo atri- llásteisios vierte el autor el latín attrivisti eos de Jeremías. El verbo atrillar está por trillar, si bien á éste no le reconoce el Diccionario la acepción figurada de quebrantar , azotar, castigar, que en el texto campea como propia de atrillar. Al cabo trillar y atrillar se originan de trillo, con esta parti- cularidad, que atrillar da más vigor á la acción, como el atte- rere latino es más significativo que el tereré, por la viveza del prefijo ad, que denota abatimiento con más fuerza. De ahí nacerán más vivos los derivados, atrillador, atri- llación, atrill amiento, atrilladero, atrilladura, atrillativo, atrillatorio, atrillada, atrill adámente, etc. Atroncado De tronco se forma el nombre atroncado, que significa hecho un tronco, cual si dijéramos estatua insensible. Tal es el sentido de este lugar de Cabrera: «Aquella mujer pecado- ra, postrada y atroncada á los pies de Cristo» (2). — Bien cua- dra al que se está quedo, inmóvil, el término atroncado, en' sentido metafórico. De donde pasaríamos fácilmente al verbo atroncarse, y á sus derivados, atroncador, atroncamiento, (1) Apología, trat. 4, cap. 8. (2) Scrm. 2.° de S. Juan Evangelista, consid. 1. 92 AUDIENCIA* — AULICISMO atroncativo, atroncadura, atroncadamente, atroncatorio, etcétera, cuya acepción figurada dará donaire al escrito con particular oportunidad. Audiencia * Especial acepción es de la palabra audiencia, aunque me- jor fuera denominarla general, la contenida en este lugar de Jarque: «Palabras corteses, aunque parecen lisonjas, no lo son, pues solamente se encaminan á granjear la voluntad, la audiencia y agrado de los oyentes, para mejor persuadirles la virtud» (1). — Dio nombre de audiencia el autor á lo que es atención, acto de atender, acción de oir lo propuesto. Este parece ser el significado fundamental de audiencia, como el mismo nombre lo dice. Los demás, expuestos en el Dicciona- rio, contenidos en las frases dar audiencia, hacer audiencia, son significados por extensión, aplicados á personas de autori- dad por acomodamiento, porque á cualquier particular le es lí- cito dar audiencia, esto es, dar atención; pero el uso ha de- putado las dichas frases al acto de oir los papas, reyes, minis- tros, jueces, tribunales, pues aun audiencia se toma por el mismo tribunal, y por el edificio en que éste admite los pedi- mentos. De manera, que la principal significación de audiencia, que es atención, se le fué por alto al Diccionario moderno, así como al antiguo, conforme en los clásicos la vemos. Aulicismo Lapalma: «Caemos en la enfermedad del aulicismo, esto es, de la desordenada afición de estar en las cortes y pala- cios» (2). — No hay para qué extendernos en explicar la signifi- cación de aulicismo, cuando el autor la da tan cabal y exacta. De áulico, que es cortesano, palaciego, se formó aulicismo, cual si dijéramos cortesanismo, costumbre, prurito, inclina- ción desmedida de andar por cortes y palacios. (1) El Orador, t. 1, invectiva 2.% § 4. (2) Camino espiritual, lib. 4, cap. 11. AÜSCULTATORIO — AUTORITATIVAMENTE — AVANZA 93 Auscultatorio Fernández: «Era contada y puesta entre las disciplinas auscultatorias» (1). — Disciplinas ausciiltatorias llama el au- tor á las artes de la adivinación que por el canto de las aves, ó por las voces de los brutos, ó por ruidos cualesquiera daban pronósticos de lo que había de ser. Notable es el adjetivo aus- cultatorio, que según su terminación en orio significa lo que sirve para auscultar; así suenan los adjetivos perentorio, di- visorio, oratorio, condenatorio, etc. El verbo auscultar, pu- ramente latino, no es maravilla faltase en el Diccionario, pues nadie le usaba. Hoy en día los médicos se aprovechan de él. Pero el adjetivo auscultatorio, siquiera como voz técnica, pues por técnica la empleó Fernández, aunque nadie la use, mere- cía estar en el Diccionario. Autoritativamente Mata: «Imperiosa y autoritativamente les obliga á dejar la presa» (2).— Ahora dirían autorizadamente, esto es, con auto- ridad, grave y ostentosamente, porque el Diccionario antiguo no conoció el adverbio usado por Mata, como tampoco el nom- bre autoritativo, de donde se formó. Mas ello es, que autori- tativamente significa con propia autoridad, con verdadera y rigurosa autoridad; en cuya acepción se diversifica de autori- zadamente. Avanza Salazar: «Hecha avanza de toda su renta, la repartió de esta manera» (3). — No menciona el Diccionario la voz avanza, conténtase con avanzo, á que da el significado de «cuenta de créditos y débitos que hacen los mercaderes y hombres de ne- gocios para saber el estado de su caudal>. La autoridad de Sa- lazar denota que avanza se usaba en el mismo sentido que (1) Demonstracciones católicas, fol. 66. (2) Cuaresma, Viernes 6, disc. 3. (3) Crónica, Ifb. 5, cap. 6. 94 AVARIENTAMENTE — AVENTANADO — AVOSAR avanzo; ta\ vez sea más castellana, porque avanzo huele á italiano puro. El clásico López dijo: «Convendrá hacer avanzo de mi hacienda, mirar si tengo alguna cosa que restituir» (1). — Habla de los que se excusan de hacer testamento antes de la vejez: empleó la voz avanzo en el mismo sentido que Salazar la voz avanza, á saber, suma, cuenta sumaria; ahora la llaman liquidación, balance, etc. Avarientamente Con avaricia, con afición codiciosa, por modo tacaño, sig- nifica el adverbio avarientamente, como se saca de este lugar del clásico Niseno: «Enterneciese el pecho avarientamente en- durecido» (2). — Dos veces usa en dicho lugar el autor el mis- mo adverbio, pues era amigo de emplear los en mente. De ava- riento se formó. Aventanado Del nombre ventana procede el aventanado, que dice abier- to como de par en par. Valderrama: «Qué cosa es ver un hom- bre arrebatado de una cólera, arrugada la frente, levantadas las cejas, aventanadas las narices, descompuesta la boca, y llena de espuma» (3). — Quien tenga los ojos saltones y abier- tos podrá decir que los tiene aventanados, como asomados á la ventana, ó en forma de ventana. Bien pudiera el aventana- do descender de aventanarse, con que lograríamos la familia de derivados, aventanamiento, aventanadero, aventanador, aventanada, aventanable, aventanativo, etc., para enriquecer la lengua. Avosar Pineda: «Le avosan, y no se precian de le quitar la go- rra» (4).— Así como tutear es hablar á uno de ///', avosar es (1) Memorial, lib. 1, cap, 24, § 1. (2) Serm. en la traición de Judas, as. 3. (3) Ejercicios, p. 1, cap. 4. (4) Dial. 6, § 24 . # AYUNAMENTE — AZACANADO — AZACANARSE 95 hablarle de vos. En el día de hoy, aunque el usted supla el antiguo vos, podía emplearse el verbo avosar para distinguir la acción del que trata con Dios, con los Santos, con personas de mucha autoridad, con quienes el vos todavía está en uso. De avosar tendrían principio los vocablos avosador, avosa- mientOy avosadero, avosadura, avosado, avosadamente, avo- safivOj avosadera, etc. Ayunamente Peraza: «Engañar á un hombre gentil ignorante, contándo- le la cosa desnuda y ayunamente» (1). — El adverbio ayunamen- te viene á significar en ayunas, á secas, sin noticia, sin es- pecificación, pues tal es el sentido figurado de ayuno adjeti- vo. Podrán ser útiles las frases siguientes: «ayunamente lo cuentas; ayunamente me dejas; ayunamente escribes; etc.» Azacanado El Diccionario moderno deja sin explicar el sentido metafó- rico del nombre azacán, que conforme al Diccionario de Au- toridades representa al que se ocupa en cosas de poco prove- cho con afanosa diligencia. Entre los clásicos corría el adjeti- vo azacanado, como en Rebullosa lo vemos: «Anda azaca- nado días y noches tras el dinero sin hallar jamás quietud» (2). — Donde claro se ve que azacanado vale afanado, atareado, asendereado, etc. Lindo vocablo, bien compuesto al estilo es- pañol, aunque procedente del árabe. Si de él puede tener prin- cipio el azacanamiento, ó azacanadamente, véanlo los dis- cretos eruditos conforme á lo que vamos á decir. Azacanarse Del nombre azacán tomó el verbo azacanarse la acepción figurada de afanarse, diligenciar, correr en alcance de alguna cosa. Así lo hallamos en Jarque: «Dichoso el que se está á la mira, y se lo deja correr, y no se azacana en seguimiento de (1) Serm. de Viernes Santo, § De los agravios . (2) Conceptos, lección 12. 96 AZARCÓN* — AZOTAPERROS — AZOZOBRAR felicidad tan fugitiva» (1). — No es maravilla que el antedicho azacanado corriese valido entre los clásicos autores, cuando su engendrador florecía en sus lenguas y plumas. De azacanar- se podrá, pues, colegirse la derivación de azacanador, aza- canamiento, azacanativo, azacanatorío, azacanadamente, azacanadero, etc. Azarcón * Valderrama: «Con un azarcón ó con una venencia le sa- quen dos gotas; que si es bueno, aquella muestra le satisface y dice: basta, guardad lo demás para mí» (2). — El Diccionario entiende que azarcón es minio. Otra acepción muy diversa pide el lugar de Valderrama; el cual, como buen sevillano, en- tendía el arte de probar los vinos por medio de instrumentos, entre los cuales se contaba la venencia, bombillo hecho para el caso. Así azarcón sería otra suerte de utensilio acomodado para sacar líquidos. Azotaperros Entre las palabras azotacalles y azotalengua debería ha- llarse el azotaperros, persona deputada á echar de la iglesia los perros, según lo dijo Tomás Ramón: «Como hay azotape- rros y los echan de ella, hubiese azotaparlones, que afrento- samente los sacasen por los cabezones de ella» (3). — Con esto se nos ofrecen las voces azotaperros y azotaparlones, que no hallan asiento en el Diccionario. Azozobrar León: «Ni el bien le azozobra» (4).— No tan sólo no trae el Diccionario el verbo azozobrar, rectamente formado del nombre zozobra, para denotar la acción de inquietar, acongo- jar, turbar, afligir; mas tampoco la significación activa de (1) El Orador, t. 3, invectiva 6.a, § 5. (2) Ejercicios, p. 2, cap. 12. (3) Plintos escriptiir., t. 1, Dom. 10, p. 4. (4) Nombres de Cristo, Principe de la Paz. 0 AZOZOBRAR 97 zozobrar, que no puede regateársele, si le hacemos equiva- lente á zozobrar. Del cual resultarán los vocablos, adj. azo- zobrado, subst. azozobr amiento, adv. azozobradamente, etc. B Babitonto Pícara Justina: «Tened mejor ojo que esta babitonta» (1). — El adjetivo babitonto, compuesto de baba y tonto, ó de Ba- bia y tonto, representa lo extremado de la tontería y necedad. No sería extraño que babitonto se hubiera estampado en lugar de bobitonto, que tampoco parece en el Diccionario. Babón Francisco Santos: «Aquí llegaban, cuando los detuvie- ron dos babones modernos, y después de breve conversación, ellos guiaron y ellas los siguieron» (2).— Diráse babón el que echa babas, como los niños pequeños; pero en sentido figurado significa el enamoradizo, amartelado, que busca su compla- cencia en hacer el amor. Bafea Francisco Santos: «Sólo del rostro cuidan para conten- tar dejando el alma más podrida y asquerosa que las hediondas bafeas que arroja la sierpe cuando se renueva» (3). — Si no miente ahí la imprenta, el vocablo bafea parece sonar dese- (1) Lih. 1, cap. 3. (2) Día y noche de Madrid, disc. 13. (3j Día y noche de Madrid, disc. 14. BALADRONAR— BALDONADOR— BAMBALEÓN—BAMBOLEACIÓN 99 cho, desperdicio, asquerosidad, bascosidad, inmundicia, ó cosa tal, siquiera en sentido figurado. Baladronar De baladran procede baladronar, que es decir baladro- nadas; pero si el echarlas es cosa frecuente, se dirá baladro- near, verbo asentado en el Diccionario. Laserna: «Agora es tiempo de hacer más cosas, | Si es verdad lo que tú baladrona- bas» (1).— La diferencia entre baladronar y baladronear está sólo en lo frecuente de los actos, como vemos entre pasar y pasear. Baldonador Sencillamente nace del verbo baldonar el nombre baldona- dor. Alvarez: «Sólo ponía los ojos en un enemigo de Dios baldonador de su Iglesia» (2).-El que baldona y escarnece ó injuria á otro, dícese baldonador. Bambaleen Laserna: «Ora se aprietan tanto, que á empujones— A todas partes daban bambaleones. (3).-El vocablo bambaleen, aumentativo de bambaleo, denota lo que tumbo, vaivén violen- to con peligro de caer. El Diccionario admite la dicción bam- boleo, sin hacer mérito áe bamboleón, como tampoco la hace de bambalean ni de bambaleo, con recibir el verbo bamba- lear. Pero no hay duda que en un concurso de gente apiñada los bambaleones vendrán muy al justo. Bamboleación «Bamboleo: acción y efecto de bambolear ó bambolearse» Esto dice el Diccionario.-ALONSO Vega: «No con cerco ó bamboleaciondededos, sino juntos y extendidos, con la señal (1) Universal Redención, lib. 2, canto 4. (2) SíZpa es/3í>., dom. 3 de Cuar.,consid', 10 8 3 [ó) Universal Redención, lib. 2, canto 4 100 banderilla' — BANQUETEADOR de la cruz santigüe» (1).— La palabra bamboleación se ajusta bien á significar la acción de bambolear , así como la voz bamboleo es el «movimiento violento á una parte y otra», según la definió el Diccionario antiguo. Distinguiendo, pues, entre acción y efecto, la acción diremos que se exprime por bamboleación, el efecto por bamboleo. Así bamboleación de dedos será aquella acción de moverse vagarosos los dedos á un lado y á otro sin juntarse tiesos, como se han de juntar para hacer la señal de la cruz cuando nos santiguamos. Banderilla* No reconoce más banderillas el Diccionario que las de los toreros; pero otras admitían los clásicos. Pedro Vega: «En todos pone banderilla de salud, porque no entre cosa que infi- cione al alma» (2). — No solamente no es ésta banderilla de torear, sino que demás de representar banderita, denota se- ñal, signo, muestra, alarde, aviso, indicio, en sentido figu- rado, que se tomó de las banderolas arboladas en los esqui- fes sanitarios, ó en las casas particulares, como señal de amis- tad pacífica ó de libramiento de pestilencia, según que del mismo Vega se infiere: «que se guarde la salud con banderilla, si hubiere cerca pestilencia» (3); lo mismo dice más abajo (4). Banqueteador Pedro Vega: «Desdichada la corona entronizada de los banqueteadores de Efraín, porque es flcr que está cayendo la gloria de su contento» (5).— La palabra banqueteador puede tener dos sentidos: el que da banquetes, y el que recibe el ban- quete; el que convida, y el convidado. Ambos sentidos caben en la sentencia de Valderrama: «Representa una comedia extrañísima, con tan diferentes personajes, como son un rico (1) Espejo, cap. 3. (2) Salmo 2, veis. 13, disc. 2. (3) Salmo 2, vers. 10, disc. 3. (4) IhicL, vers. 13, disc. 2. (5) Salmo 5, vers. 26, disc. 2. BARBAQUEJO — BARBIASOMANTB BARRAGANADA* 101 y un pobre, un banqueteador y un hambriento mendigo, un ga- lán y un desharrapado» (1). Barbaquejo Así se llama la cadenilla que se pone á las acémilas debajo del hocico para llevarlas del diestro enfrenadas. Tomás Ra- món: «Ven aquí puntualmente el freno y barbaquejo de los trabajos que Dios da, lo que puede 3? hace, que al más indómito y cerril le trae domeiíado y rendido» (2). — Sentido metafórico da el autor á la voz barbaquejo.— Pedro Vega: «Veis aquí al pie de la letra el freno y barbaquejo de este verso, y las espi. ñas ó espuelas de que hizo mención arriba» (3). — Alguno podía sospechar si en vez de barbaquejo ha de leerse barbadejo, como diminutivo de barbada, que es la cadenilla con que suje- tan á los brutos por debajo de la barba. Pero el nombrar ambos autores freno y barbaquejo, denota la uniformidad de sentir acerca de palabra. A lo sumo, diríamos que barbaquejo será transformación de barbahejo ó de barbadejo. Barbiasomante Pineda: «Cuando era yo barbiasomante, tenía de estos fil- vanos que ahora desenvaino, mas después que maduré con el tiempo, muy de otra manera trato estos negocios» (4). — A la manera de barbiponiente, barbilindo, barbilucio, barbipun- gente, barbilampiño, es también el adjetivo barbiasomante, que señala joven, mozalbete, á quien apunta el bozo y asoma la barba. Barraganada* En la frase de Correas, «hacer barraganadas:», que quiere decir hacer cascabeladas, travesear, retozar, lozanearse, (1) Ejercicios para el sábado después de la segunda domin. de Cua- resma, p. 1, cap. 19. (2) Puntos, t. 2, dom. 11, p. 2. (3) Salmo 2, vers. 12, disc. 2. (4; £)íá/. 4, § J5. 102 BARTOLINAS acción propia de mozalbillos inquietos, la voz barraganada no parece significar «hecho esforzado de mancebo», como quiere el Diccionario, sino antes travesura, Juego, niñería, trisca, burla, tracamundana. Anticuada está nuestra voz en el sen- tido de hecho esforzado; mas en el de Correas no se ve por dónde se deba anticuar. ¿No conservamos por ventura la voz barragana con la acepción de manceba? ¿No basta acaso la dicción barragana para sustentar el ser de barraganada, comoquiera que no es impropio de barraganas hacer barra- ganadas, quiero decir, andar á pitos flautos, estar á su pla- cer, vivir muy de por sí, gozar de pasatiempos, seguir la vida poltrona, hacer momerías, engatar con dulzura de pa- labras, etc.? Pues todo eso ¿qué otra cosa es sino hacer ba- rraganadas? De la voz barragana ha de resultar por fuerza la voz barraganada en el sentido de acción de barragana; sentido usual, siquiera sea inusual el de hecho esforzado de mancebo. Demás de barragana, tenemos barragán, muy á propósito para hacer barraganadas, frase que en concepto de Correas dice hacer locuras (1). — Al mancebo le conviene semejante acción. Nótese, demás de lo dicho, que barraganada puede representar muchedumbre de barraganes ó de barraganas. Bartolinas Correas: «Sabe muchas bartolinas» (2). — El jurisconsulto italiano, Bartolo, con su famosa erudición dio lugar á que se apodasen con su nombre los enseres, libros, papeles y demás chismes usados por los estudiantes, como consta en las frases liar los bártulos, preparar los bártulos; las cuales se aco- modan también, en sentido figurado, á todo linaje de utensilios, muebles y baratijas. Pero la voz plural bartolinas parece or- denada á representar noticias de erudición, cosas nuevas de ingenio, trazas ingeniosas, agudezas, sutilezas, secretos de arte ó ciencia, cuentos curiosos, conforme á la fama que de todo ello gozó en el siglo catorce el insigne Bartolo, cé- (1) Yocab., letra H, (2) Vocab., letra S. BATUCAR — BAZAGÓN BAZUDO 103 lebre por sus comentarios del Corpus juris y por otros escri- tos de notable erudición. Batucar Pasado en silencio el verbo batucar, pone el Diccionario moderno el bazucar, por «menear ó revolver una cosa líquida moviendo la vasija en que está».— Pícara Justina: «Si se vacia algo, batucaráse todo» (1).— No distingue el Diccionario moderno el batucar del bazucar, tal vez porque no los distin- guió el antiguo en su segunda impresión. Pero una cosa es mezclar, otra revolver: el menear revolviendo para que se mezclen los líquidos, es bazucar; el mezclarse ellos entre sí, es batucarse. Especialmente, que hay líquidos que por más que se bazuquen, no se batucan, como lo saben los químicos. Luego dos vocablos son diversísimos el batucar y el bazucar. Otro tanto digamos de batuqueo y bazuqueo. El mismo verbo latino batuere denota la existencia de batucar. Bazagón Correas: «Es un grajo, un cascante, un bazagón» (2).— El nombre bazagón sigwiUca parlero, picudo, hablador, char- latán, como lo dicen sus equivalentes grajo y cascante en el texto de Correas. El origen de bazagón podía ser la voz baza, que en la frase no dejar meter baza indica su sentido figura- do de conversación. Bazudo Pineda: «Plinio, Lactancio y Celio dijeron ser los bazudos risueños» (3).— El nombre bazudo representa al que tiene el bazo crecido y bien acondicionado. Los dichos autores hacían depender la risa de ser el bazo grande, contra otros que lo ne- gaban. Pero el término bazudo es muy propio del castellano, como tantos otros acabados en udo. (1) Fol. 214. (2) Vocab., letra E. (3) Dial. 9, § 12. 104 BEBERSE — BEMOL* Beberse Laguna: «Después de haber bebídose y esbrindádose el una al otro» (1). — Aunque el Diccionario iguale el beber con el brindar en el sentido de «manifestar, al ir á beber vino, el bien que se desea á personas ó cosas», en cuyo caso el brindar es intransitivo; con todo, deja el Diccionario de notar la forma recíproca de beber y de brindar, que vemos en el Doctor La- guna puesta en hermosa luz. El esbrindarse es forma anticua- da por brindarse, así como esblandir por blandir, escalentar por calentar, estropezar por tropezar, 'escolar por colar, etc. No hay, pues, duda, sino que beberse el uno al otro es hacer el uno á la salud del otro un brindis de amistad, hacerle la salva de un buen trago, como si se dijera beber á la salud del otro. A esta frase da lugar la autoridad del clásico Laguna, tan celebrado por Cervantes en su Quijote. Bemol* Pícara Justina: «No consiste en perfiles de razones ni en bemoles de palabras» (2).— El sentido figurado de la palabra bemol, no advertido por el Diccionario de Autoridades, tómase de la misma voz técnica. Habiendo el monje Guido de Arezzo, en el siglo xi, dado á los tonos de la escala diatónica los nom- bres ut, re, mi, fa, sol, la, tomándolos de las primeras sílabas que encabezan los versos del himno de vísperas consagrado á la celebridad.de San Juan Bautista, sin por eso dejar de la mano la notación literal usada en tiempo de San Gregorio; de entrambas maneras señalaron después los músicos los tonos musicales, siguiendo los franceses y españoles comúnmente la notación inventada por Guido, prefiriendo los alemanes la an- tigua, á cuyo tenor notaban con la A mayúscula el punto la, con la B el punto si, con la C el punto ut, y así sucesivamente hasta el sol, que se representaba con la letra G. Pero cuando querían señalar con diminución de un semitono algún punto de la escala, atentos á rebajar su sonido, llamábanle mollis, esto (1) Dioscórides, lib. 5, cap. 1. (2) Fol. 208. BEMOL* 105 es, muclley blando, suave. Especialmente acaeció esto con el si, que por su sonido chillón hácese tan sensible (así le llaman los músicos), que por eso no se puede en el acorde dominante duplicar, como pueden duplicarse el sol y el re sin menoscabo de la suavidad musical. Como el si, denominado B, era el soni- do más fácil de suavizar, de ahí le vino el nombre de B mollis, bemol, si muelle, que se aplicó generalmente á todos los tonos de la escala suavizados. Esto deberá bastar para descubrir en la figurada acepción de la palabra bemol el sentido de blandura, suavidad, que los autores clásicos le atribuyeron á causa del mol ó blando, en ella contenido. Tal es la significación de los bemoles de pala- bras, tomados en la Pícara Justina por blanduras, suavida- des, melosidades, finuras, delicadezas , ternuras, regalos, caricias, arrumacos, roncerías, zalamerías, de palabras. Por aquí se entenderá el valor de la frase moderna tener bemo- les ó tres bemoles: parécenos una de las más impropias é in- sulsas locuciones del moderno lenguaje, si se emplea para re- presentar el tener dificultad ó el ser cosa grave y de impor- tancia. Porque primeramente el ir una pieza de música acom- pañada de muchos bemoles, no la hace más dificultosa ni más importante, como lo saben al dedillo los tocadores y los canto- res: aquéllos, pues, con sólo aplicar los dedos al instrumento, se hallan hechos los bemoles; éstos, con sólo fingir clave, can- tan la música con facilidad. Para el caso lo mismo fuera decir tener sostenidos y tener becuadros, que tener bemoles. Luego como no se hizo la música para los ignorantes, el tener de- moles, ó sostenidos, ó ¿recuadros, podrá embarazar á los ejecutores, mas no á los oidores, cuyos oídos no hallarán difi- cultad, sino antes exírañeza ó halago en una composición mu- sical sembrada de bemoles. De manera que el tener bemoles, por tener dificultad, no expresa el concepto que hoy á esa frase atribuyen, porque nunca la voz bemol sonó cosa ardua, sino cosa fácil de hacer, blanda, suave, grata al oído. Los au- tores clásicos hubieran extrañado la frase moderna tener be- moles, porque saca de quicio el sentido propio del término bemol, cuando representa una significación figurada que no le corresponJe, como lo dicen los artículos Abemoladamente, Abemolar. 106 BERLANDINAS — BPSTIALIZADO — BESTIALIZARSE Que el 5/ sea el tono más fácil de abemolar, lo significa el haber sido el primero que de sensible pasó á bemol, constitu- yendo así el primer tono después del de la tónica, respecto de los tonos blandos, puesto que los fuertes y recios se valen de sostenidos para mostrar lo arduo, áspero y magnífico de los conceptos musicales. Así como la bajada ofrece más facilidad que la subida, así el abemolar el si es cosa menos ardua que el hacer sostenido el fa, primer sostenido de la escala, como el 5/ es el primer bemol. Todo esto ayuda á confirmar el clásico sentido de bemol, contrario al sentido moderno, ó siquiera di- gamos diverso, pues bemol suena también finura, delicadeza y gracia, según que se puede interpretar el dicho de la Justina. Berlandinas Usan los clásicos este plural en vez de bernardinas ó ber- naldinas, para significar mentiras, engaños, pataratas, trampantojos; en especial se aplica á dichos de fanfarrón, á cuentos de hazañas peregrinas. García: «Las berlandinas que les vendía» (1).— Este vocablo procede del héroe famoso Ber- nardo del Carpió, cuyas proezas llamábanse bernardinas, bernaldinas, berlandinas, según es nuestro romance inclina- do á suavizar las palabras, quitándolas toda escabrosidad, aun- que deba admitir trueque de letras en su pronunciación. Bestializado Significa hecho bestia, embrutecido. Alvarez: «Procuraba el demonio recibir la adoración de aquellos bestializados hom- bres de entonces, en las más monstruosas y espantables figu- ras de animales que había en la tierra* (2). Bestializarse Ferrer: «Como bueyes se embrutecen los hombres y bes- tializan» (3).— De bestial nació bestializarse, que es hacerse (1) Codicia, lib. 1, cap. 9. (2) Silva espir., cuar. dom. 1, consid. 8, § 2. (3) Epifanía, serm. 2, § 4, BISOÑERÍA* — BIZCAR Í07 bestial, portarse como irracional, vivir á ley de bruto. El sentido figurado de bestia explica bien el de bestializarse, que podía hacer buena figura en el Diccionario, aunque el Ro- mance posea otros muchos verbos de igual expresiva. Podrá éste dar por fruto los vocablos, bestializador, bestializamien- tOybestialización, bestializativo, bestializadamente, etc., en su acepción extensiva. Bisoñería* Esta palabra consta en el Diccionario como equivalente á bisoñada, esto es, «Dicho ó hecho de quien no tiene conoci- miento ó experiencia». El clásico Rosende hizo de ella uso, escribiendo: «Desanimarse para no entrar en su generosa mili- cia, es bisoñería con que de ordinario nos engaña el ene- migo» (1}. — Lo primero que en esta autoridad merece atenden- cia es el estilo mediano y no familiar gastado por el escritor Rosende en el citado pasaje; de donde podemos inferir que la voz bisoñería no pertenece de suyo al lenguaje familiar, como el Diccionario lo enseña. Lo segundo, el sentido de bisoñería no tanto es dicho ó hecho del que no tiene experiencia, cuanto la misma inexperiencia del sujeto, según del lugar alegado se colige, donde desanimarse es bisoñería, quiere decir, es falta de experiencia. Lo tercero, aunque bisoñería pueda equipa- rarse á bisoñada, pero también bisoñada vale cosa de bisoño, achaque de bisoño, proceder de bisoño, inexperiencia de bi- soño, si bien al nombre bisoñada le viene como nacido el re- presentar turba de bisónos, caterva de bisónos; acepción, que no corresponde á bisoñería. Lo cuarto, en fin, la palabra bisoñería, no solamente tiene acepción diversa de bisoñada, mas tampoco se limita á dicho ó hecho de quien carece de co- nocimiento ó experiencia. Bizcar Correas: «A la puerta estaba el cojo, y la tuerta le bizca el ojo» (2).— El verbo bizcar es guiñar, hacer del ojo. De (1) Yida de Palafox, lib. 1, cap. 7. (21 Vocab. de refr., pág. 4, col. 1.* 108 BLANQUILLA — BLÁSIDO — BLASONERÍA — BOBICULTO este verbo familiar pueden formarse los derivados, bizcador, bizcamiento, bizcadiira, etc. Al nombre bizco debe su ser el verbo bizcar. Blanquilla Pineda: «Catulo, no muy prudente, ó amigo de blanquillas, prometió bravo castigo á los que tal habían urdido» (1). — De blanca sale el diminutivo blanquilla, significador deí///zer/7/o. Así amigo de blanquillas es codicioso, avariento, aficionado al dinero. En esta acepción blanquilla es gracioso subs- tantivo. Blásido Venegas: «a la ropa blanca acude la corrupción y dale un ramalazo con un blásido, y demás de la color amarilla dale unas sajaduras por los dobleces» (2). — Qué significación con- tenga la palabra blásido, como no lo podemos apear mediante el Diccionario, conjeturalmente digamos ser aquel color ama- rillo que suele tomar la ropa blanca después de usarse por largo tiempo. Blasonería Diego de Vega: «¡Qué de bravatas y qué de blasonerías que hacéis!» (3).— Bien merece la palabra blasonería ocupar asiento en el Diccionario, como otras tantas en ía. Equivale á ufanía, bravata, ostentación con alabanza propia. Fórmase del nombre blasón, honor ó gloria. La frase hacer blasonerías de alguna cosa significa gloriarse vanamente de ella. Bobiculto Esquilache: «Donde una bobiculta se despliega» (4). — Sus motivos se tendría el Diccionario moderno para alejar de sí el (1) Monarquía eclesiási., lib. 11, cap. 26, § 4. (2) Diferencias, Hb. 3, cap. 45. (3) Sermones, feria 3.^^ de la Semana Santa. (4) Rimas, carta 3. BOBUNO — BODEGO — BONANZOSO 109 vocablo bobiculto, puesto en lista por el antiguo, echado de ella por el de la segunda edición. Mas para con un solo térmi- no calificar al que siendo ignorante afecta cultura de estilo, ¿qué cosa tan ajustada como el nombre bobiculto, ora se use en poesía, ora en estilo prosaico? Bobuno Derívase de bobo. — Pícara Justina: «Estos salvajes le cuadraron por dos razones: la una, por la conveniencia bobu- na> (1). — Cosa de bobo representa el adjetivo bobuno, muy á propósito para expresar la condición comunísima de tantas cosas y personas como se usan en el mundo. Bodego EsTEBANiLLo: «Residente de bodegos | Y asistente de bayu- cas» (2).— Sólo pone en catálogo el Diccionario el nombre bode- ga, omitido el bodego, el cual daría ser al bodegón con más felicidad que bodega, si asentamos que bodego es lugar donde se da de comer y beber á los transeúntes, como parece insi- nuarlo el autor, puesto que bayuca es taberna, porque no con- servó la voz aumentativa bodegón el sentido de bodega^ si de ella procede, como lo enseña el Diccionario. Bonanzoso Pedro de Vega: «El aire bonanzoso con que caminamos á Dios, es más propiamente suyo que nuestro» (3). — De bonanza salió bonanzoso, es decir, favorable, sereno, tranquilo. El Diccionario menciona solamente el nombre bonancible, que se aplica á tiempo, viento, mar. (1) Lib. 2, p. 3, cap. 1, § 2. (2) Cap. 11. (3) Salmón, vers. 11, disc. 5. lio BONETA -BOQUIPANDO — BOQUISECO* Boneta Cabrera: «Amaina las velas, saca boneta» (1).— El subs- tantivo boneta, «paño que se añade á algunas velas para au- mentar su superficie», no se echaba de ver en la edición doce- na, á pesar de haber campeado en los libros clásicos, y lo que más es, en el Diccionario de Autoridades. Pero ya la edición trece le restituyó al romance, como era razón, por más que le viese desterrado de la edición de 1770, verdaderamente fatal para el idioma español. Boquipando Pícara Justina: «Mi madre era menos boquipanda que su matrimonio» (2). — La composición boca y pando muestra al espacioso de labia, al prudente en el hablar, al sesudo y tardo en abrir la boca, al pausado en alegar razones, al detenido en palabras, al cachazudo de lengua. Por no haber el Diccionario hecho archivo de esta graciosa voz, nadie la conoce, aunque López de Úbeda la haya dejado escrita. De un hombre que gasta mesura y pachorra en el hablar, con substancia ó sin ella, diremos que es boquipando. Boquiseco* Diccionario: ^Boquiseco, que tiene seca la boca; dícese de la caballería que no saborea el freno ni hace espuma». — Otro sentido da de sí la sentencia del clásico Villaba: «Al cabo se queda boquiseco» (3).— El boquiseco de Villaba es metafó- rico, quiere decir sin substancia, con solas apariencias, como quien con mucho prometer se queda vacío de dentro sin cumplir lo prometido. (1) Serm., pág. 275. (2) Lib. l,cap. 3, §2. (3) Empresas, p. 2, empr. 2. BORBOLLEAR — BOBDINGA. — BORRACHADA 111 Borbollear Alvarez: «Ya riega el Señor sus almas y cuerpos, no con agua, sino con su propia y divina sangre, dándosela viva hir- viendo y borbolleando en sus bocas» (1). — El frecuentativo borhollear dice hacer repetidos borbollos, brotar á borbollo- nes. Los derivados, borbolleador , borbolleamiento, borbollea- do, borbolleadamente, borbolleativo, borbolleadero, etc., acrecentarán la riqueza del idioma. Bordinga Correas: «A barco viejo, bordingas nuevas». Luego añade: «El asturiano llama bordingas á los maderos que se ponen á lo largo en los barcos para reforzarlos» (2). — El refrán es caste- llano; significa que las cosas han de ser proporcionadas, y no desconvenientes, á su fin. Cuanto á la significación de bordin- ga, baste la autoridad del Maestro Correas para descanso de los quisquillosos. Borrachada Pineda: «Para una borrachada salen más guisados y diferen- cias de vinos, que todos los maestros de cocina y mojones sa- brán conocer» (3). — Ley es de muchos substantivos acabados en ada, que signifiquen dos cosas: la acción del nombre origi- nal y copia del mismo nombre. Así borrachada equivaldrá á acción de borracho y á multitud de borrachos: la primera voz representa la acción propia del borracho, que consiste en per- der el caletre al compás del vino y echar necedades sin cuen- to; la segunda denota muchedumbre de borrachos, que suele resultar de un opíparo banquete. Así lo enseñó el Maestro Co- rreas (4). — El Diccionario dice que borrachada es anticuado, (1) Silva, Mandato, consid. 8. (2) Vocab. de refr., pág. 11, col. 1.* (3) Vida de S. Juan, lib. 3. art. 2, cap. 1. (4) Arte grande, 1626, pub. ea 1903, pág. 115. 112 BORRONISTA por borrachera. Pero no es lo mismo borrachada que borra- chera, como va dicho. En Pineda se puede entender la voz bo- rrachada en las dos acepciones expuestas. Para dar más luz á este punto, oigamos al Maestro Co- rreas: «Algunos destos también significan dos cosas: Estu- diantada = la copia de estudiantes, y la aczion propia de es- tudiante» (1). — Ni en uno ni en otro sentido hállase la voz es- tudiantada en el Diccionario, con rezarse en él hasta del dimi- nutivo estudiantuelo. Evidente cosa es, con todo eso, que la dicción estudiantada pertenece al castizo romance, de igual manera que borrachada. Pero así como estudiantada denota la acción propia de estudiante, así borrachada representa la acción propia de borracho. Será borrachada el caer el hombre en tierra con la fuerza del vino; borrachada, el estar enajena- do de sí; borrachada, el parlar temblando los labios y descon- certadamente; borrachada, el desmandarse contra la natura- leza; borrachada, el hacer visajes, gruñir y embravecerse; borrachada, el andar haciendo equis; borrachada, el dormir la mona profundamente. Estas y semejantes son acciones de ebrio, mas no constituyen la borrachera, la cual las produce como causa; por eso llámanse ellas borrachadas, y ella borra- chera, no de otra suerte que las acciones de estudiante se di- cen estudiantadas. Pero si en lugar de un borracho tenemos veinte, que una vez cogido el lobo por la cola, se están en el pa- raíso de Baco á treinta con rey, diremos con propiedad: ahí va una borrachada. Tanto importa definir puntualmente los con- ceptos de las voces, como las voces de los conceptos. Borronista El que tiene costumbre de hacer borrón ó borrador cuando escribe, llámase borronista. Esquilache: «Ni de ser borro- nista me recato» (2).— Necesaria es al romance la voz borro- nista, que dibuja tan al vivo la grave tarea del escritor ocupa- do en borrar lo escrito para tornarlo á poner en mejor forma. Porque ¿cómo llamaremos al que tomada la pluma, al paso que va escribiendo, á ese borra y desborra, echa aquí un tildón, (1) Ibid. (2) Rimas, carta 2. BOSCAJEADO — BOTACUCHAR 113 acullá una enmienda, luego deshace de una plumada tres gaza- fatones que antes no advirtió, hasta dejar el escrito hecho una algarabía, que sólo el borronista acertará á descifrar? Tam- bién podrá llamarse así el chapucero que suele manchar el es- crito con tachones, aunque los deje sin enmienda. Boscajeado Del sentido figurado de boscaje, que es pintura ó cuadro re- presentativo de arboledas, podremos sacar la significación de boscajeado en este pasaje de Diego Vega: «Tratando de esta fortaleza, en quien la de la Iglesia y de sus capitanes estaba como boscajeada» (1). — La fortaleza, de que trata el autor, es la torre de David, á la cual se compara, en el Cantar de los Cantares, el cuello de la Esposa, que es la Iglesia. Decir que en el alcázar ó torre de David está como boscajeada la Igle- sia, no significa que está bosquejada (pues el bosquejar es un pintar de primera mano sin definir contornos ni matizar con colores), sino que está figurada, representada, cifrada, ca- balmente definida. Tanta es la diferencia entre bosquejar y boscajear; el cual verbo tiene dos sentidos: el propio es pintar arboledas en paisaje; el figurado, representar, figurar, simbo- lizar, cifrar. Derivación de boscajear: boscajeador, boscajeamiento, boscajeadura, boscajeativo, boscajeadero, boscajeatorio, boscajeadamente , etc. Botacuchar Pineda: «Podíamos jugar á botacuchar con las razones, por se tratar cosas en que todos podíamos cacarear» (2). — El vo- cablo botacuchar parece compuesto de bota y cuchar ó cu- chara. Significará lo mismo que cucharetear ó meter la cu- chara. ks\ Jugar á batacuchar equivale á jugar al juego de meter cuchara en todo. Cuando dos ó tres conversan de cosas por ellos sabidas, con razones y opiniones, sin convenir en un parecer, por entretener la conversación, se dirá bien que Jue- (í) Domin. 6 después de la Epifanía. (2) Dial. 2, § 12. 114 BOTECILLO — BOTEZ gan á botacuchar , frase graciosa, digna de perpetuidad. Los derivados, botacuchador, botacuchadero, botacuchadura, bo- tacuchada, botacuchamiento, etc., quedan al buen placer del hablistán. Nótese que la fuerza del verbo está en bota-cuchara, esto es, arrojar la cuchara, cual si dijera, arrojar la pelota, pelotear. Botecillo Una vez propuesta por el Diccionario la palabra bote, no había necesidad de mentar el botecillo si vamos en rigor de verdad; pero por ser esta voz propia de tenderos, boticarios, drogueros, etc., entraña en sí un particular sentido, merecedor de memoria. Pedro Vega: «Se deben mirar como los botica- rios, cuyos botecillos en los sobrescritos dicen remedio, y dentro hay quizá veneno» (1). — Llámese, pues, botecillo la ca- juela, frasco, vasija de cristal, de pequeña hechura, á dife- rencia de bote, que no determina dimensiones. Tres veces nombra botecillo el autor en ese lugar, sin acordarse de otro vocablo; señal que reconocía en él alguna especial gracia de significación. Botez El adjetivo boto, rudo, torpe de ingenio, ayudó á la forma del substantivo botez, aplicado oportunamente por el clásico Moreno: «Por la botez de sus entendimientos apenas saben discernir lo que es bueno ó malo» (2). — El Diccionario moder- no apuntó el nombre boteza, pero le anticuó poniendo en su lugar botedad, que también tuvo por anticuado, en vez de em- botamiento. De suerte que el nombre botez corre peligro de echarse al rincón, sólo por no haber hasta el presente dado muestras de sí, por más que los clásicos se hartaran de usarle. Por qué razón el substantivo botez ha de valer menos que embotamiento, le costará trabajillo á quienquiera el demos- trarlo, pues está legítimamente constituido. Además, botez más frisa con rudeza y torpeza, que con embotamiento, por- (1) Salmo 5, vers. 6, disc. 2. (2) Jornadas, 2.^, cap. 29. 4- BOTIJÓN — BOYA — BRABÍO 115 que más es causa del embotamiento que el embotamiento mismo. Botijón Aumentativo de botija es el botijón. Pedro Vega: «Para que esté el agua fresca, la ponen al sereno en los terrados de las casas en unos botijones que tienen la boca angosta» (1). — La calidad de aumentativo le da al botijón el ser de mayor ca- pacidad que la botija y que el botijo, el carecer de asas, el poder hacerse de varia materia. Boya HuÉLAMO. «Estando ocioso y de buena boya, jugaba á los dados» (2). — El nombre ^oj^a recibe aquí una acepción figura- da, apenas conocida. A la manera que el corcho, atado á un cabo, y flotante sobre el agua, llámase ^O}'^ en sentido propio; así la holganza, desocupación, poltronería, ociosidad, se ex- presan por el nombre boya en la frase galanísima estar de buena boya metafóricamente. Entre otras mil falta ésta en el Diccionario, por no acabar de exprimirse el concepto clásico de boya. Ni hay peligro en la impresión, como si boya debiera leerse boga; porque estar de buena boga sería una frase, no sólo contraria al intento cuanto al sentido, pero inaudita cuan- to á la forma y expresión. Tal vez la frase estar de buena boya podría significar bandearse, saberse gobernar ó ingeniar. Véanlo mejor los eruditos. Brabío Pinel: «a la corona está inmediato el brabío» (5). — Toma- ron los clásicos de la lengua griega el ié.rxmvíQbrabío, pp(zpsrov,en latín brabeum ó brabium, premio de la victoria en los juegos olímpicos; porque al ver que los latinos no se habían desdeña- do de usurparle á los griegos, tampoco les pareció á los espa- (1) Salmo 5, vers. 7, disc. 2. (2) Misterios, disc. 8, § 2. (3) Retrato, pág. 248. 116 BRACITENDIDO — BRANDEVÍN — BRAVOSÍA ñoles mengua el tomarle para sí. Pero al Diccionario moderno se le pasó entre renglones, si ya no decimos que para borrar del romance el brabío, le quiso con el silencio desautorizar. Bracitendido Venegas: «Aparece luego á la hora el hobachón braciten- dido de qué dirán, bostezando por una parte, y emperezándo- se por el resto» (1). — Varios términos son dignos de atendencia .en la alegada autoridad. Primeramente, el nombre hobachón, estimado adjetivo por el Diccionario, hace en el texto de Ve- negas papel de substantivo, con la significación de hombre obeso y flojo. Después, el adjetivo bracitendido, como lo dice la composición de brazo y tendido, representa al indolente y haragán, que se está quedo que quedo con pies de plomo para toda acción: en el Diccionario no leemos semejante palabra. En fin, el modismo por el resto, que tampoco luce en el Dic- cionario, merece consideración, porque con parecer francés, es muy castellano, como lo depone la pureza clásica de Venegas. Brandevin EsTEBANiLLO: «Me iba á los bajeles de la dicha armada to- das las mañanas, y en ellos trocaba brandevin por bizcocho, y á veces por pólvora y balas» (2).— El brandevin hace aquí ofi- cio de aguardiente. En francés se dice brandevie el aguar- diente de granos, ó la fábrica de él. No creemos haya error de imprenta en el texto español. En el capítulo once del propio Es- tebanillo leemos: «Me estuve gran rato tragando más aire que brandevín». Usó aquí el autor \apa\abr a brandevin, más ajus- tada á la francesa, por aguardiente, sin el intento de incorpo- rarla al idioma español, puesto que ningún clásico la admitió por corriente. Bravosía Con haber apuntado la Real Academia las voces bravosi- dad, bravoso, bravosamente, todas por anticuadas, dejó en (1) Diferencias, lib. 3, cap. 21. (2) Cap. 4. BREGADURA — BREGAR* 117 silencio el nombre bravosía, usado por Diego de Vega en aquel pasaje, «hacer bravosías y fieros, como quien llevaba al rey en el cuerpo» (1). — La dicción bravosía es bravata, bala- dronada, fiero, desgarro, amenaza arrogante. El nombre ^ra- vosía corrió valida por el siglo xvii, casi siempre en plural. Bregadura Pícara Justina: «Como era la primera vez que me hojal- dré, encendióseme la sangre con la bregadura» (2). —La voz bregadura muestra la acción de bregar, que es forcejar, tra- bajar afanosamente; por manera, que bregadura dice aquel frotamiento afanoso con que la Justina dióse de blanco y colo- rado, jalbegándose á gusto y amapolándose con su postura de salserita refina. Bregar* Pícara Justina: «Le bregó á coces la barriga al muy le- brón» (3). — Este bregar activo hace las veces de /7/s<2/*, ho- llar, sobar. El Diccionario antiguo no reconoció sino la for- ma intransitiva de bregar en sentido de luchar, forcejar, tra- bajar afanosamente. Pero el moderno acrecentóle la forma activa de «amasar de cierta manera». Esta acepción, tomada figuradamente al modo de sobar, sería la más á propósito para el bregar de la Pícara Justina. Mucho es que Cuervo no diese en la cuenta del activo bregar (4), pues solamente le tomó por neutro, antes al contrario porfió que bregar no recibe acu- sativo. A tenor de la bregadura dicha podíamos sacar bregador, bregamiento, bregado, bregadamente, bregadero, brégalo- rio, bregativo, bregante, etc., en la acepción activa. (1) Sermones, t. 2, Lunes de Pasión. (2) Lib. 2, p. 2, cap. 1, § 1. (3) Fol. 30. (4) Dicción., t. 1, pág. 900. 118 BRIBIAR— BRINCAR* — BRINQUINILLO Bribiar Correas: *Bribia es la picardía y mendiguez, y bribiar ó bribar, andar á la vida mendicante; andar á la bribia, mendigar holgando y vivir del sudor ajeno; bribón ó bribión, el tal men- digo» (1). — De estos vocablos dejóse el Diccionario oXbribiar, y el bribión tomóle en otro sentido. Brincar* Fonseca: «La mujer brinca á su hijo 3? le dice ternu- ras» (2).— No dejará de parecer extraña cosa, que el Diccio- nario moderno prive de su forma activa al verbo brincar, cuando el antiguo se la otorgó de mil amores en las frases, fulano brincó á mengano, esto es, le pasó adelante en el cargo ó dignidad; brincar una cláusula entera, por pasar de una cláusula á otra; brincar climas y puertos, por irlos saltando aprisa. Pero entretanto se le pasó al antiguo la acepción de Fonseca, brincar una madre á su hijo, que es hacerle dar brincos. Los derivados serán: brincamiento, brincadera, brincade- ro, brincado, brincadamente, brincatorio, brincativo, etc. Brinquinillo Santa Teresa: «Del bálsamo se tomó acá un poco, por- que Isabelita dice que tenían allá mucho, y tres brlnqulnlllos, porque no piense que es mi Isabelita la hija de la madras- tra» (3). — La voz brinquinillo, substantivada, no puede ser sino una forma de brinquiño ó brinquillo, que es dulce delica- do, y también dije, niñería, alhajuela, Juguete, cosa de pri- mor y de poco peso. (1) Vocah. de refranes, letra L, pág. 178, col. 1.' (2) Del amor de Dios, p. 1, cap. 8. (3) Carta IM, A la M. María de S. José, 26 Enero 1577.— Laíuente, Obras de Sta. Teresa, t. 2, pág. 128, col. 2. BRIZAS — BROLLADOR BROLLAR 119 Brizas Pedro Vega: «La cual bruma cae ahora, y mucho tiempo ha, en el mes de Enero, de donde corrompido el vocablo, que- dó el nombre á las brizas de Enero. — Venían á ser entonces las brizas en Diciembre» (1). — Así como la voz bruma denota el invierno, de igual manera brizar suena lo mismo, como el autor lo declara. Adviértase que cinco veces pone Vega la pa- labra en plural brizas en el lugar citado, como ratificándose en la propiedad de la voz. Las brizas son las nieblas ó brumas, que en ciertos países suelen caer en los meses del invierno. Brollador Lorenzo Qracián: «Por eso se llamaron fuentes, porque son brolladores de perlas entre arenas de oro» (2). — Otros es- criben brullador, pero la significación es manantial , surti- dor, como lo dirá el artículo siguiente. Brollar Alguna novedad causará á los neotéricos el verbo brollar, que ha desaparecido del Diccionario moderno, con haber hecho su papel en el antiguo sin nota de anticuado, bien que la segun- da edición de 1770 le desterró del idioma. — Malo: «La piedra al golpe descortés brolló un resorte de cristal» (3). — Dícese brollar, echar de sí la fuente un líquido que sale como hir- viendo; en lo cual se diferencia de brotar, que se aplica á toda suerte de cosas materiales y morales cuando se manifiestan salidas de su origen; pero el brollar es sólo respecto de los líquidos. Verbo activo es el verbo brollar, tenido en gran pre- dicamento entre los aragoneses. El brogliare italiano dice otra cosa. Más se acerca al brollar castellano el brollar ca- talán, que suele usarse como neutro. (1) Salmo 6, vers. \7, disc. 2. (2) El Criticón, p. 3, cris. 5. (3) Sermón de S. Bernardo, disc. 8. 120 BRÓTANO* — BRUJULAR — BRUTAMENTE Brótano* Al nombre substantivo brótano considera el Diccionario como significativo de planta especial, pues le equipara al nom- bre abrótano; pero de Zamora se saca un más general sentido. Hablando de los vicios que brota nuestra condición continua- mente, dice: «Brótanos son éstos del tronco de nuestra natura- leza, no hay que espantar que en los más perfectos se críen; malezas son, que los barbechos de nuestros corazones echan; espinas, que con el trigo nuestra alma produce» (1). — Con bas- tante claridad se ve, ser brótano voz genérica át pimpollo, renuevo, tallo, rama, y no de planta específica. La misma he- chura de brótano parece darlo á entender. Si algún escritor de agricultura acomodó ese nombre á planta determinada, no dejaría de ser verdad la denominación genérica. Brujular Nombre adjetivo, formado de brújula, es el brujular, que significa curioso, investigador, pesquisidor, mirón, supuesto que brújula se toma por tino, acecho, mira, vista, metafóri- camente. Pícara Justina: «A las fiestas concurría gente del oficio brujular» (2). — Quiso decir, gente que tenía por oficio curiosear, estar al acecho, conocer por brújula, brujulear. De un astrónomo nadie quitará digamos ejercita el oficio bruju- lar, así como el mirón es un brujular, la curiosa una bruju- lar. El adverbio brujularmente es sin duda aceptable. Brutamente Valderrama: «Serán los animales que allí se sacrificarán, todos los pecadores que han vivido brutamente, inclinados sola- mente á la tierra y al regalo de su vientre» (3).— El adverbio brutamente quiere decir á lo bruto, á manera de bestia, tosca- mente, groseramente. El brutalmente del Diccionario admite (1) Monarquía, Santiago, símb. 3, § 6. (2) Lib. 2, p. 2, cap. 1, § 2. (3) Ejercicios, pág. 1, cap. 7. BUEYERIZO — BUFA — BUFONICISTA 121 otros sentidos. La diferencia de bruto á brutal, esa va del un adverbio al otro. Lo que decimos en bruto, como diamante en bruto, peso en bruto, podía tal vez volverse por brutamente. Bueyerizo Viene á ser como boyerizo ó boyero. Pineda: «Vio á un buey andar comiendo y hollando un habal, y dijo al bueyerizo que le hablase, porque no hiciese más daño, y el bueyerizo, que no debía ser muy lerdo, respondió que no sabía él hablar bovi- na ó bueyunamente, que el latín dice bovatim, y nosotros bo- vátilmentey> (1). — Varios vocablos flamantes se nos vienen á las manos en este lugar de Pineda. Primero bueyerizo ó boye- rizo; después bovinamente, á lo buey; luego bueyunamente, al estilo de los bueyes; en fin, bovátilmente, que suena lo mismo. Tanta es la facilidad del romance en la formación de voces. Bufa EsTEBANiLLO: «También tienen sus pegatostes los gentiles- hombres de la bufa, como los generales y tenientes» (2). — Lla- mó bufa el autor á la broma, virotería, vida airada, chanza, chocarrería. Acaso esté ella tomada del itaíiano, ó sacada del adjetivo ^///c. Bufonicista Lope: «En siendo un escolar bufonicista» (3).— Al que dice ó hace bufonadas cuádrale bien el nombre bufonicista; voca- blo alegado por el Diccionario de Autoridades, omitido por el de la segunda impresión de 1770, dejado en silencio también por el moderno. El caso es que en el día de hoy los nombres acabados en ista han crecido imponderablemente, á la medida que se han aumentado los oficios, doctrinas, cargos, á cuya significación se enderezan los dichos nombres. Tal vez sonaría mejor al oído de los modernos el vocablo bufonista ó bufone- (1) Monarquía eclesiást., lib. 27, cap. 5, § 1. (2) Cap. lí. (3) Filom, 110. 122 BÜJÜLETA BULA* — BURUJÓN* ro. La verdad sea, que ninguno de los tres tiene asiento en el Diccionario. Bujuleta Pedro Vega: «No hay respetos ni diferencia de personas en la muerte, como no lo hay en la bujuleta de las suertes» (1). — La voz bujeta, «caja de madera», vérnosla en el Diccionario, mas no la bujuleta, diminutivo gracioso, que dice cajuela, cajoncito. No extrañaría yo, que en vez de bujuleta debiéra- mos leer bujetuela, por yerro del impresor, trastrocadas las últimas letras por los cajistas, porque de otra suerte el nombre bu fula, que daría lugar á bujuleta, debiera parecer en alguna parte, y no parece, ni aun á castellano sabe. Díjose bujeta, porque las cajitas semejantes ordenadas á guardar dijes, olo- res, cosas aromáticas, solían ser de boj, bien que las hubiese de oro y plata. Bula* Granada: «Tener una bula de general exención de todos los males» (2).— Bien á las claras se ve que el término bula se toma aquí en sentido figurado por privilegio, concesión, gra- cia, excepción, favor, beneficio, á la medida de las bulas apostólicas, en que los Romanos Pontífices conceden indulgen- cias y privilegios. Sentido metafórico, muy usado en el lengua- je popular, especialmente contenido en la frase tener bula vara todo, mencionada en el Diccionario, 2.^ edición. Pero no se determina en él la acepción figurada como de general apli- cación. Burujón * Nieremberg: «Tiene pendiente delante de los ojos dos como hilillos, en cuyos extremos están dos burujoncillos de carne; escóndese toda ella, si no es aquellos sus anzuelos» (3). (1) Salmo 5, vers. 5, dlsc. 2. (2) Símbolo, p. 2, cap, 3. (3) Oculta filos., Hb. 2, cap. 58. BURRIQUEÑO — BUSCADERO 123 —Así como de burujón se forma el diminutivo burujoncillo, por igual manera de burujo sale el aumentativo burujón, que dice masa pequeña de alguna cosa, pedacito de carne, bultito de madera, como de lana apretada. El Diccionario lleva el bu- rujón por otro camino; pero no se puede negar la propiedad sobredicha, atestiguada por Nieremberg. Burriqueño No tan clara, como se echa de ver en la Pícara Justina, da la noticia el Diccionario de la voz burriqueño, si acaso fuera igual á borriqueño, que no lo será mientras borrica y borrico, ó burra y burro no sean parejos. Dice, pues, el texto: «Me podía componer conmigo misma, en razón del aplicamiento bu- rriqueño» (I)-— En este lugar habla Justina de la burra ajena que trocó por la suya propia, de modo que aplicamiento bu- rriqueño es aplicación ó usurpación de la burra. Con esto el adjetivo burriqueño queda por sinónimo de cosa de burra, burrical, burral. Buscadero Pícara Justina: «Si encuentra un nuevo teólogo, busca- dero de los de á ciento en carga, no sólo le tumbará» (2).— Adjetivo es aquí el nombre buscadero, que en otra parte podía significar el paraje donde se busca alguna cosa; pero en Justina es lo fácil de buscar, lo que se puede buscar. Mas no hay buscarle en el Diccionario. (1) Lib. 2, p. 2, cap. 4, § 2. (2) Lib. 3, cap. 2. G Cabalar No solamente es castellano el verbo acabalar, puesto en plaza por el Diccionario, mas también el cabalar, formado del nombre cabal, en significación de completar, coronar el núme- ro, ocupar el puesto, llenar la medida. El Dr. Forres le em- pleó: «El ser quien cabala lo que se pretendió gozar, es toda la razón de llevarse el afecto» (1). — No son pocos los verbos que, formados de nombre, ora admiten, ora dejan la a prefija, sin menoscabo de la significación. Derivados: cabalador, cabalado, cabalamiento, cabala- dero, cabalatívo, cabalatorio, cabaladamente, cabalante, cabaladizo , cabaladura, cabalación, etc. Caballerías Entre las muchas acepciones de la voz caballería, muy de notar es la que usó Valderrama en este lugar: «¡Qué brioso sale el caballo cuando rúa, y qué de caballerías hace que se arrebata los ojos!» (2). — La frase hacer caballerías importa hacer gallardías propias del caballo, bizarrear con orgullo, hollarse con garbo, moverse con lozanía y brío haciendo corve- tas, escarceos, piruetas y otras demostraciones de bizarría. (1) Serm. de S, Matías Apóstol, disc. (2) Ejercicios, p. 2, cap. 11. I CABECERÍA — cabellos' 125 Otro tanto se dirá del jinete en el manejar su caballo: ¡qué ca- ballerías hace el que le monta! Cabecería De cabeza viene cabecería, cuyo sentido figurado es ter- quedad, al modo que cabezudo S)a\e. pertinaz, terco.— To}\ks, Ramón: «Me han provocado con su cabecería y porfía en ofenderme» (1). — No habrá inconveniente en dar á cabecería &\sQX\i\áo áo. primacía, \>\XQS lo sufre la palabra cabecero; será el segundo después de obstinación, porfía, terque- dad, contumacia, aunque bien mirado, más será sentido por extensión que sentido metafórico. El citado autor en otro lugar dice: «Los ángeles malos quedaron para siempre jamás condenados á eternas llamas de fuego, por haber permanecido hasta caer, en su pertinacia y cabecería, en aquella mala afec- ción y aversión con que pecaron» (2). Cabellos* No es aquí nuestra intención añadir ni quitar parte alguna de las acepciones señaladas por el Diccionario á la voz cabe- llo, sino solamente insinuar la frase fiablar de los cabellos, que encierra un particular sentido, como en Jarque se podrá ver: «Ranas pescamos cuando solamente pretendemos que se hable de nuestros cabellos, y que haga ruido nuestro nom- bre> (3).— «¿Habrá alguno, que porque se hable de sus cabe- llos, como el que por dejar nombre de sí puso fuego al sun- tuoso templo de Diana, revuelva con memoriales y mentira el mundo?» (4). — Como sean los cabellos cosa de tan poco fuste, la frase querer uno que se hable de sus cabellos viene á sig- nificar lo mismo que pretender fama, buscar estimación, anhelar nombre ruidoso, solicitar honra vana, porque vaní- sima cosa es hacer alguno de los cabellos propios materia de conversación. Esta frase no se halla en el Diccionario, donde (1) Puntos escriptur., t. 1, Dom. 9, p. 2. (2) Ibid, dom. 6, p. 3. (3) El Orador, t. 1, invectiva 2.*, S 6. (4) Ibid., disc. 3, § 11. 126 CABIZCAÍDO — CABIZCUBIKRTO— CABIZMORDIDO tal vez podría tener lugar la palabra cabello por menudencia, nulidad, niñería, minucia, poquedad, bagatela, como lo dice la frase clásica asirse de un cabello. Cabizcaído Zamora: «Marchito trae á un hombre su pecado, cabizcaí- do y agoniado» (1).— Dos adjetivos totalmente nuevos nos ofrece aquí Zamora, á saber, cabizcaído y agoniado. El pri- mero se confunde con cabizbajo, confuso, lleno de pensamien- tos y pesares, melancólico, macilento, triste, marchito. El se- gundo, agoniado, formado de agonía, vale acongojado, con- gojoso, apesarado, que trae lucha de afectos en su interior. El agoniado podía dar cabida al verbo agoniar ó agoniarse, en sentido propio y figurado. Cabizcubierto Eugenio de Salazar: «Un paje viéndole hablar tan cabiz- cubierto, llegóse á él y quitóle por detrás la gorra de la cabe- za» (2). — El propio autor da claramente á entender que cabiz- cubierto dícese del que tiene la cabeza cubierta, así como ca- bizbajo del que la lleva baja. Como esta voz se puso en el Diccionario, bien podía haberse puesto aquélla. Otras dos de igual forma faltan en el Diccionario moderno, cabizcaído y cabiziuerto, asentadas en el antiguo con sus clásicas senten- cias. Mas cabizcubierto no campea en ninguno de los dos. Cabizmordido Pineda: «Con este fundamento suelo yo condenar á una gentalla cabizmordida, que se alaban de santos, y se jactan que su estado de vivir es el más perfecto» (3). — La palabra cabizmordido suena fruncido, fingido, cabeza baja, cual si mordiera ó royera padrenuestros, devoto de apariencia. Acep- (1) Monarquía, l¡b. 3, San Mateo, § 6. (2) Carta publicada en el Criticón de Gallardo, pág. 30. (3) jDiáZ. 6, § 18. i CABRESTANTE 127 ción activa corresponde á este linaje de adjetivos, no obstante su forma pasiva. Cabrestante El término í?a^re5/a/z/e se dice significar «torno colocado ver- ticalmente para mover piezas de mucho peso». Por cabrestante entendió Gracián otra cosa, como se verá en la sentencia: «De lo más grueso de estas telas se hacen los cabrestantes que sirven para atar las áncoras» (1).— La voz ca3/e parece como sinónima de cabrestante, según se explica Gracián, puesto que las áncoras se atan con maromas, y no con tornos. De donde resulta no estar puntualmente definida la voz cabrestante, que es corrupción de cabestrante, como lo indica el Diccionario antiguo; el cual, para confirmar la significación de torno de madera, produce la autoridad de Cervantes, en esta forma: «Ordenó que con cabestrantes, con tornos y con barcas, con que hizo rodear toda la nave, la tirasen y encaminasen al puerto» (2). — Es de todo punto increíble que si Cervantes vio en cabestrante el concepto de torno, encajara dos veces torno en el lugar citado. Luego al vocablo cabestrantes cabrestante le corresponde otra acepción, y no la asentada en el Dicciona- rio. Lo cual se hace también evidente en las palabras cabestro, cabestrillo, cabestraje, cabestrar, cabestrería, cabestrero, que todas suenan y saben á cabo, ramal, soga, cuerda, cordel, cinta, mas no á torno de madera. De este discurso hemos de colegir que el Diccionario desvió la genuina significación de cabrestante, torciendo la castiza y tradicional á un sentido voluntario que nunca tuvo. Si los marineros llaman cabrestante ó cabestrante á la máqui- na descrita por el Diccionario, la impropiedad no queda á cargo de ellos, sino de él, que no acertó con la verdadera inter- pretación de los clásicos textos. La segunda impresión de 1770 no emendó, antes remachó la inexactitud de dicho significado. No hace al caso la voz cabria (cilindro que se aplica al torno), puesto que el Diccionario no deriva el cabrestante de esa voz (1) Conceptos, cap. 7. (2) Pérsiles, lib. 2, cap. 2. 128 CABRILLA* — CABRITILLO — CACAÍ5eRÍAS cabria, antes dice que cabrestante es corrupción de cabes- trante. Cabrilla* ' El verbo cabrillear significa «formarse pequeñas y conti- nuas olas blancas en el mar»: así lo resuelve el Diccionario, sin advertir el origen que es cabrilla, cuya figurada significación omite. Pero Tomás Ramón nos la dejó autorizada, diciendo: «Cuando el mar se altera é inquieta, cuando hace cabrillas y levanta mareta, el que va en el barco ó nave se bambolea todo» (1). — Hacer cabrillas es hacer espuma con las ondas pequeñas y continuas. Parece la metáfora tomada de la cons- telación celeste, que semeja á los ojos blanquecina. Ello es, que sin la figurada acepción de cabrillas no se puede dar al- cance al verbo cabrillear. De este modo á cabrillas tócale el sentido figurado de espumas ó aguas rizadas del mar, que an- dan á saltos. Cabritillo Coronel: «A los cabritillos con que se ajustaban el talle contrapone un cordel afrentoso» (2). — A la voz cabritillo co- rresponde la cotilla, el apretador, é[ Justillo, el ceñidor, con que se ciñen el talle las mujeres. Es voz propia del mundo mu- jeril. Podía llamarse cinturón, pues en latín se dice zona, se- gún del autor se colige. Debía de hacerse de piel de cabrito ó de otro animal pequeño, aderezada y dada de color. Cacañerías Torquemada: «Sus maldades y cacañerías, sus contradic- ciones y sus necedades son bien manifiestas> (3).— Podrá algu- no dudar si en vez de cacañerías ha de leerse cucañerías, aunque ninguna de estas voces se deje ver en el Diccionario; pero no parece el vocablo cucañerías tan apropiado al contex- (1) Puntos escriptur., t. 1, dom. 10, p. 8. (2) Serm. 9, El Tabor, § 10. (3) Jardín, cap. 2. CACOETKS — CADAVEROSO 129 to como cacañerías. Porque cücañerías, de cucañero, podrá significar diligencias mañosas, artificios á costa ajena, in- dustrias maliciosas, matrerías, estratagemas, enredos; mas si derivamos del nombre caco, que es ladrón diestro y artifi- cioso, el plural cacañerías (haciéndole pasar antes por caca- ñero, que vendría de un cierto cacaño, oriundo de caco, así como á& pico viene picaño), nos dará la representación de pi- llerías, picardías, latrocinios, pilladas, rapiñas, bellaque- rías, concepto mucho más conforme con el de maldades y demás que usa el clásico Torquemada. No es menester, por tanto, sospechar ese yerro de imprenta en la palabra cacañe- rías para inferir el apropiado sentido al tenor del contexto; el cual, cuando mucho, se aviene bien con tacañerías, que casi dice lo mismo, pero tampoco parece oportuno admitir esa erra- ta, ya porque esta impresión del Jardín no suele tenerlas por haber sido hecha con esmero, ya principalmente porque tacañe- rías es palabra harto notoria para confundirla con cacañerías los impresores, á cuya cuenta no se puede poner tan notable descuido. Comoquiera, si las cacañerías de Torquemada van mendosas en vez de tacañerías, quedamos en paz, como que nada hubiéramos dicho. Cacoetes Lorenzo Gracián: «Muchos famosos escritores, habiendo sacado á luz obras dignas de la eternidad, con el cacoetes del estampar y multiplicar libros se fueron vulgarizando» (l).^A la lengua griega pertenece la palabra cacoetes, /axo/^O/);, nombre adjetivo que suena maligno, suspicaz, astuto, bellaco; pero se toma substaníivadamente por mala costumbre, prurito vi- cioso, apetito desordenado, aviesa inclinación. Gadaveroso El adjetivo cadavérico anda al uso tan común, que ni me- moria hay de cadaveroso en el Diccionario, con haberle em- pleado Jarque á la mitad del siglo xvii: «Mora de asiento entre (1) El Criticón, p. 3, cris. 12. 130 ■ CADERUDO — CADUQUEZ — CAÍBLE la hediondez cadaverosa de los sepulcros» (1). — Fácilmente se descubre el sentido de cadaveroso, que añade al cadavéri- co el ser propiedad común á muchos cadáveres, según lo pide la terminación oso. Caderudo Correas: «El buey caderudo y ancho de lomo, saca la pata á sí y á su amo del lodo» (2). — Del nombre cadera derí- vase caderudo, que como los de esa terminación denotan abundancia, grandeza, colmo. Así caderudo es el que tiene abultadas caderas, mucha carne en los huesos superiores de la pelvis, ó grandes los mismos huesos. Caduquez* La noción que nos da el Diccionario del nombre caduquez es ésta: «edad caduca», Pero el clásico Navarro danos otra muy diferente en aquel pasaje: «Hay peligro de caduquez y de- lirio en personas de mucha edad» (3). — Aplicada la definición del Diccionario moderno, es como si el autor dijera: «Hay pe- ligro de edad caduca en personas de mucha edad»; frase tau- tológica, sin sentido. Mejor cuadra la definición del Dicciona- rio antiguo, donde leemos: ^Caduquez, el efecto de la vejez, cuando el seso está ya débil; y por eso se hacen acciones in- moderadas ó ridiculas». Según esto, la caduquez no tanto con- siste en la edad, cuanto en la chochez ó debilidad del seso, que induce á acciones inmoderadas ó ridiculas. Con esta exposi- ción del Diccionario antiguo se entiende bien la frase de Nava- rro, que con la del moderno semeja algarabía. Caíble El que cae fácilmente, ó puede caer, ó es capaz de caer, ó propenso á caer, llámase caíble. Alvarez: «¿Qué podré yo decir de aquellos hombres tan atrevidos é inconsiderados, que (1) El Orador, t. 3, disc. 5, § 7. (2) Vocah. de refranes, letra E, pág. 89, col. 1.* (.->) Vida de Santa Juana, lib. 1, cap. 7. CALABAZANO — CALABRIADO — CALADIZO 131 siendo de suyo tan caíbles y deleznables, ellos mismos por su voluntad se ofrecen á las ocasiones?» (1).— No sería mucho el formar de ahí el adverbio caíblemente. Calabazano Parece este término sonar ignorante &x\ la pluma de Pineda, que dijo: «¡Oh Adrianos calabazanos de estos tiempos, que con no saber lo que decís cuando habláis de talanquera, esperáis atener algún mando para vengar vuestras ignorancias!» (2).— Porque respondiendo Adriano, un día sin propósito díjole uno que se fuese á pintar calabazas, por eso le llamó calabazano el P. Pineda. Al amigo de calabazas, ó al estudiante que se las lleva en el examen de curso, ó al pretensor defraudado en oposiciones, vendría de molde el adjetivo calabazano. Calabriado Quadalajara: «Convidándole á una carrera, no la aceptó Nagi con algunas excusas calabriadas» (3).— Participio es aquí la voz calabriada, cuyo sentido figurado representa mezclado, confuso, embrollado. El Diccionario solamente recibió el substantivo calabriada, con sus acepciones «mezcla de vinos, mezcla de cosas diversas»; pero Quadalajara autoriza el uso del término calabriado en forma de participio. Si el verbo calabriar con sus derivados es digno de consideración ó no, véanlo los entendidos. Caladizo Cabrera: «Hay unos peces caladizos, que se resbalan y cuelan por entre los dedos» (4).— El nombre caladizo sq forma del verbo calar, que es «penetrar algún líquido poco á poco»; de donde caladizo es como penetradizo, resbaladizo, el que fácilmente penetra por entre los dedos, al estilo de los congrios (1) Silva espir., Cuar. dom., 1, consid. 7. (2) Monarquía eclesiást., lib. 11, cap. 31 8 1 (3) Hist. Pontif., lib. 8, cap. 2. (4; Serm. í.o de Santa Bárbara, consid. 3. 132 CALAVEREAR* pequeños, las anguilas, las morenas, queescápanse délas manos, según que luego lo dice el autor. Bien se ve la propiedad, con- veniencia 37 hermosura de la dicción. Como el verbo calar logra sentido figurado de penetrar con el entendimiento , en- tender, así al nombre caladizo convendrá la acepción figura- da de inteligente, penetrativo. Calaverear* QuEVEDo: «Calavereaba las bellezas choznas» (1). — Por activo usó Quevedo el verbo calaverear , por neutro le pone el Diccionario. Todo depende del vocablo calavera. Los anti- guos no le conocieron otro sentido fuera del correspondiente al latín calvarla; esto es, cabeza de difunto, despojada de piel y carne, con la sola armazón de los huesos. A lo sumo, en lenguaje festivo y burlesco, la voz calavera significaba cabeza de vivo, ó también í?íz¿'ezfl 5//z/7e/o^ calva. De aquí nació el verbo calaverar, que &?, ponerse calvo. Además vino de ahí el verbo calaverear, que sonaba echar á perder, pervertir, ajar, enmustiar, marchitar, operación propia de la muerte cuando hace calaveras de cabezas vivas: aquí tenemos los dos senti- dos, propio y figurado del calaverear de los clásicos, cuyas sentencias constan en el Diccionario de Autoridades. Los modernos han llevado la calavera por otro camino. Sin renunciar al sentido propio, enseñaron que el sentido figurado de calavera es «hombre de poco juicio y asiento». A la ver- dad, esta metáfora peca contra una de sus leyes, que es, que no sea la figura traída por los cabellos, de semejanza remota; porque tan sin juicio está la calavera, como sin narices, sin oídos, sin ojos, sin tacto, sin gusto, sin memoria, sin imagina- ción, sin voluntad; luego atender al solo juicio para denominar calavera al que obra como si no le tuviese, es metáfora traída de lejos, inexacta é inoportuna. De aquí viene la impropiedad de calavera, si aplicamos el sentido actual á esta locución de Quevedo: «Date por calavera ya, y por muerto» (2).— Los vno- áQvnos á\vian qwQ darse por calavera es contarse entre los necios y mentecatos, contra el sentido del autor, que le quería (1) Musa 6, rom. 97. (2) Orlando, canto 1. CALCABLE — CALCILLA 133 contar entre los muertos. Pasando más adelante hallémonos con la voz calaverada, que modernamente se dice «acción desconcertada de hombre sin juicio»; así debe decirse, supues- ta la noción reciente atribuida á calavera. Por los mismos pasos anda el verbo calaverear, que perdida la acepción pro- pia, solamente conserva en el Diccionario la figurada, «hacer calaveradas», esto es, hacer obras de necio y loco. De manera que el verbo calaverear no tan sólo perdió la forma activa, no sólo carece ya de acepción propia y literal, no solamente no sirve para entender el lenguaje clásico, sino que con su forma intransitiva le hace ininteligible, cual si pa- reciese totalmente extraño, pues en hecho de verdad lo es, por haber los modernos trasmudado el sentido de calavera, sin qué ni para qué, contra las leyes de la metáfora, á pesar del uso expreso de la grave antigüedad. <(.Cara de calavera llaman los vulgares á los que son muy romos y tienen las nari- ces arremangadas, que verdaderamente representan á la cala- vera»: por estas palabras dijo el Diccionario de la segunda edición una cosa muy inocente é inofensiva, que según el de la tredécima sería ultraje de marca mayor. Calcable Laserna: «Sólo el valor de un Sancho Dávila y de los es- pañoles, en el peligro mayor, pudieron hacer calcable el golfo de Neptuno, y delinear sendas para pasar ejércitos» (1). — El adjetivo calcable dice navegable, vadeable, pertransible, pasable, idóneo para ser hollado, fácil de pisar, dispuesto á ser pasado. A cosas de mar y tierra puede aplicarse. Calcilla Tomás Ramón: «Dando ocasión á que todos le pongan calcilla, y le tengan por un vano» (2). — La írase ponerle á uno calcilla está llena de donaire, puesto que calcilla es el cal- zoncillo ó zapatillo nuevo, de que se precian los niños. Así la dicha frase viene á tener sentido de honrar vanamente, afa- (1) Espejo de la Juventud, cap. 11. (2) Serm. 22, p. 5. 134 CALCINERO — CALEÍSO — CALIDIDAD mar puerilmente, celebrar y encomiar sin bastante motivo. Ni la palabra calcilla ni la frase entera ocupan lugar en el Diccionario moderno, aunque la voz calcilla le ocupase en el antiguo. Calcinero Bardaxi: «El cocer piedras con fuego, oficio es de calcine- ro» (1). — El vocablo calcinero se aplica al que reduce á cal viva los minerales calcáreos, privándolos del ácido carbónico mediante el fuego. Esta voz pertenece al oficio de calcinar. Caleño Qaráu: «Piedras solitarias hay que son caleñas, y el Etna, con toda la nieve de que se cubre, no puede apagar los incen- dios» (2). — Los nombres adjetivos en eño denotan la propiedad ó cualidad del substantivo radical, como salobreño, guijarre- ño, trigueño, risueño, seglareño. Así caleño señala cosa de cal ó lo que se compone de cal. Aunque calizo se aplique comúnmente á lo que tiene cal, ora sea terreno, ó también piedra; pero caleño parece mostrar con más particularidad las piedras calcáreas que, privadas del ácido carbónico mediante el fuego, se reducen á cal viva. Calididad Camos: «Condenemos por mala la calididad y astucia de la serpiente» (3). — La voz latina calliditas significa destreza, habilidad, dolo, maña, astucia; dos sentidos, á saber, des- treza sin malicia, destreza con malicia, que los clásicos quisie- ron vincular en la palabra calididad, traducida del latín. Es cierto, tantas son las dicciones castellanas expresivas del dicho concepto, que sin calididad podía el romance holgadamente ostentar su riqueza; pero pues lo que abunda no daña, como dicen, no es razón se pierda esta voz usada por los clásicos. (1) Serni. de San Esteban proiom. (2) El Sabio, idea 93. (3) Microcosmia, p. 1, dial. 8. CALIENTAPOYOS — CALIMBO — CALMEAR 135 Calientapoyos Setanti: «Regir el mundo y gobernar la lengua | Es propio oficio de calientapoyos» (1). — Llámase calientapoyos el que se pasa largas horas sentado en amigable conversación, hasta ca- lentar el banco de piedra. Vocablo compuesto de verbo y nombre, como tantos posee el romance. Calimbo Este vocablo suena calidad, pela/e, casta, como se tras- luce en el texto de la Pícara Justina, que dice: «Las de mi calimbo saben hacer de una cara dos, y en caso de visita saben dar á un obispo cardenales» (2).— Habla Justina con el be- llacón disfrazado de obispo, á quien dio culebrazo, como las mozas de su calidad sabían hacer. Aquí la palabra calimbo es aquella otra calibo, tomada por calibre, que en sentido figu- rado significa condición. Calmear AvENDAÑo: «Calmea este mar de la mala conciencia, y queda serenísimo» (3). — El verbo calmear es intransitivo. Nó- tese la diferente cahficación de calmar entre el Diccionario moderno y el antiguo. El moderno le hace activo y reflexivo; pero el antiguo calificó de neutro el verbo calmar, en sentido propio y en sentido figurado, como lo dicen los textos clásicos que allí se alegan. Por donde venimos en conocimiento, de que el hacer activo y reflexivo el verbo calmar es obra de imitación francesa, puesto que los clásicos españoles no le conocían á calmar condición activa, sino neutra, como á calmear. La di- ferencia entre calmear y calmar parece ser, que calmear es ir calmando poco á poco, y calmar es sosegarse totalmente. Dijo Lorea: «Calmó el aire en aquel punto» (4). — Si hubiera (1) Avisos, 170. (2) Lib. 2, p. 1, cap. 2, § 1. (3) Sermones, Lunes Santo, disc. 1. (4) David perseguido, cap. 1, ejemplo 3, § 1. j 36 CALLÓN — CAMBALACHAR empezado á sosegarse, dijera bien calmeó. Nace esta diferen- cia de que los verbos frecuentativos denotan la acción pausa- damente, con intervalos, con repeticiones, al revés de los que no lo son. El mismo Diccionario de 1770 dice que calmar es «cesar totalmente el aire». Pero en una cosa mostróse es- caso, en limitar al viento el sentido de calmar, puesto que también calman los calores, calma la peste, calma el ruido; «calmó el aprieto que los hizo quejar», dijo Ibarra (1). — Figu- radamente aplícase el calmar á las pasiones, á los vicios, á las pretensiones, á los afectos, etc. Pues el calmear dice empezar á templarse la envidia, aquietarse despacio el viento, serenar- se pausadamente la tempestad, extinguirse por sus grados la llama del enojo, suspenderse con lentitud la fuerza del ca- lor, etc. Diríamos: calmeó su furia hasta calmar á los cuatro días. Callón Pícara Justina: «Pero que ese lauro se dé á un callón de por fuerza, es necedad, y por tal la declaro por estos mis escritos» (2).— Llamó callón en forma aumentativa, al silen- cioso, callador, desconversable, poco hablador. Voluntaria parece la voz callón, pero en estilo familiar y jocoso podrá ser de utilidad. Cambalachar Cambalachear , dice el Diccionario académico, es «permu- tar, trocar, cambiar unas cosas por otras». — Pineda: «Si fuera la piedra preciosa que dijo nuestro Redentor, no había camba- lachado mal» (3). — De cambalache se formó el frecuentativo cambalachear , pero también el propio cambalachar en igual sentido. Del primero no trae sentencias clásicas el Diccionario antiguo; para el segundo sobraría la de Pineda. Por familiar dio la Academia el verbo cambalachear ; comoquiera, el cam- balachar no lo parece. (!) Guerras del Palatinado, lib. 4. (2) Lib. 2, p. 3, cap. 4, § L (3) Dial. 3, § 19. CAMPANUDO* — CANAQUÍES — CANCERAR* 137 Campanudo* Andrade: «Fué castigo campanudo» (1). — El sentido figu- rado que recibe la voz campanada, conviene al nombre cam- panudo, esto es, ruidoso, campaneado, notorio, sonado. El Diccionario coarta el adjetivo campanudo á representar len- guaje retumbante. Otra aplicación, más universal, hacían los clásicos de ese término. Conforme á ella, podríamos decir, decreto campanudo, sentencia campanuda, hazaña campa- nuda, hecho campanudo, sin relación á los vocablos, hincha- dos ó no, que en el caso concurrieron. Canaquíes Santamaría: «El biso excedía sin comparación á nuestras holandas y canaquíes» (2).- Lo que llamó Santamaría canaquí llámase en el Diccionario canequíó caniqui. Cervantes, Que- vedo y Argensola emplearon la voz caniquíes, como consta en el Diccionario de Autoridades. Cierto, si el origen de nues- tra dicción es árabe, tanta razón hay para caniqui como para canaquí. Tampoco la voz biso está en el Diccionario, tal vez por demasiado griega, pues llamaron púaaoc; los griegos á una tela finísima fabricada en Acaya, de donde los latinos toma- ron su dyssus, y los españoles su biso. Las tres palabras biso, holanda, canaquí, representan lienzos de varia hechura. Cancerar* Torres: «La torpeza cancera la misma salud» (3). — «Can- ceró con el hierro de la murmuración mis descuidos» (4). — Solamente admite el Diccionario el reflexivo cancerarse, que es «padecer cáncer alguna parte del cuerpo; volverse cance- rosas las úlceras». Pero el clásico Torres nos abre los ojos para otras diversas acepciones de la forma activa. Primera- (1) Cuaresma, pág. 295. (2) Hist. gener. profét., pág. 503. (3) Filos, mor., lib. 13, cap. 3. (4) Ibid., lib. 8, cap. lU. 138 CANSABLE mente pone en el registro de cancerar la acción de consumir, gastar, enflaquecer, quitar el vigor, en forma activa, como parece de todo el contexto, donde explica el estrago del cáncer que prende en un pecho. Después, en el segundo texto, atribuye á cancerar la significación activa de quemar, abra- sar, mortificar, reprender, satirizar, decir quemazones, que es propiamente el estrago del cáncer en sentido metafó- rico. Donde hallamos dos acepciones activas de cancerar, no anotadas en el Diccionario; la una propia, la otra figurada: la propia es consumir; la figurada, mortificar. Ambas á dos se derivan de la voz cáncer, que recibe también dos acepciones, la de tumor que consume, la de mal moral que mortifica; entrambos cundiendo insensiblemente hasta acarrear la total destrucción. Derivados: cancerador, cáncer amiento, cancerado, can- ceradamente, canceradura, cancerativo, cancerable, cance- ración, etc. Cansable Que el adjetivo cansable pertenece á la lengua con tanta propiedad como el incansable, pruébalo la autoridad de Co- LLANTES en esta forma: «Salió el mismo en persona, tomando cuerpo cansable y f aíigable, para que le costase fatiga y sudor el sembrar por sí mismo semilla más escogida» (1).— El adjeti- vo cansable suena el que es capaz de cansarse, que fácilmente se cansa, contra lo que decían los herejes del cuerpo de Cristo. Pero así como el Diccionario no sólo pone el nombre incansa- ble, mas aun el adverbio incansablemente; de esa manera po- dremos admitir por castizos los vocablos cansable y cansa- blemente, que siguen el mismo tenor. Comprueba esta dicción el testimonio de Alvarez: «Están cansando la paciencia de Dios, si ella de su parte fuera cansable» (2). — Añádase el de Fernández: «Descansar del trabajo, porque el cuerpo es de materia cansable» (3). — El participio cansado á veces, por hispanismo, tómase activamente; pero el adjetivo cansable se (1) Serm. de Sexa(/csima, § 2. (2) 5/7i»a espir., dom. 5 de Cuar., consid. ]3, § 2. (3) Demonstrac. catúl, fol. 90. i -CANTONEAR— CAPITULADO 139 forma de cansado en sentido de fatigado, destituido de fuer- zas; por eso denota lo que puede cansarse. Cansino * EsTEBANiLLO: «Hicieron su parte ios tres cansinos» (1). — La palabra cansino denota importuno, molesto, enfadoso; pero el Diccionario sólo dice que «aplícase á la res, particu- larmente á la vacuna, cuyas fuerzas están debilitadas por el trabajo». No eran reses, ni toretes, ni borregos, los tres can- sinos del clásico autor, que hicieron su papel tan al vivo. Cantonear AvENDAÑO: «Estaba harta de cantonear por la ciudad» (2). — Solos dos verbos parecidos apunta el Diccionario, cantonar y cantonearse. De cantonar dice que es igual á acantonar; de cantonearse, que equivale á contonearse. Pero el verbo can- tonear de Avendaño otra cosa enseña, á saber, campear con libertad, andar vagueando, discurrir por los cantones, pa- sear vagabundo, porque así como de calle se deriva callejear, que es andar de calle en calle, así de cantón sale cantonear, que es andar de esquina en esquma, ser vagamundo, munda- near, conforme á la fuerza de los frecuentativos. Confirma esta acepción el Diccionario al dar á cantonera el sentido de «mujer perdida y pública que anda de esquina en esquina pro- vocando»; á eso llamó el clásico orador cantonear . Según la índole de la castiza acepción, podremos formar los derivados, cantoneador , cantoneamiento, cantoneadero, can- toneada, cantoneativo, cantoneado, cantoneadamente, etc. Capitulado Además de ser adjetivo la voz capitulado (que la Real Aca- demia tiene por anticuada en el sentido de resumido, compen- diado^, es también substantivo, como consta de la sentencia de Malo, «de la virtud no se reza en los capitulados, ó se reza (1) Cap. 7. (2) Serm. de Ramos, fol. 30. 140 CAPITULAR* á lo último» (1). — La palabra capitulado equivale á disposi- ción capitular, capitulación, concierto constante de artícu- los. Viene á ser como las capitulaciones, que dice el Diccio- nario de 1770 se hacen entre esposo y esposa; mas eso no quita que se entienda por capitulado el orden de capítulos ó artículos que se refieren al asiento de una resolución cual- quiera, como lo dirá el artículo siguiente. Capitular * Digna de advertencia es la acepción del verbo capitular en este pasaje del clásico Pineda: «Como Dios tenga capitu- lado, que naturalmente cada uno engendre á su semejante en naturaleza, y de su propia substancia, cuando no se atraviesa algún estorbo natural, el parir las mujeres los hombres es cosa natural, aunque Dios cría las almas» (2). — El capitular de Pi- neda no es el pactar, ni el ajustar, ni otra de las acepciones propuestas en el. Diccionario, sino determinar , resolver, dis- poner, ordenar; porque de la manera que por la figura sinéc- doque se toma lo recibiente por lo recibido, como cuando de- cimos vendrá la casa del marqués, por vendrá la familia del marqués; de igual modo la voz capítulo figuradamente signifícala resolución, determinación, en él contenida, y por la misma metáfora el verbo capitular se emplea por determinar, resolver, disponer, ordenar; en tanto grado, que el pactar, ajustar, entregarse, asentar y demás acepciones del Diccio- nario parecen presuponer como primera y principal ésta de resolver, cual si no se dieran capítulos de ninguna suerte sin resoluciones concebidas, sin determinaciones tomadas. La au- toridad de Guevara lo da harto bien á entender: «Cuando vos y yo nos hicimos amigos, capitulamos entre nosotros que en el pedir no fuésemos importunos» (3). — Donde parece que el resolver es diferente del pactar, si bien el asiento de la re- solución, siquiera entre hombres, da al capitular toda su validez. (1) Serm. de S. José, disc. 2. (2) Dial. 11, § 14. (3) Epístolas familiares. Epist. al Doctor D. Juan de Biamonte. CARACTERISMO — CARAMESA — CARAVERO 141 Caracterismo Nieremberg: «Porta fíase mucho en las semejanzas solas y caracterismos, como ciencia inventada por él» (1). — Maravi- lla es que el Diccionario entre carácter, característica, ca- racterístico, caracterizar, eche en olvido la palabra caracte- rismo, (\\xQ.s\gn\Í\cai indicio, signo, signatura, nota, señal, como se saca del contexto, aunque el autor hable en el tono de Porta; pero harto se le ve que aprueba el plural caracte- rismos, griego de suyo, por digno del romance. Buen alegrón tendrán aquí los modernos, tan apasionados por los ismos. Caramesa EsTEBANiLLO: «Era una alegre fiesta de caramesa el ver- nos cuan bien lográbamos los ratos desocupados que teníamos, porque como el vino no nos había costado nada, bebíamos to- dos á discreción» (2). — Qué sentido reciba la dicción carame- sa, no es difícil rastrearlo si atendemos á la composición cara y mesa, que parece sonar mesa querida ó mesa costosa, por mesa abundante y opulenta. Pero faltaría saber si Estebanillo tomó la voz caramesa en otra acepción, para la frase fiesta de caramesa. Ninguna luz ofrece el Diccionario á la resolu- ción de este dubio, cuando la antedicha no bastase. Caravero Correas: «Oveja cornuda, requiere tu cordero, que en hora mala hubiste pastor caravero» (3). — Caravero dícese el amigo de conversación. Viene del árabe káraba, acercarse; el nombre káraba á\QQ parentesco, familiaridad. De donde el aficionado al trato y comunicación llamóse caravero. El ad- verbio será caraveramente. (1) Oculta filos., lib. 2, cap. 80. (2) Cap. l^j. (3) Vocab. de refranes, letra O, pág. 159, col. 2.* 142 CARCAJAL — CARDILLAR — CARGABLE — CARGADAMENTE Carcajal Pícara Justina: «El ruido no son risas carcajales» (1). — A la manera que del arábigo cahcah se formó el substantivo carcajada, así podía haberse formado el adjetivo carcajal, que suena lo violento y desmedido de la risa con impetuoso ruido. Aunque la voz carca/al sea voluntaria de la Pícara Jus- tina, no por eso deja de merecer la honra de castellana, siquie- ra en estilo jocoso y familiar. Cardillar Correas: «La tierra morena lleva el pan, la blanca el cardi- llar» (2).— Llámase cardillar e\ paraje de muchos cardillos y malas hierbas é inútiles. Cargable Será cargable lo que se puede cargar, lo fácil de cargar, lo apto para ser cargado. Alvarez: «No ser notada del des- cuido cargable, que se le podía imponer de haber muerto á su hijo» (3).— Dícese descuido cargable, el que se puede impu- tar. De aquí nacerá el adverbio cargablemente. Cargadamente Este adverbio suena, entre otras cosas, pesadamente, como se saca de Alvarez: «No poco cargadamente suele el Señor dar en rostro á los príncipes que le hacen este desaguisado, con que los ha criado en príncipes» (4). — A todas las acepcio- nes de cargar (que son echar carga, agravar, imponer, es- tribar, aumentar el precio, hacer de más peso, acometer con fuerza, embarcar, tomar cantidad abundante, imputar, hacer cargo, prevenir armas de fuego, tomar la carga, in- (1) Lib. 2, p. 2, cap. 1. (2) Yocab. de refranes, letra L, pág. 181, col. 2.'* (3) Silva, dom. de Ramos, consid. f), § 2. (4) Silva espir.. Día de Navidad, consid. 2, § 3. CARIALZADO — CARICUERDO — CARILLO 143 diñarse, etc.) conviene el adverbio cargadamente, aplicado con oportunidad. Carialzado Muchos son los vocablos compuestos de cara y nombre adjetivo, cariacontecido, cariancho, carigordo, carilargo, carinegro, carifruncido, etc. Entre ellos ha de contarse el carialzado. Pedro Vega: «Antropos en griego, es el nombre del hombre; en romance será el cullierguido, no porque se en- gríe, sino porque le levanta á Dios, el carialzado le llama el griego» (1). — Así carialzado es el de cara levantada en alto; vocablo nuevo, quiero decir, antiguo, mas no constante en el Diccionario. Usóle también así Tomás Ramón: «No abatieron los ojos á la tierra, como muchos, sino que como hombres de buen discurso y capialzados los fijaron en aquella soberana tierra de los vivientes» (2). Caricuerdo Hablando Pedro Vega de la impresión que hace la muer- te arrebatada de una persona querida en el ánimo de sus fami- liares amigos, dice: «¡Y qué encogidos quedan por unos días, qué caricuerdos y sentidos de la suerte ajena, y de ver en ella retratada la propia!» (3).— ¿A quién llamó caricuerdos? A los que se quedan con la cara sesga, sesuda, cuerda, seria, grave, como suelen estar los tales en casos parecidos. A la novedad del adjetivo caricuerdo, tan propio y expresivo, que- darán tal vez cariacontecidos los modernos. Carillo Tomás Ramón: «Juan, su gran querido y carillo, no le en- cuentra cuando lo desea» (4). — La palabra carillo es diminu- tivo de caro. La forma diminutiva le da á la voz caro (que en- (1) Salmo 2, vers. 11, disc. 2. (2) Puntos escript., t. 1, Dom. 10. (3) Salmo 5, vers. 12, disc. 4. (4) Dom. 18, p. 3. 144 CAUIPÁLIDO CAnRANZA tre otras acepciones admite la de amado) la significación de muy querido, carísimo, amadísimo. Quiso el autor decir, según lo pide el contexto, que San Juan Evangelista, el amado de Jesús, no logró hallar, como la Magdalena, á Cristo resuci- tado, cuando con San Pedro le buscaba. El denominarle cari- llo el autor, es darle á Juan el título más cariñoso, tierno y agraciado que se le pudo ofrecer. No hay en castellano dic- ción más afectuosa para expresar el amor, que llamar al ama- do carillo mío, porque este vocablo representa con gracia afecto amorosísimo, puro, vehemente, y al mismo tiempo in- fantil y regalado. Caripálido Jarque: «¡Cuántos caripálidas y enfermizos, ó peladas, ó cenicientas á tanto fuego sin sazón las cabezas, necesitan ya de tres pies!» (1). — De cara -^pálido está compuesto el dono- so adjetivo caripálido, cuya significación es en los simples manifiesta. A muchos enfermos ó amagados de enfermedad, á convalecientes, á medrosos, á asustados, á frioleros, cuádra- les el nombre de caripálidos. Carranza Pedro Vega: «Muchas veces habréis encontrado por esas calles mastines gelandeses, con grandes carranzas al pescue- zo, y en ellas unas púas de hierro de un geme de largo, todo el restante del cuerpo sin cosa».— «Y así cumple por esa parte vayan armados con la carranza, para que cuando el lobo fuere á morder, se atraviese la boca con las púas, y no halle por donde entrar» (2). — La voz carranza, de que no hay memoria en el Diccionario, significa aquí el collar, de cuero por lo común, ceñido al pescuezo de los animales para sujeción y defensa. Aquí se nos ofrece un mal paso del Diccionario de Autoridades, que queremos aclarar. En el art. Carrancudo (palabra omitida en el Diccionario moderno) dice así exponien- do su significación: «Muy derecho, tieso, espetado y presumi- (1) El Orador, t. 1, disc. 3, § 5. (2) Salmo 7, vers. 3, disc. 3. á CARRKTIL 145 do. Dícese de la persona que sin tener motivo para ello, mas que su misma vanidad, anda de esta manera. Es voz inventada. Laí. Severce gravitatis affectator.— Picara Justina, fol. 20. «Ha salido con una escarola de lienzo aporcada y engomada, más tieso y carrancudo que si se hubiera desayunado con seis asadores». El término carranza del clásico Vega da luz para enten- der que el adjetivo carrancudo se ha de leer carranzudo; ó si queremos aquí leer carrancudo, allí en Vega hay que leer carranca, aunque la letra no puede ofrecerse más vistosa, siquiera la cedilla fácilmente se convierta en ce. De cualquie- ra suerte que se lea, el adjetivo carrancudo viene de carran- ca, ó carranzudo de carranza. Tres consecuencias se deri- van de aquí: primera, \a voz carrancudo ó carranzudo no es inventada; segunda, no significa propiamente muy derecho ni tieso, sino con el pescuezo cubierto y bien armado; tercera, en sentido metafórico, podrá significar engolletado, presumi- do, espetado, como parece en el texto de la Justina, donde cuadran al justo entrambas significaciones, la propia y la figurada. Sea como se fuere, no se hallan en el Diccionario moderno la carranza ni el carranzudo. En la Pícara Justina leemos: «Usábanse entonces unos garbos que parecían carrancas de mastín» (1). — A cien leguas se vislumbra la cedilla de carran- cas, que convierte el plural en carranzas conforme al sentido explicado; error de imprenta, fácil de suplir. Nótese, con todo, que el Diccionario admite el vocablo carlanca en la susodi- cha significación. Carretil Aunque el Diccionario mencione el adjetivo carretil en el artículo Hierro carretil, no nos da la noción que se contiene en este lugar de Tomás Ramón: «El Evangelio es el camino carretil del cielo» (2).— ¿Qué suena aquí camino carretil.^ Del contexto se saca que monta tanto como camino llano y segu- (1) Lib. 4, cap. 5. (2) Dom. 18, p. 1. 10 146 CASARSE^ ro; acepción figurada, que se tomó de la propia, ya que carre- til en su primitivo significado dice cosa de carreta, carretero. ¿Quién viaja seguro sino el que anda en carreta por camino carretero, por donde van carros y coches con tanta comodi- dad? Pues este sentido literal se aplicó á sentido metafórico, naciéndole de ahí al nombre carretil la significación de segU' ro Y desembarazado cuando se junta con camino. Tal' es el Evangelio, dice el autor, «en este mar del mundo, en que la aguja de marear otra no puede ser que Cristo nuestro bien y vida». No importa que la edición trece del Diccionario enseñe ser carretil, «lo perteneciente ó relativo á la carreta»; porque aun así, el camino carretil, por camino fácil y seguro no parece en nuestro Diccionario, como en los clásicos le vemos. Con todo, la reforma introducida en la tredécima impresión del Dic- cionario, podría ser suficiente á la noción clásica de carretil. Porque en el artículo Camino, dice así: ^Camino carretero ó carretil; aquel por donde se puede andar en coche ú otro ca- rruaje. Fig. )7 fam. Camino trillado». Esta acepción de camino trillado, esto es, común, usado, regular, frecuentado, puede aplicarse convenientemente al camino carretil de Tomás Ra- món, si bien el contexto no tanto expresa trillado, como seguro y apacible. La duda podrá caber en ser familiar el camino carretil. El estilo del predicador dominico nada tiene de fami- liar, sino mucho de grave, lleno de doctrina y substancia. Casarse* Yepes: «Ajena estaba de casarse con su opinión y propio juicio» (1). — Rivera: «Se casaba con su parecer» (2). — Trae el Diccionario la acepción figurada de casar, que es «unir ó juntar una cosa con otra»; mas omite la del reflexivo casarse, muy usada de los clásicos en sentido de adherirse ciegamente, obstinarse, aferrarse. Cuervo la expone con harta clari- dad (3), ya se aplique á personas, ya también á cosas. También la menciona el Diccionario de 1770, aplicada á personas. (1) Vida de Sta. Teresa, lib. 3, cap. 2. (2) Vida de Sta. Teresa, lib. 4, cap. 20. (3) Dicción., i. 2, pág. 81. CASCARÓN* CASTIZAR 147 Cascarón* Dícese del huevo, á opinión del Diccionario. Pero Nierem- BERQ lo dice también de la cebolla, por estas palabras: «En la cebolla es de advertir, que con hacerla vulgarmente ejemplar del cielo, por comprender unos cascarones dentro de otros, tiene antipatía con ellos» (1). — Llámase cascarón la tela de la cebolla que suele denominarse casco. Pero ciertamente no todo cascarón es propio del huevo. Castizar Valdivielso: «Y castizando la beldad tirana, | De su impú- dico trato se avergüenza» (2). — El verbo castizar, como pro- cedente de castizo, entraña en sí una significación especial. No ha de confundirse con castificar, que es hacer casto ó in- fundir castidad; verbo anticuado ahora por la Real Academia, sin razón suficiente. Perocastizar suena además otro concepto, ajustado al nombre castizo, como luego se dirá. Con todo, el castizar de Valdivielso significa hacer casto; porque el poeta finge que habiendo la Virgen María visitado el palacio de Venus, ésta, empachada y encogida, le ofreció á la Reina déla castidad la manzana de la discordia, y castizando la beldad tirana, de las almas ocioso cautiverio, de su impúdico trato se ruborizó, cubriéndose el rostro de no usada vergüenza. Bien claro se ve aquí, que castizar la beldad es castificarla. Lo cual también se echa de ver, considerado el origen. Como de divino sale divinizar, á^ fértil fertilizar, de inmortal inmor- talizar, así de casto se forma castizar, que significa hacer casto, al modo que divinizar es hacer divino. Pero además de esta acepción, que hace al verbo castizar sinónimo de castificar, cábele otra especialísima tocante al ad- jetivo castizo, de donde puede considerarse derivado el verbo castizar. Llámase castizo lo que es de casta conocida, lo que es de germana y genuina procedencia, lo puro, natural, sin mezcla de cosa extraña. Así castizar será hacer castizo. (1) Oculta filos., lib. 2, cap. 45. (2) Sagrario, lib. 16. 148 CASTRAR* - CATANA Aplicaciones muchas podrá tener este verbo: castizar el len- guaje, castizar las costumbres, castizar las ideas, castizar las virtudes, castizar las leyes, castizar los principios, cas- tizar las resoluciones; en todas estas y otras infinitas frases al verbo castizar corresponde el sentido de purificar, acri- solar, limpiar, de manera que el predicado se nos muestre de genuina casta, libre de contaminación, puro y sin mezcla de extraños elementos. Añadamos la derivación: castizador, castizamiento, cas- tizadero, castizativo, castizado, castizadamente, castiza- ción, castizadura, castizante, castizatorio, etc., respecto de entrambas acepciones. Castrar* Pícara Justina: «Castra la fuerza de las cosas que di- ce» (1).— El castrar aquí es figurado, por debilitar, enervar, enflaquecer, apocar. Esta acepción metafórica, aunque pueda tenerse por tomada de la frase castrar las colmenas (que es quitarles la miel), más razonable será pensar que es genuina del propio verbo, porque en verdad la castración general- mente enerva el vigor y lozanía del cuerpo animal; cuyo efec- to, ¿quién dudará que se pueda aplicar á cosas inanimadas, na- turales ó morales? Catana No ha recibido aún el Diccionario la voz catana, arma de cortar usada en el Japón, recibida por los clásicos del siglo xvii, como lo testifica el texto de Jarque: «El fuego abrasa, el frío martiriza, las catanas cortan, y los tiranos y verdugos más fieros que las fieras, no remiten un punto de su rigor» (2). — El uso de los buenos autores acredita de aplicable al caste- llano la voz catana. (1) Lib. 2, p. 2, cap. 2. (2) Orador, t. 2, disc. 5, § 15. CATARROSTROS — CAUSATIVO — CEDÜLADO 149 Catarrostros Manrique: «Es catarrostros de los que acuden> (1).— Va- rías son las voces españolas compuestas con cata procedente de catar, que e.s probar, examinar, registrar. Asi catacaldos catarriberas, catavinos. Entre ellas deberá contarse la pala- bra catarrostros, que se aplica al que mira mucho á la cara de otros, para estudiar en ella alguna propiedad. Ahora se áxce. fisónomo 6 fisonomista. Tanto derecho tiene esta voz como las dichas para ocupar asiento en el Dicccionario. Causativo Arnaya: «El alma, mientras más ocupada estuviere en cosas causativas de compunción, tanto mayor impresión hace en ella el divino sol de justicia, hasta deshacerla en lágrimas» (2). — La palabra causativo dice lo que causa, lo que motiva, lo que produce. Cedulado Navarro: «Le halla publicado á pregones y cedulado por los cantones de las calles» (3). — Apenas conoce el Diccionario más palabra que cédula, de donde sacó cedulaje, cedulón' El verbo cedular, que viene de cédula tan propiamente como cedulaje, si no le viésemos en libros clásicos, como el de Na- varro, nos parecería del todo ajeno del romance. ¿Qué es ce- dulado sino puesto en cédula, publicado en carteles, prego- nado en cartelones, pues que cédula también se aplica á cartel? Además, cedular podría acomodarse á firmar en cé- dula una cantidad, á comunicar por cédula un aviso, citar por medio de cédulas una comunidad, dar en cédula alguna facultad. Así, por ejemplo, la frase «el confesor ceduló á men- gano la confesión», querrá decir que «le dio firmado en cédu- la el cumplimiento de iglesia», para que constase auténtica- mente. (1) Laurea, lib. 1, disc. 8, § 1. (2) Confer. espir., t. 1, cont. 14, §' 8. (3) Vida de Santa Juana, lib. 1, cap. 7. 150 CENCERRERÍA — CENSORINO A la derivación pertenecerá cedulador, cedulamiento, ce- duladero, ceduladura, cedulatorio, cedulativo, cedulada- mente, etc., en la misma acepción de cedular. Cencerrería Tomás Ramón: «Esto no sería música acordada, sino una cencerrería infernal y abominable» (1). — El nombre cencerre- ría monta aquí desconcierto, discordancia, disonancia, des- armonía, confusión, ruido desapacible. Bien se echan de ver aquí los dos sentidos, propio y figurado. El propio se refiere al ruido del cencerro, cuya multitud variada forma la cence- rrería con su desapacible sonido; el figurado es el de discor- dancia, desconcierto de voces. La voz cencerrada, contenida en el Diccionario, es de otra significación que cencerrería, porque ésta no siempre se emplea para burla ó chacota, como aquélla. ¿En qué está la cencerrería del clásico autor? «En ser el otro amigo de oración, si por otra parte fuese un ven- gativo; en ser limosnero, si por otra fuese carnalazo»: así lo dice, á eso llama cencerrería infernal, en sentido figurado, cuya verificación no pide voces instrumentales, ni ruidos dis- cordes, Censorino FoNS: «Mirar con ojos censorinos y fiscales de obras aje- nas» (2). — La palabra censor abre la puerta al adjetivo censo- rino, que de ella se formó: así como de mar sale marino, de sal viene salino, de fiera nace ferino; así también censorino representa, como nacido de censor, el criticador, el vigilan- te, el escudriñador, el corrector, puesto que el substantivo censor se aplica al que se ocupa en censurar, formar juicio, corregir alguna cosa. Por esto ojos censorinos son los que están muy alerta escudriñando para formar dictamen de las obras ajenas. Extraña cosa es que la palabra censorino se eche menos en el Diccionario, habiendo sido tan conocida y usada á primeros del siglo xix en una famosa revista. Llamába- (1) Dom. de la Trinidad, p. 4. (2) El místico, disc. 20, per. 2. CENSURISTA — CEUTIL — CENTONADO 1 51 se censor entre los romanos el que tenía por oficio velar la re- forma de costumbres y corrección de abusos: el aficionado y hecho á esa ocupación se dirá censorino. Censurista «Es lo mismo que censurador*, dice el Diccionario anti- guo, apoyado en los versos de Lope: «¿Qué murmuran de mí los censuristas? | Si sé, ¿por qué no estiman al que sabe? (1). — No parece lo mismo censurista que censurador. Porque cen- surador es el que censura, pero censurista dícese del que tiene hábito, oficio, costumbre de censurar, como los repren- didos por Lope, que no reparaban en motejar su ciencia, lleva- dos de la viciosa costumbre. El substantivo censurista será más digno de honra, por ganar hoy gran reputación todos los acabados en ista, aunque signifiquen oficio vil. Ceutil El Diccionario trae la palabra ceuti. Pedro Vega nos en- seña la voz ceutil, diciendo: «Una blanca ni un ceutil se queda por pagar» (2).— La dicción ceutil es moneda antigua de corto valor, como parecido al del maravedí; fué moneda usada en Ceuta, de donde le vino el nombre. El Diccionario de 1770 dice: «no tiene uso la voz ceuti». ¿Y ceutil no le podía tener? ' Centonado Laguna: «Aquel paso del libro está centonado» (3). — De centón, que significaba obra hecha de remiendos, composi- ción de retazos ajenos, escrito pergeñado sin orden, se de- rivó el término centonado, esto es, desordenado, remendado, adulterado, mal pergeñado, falsificado, siempre con relación á cláusulas ó párrafos de mano ajena, que por ser muchas me- recían el nombre de ciento, de donde viene el centón. De centonado subiremos al verbo centonar, que admite los dos (1) Circe, fol. 231. (2) Salmo 6, vers. 5, disc. 2. (3) Dioscórides, Proemio. 152 CEÑUELO — CERNER* sentidos, propio y figurado: propio, que dice amontonar fá- rrago de escritos con que componer una obra, vengan á cuento ó no; figurado, que significa aplicar muchos textos sin ton ni son á un asunto. Al centonar débense los derivados centonador, centona- miento, centonación, centonadero, centonada, centonadura, centonativo, c entonadamente, etc. Ceñuelo «La demostración ó señal de enfado y enojo que se hace con el rostro, dejando caer el sobrecejo ó arrugando la frente», se llama ceño, cuyo diminutivo ceñuelo denota un aire de me- lancolía y tristeza, como el que pintó Espinel en estas pala- bras: «Andaba con un ceñuelo con que á todos nos traía sus- pensos» (1). — Alguna diferencia parece va de ceñuelo á ceño: ceñuelo denota aspecto tétrico y triste, ceño dice semblante airado; ambos á dos muestran su desapacibilidad en el fruncir del sobrecejo ó en el arrugar de la frente, pero el ceñuelo causa compasión, el ceño infunde temores. Siendo voces tan distintas en la significación, convenía señalar á cada una asiento propio. Cerner*^ Pedro Vega: «Anda el neblí cerniendo sobre el punto donde está la presa» (2).— Conoce muy bien el Diccionario moderno la acepción figurada del reflexivo cernerse, que con- siste en «andar ó menearse moviendo el cuerpo á uno y otro lado, como quien cierne; mover las aves sus alas, mantenién- dose en el aire sin apartarse del sitio en que están». De ambas acepciones dio cuenta el Diccionario de Autoridades, presen- tando de la primera un solo texto, de la segunda ninguno, sino solamente el estilo común de los cazadores. Pero si bien lo miramos, aunque la primera esté fundada en la acción material del cedazo que va y viene al cerner, la segunda no parece bien metaforizada, por cuanto el mover las alas sin mudar de sitio (1) Obregón, reí. 2, desc. 11. (2J Salmo 2, vers. 13, disc. 2. i CERNER* 153 las aves no tiene cosa que ver con el cedazo que cierne; en especial, que cernerse había de ser moverse las aves, no las alas, pues de las aves se dice que se ciernen, no empero que ciernen las alas, ó que se ciernen sus alas. Por esta razón no estamos bien con el cernerse de las aves, pues no verifica la metáfora del cerner del cedazo. Ilustre el clásico Vega este asunto. Hablando del neblí dice que anda cerniendo sobre el punto donde está la presa. Pri- mero, es de notar que no hace el autor verbo reflexivo sino neutro al cerner. Luego, el cerner del neblí no parece ser lo mismo que mover las alas parado en los aires, sino otra cosa muy diversa, esto es, mirar, examinar, registrar, atalajar, fijar los ojos desde arriba sobre el punto donde está la presa; porque tal es la significación del cerneré latino, acomodada por el autor al cerner español, sin perjuicio del significado de acribar, que también es latino, cuya extensión ó metáfora será el /7íe/2e<7r5e^ á guisa de criba ó cedazo, el hombre mo- viendo su cuerpo á uno y otro lado, como bandeándose, que por eso dícese con razón cernerse, en forma reflexiva. Des- pués, decir Vega que el neblí anda cerniendo, viene á mani- festar que se mueve dando vueltas, como oteando la presa sin perderla de vista; acción que no se compadece con el cernerse del Diccionario respecto de las aves. Por manera, que no te- niendo autoridad clásica comprobativa del cernerse las aves, y teniendo la de Vega en comprobación del cerner por regis- trar, parécenos ésta la legítima acepción, no aquélla, que sólo se funda en decires de cazadores, no apoyados por clásicas autoridades. De aquí resulta, no ser tampoco legítima la aplicación del cernerse de las aves al sentido metafórico de elevarse el en- tendimiento, como lo usan hoy en día los que dicen: «el orador se cernía sobre las inteligencias vulgares; su entendimiento se cierne explayándose en conceptos altísimos». Esta manera de cernerse induce metáfora sobre metáfora, trasladando al hom- bre una acción que ni aun metafóricamente, ejecutada por el pájaro, se expresa bien por el vocablo cernerse, puesto que el orador se cernía solamente puede significar el orador se me- cía, se bandeaba, se meneaba fluctuante; que si dijera el ora- dor cernía, sólo denotaría que atalayaba, especulaba, re- 154 CERNER* gistraba; mas no es ese el sentido de la frase moderna. Nues- tra exposición halla apoyo en los autores clásicos de más ilus- tre fama. Rivadeneira: «Queriendo todos sus negocios tan examinados y cernidos, y que haya vista y revista para ellos» (1). — Granada: «Conviene que tengamos siempre en las manos un cedazo muy delgado, para cernir todas las obras que hacemos» (2). — Tal ha sido siempre la figurada acepción de cerner, tomada de la formalidad del cedazo, cuyo oficio es separar la harina de toda materia extraña. La acción de me- near el cedazo no constituye la formalidad del cerner, sino sólo su materialidad; por eso el cerner el cuerpo, frase usada por Quevedo, ó pertenece al estilo familiar, ó fué capricho del in- ventor; pero ningún clásico usó en su lugar el reflexivo cer- nerse, porque el menearse de la criba á un lado y otro no es operación formal del cerner, como lo saben hoy los maqui- nistas. Lo dicho da licencia para tener por ajeno del romance el reflexivo cernerse, cualquiera que fuere su significación: pri- mero, porque ningún clásico le empleó; segundo, porque cua- dra mal con el senti Jo propio y figurado de cerner; finalmen- te, porque ni el batir de las alas, ni el menear del cuerpo, ni el elevarse del entendimiento, son operaciones formales del ver- dadero cerneré latino, usurpado por los españoles. ¿Qué diremos de los que emplean la locución cerner las alas en sentido de extender las alas? No es propia esa signi- ficación. Porque cerner no vale extender ni mover comoquiera. Cuando mucho, según Quevedo, se llamaría cerner las alas el ir y venir ó subir y bajar con las alas volando de un punto á otro; pero estar uno con las alas metafóricas extendidas en aJemán de proteger ó contemplar, nunca será cerner las alas. Con- fírmase lo dicho con un paso del mismo Vega que dice: «Tú, Señor, andabas cerniendo sobre el punto donde yo estaba, y dando vuelos en derredor».— «Las gaviotas de los ríos suelen andar volteando en el aire y cerniendo sobre el agua donde di- visan el pez allá en lo hondo del río» (3). — Aquí se comprueba el cerner neutro, el cerner por atalayar, especular, el ¿?er- (1) Vida de San Ignacio, lib. 1, cap. 8. (2) Trat. de la devoción, p. 2, cap. 3, § 1. (3) Salmo 2, vers. 13, disc. 2. CERRACATÍN — CERRERÍA 155 ner extraño á extender las alas, el cerner ajeno de estar pa- rado encima, el cerner clásico diferente del cerner moderno. Igualmente lo comprueba la frase de la Pícara Justina: «Eché de ver que no hube bien puesto los cedazos, cuando cernía mucho por verme» (1). — Habla del tabernero que estando ella acicalándose en su aposento, la brujuleaba por entre los ceda- zos puestos en dos agujeros de la puerta; que esto quiere decir el cernía por verme, á saber, echaba los ojos, atalayaba, mi- raba con afanoso desvelo. Consta de lo dicho, que cerner, como usurpado al latín cerneré, no admite sino estos dos sentidos: propio, apartar con el cedazo materias gruesas de las finas; figurado, exami- nar, especular, mirar con fijeza. No hay tal cernerse en castellano. Vea quien quisiere los derivados cernedor, cerni- miento, cernedura, cernitivo, cernitorio, cernidamente, cer- nida, cernible, etc. Cerracatín Diego Vega: «No seas apocado ni cerracatín con Dios» (2). — El sentido de cerracatín parece obvio en el texto. El Dic- cionario de la Academia trae el nombre ^zarracatín, regatón que procura comprar barato para vender caro». No va mucho de cerracatín á zarracatín, cuanto al sentido, si bien éste hace de substantivo, aquél de adjetivo; pero á cerracatín le cuadra bien el representar lo que tacaño, miserable, ruin, apocado, codicioso. Cerrería Cabrera: «Ya no es tiempo de más cerrerías». — «Está acostumbrado á las -libertades y anchuras del mundo» (3). — La segunda frase del clásico da luz á la primera, donde cerre- rías suena libertades, anchuras, fechorías, como las de los que llevan vida cerril, sin freno ni sujeción, á la manera de los brutos que campan por los cerros. Dos sentidos podrán aco- (1) Lib. 2, p. 2, cap. 1, § 1. (2) Cuaresma, Lunes Santo. (3) Adviento, dom. 1, serm. 1, consid. 2. 156 CERVIGAL CIAESCURRE modarse al nombre cerrería: propio, á saber, correría por el cerro; figurado, soltura y libertad desenfrenada en el obrar ó hablar. La frase familiar echar por los cerros de Úbeda, echar por esos trigos, echar por los trigos de Dios, echar por esos cerros, se podría reducir más sucintamente á ésta, hacer cerrerías, la cual tiene la ventaja de no ser fami- liar, pues el orador Cabrera la empleó en estilo muy serio. Cervigal Diego de Vega: «Quien me viere recostado enel cervigal del navio, cerrados los ojos y los demás sentidos ligados, verá que duermo, como hombre verdadero que soy» (1). — La voz cervi- gal es la misma cervicale, del latín, que dice almohada, ca- becera, cabezal, lugar donde la cabeza del que duerme se apoya y descansa. Es muy de creer que el P. Vega traducía del latín; con todo, no debió de parecerle ajena del español la palabra cervigal, visto que cervigiiillo, cervigudo eran voces ya comunes. Ciaescurre La palabra ciaescurre compónese de los dos verbos ciar y escurrir. El verbo ciar es andar hacia atrás, retroceder; el verbo escurrir suena deslizar. En el presente de indicativo ambos verbos juntos y unidos forman un ciaescurre significa- tivo de escapada hacia atrás, paso al revés, vuelta de espal- das, despedida vuelto el rostro. En Funes hallamos esta ex- traña dicción: «Aunque pudiese hacer ciaescurre y meterse en casa» (2). — Digna de consideración es la frase hacer ciaescu- rre, que significa retroceder, hacerse atrás, desandar lo an- dado, retirarse atrás, volver las espaldas, escurrirse dando pasos atrás. (1) Domin. 4.* después de la Epifanía. (2) Crónica, p. 2, lib. 3, cap. 7. CICLAN * — CIENDOBLAR — CIENSA YOS 1 57 Ciclan* La definición que de este adjetivo ofrece el Diccionario moderno conforme con el antiguo es ésta: «Ciclan, que tiene solo un testículo». Si la etimología de ciclan es el latín sin- guliis, uno solo, no tiene duda, sino que la acepción del Dic- cionario le viene al ciclan en muy segundo lugar, como aplica- ción de la primera y propia. Esto se saca de la Pícara Jus- tina, donde leemos: «La dicha camisa era ciclana (por yerro puso Rivadeneira cincland) de mangas, que no tenía más de una» (1). — Así llámase ciclan el que tiene una sola cosa cuan- do había de tener dos: ciclan, el tuerto, ó el que carece de un ojo; ciclan, el manco á quien falta un brazo; ciclan, el perni- quebrado de una pierna; ciclan, el sordo de un oído. Por apli- cación se dirá ciclan igualmente el animal que sólo posee un testículo, un cuerno, un colmillo, un orificio en la nariz, etc. Confírmase esto con la autoridad del propio autor, que más adelante escribe: «Mas ya me contentara con que este disgus- to fuera ciclan y sin compañeros» (2).— Donde el adjetivo ciclan está puesto por solo, único. Ciendoblar Pérez: «Viene no sólo á multiplicarlos, sino también á ciendoblarlos» (3). — Ni en el Diccionario antiguo ni en el mo- derno asoma el verbo ciendoblar , que en su composición se trae el sentido. En recambio el Diccionario moderno saca á luz el verbo centuplicar , nunca visto ni oído entre los clásicos: su hechura parece francesa. Ciensayos Santos: «Más sentido tiene el pájaro ciensayos: llámanle así los cazadores, porque en quitándole la pluma hermosa y de varios colores que le adorna, le queda otra más menuda deba- (1) Lib. 1, cap. 3, § 3. (2) Lib. 2, p. 1, cap. 1, § 3. (3) Serm. dom., pág. 273. 158 CIFRADAMENTE — CIRCUNSTACIONADO jo, y en quitándole la segunda, le queda un vello muy espe- so» (1). — Va el autor haciendo la descripción circunstanciada del ave ciensayos, no apuntada en el Diccionario moderno, con hacerse en él pomposa ostentación de ciencia natural, en- tre cuyos pájaros pone al torcecuellos, de que hace memoria el autor Santos en el discurso antecedente. Cifradamente Este adverbio equivale á resumidamente, en cifra, en com- pendio, en abreviatura. Sácase este sentido de Valderrama, que dice: «Las cuales ciencias se reducen á tres; son, pues, dichas cifradamente» (2).— Habla el autor de la sabiduría de Cristo y de las ciencias que poseyó, reducidas á tres cifrada- mente por Santo Tomás, á saber, bienaventurada, infusa y ex- perimental. En otro lugar dice el propio autor: «Y si queréis saber la causa de tan súbita caída, cifradamente se lo dicen en la mala disposición de los metales que tenía, el oro en la cabe- za y el polvo en los pies» (3). Circunstacionado Pineda: «La obra por mal circunstancionada merecerá nom- bre de desgraciada, y no de graciosa» (4). — Así escribePineda la voz circunstacionada, sin tocarla en la fe de erratas. Ello es que, según el contexto, significa acompañada de circuns- tancias. De dónde proceda, no se ve, puesto que no hay en romance la palabra circunstanción. A lo sumo podíamos decir que del latín circunstatio, onis, se formó circunstación, de ahí circunstacionar, que es estar alrededor, ó guardar en torno. En el artículo Estación se halla algún fundamento de la voz circunstación. Pero cosa clara es, que si puede admitirse el vocablo circunstacionado, no cae bien el circunstanciona- do de Pineda, á menos de suponer yerro de escritura, por sobra de la segunda ene. (1) Día i] noche de Madrid, disc. 7. (2) Ejercicios, p. 2, cap. 10. (3) Ejercicios, p. 1, cap. 1. (4) Dial. 1, § 36. CLAMADOR — CLARO* — CLAUSTRA 159 Glamador El P. Fr. Ignacio de Vitoria en su sermón funeral á las honras de Lope de Vega, dijo: «Cumple con lo primero, pues grande clamador el Profeta, diciendo á las hijas de Jerusalén: llorad muerto á Saúl todas» (1). — De clamar fácil era la for- mación del verbal clamador, el que clama, el que alza la voz. Entre los afectados giros de sus molestísimas cláusulas, por lo gongorinas, mezcla el autor frases excelentes, merecedoras de encomio. Claro* El modo adverbial de claro no consta en el Diccionario, siquiera veamos relucir en él algunos otros, á la clara, á las claras, de claro en claro, en claro, por lo claro. Qué sentido recibiese de los clásicos la expresión de claro, descúbrese en sus textos. Cabrera: «Pasar las noches de claro en la ora- ción» (2). — Mendoza: «Las balas pasaban de claro» (3).— Cervantes: «Me pasé de claro á Barcelona» (4). — Sigüenza: «Muchas noches se le pasaban de claro, sin sueño» (5).— Dos sentidos admite el modismo de claro, á saber, sin detenerse, y del principio al fin, como lo expone Cuervo (6) con acer- tado juicio. En el primer sentido se entienden los textos de Mendoza y Cervantes, en el segundo los de Cabrera y Sigüenza. Claustra Qué acepción corresponda al nombre claustra, podemos sacarlo de la autoridad de Fr. Hernando del Castillo, que dice así de los religiosos relajados: «De ellos se produjo el (1) Zeballos, Ideas del pulpito, t. 1, pág. 129. (2) Serm. de Adviento, pág. 247. (3) Guerra de Granada, lib. 3. (4) Quij., p. 2, cap. 72. (5) Vida de S. Jerónimo, lib. 4, disc. 8. (6) Diccionario, t. 2, pág. 163. 160 CLAUSTRALIDAD — CLAUSULAR* monstruo que los santos llaman claustra, monstruo compuesto de muchos monstruos, destruición de los buenos espíritus, se- pultura de la pobreza evangélica, congregación de flojos, ocio- sos y vagabundos. De mano en mano, de convento en conven- to, de provincia en provincia se fué negando la claustra, si no á todos, á los más» (1), — Por esta descripción del clásico autor se ve que el vocablo claustra, de uso corriente en el siglo xvi, significa vida aseglarada, relajación en el proceder reli- gioso, tibieza 3? flojedad de costumbres, descaecimiento del antiguo fervor, inobservancia de la disciplina religiosa. Como el plural latino claustra suena claustros, es de creer que á la vida claustral, retirada, sin obras de celo, sin trabajo religioso por falta de espíritu evangélico, se diera nombre de claustra en género femenino singular. Claustralidad Cenedo: «El tener con abundancia libros, ó imágenes, ó otras cosas decentes al estado religioso, no es permitir claus- tralidad, ni resulta en daño de la religión» (2). — La diferencia que va de claustral á observante (entre religiosos franciscos), esa va de claustralidad á observancia. Llámanse observantes los que profesan la regla antigua, claustrales los que permi- ten alguna remisión. En general será claustralidad la propie- dad ó condición de claustral. Si claustral sale de claustra, bien se colige que la claustralidad suene falta de observancia regular. Clausular* Malo: «La muerte podrá clausular la vida común, mas no pausar la obligación» (3). — Si hacemos atención al clausular del Diccionario, no hay arte de entender el texto clásico. (^Clausular: cerrar ó terminar el período; poner fin á lo que se estaba diciendo». Así el Diccionario moderno, conforme con (1) Hist. general de Sío. Domingo y de su Orden, parte 2.*, lib. 2, cap. 2. (2) Pobreza religiosa, duda 18, núm. 11. (3) Serm. de S. Benito, disc. 3. CLAVICULAR — COADJÜTRIZ — COBARDÓN 161 el antiguo. Pero clausular, según los clásicos, es también acabar , poner fin á lo que se estaba haciendo. Más; ninguna razón hay para impedir que clausular signifique hacer cláu- sulas y períodos, acabados ó por acabar, pues la palabra cláu- sula da derecho á la formación y sentido del clausular en esta tercera acepción. Los derivados clausulador, clausulamiento, clausuladu- ra, elausulación, clausuladamente, etc., harán servicio opor- tuno. Clavicular QuEVEDo: «Todo el infierno está claviculando» (1). — Per- dióse en el Diccionario moderno la acepción de la voz clavícu- la, instrumento de que se valían los nigrománticos para sus operaciones mágicas; de donde nació el verbo clavicular, sig- nificativo de encantar, hacer ensalmos, hechizar, consultar al demonio. Sólo queda hoy la palabra clavícula, término de anatomía, para expresar el hueso unido al esternón y al omo- plato; en virtud de la de Salomón, dicen, claviculaban los brujos. Del verbo clavicular ni memoria quedó en lo moderno, aunque sí en el Diccionario antiguo. Coadjutriz Laguna: «Ha menester por consejera y coadjutriz la ra- zón» (2). — No conoce el Diccionario la palabra coadjutriz, si bien admite la voz coadjutora, en sentido de «persona (feme- nina) que ayuda y acompaña á otras en ciertas cosas». Pero el Dr. Laguna conservó el término coadjutriz, tomado del latín, tan propio del romance como coadjutora. Cobardón Pedro Vega: «Comenzaron á murmurar los que estaban presentes, que cómo y cómo, á un cobardón, que en tantas veces no había hecho golpe bueno?» (3) — El particular signifi- (1) Orlando, canto 1. (2) Dioscórides, lib. 1. (3) Salmo 6, vers. 5, disc. 5. 11 162 COLADIZO — COLANA — COLAR cado del aumentativo cobardón merece alguna memoria, por- que no dice comoquiera el muy cobarde, sino el ignominiosa- mente cobarde, el cobarde con afrenta, cuando es la cosa muy fácil de hacer; pues el cobardón, por desmaño, más que por cobardía, deja de hacerla bien, como fué en el caso del autor, el no acertar en tres veces el toreador al toro; que por eso no querían los espectadores que llevase el premio señalado por el Emperador, á quien le pareció, al contrario, que le me- recía el cobardón, después de haber ejecutado una hazaña tan dificultosa, como era el no acertar al toro ni una sola vez. Coladizo Cabrera: «Mira que son coladizos algunos sensuales de- seos, y pretendes no tanto ser santo, cuanto que te esti- men» (1). — Coladizo es engañoso, mañoso, artero, sutil, que se cuela y esconde con facilidad, disimulando su pretensión. Este es sentido figurado; el propio se dice del aire, del líquido, del gas, que fácilmente penetra por doquier. Véase el artículo colar, cuyas acepciones participa el nombre coladizo. Colana EsTEBANiLLO: «Y acordándome de lo bien que lo pasaba con mis tajadas de raya y colanas de vino cuando era buhone- ro, me determiné de volver al trato» (2). — El substantivo cola- na ts bebida, trago, puesto que colar es «beber vino», dice el Diccionario, en el cual falta la voz colana. «Colábamos hasta tente bonete», escribe el autor en el cap. 4, significando bebíamos á más y mejor, á más no poder. Colar Pedro Vega: «Ha de colar su vista por las hermosas co- lores del arco».— «Y colando vos los ojos por ese transparente cristal» (3). — El verbo colar es activo en el texto de Vega, (1) Sermón í.° de Sia. Bárbara, consider. 2.a (2) Cap. 5. (3) Salmo 6, vers. 4, disc. 4. COLIGANCIA Í63 sin referirse á líquido ni á ropa blanqueada, sino á ojos y á vista; de modo que colar los ojos, colar la vista, fueran fra- ses no inteligibles según las decisiones del Diccionario, con ser tan galanas y castizas en la pluma del clásico autor. Tam- poco son familiares, pues muy grave es el estilo de Vega en estos discursos, donde más de seis veces, en el cuarto sobre- dicho, emplea el verbo colar en sentido de meter, aplicar, pasar, penetrar, hincar. Luego no basta la acepción neutra de colar, por «pasar por lugar ó paraje estrecho»; ni tampoco la acepción activa del Diccionario da bastante razón de nues- tro lindísimo verbo. Además de este significado, hay otro que conviene decla- rar. Lainez: «Dios coló á Josué la investidura del gobier- no» (1). — El Diccionario alega el colar en la acepción de «hablando de beneficios eclesiásticos, conferirlos canónica- mente».—La autoridad del clásico Lainez otorga al verbo colar una más extensa significación, no ceñida á beneficios eclesiásticos, sino ampliada á cargos civiles de gobierno. Así colar será conferir dignidades, nombrar para cargos, ins- tituir magistrados, conceder empleos, cuando éstos son de gravedad é importancia, conferidos por personajes de gran su- posición. Los derivados, en las varias acepciones, serían colador, colamiento, colación, coladero, coladura, coladamente, co- ladizo, colativo, colatorio, etc. Coligancia A las voces coligación, coligadura, coligamiento hace el Diccionario la competente salva, mirándolas como equivalentes de «unión, trabazón, enlace de unas cosas con otras». Pero pasa de largo sin reparar en el término coligancia, que dice unión estable, trabazón permanente, enlace duradero, como lo sacamos de Pineda que dice así: «Lo cual no hace el alma en cuanto intelectiva, pues en cuanto tal no reconoce coligan- cia corporal, como vocean todos los buenos filósofos y teólogos con Santo Tomás, y por esta causa se llama forma separa- (1) El Privado, pág. 294. 164 GOLOSEO — COLLA* da» (1).— La expresión coligancia corporal significa que el alma intelectiva no admite coligación arraigada en órgano corpóreo, de manera que sea dependiente de él. Más íntima trabazón dice coligancia que coligación; luego á otro distinto concepto abre camino. Confirma lo dicho la autoridad del clásico Fernández: «Del encadenamiento y coligancia de las cosas visibles subir á las invisibles» (2).— No es para desechado el substantivo coli- gancia, por ser conforme al romance. Mucho más vale que la coalición afrancesada de los modernos. Goloseo Fr. Lucas Fernández de Ayala: «Las entradas y zagua- nes adornados con estatuas coloseas de oro, gigantes en la altu- ra* (5). — Demás del adjetivo colosal hallamos aquí el coloseo que suena lo mismo, á saber, gigantes en altura. Aplícase á cosas materiales, no como en el día de hoy, que se llama colo- sal cualquier cosa extraordinaria, como ruido colosal, fama colosal, disparate colosal, designio colosal, mentira colo- sal , etc., al estilo del habla francesa. Colla* Fajardo: «En otros han de estar á la colla las prevencio- nes» (4). — Rivadeneira: «Una nave que estaba á la colla para hacer el mismo viaje» (5). — La voz colla está definida por el moderno Diccionario en estos términos: «temporal de conti- nuos chubascos, que suele preceder en el archipiélago fihpino á las monzones del sudoeste». El Diccionario de Autoridades daba de colla esta definición: «Bocanada ó golpe de viento blando y favorable para la partida de los navios». El Dicciona- rio, edición doce, decía: «Temporal de continuos chubascos que precede á las monzones, y á veces produce el baguio». El (1) Dial, 11, § 13. (2) Demonstraciones católicas, íol. 65. (3) Hisi. del Aniicristo, trat. 4, disc. 4. (4) Empresa, 30. (5) Vicia de S. Ignacio, lib. 1, cap. 10. colla' 165 Diccionario, edición once, definía así: (1).— Habiendo el Diccionario admitido los dos reflexivos /?ro/?or¿?/o/7¿zr5e y medirse, parecía natural que recibiera el conmensurarse, ya que conmensurar, por ser «medir con igualdad ó debida proporción», se acomoda á la (1) Diferencias, lib. 2, cap. 34. (2) Trat. de la Misericordia, invectiva 37, § 1 (3) Vida de Cristo, t. 1, lib. 1, cap. 4. CONMINATORIA — CONOCIDO* — CONSAGRABLE 173 acción reflexiva. Nadie quita digamos, «no acertó á conmensu- rarse en su discurso con la capacidad de los oyentes». Conminatoria Jarque: «Amago solo fué, y conminatoria, que no llegó á ejecución» (1). — No son pocos los nombres substantivos aca- bados en oria^ como compulsoria, dimisorias remisoria, eje- cutoria, etc., que tienen forma de adjetivos, en especial per- tecientes á lo forense. Tal es la conminatoria de Jarque; sig- nifica orden con amenaza ó amenaza intimada por orden supe- rior. De aquí, atendida la forma de adjetivo, podíamos inferir el adverbio conminatoriamente. Conocido* Juan Sebastián: «Es poco conocido á esta merced» (2).— El adjetivo conocido toma aquí la acepción de agradecido, así como el desconocido se dice ingrato. No advirtió el Dicciona- rio el valor del conocido clásico, si bien dijo que conocer era á veces reconocer, en lo forense, anticuado ya. Siquiera puso que conocimiento anticuado, es agradecimiento. La razón de semejantes anticuaciones, la darán los que vivan á fines del si- glo XX, cuando se hayan anticuado la mitad de los vocablos del XIX. Consagrable Alonso Vega: «Cuando la materia consagrable distare por espacio de cincuenta pasos» (3). — El adjetivo consagrable de- nota capaz de ser consagrado, digno de ser consagrado. La acepción es pasiva, como la de los nombres en able. En mate- rias morales de liturgia conviene esta voz á la lengua castella- na, por más que tome su ser de la latina. (1) El Orador cristiano, t. 5, invectiva 14, § 12. (2) Del estado clerical, lib. 3, cap. 19. (3) Espejo, cap. 10, § 4. 174 CONSAGRATIVO — CONTERA* — CONTIGUACIÓN Consagrativo Alonso Vega: «Les dio virtud consagrativa de transubs- tanciar su cuerpo y sangre» (1).— Al nombre consagrativo co- rresponde el concepto áQ poderoso para consagrar, hábil é idóneo para hacer consagración. Su acepción es activa, al revés de consagrable. Como entrambas voces faltan en el primer Diccionario, asi faltan en el postrero, con ser las dos muy á propósito para expresar conceptos tocantes á consagra- ción. Ambas darán de sí sendos adverbios en mente. Contera* Rebolledo: «Procuremos dar buena contera á nuestra vida» (2).— QuEVEDO: «Echaban las conteras al banquete | Los platos de aceitunas y los quesos» (3). — El Diccionario en- volvió en el moáxsmo por contera el sentido figurado de conte- ra, cuando puso el equivalente «por remate, por final»; pero colocó la expresión entre las familiares. Ello es, que contera en sentido metafórico vale término, fin, acabamiento, rema- te, final, tomada la metáfora de la extremidad inferior del bastón ó de la vaina. Que no sea voz familiar, lo dicen las oraciones del gran predicador Rebolledo. Más claro lo mues- tra la pregunta de Nieremberg, hablando del juicio final: «¿A quién no temblará la contera con esta voz?» (4). — No es aquí familiar la frase temblarle á uno la contera, así calificada por el Diccionario. Contiguación Pineda: «La continuación de casco sobre casco en la ce- bolla, que hablando al propio se llama contiguación, por la cual contiguación no se da vacío entre casco y casco» (5).— La dife- (1) Espejo, cap. 10, § 5. (2) Oraciones fiin., pág. 98. (3) Orlando, canto 1. (4) Catecismo romano, p. 1, lección 14. (5) üiál.3,%15. CONTRAHECHURA — CONTRADICIENTE 175 rencia que hay entre contiguo y continuo^ esa hay entre con- tiguación y continuación. Lo contiguo supone alguna separa- ción de partes, que no se da en el continuo. Así contiguación es la inmediación de dos cosas distintas, como la continua' ción dice unión de partes sucesivas. El concepto de contigua^ ción se suple hoy día con el vocablo contigüidad, pero anti- guamente estaba en uso la contiguación. Contrahechura PiNCiANo: «Esta imitación, remedamiento y contrahechura es derramada en las obras de naturaleza» (1). — Muy á la vista pone el autor la acepción del nombre contrahechura, empa- rentado con el verbo contrahacer, que es imitar, remedar, fingir, representar; y así contrahechura suena remedo, copia, imitación, semejanza. No se trató esta hermosa palabra en el Diccionario de Autoridades; en el moderno solamente hace papel de anticuado el contrahacimiento. Contradiciente Céspedes: «Nunca fui porfiado, contradiciente, censura- dor ni crítico» (2). — León: «Con los rebeldes y contradlcientes tiene guerra perpetua» (5). — Señala el Diccionario moderno el participio activo de contradecir, que llama contradicente, por anticuado. Ahí están León y Céspedes con su contradiciente. El caso es, que el dicente, participio de decir, no es anticuado, según el Diccionario moderno, como no lo es diciente; ¿por qué razón había de anticuarse el contradicente, si alguna vez le hubieran usado los clásicos? Sea como fuere, el adjetivo contradiciente signiíica porfiado, terco, pertinaz, obstinado, rencilloso, contencioso. El Diccionario de 1770 admitió el contradiciente en ese mismo sentido, sin anticuarle. (1) Filos., epist. 3, fragm. 1. (2) Soldado Pindaro, fol. 12L (3) Nombres de Cristo, Rey. 176 CONTRAPRECIO — CONTRAPUNTEAR* — CONTRATAR* Contraprecio Gamos: «Dióse por contraprecio, cabeza por cabeza, vida por vida» (1). — La dicción contraprecio sirve para denotar el precio que se da por alguna cosa ó persona, cuando el compra- dor satisface una paga igual á lo comprado. Rescatar á un esclavo, quedando por esclavo el redentor, es contraprecio; comprar una casa dando en precio otra igual, es contraprecio; dar uno la vida por rescate de otra, es contraprecio: en estos casos la voz contraprecio entraña una cierta contraposición efectiva: viene á ser una especie de trocado. El Diccionario, con haber puesto larga lista de compuestos de contra, dejó la palabra contraprecio, que puede ser de grande utilidad. No importa que el francés diga contreprix. Contrapuntear* Deja el Diccionario de proponer la acepción de contrapun- tear, equivalente á discantar, parafrasear , interpretar. Pedro Vega: «San Gregorio sobre la palabra Spiritus, con- trapuntea así... Quieren decir sus palabras...» (2). — La causa de haberse omitido en el Diccionario esta significación figura- da del contrapuntear es el haberse descuidado el sentido me- tafórico de contrapunto, que suena en la pluma de los clási- cos interpretación, discante, glosa, tomada la metáfora del contrapunto musical. Contratar* Al contratar señaló el Diccionario la equivalencia de «co- merciar, hacer contratos ó contratas». Algo más dice este lugar de Jarque: «Mandólos acomodar muy bien en una casa vecina á palacio, y aprender la lengua persiana, para poder contratar más familiarmente con ellos» (5).— Este contratar es conversar, comunicar, tratar, hablar, porque el emperador de (1) Microcosmia, p. 1, dial. 1. (2) Salmo 7, vers. 12, disc. 1. (3) Orador, t. 2, disc. 5, § 9. CONVENIDO* — CORAJOSO* — CORBONA 177 la India no había de comerciar con los Padres misioneros, ni tal sentido se saca del pasaje citado, sino el antes dicho, pues- to que contratar es tratar con sencillamente. Confírmalo este otro texto del mismo autor: «De tan libre y poco recatada y tan continua contratación con mujeres, han de transfigurarse en ellas los hombres» (1); donde contratación es comunica- ción y trato, conversación. Convenido* Aunque el verbo convenir sea neutro, el participio conve- nido hace de pasivo. Valderrama: «Con esto quedan conve- nidas las dos opiniones, y averiguado que el pecado de los hebreos fué avaricia» (2).— Así diremos: quedamos convenidos, por concertados, concillados, compuestos. Corajoso* León: «Estaba enojado y corajoso» (3).— Es verdad que el adjetivo corajoso antiguamente equivalía á «valeroso, animo- so, esforzado», en cuyo sentido el Diccionario le anticuó; pero además significaba entre los clásicos iracundo, colérico, irri- tado, enojado, como lo sabemos del M. León. Eso aparte, si coraje recibe del Diccionario el sentido de «esfuerzo del áni- mo, valor», no parece había razón para condenar por anti- cuado el corajoso cuando representa esforzado, valeroso. Corbona Pícara Justina: «No llegue algún criado que desbalije el mantel, y lo meta en corbona, y os quítela caza de las uñas» (4). —La voz corbona, semejante sentido hace que la corbona la- tina. Alega el Diccionario la voz corbe por cesta ó canasto; eso mismo viene á significar corbona. (J) Ibid., invectiva 8, § 5. (2) Ejercicios, p. 1, cap. 8. (3) Job, cap. 16. (4) Lib, 1, cap. 3. 12 178 CORCOVEAR*— CORÓNIDE — CORRENCIA Corcovear* Dar corcovos es la equivalencia de corcovear, si presta- mos atención al Diccionario; pero otra muy diferente significa- ción nos sugiere Pero Sánchez en esta hermosa pintura de la vejez: «Cuando el juicio está rebotado, las sentidos flacos para el ejercicio de sus operaciones, cuando la cara se arruga, el lustre y color del rostro se pierde, la vista se turba, la es- palda corcovea, el cabello se encanece, los dientes se caen, que no parece el hombre viejo sino un retrato y dibujo de la muerte» (1)-— El corcovear de la espalda x\o es dar corcovos, sino abultarse y formar corcovo, alzándose al paso que se abaja el pecho. Este sentido de corcovear merece conside- ración. Corónide Jarque: «Será término de mis achaques, remate de mis dolores, corónide hermosa de todos mis servicios, ó corona real de mis merecimientos» (2). -El nombre latino coronis, idis, que trae de corona su formación, se usaba para significar fin, remate, coronación de una obra. En ese mismo sentido se toma la corónide del clásico Jarque. Correncia* El moderno Diccionario, habiendo dado salvoconducto á la palabra correncia, por «desconcierto, diarrea, flujo de vien- tre», no sin apelar á la Pícara Justina en comprobación del sentido, como lo hizo el de Autoridades, no se atuvo á la propia Justina que tomó la voz correncia en significado metafórico, por afluencia, verbosidad, razonamiento, allí donde dice: «No ternía correncia de decir gracias en mi servicio» (5).— «Por divertir mi pena y la correncia del padre cura, salió á (1) Vida de Adán, cap. 3. (2) El Orador, t. 3, invectiva 7.*, § 6. (3) Lib. 2, p. 2, cap. 4, § 5. CORTADO* — CORTAMIENTO 179 decir un cuento» (1).— Al cabo la palabra correncia, en senti- do propio y en sentido figurado, se reduce á cosa de correr. Cortado* Pedro Vega: «Decidme, qué quiere decir, Fulano habla muy bien la lengua española? Que es diestro, y cortado en ro- mance. Luego lengua y lenguaje todo es uno» (2). — No cayó en la cuenta del cortado el Diccionario, cuando le refirió á solo el estilo, llamando cortado al destrabado, sin cohesión de par- tículas. Al revés cortado es hispanismo en lugar de hombre que corta la lengua, que la habla muy bien, con perfección. A entrambos Diccionarios, antiguo y moderno, se les pasó por alto esta última acepción. El participio cortado, no obstante su forma pasiva, hace de activo en ciertos casos, como á mu- chos participios sucede; particularidad de la lengua española. Cortadamente, cortadura, cortadero, serán derivaciones de cortado, si se añade en lengua tal. Cortamiento Diego de Vega: «Las señales causarán este cortamiento y desánimo en los hombres» (3). — La acepción del nombre cor- tamiento no es en este pasaje de Vega la mencionada por el Diccionario, sino otra muy distinta. Porque si cortamiento, por corte ó acción de cortar, se llama anticuado en el Diccio- nario, pero en la autoridad de Vega no hace oficio de corte, sino de turbación, como es la del que se corta sin poder pro- ferir una palabra; por eso juntó el autor las voces cortamiento y desánimo, causados en los hombres por las señales del pró- ximo juicio universal, que el orador va allí describiendo con grande elocuencia. La acepción de cortamiento es metafórica, como lo es la de cortarse por turbarse. (1) Lib. 2, p. 3, cap. 1, § 1. (2) Salmo 4, vers . 14, disc. 2. (3) Dom. 1 de Adviento. 180 COSARIAMENTE — COSQUILLAR Cosariamente Ni en corsario ni en cosario apuntó el Diccionario el ad- verbio cosariamente, que también podía admitir la forma de corsariamente. Valderrama: «Como esperaban más ganancia de su diligencia que de Dios, dieron en robar todos á los pobres cosariamente» (1). — A lo corsario, acosando sin tregua, se dice cosariamente. Véase con qué libertad armaban los clásicos los adverbios en mente. Cosquillar Santos: «Le va retozando y cosquillando» (2).— El verbo retozar es activo en el texto de Santos, mas no significa tra- vesear con desenvoltura, como quiso el Diccionario postrero, s\no juguetear sencillamente, como lo había definido el de la edición doce. Al verbo cosquillar, del cual ninguno, fuera del de 1770, hizo mención, tócale el sentido de hacer cosquillas, buscarle las cosquillas, travesear, acariciar, regalar, impa- cientar con halagos. Las dos acepciones figuradas, que á las dos dichas frases convienen, sientan bien al verbo cosquillar. Así para decir de uno que no sufre cosquillas, bastará decir: no hay cosquillarle. Para expresar el deseo ó curiosidad de viajar, dígase me cosquilla el viaje. Para significar alguno que gusta le busquen las cosquillas, dirá, vengan á cosquillar- me. Si las cosquillas fueran frecuentes, el cosquillear estaría muy á punto. QuEVEDO empleó el reflexivo: «Pues no hay sino cosqui- llar. I Cosquíllese todo el mundo» (3).— El reflexivo ó recíproco cosquillarse puede significar metafóricamente inquietarse, desavenirse, resentirse, desazonarse, ó también reirse, ale- grarse, recrearse, porque las cosquillas, al paso que molestan con el prurito, provocan á risa; aun picar la curiosidad, avi- var el deseo, dar comezón no sería concepto impropio del (1) Ejercicios, p. 1, cap. 8. (2) Día y noche, disc. 10. (3) Musa 5, bail. 3. COSTANA — COSTEO — COSTIL 181 figurado cosquillar, ni tampoco del recíproco cosquillarse cuando entre varios se ofreciese la acción. Vengan los derivados: cosquillador , cosquillamiento, cos- quilladura, cosquilladero, cosquillaüvo , cosquilladizo, cos- quilladamente, cosquillada, etc. El Diccionario segundo de 1770, que trae el verbo cosquillar, dice: «es voz inventada y jocosa». Cierto, inventada, á saber, formada de cosquillas según la regla general española; que por eso recibe las acep- ciones correspondientes á cosquillas. Así los derivados de cos- quillar participarán de sus varias significaciones. Costana Pineda: «Del primer madero del navio salen sus costanas dilatándose y volando hacia lo alto» (1). — Compara el autor la fábrica del cuerpo humano á la de la nave. Tendido el hombre de espaldas, su espinazo da origen á las costillas, que como las costanas del navio arrancando de la quilla, se ensanchan y ex- tienden á lo alto. Son, pues, costanas las costillas del buque. El Diccionario atribuye al vocablo costaneras y al nombre cuartones un sentido algo semejante al de costanas; éste pa- rece más propio término de astillero, mucho más castellano que las costillas del Diccionario moderno. Costeo Valdelomar: «Vivan tus ovejas al costeo de tus alientos propios» (2). — La voz costeo vale costa, coste, costo, de suer- te que lo mismo significa la locución adverbial al costeo de, que á costa de, según lo inferimos del clásico Valdelomar. Muchos substantivos en eo quedan sin mención, como éste, en el Diccionario, según que más adelante se verá. Costil Pineda: «Convídele á un lomo costil y á una bota de vino, y allí me graduó de licenciado delante de los venteros y de dos (1) Dial. 9, % 33. (2) Serm.de S. Agustín, disc. 1. 182 COTO COTORRERITO recueros» (1). — La locución lomo costil muestra bien el lomo de las costillas, el lomo no descargado de hueso, cual será una costilla de cerduno animal. La terminación // no hace aquí de diminutivo, es puramente sufijo nominal del vocablo latino costa, costilla. Coto Alvarez: «Se llama Dios en la Escritura divina buscador ó escudriñador de corazones, por significarnos que á sus ojos divinos no hay corazón coto, guardado ni defendido, que él no lo vea» (2). — Nuevo es para el Diccionario el adjetivo coto, empleado varias veces por el autor franciscano en sentido de acotado, amojonado, cerrado, circuido, ceñido. Según esto, podría salir de ahí el adverbio cotamente, y los nombres coto- so, colero, etc. El Diccionario de 1770 alega el verbo colear, rodear con coto. Cotorrerito Es diminutivo de cotorrero. El Diccionario moderno dice que cotorrero es, como cotorra, mujer habladora. Otro senti- do figurado de cotorrero hállase en Quevedo allí donde dijo: «Poco jayán y mucho tiquemique | Y más cotorrerito que haza- ñoso» (5). — El contexto fuerza á entender por cotorrero el mozalbillo acicalado, galancete afeminado, presumido de lindo, pues le contrapone el autor á jayán y hazañoso. La misma acepción podía recibir el femenino cotorrera, aplicado á la mujer vanidosa, sin perjuicio del significado de parlera, propuesto por el Diccionario reciente, que se echó á las es- paldas el vocablo cotorrero, sin embargo de mencionarse el cotorrerito en la impresión de 1770. (1) Dial. 1,% 2. (2) Silva espir., dom. 8 de Cuar,, consid. 6. (3) Orlando, canto 2. COUNIR — GOZA — CREPITÁCULO 183 Counir Villalba: «Counirse el espíritu de Pedro con el de Cris- to» (1).— El verbo counirse importa copularse, de dos hacer uno, llegar á perfecta unidad, ser dos uno con unidad de afecto, participar dos de un mismo espíritu. Por esta causa el counirse reflexivo, ó digamos mejor, recíproco, se dice de dos personas entre sí unificadas. De ahí provendrán los derivados, counidor, counimiento , counidura, counidero, counitivo, co- unitorio, counidamente, puesto que counión, counidad se ad- mitan por voces valederas. Goza Esta palabra se usa en las frases «Andar de coza en coro- za.— Andar de coza en colodra» (2). — El Diccionario moderno, que no las trae, menciona esto: «andar uno de zocos en colo- dros», significando, «ir de mal en peor». Mas las dos de Co- rreas significan andar vagando, como de zeca en meca, de una parte á otra, sin lugar ni ocupación fija. Qué significación tenga la palabra coza, ninguno de los Diccionarios lo insinúa, sin embargo de poner el de Autoridades la segunda de las fra- ses dichas. Si es voz voluntariamente fingida para hacer co- rrespondencia con coroza y con colodra, carecerá de otro uso, como en efecto ninguna otra aplicación le dieron los clásicos. Lo más cierto es, que el vulgo español inventó las voces enfáticas coza y coroza, coza y colodra, ceca y meca, zanquil y manquil, para nombres indefinidos de lugares diver- sos, que acompañados del verbo andar significan ocupación Vaga y sin provecho. Crepitáculo Entre las voces crepitación, crepitar, crepitante, recibi- das del Diccionario, bien podía ocupar asiento el nombre cre- pitáculo, tan latino como ellas, cuya significación el clásico (1) Sangre, tr. 2, cor. 13. (2) Correas, Vocab., letra D. — Cervantes, Quij., p. 1, cap. 18. 184 CRESPO* CRESTA* Pineda nos mostró en la cláusula siguiente: «Unos dicen, que con unos crepitáculos, ó matracas de metal, ó como atabales muy sonantes las echó de allí para otras tierras» (1). — No hay duda sino que crepitáculo es instrumento para hacer ruido, como castañuelas, matraca, carraca, especialmente con repe- tición enojosa de tabla de madera ó plancha de metal. Crespo * Mendoza: «Este escuadrón estaba el más florido y crespo, por los muchos coseletes, que jamás creo yo se ha visto» (2). — Consultado el Diccionario moderno, que procura resumir las acepciones del antiguo, no trae una sola que convenga al escuadrón florido y crespo. La causa es porque la de elegante y realzado, que viene de molde á la voz crespo, se le pasó al Diccionario reciente, aunque no dejara de quedar asentada en el de Autoridades, siquiera se aplicase al estilo y modo espe- cial de escribir. Pero conste que escuadrón crespo es escua- drón elegante, bizarro, gallardo, entonado, que anda hueco y pagado de sí, como el contexto de Mendoza lo requiere. El Diccionario de 1770, omitida esta acepción, apunta la de irri- tado, alterado, enemistado. No es maravilla, pues la palabra crespo, según se aplique, tanto podrá señalar bizarría como irritación. El adverbio crespamente deberá á crespo su ser. Cresta ^ Malón de Chaide: «Levantó las crestas y los bríos á cuantos le oyeron» (3). — Aquí crestas hace sentido de espíri- tus, como en la frase levantar los espíritus, ó los cascos, ó las alas, ó los ánimos, ó los alientos, ó los pensamientos, ó los pechos, ó los corazones; que todos estos son vocablos equivalentes al plural crestas, cuyo sentido figurado no dejó el Diccionario por entero definido con decir, que «levantar uno la cresta» significa «mostrar soberbia». El clásico Malón no pretendía semejante sentido, sino otro, muy diverso, como del (1) Dial. 7, § 16. (2) Comentarios, lib. 4, cap. 5. (3) La Magdalena, lib. 2, cap. 7. CRESTUDO — CRITIQUKZ —CRISTIANAR 185 lugar alegado se colige, con la añadidura de ser activa la frase levantar las crestas, y también intransitiva. Crestudo Del substantivo cresta fácilmente se formó el adjetivo crestudo, que como los acabados en udo, expresa abundancia en acepción despreciativa. Ramón: «Confúndanse los grandes y crestudos del mundo, no nos mimbren ni cansen con su rumbo y riquezas» (1).— El sentido de crestudo será orgulloso, pre- sumido, arrogante, como suelen ser los gallos de mucha cresta; sentido figurado, muy conforme al genio del romance. Gritiquez Pérez de Ledesma: «Sin ser elocuentes, lo pretenden parecer arrojando critiqueces» (2). — Llamáronse cretiqueces los realces de estilo, las lozanías de términos encumbrados, las exornaciones encaramadas, los aparatos de lugares bíbli- cos, los hilvanes de conceptuosas sentencias, puesto que crítico era el erudito en ciencia sagrada y profana. El substan- tivo critiquez hoy en día podrá aplicarse al concepto de afición á censurar ó á profesión de censurista. Cristianar Jesús María: «Algunos, por cristianar mucho su estilo, le dejan deslizar á bárbaro» (3). — El sentido que el Diccionario otorga al verbo cristianar es bautizar, conviene á saber, ad- ministrar el sacramento del bautismo: no conoce otra acepción al verbo cristianar, qae es vocablo familiar en su opinión. ¿Qué será, pues, cristianar el estilo, como dice el padre car- melita? Otra significación se le ha de conceder á dicho verbo, esto es, hacer devoto, hacer cristiano, purgar de profanidad, conformar el lenguaje con la profesión cristiana, de manera que no se trasluzca en él sombra de gentilismo. Mucho más (1) El día de Corpus, serna. 2, p. 3. (2) Censura de la elocuencia, cap. 20. (3) Arie, fol. 80. 186 CRONIZAR lato es este sentido que el propuesto por el Diccionario, según el cual no pudiéramos decir, cristianar el estilo, cristianar las ideas, cristianar la oratoria, cristianar la política, cris- tianar las costumbres; al revés, conforme al uso clásico, se- mejantes locuciones serían correctas. De lo cual hallamos en QoDOY este notable ejemplo: «Purgó los errores y cristianó las verdades* (1). — Así de Santo Tomás diríamos al uso clási- co: «cristianó la filosofía de Aristóteles». Es de advertir que Pineda usó el verbo acristianar en el sentido dicho cuando escribió: «Prometeo, que quiere decir hombre providentísimo, juntándose con Minerva, que es la divina sabiduría (si acristia- namos el lenguaje pagano), formó al hombre» (2). Por manera que cristianar ó acristianar recibe la acep- ción de hacer cristiano, ora sea por medio del bautismo, ora por medio de la doctrina cristiana. Quédense los derivados al buen placer del hablistán. Cronizar Zamora: «Los que escriben sus grandezas, y quien como ellas son, hubiera de predicarlas, cronizarlas y referirlas, era necesario que del espíritu de gracia estuviera lleno» (3). — El Diccionario, que propone el verbo coronizar como anticuado por coronar, del cronizar no hace mención alguna. Con todo, el clásico Zamora pone en vez de cronizar el usado coronizar, conforme le tenía introducido el uso de aquella edad, no obstan- te la índole del origen chronos, tiempo, pues la blandura de la lengua castellana, hallando áspera la sílaba ero, convirtióla en coro, que por eso coronista, coránica, coronicen, eran voces muy al uso. Pues aunque Zamora dijo en el lugar citado coro- nizarlas, por hacer de ellas la crónica, hemos preferido poner cronizarlas, porque así se pronunció más adelante hasta nuestros días, según el tenor del griego ypovtJ^siv, que suena tar- dar, durar. (1) El mejor Giizmán, trat. 5, ^ 12. (2) Dial. 9, § 26. (3) Monarquía, lib. i , San Juan Bautista, sím. 2, § I , CRUCIAR — CRUCIFICADOR — CUADRATÍSIMAMENTE 187 Cruciar Fr. Lucas Fernández de Ayala: «Irá discurriendo con la sutileza de su ingenio, echando nuevos contrapuntos de cru- ciar...; pues se pagaban de tan ligeros cruciatos» (1).^— Latinos son los vocablos cruciar y cruciato, por atormentar , tormen- to. El italiano tomólos para sí en cruciare, cruciato, sin pen- sar hacía mal tercio á su idioma, Al español no le conviene vestirse de ropas ajenas, pero á lo menos le ha de gustar verlas colgadas en la tenducha del ropavejero, como tantas se han colgado en los últimos años, cual sambenitos afrentosos, no siéndolo en realidad. Quédense en silencio los derivados de cruciar, que cada cual podrá inferir á sus anchas. Crucificador Del verbo crucificar procede el nombre verbal crucifica- dor, el que crucifica, el que pone á otro en cruz. Valderra- ma: «y estos crucificadores han de ver con sus ojos á este Señor que crucificaron» (2). — Puédese tomar también figura- damente por vejador, atormentador , moledor, según la acep- ción metafórica de crucificar. Confírmelo Alvarez: «El Hijo de Dios estando delante sus crucificadores, les estaba ofre- ciendo el mismo vellón de su vida y sangre á los mismos que se la quitaban» (3). Cuadratísimamente De cuadratisimo, que es creciente, cabal, perfecto, nació el adverbio cuadratísimamente , usado por Pineda en aquel lu- gar que dice: «Bien dijo cuadratísimamente que es bien ajeno la hermosura» (4). — Equivale á muy ajustadamente, muy á pelo, muy cabalmente, muy rebién. No habrá dificultad en formar del adjetivo cuadrado el adverbio cuadradísimamente en el (1) Hist. del Aniicristo, trat. 5, disc. 2. (2) Ejercicios, p. 3, cap. 9, Corona de espinas. (3) Silva espir., del Mandato, consid. 5, § 1. (4) Dial. 4, § 15. 188 CUADRATÍSIMO — CUBETILLO sentido de ajustadísimamente; antes al contrario, más caste- llano será cuadradtsimamente que cuadrattsimamente, por algo más apartado del sonsonete latino, aunque todos dos adverbios á la lengua latina deban su ser y su significación, por mas que ni uno ni otro se contengan expresos en el Diccio- nario. Véase el artículo siguiente. Cuadratísimo Pacheco: «Su cuadratísimo nombre es llamarse singu- lar» (1).— Del verbo latino quadrare sale el participio quadra- tüs, de donde proviene el superlativo cuadratísimo, en cuyo lugar trae el Diccionario el adjetivo cuadradísimo, como más conforme con la forma castellana, no obstante las palabras cuadratín, cuadratura, que huelen aún á latín. Ninguna per- suasiva razón aconseja el menosprecio del nombre cuadratísi- mo, en sentido de cabalísimo, perfectísimo, adecuadísimo, siquiera los clásicos empleasen también la voz cuadradísi- mo en igual significación. Lo cual no quiere decir que podamos aplicar el positivo cuadrato en vez de cuadrado, ya que cua- dratísimo es latinismo, como tantos hay en el romance. Cubetillo A la medida que de cubo nace el diminutivo cubeto, de cu- beto viene cubetillo. La significación de este segundo diminu- tivo parece clara en este lugar de Pedro Vega: «Al levantar de los cubetillos veis que ya no están, y dónde las pusieron, y parecen en otra parte» (2).— Habla el autor de las pelotillas de que se sirven los trujamantes en sus juegos de manos, pa- sándolas de una parte á otra sin que los presentes lo echen de ver. La palabra cubetillos equivale á cubiletes, vasos cilindri- cos ó cónicos, de cobre ó de hoja de lata. El cubeto es de ma- dera, conforme le describe el Diccionario. Diferencia va, pues, del cubetillo clásico al cubetillo del Diccionario, si no se añade alguna particular mención. (1) Z)zsciirsos, p. 458. (2) Salmo r>, vers. 26, disc. 1. CDCAR* — CUMPLEFALTAS 189 Cucar* Montería: «Andan cucando de unas partes á otras» (1). — El verbo cucar viene de cuca ó de cuco, que es un gusanillo roedor y molesto, de cuya significación propia nació la figura- da de la expresión mala cuca, «persona maliciosa y de mal na- tural». El cucar, pues, no es sino picar, roer, molestar á pi- cadas, dar picazos, inquietar con picones, enfadar á mor- dicadas: dos sentidos se encierran aquí, propio y figurado. El Diccionario moderno (ya que el antiguo dejó el cucar sin men- ción) dijo que cucar es «guiñar; anticuado, hacer burla, mo- far». Entretanto calló los dos sentidos que la Montería nos ofrece por clásicos. El cucar por guiñar, podía tener alguna relación con el clucar catalán, que suena lo mismo, y parece descender del cludere latino. En qué autoridades se funde el cucar por guiñar ó mofar, se nos oculta del todo. Cucador, cucamiento, cucaiivo, cucadizo, cucadura, cu- cada, cucatorio, cucadamente, cucante, etc., serán derivados oportunos en el sentido Ól^ picar, inquietar. Gumplefaltas Entre los vocablos compuestos de verbo y nombre, como cumpleaños, cortaplumas , cortapicos, suplefaltas, merece honrosa mención el cumplef altas , empleado por Ayala en aquel pasaje: «Os hacéis ahora cumplef altas de la Pasión de Cristo» (2). — El sentido se saca fácilmente si tenemos delante las palabras del Apóstol adimpleo ea quae desunt passionum Christi (3), porque de ellas es traducción verbal la sentencia de Ayala. Cumplir uno en sí lo que á otro falta, no tanto es suplir, cuanto llenar un vacío: tal es el significado de cumple- faltas, ser substituto, llenar el puesto, henchir el lugar, quedar por lugarteniente, substituirse en lugar de otro. La diferencia entre cumplef altas y suplefaltas está en que el suplefaltas ocupa el lugar ó vacío de otro, mas no le llena por entero; al (1) Lib. 4. (2) Serm. en las honras de Felipe segundo. (3) Coloss. 1, 24. 190 CUNDIR* — CUYO* revés, el cumplefaltas pone de su parte lo que es menester, cuero y correas, como dicen, para henchir la falta de otro. Cundir* Nadie ha sabido hasta hoy de dónde proviene el verbo cun- dir; unos le derivan del latín condere, otros del conciere, otros del cunctim, iré, otros del gótico kundjan, pero ninguno ha dado en la tecla de la definitiva verdad; para que entendamos haber en nuestro romance vocablos muy españoles. El Diccionario no hace mención del reflexivo cundirse, con haberse aprovechado de ellos clásicos en sentido de extenderse, propagarse. Espi- nel: «Se cundió una enfermedad entre los soldados» (1). — «En Argel se cundió la fama de la riqueza que llevaba el galeón» (2). — Herrera: «Más vale que no que meneándolo se cunda todo el montón de gorgojo» (3).— La forma reflexiva de cundirse no podrá ofrecer á nadie dificultad, puesto que hay verbos neutros que la admiten {irse, andarse, huirse, caerse, etc.), siquiera la costumbre general de los clásicos se atuviese á sólo cun- dir; mas como ignoremos la íntima condición de este verbo, no hay para qué menospreciar el uso del reflexivo. Cuyo* Pedro Vega: «Escribirle en la cara que es esclavo y á veces también el cuyo». — «La ese y el clavo en un carrillo, el cuyo en el otro, es la divisa del esclavo» (4).— «Esa libertad fué tro- car dueños, mudar el cuyo» (5).— Porque el Diccionario de Au- toridades dijo que cuyo substantivado era galán ó amante de una mujer, por eso el Diccionario moderno repitió el mismo cantar, á cuyo son hizo Cuervo su zapateado (6) sin más dibu- jos. Pero, ciertamente, en los textos del clásico Vega no en- caja bien el galán ni el amante. ¿Por qué? Porque cuyo no es (1) Ohregón. reí. 1, desc. 21. (2) Ibid., reí. 2, desc. 7. (3) Agricultura, lib. 3, cap. 7. (4) Sulnw 5, vers. 19, disc. 2. (5) Ibid. (6) Dicción., t. 2, pág. 715. CHAFARIZ — CHAMORRO* 191 galán, sino dueño, como lo pide á voces el mismo pronombre substantivado, que por significar de quién, dice posesión, mando, propiedad. En Qóngora lo vemos claro allí donde es- cribe: «Este, pues, era el vecino, [ El amante y aun el cuyo | De la tórtola doncella» (1).— Diferencia pone el autor entre aman- te y cuyo; luego cuyo no es amante, ni galán. Más amplitud alcanza el nombre cuyo, porque respecto del esclavo, es amo, dueño, señor; respecto de la mujer casada, representa el ma- rido, que por serlo, es dueño y señor de ella; respecto de la soltera, significa el galán que en su ánimo la posee como dueño. Por manera, que privar al cuyo del concepto de seño- río y posesión, es despojarle de su valor literal. De aquí se en- tenderá cómo el substantivado cuyo no es término familiar, aunque por tal le publique el Diccionario, sino muy propio del estilo grave, sin embargo de haberse valido de él Cervantes en sus novelas y comedias. Chafariz Esta voz es otra de las formas de zafareche, estanque, balsa. Alvarez: «Estas son las fuentes perennes y siempre vivas, rompidas en aquella peña viva de Jesucristo, y que de allí caen y corren al chafariz de la Iglesia» (2). — Es palabra arábiga, usada en Aragón y en Cataluña, el zafareche; pero el chafariz es la misma arábiga saharig, pronunciada de otra manera. Chamorro * Entiende el Diccionario moderno este adjetivo del que tiene la cabeza esquilada. Pineda le usó en esta frase: «Guar- daos de envidia chamorra» (3). — El sentido figurado de cha- morro, parece ser mezquino, tacaño, corto, menguado. A los términos chamorrada, chamorrar, chamorrado, puestos en la impresión de 1770, convendrá el mismo sentido figurado de Pineda. (1) Romance 57. (2) Silva espir., dom. de Ramos, consid. 7, § 1. (3) Dial. 2, § 10. 192 CHANCILLAR — CHAO, CHAO — CHARNICAL Chancillar AI modo de los vocablos chancellar^ chanceller , chanci- ller fué el verbo chancillar equivalente de borrar, cancelar. Pero Sánchez: «Esta contrición chancilla y borra la escritura, que el Apóstol San Pablo llama quirógrafo, y rompe la firma que tenía contra nosotros el demonio» (1). — Sólo queda chan- ciller en uso; el chancillar nadie le conoce en el día de hoy, aunque bien le conocían los antiguos. Si no se usa chancillar, ¿estaría de más el cancillar al estilo de canciller? Otra acepción de chancillar hállase en Venegas: «Aun- que en el invierno va el sol más cerca de la tierra, calientan menos los rayos, no por más, sino porque resurten oblicuamen- íe, y no se chancillan ni se entretejen al retornar» (2).— El chancillar aquí parece venir de chancilla ó cancilla, ó can- cela, de donde se forma la acepción de entrecruzar, entrete- jer, converger, concurrir. De ahí nace la palabra chancilla- ción, usada por Venegas en el citado lugar en sentido de tra- bazón. Saque el deseoso los derivados de chancillar que haya me- nester para socorro de su necesidad. Chao, chao Correas: «¡Qué de chao chao! — Mucho chao chao» (3). — La palabra chao, chao es remedo del habla cuando sale á borbotones. Los términos tarabilla, palabrería, parlería, verbosidad, charla, bachillería, parolina, representan con propiedad el chao, chao. Charnical Pedro Vega: «Parece que se vuelven frutíferos los arena- les secos, los charnicales arenosos» (4).— El Diccionario trae (1) Árbol. Consid. 6, cap. 5. (2) Difer. de libros, lib. 2, cap. 30. (3) Vocab., letra Ch. (4) Salmo 5, vers. 4, disc. 2. 0 CHARRÚA — CHASQUEAR* 193 el nombre charnecal, sitio poblado de charnecas, lentiscos; pero Vega puso charnical en el mismo sentido. Charrúa Pineda: «El obispo envió á llamar un marinero, que le lle- vase en su charrúa para Flandes. — El charruero lo aceptó» (1). — La palabra charrúa no es española; en francés suena arado; tampoco parece inglesa. Con todo, el sentido de charrúa y charruero denota barca, batel, ó cosa de navegación. El Padre Pineda traduciría á la letra la voz exótica, que no quedó en nuestro romance. Acaso charrúa será transformación del inglés wherry, esquife. Chasquear* Cuando este verbo es intransitivo, aplícale el Diccionario á la madera, que da chasquidos por la sequedad. Aguilar: «Salió el sol y abrasó el campo; chasqueaban las espigas, y por falta de humor, que el sol bebía, se desunían las camisas con desperdicio de los granos» (2).— Si las espigas fuesen madera, vendría á pelo el sentir del Diccionario moderno, que no hace sino repetir lo del antiguo. Pero la autoridad del clásico Aguilar concede la acepción de chasquear á todo cuanto es capaz de estallidos ó chasquidos, sea que las espigas chas- queen por falta de humor, sea que el carbón chasquee arrima- do al fuego, sea que el vidrio chasquee puesto en el quinqué, sea que el metal chasquee por arte de química, sea que el pan chasquee caldeado al horno. La acepción del chasquear neutro es de muy extensas aplicaciones. Pero es muy de reparar que como la voz chasco por su mismo sonido se dé á conocer, á todo linaje de estallidos se ajustará el chasquear intransitivo. Sus derivados serán: chasqueamiento , chasqueadura, chasqueador , chasqueativo, chasqueante , chasqueadero, chasqueado, chasqueatorio, chasqueadamente, etc. (1) Monarquía eclesiást., lib. 29, cap. 24, § 1. (2) Estatua, sec. 2, vers. 2, cap. 2. 13 194 CHECHI — CHERRA Chechi Venegas: «Algunos por mostrar todas las mercadurías que hay en sus tiendas, apenas hacen sermón, que no salgan con su chechi, diciendo que así está en lo griego, y que no se ha enten- dido en latín, hasta que con el ayuda del texto griego se acabó de entender» (1). — Denota la voz onomatopé^ica chechi áe\ Maestro Venegas, según del texto se colige, señal de desdén ó desaprobación. Aquí nos encontramos con el Diccionario moderno (porque el antiguo no habló palabra del caso), que trae el verbo chichear por «emitir repetidamente cierto sonido inarticulado como ese ó che, para manifestar desaprobación ó desagrado». Tal parece ser la voz chechi, de que el Diccio- \ nario no habló, aunque parece insinuarla; pero conforme á ella \ el verbo sería, no chichear, sino chechear, frecuentar el chechi repetido, así como la acción no se diría chicheo, sino checheo. No insistamos en ello, porque todo depende del modo de pro- nunciar, que tal vez se relaciona con letras griegas, pues del griego habla el autor, baldonando á los helenistas de su tiem- po, que en los sermones gastaban voces griegas, como allí mis- mo lo dice. Los valencianos, acostumbrados á su ¡che!, se arri- marían más al chechear. Cherra EsTEBANiLLO: «Marchamos por el Delfinado, haciendo buena cherra, y en cada tránsito había avenidas de brindis, al tenor de A bu monsieur de la Fortuna; A bu monsieur de la Esperanza» (2). — No es castellana la palabra cherra, sino francesa, chére suena comida, agasajo. Tal vez Estebani- 11o la soltó en su novela, á ver si cuajaba; pero no cuajó, pues ningún clásico la quiso admitir, como cumplía á buenos espa- ñoles no darle entrada; si bien mejor sería pensar que el autor en la misma forma buena cherra, con la r duplicada á lo pa- risiense, declaró en son de fisga lo agabachado del término, así (1) Diferencias de libros, lib. 4, cap. 20. (2) Cap. 5. CHICHIRIMOCHE — CHICULIOS — CHOCOLEOS— CHIPICHAPE 195 como se descubre en la voz bu, que sólo en lenguaje familiar y chocarrero suele usarse. Chichirimoche Correas: «A la noche, chichiriínoche; á la mañana, chichi- rinada» (1).— La voz chichirimoche denota montón de cosas, de propósitos, de designios, de promesas, que á la mañana se desvanecen, como lo expresa la voz chichirinada. Ambas son dicciones del estilo familiar jocoso. Es como si dijéramos: chachara mucha, y chachara nada. El refrán, dice el autor, va «contra los inconstantes que cada día mudan parecer, y no están en la palabra que dan» (2). Chiculios — Chocoleos La voz chicoleo, que á juicio del Diccionario es «dicho ó donaire de que se usa con las mujeres por galantería», toma á veces en la pluma de los clásicos la forma chiculio, chocoleo. EsTEBANiLLO: «Hablaba bernardinas y echaba chiculios» (3). —Correas: «Decir chocoleos; decir bernardinas» (4).— Aun- que se puede admitir que las voces chicoleo, chiculio, choco- leo, sirvan para con las mujeres en lugar di^ piropo, requiebro, lisonja con donaire; mas también se pueden usar en el trato de los hombres, por chiste, gracejo, chilindrina, gracia, chu- jleta, donaire, bernardina, cordelejo, chanzoneta, chocarre- ría, chanza, como se infiere de las sentencias clásicas, que no hablan de galanterías con mujeres. Chipichape Correas: «Dar mucho chipichape» (5).— Es voz imitativa de la zurra de palos que llueve en las costillas del prójimo. El Diccionario trae la voz chipichipi, usada en Méjico para ex- (i) Refranes, páe. 3. (2) Ibid. ^^ (S) Cap. 5. (4) Vocab., letra D. (5) Vocab., letra D. 196 CHIRINICA — CHISMA — CHITAR presar la llovizna; pero más conforme á la nuestra es el zipi- zape, «riña ruidosa con golpes». Esta y la de Correas merecen particular consideración para significar paloteado. Chirinica MoRETo: «Por las siete chirinicas, | Que te he soplado la dama» (1). — La voz chirinica, si viene del griego ysíp, mano, parece significar cosa de poca substancia, friolera, bagatela, así como chirinola, chirigota, chichota, chilindrina. Chisma Espinel: «Dar alcance á la chisma de la esclava» (2).— «La chisma es un congraciamiento engendrado en pechos ruines» (3).— No dice el Diccionario qué cosa sea chisma, si bien declara que chisme es, «murmuración ó cuento con que uno intenta enemistar á las gentes, refiriendo lo que debería callar». Pero el axtapKz griego, que se traduce por división, rasgón, se dijo chisma en castellano para mostrar la división y desorden causado por los amigos de echar faltas en la calle, ó roer la fama de los ausentes, con que los pechos ruines pien- san ganar la gracia de los presentes, como dijo el P- Espinel. Así chisma y chisme son vocablos sinónimos, equivalentes á chinchorrería, murmuración, caramillo, detracción, habli- lla, malignidad. Si al origen miramos, parece más propia la pa- labra chisma que chisme; con todo, entre los clásicos ésta prevaleció, bien que aquélla no dejó de ser española. De aquí resultaría el verbo chismar, y juntamente el frecuentativo chismear. Chitar Pedro Vega: «El pajarillo mientras viere cerca la sombra del milano, ni chita, ni olvida su miedo, ni osa parecer» (4). — (1) El poder de la ainislad, jorn. 2. (2) Obregón, reí. 2, desc. 10. (3) Ibid. (4) Salmo 5, vers. 12, dlsc. 4. CHITONA — CHOCANTE* 197 Sea cual fuere la significación del verbo chistar, no cabe duda sino que el chitar (no advertido del Diccionario) goza de sentido propio, diferente del chistar. Porque chitar es decir chito, decir chitan; conviene á saber, es emplear la voz ono- matopéyica más sencilla para mandar silencio, de arte que con sólo abrir los labios, sin casi articular palabra, dice el que chita lo bastante para dar á entender su pretensión: esto se llama chitar. Con que si se le añade la negación, tendremos en la palabra no chitar expresado el silencio absoluto, la boca del todo cerrada, la mudez de lenguaje, la negación de la voz. El chistar va por otra vereda. «Al cabo chistó», quiere decir que habló, dijo algo; pero «al cabo chitó», significa que al fin mandó callar con un ¡chito!, ó que abrió la boca para mostrar su sentimiento con brevísimas voces. Derivados de chitar: chitador, chitamiento, chitadero, chitado, chitadamente, chitativo, etc. El término chiticallan- do denota silencio total, intentado por artificio de la persona que lleva en ello alguna pretensión. Ohitona El vocablo /í?/f//d/z.^ corre con apodo de interjección, en el Diccionario, ordenada á imponer silencio. Mas en Quevedo hace veces de adjetivo, cuyo femenino es chitona: «Chitona ha sido mi lengua habrá un año» (1).— Ciertamente, si chitón viene del italiano cheto, como enseña el Diccionario, no se descubre razón para estorbarle el sentido de quedo, silencio- so, callado, mudo; por consiguiente, no hay motivo para de- fraudarle de la terminación femenina chitona, conmemorada por el Diccionario de Autoridades. El atajar la inventiva de Quevedo pide agallas en quien lo pretenda. Por eso el Diccio- nario de 1770 autorizó el adjetivo chitón, chitona. Chocante* El Diccionario moderno se contenta con decir que i-cho- cante es participio activo de chocar, el que choca». Mejor lo (1) Musa 6, rom. 52. 198 chocarrear' definió el Diccionario antiguo, por estas palabras: ^Chocante; suele decirse regularmente del que con ímpetu repentinamente embiste, y se opone á cualquiera cosa que se dice, 3? es de genio 37 condición fuerte, poco sufrido, arrebatado y colérico». Un pasaje de Qóngora comprueba la dicha acepción. Pero más clara parece ella en éste de Valderrama, donde se habla del Profeta Jonás en el acto de presentarse á los moradores de Nínive, dando gritos y amenazando la destrucción de la ciu- dad: «Es caso muy de admirar que viendo á un hombre foras- tero, despeluzado el cabello y engreñada la barba, diciendo cosas que parecían desatinos, no mofaron de él, ni burlaron como si fuera chocante ó loco, que tales disparates decía» (1). — Es muy de advertir, primero, que chocante está en forma substantivada; segundo, que significa furioso ó arrebatado; tercero, que al mismo tenor podemos decir: este es un chocan- te. Pero nótese que el dicho nombre chocante cuadra con el verbo chocar en su sentido figurado de embestir, dar una cosa con otra. El mismo Valderrama trae este nombre en el capítulo se- gundo: «No hay burladores tan grandes como este género de gente; que son como el otro chocante, que hizo voto á Júpiter de darle la mitad de todo cuanto se hallase, y aconteció que se halló un costal de nueces, y cumplió su voto donosamente, dándole las cascaras». Según esto, chocante es burlador, mo- fador, como si dijéramos, payaso, truhán, cuyos dichos y ade- manes se reciben con disgusto y enfado por lo repugnantes que son á la razón sana y recta. El Diccionario de 1770 trae en este sentido el verbo chocar, impersonal, sin alegar autoridad alguna. De manera que el chocante por eso mismo se liama fu- rioso y mofador, porque choca con la razón, esto es, habla y obra cosas contrarias y repugnantes á la natural discreción de los hombres. Chocarrear* Brevemente despacha el Diccionario el verbo chocarrear con esta definición: «decir chocarrerías». Siquiera el de Auto- (1) Ejercicios, p. 1, cap. 9. CHOLA — CHOZNO* — CHOZPAR 199 ridades puso «bufonear, gastar el tiempo inútilmente hablando siempre de burla y chanza». Mas ni en el antiguo ni en el moder- no hállase el reflexivo de chocarrear, que Roscan empleó di- ciendo: «tienen personas bajas y de poco ser, para chocarrear- se con ellas algunos ratos» (1). — Así chocarrearse con algu- no es entretenerse con él gastando burlas y chocarrerías. Chocarreador, chocarreante, chocarreamiento, choca- rreaderOy etc. serían sus derivados. Chola EsTEBANíLLO: «Me veía cargado de chola y en oficio de siete durmientes» (2). — El Estebanillo usa cholla y chola, si no miente la impresión. Dos sentidos le competen: cabeza, cráneo, calva, mollera, juicio, talento, capacidad. El haber los dos Diccionarios hecho solamente mención de cholla, no impide el uso de chola, pues nadie acierta á puntualizar el ori- gen de la voz. Chozno* QuEVEDO: «Calavereaba las bellezas choznas» (3).— El sen- tido es que la mujer viciosa depravaba las hermosuras tiernas. El sentido literal de chozno es cuarto nieto, ó tataranieto; pero el figurado se extiende á tierno, verde, florido, delicado, reciente, flexible, como Quevedo le usó. Contentóse el Dic- cionario con el sentido literal. Choznamente podía servir de adverbio. Chozpar Hurtado: «Las bestias del campo delante de él chozpan, saltan y juegan» (4). — ¿Quién creyera, si los ojos no lo dijesen, que el verbo chozpar ha vivido desterrado del Diccionario desde que la Real Academia se fundó hasta el año 1899, esto (1) El Cortesano, p. 44. (2) Cap. 9. (3) Musa 6, rom. 97. (4) Serm. de Santo Tomás Após.tol, punto 4. 200 CHUFARSE — CHURRUCHADA — CHUZ es, por doce ediciones enteras? Gracias sean dadas á Dios» que concedió luz para ver y entender que chozpar era verbo castizo, usado en el siglo xvii, como lo manifiesta el clásico Hurtado, de cuyo texto se colige que significa «saltar ó brin- car con alegría los corderos, cabritos y otros animales», según que en la tredécima edición por primera vez se definió. Defini- ción, que alienta el ánimo para esperar otras muchas, necesa- rias al decoro del romance, si se le ha de otorgar el derecho que le compete. Chufarse Ambos Diccionarios, el antiguo y el moderno, niegan al verbo chufar la condición de reflexivo. Pero Veneqas le usó reflexivamente diciendo: «Me escarnecieron y se chufaron de mí» (1). — Si damos crédito al Diccionario, el nombre chufa, cuando suena burla, mofa, escarnio, es anticuado; pero no lo es el verbo chufar, que denota «hacer escarnio de una cosa». Entienda quien alcance tal anomalía. Más vale seguir el uso de los clásicos, que empleaban el chufar y chufarse por es- carnecer de cosas y personas, sin dejar de llamar la mofa y escarnio con los nombres chufa, chufeta, chufleta, cuchufleta, chunga, etc., etc. Derivación: chufador, chuf adero, chufatívo, chufatorio, chufada, chuf amiento, chuf adámente , etc. Churruchada Correas: «A los de fuera, churruchada y media; á los de casa, churruchada basta».— Dijo esto, añade, el que repartía á cucharadas el ajo en una boda de labradores» (2). — Con que el vocablo churruchada es sinónimo de cucharada, en estilo jocoso. Chuz El Diccionario tuvo por valedera la dicción chus en la frase «no decir chus ni mus», para significar «no contradecir, no (1) Diferencias, Hb. S, cap. 40. (2) Refranes, pág. 7, col. 2.* I CHUZONERÍA 201 hablar palabra». Pero los clásicos á veces dijeron chuz. Co- rreas: «No hubo ni chuz ni muz» (1).— «Hizo la olla choz ó chuz» (2). — Esta segunda frase nos adiestra para entender que chuz ó choz áenoia e\ ruido de alguna cosa que se quiebra, cual si significase el golpe del chuzo. La autoridad de Correas parece bastantísima para admitir la palabra chuz por sinónima de chus. Chuzonería Ledesma: «Deslizar á chuzonerías» (3).— No habla el Dic- cionario sino del adjetivo chuzón, que dice ser «astuto, recata- do, difícil de engañar; que tiene gracia para burlarse de otros en la conversación». El contexto del clásico Ledesma atribuye al substantivo chuzonería la significación de remedo, búrlela, conlrahechura, esto es, aquella gracia particular para decir caseramente lo que pasa en las familias remedando los gestos y voz de las personas con socarronería. El caso es, que el Dic- cionario de Autoridades, con apuntar el chuzón, no le apoya en sentencias clásicas. Adviértase; la palabra chuzonería presupone el adjetivo chuzonero, que será el acostumbrado al papel de chuzón, el socarrón de oficio. Otro derivado será chuzonada. (1) Vocab., letra N. (2) Ibid., letra H. (3) Censura, pág. 78. D Dallo Conoce el Diccionario la voz dalle, mas no el dallo, que suena lo mismo, á saber, guadaña, hoz. Zamora: «Dice Ter- tuliano: mientras más siega el dallo del enemigo, tantos más crecen, y más de nuevo van naciendo» (1). — Instrumento de se- gadores representa la palabra dallo. Dar* El verbo dar en la acepción de anunciar, cuando se dice del alma ó del corazón, ofrece un sentido de gran primor en el romance. Mariana: «El corazón me da que la divina venganza está sobre la cabeza» (2). — Espinel: «Me dio el espíritu que había de suceder esto» (3). — Alemán. «No sé qué tuve ó qué me dio» (4). — Cuervo (5) hizo mención de esta gracia singu- larísima del verbo dar, pero callóla el Diccionario moderno. Dar finiquito * Alemán: «Dimos nuestros finiquitos, quedando muy ami- gos» (6). — Si atendemos á la frase dar finiquito, conforme la (1) Monarquía, lib. 2, Santo Tomás, § 11. (2) Hist., lib. 13, cap. 12. (3) Obregón, reí. 1, desc. 3, (4) Alfarache, p. 1, lib. 1, cap. 6. (5) Dicción., t. 2, pág. 749, (6) Alfarache, p. 2, lib. 3, cap. 3. 4- DAR LARGA — DARISTA — DAVALAR* 203 interpreta el Diccionario, significa, «acabar con el caudal ó con otra cosa». Pero aplicada al texto de Alemán, con la gracia del plural finiquitos, suena a/ustar cuentas, venir á buenas, convenir dos en una cosa; es decir, tiene una acepción casi del todo contraria á la propuesta por el Diccionario, si bien la de éste es valedera, mas no la única. Dar larga Márquez: «Dar larga al tiempo» (1).— Espinel: Le dio larga con el cordel» (2).— La frase dar largas está en el Dic- cionario en sentido de dilatar, retardar. Mas no está la frase dar larga, que significa alargar, conceder treguas, dejar pasar, condescender, la cual es castiza por fundada en auto- ridades clásicas. Darista Santos: «Nuestro darista se alegra en ver la fiesta aca- bada» (3). — Otorga el autor título de darista á un hombre ami- go de dar, pródigo, desperdiciador, derrochador; siendo voz ar- bitrariamente formada, no será maravilla falte en el Dic- cionario. Davalar * Zamora: «El verdadero amor, viendo las sinrazones y des- denes, no decrece por eso, ni mengua, ni davala, no se entibia ni baja de punto» (4). — Por verbo propio de marina pone el Diccionario el davalar ó devalar; pero tan de marinería es como el navegar, remar, con su sentido figurado, según que nos lo enseña el clásico Zamora. Quien haya de expresar la acción de separarse del rumbo, seguir otro camino, tomar diferente vereda, podrá aprovecharse, por mar y tierra, del verbo davalar ó devalar, la cual es la forma del verbo más (1) Gobern. crist., lib. 1, cap. 10. (2) Obregón, desc. 14. (3) Día y noche de Madrid, disc. 4. (4) Monarquía, lib. 2, S. Bernabé, § 7. 204 DEBIDO — DECERVIGADO usada del autor, bien que alguna vez emplea el davalar. Noto- rias son sus dos acepciones, propia y figurada. Debido León: «Dar su debido á los bajos y flacos» (1).— En esta frase empleó el Maestro León el participio debido en forma substantiva neutra, como si dijera lo que es debido. Linda ma- nera de substantivar participios. Si el Diccionario dio por substantivado el participio merecido, bien podía haber usado con el debido de igual calificación, pues por castizo le recono- ció la clásica antigüedad, así como tantos otros términos en ado lograron dignidad de substantivos. Decervigado Pero Sánchez: «Es estrellero y anda decervigado mirando las estrellas erráticas de sus merecimientos» (2).— El nombre cerviz sirvió para formar el adjetivo decervigado, que signi- fica así como descogotado, descollado, cansado de la cerviz, del cogote, del cuello, de tanto mirar arriba, como solían los astrólogos y estrelleros. Dicción expresiva, merecedora de ge- neral uso. Puédese emplear con los altaneros, con los mirones, con los que se pican de linces, con los que van de continuo mirando á las manos de otros: decervigados andan todos ellos. El Diccionario menciona el verbo descervigar, al que atribuye la acepción de torcer la cerviz; no cuadra bien con la de Pero Sánchez, siquiera cuanto el sentido metafórico. Acerca del cual es muy de advertir la autoridad de la Pícara Justina, que dice: «No hay castillo roquero, ni alcázar pertrechado que deje de rendir su entono y descervigar su presunción si se ve sitiado de una perseverante estratagema» (3). — En otro senti- do que Pero Sánchez, toma la Justina el verbo descervigar ó decervigar (que así le escribió poco antes), figuradamente en todo caso, conviene á saber, por doblar, rendir, sujetar, humillar, abajar. Donde vemos que decervigar, ó descervi- (1) Job, cap. 31. (2) Árbol, consid. 6, cap. 7. (3) Lib. 2, p. 3, cap. 2, § 1. I DECLAMATORIA — DECLARATIVA — DECLARATORIA 205 gar, posee un sentido metafórico algo diferente de decervigar- 5e(de donde viene el í/e£?em^í7í/c» de Pero Sánchez), al cual re- flexivo compete la acepción de cansarse de mirar ó fatigar- se del cuello mirando. Decervigadamente será su adverbio. Declamatoria Nombre substantivo es la voz declamatoria en el texto de Aquilar: «Abuso, que tiene desacreditado el pulpito por sus hipérboles y declamatorias encontradas» (1). — Significa vehe- mente manera de perorar, usada por los predicadores exage- rados; también se toma por discursos declamatorios ó perora- tas afectuosas. Declarativa Lorenzo Gracián: «Tener la declarativa es no sólo des- embarazo, pero despejo en el concepto: algunos conciben bien y paren mal» (2).— Es declarativa la facilidad en explicarse, expedición en decir las cosas con claridad. Dejónos ayunos el Diccionario moderno de este gracioso substantivo, que el de Autoridades tuvo buen cuidado de mencionar, si bien le tachó de poco usado. Pero cuando Gracián le empleó, muy propio le estimaría del romance, como lo son imaginativa, discursiva, retentiva, etc. Declaratoria La índole substantiva de la voz declaratoria se echa de ver en esta expresión de Rodríguez: «hemos puesto cinco de- claratorias» (5). — Tal vez el ser término forense le da derecho á substantivarse, como si equivaliese á proposición declara- toria. El Diccionario da por adjetiva la dicha voz. (1) Estatua, sec. 1, vers. 5, cap, 4. (2) Oráculo manual, pág. 496. (.S) Suma, t. 2, cap. 7. 206 DECUMBENTE — DEFECTIBILIDAD — DEFINICIÓN Decumbente Del latín decumbens sale el decumbente, el que hace cama, el que guarda el lecho, el enfermo. Tomás Ramón: «El médico que se descuida y gasta la salud del enfermo convalecido, no es visto haber hecho cosa, sino perder el trabajo suyo, y la ha- cienda del decumbente» (1). — Esta palabra hace bien su oficio, pues apenas hay otra más ajustada en romance, cuando se aplica á persona que está en cama, ya sea por gozar del des- canso y quietud, ya por alivio de su dolencia. Defectibilidad Cosa extraña podrá parecer, que habiendo el Diccionario puesto á buena cuenta el adjetivo defectible, dejase en silencio el substantivo defectibilidad, que Collantes nos conservó: «El tener las almas ciegas no procedía de Dios directamente, sino de la defectibilidad y gran malicia del libre albedrío» (2). —La cualidad de defectible es defectibilidad, propensión á faltar, inclinación á desfallecer, inconstancia, mengua, decae- cimiento.— De ahí resulta el adverbio defectiblemente, que de- biera estar en el Diccionario como está el indefectiblemente. Definición* No queda en el Diccionario notado el sentido de la voz de- finición, que se descubre en el texto de Jarque: «Dame de tu mano con esta muerte una honrada definición de mi vida» (3). — La palabra definición recibe aquí el sentido de fin, éxito, terminación, remate, acabamiento, sentido muy conforme al origen latino. (1) Puntos escript., t. 1, dom. 6, p. 3. (2) Serm. de Sexagésima, § 1. (3) El Orador, t. S, invectiva 8.», § 7. DEFORMIDAD — DEIFORMAR 207 Deformidad* Valderrama: «Le pesaba de todo corazón de las deformi- dades cometidas» (1). — Cometer deformidades viene á signifi- car cometer desórdenes j por cuanto deformidad es acción desproporcionada y desconforme con el fin. Esta acepción no se halla suficientemente contenida en las propuestas por el Diccionario, porque la de «error grosero», que sería la más á propósito, no dice bien con el texto del clásico autor, siquiera la apoye el Diccionario antiguo en la interpretación de un texto de Solís que más bien parece confirmar el de Valderra- ma. Así deformidades son desórdenes, excesos, crímenes, delitos, actos contrarios á la ley de Dios ó á la recta razón. Deiformar El Diccionario pone en la cuenta de nuestros vocablos el adjetivo poético deiforme, esto es, que se parece en la forma á las deidades. Por qué llamó poético á un adjetivo tan prosaico, no nos toca inquirirlo. Ello es que el clásico Saona, en un libro de prosa nos enseña las voces deiformarse y deiformidad, sin repulgos ni remilgos: «Se asemejan en cuanto pueden á Dios, y se deiforman haciendo lo que Dios hace».— «La jerar- quía es cierta deiformidad ó semejanza al mismo Dios» (2). — De manera que los vocablos deiformarse, deiformidad, dei- forme no son poéticos, sino muy prosaicos; tampoco dicen mera relación de semejanza con las deidades, sino con Dios, uno y trino. De los justos podemos decir que se deiforman, que viven deiformados, que procuran deiformidad, que son deiformes; lo cual no es sino [aplicarles el dicho del apóstol San Pedro. Al cabo más es divinizar, deificar (voces del Diccionario), que deiformar. Derivados: deiformador, deiformación, deiformado, dei- formadamente, deiformable, deiformamiento, deiformativo, deiformativoy deiformadamente, deiformatorio, deiforma- dero, etc. (1) Teatro, serm. 2.° de S. Guillermo. (2) Hierarchia, disc. 1. 208 DKJAPRENDA — DELUDIDO — DEMASIARSE Dejaprenda Es frase del Maestro Correas: «Hacer algo á dejapren- da» (1). — Se refiere al juego de tira y afloja, en que pierde prenda el que tira en vez de aflojar la punta del pañuelo, ó al revés. Así dejaprenda viene á ser lo mismo que pérdida por descuido ú olvido. La frase entera significará descuidar, enti- biarse, aflojar. Ni la frase completa, ni el modismo á deja- prenda, ni la palabra dejaprenda, ni cosa tal vemos en el Dic- cionario. Deludido NiSENo: «Engañados y deludidos de su propia fantasía y vanidad, locamente imaginan» (2). — Los vocablos delusorio, delusivo, delusoriamente son los únicos asentados en el Dic- cionario en orden al latín deludere. Falta el deludir, que ha- llamos en Niseno, en sentido de mofar, escarnecer, alucinar, conforme á la significación latina. Igualmente podía castellani- zarse el substantivo delusio en la forma delusión. Tanto dere- cho tienen las voces deludir y delusión á entrar en la corrien- te del romance, como las entradas ya, delusivo, delusorio, de- lusoriamente. Digno de notar es que el Diccionario de Auto- ridades, y á su ejemplo el de 1770, apuntó solamente el nombre delusor, omitido por el Diccionario moderno. ¿Si tomaría el Diccionario español del francés las tres voces dichas, sin em- pacharse de su castiza procedencia, ni del uso de los clásicos? El adverbio deludidamente tocará al deludido. Demasiarse Arnaya: «Los enfermizos tienen necesidad de vivir con mucha regla, no demasiándose en cosa que les pueda dañar» (3). — El vocablo demás, siendo partícula, da forma al verbo re- flexivo demasiarse, que es excederse, desmandarse, pasar (1) Yocah., letra A. (2) Asuntos, dom. 10, as. 5. (3) Conferencias espirituales, t. 2, confer. 33, 5 o. á DEMONIA — DEPENDIENTEMENTE — DERIVOS 209 los términos, hacer demasías. Así el término demasiado podría tenerse por participio del demasiarse, convertido en adverbio. Demonia No parece en el Diccionario el femenino de demonio, pero Pineda nos le da á conocer cuando escribe: «La reina Marga- rita las trató de manera, que las historias dánicas la canonizan por Santa, y las góticas por demonia» (1).— Es una demonia, para expresar mujer infernal, endiablada, bellaquísima, pare- ce expresión propia, de cuya exactitud no podemos dudar vien- do que el autor la repite en el mismo capítulo. Dependientemente Del adjetivo dependiente fórmase el adverbio dependiente- mente, que suena con dependencia. Bernardo de León: «Lo que decimos es, que fué redimida la Virgen, y que se le hizo este privilegio (de la Concepción sin pecado) dependentemente de la pasión de Cristo» (2).— Usa el autor la forma dependen- temente en lugar de dependientemente, que es como hoy se dice, aunque el Maestro Venegas usó también dependente: «la cristiandad de los unos estaba dependente de la voluntaria navegación de los otros» (5). Derivos Zamora: «Fuente de quien todas las fuentes tienen sus derivos» (4).— El nombre derivo viene á ser origen, principio, procedencia, manantial. Diferencia hay entre derivo y deri- vación: derivación es la acción y efecto de derivar: derivo, la cosa derivada; si bien podía entenderse por derivo la misma derivación, como por recibo se entiende la recepción. (1) Monarquía eclesiást., lib. 30, cap. 21, § 2. ?! ?SJ"^ (^(^Pf^epción de nuestra Señora, p. 2, opúsculo 37 {ii) Lfiferencias, lib. 1, cap. 7. (4) Monarquía, lib. 2, símbolo 7. 14 210 DERRAMANUBLADOS — DERRAMASOL — DERRAMASOLACES Derramanublados Correas: «Era un derramanublados» (1).— Como de la junta de dicciones se colige, para decir calamidad, desgra- cia, desventura, azar, infortunio, desdicha suma, bastaría la palabra derramanublados , entendida por el que causa los tales contratiempos y trastornos. Derramasol Correas: «No sea yo derramasol» (2). — Llámase í/erra- /wflso/ figuradamente el que echa á perder lo útil y ventajoso, el que malogra la oportunidad, el que perturba el orden de las cosas, el que trastorna el curso de los negocios; la misma com- posición de la palabra denota el significado. Los rayos del sol agostan las plantas, cuando caen de lleno sobre ellas. Derramasolaces Correas: «No sea yo derramasolaces» (3). — Cabrera: «A eso vinieron aquí, á ser derramasolaces» (4). — La voz de- rramasolaces serviría para mostrar consuelo, alivio, regalo, solaz, descanso (como lo dice la composición de los términos) en grado sumo, cual lo pide la palabra derrama, de suyo mos- tradora de largueza; pero aquí en esta palabra derramasola- ces el verbo derramar denota esparcir y desvanecer los en- tretenimientos gustosos de los que con ellos se deleitan en grata conversación. Cuando alguno entra en una casa pacífica, donde conversan varias personas agradablemente, para estor- bar la conversación con nuevas extrañas y tristes, dícese derramasolaces. (1) Yocah., letra U. (2) ypcaZ)., letra D. (3) Vocab., letra N. (4) Serm. de Cuaresma, pág. 251. DERREPUTACIÓN — DERRISCARSE* — DERROÑADO 211 Derreputación Marcilla: «Llegó á tener estos sucesos por grande afren- ta y derreputación» (1). — Si reputación es fama, crédito, la voz contrapuesta ó negativa derreputación será descrédito, infamia, deshonra, deshonor, ignominia. Tal lo descubre el texto del clásico Marcilla. Como reputación suele tomarse en sentido favorable, en lugar de añadir mala ú otro adjetivo cuando se tome desfavorablemente, según lo aconseja el Dic- cionario, mejor será aplicar el nombre derreputación que por sí lo dice todo, sin más aditamentos. «Cayó en derreputación», es frase equivalente á «cayó en mala reputación, perdió todo el crédito que tenía». Derriscarse* Fonseca: «Se viene derriscando y quebrantando de peña en peña» (2). — Al verbo derriscar señala el Diccionario estas acepciones, «limpiar, desmontar, desembarazar». No añadió más, sino que el derriscarse túvole por anticuado. ¿Quién le- yendo á Fonseca no descubre el despeñarse, precipitarse, arrojarse, despepitarse en el verbo derriscarse, que es rodar por las peñas abajo, resbalar de risco en risco? No hay duda sino que el reflexivo derriscarse, totalmente omitido en los dos primeros Diccionarios de Autoridades, se halla en el moderno falto de la forma y de la acepción más apropiada. Con todo eso, apúntala en el verbo desriscarse, que condenó por inusual. Los derivados, derriscador, derriscamiento, derris- cadero, derriscadamenie, etc., podrán ser de algún provecho. Derroñado Pineda: «Yo con tener tan derroñado el molino, que donde tengo muela debajo, no la tengo arriba, no dejo de mar- tillar ni dejo de parlar» (3). — Al nombre derroñado corres- (1) Cronicón, año 3800. (2) Del amor de Dios, p. 1, cap. 32. (.3) Dial. 1, § 8. 212 DES ponáe e\ sentido de echado á perder, descompuesto, dañado, ya que la partícula de prefija denota en muchos casos aumento de significación, como en demostrar, derrotar, derruir, aun- que ni Monláu en su Diccionario Etimológico ni la Real Acade- mia en el suyo, lo advirtieron, como era razón. De roña íormó Pineda derroñar, acrecentando la significación con mucha gracia, como se ve en su sentencia, muy apropiada á un viejo parlón. Derroñadamente, adverbio. No es para olvidado, que el verbo derroñar se compone de de, y de roña, que por causa de suavidad, perdida la 5 y con- vertida en r, suena mejor al oído castellano. Los verbos priva- tivos con el prefijo des son sin número en la lengua castellana. Inventábanlos nuestros clásicos con suma facilidad y gracia, porque les valían por una frase entera. A centenares los re- cogió el Diccionario, pero tal vez son más en número que los recogidos los esparcidos en las obras clásicas; de las cuales iremos entresacando algunos de gran precio, para que se vea cuánto distan los idiomas conocidos, de la riqueza y propiedad del español. Des «Preposición inseparable, que denota negación, como en desconfiar; oposición ó contrariedad, como en deshacer; pri- vación, como en descabezar»: Así el Diccionario moderno. El antiguo lo decía mejor: (3).— Está el reflexivo desatentarse por enajenarse, desvariar, desatinar, disparatar, andar fuera de sí. La voz tiento engendró el verbo atentarse, irse con tiento; de ahí procedió el desatentarse, perder el tino, andar sin tiento, aturdirse, aturrullarse. Los derivados, desalentador , desatentado, desatentada- mente, desatentable, desatentamiento, desatentativo, desa- tentadizo, desatentatorio, desatentadura, etc. (1) Dominica k del Adviento. (2) Los dos estados de Ninive cautiva y libertada, cap. 1, consid. 23, pág. 455. (3) Ejercicios, p. 1, cap. 8. DESATERIDO — DESATROPELLADO — DESAUNADO 231 Desaterido Diego de Vega: «Para que deshelado y desaterido á su llama, se le pegase el calor» (1). — Si aterido es el que de frío tirita y se hiela, llámese desaterido el que perdiendo el frío va entrando en calor. Adjetivo propio para expresar el paso del frío al calor lentamente. «¡Jesús!, ¡cómo el frío me penetraba los huesos!, mas ahora me hallo desaterida», dirá la damisela remilgada. Desatropellado Contrario de atropellado; esto es, libre, desembarazado, ahorrado de solicitud, quieto, sosegado, sin prisas ni inquie- tudes. Alvarez: «Corazones desembarazados pide este nego- cio, almas libres, desatropelladas y que sólo ó principalmente vaquen á él» (2). — A este modo podíamos entender el verbo desatropellar, el nombre desatropellamiento , el adverbio desatropelladamente , el substantivo desatropello, el adjetivo desatropellable, y otros muchos derivados. Desaunado Hurtado: «Reducir las quiebras mayores y las almas más discordes y desaunadas, atrayéndolas á sí» (3). — Como el verbo aunar equivale á unir, confederar, incorporar, mezclar; así desaunar toma el sentido contrario, desunir, discordar, sepa- rar, desavenir, divorciar. Saqúese de ahí el concepto de des- aunado, desavenido, apartado, enemistado, desconforme. Los vocablos desaunador, desaunadamente, desaunable, desau- namiento, desaunadero, etc., pertenecen á la derivación en el dicho concepto. (1) Domin. infraoctava de la Ascensión . (2) Silva espir., dom. de Ramos, consid. 8. (3) Adviento, Concepción, punto 1." 232 DESAVAHADO* — DESAZONADAMENTE — DESHALAGAR Desavahado* «Aplícase al lugar descubierto, libre de nieblas, vahos y vapores», dice el Diccionario. Pero también escribió Fonseca: «Yo soy alegre y desavahado, yo me muero por la calle y por la vega» (1)'— El sentido metafórico, omitido por el Diccionario, del adjetivo desavahado es suelto, desempachado, amigo de libertad, desembarazado, aficionado al esparcimiento y bu- lla, como quien no quiere retiro, antes busca el aire libre. Des- vahadamente es adverbio que será de alguna conveniencia. Desazonadamente NiSENO: «No intempestiva y desazonadamente solicitaré vuestro valimiento» (2).— Significa el adverbio desazonada- mente lo mismo que sin sazón, con inoportunidad, sin conve- niencia, fuera de tiempo. Esta significación del clásico Niseno de ninguna manera se opone á la de con desazón, como en esta frase: «respondióle desazonadamente», esto es, desazona- do, con desabrimiento. De ninguna de ellas hay memoria en el Diccionario. Deshalagar Burgos: «El Nilo deshalaga sus corrientes al mar medite- rráneo» (3).— Qué represente el verbo deshalagar, podrá co- legirse del nombre bálago, que, demás éi^ paja entera, signi- fica la espuma crasa del jabón. Así deshalagar será descar- gar las espumas, deshacer las espumas, esto es, desaguar, desocupar. Activo es, como de Burgos se infiere. No sería fuera de propósito el creer que al verbo deshalagar se opone el verbo halagar, que denotaría hacer espuma, crecer despa- cio, si bien no tenemos autoridad clásica en su comprobación. Al estudio de los eruditos queda nuestra conjetura. El texto de Valderrama dice así: «Cristo se detuvo (sin ir á Jerusa- (1) Vida de Cristo, lib. 2, cap. 8. (2) El Político del cielo, p. 2, Dedicatoria. (3) Loreio, lib. 1, cap. lü. DESBEZAR 233 lén) hasta el martes, que venía á ser el día del medio de la fiesta, cuando comenzaba el sábado, porque desbalagase la gente, y quedasen los que sin inquietud podían aprovecharse de su doctrina» (1). — El aguardar Cristo el martes para predi- car, tuvo por motivo el huir de la trulla y multitud de gente, que había de ir deshalagando en los tres días anteriores, esto es, mermando poco á poco, descargando la ciudad y el Templo, disminuyéndose despacio. Este deshalagar de Valde- rrama es verbo intransitivo, así como el dicho de Burgos recibe forma de activo; pero ambos autores le dan el mismo signifi- cado, conviene á saber, descargar disminuyéndose poco á poco, decreciendo despacio, especialísimamente si se aplica á muchedumbre de cosas ó personas, que por grados merman, como le acontece á la espuma del jabón. Elegantísimo y muy significante es el verbo deshalagar , aplicable al templo, al teatro, á plaza de toros, á espectáculo de mucho concurso, cuando, terminada la función, va despejando la gente el lugar de la concurrencia. Gran desbalagador de salones inmensos es el fastidio; no tardó pocos minutos el deshalagamiento de la iglesia; estas no son aguas deshalagables; hagamos que el es- tanque sea deshalagadero; la gente del pueblo es poco desha- lagadiza; de la plaza de toros salía la turba de sb alagadamen- te; etc. Desbezar Marcilla: «Luego que hubo desbezado, lo llevó á la dicha ciudad» (2). — El verbo deshezar (así le escribe el autor) podrá venir de bezo, labio; si así fuese, tendríamos el deshezar por destetar, que es el sentido intentado de Marcilla, pues habla del niño Samuel llevado á Silo por su madre Ana, después de quitarle el pecho, como lo dice la Escritura. También podría leerse le hubo desvezado, del verbo desvezar, que en Aragón suena «cortar los mugrones de las vides»; pero si eso es deste^ tar, ni lo dice el Diccionario, ni parece acepción oportuna. Queda, pues, el verbo desbezar, como si dijéramos, quitar del pecho los labios infantiles. Activo es en su acepción propia. (1) Ejercicios, p. 2, cap. 10. (2) Cronicón, año 2820. 234 DESBISAGRÁRSE — DESBORCELLADO La figurada no cabe ahí. Los derivados serían, desbezador , desbezamiento, desbezable, desbezadero, desbezadura, des- bezadizo, etc. Desbisagrarse SoBRECASAS: «Con el tiempo los palacios se desploman, las torres se desbisagran, los bronces se quiebran, los escollos se disminuyen» (1).— Es bisagra «instrumento de hierro en que se sostienen y mueven las puertas y otras cosas que se abren y cierran». De bisagra formóse el verbo desbisagrar, que sig- nifica quitar las bisagras, las cuales, en quitándose, dejan abiertas á todos los vientos las habitaciones. Cuando los edifi- cios se desbisagran por sí, señal es de notable ruina, causada por la injuria del tiempo. Tal es la sentencia y sentido de Sobrecasas en el í/e5^/5<7^r¿?r5ede las torres. El verbo desbi- sagrar es activo, desbisagrarse reflexivo. El carpintero, hábil desbisagrador, merecerá por su acer- tado desbisagr amiento que le confíen todas las puertas des- bisagrables, para que con las desbisagraduras queden los aposentos al antojo del aire libre, sin necesidad de otras manos desbisagrativas . Desborcellado Alvarez: «Todo el repuesto se acaba en un jarro desbor- cellado, y no zamorano, y alguna sabanilla no limpia» (2).— Al participio desborcellado tócale el sentido de descantillado, sin borde, de borde roto. El Diccionario sólo trae el nombre borcellar, borde de vasija. El desborcellado pide de suyo el verbo desbor cellar, quebrar los bordes de las vasijas. Añade el autor, y no zamorano, por la fama que tenía Zamora de la- brar cacharros fuertes. (1) Oración fúnebre, exordio. (2) Silva espir., Vig. de Navidad, consid. 1, § 2. DESBRAVEAR 235 Desbravear Márquez: «Desbravea el tiempo» (1).— Si bravear es «echar fieros ó bravatas», como dice el Diccionario, bien se infiere que desbravear será, aunque no lo diga él, en sentido figurado, respecto del tiempo, soplar con más fuerza el huracán, re- volverse el aire con turbonadas, obscurecerse el cielo y echar copiosa lluvia á vuelta de vivísimos rayos, porque así lo pide el contexto del clásico lugar. Ya el verbo desbravar suena «romperse, desahogarse el ímpetu de la cólera ó de la corrien- te». Por extensión ó por metáfora se aplica al tiempo. Pero desbravear muestra la continuación de las bravatas celestes y terrestres, humanas y divinas. No es negativo de bravear el verbo desbravear, sino antes aumentativo del significado del simple, según lo que ya en el artículo des se advirtió. Desbraveador, desbraveamiento, desbraveable, desbra- veadero, desbraveatorio, desbraveadura, desbraveadamen- te, etc., serán derivados de desbravear, que se formó del ad- jetivo bravo. Pero es muy de notar el texto de Ercilla tocante al verbo desbravar. Dice así: «Ir la corriente el ímpetu esforzando | A desbravar en riscos peñascosos» (2). — Este desbravar del poeta significa cobrar la corriente más ímpetu y estrellarle en las peñas. ¿Quién dijera, como lo dice el Diccionario de 1770, que desbravar denota «deponer, dejar, perder parte de su bra- veza, ira, cólera, fuerza ó ímpetu?» Lo contrario se saca de la autoridad, por cuanto la suma fuerza de la corriente está en el desbravar. Otro texto dice: «Con todo,-quiérole dejar un poco, desbrave» (3).— Dejar á uno que desbrave, es dejar que haga extremos de braveza. Estas dos autoridades, alegadas por el Diccionario antiguo, en ninguna manera contienen el concepto de templar, moderar, minorar la fuerza, sino antes el de destemplarla, extremarla. Luego el desbravar no es aman- sar, mitigar, como quiso decir el Diccionario antiguo. Es ver- dad que al desbravar sigúese el amansarse, como tras la tem- (1) Túiinf. Jeriis., vers. 2, consid. 3. (2) Araucana, canto 15, oct. 18. (3) Calisto y Melibea, acto L 236 DESBREÑAR — DESBROCHAR pesiad viene la bonanza; pero el desbravar de suyo importa desahogar la cólera, como bien lo enseña el Diccionario mo- derno, mirando al acto, no al efecto consiguiente. Pues de esa manera, en su tanto al verbo desbravear co- rresponde! e el sentido de echar fieros ó bravatas con más ardor, dado que el intento ó el efecto que á esta furia se sigue, envuelva el concepto de templar ó moderar los bríos. Así di- remos: «fulano desbraveó, desbraveado entró en sí»; dos con- ceptos totalmente contrarios, el uno consecuencia del otro, en ciertas ocasiones, no por relación necesaria. Desbreñar Vega: «Rompes y desbreñas los montes. — Desbreña el mon- te, y arranca las espinas y zarzas» (1).— Si breña es «tierra quebrada entre peñas y poblada de maleza»; al verbo desbre- ñar cnáár^XQ la acepción de destruir las tierras breñosas, quebrantando peñascos y arrancando matorrales. De notable energía es el verbo desbreñar. Desbreñador, desbreñamiento, desbreñable, desbreña- dero, desbreñadizo, desbreñativo, desbreñación, etc., serían los derivados del activo desbreñar. Desbrochar No sólo el verbo desabrochar, mas también el desbrochar pertenece á nuestro idioma, como lo sacamos de Rodrigo de SoLís, que dice: «Propiedad es de verdadera amistad, desbro- char el pecho y manifestar el corazón al amigo» (2). — La pala- bra broche sirvió para desbrochar, como para desabrochar. De ambos verbos será lícito hacer uso en romance. Al activo desbrochar corresponde el reflexivo desbrocharse. Los deri- vados: desbr echador, desbr echamiento, desbrochable, des- brochadero, desbrochadura, desbrochadamente, etc. (1) Sermones, t. 2, pág. 248. (2) Del arte de servir á Dios, 1.* p., cap. 43. DESCALIFICAR — DESCANCELAR — DESCANTEREAR 237 Descalificar Zamora: «Si el casado quiere meterse predicador, y no en- tiende sino en censurar sermones, y cotejando unos predicado- res con otros, descalificar éstos por levantar los otros, ese no contenta á Dios» (1).— El verbo descalificar, á fuer de privati- vo, sirve para quitar la buena calificación, abatir, desautori- zar, hundir la reputación de alguno. Los derivados: descalifi- cador, descalificación, descali ficable, descalificativo, des- calificatorio, etc., siguen la acepción privativa. Descancelar El P. Fr. Tomás Ramón tradujo el texto de San Pablo, delens quod adversus nos erat chirographum decreti, de este modo: «Descancelando la carta y anulándola, y fijándola en la cruz» (2). — El sentido del verbo descancelar es borrar, conviene á saber, el mismo de cancelar, puesto que muchos verbos que llevan el prefijo des, son corroborativos de la acep- ción del simple, como el clásico autor nos lo pone á la vista en este verbo descancelar sin linaje de duda. Sus derivados, des- cancelador, descancelamiento, descancelación, descancela- ble, descancelativo, descancelatorio, descanceladura, etc., participarán de la significación aumentativa. Descanterear Montería: «Se muerden los jabalíes y descantarrean en la comida» (3). — El vocablo descantarrean parece yerro de la im- presión moderna en lugar de descanter ean. El Diccionario se- ñala al verbo descanterar el significado de «quitar el cantero ó canteros. Dícese más comúnmente del pan». Por cantero se en- tiende el «extremo de algunas cosas duras que se pueden partir con facilidad». De ahí resulta que el verbo descanter ear se ú%- nifica quitarse los canteros, esto es, tomarse los jabalíes los (1) Monarquía, lib. 3, San Marcos, § 7. (2) Puntos escriptur., t. 2, dom. 14, p. 2, páff. 149. (3) Lib. 2. 238 DESCAPADO — descartarse' unos á los otros los relieves de la comida que les cuelgan de los hocicos. Mas porque esa es costumbre suya, por eso el des- canterearse, en cuanto recíproco, viene á reducirse á quitar- se uno á otro los canteros. Tal podríase aplicar á los criados, á los pobres, á las verduleras, á los sastres, á los sisones, que descanterean, ó se descanterean en comida, vestido, ajuar, etcétera, cuando lo hacen por viciosa costumbre. La sirvienta, astuta descanter eador a, con su descantereativa maña descan- tillaba todo cuanto era descanter eable, pasando sus descante- readuras á manos de una vieja más dada á la descanterea- ción que la moza: ¡con qué codicioso afán se descanter eaban las dos en sus propios descanter eamientos\ Descapado Pícara Justina: «Muy capada quedó la bigornia, y tan capa- da cuan descapada» (1). — Al descapado, qvcúW&o en el Dicciona- rio, tócale el sentido 6.^ privado de capa. De aquí el descapar será quitar la capa, quitar el sayo, dejar en cueros, desnudar, despojar. Tal es el sentido del texto, donde se significa que los valentones, los de la bigornia, «iban sin sombreros, sin ca- pas, sin cuellos, sin ligas, sin ceñidores», como lo dijo poco antes la Justina, la cual juega aquí de vocablo empleando el ca- pada por cortada. El descapar, dejar sin capa, consta en Que- VEDO: «Si como di en descapar | Mancebitos diferentes» (2).— No es voz jocosa el descapar, ni el descapado, como el Dic- cionario de 1770 declaró, sino tan seria y grave, que en boca de un hombre muy sesudo diría bien: anoche, pasando por la calle mayor me robaron la capa, y tuve que irme á mi casa descapado. Derivación de descapar: descapador, descapamiento, des^ capadero, descapadamente, descapatorio, etc. Descartarse * Aunque Cuervo tuvo cuenta con el descartarse en sentido de desembarazarse, pero el Diccionario dejó sin mentar esa (1) Lib. 2, p. 1, cap. 2, § 3, pág. 179. (2) Musa6, rom. 86. DESCARTERAR — DESCARRRIADERO 239 acepción del reflexivo, que Nieremberg, entre otros, emplea en este lugar: «El Doctor Bustamante y otros se descartan fácil- mente de esta dificultad con decir que aquel movimiento ó ac- ción es por el dolor y sentimiento» (1). — De manera que des- cartarse es librarse, salirse, apartarse, esquivar, hurtar el cuerpo. La tredécima edición del Diccionario modificó la sig- nificación reflexiva literal de descartarse, mas no dio luz al metafórico sentido. Descartador, descartamiento, descartadle, descartadi- zo, descartadamente, etc., serán derivados. Descarterar Villamediana: «Descartérese ya todo jumento» (2).— El Diccionario no da lumbre con que apear el sentido del verbo descarterar, si no es mediando el nombre cartera, bolsa, estu- che, valija; de donde al verbo descarterar le tocará el sentido de desvalijar, desembanastar, soltarse, desembaular, des- ocupar. A los diaristas de hoy, que á todas horas anuncian mu- danza de ministros, diciendo: «el ministro N. dimitió, el minis- terio dio la dimisión», vendríales como nacido el verbo descar- terar para hacer saber al mundo que «el ministro N. se descar- teró, el Rey descarteró á todo el ministerio», puesto que ya el nombre cartera es por la figura sinécdoque equivalente á mi- nisterio político. El descarterador no fué Su Majestad, sino la poca traza del ministro que hizo forzoso su desear ter amiento, aunque tu- viera él por descarterables todos los ministerios fuera del suyo, tan expuesto á descarter ación como los demás. Descarriadero No luce en el Diccionario este substantivo, ni aun en su forma de adjetivo. Pero le hallamos en el clásico Torres: «Dar noticia de los descarriaderos que apartan del camino» (3). — Llámase descarriadero la senda que desvía, aleja ó aparta (1) Oculta filos., lib. 1, cap. 80. (2) Poesías, diálogo. (3) Filos, mor., lib. 2, cap. 8. 240 DESCASTRAR — DESCATADO del punto á donde uno camina, ora se tome en sentido material, ora en sentido moral. Las voces ejrtravío, desvío, desviación, descamino, alejamiento, descarrilamiento, no dicen con tanta propiedad como descarriadero la significación dicha. Además, el nombre descarriadero podía ser adjetivo, equivalente á capaz de descarriar , idioneo, á propósito para descaminar, como diríamos «este es un paso descarriadero; tus lecciones son descarriaderas del virtuoso camino». ¿Y por qué no había- mos de recibir el substantivo descaminadero en parecida acep- ción, y juntamente en acepción adjetivada, aunque ninguna de las dos voces suene en el Diccionario? Descastrar Fr. José de la Madre de Dios: «Ya que vemos qué dul- ces y suaves tiene la esposa sus labios, veamos cómo los tiene Cristo que es su esposo, pues de ahí se ha descastrado la dul- zura de ellos» (1).— Una de las acepciones del verbo castrar es quitar á las colmenas la miel. De ahí se toma el sentido de descastrar, verbo ponderativo, no de significación contra- ria, sino más afirmativa que la de castrar; de modo que des- castrar la dulzura es sacar la dulzura, participar la dul- zura. Los derivados: descastrador, descastración, descastra- miento, descastrativo, descastr adero, descastratorio, des- castrable, descastr adámente, descastr adura, etc. Descatado Dícese así el que no está atento, el distraído, el descuida- do, conforme lo pide el revés de catado (que es remirado, atento). Alvarez: «Se previno el Señor á citar los hombres para el recibo de esta merced, porque cuando él viniese no los hallase descatados y desapercibidos» (2).— Por esta acepción se formarán los vocablos descatadamente, descatadero, des- catador, descatamiento, etc. (1) Los dos estados de Nínive cautiva y libertada, cap. 2, consider. 39, pág. 853. (2) Silva espiritual. Cuaresma, dom. 3, consid. 5, § J . DHSG.VTARATADO — DESCAVAR — DESCIFRA 241 Descataratado Fr. Lucas Fernández de Ayala: «El santo Profeta Rey con sus descataratados ojos de la profecía atalayaba y de- cía» (1).— Bien á la clara se percibe, que el participio descata- ratado nace del substantivo catarata, puesta por delante la partícula des negativa. Significa, pues, limpio, despejado, aci- calado, cual lo está el ojo cuando le han batido la catarata, esto es, cuando está descataratado. El cual participio da licen- cia para el verbo descataratar, que vendría como llovido para los cirujanos oculistas, pues con sólo él podrían expresar la frase batir las cataratas, y aun valerse de los derivados en abundancia, sin impropiedad de lenguaje. Descavar Pedro Vega: «Esa verdad sale falsa cuando hay continua- ción; sin quebrar el cántaro, se descava la piedra» (2). — Quiso el autor decir que por la continuación de asentar el cántaro en la piedra de la fuente, no se quiebra el cántaro, pero se come la piedra poco á poco. Donde el descavarse suena comerse, cavarse, hacerse más hondo, recibir mella. No parecerá extra- ña la acepción á quien considere que ciertos verbos carecen de contrarios, como es aquí el cavar, los cuales, aunque no haya acción opuesta que los desvirtúe, reciben á veces el pre- fijo des para señalar con él aumento ó diminución de la acción del simple. Así descavar significa solamente cavar poco á poco, cavar someramente, cavar sin ruido á la ligera, cavar despacio y por encima. Los derivados serán: descavador, de scav amiento, desca- vación, descav adero, descavadura, descavadizo, etc. Descifra Al vocablo cifra se contrapone la voz descifra, no men- cionada en el Diccionario, pero conocida de los buenos auto- (1) Hist. del Anticristo, trat. 5, disc. 7. (2) Salmo 6, vers. 5, disc. 5. 16 242 DESCOCERSE res. Mata: «Aguarden á la descifra.— Ya se ha visto con esto solóla descifra» (1). — La palabra descifra suena declaración, explicación, interpretación, discante, comento. No es razón que esta palabra se pierda en el polvo del olvido, pues tan le- gítima es como la dicción cifra, demás de estar castizamente formada á la española. Descocerse El reflexivo descocerse fué conocido de los clásicos. Pine- da: «Así judíos como gentiles se descocían de envidia, desean- do todos ellos tener al Emperador Constantino de su parte» (2). — El reflexivo descocerse denota desazonarse, carcomerse, no poder digerir, resentirse. Sentido contrario, al parecer, seña- la el Diccionario al verbo descocer, «digerir la comida». Esta acepción del activo descocer hállase en Torres: «Tenía mu- cho que descocer en el relleno de varios manjares.— Digerido el vino y descocida la comida, se halló en manos de sus ene- migos» (5). — Avisa aquí el Diccionario de 1770 que el desco- cer no tiene acepción privativa, sino acrecentativa. Hecha la distinción de acepciones, que parecen opuestas, veamos cómo se componen entre sí. La del Diccionario es ac- tiva en sentido propio de digerir; la figurada del reflexivo es desazonarse. Si el estar digiriendo se opusiese al no poder digerir, diríamos que ambas acepciones entre sí repugnan y no caben en un sujeto. Mas nadie impedirá que alguno diga: estoy haciendo la digestión, pero me cuesta, no puedo con ella. Estos dos conceptos no se excluyen, como cada día lo declaran los de estómago débil. Pues el digerir la comida se significa por el activo descocer; el no poder digerir, digerir con difi- cultad, desazonarse, carcomerse, se nota por el reflexivo des- cocerse, que también suena no poder tragar, tomar tirria, mostrar sinsabor, sentir desabrimiento, que es aquel malestar causado por la dificultad de la digestión. Así se concillan entre sí las dos acepciones, propia y figurada, que parecían opues- (i) Cuaresma, dom. 4, di se. 2. (2) Monarquía eclesiúsl., lib. 12, cap. 4, § 1. (3) Filos, mor., lib. 11, cap. 7 y 4. DESCOCIMIENTO — DESCOMBRADO 243 tas: la propia se aplica comúnmente á lo material, la figurada á lo inmaterial y dificultoso. Los derivados de descocer y descocerse son unos; su apli- cación dependerá del objeto. Con todo, reparemos que la acep- ción propia puede, por extensión, ajustarse á objetos inmate- riales. No hablará incorrectamente quien diga: aunque descocí el mal recado, me descocí de la perversa intención del que me le dio. Descocimiento Sólo trae el Diccionario el verbo descocer por digerir^ como queda dicho. Mas no basta esa acepción para verificar el sentido del descocimiento usado por Pineda en el lugar que dice: «En el pecado de la envidia halla el que le comete, rabia y descocimiento, y cuanto más crece su envidiar, tanto más crece su rabiar» (1). — Será, pues, aquí descocimiento lo mismo que desazón, desabrimiento, escocimiento, escozor, resen- timiento, rencilla, malignidad. Esta voz descocimiento re- cibe su significado de descocerse, no de descocer. Por esta causa toma acepción maligna en el lugar de Pineda; pero la ten- dría benigna en otro lugar que dijese: el descocimiento de la injuria fué cual corresponde á un santo. Quédale mano al es- critor para entrambos sentidos, según á su menester convenga. Esto va dicho, salvo mejor parecer. Descombrado No era menester tratar aquí esta palabra, contenida ya en el descombrar del Diccionario. Mas porque almodismoíí/o des- combrado le conviene particular acepción, no será por demás el conmemorarle, tomándole de Pineda que dijo: «Hércules la forzó á salir á lo descombrado, y allí arremetió con ella, y co- menzó á destroncar de sus cabezas con la porra» (2). — Dícese á lo descombrado como se dice á lo descubierto, á lo escam- pado, á lo llano, á lo público, á cielo abierto, á campo raso. Descombr adámente será adverbio de descombrado. (1) Dial. 7, § 11. (2) Dial. 7, § 9. 244 DKSCOMIDO — DESCOMPLACENCIA — DESCONCIENCIADO Descomido Gracián: «a los más descomidos les abrió el gusto» (1). — Trae el Diccionario el verbo descomer, en sentido de exone- rar el vientre. Así en verdad le usó Quevedo en su Tacaño, cap. 3, «dióme gana de descomer, aunque no había comido». Pero principalmente descomido se dice del que no tiene gana de comer, como de Gracián se saca. Por eso la voz descomi- miento significó desgana; voz, que el Diccionario moderno anticuó sin bastante motivo. Asi el desganado podrá decir: me hallo descomido, ó tengo descomimiento. Confirme Godoy lo dicho: «Da bocaditos con gran terneza al hijo descomido» (2). — Esto es, desganado. Donde parece que la acepción de Que- vedo no es la propia de descomer, sino inventada por él volun- tariamente á causa del chiste nacido de la oposición. Igual sería el caso de desbebido. Descomplacencia Malo: «Merecen la descomplacencia del Criador» (3).— Por descomplacencia se entiende lo contrario de complacencia; disgusto, desplacer, desaprobación, descontento. Es voz me- ramente privativa. Desconcienciado J arque: «Teniendo por impiedad indigna de los más des- conoienciados ladrones, despojar un hombre á otro de lo preci- samente necesario para pasar su vida» (4).— La voz conciencia engendró el nombre negativo desconcienciado, que dice falto de conciencia, sin temor de Dios, desapiadado, desalmado. A este tenor podíamos descubrir los verbos concienciarse y desconcienciarse, reflexivos, con el nombre concienciado, ocultos los tres en el adjetivo desconcienciado. ¿Y por qué (1) El Criticón, p. 2, cris. 4. (2) Tesoro, pág. MO. (3) Serm. de San Benito, disc. 1. (4) Orador cristiano, p. 1, t. 3, ¡nvect. 7, § 8. DESCONCORDAR — DESCORAZÓN 245 rehusaríamos el adverbio desconcíenciadamente? ¿Cómo no admitiríamos el substantivo desconciencia, mala conciencia, falta de conciencia? En boga está el nombre concienzudo, castizo y bien formado, ¿no diríamos también desconcienzudo, aunque en otro muy diferente casi contrario sentido que el desconcienciado? Desconcordar Santamaría: «Los desconcuerdan las patrias» (1). — El verbo desconcordar suena desunir, hacer desconforme, dife- renciar, esto es, lo contrario de concordar. En el Diccionario moderno el adjetivo desconcorde está anticuado; no así el substantivo desconcordia; en el antiguo solamente hallamos la desconcordia, mas no desconcorde. Por qué causa el adjetivo desconcorde haya de anticuarse, y no el desconforme, siendo así que los simples concorde y conforme están en uso por un igual, no se echa de ver con suficiente claridad. Comoquiera, el desconcordar activo está hermosamente usado por el clási- co autor. Derivados: 'desconcordador, desconcor dable, desconcor- dativo, desconcordamiento, etc. Descorazón Alvarez: «No nace de otra cosa nuestro desmayo y desco- razón en los ayunos» (2). — Dícese descorazón el descorazo- namiento, desfallecimiento, desaliento, cobardía, etc.; así como corazón suena valor, ánimo, aliento, en sentido figura- do. Del nombre descorazón hubo de salir el verbo descora- zonar, con sus dos sentidos: el propio, arrancar el corazón; el figurado, desalentar, acobardar. Porque el sentido de herir el corazón con la fuerza del amor, más pertenece al propio por extensión que al figurado, como se ve en la locu- ción de Hortensio, citada por el Diccionario de 1770: «Desco- razonásteisme con uno de vuestros ojos», que es la traducción (1) Hist. gener. profética, pág. 252. !^2) Silva espir., cuar. Dom. 1, consid. 4, § 5. 246 DESCONGOJAR — DESCONOCIMIENTO^ de aquella palabra escritural, vulnerasti cor meum in uno oculorum tuorum: como si dijera, /we arrancasteis el corazón. Descongojar Diego Vega: «El consuelo dado á tiempo de un hombre sabio, descongoja un alma ahogada de dolor y la hace que se olvide de sus tristezas» (1). — Claro se ve aquí el sentido del verbo descongojar , quitar la congoja, remediar la melancolía, desmelancolizar, consolar. Con mucho acierto empleó el autor este verbo activo por el particular significado que encierra en sí. Los derivados: des congoj ador, descongo j amiento, descon- go jable, descongojativo, etc. Desconocimiento* Cabrera: «No creo que baste en vos la ausencia para cau- sar desconocimiento, pues le conocisteis en el Jordán» (2). — La palabra desconocimiento denota aquí ignorancia, como lo dice más claro el orador: «San Juan no preguntó cosa que ig- norase» (3). — El que una vez conoció á una persona, no puede alegar desconocimiento, aunque haya vivido ausente de ella: tal es el argumento del autor. Muy corta se quedó la edición doce del Diccionario al definir que Desconocimiento es «falta de correspondencia; ingratitud»; con ser así que al nombre desconocido le aplicó el sentido de ignorado. A juicio de los clásicos, la voz desconocimiento abraza las dos acepciones, ignorancia é ingratitud, como lo había enseñado el Dicciona- rio de Autoridades. Cuya doctrina abrazó al fin el Diccionario en su edición trecena, asentando que significaba «acción y efecto de desconocer». Sobre dos siglos han estado los espa- ñoles sin luz de este desconocimiento. (1) Domin 3." después de Pascua. (2) Adviento, dom. 2, serm. 3, consid. 3. (3) nñd. DESCOQUEZ — DESCRIANZA — DESCRIAR 247 Descoquez Ayala: «El Anticristo se arrojará á tan enorme desacato, la descoquez y descaramiento con que lo ha de pronunciar» (1).— Al estilo de chochez, que se forma de chocho, y de botez de botOy sale el nombre descoquez de descoco, en sentido de desenvoltura, descaro, desvergüenza, demasiada licencia en obras ó palabras. Tal es la acepción de Ayala. Muy conformes al genio del romance son las palabras en ez, que á veces toman la terminación eza. Descrianza Cruz: Hace semejante descrianza y descomedimiento» (2). — Dícese descrianza (voz contrapuesta á crianza) la falta de urbanidad, de cortesía, de cortesanía, la grosería, el descome- dimiento, la rusticidad; también el descuido reprensible de la nodriza ó madre en criar á los pequeños. Así la voz descrianza suple por mala crianza. De aquí proceden los dos sentidos, propio y metafórico. Descriar El Diccionario da publicidad al verbo descriarse, por des- mejorarse, estropearse; mas pasa de largo el activo descriar, que vemos en Alvarez: «Saturno con su maliciosa influencia pretende deshacer y descriar todo cuanto el sol con su celes- tial virtud y presencia cría» (3). — Así descriar es desbaratar, volver al revés, estorbar la medra y crecimiento, destruir, des- concertar. El Diccionario de 1770 trae el descriar en el senti- do dicho de «hacer algo contra sí», con que se desmejore y pierda de lo que tiene adquirido corporalmente, y como criado». Mas cuando viene á las autoridades, sólo traslada aquella de Cervantes: «No será bien que yo me descríe por el provecho (1) Hist. del Anticristo, trat. A-, disc. 9. (2) S. Juan Evangelista, pág. 96. (.3) Silva espir., dom. 3 de Cuaresma, consid. 2, § 1. 248 DESCULADOR — DESECO ajeno» (1). — Por manera, que en vez de dar apo37o al activo descriar, abona el reflexivo descriarse; no era eso lo que cumplía hacer. Conste, pues, que los Diccionarios, antiguo y moderno, señalan sólo el descriarse, dejado el activo descriar en blanco. El valor clásico de descriar ha de buscarse en el descrear, pues tomaban los antiguos el criar por crear. Mas como descrear sería deshacer lo creado, de ahí le nace al descriar la acepción antedicha. Derivados, descriador, descriad le, descriativo, des cria- ción, descriamiento, descriadero, etc. Desculador EsTEBANiLLO: «Hálleme corrido 3? avergonzado de la vaya que me daban algunos remendones y desculadores de agu- jas» (2). — Llama desculadores de agujas á los sastres, que suelen descular, esto es, romper las agujas, por la parte más gruesa, que es el ojo. Igual calificativo conviene á los desma- ñosos que rompen el fondo de las vasijas, ollas, jarras, etc. Deseco El adjetivo deseco vale tanto como seco, aplicado en parti- cular á las plantas y árboles que por falta de riego pierden el vigor. Valderrama: «La esperanza fué un riego, con que vol- ví sobre mí, y deseco ya y descaecido del todo me reparé y mejoré con tanta medra» (3). — Del nombre deseco se forma- ron los vocablos desecar, desecación, desecativo, desecante, desecamiento, desecadero, desecable, desecatorio, etc. Nó- tese que el nombre deseco no es negativo, sino aumentativo, de cuya cualidad participan sus derivados. (1) Quijote, p. 2, cap. 36. (2) Cap. 5. (B) Ejercicios, Sáb. después de la 1.» Dom. de Cuar., p. 1, cap. 12. DESEJARSE — DESEMPOLLAR 249 Desojarse Nájera: «Deséjense los cielos, caigan á pedazos rotos los orbes» (1). — Uno de los verbos más significativos de trastorno es el desefarse, esto es, desquiciarse el eje, porque del desqui- ciamiento delosejesmundiales resulta el bambanear de los orbes, el estremecerse y trasegarse el universo, el perturbarse los as- tros, el salir de su curso las cosas, el volverse de arriba abajo el orden del mundo, puesto que una vez quebrados los ejes, donde se fundan las moles, no queda lugar al concierto. Tal es la fuerza del verbo desejar, que consiste en sacar el eje de su asiento. Gran servicio hicieron al romance los que tan precioso verbo inventaron; no tiene par en ningún otro idioma. Desejóse el carro de la fortuna ^ diría el desgraciado comerciante cuan- do quebró. Derivados: desejador, dése j amiento , desejable, desejativoy desejadero, desejadura, dése j adámente, dése- jatorio, dése Jad izo, etc. Desempoilar Tomás Ramón: «El perdigoncillo, criado por madre ajena, en oyendo la voz de la suya, aun cuando no está bien desempo- Itado, deja burlada á la ladrona» (2).— El verbo desempollar im- porta sacar á luz los polluelos; el perdigoncillo no bien desempollado lleva aún el cascarón arrastrando, porque no está del todo nacido. Este gracioso término expresa lo con- trario de empollar, esto es, sacar del cascarón los pollitos que están ya empollados. Podríamos tomar por figurada acep- ción de desempollar el dar á luz obras cualesquiera que hu- biesen costado largos años de trabajo. Derivados: desempollador, desempollamiento, desempo- llada, desempollación, desempollativo, desempolladero, des- empolladura, etc. (1) Huida á Egiplo, § 8. (2) Dom. 18, p. 4. 250 DESEMPOZAR — DESENCANDILAR — DESENCENAGAR Desempozar El verbo desempozar pide el sentido de sacar del pozo. HuÉLAMo: «Desempozar las almas de los pozos del peca- do» (1).— De ahí la acepción figurada libertar, extraer, librar, cuando el punto de donde se saca la cosa es alguna profundi- dad, hondura, oculto seno, como lo representa el pasaje de Hué- lamo. Tiene, pues, este verbo dos acepciones, la una propia, la otra figurada; ambas de notable aplicación, como lo serán también sus derivados, desempozador, desempozable, desem- pozamiento, desempozadero, desempozadara, desempozati- vo, desempozatorio, etc. Desencandilar Pedro Vega: «Su propia turbación le desencandüó los ojos y le aclaró la vista» (2).— El verbo activo desencandilar, con- trario de encandilar, viene á ser lo mismo que despabilar, avivar, volver en sí, desvelar. Al modo de encandilar, toma el desencandilar la forma también reflexiva, en sentido de aclararse, apaciguarse, apagarse. De alguna utilidad será el verbo desencandilar, empleado oportunamente. Con igual pro- vecho se usarán sus derivados, í/e5e/zí?í2/2í///í7í/or^ desencandila- miento, desencandilación, desencandilativo, desencandilato- rio, desencandiladero, desencandiladura, etc. Desencenagar Alvarez: «Jamás pudo hacerle venir á que dejase la amiga mal querida y á desencenagarle de su sensual afición» (3). — Ello se dice que desencenagar es sacar del atolladero^ quitar del cenagal. Los vocablos que del verbo desencenagar se podían derivar, aunque largos en demasía, no dejarían de ser propios: á saber los en or, miento, ero, ivo, izo, ura, orio, mente, etc. (1) Misterios, disc. 7, § 4. (2) Sa//no 7, vers. 5, disc. 2. (3) Silva espir.. Adviento, dom. 2, consid. 1, § 3. DESENCONTRARSE — DESENCOVAR — DESENEJADO 251 Desencontrarse Pedro Vega: «Dentro de la ciudad en diferentes calles se pudieran desencontrar» (1). — El contexto declara qué fuerza tiene el desencontrarse dos que se buscan, 3? es cuando el uno echa por esta calle, el otro por aquélla, pues yendo por diferen- tes calles no es posible encontrarse, se han de desencontrar si ya no se juntan las calles desembocando en otra por donde vayan los dos. El dejar de encontrarse los que se buscan es el desencontrarse privativo, como la misma relación del clási- co Vega lo da á entender. Los derivados quedan á la merced del escritor. Desencovfir El verbo encovar, asentado en el Diccionario, sirve para entender el texto de Burgos, que dice: «Desencovando de sus profundos pozos las víboras de la envidia» (2).— Donde al verbo desencovar pertenece la acepción de sacar como de cueva, de hondura, de profunda sima. Sentido propio y sentido figurado encierra el verbo desencovar en su forma activa y reflexiva, á semejanza del desempozar. Derivados: desencovador, desencov amiento , desencovade- ro, desencovativo, desencov atorio, etc. Desenejado Al nombre enejado, encajado en el eje, corresponde el pri- vativo desenejado, desencajado del eje. Alvarez: «Ya las rue- das de los carros iban desenejadas de la furiosa tormenta del mar» (3). — Fácil será proceder al verbo desenejar, y á sus de- rivados desene j amiento, desenejador, desenejadura, desene- jadero, desenejable, etc. Muy semejante es la condición del desenejado á la del de se jado antes expuesto; pero el dése ja- do dice quitado ó roto el eje, así como el desenejado sólo dice (1) Salmo 2, vers. 9, clise. 3. (2) Loreto, lib. 1, cap. 9. (3) Silva, Septuagésima, consid. o, § 1. 252 DESENGAZAU — DESENOJADOR sacado de su lugar, á la manera de pie quebrado y pie dis- locado. Desengazar Oportunamente admite el Diccionario el verbo engazar, por sinónimo de engarzar. Otro tanto debiera parecerle acer- ca de desengazar respecto de desengarzar. Aguílar: «Los santos son los que se desengazan del amor de los pecadores obstinados» (1). — Donde se prueba que desengazarse recibe acepción figurada de desasirse, apartarse, alejarse. Muchas veces juega el autor, en la misma página, de los verbos engazar 3? desengazar. Igual á desengarzarse es el desengazarse clásico. En el Sermón de Sania Olalla hizo Salvatierra uso de este verbo: «Al desengazarse el alma de su cuerpo, y al despedirse de la vida» (2).— Tómase el desengazarse por desprenderse, des- enlazarse, desunirse. Véanse los derivados en or, miento, ivo, izo, ura, orio^ etcétera, si son de alguna utilidad, Desenojador Entre los vocablos desenojar, desenojo, desenojoso, falta en el Diccionario el verbal desenojador. Fr. Juan de Rojas: «Así lo hacía Saturno, rey de Fenicia, idólatra tan desenojador de sus falsos dioses, que solicitaba tenerlos gratos á toda costa de sacrificios» (3). — El que desenoja, aplaca, desagravia, me- rece nombre de desenojador. De ahí el adverbio desenojada- mente ó desenojosamente, y el adjetivo desenojadizo, y el participio desenojante, podían pertenecer á la categoría del desenojo, con que se aumentaría la inmensa turba de vocablos nuevos. (1) Estatua de Nabiico, sec. 2, vers. ii, cap. 3. (2) Zeballos, Ideas del pulpito, t. 1, pág. 425. (3) Catecismo real, lección 10, disc. 2, núm. il. DESENROSCABSE — DESENTELADO 253 Desenroscarse Pedro Vega: «Subióse la zorra á lo alto y allí se enroscó y se hizo una pella, y dejóse rodar por el monte abajo hacia donde estaba la cabra con su cabritillo; ella, pensando que era algún terrón ó piedra que caía del monte, se desvió del hijo, y viéndole la zorra apartado de quien le defendía, desenroscándo- se cogióle y tiró con él» (1).— No será menester más declara- ción para entender qué valor tiene el desenroscar ó desenros- carse, en la linda narración de Vega. El desenvolverse y desen- cogerse, que ahora ¡mal pecado! se arrinconan por amor del desarrollarse, exprimen el sentido de desenroscarse, aun- que á otros se extiendan. De reflexivo puede pasar á ser acti- vo. La voz rosca engendró al enroscar y al privativo desen- roscar. Desenroscador, desenroscamiento, desenroscativo, desenroscadizo, desenroscadura, desenroscación, desenros- cadamente, podrán emplearse con provecho. Adviértase que el sentido de desenroscar conviene á piezas de tela, á líos de trapos, á rollos de metal, como el autor nos enseña. Desentelado Alvarez: «La poderosísima voz del Señor es la que rompe las telas de las entrañas, y del medio de ellas saca todo un co- razón desentelado y parido á Dios» (2). — El adjetivo desentela- do presupone el entelado, que dice envuelto en telas; luego desentelado será suelto, libre de telillas, desenredado, desem- barazado. De ahí vendría el verbo desentelar, originado del entelar: ambos á dos no conocidos del Diccionario. Así batir cataratas se dirá desentelar los ojos; limpiar el paño de los cristales será desentelar vidrios; despojar la criatura de sus mantillas importa desentelar el infante. Este será el sentido propio, el figurado vérnosle en el autor; equivale á limpio, des- asido, destrabado. Desenteladamente es el adverbio derivado, á cuyo tenor se (1) Salmo 2, vers. 2, disc. 4. (2) Silva espiritual. Día de San Andrés, consid. 6, § 2. 254 DESENTEREZA — DESENZARZADO* formarán de senté I ador, desentelamienio, desentelable, desen- telaiivo, desenteladura, etc. Desentereza Diego de Vega: «La inteligencia del Padre fué virgen en su engendrar. Allí no hubo corrupción de carne ni desentereza ninguna; tan entero se queda el entendimiento del Padre y tan perfecto en su ser, después de haber engendrado aquella ine- fable noticia, como antes de engendrarla» (1).— Llámase desen- tereza la negación de entereza, la corrupción, menoscabo, diminución de alguna cosa entera. Asimismo será desentere- za la inconstancia, flojedad, desaliento, cobardía; todo eso conforme á los significados de entereza, cuya oposición es la voz desentereza. El sentido propio consta en el autor, el figu- rado se colige á justo viso. Así como en la generación eterna del Verbo no admitió Vega ninguna desentereza, pues no la pudo haber; así en la concepción y nacimiento del Hijo de la Virgen María hemos de admitir que «allí no hubo desentereza ninguna i>. Desenzarzado* Nieremberg: «Desenzarzado de sus deseos, se pone en campo raso sin codicia y sin temor» (2). — No es aquí el desen- zarzado lo que dice el Diccionario de desenzarzar, esto es, «sacar de las zarzas una cosa», ni tampoco «separar ó aplacar á los que riñen ó disputan», sino desenredado, desasido, des- prendido, desocupado. Faltóle al Diccionario este otro sentido metafórico de desenzarzar, que es desprender, desasir. Lo cual no quita que el sentido del Diccionario sea propio; mas es imperfecto, no suficiente para satisfacer á las clásicas autori- dades. Desenzarzadamente, adverbio derivado. (1) Sermón en la Vigilia de la Natividad. i2) Obras y días, cap. 22. UESERIZAR — DESESTUDIAR 255 Deserizar Mendoza: «Lo crespo en los pechos se puede deserizar» (1). — Podía ser que el verbo deserizar estuviera aquí en vez de desrizar^ verbo constante en el Diccionario en sentido de «deshacer los rizos, descomponer lo rizado». Pero más llana cosa parece decir que deserizar es el privativo de erizar^ levantar, poner rígido y tieso el pelo, como las púas del erizo. En tal caso al verbo deserizar le tocaría la significación de alisar y allanar el pelo: figuradamente será, calmar, sosegar, abatir, ablandar, mitigar, suavizar, como si la aspereza de las púas se hubiese embotado. Gran ventaja puede traer al roman- ce el verbo deserizar, fraguado muy á la castellana; no menor sus derivados, deserizador, deserizamiento, deserizadero, deserizativo, deserizadura, deserizatorio, deserización, etc. Aunque la locución de Mendoza señale el deserizar pasivo, no obsta que le demos forma reflexiva, deserizarse, en senti- do figurado de amansarse, desenojarse, desentonarse, aba- tirse. Las púas del erizo, según que se pongan tiesas ó caídas, mostrarán el erizarse ó el deserizarse propio; así conforme se atufe el mozo ó se le amansen los bríos, dará á conocer el figurado erizarse ó el deserizarse. Desestudiar Manrique: «Volver á desestudiar eso que sabían» (2).— Como estudiar sea aprender, así desestudiar será desapren- der, esto es, olvidar lo aprendido, pasarse algo de la memoria, no quedar de ello impresa especie alguna, torcer de lo una vez sabido. Verbo provechoso para quien estudió, y luego se queda como tabla rasa. De aquí saldrán los vocablos, desestudiador y desestudiamiento, desestudiadle, desestudiativo , etc. (1) Monte Celia, lib. 3, cap. 12. (2) Laurea, fol. 69. 256 DESESTUDIADO — DESETERNIZAR — DESFLAQUliCIDO Desestudiado Alvarez: «Las obras virtuosas son las que siempre se hacen desaprendidas y desestudiadas» (1).— El desestudiado dice sin estudio, sin ensayo, sin ejercicio prevenido. Especial acepción logra aquí el desestudiado, demás de la derivada del verbo desestudiar, pues ofrece el concepto de cosa hecha sin artificio, como espontáneamente, sin embarazo. De aquí será fácil inferir el substantivo desestudio, al cual corresponden las dos acepciones, propia y figurada: propia del desestudio sqrá el olvido de cosa aprendida, ó la inaplicación al estudio; la figurada, acción hecha sin fingimiento, sin artificiosa maña. Desestudiadamente servirá de adverbio á los dos señalados sentidos. Deseternizar Alvarez: «Hállense, pues, á este lavatorio de Dios aquellas almas de bronce, para que este ejemplo de Dios las melle, las rompa, las desencante, y deseteniice de su eterna dureza» (2). — Claramente se ve cómo el verbo deseternizar entraña una fuerza vigorosa para representar la acción de hacer que cese una obra ó disposición que amenazaba ser perpetua; así vale estorbar la prosecución, atajar la perpetuidad, parar, interrum- pir, detener. A este tono los vocablos deseternizable, deseter- nizamiento, deseter ni zador, etc. Mas también sacaríamos del activo deseternizar el reflexivo deseternizarse en la acepción de cesar, dejar de perpetuarse, dejar de proseguir la acción que se iba eternizando. Desflaquecido No se descuidó el Diccionario de poner en lista el verbo desflaquecer , notándole de anticuado por enflaquecer; pero se olvidó del desflaquecido , de que se aprovechó Valderrama, (1) Silva espir., Cuar. dom. 1, consid. 2. (2) Silva espir., del Mandato, consid. 5, 5 1. DESFLEMAR — DESFRUTAR 257 diciendo: «Cuando los hombres en tiempo de Moisés estaban muy desílaquecidos en la fe, fué necesario, para mayor susten- to de aquella gente flaca en la confianza, mostrarles el nombre de Adonaí, que era el nombre de la omnipotencia y de los milagros» (1). — El mismo autor iguala aquí el vocablo des- flaquecido á flaco, débil, enfermo, desfallecido. Nótese cómo la partícula des señala aumento del nombre simple, y no oposi- ción. Por qué el desflaquecer deba tenerse por anticuado, no se ve con bastante claridad, puesto que puede carearse con descaecer, verbo muy frecuentado y usual. Desflemar* Barbadillo: «¡Qué de valentías ha desflemado esta noche, ofreciéndole nosotros tan baratos los oídos! (2). — Al Dicciona- rio de Autoridades no se le pasó la acepción figurada del verbo desflemar, que es blasonar arrojando bravatas, echar de la gloriosa con jactancia, alabarse de guapo. En esta significa- ción es verbo transitivo, como lo dice el texto clásico. El Dic- cionario moderno quedóse corto cuando dijo de desflemar: «echar, expeler las flemas». Así se desentendió del sentido fi- gurado, que juntaron con el propio las dos primeras ediciones. Derivación: desflemador, desflemación, desflemable , des- flemativo, dcsflemadura, desflematorio, desflemadamen- te, etc., en entrambos sentidos. Desfrutar* Una cosa es desfrutar, otra disfrutar, aunque el Diccio- nario haga sinónimos entrambos verbos. Navarrete: «Desfru- tar los árboles hasta las raíces» (3).— Sou's: «Cuya gente de guerra los oprimía y desfrutaba con igual desprecio que inhu- manidad» (4). — En estos lugares clásicos se toma el desfrutar por quitar ó coger los frutos, desubstanciar , esquilmar, des- pojar con el fin de sacar provecho; es incoherencia entender (1) Ejercicios, p. 1, cap. 3. (2) Coronas, fol. 97. (3) Conserv. de monarquías, cap. 18. (4) Hist. de Méj., lib. ó, cap. 3. 17 258 desfrutar' aquí el gozar de comodidad y regalo (que se dice hoy más propiamente disfrutar), ni en acepción propia, ni en acepción figurada, pues ambas se contienen en las 4os sentencias clási- cas. En el Diccionario de Autoridades no se halla la forma disfrutar, quemas adelante pareció, aunque no en 1770. Por esta causa «las ediciones modernas de nuestros clásicos, dice Cuervo, de ordinario ponen malamente disfrutar donde las antiguas desfrutar-» (1); porque una cosa es arrancar los frutos, otra mu3? distinta el deleitarse con ellos, según son distintas las connotaciones de los prefijos des y dis, puesto que des representa principalmente separación, así como dis manifiesta repartimiento, como si disfrutar sonase repartir frutos entre varias personas, para que de ellos se aprovechen á su buen placer y voluntad. Dirán acaso, que «desfrutar significa asimismo gozar de alguna comodidad, regalo ó conveniencia», como lo enseñó el Diccionario de 1 770. — Es verdad, lo enseñó , mas no lo probó , aun- que trajo ácolación laautoridaddeSoLÍs,quedice: «Cómo esta- rán en el sosiego unos hombres, que le buscaron con flojedad, y le desfrutaban sin recelo» (2).— Esta autoridad no prueba que el desfrutar sea gozar; porque desfrutar el sosiego sin recelo es coger el fruto del sosiego, sacar utilidad del so- siego, tomar para sí el sosiego, desubstanciar el sosiego, sin advertencia ni cuidado. De manera que el desfrutar de Solís connota abuso de parte de los desfrutadores. A odiosa acción se atribuía por los clásicos la del desfrutar figurado, como lo muestran todas las autoridades del Diccionario de 1770. Luego desfrutar no es gozar; luego tampoco es disfru- tar; sino que cada verbo conserva su peculiar significación. Gozar de comodidad y deleite es disfrutar, mas no desfrutar. Esto decimos sin ánimo de imponer doctrina, resueltos á mudar de parecer á vista de autoridades competentes. Los derivados de desfrutar quedan á la merced de los en- tendidos. (1) Dicción., t. 1, pág. 1.257. (2) Hist. de Méjico, lib. i, cap. 9. DESGALDIDOR — DESGALDIU 259 Desgaldidor Pineda: «Ellos fueron, y desterraron á las hijas desgaldido- ras, y sacaron los bienes del poder de los que los tenían» (1) —Llamo Pineda desgaldidor as á dos hijas del rey Fineo que le desperdiciaron sus bienes repartiéndolos entre los que á ellas les dio más gusto. Por manera que desgaldidor es derro- chador, pródigo, desperdiciador , consumidor , como lo aca- bará de convencer el artículo siguiente. Desgaldir Pineda: «¿Quién querrá tener consigo á la mujer que nunca cierra la boca, ni deja de grajear, ni cesa de pedir, ni se cansa de recibir, ni se enfada de desgaldir?. (2).-«Dió consic^o y con ello muy lejos de la casa de su padre, y lo desgaídió y con- sumió viviendo lujuriosamente.> (3).- La segunda autoridad arrima la luz á la primera para mostrarnos que desgaldir im- porta lo mismo que malgastar, consumir, disipar, despilfa- rrar. ¡Cuan poco uso habrán hecho los escritores de semejan- te verbo activo desde el siglo xvii! A gran felicidad tenemos el haber dado con él en los Diálogos de Pineda. Corrobora esta explicación el Maestro Correas en la frase. Asi se ganó ello; expónela en esta forma: .Ironía cuan- do algo se desgalde ó gasta mal> (4).-Nótese que la edición de 1906, pág. 512, col.^ l.^ ÓXz^lagose desbalde: parécenos debe decir, algo se desgalde; de otra manera el verbo desbal- dir ó desbalder, totalmente nuevo y peregrino, haría un senti- do contrario á gastar mal, á menos de suponer que la partícula des añade vigor al vocablo en vez de disminuirle; aun así no vemos cómo de balde, ó balda, ó baldío saldría el malgastar del desbaldir. Dígase desgalde, y todo cuadra al justo, con- forme á la explicación antedicha, El verbo desgaldir, á mi pobre juicio, trae su origen de la (1) Dial. 7, % 18. (2; Dial. 4, § 8. (3) Dial. 6, i 18. (4) Vocah., letra A. 260 desgalgarse' raíz arábiga JJIjs- dj'álada, que es azotar, herir la piel; uno de sus derivados es jJ^i- dj'ild, que dice piel, cuero. Esta palabra djild, fácilmente se convierte engild, porque la mu- danza de la íf/ ( - ) en g i ^) es muy frecuente en vocablos españoles tomados del árabe, como en galbana, gamuza, que tienen ^ en la dicción arábiga. Además, trocando la / de gild en a, lo cual hartas veces se hace en el lenguaje hablado, ten- dremos el verbo galdir; antepuesta la partícula des, quedará más reforzada la significación de azotar , llegando al punto de despellejar, desollar, en sentido propio; en el sentido figurado será disipar, consumir, desperdiciar, despilfarrar. El desgaldidor que por su desgaldimiento destruyó toda la hacienda sin perdonar á los bienes menos desgaldihles, me- rece pagar el desconcierto de sus desgaldiduras con infamia perpetua, justo pago de su desgalditivo proceder, á fin de que se avergüence de la pasada desgaldición: que si se fué en humo desgaldidamente la hacienda, quede también desgaldi- do el buen nombre del que cayó en semejante desgaldidero. Desgalgarse* De la voz galga, que es piedra grande que arrojada de lo alto baja rodando, formóse el verbo desgalgar, «arrojar, pre- cipitar de lo alto», conforme lo enseñaba el Diccionario en su edición docena, sin acordarse de la forma reflexiva. Pero gra- cias á Dios, al cabo de dos siglos, en la edición postrera de 1899, el reflexivo desgalgarse recobró su mal desgastado vi- gor, siendo reconocido por castizo, como lo era en la pluma de los clásicos. Qracián: «No fué pcsible detenerlos, que no se desgalgasen muchos por las ventanas y balcones» (1). — Es des- galgarse lo mismo que arrojarse, despeñarse, echarse, des- colgarse, precipitarse, desguindarse. Increíble parece, si no lo dijeran los ojos, que por tanto tiempo haya quedado oculto el reflexivo desgalgarse, por aquello de que el Diccionario de Autoridades no le mentó. Lo cual es falso, á buena cuenta. Porque ya que no le mentase el primer Diccionario, mentóle el (1) El Criticón, p. 2, cris. 5. #' DESCARE AR* 261 segundo de 1770, que también es de Autoridades; pero tan á somorgujo hizo de él memoria, que la única autoridad alegada en comprobación del activo desgalgar, comprueba la verdad del reflexivo desgalgarse, sin que el Diccionario presente otra en apoyo del activo desgalgar; que por esta razón tene- mos por sospechosa la casticidad de ese verbo activo. Fórmense los derivados: desgalgador, desgalgadero, des- galgadizo, desgalgamiento, desgalgativo, desgalgatoriOy desgalgación, desgalgadamente, etc. Desgarrar* Del -^Q-rbo desgarrar á\ce.Q\ Diccionario que es «activo, rasgar; úsase también como reflexivo, y en sentido figurado, desgarrarse el corazón-í). Sálenos al camino el clásico To- rres con esta frase: «Desgarrar como renegado» (1).— Este desgarrar hace oficio de neutro; significa desvergonzarse, echando maldiciones y juramentos, descoserse de arriba aba- Jo con reniegos y blasfemias, arrojar fanfarronadas de por- vidas y pésetes. No se nos olvide que desgarrar recibe del nombre desgarro la significación figurada de «arrojo, desver- güenza, descaro, fanfarronada», que le corresponde. El adjeti- vo desgarrado por licencioso, escandaloso, confirma la dicha acepción, como se ve en Granada: «Gente la más desgarrada y perdida del mundo, que son soldados y gente de guerra» (2). — No sé en qué se funda Cuervo (3) para calificar de anticua- do el verbo desgarrar por echar fieros y bravatas, empleado por los clásicos del primer tercio del siglo xvii. El Diccionario de 1770 avisa que desgarradamente denota con desahogo, con descaro y sin vergüenza. Luego desgarrado vale desver- gonzado; luego desgarrar es desvergonzarse. Derivados: desgarrador, desgarramiento, desgarrativo, desgarradura, desgarratoria, desgarr adero, etc., en sus varias acepciones. (1) Filos, mor., lib. 24, cap. 8. (2) Símbolo, p. 2, cap. 27. (3) Dicción., t. 2, p. 1.076. 262 DESGRADUAR — DESHILAS Desgraduar EsTEBANiLLO: «Llegando á Oporío, mé desgradué de pere- grino» (1). — No significa el verbo desgraduarse lo mismo que degradarse, como quiere el Diccionario, antes más se parece á transformarse, como lo indica Estebanillo luego en aquella locución: «Transfórmeme de peregrino en buhonero». Porque desgraduarse es perder el grado, dejar la profesión, arrinco- nar el oficio, así como degradar representa deponer de la dignidad y privilegios, puesto que degradarse reflexivo no es vocablo usado por los clásicos autores, como ahora le usan los galicistas por envilecerse, tomándolo del francés. Además, el degradar requiere delito cometido en el degradado, como lo enseña el Diccionario segundo; pero el desgraduarse no, pues basta la voluntad propia para despedir de sí el empleo, cargo, oficio, que esto y no más es el desgraduarse. Si, pues, no hay tal degradarse en nuestro idioma, si desgraduar dice otro concepto diferente de degradar; luego en ninguna mane- ra son sinónimos estos verbos. De aquí inferimos que el verbo desgraduar es activo, diverso del activo degradar: desgra- duar se dirá quitar el oficio, privar del cargo, desposeer del empleo á alguno por cualquier motivo; degradar significa de- poner á uno de su dignidad y privilegios por crimen cometido. Derivados: desgraduador, desgraduación, desgradua- miento, desgraduable, desgraduativo, desgraduadero, des- graduatorio, desgraduadura, desgraduadamente, etc. Deshilas Una vez recibida la voz hilas, no pueden quedar en silen- cio las deshilas de Murillo: «Se quitó la camisa para hacer vendas y deshilas» (2).— La propiedad de entrambas voces pa- rece ser esta: hilas son las hebras sacadas de un lienzo limpio no usado; deshilas serán las sacadas de un trapo usado. Co- moquiera, la dicción deshilas pertenece al clásico romance, con título de forma aumentativa. (1) Cap. 4. (2) Dom. de Ramos, p. 215. DESHOMBRECIÜO — DESHONDONADO — DESHUMANARSE 263 Deshombrecido Cruz: «Sin topar por ahí un hombre que sea hombre; todos deshombrecidos y hechos bestias» (1). — El contexto manifiesta el valor del vocablo deshombrecido, á saber, despojado de la dignidad de hombre, arrocinado, embrutecido, parecido á bestia. Esta voz deshombrecido podría aplicarse también al que carece de dignidad y rectitud, al destituido de honradez, al acanallado y ruin. Aunque sea término de voluntaria formación, expresa lindamente el concepto. De él parece inferirse el ver- bo deshombrecer y deshombrecerse, en los sentidos que van indicados. La derivación será la que el escritor prefiera. Deshondonado El nombre hondón dio forma al adjetivo deshondonado, que quiere decir no ahondado. Alvarez: «Desamparan la fuente de agua viva, por andarse cebando de sus cisternas cenagosas y deshondonadas que no pueden tener agua viva de verdadero consuelo» (2). — Al deshondonado pertenece el hon- donado, que será ahondado; ambos nombres faltan en el Dic- cionario. De ahí podíamos colegir los verbos hondonar y des- hondonar, y otros vocablos concernientes á la familia. Así como de hondo formóse ahondar, así de hondón nació hondo- nar, de donde procedió el privativo deshondonar con su adje- tivo deshondonado, que dice destituido de hondón, falto de fondo, conforme al sentir del clásico Alvarez. El participio deshondonado podía significar no hecho el fondo, no ahonda- do. Aplicación tendría á ciertas cuestiones no estudiadas, des- hondonadas. Hablar deshondonadamente de la controversia. Deshumanarse Veneqas: «No es razón que se deshumanen los ricos, como si fuesen de especie de ángeles, y no quieran comunicar ni con- (1) Serm. de San Martín, p. 728. (2) Silva, Septuagésima, consid. 3, § 3. 264 DESIMAGINADO versar con los pobres» (1). — El verbo humanarse, que dice «■hacerse humano, familiar y afable», dará luz á su privativo deshumanarse, que el Maestro Venegas nos enseñó. Será, pues, deshumanarse lo que altivecerse, entonarse, desdeñarse, engreírse, despreciar, menospreciar, mirar por encima del hombro, hacerse intratable, mostrarse arisco, huir el trato y conversación, en fin, dejar de ser humano y afable. Un poco más adelante usa el autor esta construcción: «Qué ocasión tan colorada tuvieran para deshumanarse de hombres, y colocar sus asientos encima del aquilón» (2). — La segunda frase es glosa de la primera, conforme á la cual podríamos de- cir: «Se deshumanan de sí los esclavos por subir á dioses; hu- mánase Dios bajando á siervo». Según esto, dos acepciones le caben al reflexivo deshuma- narse: primera, dejar de ser humano y afable; segundo, dejar de parecer hombre. Al humanarse le convienen las dos en contrario sentido. La derivación dará las voces deshumana- miento, deshumanado r , deshumanativo, deshumanadero, deshumanación. También se podrán admitir las palabras des- humano y deshumanidad, semejantes á inhumano, inhuma- nidad. Desimaginado Pérez: «Estando ya los hombres tan desimaginados de abrazar el valor y verdad de aquellos grandes hombres anti- guos, se están desvelando en cómo podrán arrebatarles los nombres, para llamarse como ellos, Mendozas» (3). — El Dic- cionario señala á desimaginar el sentido de «borrar de la ima- ginación ó de la memoria», sin hacer archivo del nombre des- imaginado, que suena por hispanismo, trascordado, olvidado, descuidado; nombre adjetivo, merecedor de especial mención por la propiedad de su significado. Desimaginadamente será su adverbio. (1) Diferencias de libros, lib. 3, cap. 41. (2) Ibid., cap. Ai. (3j Scrm. dom., pág. 69. DESITIAR — DESJARCIAR — DESLABRAR 265 Desiíiar Valdivielso: «Al obispo de León advierte | Que vencerá si no desitia al moro* (1). — De sitio sale sitiar, y de sitiar el alejativo desitiar, que suena echar del sitio. Donoso verbo, muy á propósito para desalojar, digno de estamparse en el Diccionario, porque con una sola palabra se expresa una ente- ra oración. Desitiador, desitiamiento, desitiable,desitiadero, desitia- tivo, desitiadiira, desitiatorio, etc., serán fruto de la deri- vación. Desjarciar DicQ^SQ. Sisi q\ quitar las jarcias. Alvarez: «El prudente marinero, si acaso ve otros navios estar peligrando en las te- midas olas, no por eso se asegura del suyo, ni le desjarcia; antes se repara y se previene de medios, y aun echa tablones y cordeles al agua» (2).— Según esto, los vocablos desjarcia- dor, desjarciamiento, des jar dable, etc., podrán entrar en la lista de los castizos, por legítimamente formados. Conforme al sentido figurado áQ jarcias, llamaráse desjarciado un sermón, un escrito, un instrumento, desprovisto ó desarmado de las convenientes disposiciones; así se tomarán las sobredichas voces derivadas. Dos sentidos consiente el desjarciar: propio, quitar las jarcias desarmando el navio; figurado, privar de los convenientes medios álapersonaó cosa que concurreá unfin. En esta figurada acepción tendrá lugar el reflexivo desjarciarse. Deslabrar La acción contraria de labrar dícese deslabrar, como lo testifica Pedro Vega: «No le miréis mientras labra ó deslabar, que es tan sutil de manos, que se pierden de vista, y os pare- cerá que no las mueve» (3).— Habla del tiempo nuestro autor, (1) Sagrario, lib. 22. (2) Silva espir., la Magdalena, cousid. 7, § 2. (3) Salmo 5, vers. 26, disc. i . 266 DESMALLARSE — DESMANDO en cuya opinión el verbo deslabrar importa deshacer lo labra- do, descomponer lo hecho, quitar la forma ó figura alterando y menoscabando las cosas esmeradamente fabricadas. Aquí entra el deslabrador, el deslabr amiento, lo deslabrable, lo deslabrativo, lo deslabr atorio, el deslabr adero, etc. Desmallarse El reflexivo desmallarse, originado de malla, échase me- nos en el recienteDiccionario, donde se áiceque «desmallar es, cortar las mallas, deshacerlas». Pineda nos habló con claridad cuando dijo: «Me veo enredado con esas vuestras arengas afi- ladoras, y no me sé desmallar» (1). — Donde al verbo desma- llarse conviene el desenredarse, desenvolverse, salir de labe- rintos, dar salida á un enredo, deshacer una maraña, como lo procura el pájaro prendido en las mallas de una red, ó el pez en los grillos de la nasa, ó la mosca en los hilos de la telaraña. Al desenmallarse corresponderán, desenmallador, desenma- llamiento, desenmallable, desenmallación, desenmallati- vo, etc. Desmando Pedro Vega: «No sé yo si acaso sería desmando sospe- char, que pudo atender á este adagio Moisés en el Éxodo, cuando dijo: Ego stabo in vértice collis habens virgam Dei in manii meay> (2).— El verbo desmandarse, hace sentido de «propasarse, descomedirse, desordenarse»: ¿de dónde viene sino del nombre desmando, que suena descomedimiento, des- orden, descortesía en el texto del clásico autor? El desmando estaría en aplicar el adagio de los griegos y latinos aliam quer- cum exente. Vocablo muy oportuno será el desmando para entrar en la familia del desmandado, desmandamiento , des- mandarse, desmandante, desmandativo, desmandatorio, etc. Pero es de advertir que el desmandado, por hispanismo, dice el que se desmanda activamente. (t) Duil.1,J'd3. (2) Salmo 7, vers. 5, disc. 3. \ DESMANTAHSE — DESMAÑO — DESMARAVILLAR 267 Desmaníarse PÍCARA Justina: «No hube bien acabado mi arenga, cuan- do la mujer se desmantó á sí, y me enmantó á mí» (1). — Quien tuviere cuenta con el verbo enmaniar, recibido por el Diccio- nario, no extrañará el desmantar , que al cabo dice quitar el manto ó la manta, así como el otro suena poner el manto ó manta, cubrir con él ó con ella. Quédese, pues, el desmaníar- se por privativo y propio de quitarse el manto ó de quitarse la manta, acción muy común entre señoras, no menos que entre campesinos, aquéllas por el manto, éstos por la manta. Aun el desmantillarse podría ser á propósito para quitarse la manti- lla, las que la usan para ir á la iglesia. ¿Y por qué no el des- mantillar por quitar las mantillas á los niños? Activo es des- mantar, reflexivo desmantarse. Derivados: desmantador, desmantamiento, desmantable , desmantadero, desmantativo , desmantación, desmantato- rio, etc. Desmaño Correas: «Hacer algo con desmano» (2). — Tenemos en el Diccionario el femenino desmaña, que es «falta dg maña y ha- bilidad». Pero el masculino desmaño, en concepto del clásico autor, denota desaliño, descuido, desaire, desadorno, des- aseo, desgaire; esto es, significa, no la falta de maña, sino la falta de aseo, la ausencia de aliño en las cosas. Alguna dife- rencia va del femenino al masculino. Del masculino parece sale el desmaño so. ¿Por qué de desmaño no había de salir desmañar, ó des- mañear, en el insinuado sentido? Desmaravillar Pineda: «Vos me disteis una maravilla para desmaravillar- me de otra» (3). — Claro está el sentido del verbo desmaravi- (1) Lib. 2, p. 2, cap. i, § 3, pág. 91. (2) Vocab., letra A. (3) Dial. 1, § 6. 268 DESMARCHAUSE llar, quitar la admiración, como lo pide aquí el prefijo des. Muy dueños eran los clásicos de formar semejantes verbos, pero más hábiles en aplicarlos con propiedad, comoquiera que su uso ahorra tal vez oraciones complicadas. Al activo desma- ravillar tocarán los vocablos desmaravillador, desmaravilla- miento, desmaravillable, desmaravillativo , etc. Desmarcharse Tomás Ramón: «Desmarchada una, las demás se desmar- chan y desparecen» (1). — Habla el clásico orador del enlace que han de tener entre sí las virtudes; tal, que «perdida una virtud, se pierden todas, y desmarchada una, las demás se des- marchan y desparecen... Todas hacen una camarada, todas comen en un plato, todas parecen no más que una, y una sola es todas juntas». Del contexto se infiere, que el verbo desmarcharse monta lo mismo que desviarse, descaminarse, desbandarse, desmandarse, apartarse de la marcha común, romper el orden del andar juntos. ¿Quién, hace dos siglos, empleó el verbo desmarcharse? En el día de hoy, mucho mar- charse, impropio, no castizo; pero desmarcharse ni por se- mejas. El verbo desmarchar parece podía usarse como activo en acepción de desordenar, tocante á multitud que anda en cuer- po, como decir: el caudillo desmarchó su tropa, el presidente ha desmarchado la junta, el rey desmarchará el ministerio. Cuando la muchedumbre de personas anda unida, á paso regu- lar, el desmarcharla será como desordenarla, ó por lo menos darle otro rumbo diferente del que llevaba. De este concepto nacería el desmarcharse, tomar otra dirección, separarse de los que marchaban juntos. Agregúense los derivados, desmar- chador, desmarchamiento, desmarchable, desmarchativo, desmarchadero, etc. El soldado incurrió pena de prisión por su atrevida desmarcha. (1) Dom. de la Trinidad, p. 4. DESMAYEZ — DESMEDRA 269 Desmayez Avala: «¿Para vencer robustos y alentados se han de armar de arneses de desmayez, de escudos de flaqueza?» (1). — Lindo nombre, formado del substantivo desmayo. Cualidad del desmayado es la desmayez, efecto de flaqueza ó de co- bardía. La terminación en ez pertenece en propiedad al roman- ce español; ninguna otra lengua la posee. Resabio es de la ter- minación eza, común al italiano y francés (en la forma ezza, esse), rastro es de la latina eias ó ¿fas, que el francés tomó por éíéó ité, el español la admitió por edad ó idad, el inglés por /■/}'; pero de e^ ningún idioma hizo uso. Sea, pues, desmayez vo- cablo rectamente formado en romance. Desmedra Coronel: «¿Pues cómo se infieren esas desmedras, de que Dios le condene á comer tierra?» (2). — Extrañeza causará, que habiendo el Diccionario hecho hincapié en la palabra medra, eche al tranzado la voz desmedra, poniendo desmedro en su lugar. Porque el nombre desmedra hállase en Coronel, entre otros autores clásicos, en significación contrapuesta á la de medra. Las desmedras alegadas por el autor son, andar ahi- tado, macilento, vivo esqueleto de la muerte, como en el lugar citado se dice; las cuales son desdichas, azares, infortunios, desgracias, quiebras, sinsabores, cual á desmedras conviene. No es esto decir, que la voz desmedro no sea castiza; que sí lo es, como lo vemos en Yepes: «Este manjar divino, en las almas mal dispuestas, causa desmedro y muerte» (3).— Aquí desme- dro dice pérdida, menoscabo, descaecimiento. Mas la desme- dra parece más comprensiva de males que desmedro. Sea de esto lo que se fuere, el uso de desmedra consta de otra auto- ridad, la de Fr. José de la Madre de Dios, que dice: «Esta (1) Hist. del Anticristo, trat. 5, disc. 25. (2) Serm. 6, la tentación, § 5. (3) Fifia de Santa Teresa, lib. 3, cap. 2L 270 DESMEDRADO — DESMEDROSO es la causa de la fuga del Profeta, la desmedra de su tierra, cuyo acrecentamiento se antepone á la vida más querida» (1). Desmedrado Con razón apuntó el Diccionario antiguo la voz desmedra- do; no porque acertase en hacerla participio del verbo desme- drar, que no todas veces lo es, sino porque siquiera la dio por. propia del romance, al revés del Diccionario moderno, que ni aún la insinuó en sus columnas. Pedro Vega: «Diligencias son to- das para que siempre el perrillo esté desmedrado» (2). — Adjeti- vo es sin duda el término desmedrado, comparable á desmejo- rado, flaco, enteco , de poca fuer za , débil, delgado. Muy á las claras se ve en el texto, no ser participio el desmedrado, pues tampoco lo es en las dos sentencias alegadas por el Dicciona- rio de Autoridades, primera y segunda edición. Porque sabida cosa es, que ciertos vocablos acabados en ado ó en ido, so color y con apariencias de participios pasivos, reciben signifi- cación activa, por privilegio de hispanismo otorgado de los clásicos autores á semejantes términos. En esta cuenta hemos de poner al desmedrado, que á las veces dice flaco y no en- flaquecido. Así el mozo enteco podrá responder: yo estoy flaco (desmedrado), porque flaco nací, ó porque el regalo me ha enflaquecido (desmedrado), ó porque ando descomido, ó porque siempre estoy enfermo, ó porque estegenio me consu- me las carnes. La importancia del adjetivo desmedrado no puede estar más á la vista. Su adverbio será desmedrada- mente. Desmedroso El adjetivo medroso produjo el desmedroso, que en su forma negativa dice valeroso, atrevido, alentado, desempa- chado, como se saca de la frase clásica de Malón: «Ser des- medroso para los vicios» (5). — Quiso el clásico decir: no tener (1) Los dos estados de Ninive cautiva i] libertada, cap. 1, consid. 17, pág. 306. (2) Salmo 2, vers. 5, disc. 3. (3) La Magdalena, p. 3, cap. 29. DESMODERADO — DESMORONABLE 271 reparo en pecar, cobrar osadía en los vicios, perder el freno del temor, echar el temor á las espaldas. Tales acciones con- vienen al desmedroso. Cuyo adverbio será desmedrosamente. Desmoderado Así como el Diccionario anticuó el adverbio desmoderada- mente, cierto que habría tenido por viejo el adjetivo desmode- rado, aunque le hubiese visto en el monumento más primoroso de la lengua española, cual es la Pícara Justina, donde leemos: «Sólo su cuerpo quedó desgobernado con el desmoderado can- sancio de las ¡das y venidas del bodegón al aposento» (1).— Llámase desmoderado lo excesivo, inmoderado, extremado, irregular: es privativo de moderado. Nótese en la frase de Justina, que el desgobernado es participio, pero el desmode- rado hace veces de adjetivo. Con todo, el desgobernado, cuando significa el que se gobierna mal, también es adjetivo y no participio, como es adjetivo el desmoderado por el que co- mete excesos sin moderación. Así Pero Sánchez llamó á la concupiscencia desmoderada, esto es, desordenada, pues también el desordenado es nombre adjetivo en ciertas locucio- nes como en aquella de Torres: «Destrozando la maleza de concupiscencias desordenadas» (2); á pesar de no haberlo ad- vertido el Diccionario de 1770. Al uso de los clásicos hemos de apelar para conocer el hispanismo de los vocablos. Desmoronable Rebolledo: «Es un polvo amasado, ó fácilmente desmoro- nable» (5).— Alguna semejanza tiene esie desmoronable con el desmenuzable del Diccionario; pero la diferencia está en refe- rirse éste á cosa «que se puede deshacer dividiéndola en par- tes menudas», así como desmoronable dice relación ó cosa fa- bricada de materia mineral, como sería una estatua de mármol, que se puede ir destruyendo, hasta hacerse desmenuzable. El desmoronable presupone construcción acabada, que va por (i) Lib. 2, p. 3, cap. 2, § 1, pág. 143. (2) Filos, mor., lib. 11, cap. 1. (3) Oraciones fiin., pág. 4. 272 DESMOSTOLAR — DESMUERTO SUS pasos contados arruinándose; el desmenuzable solamente habla con los trozos desmoronados. El originarse de muro el ad- jetivo desmoronadle, cual si dijera desmuronable, es causa de la dicha significación. Aplícase en sentido figurado á conceptos de cosas espirituales, como «desmoronable es la omnipotencia de Dios». De ahí nacerá el adverbio desmoronablemente . Desmostolar Verbo formado voluntariamente del nombre Móstoles, cuyos órganos hiciéronse famosos por el desconcierto de sus re- gistros. De aquí al verbo desmostolar tócale el sentido de des- componer, desconcertar, aturdir, atolondrar. Vémoslo en la Pícara Justina que, hablando de un bachillerejo primo suyo, dijo: «Si replicaban, les decía necedades desaforadas, y daba tal pernada que desmostolaba la gente» (1). — No es privativo sino antes ponderativo el verbo desmostolar. De alguna utili- dad serán sus derivados, desmostolador, desmostolamiento, desmostoladura, desmostolativo, desmostol adero, etc., en estilo jocoso. Apoya el Maestro Correas el uso de desmosto- lar con la frase «desmostolar un niño: caerle de cabeza» (2); esto es, dar con él de cabeza, descalabrarle la cabeza, des- componerle los miembros. Desmuerto El plural desmuertas pertenece al modismo á desmuertas, que significa con flojedad, sin vigor, tibiamente, á la buena de Dios, á echa levanta. Correas: «Hacer algo á desmuer- tas» (3). — El vocablo desmuerto no es negativo de muerto, sino antes completivo, ó siquiera diminutivo, cual si des equi- valiese á casi, como en desfallecido, que es medio ó casi fa- llecido. Así desmuerto será casi ó medio muerto; por ahí se saca el sentido del modo adverbial á desmuertas. El adverbio desmuertamente podía considerarse sinónimo suyo. (1) Lib. 2, p. 2, cap. 4, § 5, pág. 108. (2) Vocab., letra D. (3) Yocah., letra A. DESOCASIONARSE — DESOFENDERSE — DESOJARSE* 273 Desocasionarse Rodrigo: «Se mete en religión para desocasionarse de ofen- der á Dios» (1). — Por una frase entera vale el reflexivo des- ocasionarse, que significa hurtar el cuerpo á la ocasión, huir del peligro, salir de ocasiones, evitar tropiezos. No hay que buscar en el Diccionario este tan expresivo verbo. Por dicha leemos en él: <( Desocasionado; adj. ant. Qué está fuera ó apartado de la ocasión». Mas no sacamos de ahí luz para des- ocasionarse, si bien los dos textos alegados por el Dicciona- rio de 1770 ofrecen alguna noticia; pero no obsta que del adje- tivo formemos el adverbio desocasionadamente para decir: en religión vivimos más desocasionadamente que en el siglo. Otros derivados podrán aplicarse con alguna conveniencia. Desofenderse Mata: «¡Oh sangre de Dios, que se vence á sí misma ven- dida y ofendida, y se desofende y aplaca!» (2). — El verbo des- ofenderse es no darse por ofendido después de la recibida ofensa. El desofenderse es un serenarse el ánimo en sí mismo perdonando la ofensa, como lo hace el marido que olvida la desenvoltura de su mujer cuando ésta le pidió perdón. Contra la o/e/zsí?" estará la desofensa. Los derivados: desofensor, desofensible , desofendiente, desofensivo, etc. Desojarse* Nieremberg: «Desojarse en no darle disgusto» (3).— Así como el desojarse propio dice mirar con ahinco, así el figu- rado es esmerarse, despabilarse, desvelarse, despulsarse, andar solícito, ansioso y diligente. No lo advirtió el Dicciona- rio, pero no se le puede regatear al reflexivo desojarse el sentido metafórico de este nuevo significado, que es consi- guiente al mirar con ahinco, y aun tal vez la causa de él, ó á (1) Arte, p. 1, cap. 5. (2) Cuaresma, Mandato, disc. 3. (3) Prodigio, lib. 4, cap. 6. 18 274 DESOLAZAR — DESOSPECHAR lo menos acción conjunta. Me desojo porque me desojo por ti, dirá en dos sentidos el mirón; esto es, registro con tanta dili- gencia, porque me esmero en servirte. Los derivados serán desojador, desoj amiento, desojable, desbjativo, desojaderOy desojatorio, desojante, desoj adámente, etc. No estorba lo dicho, que desojarse se tome también por romperse á la aguja ó á otro instrumento el ojo de que consta, como el Diccionario antiguo advirtió. Desolazar El verbo solazar produjo su contrario desolazar, que es inquietar, como se ve en este texto de Alvarez: «¿Qué es lo que le desolaza y alborota? ¿De dónde nacen los temores que así le acobardan y malogran su miserable gusto?» (1). — Turbar el solaz, dar recelo, quitar el gusto, es desolazar. De aquí vendría el desolaz, ó desoía zamiento, y el desolazadamente, y el desolazador, etc., si estos vocablos se recibiesen por bien formados, pues fundamento no falta para ello. Desospechar Montería: «La está desospechando conla vista» (2). — Por el hilo de sospechar, que consiste en recelar, desconfiar, dudar y sacaremos el ovillo del verbo desospechar, contrario suyo, en sentido de asegurar, confiar, dejar sin recelo ni duda. Ha- bla el autor de una liebre á quien mirando el cazador en su cado, la está como asegurando que no la ve, con que se está ella sin recelar ni temerse del cazador: esto es desospechar, quitar la sospecha, alejar la desconfianza, desvanecer la duda, apartar el recelo, cuando había motivo de tenerle. Es verbo activo de suyo, bien que podrá ser á veces neutro. El Diccionario no sospechó el uso de este notabilísimo verbo, pero el autor de la Montería y otros muchos que le usaron, nos desospechan con su frecuente repetición. Desospechador, desospechamicnto, desospechadle, desospechativo, desospcchatorio, desospe- chadizo, etc., serán de algún socorro al escritor. (1) Silva espir., dom. 3, de Adviento, consid. 1, § L (2) Lib. 4. DESPAVESADER/S S — DESPECHO* — DESPECHORRADO 275 Despavesaderas ^ Rebolledo: «Toma las despavesaderas y hace que va á limpiar la vela, y mátala» (1).— Como despavesar convenga con despabilar cuanto á la acepción propia, que es «quitar la pavesa ó la parte quemada de la mecha á la luz artificial»; así el plural despavesaderas corresponde al plural despabilade- ras, esto es, «tijeras con que se despabila^. Sólo faltaba ver en el Diccionario confirmada esa correspondencia verbal, bien que basta la autoridad del clásico Rebolledo para dejarnos sin linaje de duda. Despecho* FoNSECA trae la locución decir despechos y escarnios (2), en sentido de decir baldones, oprobios, injurias, donaires ofensivos y oprobiosos. Por malquerencia y desesperación toma el Diccionario el nombre despecho; mas no hay duda sino que, á lo menos en plural, significa desprecio con ira, según lo requiere el latín despectus. El derivado despechoso partici- pará de dicha significación, notada ya por el Diccionario de 1770. Despechorrado Por el vocablo pecho puede rastrearse el sentido del nom- bre despechorrado, equivalente al despechugado, que mues- tra el pecho, trayéndole descubierto. Tomás Ramón, hablando de la mujer modesta, traduce un texto de San Jerónimo, en esta forma: «Cuando sale fuera de su casa, no anda depecho- rrada, descubierto el cuello, y mostrando su cabellera, sino que se cubre el rostro, y con solo un ojo mira adonde ha de poner los pies, para no dar de ojos» (3). — Las palabras del Santo Doctor son: non pectus, non colla denudat, donde cla- ramente se echa de ver la significación dicha. Ponderativa es (i) Orac. fun., pág. 188. (2) Vida de Cristo, p. 1, cap. 27. (3) Puntos escriptur., t. 2, dom. 14, p. 1, pág. IM. 276 DESPENITENCIAR la dicción despechar rado, formada de pechorro, aumentativo de /7 (2). — Muy otro es este Dondiego del asentado en el Diccionario. Tal vez de haber pedido gollerías los hijos del Ze- bedeo, le vino al Dondiego el significar presumido y entonado. Dormitación «Estar medio dormido», es dormitar, dice el Diccionario; mas calla lo que sea dormitación. Tapia: «Dar sueño á sus ojos, dormitación á sus párpados» (3). — No pone Tapia diferen- cia entre el sueño de los ojos y la dormitación de los párpados, como apenas la ponían otros clásicos entre dormitar y dor- mir, pues QuzMÁN decía: «Dormitarás otro poco y trabarás las manos para dormir» (4). — A veces dormitar era tener ganas de dormir, otras entregarse al sueño, otras cabecear por la fuerza del sueño. Los latinos ahijaron estos sentidos al verbo dormitare, como en aquel dormitat Homerus. De modo que dormitación es equivalente á sueño, al acto de dormir, si bien podía pretender el concepto de gana de dormir. Dromedear Pícara Justina: «Me buscasen en una pollina mansa, en que yo dromedease la llanada que hay desde Mansilla á la noble ciu- dad de León» (5). —Parece que de dromedario había de salir el (1) Yocah. de refranes, letra E, pág. 131, col. 2.^ (2) Jhid. (3) Discurs., pág. 518. (4) Bienes, disc. 2, § 1. (5) Lib. 2, p. 2, cap. 1, pág. 4. DULCIAGRO 297 i verbo dromedarear,y no dromedear;vad& lo largo déla palabra se componíamal conlaviveza delalocuc¡ón;fuerade que drome- dal es también dromedario; además, el griego Bpojia?, SponaBo?, que suena currens (el que corre), obvia todas las dificultades. Sea, pues, dromedear lo mismo que cabalgar, montar, Jine- tear. Por activo le usó la Justina, según parece del texto. Sa- qúense los derivados, dromedeador, dr orne de amiento , drome- deadura, dromedeativo, dromedeable, etc. Dulciagro Constituye el Diccionario la noción de agridulce en «tener mezcla de agrio y dulce». Pero Aquilar nos enseña la palabra dulciagro ó dulciagrio, que parece ser lo mismo, y no lo es, como se saca de su sentencia: «La virtud es agridulce, el vicio es dulciagro». — «Por apuntar al agridulce de la virtud, asesta al dulciagro del deleite» (1).— ¿En qué está la diferencia de estos dos nombres? En que lo que empieza por amargo y re- mata en dulce, es agridulce, como la virtud; lo que tiene en- trada suave y dulce, pero salida penosa, merece título de dul- ciagrio. Donde no en la mezcla, sino en el dejo y sabor final está la significación de ambas voces, las cuales podrán apli- carse á frutas, jarabes, purgas, etc. Fórmese el adverbio en mente, si es menester. (1) Estatua, sec. 2, vers. 2, cap. 4. E Echadiza Pícara Justina: «Híceme cuenta, que pues no había res- pondido á la echadiza del camino, mejor era llevarlo por la vía de colotorto» (1). — Apellídase echadiza, nombre substantivo, la acción de dejar caer con disimulo y arte alguna especie a\ intento de rastrear ó sonsacar algo. El Diccionario atribuye esa acción al hombre, que por eso le denomina echadizo subs- tantivándole; mas la echadiza, aplicada á cosa, cállala por en- tero. No la calló la Justina, antes quiso dársela á beber al fullero del estudiante. Elegibilidad HuÉLAMO: «No caminan á las parejas la bondad de una cosa y su elegibilidad, porque se debe mirar el tiempo, la ocasión y la necesidad» (2). — Da el Diccionario moderno la definición de la palabra elegibilidad en esta forma: «Capacidad legal para obtener un cargo elegible». Aunque el Diccionario de Autori- dades dejó de apuntar la voz elegibilidad, pero la noción que trae de elegible no da de si la de la elegibilidad moderna; la cual dicción es tan antigua como el clásico Huélamo, quien la usó en sentido general, aplicable á personas y á cosas. Es, pues, elegibilidad la capacidad de ser elegible, ó la calidad (i) Lib. 2, p. 2, cap. 2, § 2, pág. 38. (2) Misierios. disc. 7, § 11. ELLO* — EMBALLENADO 299 de elegible, sea legal ó natural, con ojo á cargo ó á otra ocu- pación. Ello* EsTEBANiLLO: «Tuvimos de elio con ello» (1). — Alcalá: «Aquí era ello; alza Dios tu ira» (2). — La segunda autoridad queda explicada en el Diccionario, no así la primera, en que el pronombre ello está en caso oblicuo, si bien debe decirse que hace sentido de lance aparado, conflicto, escaramuza, riña, con- tienda, peleona, palabrada, ó cosa tal. Porque en estos casos los contendientes suelen usar de fórmulas como estas: «ello es así, ello es la verdad, de ellonose hable, ello severa, conello me entierren», con que porfían, cual si en la vaguedad de ello se ponderase alguna cosa de importancia. El Diccionario en su im- presión última añadió el Suplemento, donde explicando más la palabra ello, dice que «haber de ello con de ello es haber dis- puta ó contienda». Pero la expresión legítima no es de ello con de ello, sino de ello con ello, como lo convence el Estebanillo. Porque la palabra ello, aunque por lo común se entremete en la conversación baldíamente, como palabra muerta, pero tal vez significa asunto grave, cosa de gran consideración, cuyo significado se infiere del verbo que la antecede ó acompaña. Emballenado Nombre substantivo es la voz emballenado, como guisado, rizado, embaldosado, etc.; significa armazón compuesta de ballenas, como corsé, cotilla. Tamayo: «Los emballenados la tienen en bastidor» (3). — El Diccionario contentóse con emba- llenador y emballenar. Aun se le podía añadir la palabra em- ballenamiento, acción y efecto de emballenar, emballenable, emballenadura, emballenatorio, etc. Va el autor describiendo los atavíos y galas de la mujer, atenta á lucir prodigalidad de telas, con que sacar á vistas la pompa de su bizarra hermosura. Entre los aparatos en que asientan los adornos, cuéntanse los (1) Cap. 5. (2) El Donado, p. 1, cap. 4. (8) El Mostrador, núm. mi. 300 EMBOZALAR — EMBREGAR emballenados, tiras de láminas (por lo común de ballena), re- cubiertas con lienzo, que se ajustan al tallé del cuerpo con tanta apretura, cual si tuviesen á la pobre mujer como tablero de tienda, en bastidor, hecha un aparador de galas. Así se en- tienden los emballenados, nombre genérico, aplicable á las armazones que mantienen tiesa y firme la forma de los trajes. Embozalar Fernández: «Ordenó que al buey que trilla no lo emboza- lasen» (1).— El verbo embozalar, formado del nombre bozal, significa /70/zer el bozal á las bestias para que no hagan daño á los panes, como lo dice la frase del clásico autor, que no hizo sino traducir la de la Sagrada Escritura, expresiva del dicho concepto. El Diccionario calló este verbo embozalar asentan- do el verbo embozar en sentido de «poner el bozal á las caba- llerías ó á los perros». No se ve con claridad cómo embozar sea poner el bozal, puesto que bozo no es bozal, según del pro- pio Diccionario consta. Dígase muy en hora buena que embozar es poner el bozo á las caballerías, esto es, echarles sobre la boca el cabestro ó cuerda con el nudo por debajo; pero cuando se les emboca la esportilla colgada de la cabeza para que no se paren á comer, que esto es lo que llamamos bozal, entonces viene de molde el verbo embozalar. Derivados: embozalador, embozalamiento, embozalable, embozalativo, embozaladura, embozálalo rio, embozaladc- ro, etc. Emb regar No admite el Diccionario sino la forma reflexiva de embre- gan «.embregarse, meterse en bregas y cuestiones». Desde que el Diccionario de Autoridades sacó á plaza el embregar- se, las demás ediciones no han hecho sino repetir la cantinela, sin reparar en el uso de los clásicos, que como Paláu em- pleaban en forma neutra el verbo embregar: «Vos pecáis, vos juráis, vos matáis, vos reñís y embregáis, vos cortáis por la (1) Demonstr. caiól., fol. 121. á EMBCTIRSE — EMPAÑAR 301 justicia, ó por lo menos disimuláis con ella» (1).— Conforme á esta acepción diríamos: «fulano es amigo de embregar; embre- gaba con todo el mundo». No estará demás advertir, que el Diccionario primero de Autoridades recibió el reflexivo embre- garse sin apoyo de sentencia clásica; el segundo de 1770 no adelantó la averiguación, remitióse al Tesoro de Covarrubias. Derivados: embregador, embregamiento, embregadura, emb regato rio, embregativo, embregadero, etc. Embutirse Aunque el Diccionario haya concedido al verbo embutir la acepción figurada y familiar de comer demasiado, tragar con exceso, glotonear; mas no se la reconoció al reflexivo embu- tirse, como la hallamos en el clásico Torres: «Tantos puntos desprende el hombre en la tela de su vida, cuantas veces se embute demasiado, por lo que gasta y ocupa el calor natu- ral» (2). — Por manera que al embutirse le cuadra la dicha figu- rada acepción. Extrañeza causa que el primer Diccionario de Autoridades, con alegar otro embutirse del propio Torres, no cayese en la cuenta de la forma reflexiva: más extraño que el segundo de 1770 tampoco diese en ello. Derivados: embutidor, embutimiento, embutible, embuti- dero, embutitivo, embutidura, etc. Empañar Pineda: «Yo me persuado que vuestra madre os refresca el cerro con leche á las mañanas al tiempo del empañaros» (5). —El verbo empañar Si^XicasQ. á las criaturas en el Diccionario, contra el dicho de Pineda que le acomoda al vestir de mucha- chos, como lo era el interlocutor. La frase refrescar el cerro con leche, para decir tratar con blandura y mimo, es elegan- tísima en castellano, diferente de aquella otra pasar la mano por el cerro, significativa de lisonjear, adular. Mas tornando (1) Sermones de P. Francisco de Mendoza, traducidos del portu- gués, Serm. 2 de Ceniza, núm. 11. (2) Filos, mor., lib. 11, cap. 2. (3) Dial. 8, § 1. 302 EMPAPAMIENTO — EMPATAR* al empañar, notemos cómo vale cubrir con paños cosas ó per- sonas, chicas ó grandes, poco más ó menos como el verbo en- trapar: aun figuradamente podíamos tratarle por ocultar, es- conder, como oro en paño, muy guardada algún ^"osa. Con los infantes podía usarse el verbo empañalar , de panales; ó enmantillar, de mantillas, como en otro lugar va dicho. Sir- van los derivados de empañar, empañador, empañamiento, empañable, empañadura, empañatorio, etc. Empapamiento No se apunta en el Diccionario otra voz derivada que acom- pañe al verbo empapar. Bien será recibir el substantivo empa- pamiento, para significar la acción de empapar ó su natural efecto. Empleóle San Juan de la Cruz en la frase «causar em- papamiento y suspensión»(l).— Metafórico es el empapamiento del clásico autor, en sentido de embelesamiento causado en el alma contemplativa empapada en la consideración de una verdad, ú ocupada de algún piadoso afecto. Los dos sentidos, propio y figurado, del nombre empapamiento son fáciles de colegir de lo dicho. ¡Cuántos derivados sería menester intro- ducir en el uso corriente, recogidos de los clásicos autores! Empatar* Otorga el Diccionario al verbo empatar la acepción de suspender cuando se aplica á resolución ó deliberación inten- tada. El clásico NiSENO extendió esa significación con más amplitud á todo linaje de suspensiones, cuando dijo: «La que no trata de otra cosa que de empatar las inclemencias de los tiempos porque no ha de sentir ni el ceño del invierno ni la llama del estío» (2). — Para entender mejor la índole del figura- do empatar, bastará poner los ojos en su sentido recto y lite- ral. Do. pata formóse empatar, que qs poner de patas, plantar, poner tieso de pies, como sería empatar la mesa, ó en el re- flexivo, «el caballo, después de encabritarse, al fin se empató sin moverse más». De aquí nace el figurado empatar, que (1) Subida de Monte Carmelo, lib. 11, cap. 14. (2) El Político del cielo, p. 2, lib. 6, cap. 8. # EMPOLLAR* 303 viene á ser como dejar tieso, impedir el curso, embarazar la acción, estorbar la influencia, dejar plantado y sin efecto, frustrar el influjo de algún agente. Cuando las damas del mun- do, por excusar molestias se previenen contra las inclemencias del frío ó contra los ardores del calor, de suerte que en invier- no anden cómodamente bien entafetanadas y en verano alige- radas y frescas, entonces se dice que empatan las inclemen' cias de los tiempos, porque las tales inclemencias quedan frustradas y sin efecto en las personas señoriles, las cuales con sus industrias costosas en casa y fuera de ella embarazan, estorban, dejan baldías y paradas las inclemencias de las esta- ciones . Así entendido el metafórico empatar podrá aplicarse á todo cuanto dé lugar á meter la pata con ánimo de impedirlo ó suspenderlo. Verbigracia: «El alcalde empató la procesión; para empatar mis intentos, metiste la pata, pero no te valió; el tramoyero quiso empatar la prosecución del asunto; no empata- réis los acuerdos de la junta».— Es de presumir que de empa- tar salió el nombre empate, y no al revés. Cuando la Pícara Justina dijo: «Viendo que se ha empatado la corriente de mi historia» (1); y Cáncer añadió: «Pues que ninguno por ellos, Tiene el hábito empatado» (2), usaron la reflexiva y pasiva de empatar en el sentido que hemos asentado. La frase empatáronse los votos solamente será legítima cuando signifique quedaron frustrados, como por ejemplo, si al presidente de la junta tocan dos votos, y dieron el suyo once contra nueve; 'entonces añadiendo los suyos el presidente podrá decir: con mi votación empatáronse los votos; pero mejor di- jera: mis votos empataron la elección. Demás de empatado y empatadera, podrán mirarse como derivados el empatador, empatación, empatamiento, empatadle, empatadero, empata- tivo, empatadamente, empatatorio, empatadizo , etc. Empollar * Pedro Vega: «Borrascas que traen provecho, naufragios que son granjerias para su dueño, olas turbias y empolladas (1) Lib. 1. Introd., pág. 2. (2) Obr. poét.,fol. 78, 304 EMPREÑAR*— EMPREÑO mareas, que con razón causan alegría» (1).— «Las tempestades déla mar y elementos mientras duran, empollan las aguas, anu- blan el cielo, espesan el aire, escurecen la tierra» (2). — El verbo empollar se toma por ampollar, esto es, hacer ampo- llas, burbujas, espumas, oleadas, alborotos en las aguas. El Diccionario se limitó á criar ampollas para el verbo empo- llar, al que llama anticuado, sin que se haga mención de tal sentido en el Diccionario de 1770. Véanse los derivados, em- pollador, empollamiento, empolladura, etc. Empreñar* Correas: «Empreñarse del aire».— «Empréñase de lo pri- mero que oye» (5). — El Diccionario pone por significación de empreñar ésia: «Hacer concebir á la hembra». Entretanto omite la figurada, que Correas nos dejó^bien manifiesta, puesto que el Diccionario de Autoridades no hizo caudal de semejante verbo. La segunda frase de Correas significa ser uno fácil en dar crédito, dejarse llevar de credulidad inconsiderada, entregarse por ligera credulidad á otro, creer de ligero, dar fe á cualquier noticia: esto suena el reflexivo empreñar- se. A los oídos de los modernos disuena este vocablo; en su lugar han substituido el impregnar é impregnarse que bien mirado disuena más. La diferencia está en ser éste más latino que aquél; pero ambos á dos vienen del latín, y significan el mismo concepto, salvo que el empreñarse en su forma es más español y expresivo. Saldrán de él derivados de útil aplicación. Empreño Alvarez: «La gran fuerza que' tuvo la divina palabra, y aquel virtuosísimo empreño de tanta flor y lindeza que con ella hizo Dios cuando dijo: produzca la tierra hierbas y flores» (4). — El empreño viene á ser la fecundidad, abundancia de cosas (1) Salmo 7, título, disc. 2. (2) Ibid, (3) Vocab., letra E. (4) Silva espir., la Magdalena, consid. 10, § 2. ENANARSE — ENACERADO — ENARCARSE* 305 dadas á luz, ó parto de ellas. Este sentido es metafórico; el propio por sabido se calla. Enanarse Rebullosa: «Si no te enanas, aniñas y apequeñas, no es posible te enseñe» (1). — Tenemos aquí dos verbos reflexivos enanarse y apequeñarse, echados menos en el Diccionario, propios de la lengua, el uno formado de enano, el otro á^ pe- queño, ambos equivalentes á apocarse, hacerse niño, con- vertirse en chiquito, hacerse nonadilla, bajar á lo profundo de la poca estimación, hallarse peor que todos. Entrambos reciben sentido propio y sentido figurado, como está dicho. Enanador, enanamiento, enanación, enanadero, enanativo, enanadizo, enanadura, enanatorio, enanadamente, etc., se aplicarán convenientemente como fruto de la derivación. Enacerado Pero Sánchez: «Por enacerada y endurecida que esté el alma del pecador, por la continuación y costumbre del peca- do» (2). — El adjetivo enacerado puede mirarse como participio del verbo enacerar, que significará hacer como de acero una cosa, cubrirla con acero, endurecerla como el acero. El Diccio- nario trae el verbo acerar; pero nadie podrá duda en que mu- chos verbos reciben el prefijo en, como ensillar, enalbardar, enjar retar, etc., cuando se forman de nombre substantivo. El sentido metafórico de enacerado será irresistible, fuerte, impenetrable; su adverbio, enacer adámente. Enarcarse* «Tomar figura de arco»: así define el Diccionario el verbo enarcarse. Pero el clásico Malón propone los verbos debi- litarse, encogerse, adelgazarse, como sinónimos de enar- carse (3), que es lo que dijo Correas: «Estar hecho un gal- (1) Conceptos, lección 1. (2) Árbol, consid. 6, cap. 5. (.3) La Magdalena, p. B, cap. 28. 20 306 ENARQUEAR — ENCADARSE — ENCALABRIAR* go» (1), para significar estar encogido. De manera que al ver- bo reflexivo enarcarse le convienen dos acepciones figura- das: encogerse y enflaquecerse; ninguna de ellas acotada en el Diccionario. Los derivados: enarcadory enarc amiento y enarcable, enarcativo, enarcatorio, enarcadura, enar- c adámente y etc. Al activo enarcar tócale el concepto propio de poner en forma de arco alguna cosa; al reflexivo enarcarse le tocará ponerse uno en arco, arquearse. Enarquear Salazar: «Luego arruga la frente, | Enarquea las cejas 1 Y retuerce el hocico» (2). — Semejante es el enarquear al arquear, cuanto al sentido, no ajeno del dicho enarcar en acepción propia; pero la figurada más toca á enarcar que á enarquear. Encadarse Jarque: «Temiendo la muerte con que le amenaza, se enca- da como tímido conejuelo» (3). — El nombre substantivo cado, que es huronera ó madriguera, dio á luz el verbo encadarse, significativo de meterse en el cado, esconderse en la madri- guera, agazaparse, acoquinarse, acobardarse, pues tales son los sentidos, propio y figurado, del encadarse; no señalado en el Diccionario, tal vez por ser la voz cado particular de Aragón y Navarra, siquiera halle en latín la razón de su signi- ficado. Los derivados: encadador, encadable, encadamientOy encadativo, etc. Encalabriar* Torres: «La gula poniendo al hombre olvido de lo que es y debe á Dios, encalábriale el corazón con el engaño de dioses (1) Yocab., letra E. (2) Silvas, disc. 3. (3) El Orador, t. 1, disc. 3, § 12. ENCAMISAR 307 falsos» (1).— Al trabucar del seso y al obscurecer del juicio sucede el encalabriar del corazón. Ladea el Diccionario el verbo encalabriar con el encalabrinar, pareciéndole son sinónimos, Pero encalabrinar es «llenar la cabeza de un Vapor ó hálito que la turbe»; mas el encalabriar se dice aquí del corazón; luego no son verbos sinónimos. Si hemos de decir la verdad, salvo yerro de imprenta, léese en el libro de Torres encalámbriale el corazón. Verbo peregrino sería encalam- briar, formado de calambre, muy á propósito para represen- tar el entorpecer, embrutecer , pasmar , hechizar el corazón. La impresión primera, que es del año 1602, no pone entre las erratas de imprenta el verbo encalambriar. Si en verdad fue- se encalabriar, y no encalambriar, aun podría defenderse la propiedad de entorpecer ó embrutecer el corazón, por cuanto la ceguera del entendimiento endurece la voluntad, la cual en- calabriada hace el corazón torpe y bestial. Agosta dijo: «El modo más sano y más limpio, y que menos encalabria, es de maíz tostado» (2). — Rívadeneira también: «Estando la cabeza con la beodez enca5abriada y turbada» (3), — Ambos autores atribuyen el encalabriar á la cabeza, como si dijese embria- garla; pero esa acepción, que confirma la del Diccionario, no sería la única del verbo encalabriar, puesto que Torres algo más que eso pide para el corazón encalabriado. En lo demás de la anticuación del encalabriar, no hay pe- queño inconveniente si es verbo aparte y por sí, con su acep- ción especial; fuera de ser tan graves y remirados los autores que le usaron sin escrúpulo en sus calificados escritos. Encamisar Zamora: «Encamisando sus faltas, quieren parecer santos sin serlo» (4). — Quien se entere del verbo encamisarse, cuya definición es «disfrazarse los soldados para una sorpresa noc- turna, cubriéndose con camisas, á fin de no confundirse con los enemigos», podrá sacar el sentido de Zamora en el texto (1) Filos, mor., lib. 11, cap. 7. (2) Hist. de las Indias, lib. 4, cap. 16. iji) Cisma, lib. 3, cap. 12. (4-) Serm. de Ceniza, § o. 308 ENCANCELAR — ENCANELONARSE alegado; pero extrañará que el Diccionario no haya advertido la acepción metafórica de encamisar, que es disfrazar, disi- mular, encubrir, echar un velo, paliar^ solapar. La verdad sea, que encamisar es verbo activo, y no reflexivo solamente. La razón es clara: encamisar en su acepción propia es poner la camisa encima de alguno, como lo hace la madre que enca- misa al niño pequeño, á^s^nés de lavado; ¿qué será en su acepción figurada sino cubrir, encubrir, paliar, disimular las travesuras del niño mayor? Los derivados serán: encami- sador, encamisamiento, encamisable, encamisadura, etc. Encancelar Claro está que viene este verbo de cancel, dicho vidriera ó reparo para impedir el aire ó guardar la persona. Luego en- cancelar será meter en cancel, poner entre celosías, guar- dar en escaparate, como lo vemos en Aguilar: «Obra siempre el alma, pero con menos libertad, encancelada entre celosías de sentidos» (1).— El encancelar clásico, no advertido del Diccionario, hará gran papel en personas y cosas que no sue- len guardarse sino con cristales ó con persianas por donde pe- netre la vista, como el alma por celosías de sentidos. Encan- celador, encancelamiento, encanceladura, encancelatorio, encancelativo, encane el adero, encanceladuria, encancela- damente, etc., son derivados de buena ley. Encaneionarse Monroy: «Con su nombre se almibara, | Se aloja, se en- canelona» (2).— El nombre canelón representa, entre otros conceptos, el de «confite largo que tiene dentro una raja de canela ó de acitrón». Así encaneionarse, formado de canelón, será hacerse meloso, endulzarse, azucararse, respirar me- losidady terneza. El Diccionario no hizo caudal de este verbo; tal vez le parecería forjado voluntariamente, como otros que Monroy empleó en el mismo lugar; mas con todo, sería hacer honra á los ingenios inventores el tenerle en cuenta de castizo. (1) Estatua, sec. 2, vers. 2, cap. 3. (2) Mudanzas de la fortuna. # . ENCAPULLADO — ENXARBONADO — ENCARCAVINAR* 309 De sus derivados encanelonador , encanelonamíento, encane- lonadura, etc., haga el escritor el uso que bien le cuadre. Encapullado Dícese encapullado lo que está encerrado como la flor en su capullo, como la fruta en su yema. De capullo formóse en- capullado. Valderrama: «Primero salieron unas yemas cerra- das, encapullada la flor, y luego ellas se abrieron y dilataron con sus hojas» (1). — Así encapullado aplícase directamente á los botones de las plantas; figuradamente se aplicará á todo cuanto ha de brotar despacio, estando oculto como en flor. Encapulladamente será el adverbio. No sentaría mal el verbo encapullar , contenido en encapullado, como en encañonado el encañonar, en encapotado el encapotar. Encarbonado Pedro Vega: «Así se entra á veces el mastín del infierno, lleno de podres, y encarbonado de los tizones y azufre de allá» (2). — El encarbonado es tiznado del hollín, ennegrecido con el car3ón; íórmase de carbón. Ni encarbonado, ni carbo- nado se descubre en el Diccionario. De ahí podía nacer el verbo encartonar y demás vocablos de la familia. Encarcavinar* Oña: «Un sumidero asqueroso, que atafaga y encarcavina mil sentidos» (3). — Quevedo: «Encarcavina su tufo» (4). — Las dos acepciones del verbo encarcavinar son: la propia, «^meter en la carcavina ó cárcava», llenar la cabeza de mal olor, como el que sale de las cárcavas; la figurada, sofocar, aturdir, ato- londrar, porque ese efecto causa el encarcavinar propio. De estos dos sentidos el Diccionario sólo trae el primero y literal. Castizamente hablaría quien dijese: «sus razones me encarca- (1) Ejercicios, p. 1, cap. 11. (2) Salmo 4, vers. 3, disc. 2. (3) Postrimerías, lib. i, cap. 3, d. 2. (4) Musa 6, rom. 79. 310 ENCENIZADO — ENCEPARSE — ENCESTAR* vinaron, tu charla me encarcavina». En el día de hoy con el exótico ridículo asfixiar se da cabo á todos los dichos efec- tos. Derivación: encarcavinador, encarcavinamiento, encar- cavinadero, encarcavinatorio, encarcavinativo, etc. Encenizado Aunque sea mucha verdad que no dejó el Diccionario de poner de manifiesto el verbo encertizar, «cubrir de ceniza»; también lo es que al omitir el adjetivo encenizado privó al ro- mance de un nombre que en sentido metafórico significa peni- tente, conforme á la costumbre de los antiguos que en señal de penitencia se echaban ceniza sobre la cabeza, como en repre- sentación del dolor y extremado sentimiento de sus culpas. Pedro Vega: «En substancia es presentarse ante Dios en traje de extrañamente triste y encenizado» (1). — Encenizadamente será como en figura de penitencia. Enceparse Una de las acepciones del verbo encepar es, dice el Dic- cionario, «echar raíces y penetrar bien en la tierra las plantas y los árboles». Por neutro queda calificado el encepar en este sentido. Pero el M. León le usó en forma reflexiva, diciendo: «El grano se encepa» (2).— Verdad es que otros autores le tu- vieron por intransitivo, pues por esta causa le juzgó tal el Dic- cionario de Autoridades; mas eso no quita que también pueda emplearse como reflexivo en esta acepción de arraigarse ó arraigar con fuerza. Los derivados serían: encepador, ence- pamiento, encepadcro, encepativo, encepadizo, encepación, encepadamente, etc. No es para echado en olvido que encepar suena también meter en el cepo, como verbo activo. Encestar* Pineda: «Fué un argumentista, que volvía y revolvía las disputas de arte, que encestaba á los que con él disputa- (1) Salmo 5, vers. 10, disc. 1. (2) Job, cap. 37. ENCETBADO ENCLAUSTRARSE 311 ban» (1).— Habla el autor del sofista Hidra, notado por Platón. Lo que dice del encestar, no se entiende «recoger, guardar, meter en un cesto»; ni «embaucar, engañar», como quiso el Dic- cionario antiguo, sino lo que figuradamente llamamos meter en el saco (frase no apuntada en el Diccionario), de suerte que en el pendenciar dos entre sí, no deje el uno escapatoria al otro, sino que le meta en un callejón sin salida, como en un cesto ó saco, de donde le sea imposible escabullirse. Vemos, pues, dos sentidos de encestar, el uno propio, el otro figurado: el pro- pio, recoger en un cesto; el figurado, concluir argumentando sin vuelta de hoja. Algo se parece á esta significación, aunque no es la misma, la del Diccionario: «Meter á uno en un cesto: especie de pena vergonzosa que antiguamente se usó». Adviértase: el engañar, si se aplica al encestar, no será porque el argumentista silogice con sofísticas razones, sino tal vez porque concluye con impensados argumentos; mas eso no es engañar, aunque sea coger al contrincante en la ratonera armada con queso. Comoquiera, el encestar no dice, en su figurada acepción, si los argumentos andan cojos ó según ley. Los derivados sean: encestador , encestamiento, encestadero, encestadura, encestación, encestativo, encestatorio, etc. Encetrado El vocablo cetre, que significa el caldero ó calderilla, dio lugar al nombre encetrado, cuya acepción parece ser metido, hundido, según que se descubre en el texto de Alvarez: «La muerte os tiene los cuerpos minados, y las vidas ya encetradas con pasiones y achaques nacidos de la misma vejez» (2). — Cada cual podrá de esta voz sacar otras muchas, tan ajenas como ella del Diccionario. Enclaustrarse El Diccionario moderno dio de mano á la significación figu- rada de claustro, expuesta en el antiguo por estas palabras: «el seno ó vientre que en sí contiene ó encierra alguna cosa»; (1) Dial. U, § 37. (2) Silva, Septuagésima, consid. 4, § 2, 312 ENCOCHADO en esta acepción empleaban los clásicos el nombre claustro con frecuencia. De la cual nació el verbo enclaustrarse, usa- do por Valdelomar en el sermón de San Juan de Sahagún: «Disponeos enclaustrándoos entre las concavidades de aquel peñasco» {\).— Enclaustrarse es aquí sencillamente encerrar- se, recogerse, esconderse, ocultarse. Muy diverso sería en el pasaje de Valdelomar el adjetivo enclaustrado, del propuesto en el Diccionario por estas palabras: «Metido ó encerrado en claustro, convento ó monasterio». Lo más digno de considera- ción es, que el enclaustrado del Diccionario moderno se decía ser de poco uso en el de 1770. Puede comprobarse lo dicho con la autoridad de Zamora, que usa el verbo enclaustrar con harta frecuencia. «Los abis- mos, que en las cavernas más profundas están enclaustrados, sólo con volver Dios los ojos se turbaron» (2).— Al latín claustrum tiraba el enclaustrarse de los clásicos. La derivación dirá: enclaustrador, enclaustr amiento , enclaustradle, enclaustra- dero, enclaustrativo, enclaustr adur a, enclaustr adámente., enclaustr atorio, etc. Encochado Pineda: Las mujeres que trotan las calles y plazas, enco- chadas y soncochadas, y no quieren ir á la iglesia, en el otro mundo se verán fritas y asadas, si grande necesidad no las ex- cusa» (5). — Las voces encochado y soncochado son nuevas para el Diccionario. Con gran donaire empleólas el clásico Pineda. Del participio cocho, irregular del verbo cocer, y juntamente del nombre coche, pudo formarse la palabra encochado, que significa el metido en coche y el calentado; por eso Pineda añadió que las encochadas se verán fritas v asadas en el otro mundo. También formó el vocablo soncochadas de coche y de cocho, denotando medio cocidas y medio encajadas en el coche. Muy propias son ambas voces, dignas de perpetuidad. Fórmense los adverbios encochadamente y soncochadamente. (1) DIsc.6. (2) Monarquía, lib. 3, San Lucas, § 9. (3) Diálogo 6, § 23. ENCOPLADO — ENCUBARSE — ENCUMBRADAMENTE 313 Encoplado EsTEBANiLLo: «Fuéronse todos los oyentes encoplados y gustosos del dicho autor» (1).— Significa el término encopla- dos lo que llenos de coplas, porque las habían oído y compra- do al ciego, como consta de la novela. De ahí podía nacer el verbo encoplar, que significaría cansar con cuentos, impor- tunar con porfía, moler con impertinencias; sentido propio y sentido figurado. El adverbio encopladamente haría entram- bos oficios. Encubarse No solamente no enseñó el Diccionario el reflexivo encu- barse, mas ni aun el encubar en sentido metafórico. De ambas propiedades nos da noticia el clásico Torres en la expresión: «Se encuba en otro escondrijo» (2), para significar huye la pu- blicidad, se oculta á los ojos, se esconde, se retira á la so- ledad. El encubarse es aquí como el meterse en una cuba metafórica, rincón, escondrijo, secreto, obscuridad, lobre- guez, estrechura, retiro, sombra, abismo. Los derivados se- rían: encubador, encubamiento, encubadura, encubable, en- cubativo, encübadizo, encubación, encubatorio, encubado, encub adámente , etc. Encumbradamente Significa el adverbio encumbradamente, con eminencia, altaneramente, descolladamente, con superioridad, Valderra- ma: «Para que de esa manera su imperio y monarquía sonase mucho y subiese más encumbradamente que los altos mon- tes» (3). — No habiendo los Diccionarios antiguos tenido cuenta con este adverbio, pasóle en silencio el reciente. (1) Cap. o. (2) Filos, mor., lib. 14, cap. 5. (3) Ejercicios, p. 1, cap. 8. 314 ENDURARSE — ENERVE — ENFALDILLADO Endurarse Si bien el Diccionario iguala el endurar al endurecer, no le señala forma reflexiva, si ya no decimos que la de endurecerse le compete á él también. Fajardo la empleó en la frase: «Se enduren los mármoles para conservar las glorias eternas» (1). ' — Así el endurarse equivale al endurecerse según su propio sentido. Al adjetivo duro deben ambos su nacimiento. Demás del endurador del Diccionario, podrán formarse enduramien- to, endurativo, enduratorio, enduración, enduradizo, endu- radamente, etc. Enerve Del latín nació el adjetivo enerve, conviene á saber, flaco, débil, afeminado, sin fuerza ni valor. Moret: «Pareciéndoles que con un rey enerve y menos instruido en las artes de reinar tienen más mano en el gobierno los señores» (2). — Podía for- marse de enerve el adverbio enervemente; tal vez el substanti- vo enervedad ó enervidad. Todo fundado en el enervis latino, sin nervio. Enfaldillado Como faldas ó faldillas se llamen las ropas mujeriles de la cintura abajo, viénelebien al adjetivo enfaldillado la acepción de adornado ó vestido con faldillas especialmente vistosas. Así Pero Sánchez: «Hallarás muchas de éstas por las estacio- nes y romerías, y adonde hay algunas veces perdones, donde van arrebozadas y enfaldilladas, no á ganar sino á perder sus almas» (3). — Traje ó faldilla particular denota el autor en su enfaldilladas. (1) Empresa, 100. (2) Anales, lib. 18, cap. 9, núm. 3. (3) Árbol, consid. 6, cap. 4^. ENFANTASMADO — ENFIERECERSE — EXFISTOLAR 315 Enfantasmado Pedro de Alba: «Señores enfantasmados con el papelón de todos lo dicen, traten de buscar otra invención» (1). — El que anda hecho fantasmón dícese enfantasmado. De ahí podía venir el verbo enfantasmarse, disfrazarse de fantasma, andar hecho un trasgo, con todos sus derivados, si placen, en parti- cular el adverbio enfantasmadamente. Enfierecerse Del vocablo enfierecido dice el Diccionario ser poco usa- do. Menos lo ha sido el verbo enfierecerse en los dos siglos últimos, pues no dio señal de sí en el Diccionario. El clásico Francisco de Collantes le usó en el Sermón de San Vicen- te: «Levántate contra mí y con todo el hinchado espíritu de tu malicia; enfierécete cuanto pudieres; verásme á mí que con la virtud y fortaleza de Dios puedo mucho más» (2). — Nace el enfierecerse del nombra fiero ó áQ fiereza. Es verbo español, legítimamente formado: embravecerse, airarse, irritarse son sus equivalentes; sus 'derivados quedan muy á la mano de los es- critores. Enfistolar No reconoce el Diccionario sino el reflexivo enfistolarse; pero Jarque nos saca á vistas el activo enfistolar, diciendo: «¿Quién imaginara que Isaías había de curar al rey Ezequías de una llaga mortal con emplastro de higos, que si su calidad se considera, había de enconar y enfistolar la herida?» (3). — Es indubitable la voz activa de enfistolar, que se toma por llagar enconando una parte del cuerpo. Los derivados: enfis- tolador, enfistolamiento, enfistoladura, enfistolable, enfisto- lativo, enfistolatorio, etc. (1) Respuesta al Memorial, mancha 15. (2) Divina predicación, t. 1, § 3. (3) Trat. de la Misericordia, p. 1, disc. 12, Serm. del miérc. 5 de Cuaresma, § 3. 316 ENFLAUTAR* ENFURELECER ENGAÑADAMENTE Enflautar* «.Enflautar, a. fam. Alcahuetear; farh. alucinar, engañar»; esto enseña el Diccionario. Semejantes acepciones no se ajus- tan al texto del Estebanillo: «Después de habernos henchido los vasos, comenzaron á enflautar las pipas» (1). — Este enflau- tar suena soplar, hinchar, así como se dicen enflautados los labios. Poco usada es esta acepción literal, más común es la metafórica apuntada en el Diccionario. Derivación: enflauta- dor, enflautamiento, enflautadero, enflautadizo, enflautativo, enflautatorio, etc. Sólo el primer derivado admite el Diccio- nario, Enfurelecer Tres veces emplea Valderrama en el mismo capítulo el verbo enfurelecer, ya como activo, ya como reflexivo. «La en- vidia los enfureíeció y casi sacó de tino.— Sola la tigre se enfu- relece, y desatinada como de rabia está más colérica y venga- tiva.— Se enfureíeció de manera que se le revistió el demonio en el cuerpo» (2). — No es de creer anduvieran tan torpes los cajistas que errasen tantas veces en el verbo enfurelecer por enfurecer. A la cortesía de los entendidos queda el fallo de este pleito. Engañadamente Significa este adverbio lo mismo que equivocadamente, por engaño, con equivocación. Valderrama: «Prometeo, que engañadamente dijeron los antiguos era Dios, formó al hom- bre» (5).— Otro ejemplo deí mismo autor en la citada obra, p. 2, cap. 17. (1) Cap. 11. (2) Ejercicios, p. 1, cap. 8. (3) Ejercicios, p. 1, cap. 11. # ENGAÑAMUNDOS — ENGAÑIFLA — ENGARIMBASTA 317 Engañamundos La palabra engañabobos, «persona engaitadora y embele- cadora», no tiene tanta fuerza como engañamundos, voz no conocida del Diccionario, muy notoria al clásico Cabrera: «Unos decían: bueno es. Otros: no, sino engañamundos» (1).— Decir engañamundos es juntar en un vocablo todas las truha- nadas, trapacerías, prestigios, marañas y embaimientos de que es un hombre capaz para traer al retortero á todo el mun- do y otros mundos que hubiera. Era el apodo más denigrativo que podían inventar los fariseos para calumniar al divino Sal- vador, como lo va el clásico orador en este lugar exponiendo. Engañifla A pesar de ser la palabra engañifa usada de Cervantes, no está demás advertir que Pedro Vega empló la engañifla en su lugar, tres veces en el discurso 3, al verso 3 del Salmo 7: «Es una engañifla de ojos ó burla de antojos». — «Está escondi- do en la tierra su lazo, y en el camino su engañifla:». — «Será su significación la engañifla con que le cogen». No da noticia el Diccionario de esta forma de voz, si bien admite la [engañifa como corriente; mas, al estilo de chifla, rechifla, no parece mal la engañifla de Vega. Engarimbasta Tomás Ramón: «Las serbas, no hay quien las lleve á la boca; las engarimbastas ó niéspolas, del todo hechas ma- dera» (2). — Del nombre niéspola, ó níspola, ó níspero, pode- mos inferir el significado de la fruta llamada por el autor en- garimbasta, que es la misma, á saber, la del níspero. (1) Sermones, pág. 151. (2) Plintos escript., Dom. 7 después de la Trinidad, p. 6. 318 ENGAZO — ENGOLONDRINAU Engazo Pedro de Vega: «Significó aquesto bien claramente el Apóstol San Pedro con aquel galano enlazamiento y engazo que hizo de las virtudes» (1). — La voz engazo pertenece al engazar; podía decirse también engazamiento, así como de engarzar saldría engar zamiento y engarzo, por más que el Diccionario sólo conozca engarce, significativo de trabazón. Pero las cuatro voces engazo, engazamiento, engarzo, en- gar zamiento , y aun engace, representan la misma acepción de enlace, eslabonamiento, trabazón de unas cosas con otras, hecha con algún artificio. Nótese que la terminación azo es muy propia de voces castizas. Engolondrinar Por verbo reflexivo en la acepción de «engreírse, subirse á mayores», tomó el Diccionario el engolondrinarse; pero el ac- tivo engolondrinar consta en el clásico Navarro que dice: «La soberbia le ha engolondrinado tanto, que ha subido á habi- tar en los montes» (2).— El vocablo golondrina ó golondrino, símbolo del que anda de una parte á otra, mudando estacio- nes, sirvió para el verbo engolondrinar, que es traer desva- necido á su antojo á alguno, envanecerle, como lo hace la so- berbia. Bien expresó el envanecimiento del engolondrinar el jocoso Quevedo cuando dijo: «El picarón andaba listo como una jugadera, de ceca en meca, engolondrinado, dándose tantas en ancho como en largo» (3).— Del activo engolondrinar pro- cedió el reflexivo engolondrinarse en la acepción arriba apuntada. Engolondrinador, engolondrinamiento, engolon- drinativo, engolondrinadle, etc. (1) Dominica infraoctava de la Naliuidad. (2) Conocimiento, trat. 2, cap. 7, Í5 2. (3) Cuento. — Correas, Vocab., letra E. ENGOLOSINaDOR — ENGOLLAMIENTO — ENGOMADERO 319 Engolosinador Pineda: «Las letras humanas tienen un saborcillo engolosi- nador» (1). — El nombre verbal engolosinador suena el que en- golosina, excita el apetito, causa golosina. A la familia perte- necen engolosinamiento, engolosinadero, engolosinadle , en- golosinadura, etc. Engoilamiento EsTEBANiLLo: «No perder un punto de mi engollamiento» (2). — Esta palabra engollamiento nace de gola, garganta; de donde sj'mo golilla, y gollete, y gollería, y engollado, y engo- lillado, y engolletado. Significa engollamiento en sentido fi- gurado presunción, engreimiento, envanecimiento, hincha- zón, vanagloria; de manera que el hombre espetado y relleno, hinchado y puesto en asas, desvanecido y pomposo con su va- lentía tiene engollamiento. Vocablo, digno de ser contado entre los castizos del Diccionario. Engomadero Pícara Justina: «A tal tiempo me trajo mi entono engo- madero» (3). — Por el rastro de engomar, que es «dar con goma desleída á las telas 3? otros géneros para que queden lus- trosos», podrá sacarse lo que suena el adjetivo engomadero. El dejar lustrosa la tela ó papel, no es propiedad única de la goma, que también los pone tiesos y estirados. De ahí el figu- rado engomadero podía significar capaz de engomar, hábil para engomar, idóneo para poner tiesos á otros, que tiene por oficio erguirse y presumir ó dejar patitiesos á otros. Esta última parece la más apropiada significación del adjetivo engomadero de la Justina, conforme la pide el substantivo entono . (1) Diálogos familiares, t. 1, Prólogo. (2) Cap. 7. (3) Lib. 2, p. 2, cap. i , pág. 3. 320 ENGORGORITAR — ENGORRAS — ENGREÑADO Engorgoritar Correas: «El la engorgoritó» (1), — El nombre gorgorita ó gorgorito significa quiebro de la voz, gorjeo; el sentido figu- rado es requiebro, galantería, arrumaco, chicoleo. De aquí tomó su forma y significado el verbo engorgoritar, que no sólo suena requebrar, galantear, acariciar, mas también enamo- rar, amartelar, dejar á uno perdido de amores, cogerle en los lazos del amor. El Diccionario no da razón de este verbo fami- liar, como tampoco de la acepción figurada de gorgorita. De- rivación: engorgoritador, engorgoritamiento, engorgorita- dura, etc. La edición de 1906 pone engozgorritó, pág. 525, col. 2. Engorras ^Engorra: ant. Vuelta ó gancho del hierro de algunas saetas, que sirve para que no se caigan ni puedan sacarse sin grande violencia y daño». Así define el moderno Diccionario una espe- cie de engorra, sin decirnos que significaba asimiento, deten- ción y agarro, como lo enseñó el Diccionario de Autoridades. — Pineda: «No debieran poner en el alma tantas engorras como habéis especificado» (2). — Las engorras de Pineda son los engorros modernos, embarazos, detenciones, dificultades. Ahora podíamos preguntar: ¿por qué ha de ser anticuada la voz angorra, y no ha de pasar por tal la dicción engorro, que tiene el mismo origen y la misma significación? ¿Quién puede quitar usemos de engorras, pues nadie se recata de engorros? Engreñado El participio engreñado vale tanto como desgreñado, así engreñar como desgreñar. Valderrama: «Viendo aun hom- bre forastero, despeluzado el cabello, engreñada la barba, di- ciendo cosas que parecían desatinos» (5). — El substantivo (1) Vocab., letra E. (2) Dial. 12, § 26. (3) Ejercicios, p. 1, cap. 9. ENGRIFADILLO — ENGRILLADO 321 greña sirvió á la forjación de engreñado. El adverbio será en- greña da mente. Engrifadillo HuÉLAMO: «Los mancebillos tienen tanto cuidado con ha- cerse el copete y enrizarse el cabello». — «Los tales engrifadi- llos y afeitadillos no sabemos si son varones ó mujeres».— «Es mancebillo pulidete, oloroso y encopetadillo» (1). — Los varios adjetivos engrifadillo, afeitadillo, pulidete, oloroso, encope- tadillo vienen á representar el mismo concepto, á saber, pul- cro, afeminado, amujerado, recibiendo gracia especial de las diminutivas terminaciones. Ceñida la consideración á engrifa, dillo, resulta ser diminutivo de engrifado. '^Engrifar: encres- par, erizar»: así el Diccionario. Pero el sentido de engrifado parece ser el de enrizado ó rizado, que lleva hecho el copete, pues grifo «dícese de los cabellos crespos», según el Dicciona- rio; de ahí engrifado viene bien con rizado, encopetado. Bien sería que ese adjetivo constase públicamente en la significa- ción que del clásico Huélamo se colige. Engrillado Pedro Vega: «Sale una procesión de engrillados sonando hierros. ¿Por qué está éste? Señor, por una pendencia» (2). — La misma cláusula se lo dice; engrillado es el preso con gri- llos. De ahí podía salir como de engrillar, el engrillamiento, el engrillador, la engrilladura, toda la familia de grillos. No es menester avisar que ninguna de estas voces está regis- trada en el Diccionario. ¿No podíamos admitir el engrillado por aturdido, considerada la voz grillo por el animalejo vil que fastidia con su chirrido? Cabeza engrillada será la que está llena de grillos. Su adverbio, engrilladamente. (1) Misterios, disc. 4, § 2. (2) Salmo 7, vers. 1, disc. 5. 21 322 ENGRILLAR — ENHEBILLAR — ENJABONADO — ENJABONAR* Engrillar Zamora: «¡Qué bien dijo, no se implica, no se engrilla, no se encadena» (1). — De ¿r/Z/o viene engrillar, meter en grillos, como encepar, encadenar, enredar. Activo y reflexivo es en- grillar y engrillarse. También, si atendemos á que grillo es el bichito molesto, que figuradamente se toma por ruido enfa- doso, devaneo, fantasía, se diría bien engrillar, meter grillos en la cabeza de otro, por encalabrinar, embaucar, embele- car. Sus derivados: engrillador, engrillamiento, engrillado, engrilladura, engrilladizo, engrilladero, engrillativo, en- grillatorio, etc. Enhebillar Valderrama: «Todos revueltos y confusos, unos enhebi- llando arneses, otros enlazando j'elmos, otros embrazando es- cudos, otros empuñando espadas» (2). — El verbo enhebillar, derivado de hebilla, se toma por enlazar hebillas, sujetar con hebillas, atar con correas trabadas á las hebillas. Saque el cu- rioso los correspondientes derivados. Enjabonado Esta voz substantivada hace sentido de jabonadura. Val- derrama: «Sea el enjabonado como el de una buena colada, con la cual salen las manchas muy entrapadas» (5). — Así el enjabonado de unas faldillas es el jabonado ó la jabonadura. En romance muchos términos en ado pasan á ser substantivos. Enjabonar* Aldrete: «Cuando se dicen palabras muy pesadas á uno, decimos que le enjabonó» (4).— Según esto, enjabonar es re- (1) Monarquía, lib. 3, San Lucas, § 10. (2) Ejercicios, p. 1, cap. 15. (3) Ejercicios, p. 3, cap. 16. (i) Origen, lib. 3, cap. 1. ENJAGUADO — ENJORDANAR 303 convenir, increpar, regañar, redargüir; témase la metáfora ^fjfon con que se da buena mano á la ropa. El Diccionario remite t\ en/abonar ^^ jabonar, y t\ jabonar a\ dar an iabón que es, dice, «castigar ó reprender ásperamente». Demás de! casligar o reprender, ahí están otras maneras de en/abonar reconv,„,endo, increpando, regañando, redarguyendo, diciendo a uno palabras muy pesadas. El enjabonar moderno en sentido de adular acariciando no tiene abono de los clásicos. Deriva- dos: enjabonador, enjabonadura, enjabonamiento, enjabona- hm, en/abonadero, enjabonatorio, etc. Enjaguado La palabra ««/«¿-üí. dicen ser .la adjudicación que se hacía a los interesados en una nave en satisfacción de tos créditos espectivos.. De donde el enjaguado será adJudicado^toZ ^Ji'ier^nos perienecienie, propio, de alguno; con que si lo es en e. remo, vendrá i confundirse con común, general como el de la Picara Ju3t,na que dijo: .Aficioném; más a su cán- taro que á otro, por ser el más enjaguado ó enaguado como dicen los ciliantristas, (l)._Aquí tenemos tres diccton^s .T m-uado, enaguado, cilianlrisfas, desterradas del Dicciona- rio, para cuya inteligencia el agua y el cilanlre podrán ofrecer no poca luz Usábase á veces el enjaguado por enJuagTdJ como el enjaguar por enjuagar, que viene al fin deípáSÍo' y otro mas allá en el capitulo cuarto del propio libro y P te' De ello habla el Diccionario de 1770. Pero el enjaguadoTel enaguado suenan el mismo concepto, á saber, agufdo porque el vino cuanto más mezclado va con agua, se aclara más Ta rece más limpio, cual si el agua le ¡abonas , pues eso es ei en Juagado 6 en/aguado, como lo intentó decir la Just! a aue" era poco inclinada á la borrachez. Justina, que Enjordanar i„r ^ Pa',=;l"-a/ordií«, representativa del famoso río de la Pa lestina, dio origen al verbo enjordanar. Estebani^lo Lo iba" (1) Lib. 2, p. 2, cap. 2. § 1, pág. 30. 324 ENLAGUNAR enjordanando y quitándole veinte años de su edad» (1). — El sentido del enjordanar proviene del río Jordán, á donde fué enviado Naamán á lavarse siete veces para curarse de su lepra, como en hecho de verdad se curó, cobrando nuevos bríos, cual si naciese de nuevo, según consta de la Sagrada Escritura. La fama de este suceso y juntamente el haber el río Jordán sido deputado para recibir en él los judíos el bautis- mo de penitencia por mano del Santo Bautista, dio ocasión á los clásicos españoles para introducir el verbo enjordanar, signifi- cativo de limpiar, remozar, reflorecer, mejorar, renovar^ cual si el verbo significase zambullir en el Jordán. Palabra jocosa es sin género de duda, voluntaria, familiar, como el romperle la crisma, el hacerse cruces, frases de origen cris- tiano; pero tan merecedoras, como el enjordanar, del uso común. El Diccionario moderno aventó el enjordanar, tenido en precio por el de Autoridades con justísima razón, pues las voces Babel, Babia, Jauja, Aranjuez y otras tales reciben acepción figurada con común asentimiento. La autoridad del Estabanillo da al enjordanar el sentido de afeitar. Podránse formar los derivados, enjordanador, enjordanamiento, enjor-^ danadura, etc. Enlagunar Abarca: «Empantanaron ó enlagunaron el campo con una acequia vecina» (2).— De laguna sale enlagunar, como de pantano, empantanar , como de lazo, enlazar, pues muy común es en castellano de nombres formar verbos, antepuesta la partícula en, para denotar muchedumbre, junta, aglomeración de las cosas representadas por los dichos nombres. Convenien- te es el verbo enlagunar para decir que un campo se llenó de agua cual si fuese laguna. Sin causa le omitió el Diccionario, así como dejó en silencio el adjetivo enlagunado, que escribió Rodrigo: «Son amigas del agua encharcada y enlagunada» (3). (1) Cap. .3. (2) Anales, p. 2, Jaime II, cap, 6, p. 4. (3) Arte, p. 1, cap. 21. ENLERDAR ENLODAMIENTO 325 —Allá se van enlagunado y encharcado, sino que enlaguna- do dice detenido en laguna, así como encharcado es preso en charco ó en un hoyo cualquiera. Además, Navarro dijo: «Tiene á tanta gente enlagunada en el infierno» (1); con que dio á entender que enlagunado viene á ser empozado, tomada la significación del infierno que en la Escritura Santa llámase aveces lago profundo. Activo es el enlagunar; su forma re- flexiva enlagunarse parece en locuciones como ésta: los cam- pos con las lluvias se enlagunaron. También da lugar el verbo á sentido figurado de atollar, hundirse. Los derivados partici- parán de dicha significación. Enlerdar Diego Vega: «Los pecados enlerdan los pies para cami- nar» (2). — Del adjetivo lerdo, pesado, tardo, torpe en el andar, fórmase el verbo enlerdar, que es hacer pesado, retardar, entorpecer, como sea verdad que los verbos con el prefijo en se forman de adjetivos y de substantivos. El reflexivo enler- darse viene pintiparado para el andar zorrero, como decir: te enlerdas en tus recados. Derivativos: enlerdador, enlerdamiento, enlerdativo, en- lerdable, enlerdadura, enlerdatorio, enlerdadamente, etc. Enlodamiento Manrique: «Los había desnudado de su enlodamiento» (3). — A la manera que de lazo nacieron las voces enlazadura y enlazamiento, puestas en el Diccionario; de igual forma de la palabra lodo se derivan enlodadura y enlodamiento. Pero este substantivo masculino, aunque falta en el Diccionario, mas no en los libros clásicos, donde hace bien su oficio de acción y efecto de enlodar. (1) Conocimiento, lib. 1, cap. 7, § 2. (2) Sermones, t. 2, p. 411. (B) Laurea, lib. 2, disc. 10, § 1. 326 ENMALETAR — ENMALLAR — ENMARAiJaDOR Enmaletar De maleta viene el enmaletar, que es meter en la maleta, como lo dice el texto de Alvarez: «Los hijos de Israel goza- ban de su libertad, la noche de la salida de Egipto; cuando se veían estar aprestando sus líos, y enmaletando sus joyas, ya se- guros de su tan presta salida» (1). — De aquí procederían las vo- ces enmaletador , enmaletamiento, enmaletadero, enmaleta- dura, si fuera menester usarlas á satisfacción del romance. Como no haga falta la maleta ni la petaca para el figurado en- maletar, dígase que suena ocultar, esconder, hacer acopio, dejar seguro, etc. Enmallar Zamora: Deja la red que te enreda, deja el anzuelo que te pesca, deja el cebo que te enmalla, deja lo que pretendes, lo que injustamente buscas» (2). -El Diccionario contentóse con el reflexivo enmallarse, no advirtiendo que la acción de enmallar es meter en las mallas, coger en la red, sujetar, prender con artificio, como en Zamora lo vemos. Sean sus de- rivados, enmallador, enmallamiento, enmallativo, enmalla- dizo, enmallatorio, tnmalladura, etc. Enmarañador Cáceres: «Son grandes enmarañadores» (3).— No suele el Diccionario omitir los verbales en or, mas el enmarañador se le fué por alto, aunque pusiera oíros términos, embaucador, enredador, embelecador, embaidor, engañador, que vienen á sonar el mismo concepto, cada uno con su especial matiz. (1) Silva espir., dom. 5 de Cuar., consid. 12. (2) Monarquía, San Andrós, simb. 3, disc. 2, § 8. (¿3) Salmo 57, fol. 112. ENMOLADO — ENJIUSTIAR — ENNECIARSE 327 Enmolado EsTEBANiLLO: «Alzando el brazo con el gatillo enmolado, alababa mi destreza y convidaba á quitárselas á los pobres de gracia» (1). — Llamó el autor enmolado al gatillo armado de una muela para ponérsela al falto de dentadura. No se descu- bre en el Diccionario semejante voz, de la cual se podía dedu- cir el verbo enmolar, que será poner muelas, encajarlas en la mandíbula, oficio propio de dentista, que por su oficio se lla- mará enmolador, acostumbrado á enmolamientos de bocas enmolableSy de cuyas enmoladuras logra nombre de enmola- Uva su mano, y su casa de enmoladero, como su salón de en- molatorio afamado. Enmustiar Pérez: «Floridos prados, que en la noche fría | Se marchi- tan, enmustian y entristecen» (2). — El verbo enmustiarse es ponerse mustio, perder el vigor y lozanía. Podrá aplicarse en sentido moral á la edad, hermosura, semblante, ingenio, etc. con igual propiedad. Alguna diferencia va de marchitarse á enmustiarse; aquél parece comenzar á disminuir el verdor, éste le seca y consume del todo. Sígnense los derivados, en- mustiador, enmustiamiento, enmustiadle, enmustiadero, en- mustiación, etc. Enneciarse Manrique: «Parece que se ennecia, que no sabe hablar, ni conoce á los que antes trataba más amigablemente» (3). — Del nombre necio se forma enneciarse, como de sucio ensuciar- se. El Diccionario cuenta los verbos aneciarse y necear, pero omite el enneciarse, que no es aneciarse ó hacerse ne- cio, sino volverse necio; porque puede uno hacerse necio sin estarlo de veras, pero el que se ennecia da á entender (1) Cap. 7. (2) Tercetos, 9. (a) Laurea, lib. 1, disc. 3, § 6. 328 ENRAMAR* — ENRIZADO que tiene trabucado el seso, así como el que necea dice maja- derías sin aneciarse ni enneciarse. No son para echadas en olvido las voces derivadas, enneciamiento, enneciativo, enne- ciadura, etc. Enramar* Zamora: «Enramó el cuerpo con venas y mineros» (1). — Va el autor hablando de cómo se organiza el cuerpo humano en las entrañas de la madre. El enramar hace aquí las veces de ramificar, repartir venas y arterias por el cuerpo, cual si fuesen lazos ó hilos entretejidos: la significación es figurada. El Diccionario hizo pie en la literal, que es «enlazar y entrete- jer varios ramos, colocándolos en un sitio para adornarlo ó para hacer sombra». Al tenor del reflexivo ramificarse andará el reflexivo enramarse, que no expresa con menos propiedad el concepto de «esparcirse y dividirse en ramas una cosa». Enramador, enramamiento, enramativo, enramadizo, enra- mación, enramadle, enramatorio, enramadura, enramada- mente, etc., serán derivados legítimos. Enrizado Nombre substantivo es la voz enrizado. Siqüenza: «Com- ponerle el cabello, hacerle trencillas, enrizados y coronas ó co- petes» (2).— Torres: «Les quita los enrizados» (3).— No hay tal término en el Diccionario, donde enrizar llámase anticua- do por rizar. Cualquiera pensará que rizado vale tanto como el clásico enrizado; mas no, porque rizado sólo es «acción y efecto de rizar ó rizarse», así como enrizado es una manera de componer el pelo artificialmente formando rizos, anillos, sortijas, copetes, bucles, y otras garambainas al uso, llamadas enrizados substantivadamente. (1) Monarquía, lib. 3, símbolo 2. (2) Yida de San Jerónimo, lib. 4, disc. 6. (3) Filos, mor., lih. 20, cap. íl. ENSALMARSE — ENSALVAJAR 329 Ensalmarse Al activo ensalmar otorga el Diccionario dos acepciones usuales y dos anticuadas. Las usuales son: «componer los hue- sos dislocados ó rotos», y «curar por ensalmo». Las dos anti- cuadas son: «descalabrar» y «enjalmar». En ninguna de las cuatro se apunta el reflexivo ensalmarse, usado por Torres en la expresión: «Por cosas muy desordenadas que haga un rey al parecer, con esto se ensalman los vasallos» (1). — El en- salmarse de Torres recibe la significación metafórica de la- varse las manos, curarse de espantos, librarse de cuitas, perder cuidado, como si el ensalmarse viniese á ser una ma- nera de curarse por ensalmo áo. la responsabilidad ó cargo de conciencia, porque cuando los vasallos oyen contar graves desórdenes de su religioso rey, en quien no piensan poderse juntar inmoralidad y religión, no le osan juzgar por malo; enton- ces se ensalman con esto, pierden cuidado, echan aparte las cuitas, lávanse las manos, descansan y duermen sin remordi- miento de conciencia. Esto es ensalmarse; acepción, no cono- cida por ningún Diccionario. Al ensalmarse dicho pertenecen los derivados ensalma- dor, ensalmamiento, ensalmatorio, ensalmación, ensa Ima- dero, ensalmadura, ensalmativo, ensalmadamente, ensalma- dizo, ensalmada, etc. Ensalvajar Pícara Justina: «Yo bien dejara á mi sangrador espeta- do y boquiabierto, á que se hartara de ensalvajar los ojos y alma con la vista de sus queridos salvajes» (2). — El nombre salvaje dio juego al verbo ensalvajar (no visto en el Dic- cionario), para hacer sentido de cebar ó hartar de crueldad y salvajez. Verbo propio de los que con violencias y ultraj 3S se encruelecen contra la justicia y honradez; cual si fueran salva- jes brutos. También podíamos admitir en igual sentido el re- (1) Filos, mor., lib. 2, cap. 3. (2) Lib. 2, p. 3, cap. 1,§2. 330 ENSAMBLAJE — ENSANCHO flexivo ensalvajarse, y juntamente los derivados, ensalvaja- dor, ensalv ajamiento, ensalvajadero, etc. Ensamblaje No acaba el Diccionario de sacar de rastro el nombre en- samblaje, cuando le iguala á ensambladura. A otro viso le miraban los clásicos, según que lo dice la sentencia de Arce: «Tal salió el hombre de las manos de Dios, en el ensamblaje y junta de su alma y cuerpo tan correspondiente» (1).— A la voz ensamblaje responde el sentido de unión, ¡unta, enlace íntimo, trabazón, sin respecto á piezas de madera, que son las pertenecientes al ensamblaje académico, aunque en sentido propio, á la junta de ellas se suele aplicar, pero también por extensión dícese de partes cualesquiera, adunadas entre sí. De modo que el sentido de tablas unidas es accidental ó apli- cación del sentido propio de ensamblaje. Dice el Diccionario de 1770, que este vocablo proviene del francés. En duda podía ponerse; porque el assimilare latino dio de sí el asemblar del antiguo castellano; de donde fácilmente se pasó al ensamblar y á todos sus derivados, como ensamblaje, sin que á princi- pios del siglo XVII, cuando Arce escribió, fuera menester acu- dir á los franceses por limosna de dicciones, pues de sobra las tenía nuestro romance, propias y bien fraguadas. Ensancho Soto: «Por la latitud y ensancho del corazón bien podemos entender su alegría» (2). — Por la diligencia del Diccionario teníamos noticia de ensanche, dilatación, extensión; pero de ensancho no hay memoria en el Vocabulario, aunque sí en los libros clásicos, como en el de Soto. La acepción del nuevo término es la misma que la de ensanche, en cuanto suena dila- tación, ejrpansión, ampliación, desahogo. Viene á tener el significado de ensancha; de arte que ensancha, ensanche, ensancho son tres términos españoles, casi sinónimos, sino (1) Miscelánea, Concepción, or. 2, § 3. (2) Contemplación, cap. 4. ENSHTÍOREAMIENTO— ENTAFETANADO ENTAPETADO 331 que ensancho parece más propio para sentido figurado. «Echar ensanchos á mi pellejo», dijo el Estebanillo (1). Enseñoreamiento Evia: «Tener dominio de enseñoreamiento sobre todas las criaturas» (2).— A los derivados de enseñar ear pertenece el enseñoreamiento, en sentido de acción de hacerse dueño y señor de alguna cosa. El ver cómo los clásicos acuden á la de- rivación, atentos á embellecer y enriquecer el idioma, nos in- duce á completar la familia derivada de los verbos. Entafetanado Pacheco: «Veréis á unos muy empellejados de invierno, entafetanados de verano, y se quejan que los ahoga el tercio- pelo» (3). — El vocablo tafetán, tela delgada de seda, dio he- chura al entafetanado , que es el que viste tafetán, el cubierto de tafetanes, así como empellejado dícese el cubierto ó ves- tido de pieles. Si este adjetivo se lee en el Diccionario, bien podía estar el otro, que es igualmente castizo. Fácil será sacar de ahí el verbo entafetanar, con su lista de derivados, pues participio pasivo es el entafetanado, y no mero nombre. Entapetado Tomás Ramón: «No significa absolutamente lo que es negro del todo, sino lo que tiene algo de obscuro y entape- tado» (4). — Por entapetado entiéndese lo prieto y obscuro, como suele serlo la cubierta ó tapete con que se ocultan los aparatos de la casa. Así el Diccionario llama obscuro al tape- tado. El adverbio será entapetadamente. (1) Cap. 7. (2) Espejo, trat. 2, cap. 12. (3) Disc. 8, cap. 8, § 1. (4) Puntos escript., t. 1, Dom. 10, 332 ENTAPIZADA — ENTELAR — ENTENEBRADO Entapizada Nombre substantivo es la voz entapizada en este lugar de Gracián: «Paseábase la vista por aquellas entapizadas de rosas y mosquetas» (1).— El Diccionario no reconoce tapizada ni entapizada, mas esta de Gracián no se puede esconder á los ojos de ningún lector atento, principalmente que el sentido de alfombra ó extensión adornada viene muy á propósito á entapi- zada. ¿Qué úgmí'xcñ entapizada de rosas, sinoinmensacantidad de rosas tendidas por el suelo ó sembradas en jardín? La deriva- ción ese concepto produce, pues una de las acepciones de los vocablos en ada es numerosidad, junta de cosas, como gen- tada, mundo de gente. De este jaez infinitos nombres podían amontonarse en el Diccionario, propios de la lengua. Entelar Trae el Diccionario el adjetivo entelado, mas no el verbo entelar, que parece en el texto de Tomás Ramón: «La muerte entela los ojos, aturde los oídos, afila la nariz y ruga la frente, roba el color de las mejillas, pone los labios cárdenos, los dien- tes descarnados y hediondos, añuda la lengua, eriza la bar- ba» (2). — El verbo entelar en esta linda descripción significa cubrir con velo, obscurecer, turbar , amortiguar . No sin razón decimos tantas veces que en el participio en ado se en- cubre el verbo con disimulo. Enlelador, entelamiento, entela- ble, enteladura, enteladero, entelati\;o, enteladizo, entelada- mente, etc., harán oficio de derivados. Entenebrado San Juan de la Cruz: «El alma tomada de sus apetitos está entenebrada, y no da lugar á la luz» (5).— El entenebrado es ofuscado, obscurecido, sepultado en tinieblas. El Diccio- nario moderno sólo trae el verbo entenebrecer, «obscurecer, (1) El Criticón, p. 2, cris. 2. (2) Dom.23,^.í. (3) Subida del Monte, lib. 1, cap. 10. ENTIESAR — ENTOLDO — ENTONADAMENTE 333 llenar de tinieblas»; tal vez, porque el de Autoridades no llegó á más. Entenebra clámente hará de adverbio. El entenebrarse reflexivo, proveniente del latín, se infiere del participio ente- nebrado. Entiesar Para el efecto áQ poner tiesa alguna cosa admite el Dic- cionario el verbo atiesar, pero de entiesar ni media palabra. Pícara Justina: «Torcidos ambos bigotes, dio un soplo, que sirvió de goma para entiesarlos» (1).— El verbo entiesar pare- ce más propio que atiesar para dar tiesura á las cosas lacias que de ella carecen. Notemos, con todo, que ya el Dicciona- rio antiguo señaló el entesar en el mismo sentido que entiesar, si bien éste muestra mejor su origen de tieso. Derivación: en- tiesador, entiesamiento, entiesadura, entiesadizo, entiesa- dero, entiesadamente, etc. Entoldo El sentido figurado de entoldo es ornato de magnificencia. Alvarez: «Todo su principal entoldo es temores de Dios y re- celos de que Dios no se ofenda» (2). — A veces el entoldo po- drá sonar engreimiento, según que el entoldarse del Diccio- nario suena engreírse. De toldo formóse entoldo, que se aco- moda á calles, plazas, templos, salones, camas, carros, pare- des, palacios, pues entoldar se dice adornar con colgaduras y tapices. El entoldo de esta plaza se custodia en casa de los entoldadores, que por sus entoldamientos hacen ventaja á los maestros de entoldaduría, aunque de sus entoldaduras saquen poca substancia. Entonadamente Fernández: «Responder entonada y desaforadamente» (3). — El adverbio entonadamente dice con entono, con arrogan- (1) Lib. 4, cap. 3, pág. 21. (2) Silva, Purificación, consid. 7, § o. (3) Demonstr. católicas, fol. 9. 334 ENTRADO — ENTRENAMIENTO — ENTRAÑOSO cía y presunción. También podrá emplearse para significar la ajustada entonación del canto, según que venga de tono ó de entono. Del adverbio positivo sale con facilidad el negativo desentonadamente; mas ¿cómo es que éste se halla y no aquél en el Diccionario de 1770? Entrado Correas: «En hombre ya entrado, ni capote con borlas ni zaragüel gayado. — Entrador y entrado en días, llaman al hom- bre que pasa de media edad» (1).— Cuatro voces nuevas nos ofrece el refrán con su explicación, á saber, entrador, entrado, gayado, zaragüel. Quiere decir el refrán, que á hombre pro- vecto en edad no le cuadran fantasías de mozo. Entrañamiento La acción de entrañar dícese entrañamiento, sin la cual palabra hállase la lengua inhábil para exprimir la dicha noción. Venegas: «Por este entrañamiento, que por aprimar sus cuali- dades templadas hacen unos elementos con otros, podremos decir lo que dijo Ovidio: que el fabricador del mundo ligó y ató los elementos con una paz de concordia» (2). — Tenemos aquí dos vocablos nuevos, aprimar y entrañamiento. Aprimar es adelgazar, perder la gordura. Todavía se usa el reflexivo de aprimar entre los baleares. Entrañoso Del substantivo entraña se formaron los adjetivos entraña- ble, entrañal, entraño, significadores de íntimo, interno. Ya que entrañal y entraño son anticuados, á juicio de la Real Academia, quédanos el entrañoso usado por Enríquez: «Esta- ban metidos en lo más entrañoso de los seculares negocios» (3). —El adjetivo entrañoso no dice lo que el entrañable, porque no se refiere al afecto del alma, sino á lo interior de las cosas, fl) Yocah. de refranes, letra E, pág. 113, col. 2.a (2) Difer. de libros, lih. 2, cap. 11. (S) San Ignacio, excel. IJ. ENTRECASA — ENTRECASOS — ENTRESEMANA 335 á lo oculto y escondido. No diremos: «fulano es hombre entra- ñoso», ni «le querían con amor entrañoso»; pero sí guardaremos propiedad en decir: «se mete en lo más entrañoso de la cues- tión; las razones son entrañosas; tocó el asunto más entrañoso de la familia»; para significar lo que ahora dicen palpitante, candente. Sirva de adverbio el entrañosamente. Entrecasa Santamaría: «Las alhajas y entrecasa de que usan, son muy conformes al edificio y casa en que viven. Es muy pobre el aderezo de las celdas» (1). — La voz entrecasa parece signi- ficar los muebles ordinarios de una habitación, aunque también podía representar el vestido de casa ó trapillo. Entrecasos Cabrera: Por angostos que sean los entrecasos de la red, se deslizan los peces» (2). — Por la voz entrecasos parece en- tender Cabrera las mallas, formadas en la red por hilos cru- zados y anudados en las cuatro vértices de los cuadriláteros. Por los entrecasos, cuantoquiera angostos, se deslizan los pe- cecillos, como sardinas, anguilas, cuando son de diminuta pe- quenez. Entresemana Al tenor de entresuelo, entresurco, entresaca, entrepaso, entrepaño, y otras voces compuestas de entre y nombre subs- tantivo, apuntadas en el Diccionario, anda la dicción entre- semana, que significa día de labor. Cabrera: «Ahora es tiempo de entresemana» (3). (1) Crónica, p. 1.^, Hb. 2, cap. 2. (2) Serm. í." de Santa Bárbara, consid. 3. (3) Cuaresma, pág. 262. 336 ENTRETALLARSE — ENTRETANTO — ENTREVELADO Entretallarse Pineda: «Las comisuras de las calaveras son como de dos sierras cuyos dientes se entretallan, los de la una en los espa- cios vacíos de la otra» (1), — Al verbo entretallarse, reflexivo ó recíproco, conviene la significación de encajarse, ajustar- se, tampoco insinuada en el entretallar del Diccionario moder- no, que no hace sino repetir los del antiguo. Entretalladura, entretallamiento, entretallado, entretallable, entretalladero, entretalladizo, etc., serán los derivados, de los cuales los tres primeros constan en el Diccionario de 1770. Entretanto* Del término entretanto dice el Diccionario así: «adv. t. En- tre tanto. Usase también como substantivo precedido del ar- tículo eh. No reparó el Diccionario que el adverbio entretan- to, usado como substantivo, hace las veces de entretenimien- to, diversión, pasatiempo, como lo dice este lugar de Agus- tín: «No me dará mucho trabajo, pero servirá de un entretan- to, hasta que v. m. por otra parte se informe mejor» (2). — Di- ferencia va de este entretanto al de Granada: «¿Qué me di- rás del tiempo que en el entretanto pierdes?» (3). — La diferen- cia está en que el de Granada es adverbio á modo de substan- tivo, pero el de Agustín es verdadero substantivo, no tenido en cuenta de tal por el Diccionario. Entrevelado Pedro Vega: «Está siempre la justicia entrevelada de pie- dad, que muchas veces muda el nombre y se llama clemencia en las Sagradas letras» (4).— El entrevelado se toma en senti- do de conjunto, encubierto, rebozado, como cosa escondida, entre velos. Palabra hermosa, castiza y propia del romance (1) Dial. 9, § 82. (2) Dial, de medallas, pág. 220. (3) Guia, lib. I, p. n, cap. 25, § 2. (4) Salmo 7, vers. 1, disc. i. # ENTURBAMIENTO — ENTURRONARSE — ENVARONAR 337 más que del latín, aunque formada de voces latinas. Entreve- laciamente dirá el adverbio. El verbo entrevelar saca á cual- quiera los ojos. Enturbamiento Rodrigo: «Tienen su morada y asiento en la confusión, en- turbamiento 3? obscuridad de los errores» (1).— Si turbamiento lleva en el Diccionario nota de anticuado, por turbación, con más motivo podemos conjeturar que la llevaría la ^2í\q!ox2í en- turbamiento, cuando la viéramos apuntada. Comoquiera, en- turbamiento significa desorden, desconcierto , inquietud, bu- llicio, trastorno. Enturronarse De turrón formóse el enturronar y su reflexivo. Monroy: «Se conserva, se enturrona» (2).— Llámase turrón la «masa hecha de almendras, piñones..., tostado todo y mezclado con miel puesta en punto». De aquí el enturronarse será hacerse como un turrón, esto es, metafóricamente, como el conser- varse, tal como almibararse, suavizarse, dulcificarse, ablandarse, alfeñicarse, remilgarse, repulirse, afectando delicadeza y ternura. A esta acepción se ajustarán los deri- vados. Envaronar Pantaleón: «Joven sois, mas envaronen | Vuestros años juveniles, — Antes que con la tardanza | La levadura se ahile» (3). — El Diccionario de Autoridades dice del verbo envaronar: «equivale á crecer con robustez y fortaleza». De la palabra varón procedió el envaronar , como podía haber procedido de hembra el enhembrar. El Diccionario moderno dejó de seguir al antiguo en esta parte. Si se buscan los derivados, el envaro- (1) Arte, p. I, cap. 21. (2) Mudanzas de la fortuna. (3) Rom. iO. 338 ENVESTIRSE nador, envaronamiento, envaronativo, envaronadizo, etc., darán razón de sí. Envestirse Carea el Diccionario los verbos envestir é investir para igualarlos en la significación. De investir dice: «conferir una dignidad ó cargo importante: úsase con las preposiciones con ó í/e». Santamaría: «Eran envestidos de una divina ilustra- ción» (1).— Podía alguno dudar si el envestir del autor está por embestir ó acometer; pero el contexto no da lugar á esa per- plejidad, porque la divina ilustración no acometió á los Profe- tas, sino que se les asentó en el corazón, como si les revistiese el alma toda. Por esta causa el envestir es diverso del investir. Será mucha verdad, que cuanto á conferir dignidad ó jurisdic- ción lo mismo suena envestir que investir, como lo prueban los textos del Diccionario de Autoridades; pero también es propie- dad de envestir, no de investir, el iluminar penetrando y cu- brir adornando, según que lo dicen las sentencias del Diccio- nario antiguo. Más aún; el reflexivo envestirse toma el sentido de revestirse cuando se pintan afectos ó pasiones, como en Granada aquel «envestirse de la blandura y mansedumbre de los hombres» (2).— Mas ninguna de estas acepciones pertenece al investir, ni hay tal investirse en la literatura clásica, pues ni aun el Diccionario le admitió; el cual, como se ve, quedóse á medio camino en la exposición del envestir. El clásico Blasco de Lanuza, hablando de las tres condiciones necesa- rias para que se diga con verdad que el ángel aparece en forma corporal, «la tercera es, dice, que se envista en el cuerpo, como en figura, con fin de representarse y ejercitar algún mi- nisterio» (3).— Ahí tenemos el reflexivo envestirse en, que es vestirse de, como lo repite el autor tantas veces. Por manera que envestirse denota acción que ejecuta el sujeto por sí apli- cándose una cosa material ó inmaterial, y como vistiéndose con ella. Otro tanto diremos del envestir. Saqúense los de- rivados. (1) Hist. gen. prof., lib. 2, cap. 16. (2) Guia, lib. 1, cap. 19. (3) Beneficios, lib. 1 , cap. 38. ENVIDRAR — ENVIROTADO— ENYERTECERSE 339 Envidrar Villegas: «Los arroyos argenta | Y los prados envidra» (1). — El verbo envidrar significa poner como el vidrio, dejar como el cristal, hacer limpio y blanco, á la manera que suele la escarcha cuando cubre la campiña. Lindo verbo es el envi- drar, siquiera usado en poesía. Envidrador , envidr amiento, envidradura, envidrativo, envidr adizo, etc., serán sus deriva- dos, cuyo primer origen es vidro, vidrio. Envirotado Sale este adjetivo del vocablo virote. Correas: «Andar muy derecho y envirotado» (2).— Sinónima frase es «parece que ha comido asadores» (3). — El sentido de envirotado, si se toma figuradamente, es entonado, desvanecido, tieso, endio- sado, engreído, presuntuoso, altivo, serio, severo, ceñudo. Para más cabal inteligencia véase el art. Virotismo. Envirota- damente será su adverbio. Enyertecerse Del substantivo yertez, de que más adelante se dirá, nació el verbo enyertecerse, usado por Viana en aquel poético pasa- je: «Los brazos comenzaba á sentir con el vello enyertecerse, y cada mano ya se le encorvaba» (4). — El verbo enyertecerse recibe la acepción del enyertar, que á juicio del Diccionario moderno es: «ponerse yerta una cosa», si bien el enyertar queda con la nota de anticuado, con no haber hecho memoria de él el Diccionario de 1770. Comoquiera, enyertecerse signi- fica ponerse rígido, arrecirse, entorpecerse, entumecerse, por exceso de frío ó por otra causa cualquiera. (1) Cantinela 11, A Licimnia. (2) Vocab., letra P. (3) Ibid. (4) Transform., lib. 2, 340 EPÍTIMA* — ERIZA — ERIZARSE" — ERRE* Epítima * Torres: «Este consejo es epítima del corazón» (1). — El vo- cablo epítima (del griego Híbrida ó ixtOsiicí) es aposito y confor- tante, término de Medicina, según el Diccionario. Pero los clá- sicos le dieron sentido figurado de consuelo, alivio, refrige- rio, reparo, como en Torres lo vemos. Esta metafórica acep- ción, extraña á la Medicina, debiera constar por castiza, pues clásica es sin linaje de duda. Eriza Solamente apunta el Diccionario el nombre erizo con ter- minación masculina; pero Murillo nos ofrece la femenina di- ciendo: «Como una eriza se acoge á esta piedra» (2). — Llamar eriza al alma pecadora que acude como á casa de refugio á la misericordia de Dios, no parece sino muy lindo modo de decir. Erizarse * Pellicer: «Erizóse con la meditación de sucesos diver- sos» (3). — Así como el sentido literal de erizarse es «levantar, poner rígido y tieso el pelo, como las púas del erizo»; así el figurado tiene conexión con el inquietarse, azorarse, revol- ver se, tur bar se, conmoverse, conforme al uso délos clásicos. El sentido figurado propuesto por el Diccionario, á saber, «lle- nar una cosa de obstáculos, asperezas, inconvenientes, etc.», no basta para verificar el concepto del autor. Sean los deriva- dos, erizador, erizamiento, erizativo, erizadura, erizable, etcétera, en sus varios sentidos. Erre* Correas: «Estoy erre todos los días en la lección». — «Fu- lano siempre erre erre al oficio» (4).— El Diccionario de Auto- (1) Filos, mor., lib. 21, cap. 4. (2) Jueves de Pasión, pág. 135. (3) Aryenis, lib. 1, cap. á. (4) Vocab., letra E. # ESBRINDARSE — ESCABROSEAR 341 rídades sugirió al moderno la locución erre que erre, en sen- tido de «porfiadamente, tercamente». El clásico Correas nos brinda con la frase estar erre en alguna cosa, para el concepto de insistir, proseguir, no dejar de las manos, no cansarse en una ocupación, pasar adelante. La otra frase, «fulano siempre erre erre al oficio», denota no ser necesaria la partí- cula que ^SLva significar la continuación é insistencia. Final- mente, el concepto de erre erre ó de estar erre no es preciso sea á& porfía ó terquedad, pues le basta mostrar prosecución ó insistencia. Esbrindarse Laguna: «Después de haber esbrindádose el uno al otro» (1). — El reflexivo esbrindarse importa beber uno á la salud de otro, hacer brindis á la salud de otro. En esta acep- ción, ni aun el brindarse alistó el Diccionario, porque sola- mente admitió la de ofrecerse voluntariamente al servicio de otro, el cual parece un brindarse impropio, pues cuan- do decimos la ocasión me brindó, no queremos significar que se me ofreció, sino que me provocó, me convidó. Comoquiera, el esbrindarse del Doctor Laguna anda por otro camino, pues es sencillamente un brindar por hacer brindis. Común era entre los clásicos del siglo xvi el antepo- ner á ciertas voces el expletivo es, como en esblandir por blandir, esciencia por ciencia, escolar por colar, estropezar por tropezar; así usaban el esbrindar en vez de brindar. Por qué causa en muchos vocablos {estremecer, estirar, esfu- mar, esforzar, escomerse, escarmenar, etc.) ha subsistido el prefijo es, no será fácil averiguarlo si no nos remitimos al uso. Escabrosear Jerónimo de San José: «Escabroseando siempre cuanto hacen y dicen» (2).— Habla el autor de aquellos que, puesta la mira en la utilidad, ningún cuidado tienen de suavizarla, ha- (1) Dioscórides, lib. 5, cap. 1. (2) Genio de la Historia, p. 3, cap, 6. 342 ESCACADO ESCANDALEAR ciéndola apetecible, antes la muestran horrible representando el ceño de su aspereza. De donde al verbo escabrosear le co- rresponde el hacer escabroso, dificultar, poner impedimen- tos; como le acontece al que escabrosea cuando hace dificul- tosa la consecución de un intento. Verbo, que debiera estar de continuo en los labios de los emprendedores hazañosos y ga- llardos, para notar con él á los amigos de poner en todo tran- quillas, por detener el paso de la ejecución. Los dos primeros Diccionarios hicieron memoria del reflexivo escabrosearse, notándole de anticuado, en sentido de «resentirse, picarse ó exasperarse», mas no afianzaron en autoridad alguna el valor de ese reflexivo, como fuera menester para tenerle por de buena ley. Derivados: escabroseador, escabroseamiento , escabro- seable, escabroseativo, escabroseadura, etc. Escacado Por adjetivo tomó el Diccionario el nombre escacado, que en Zamora hace veces de substantivo: «Oh calles, con tan so- beranos matices hermoseadas, competid con las del cielo, pues no es de menos estima sangre vertida por Dios, que los esca- cados de oro que las empiedran á ellas» (1). — Recibe el térmi- no escacado el sentido de cuadrado, adoquín, baldosa, ladri- llo, escaque, como las casillas del tablero del ajedrez, de forma cuadrada. El Diccionario de 1770 no vio en el escacado sino el traje de adjetivo, mas aquí Zamora nos le presenta substanti- vo. Su significación más connota la figura que la materia, pues tómase de escaque (por eso dícese también escaqueado), casi- silla del ajedrez; de suerte que á cualquiera labor de lienzo, de metal, de mineral, que conste de cuadraditos, se le podrá aplicar el substantivo escacado. Escandalear Mármol: Escandalear y medir el fondo que había en la barra del río» (2).— La voz escandalear podía ser errata en (1) Monarquía, lib. 3, San Marcos, § 16. (2) Descripción, lib. 3, cap. 57. ESCARCES — ESCARNIOSO — ESCARRAMANADO 343 vez del escandallar del Diccionario, que vale «sondear, medir el fondo del mar con el escandallo»; mas como el substantivo escandalar sea «cámara donde estaba la brújula en la galera», de ahí pudo venir el verbo escandalear de Mármol en significa- ción de brujulear, averiguar, investigar, puesto que del latín scandere, medir, nacen esos tres vocablos. Escandaleador, escandaleación, escandaleamiento, escandaleativo, etc., se- rían sus derivados. Escarces Cubillo: Con relinchos y escarces | Al clarín le respon- dían I los caballos» (1). — La fuerza del consonante pide la voz escarces y no escarceos, que es la registrada en el Dicciona- rio. De modo que escarce y escarceo son dos voces sinónimas de tornos y vueltas del caballo. Escarnióse Igual concepto le cabe al escarnioso que al escarnecedor. Laserna: «y no se asombre | En verle dar de mano al escar- nioso» (2).— Del substantivo escarnio se formó el adjetivo es- carnioso, no tenido en cuenta de español por el Diccionario, sin embargo de haberle usado por tal los clásicos autores. Iguálase el escarnioso al mofador, burlón, injuriador, bella- co, chocarrero, etc. La formación no se puede tildar de ilegí- tima. El adverbio será escarniosamente. Escarramanado Correas: «A lo escarramanado y alo valiente» (3). — El mis- mo Correas explica la voz diciendo: «Cuando uno va con figura de bravo. Escarramán, se finge ser un rufián en un cantar que de él hay» (4). — La explicación del maestro Correas es sufi- ciente por sí para crédito de la voz escarramanado, bravucón, (1) Com. jorn. 1. (2) Universal Redención, lib. 4, canto 10. (3) Refranes, pág. 6, col. 2.* (4) Ibid. 344 ESCAVAR — ESCOGOLLADO valentón, que habla gordo. Confírmalo Estebanillo: «Sin ser escarramán, habitaba calabozo obscuro» (1). — Así escarra- mán es cifra de valentón; escarr amanado, aprendiz ó hechu- ra de manjaferros. Escavar Diferencia va de cavar á escavar , como se saca del texto de Fonseca: «En la viña no tiene la tierra planta que re- quiera tan ordinario trabajo: ya la plantan, ya la cavan, ya la escavan, ya la podan, ya la ingieren, ya la limpian del pul- gón, ya la quitan los pámpanos y las hojas» (2). — Más abajo repite va la cava, ya la escava. — Si cavar es mover la tierra levantándola con la azada, el escavar será removerla un poco alrededor con el escardillo limpiándola de malas hierbas. Ocu- pación de solícito viñadero, tan importante como la de cavar. Dícelo bien el clásico Torres: «Los árboles quieren ser rega- lados para dar fruto, la viña escavada y aporcada para echar sus uvas» (3). — Escavador, escavación, e se av amiento , esca- vadura, escavativo, escavadizo, escav adero, escavable, etc. Escogollado Puesto que la voz cogollo tómase por pimpollo, renuevo; por eso al adjetivo escogollado corresponde el concepto de ufano, airoso, lozano, en sentido metafórico. Alvarez: «La buena conciencia que tendrán, los hará allí andar enteros y escogollados» (4). — También podía significar fresco, alegre, rebosante, como los cogollos, pues el autor opone al escogo- llado el mustio y cabizcaído. Escogolladamente es el ad- verbio. (1) Cap. 4. (2) Panibolas, lib. II, paráb. 23. (3) Filos, mor., lib. 10, cap. 5. (4) Silva espir., dom. 1." de Adviento, consld. 6, § 1. ESGOSCAR — ESCOTADO — ESCUADRONEADO 345 Escoscar Correas: «Agua roja, sarna escosca» (I).— Escoscar es, dice el propio Correas, descaspar. Del activo escoscar no habló el Diccionario, aunque sí del reflexivo escoscarse, que dice ser concomerse. Derivados: escoscadura, escoscamien- to, escoscador, escoscatriz, escoscadero, etc. Escotado Qalindo: «Cuanto más compuestas y engalanadas están de afuera con sus flores, cintas de diversos colores, jaques, gar- gantillas, sortijas, y otras joyas, galas y pelendengues, excu- sados y deshonestos escotados, entonces están más muertas en sus almas» (2). — Al nombre escotado aplícale el Diccionario la significación de escotadura; pero más parece convenirle la de escote, esto es, encaje pegado al cuello de la camisa de las mujeres, que deja medio descubierto pecho y espalda. La locu- ción de Qalindo ofrece un sentido de escotado algo más signi- ficativo que escotadura. Escuadroneado Berrueza: «Estando todas sus orillas escuadroneadas de al- tos y frondosos castaños, álamos y fresnos» (3).— Cierto, del nombre escuadrón nació el escuadronar del Diccionario, que importa «formar la gente de guerra en escuadrón ó escua- drones», de áonáQ gente escuadronada será la repartida en escuadrones. Mas el adjetivo escuadroneado significa dis- puesto en filas según las reglas de la perspectiva; sentido me- tafórico, que no pertenece á escuadronado, pero difiere del moderno escalonado. Por esta causa el vocablo de Berrueza es distinto del asentado en el Diccionario, aunque no del todo ajeno, pues de escuadrón formóse el frecuentativo escuadro- (1) Refranes, pág. 58, col. 1.* (2) Excelencias, pág. 1, cap. 18. (3) Amenidades, cap. 2. 346 ESCUCHAGALLO* ESCUPO — ESENCIARSE near, cuyos derivados podrán ser de utilidad á jardineros y pintores. Escuchagallo* Correas: «Andar á escuchagallo» (1). — El Diccionario en el art. Gallo alega la frase «ir á escucha gallo», que se toma por «ir con cuidado y atención, observando si se oye alguna cosa». Lo primero que aquí se ofrece es, que la expresión es- cucha gallo constituye una sola palabra, escuchagallo, como tantas otras pertenecientes al romance, compuestas de verbo y nombre. Lo segundo, el andar es más propio que el ir, por cuanto representa entender en algo, ocuparse en algo, po- nerse á ejecutar algo, especialmente si va seguido de la pre- posición á. Lo tercero, la frase entera, aunque suene lo dicho por el Diccionario, también significa por extensión ocultarse, recelarse, recatarse, como intento principal de la locución. Escupo Extraña cosa parecerá que el nombre escupo no se deje ver en el Diccionario, cuando las voces escupidera, escupide- ro, escupidor, escupidura, escupetina, escupitajo, escupir, ¿de dónde salieron sino de escupo, substantivo fundamental, padre de toda la familia? Alvarez: «Dios trazó la lanza cruel. Dios las espinas y los azotes, los escupos, los baldones y de- nuestos» (2).— Valga, pues, por esputo el nombre escupo, cas- tizo y clásico, digno de eterna memoria, mucho más que espu- to, porque al fin latino es el esputo, y escupo no. Esenciarse Nieremberg: «La caridad de los santos les hace entrañarse y esenciarse con todos, con inseparable afecto» (3). — El Dic- cionario de Autoridades propone esta noción: «Esenciarse; in- timarse uno con otro, conformándose y uniéndose íntimamente (1) Vocah., letra A. (2) Silva, Quinquagcsima, consid. 1, § 2. (3) Hist. natural, $ 10. KSMARCHADO — ESMABCHAZO — ESPADa53aDA' 347 con él. Es voz de poco uso, y formada del nombre esencia^. El ser de poco uso no quitaba que el Diccionario moderno hi- ciese memoria de él, si acaso algún escritor quería aprove- charse de su significado; de ningún uso es el verbo esgaardar por mirar, y con todo ahí le vemos anticuado en el Dicciona- rio. Demás de que el esenciarse podía caber muy bien en las operaciones químicas, por las cuales una substancia se entraña en otra incorporándola en sí ó comunicándola sus propiedades. Los derivados son: esenciadorj esenciamiento, esenciación, esenciativo, esenciable, esenciatorio, esenciadero, etc. Esmarchado EsTEBANiLLo: «Iba en ella un judío de Venecia, un esmar- chado milanés que salía á cumplir diez años de destierro» (1). — Parece el adjetivo esmarchado significar (puesto que el Diccionario no habla de él) como despedido, salido de marcha, tal como desmarchado, que en su lugar se trató. También podía ser (parece lo más seguro) yerro de imprenta en lugar de esmar chazo, de que luego se dirá. Esmarchazo EsTEBANiLLO: «Queriendo hacer del esmarchazo, llamaron un vecino suyo, barrachel de justicia, el cual, cantando aquel verso de Mira, Zaida, que te aviso, me puso en la calle» (2). — El término esmarchazo es italiano puro, smargiasso, que sw^- na fanfarrón; no así barrachel, que se decía el cabo délos corchetes. El nombre esmarchazo no entró en el romance es- pañol; si Estebanillo le empleó, fué á título de italianismo, que no mereció aceptación de los clásicos autores. Espadañada* Guevara: «Echar espadañadas de herejías» (3).— Al senti- do metafórico de espadañada corresponde el de golpe, vómi- (1) Cap. 11. (2) Cap. 5. (3) El Diablo Cojuelo, franco 5. 348 ESPARAVEL — ESPARRAGAR to, borbollón, chorro, borbotón, raudal, rociada, bocanada. El Diccionario solamente advirtió el sentido propio, que es «golpe desangre, agua ú otra cosa, que á manera de vómito sale repentinamente por la boca». El figurado será, pues, rayo, fuego, golpe, lluvia, carga, descarga, lanza, torbellino, tempestad, y todo cuanto ayuda al efecto de desfogar la pasión del pecho. Ni es preciso que la espadañada salga de la boca del hombre, porque el clásico Oña dijo: «Del horno salió una espadañada de fuego, que abrasó á los soldados» (1); si bien Espinar lo dijo de la boca: «Empezó á echar espadañadas de sangre por la boca» (2).— Pero la Justina lo achacó á los ojos: «Si no concluyo presto y me aparto, ella me echa una espada- ñada de lágrimas» (3). — Así diríamos bien de un orador in- correcto: «arrojó en su discurso espadañadas de barbarismos envueltas en levantados conceptos». Esparavel Propia del lenguaje aragonés parece la palabra esparavel, significativa de gavilán, como lo sacamos de Tomás Ramón que lo dice así: «La paloma de nada se altera ni alborota, sí sólo de ver el gavilán ó esparavel» (4).— La voz esparaván, puesta en el Diccionario, será más usual que esparavel. Esparragar Pineda: «Los manjares salados pierden su virtud nutritiva cociéndolos ó esparragándolos» (5).— El verbo esparragar es, dice el Diccionario, cuidar ó coger espárragos. Aquí en Pi- neda, esparragar hace sentido de guisar con espárragos; sentido, que el Diccionario concedió al nombre esparragado, negándosele al verbo esparragar, sin harta razón. Los derivados: esparragador, esparragamiento , esparra- gadura, esparrágalo rio, esparragadero, esparragativo, etc. (1) Postrimerías, lib. 1, pág. 5, cap. 5. (2) Arí. ballest., lib. 2, cap. 2;}. (3) Lib. 2, p. 2, cap. 4, pág. 98. (4) Punios escriptur., t. 1, dom. 9, p. 1. (5) üiúl. 3, § 6, ESPERANZOSO — ESPIRAR* 349 Esperanzoso Lainez: «Están desengañados, no esperanzosos» (1). — La voz esperanza díó entrada al adjetivo esperanzoso, no conoci- do del Diccionario. La palabra esperanzoso, al tenor de las en oso, representa lleno de esperanza. No es como el esperan- zado, que dice alentado con la esperanza, porque una cosa es dar, otra tener; una cosa es decir estoy esperanzado, otra estoy esperanzoso, pues este último posee de lleno la espe- ranza, al otro se la aseguran y prometen. Convenía que el es- peranzoso brillase en el Diccionario antiguo y moderno, en vez de quedarse oculto. Espirar* Dignísimo es de consideración el uso de espirar en el texto de Jarque, donde hablando de la Virgen María, dícese así: «Todos se hacen lenguas en elogios suyos, y ella misma es su mayor alabanza, porque toda espira pureza y santidad» (2). — De aspirar y espirar se compone el respirar de los vivientes, por cuanto al aspirar atraen y absorben el aire por los pul- mones, que luego en el espirar expelen, de arte, que la acción de afuera para adentro y la de adentro para fuera componen la respiración ó acción de respirar. Si ello es así, mejor se dirá en sentido metafórico, «esta persona espira santidad», que no «respira santidad», porque del espirar figurado es in- fundir, despedir de sí, mostrar al exterior, al paso que el respirar dice atraer á sí y juntamente expeler de sí. Con todo, muy común vemos el uso de estas ó semejantes locucio- nes: «el libro respira sensualidad; este pueblo respira devoción; la dama respira vanidad; la joven respira pureza». Menos pro- pia es del respirar semejante acepción figurada, no reconoci- da por el Diccionario; más propia es ella de espirar, aunque tampoco en el Diccionario se eche de ver. En otro lugar dice Jarque: «Todas vuestras palabras espiran vida eterna» (3); (1) El Privado, cap. 37. (2) El Orador, t. 1, disc. 3. (3) Ibid. disc. 4, § 5. 350 ESPLENDOREAR ESPOLERA confirmación del sentido antes propuesto. «Cuando espiramos y respiramos, entonces vivimos», dijo Herrera (1) distinguien- do el espirar del respirar. En el sentido declarado escribía Qóngora: «Si espira suavidad, si gloria espira» (2).— Deriva- dos: espirador j espiradle^ espiración, espir amiento, espira- tivo, espirante, espirado, espir adero, espiratorio, espir adu- ra, etc.; fuera de los tres últimos, todos van apuntados en el Diccionario de 1770. Esplendorear SoLÓRZANO: «Mil veces no esplendorea» (3).— La causa de andar ausente del Diccionario moderno el verbo esplendorear podrá ser el llamarse vo^//2ve/z/¿7í/a en el de Autoridades, el cual no la despidió de sí por inepta. Pero ¿acaso los verbos alborear, negrear, menudear, etc., no son también inventa- dos en igual forma? Si esplendor produjo esplendorear, como albor, alborear, conforme á la ley general de formación cas- tellana, ningún motivo habrá para repudiar el frecuentativo esplendorear, que significa comenzar á dar resplandor, ó resplandecer á menudo, ó echar continuos rayos de luz. El esplendorar , usado por algunos modernos, no es frecuentativo como el esplendorear; por esta causa toma otro significado, el de lucir, echar rayos de luz, dar resplandor. jEspolera Aguado: «Tiene espoleras de culpas» (4). — De espuela viene espolera, substantivo que significa estuche lleno de es- puelas, lugar donde se guardan las espuelas. En sentido fi- gurado quiere decir, materia de estímulos, motivos de sentir espoladas, incitativos de inquietudes, causas de remordi- mientos; tal es la acepción de las espoleras de Aguado. Pala- bra por cierto hermosa y muy expresiva, merecedora de uso perpetuo. (1) Ñolas, á la Égloga 2.» de Garcilazo. (2) Sonetos amorosos, 8. (3) Donair., 129. (4) Perf. religioso, p. 1, tit. I, cap. 9. ESPUMAR* — ESPURCICIA — ESQUINADO 351 Espumar* Ayala: «Creció tanto la impiedad de Domicio Nerón, espumó tanto la grandeza de sus torpezas, que ocasionó á algu- nos tuviesen por opinión era el Anticristo» (1). — La acepción figurada del verbo espumar échase menos en el Diccionario. El sentido que en varios lugares da Ayala al neutro espumar es de crecer, acrecentarse, aumentarse desaforadamente al- guna cosa inmaterial ó moral, ora se eche á buena parte, ora á mala, como lo denotan los textos del autor. Derívanse los vo- cablos de espumar. Espurcicia Hacemos memoria de espurcicia, como de nombre no regis- trado en el Diccionario, significativo de porquería, inmundi- cia, suciedad, estiércol, derivado, ó mejor dicho, tomado á la letra del latín spurcitia ó spurcities. En la Pícara Justina, edición de Rivadeneira, se dice espurcia, pero es yerro de imprenta. «Serpiente, ¿por qué me has hecho arrastrar por los suelos de las camas, bañándome de espurcicia?» (2). Esquinado A juicio del Diccionario, el adjetivo esquinado representa «lo que tiene ó hace esquina». Pero el clásico Fons atribuyóle otra acepción cuando escribía: «Anda tan resentido y esqui- nado» (3).— No cuesta mucho entender por el contexto, que el esquinado de Fons es amargado, quejoso, indignado, enoja- do, apesarado, como les sucede á los que están de esquina, desavenidos entre sí por alguna pesadumbre; ó también á los que se dan contra las esquinas, que es darse contra las pare- des. Ello se nota, que esquinado, fuera de significar lo que tiene ó hace esquina, recibe el metafórico sentido de descon- (1) Hist. del Anticristo, 1649, trat. 1, disc. 5. (2) Lib. 2, p. 3, cap. 4, § 2, pág. 174. (3) El místico, disc. 4, per. 1. 352 ESQUINARSE — ESTACADO — ESTACIÓN tentó, amargado, desabrido, con su especial significación, de la cual participará su adverbio esquinadamente. Esquinarse Jarque: «Las esperanzas de Natán no colgaban del rey; que si pudieran, no tuviera valor para esquinarse con él, y po- ner á riesgo su gracia» (1). — El verbo esquinarse, á la luz del contexto, es desazonarse, incomodarse, romper amistad, resentirse, que viene á representar, metafóricamente, la ac- ción del que da contra una esquina ó contra un duro peñasco. Derivación: esquinador , esquinamiento, esquinación, esqui- nadura, esquinadero, esquinativo, etc. Estacado Saona: «Era como el palenque ó estacado, donde el hombre había de pelear» (2).— El nombre estacada con terminación femenina es el conocido y publicado en el Diccionario. Saona empleó la terminación masculina, estacado, en el mismo senti- do de palenque, palestra, campo, lugar de desafío. Podrá ser errata de imprenta, mas no tan á prisa hemos de echar á bara- to las cosas de la clásica antigüedad, pues no son pocos los vo- cablos que gozan de ambas terminaciones, en ado y ada, como va dicho hasta aquí. Pero que no fuera error de cajista lo ve- mos en Laserna: «No os dejaré salir del estacado | Primero que deis vida y desgobierno» (3); donde el consonante de la octava pide la terminación en ado y no en ada. Estación Malo: «Si la tierra era zonza y el agua amarga, no sé yo cómo la estación podía ser buena» (4). — La palabra estación es sinónima de estancia, habitación, morada, domicilio, vivienda, no en sentido de paraje ó punto de detención, sino en sentido (1) ^/Oraf/or, t. 1, disc. 3, § 12. (2) Hicrarclüa, disc. 19. (ü) Universal Redención, lib. 1, canto 2. (4) Serm. de S. Bernardo, disc. 1. ESTAMBRE 353 de acción de estar, de morar, de vivir por algún tiempo. Por indicios del Diccionario no teníamos noticia de esta acepción, usada por el clásico Malo, así como la tierra zonza parecerá novedad al que aprendió de la Real Academia que zonzo se aplica á personas y no á cosas materiales; pero si la tierra es zonza, desapacible, sosa, desabrida, y si el agua es amar- ga, el estar, el vivir, el morar, la estación no puede ser cosa buena en semejante sitio. De la palabra estación se derivaría el verbo estacionarse, como se infiere del art. Circunstacio- nado, y por dicho verbo se supliría el bárbaro instalarse, tan manoseado en nuestros días. Conforme á lo dicho, tener buena estación será hallarse bien en un lugar; escoger mala estación, equivaldrá á esco- ger paraje desacomodado para vivir; estacionarse en sitio á propósito significaría situarse en lugar acomodado; estar al- guna persona ó cosa estacionada con violencia, valdría ocu- par un puesto contra su natural inclinación. A este tono po- drán ofrecerse aplicaciones castizas del vocablo estación y del verbo estacionar en forma activa y en forma reflexiva, según la necesidad lo pidiere, al estilo de los clásicos autores. Confirme lo dicho el Maestro Pero Sánchez: «Este es el trono á donde quiere el Apóstol San Pablo que hagamos esta- ción» (1).— «¿Quién no desea hacer aquí estación y visitar este templo glorioso?» (2). — Morada, asiento, parada son voces equivalentes á estación; término aplicado con propiedad á las visitas de los templos y lugares sagrados, donde se hacen las estaciones del Vía Crucis, se hace una estación al Santísi- mo, se andan las estaciones del Jueves Santo; porque esta- ción es parada, la acción y el efecto de estar. Estambre* No conoce el Diccionario más estambre que el formado de hilos ó hebras. Aun la urdimbre igualada á estambre no suena cosa de metáfora. Mas el clásico Pedro Vega nos pone á la vista un estambre figurado, cuando dice, hablando del modo de ajustar las piedras en un edificio: «No es ese su lugar, que (i) Árbol, consid. 3, cap. 29. (2) Ibid, cap. 30. 23 354 ESTANTALAR — ESTANTIZO se han de proseguir las labores del uno con el otro, y aun ser de una misma estambre, de una misma mano, para estar per- fecta la obra» (1). — La palabra estambre significa estilo, for- ma, labor, calidad, mano, correspondencia, condición. Así un discurso compuesto con diversidad de estilos, se dirá que consta de varia estambre, que para estar perfecto ha de ser de una misma estambre. Estantalar Pero Sánchez: «Llama á los alarifes y oficiales para que estantalen la casa y le pongan muchos puntales».— «Estantalar la casa vieja y desportillada del pecador con la devota ora- ción» (2). — Así como de estante vino estantal, término de alba- ñilería, significativo de estribo de pared; así de estantal nació el verbo estantalar, que viene á ser sustentar con estribos ó estantales, apuntalar, sostener. Admitido una vez por el Dic- cionario el nombre estantal, cúmplele admitir el verbo estan- talar por propio de la lengua. De sus derivados, estantalador, estantalamiento, estantalación, estantalable, estantaladero, estantaladura, estantaladizo, estantalatorio, etc., haga el discreto el uso que le acomode. Estantizo El nombre estantío, equivalente á parado, detenido, flojo, no se ha de confundir con el estantizo cuanto á la forma, si- quiera cuanto á la significación sea parecido. En el Sermón de Santa Olalla, predicado por Andrés de Salvatierra, halla- mos esta locución: «Al paso que un golpe de aguas cristalinas despiden los ascos de un estanque, si ellas le desembarazan con brevedad; á ese paso le ensucian y le empodrecen si estan- tizas viven en él por mucho tiempo» (3). — Por aguas estantizas se entienden las quietas, detenidas, paradas, represadas. Deri- vado de estante es el estantizo. Estantizamente será su ad- verbio. (1) Salmo 7, vers. 5, disc. 3. (2) Árbol, consid. 4, cap. 5. (.S) Zeballos, Ideas del pulpito, t. 1, pág. 417. ESTIMAR* — ESTIRIJÓN — ESTRIBÓN 355 Estimar* Con más claridad y exactitud define el Diccionario el subs- tantivo estimación que el verbo estimar, porque en estima- ción comprende amor, cariño, no así en el estimar. Pero el autor de la Montería dijo: «Si se estimaran las liebres en todo tiempo, parieran en todo tiempo» (1). — Con gran énfasis expre- sa este verbo estimar la pasión amorosa que hace perder los pulsos á los amartelados; no significa sólo actos de entendi- miento, mas también de voluntad engolondrinada. Estirijón No reconoce el Diccionario más palabra que el estirajón, estirón; pero la Justina nos da á conocer el estirijón de la muía, en este lugar: «Dio un estirijón para desasirse de la ca- rreta con tanta fuerza, que por pocas hubiera de hacer empa- nada de nuestros sesos» (2). — En otra parte dice: «De un estiri- jón se le sacó del cuerpo un tabernero». Abonó esta voz el Dic- cionario de 1770, por sinónima de estirón, echándola á estilo bajo y vulgar; de modo que de un mancebo que creció algo en poco tiempo, no podemos decir en estilo mediano: dio un esti- rijón, puesto que usemos esta palabra en acepción diminutiva. No sé si en esa resolución entrarán todos los literatos. Estribón Veneqas: «Con estribones de las alas nadan en el aire las aves» (3). — Del nombre estribo fórmase el aumentativo estri- bón, que suena apovo notable y principal para sostener un cuerpo, como son los remos del esquife, las alas de los pájaros, los pies de los animales. Con mucha propiedad y elegancia usó Venegas el plural estribones, que se echa menos en el Diccio- nario. Otro sentido, el figurado, se descubre en este lugar del propio Venegas: «Tiene tanta osadía el estribón del linaje (1) Lib. 11. (2) Lib. 2, p. 1, cap. 1, § 3, pág. 138. (3) Diferencias, lib. 2, cap. 12. 356 ESTRUJAR* — evangelizar' de menospreciar á los hombres de nueva familia, que á los fie- les menores se atreve á desviarlos de sí con injuria, como si fuesen redimidos por otro Dios» (1).— Da Venegas el nombre de estriban al fundamento, apoyo, argumento de mayor ca- libre, á diferencia del estribo, que es apoyo común y ordinario. Parece aumentativo, pero no carece de peculiar significación. Estrujar* Argensola: «Estrujaba los negocios con su natural vehe- mencia» (2). — El sentido figurado de estrujar es «agotar una cosa, sacar de ella todo el partido posible»: así lo resuelve el Diccionario. Mas el estrujar de Argensola significa extremar, apuntar más alto de lo que pide el blanco, no parar en el medio, echar á perder los negocios, propasarse á inconvenientes por violencia. Tal es el efecto del propio estrujar que sirve de fundamento al figurado. Derivación: estrujadura, estruja- miento, estrujado, estrujable, estrujadero, estrujativo, es- trujadera, estrujadizo, etc.; los tres primeros campean en el Diccionario de 1770. Evangelizar* M. Agreda: «Fueron despachados algunos de ellos por el mismo Señor á diversas partes, para que evangelizasen las di- chosas nuevas» (3).— Siguiendo el rigor del verbo evangelizar, tomado de la lengua griega que dice ibay^zkío ó zl>a-{-¡¿kiZo^a\., ha- llamos significar la acción de anunciar alegres nuevas, pro- mulgar cosas felices, porque la partícula su suena bien, feliz- mente, alegremente. Por extensión se aplica á dar nuevas de los misterios de la fe, como dice el Diccionario; pero no es esa la acepción principal y más propia, si bien el verbo evan- gelizar se ha tenido siempre por especialmente consagrado á la notificación de las cosas santas, porque éstas son las que más feliz y alegremente se anuncian á los hombres, de manera que sería profanación emplear nuestro vocablo en anuncios de (1) Diferencias de libros, lib. 3, cap. 9. (2) Anales, lib. 1, cap. 10. (8) Mística ciudad, p. 2, núm. 489. EVERSOR — EXAUTORADO 357 cosas humanas. Bien lo entendió el clásico Núñez al decir: «Toca al obispo ser ángel, que con pasos de amor discurra, evangelizando paz por su diócesis» (1). — Dícese, pues, en buen romaneo, evangelizar felices nuevas, como evangelizar los pueblos. Los derivados serán: evangelizador, evangeliza- miento, evangelizable, evangelizadero, evangelizatorio, etc. Eversor Solamente apuntó el Diccionario el substantivo eversión, destrucción, ruina, desolación, porque no descubrió otro deri- vado en el de Autoridades. Pero Santamaría nos enseña la pa- labra eversor en el texto: «Fué uno de los dos eversores del im- perio babilonio» (2); donde habla de Darío. No es razón dar al olvido la voz eversor, cuantoquiera latina, pues también es latina la eversión. Aun el nombre eversor podría recibir sen- tido metafórico, aplicado á doctrinas, costumbres, principios, artes, ciencias, aunque no le haya recibido tal el femenino eversión, como pudiera. Exautorado Aguilar: «Exautorado ó depuesto éste, puso á Matanías con nombre de Sedecías» (3). — Del latín procede la voz exau- torado, que significa licenciado, despedido, exonerado de al- guna obligación ó poder. No le trae el Diccionario, tal vez porque era de poco uso entre los clásicos. Mas, comoquiera, el nombre exautorado no equivale al moderno desautorizado, porque á éste le dan ahora el sentido de falto de licencia, que no le compete, siendo así que exautorado denota destituido de autoridad, falto de poder, puesto que licencia y poder ó autoridad no valen lo mismo. Exautoradamente será su ad- verbio. (1) Empr.Sb. (2) Hist. gener. profética, pág. 566. (3) Estatua, sec. 1, vers. 5, cap. 5. 358 EXCEPCIONADO — EXCEPTIVO — EXECRABLEMENTE — EXCUSAPECADOS Excepcionado Extraño adjetivo, derivado de excepción, no obstante el exceptuado iüx\ conocido. Fr. José de la Madre de Dios: «No llevó para ese alarde á quienes por ser parientes que le tocasen muy de adentro, pudiesen ser excepcionados, y si á al- guno lleva, le estorba la vista» (1). — De ahí nacerá el verbo excepcionar , equivalente á exceptuar . No pocos verbos for- maban los clásicos de nombres verbales, como en este libro se echará de ver. Así no parecen mal fraguados otros muchos, subvencionar de subvención; obvencionar de obvención; con- vencionar de convención, etc., puesto que la pauta de los antiguos puede servir de norma á los modernos. Exceptivo Bernardo de León: «Aquella palabra absque se puede en- tender de dos maneras: una manera como exceptiva» (2). — La voz exceptivo se dice de lo que exceptúa )a cosa, por ser ella superior y de calidad aventajada. Ley exceptiva, decreto ex- ceptivo, concesión exceptiva, privilegio exceptivo. Nace de ahí el adverbio exceptivamente, con excepción. Del latín pro- cede el exceptivo. Execrablemente Fr. Diego Niseno: «Judas Escarióte es tan afrentosamen- te maldecido, tan execrablemente tratado en todo el mun- do» (3).— El adverbio execrablemente importa lo que abomi- nablemente, de un modo execrable, detestable, abominable. Excusapecados Pineda: «Respondiendo á otra tácita objeción de algún ex- cusapecados, de la cual cofradía hay muchos cofrades en el (i) L.0& dos estados de Nínive cautiva y libertada, cap. 1, consid. 1. (2) De la limpísima Concepción de Nuestra Señora, p. 2. opuse. 35. (3) Serni. para la traición de Judas, Salutación. EXENCIONADO — EXENCIONAR — EXHILARATIVO 359 mundo» (1). — Harto frecuentes son ya en nuestro romance los nombres compuestos, como lavamanos, arrojaporradas, pe- lagatos, tapabocas, de verbo y nombre plural. La misma com- posición declara el sentido de la palabra excusapecados, por lo expresiva que es. Exencionado Rojas: «No está libre el trono real de accidentes, ni la grandeza vive exencionada de caídas, antes bien, suele experi- mentarlas más lastimosas» (2). — La Voz exención dio lugar á exencionar , como ocasión á ocasionar. Es verdad que los verbos eximir, exentar excusaban la necesidad de exencio- nar, pero á veces la abundancia da salida á nuevos conceptos, como lo acabaremos de ver en el siguiente. Exencionar El substantivo exención dio pie al verbo exencionar , em- pleado por Echeverría en el pasaje: «Librarla de culpa, pero no excencionarla del peligro y de la deuda» (3).— Los verbos eximir, exentar, franquear, librar, preservar, redimir, res- catar, extrañar, libertar y otros muchos parece excusaban la oportunidad de exencionar; pero el español ha de hacer ma- nifiesta la exuberancia de sus vocablos, con que dar al lengua- je más novedad y gallardía. Bien forjado está el verbo exen- cionar; digno es de perpetua memoria. No sería mucho que la lengua francesa le tomase para sí, como la italiana le usurpó. Los derivados, exencionador, exencionamiento, exenciona- ble, exencionante, exencionativo, etc., servirán para acrecen- tamiento del idioma, según aquel adagio: quod abundat non nocet. Exhilarativo Pineda: «Siendo la materia del vino tan exhilarativa y re- gocijada como significáis, no se nos hará tan pesada en el tra- (1) Dial. 12, § 10. (2) Catecismo real, D, disc. 2. (3) Concepción, disc. 1, § 3. 360 EXIGACIÓN — EXPELIBLE EXPENDER* tar, en caso que os alarguéis con ella» (1). — Al latín debe su gracia el término exhilarativo, procedente de exhilaro, ó de hilaris, alegre, contento, festivo, regocijado; suena lo que causa hilaridad y regocijo. El adverbio será exhilarativa- mente. Exicación Navarro: «Esta exicación y detención de la leche puede provenir por diversidad de causas, así intrínsecas como ex- trínsecas» (2).— Nombre procedente del latín es la voz exica- ción, que suena desecación, agotamiento, apartamiento, se- quedad, etc., como la que le acontece á un manantial que que- da seco y enjuto por faltarle la corriente. Expelible Pineda: «De estas materias excrementicias y expelibles unas son humosas ó vaporosas, y otras son húmedas y cenago- sas» (3).— Al adjetivo expelible se apropia el concepto de lo que se puede expeler, lo apto para ser expelido. Es nombre verbal, que nace del infinitivo español, así como otros muchos provienen del supino latino. Harto común es esa formación en nuestro romance, muy poco frecuentada en latín. Expender* Fernández: «Expende en sus libros muchas opiniones de antiguos filósofos» (4).— Como aquí se ve, el clásico Fernán- dez hizo uso del sentido que los latinos daban al verbo expen- deré, tomándole por examinar, considerar, pesar; sentido, que al Diccionario antiguo se le pasó por alto, como se le pasó al moderno, sin embargo de ser tan legítimo como el ^^5- tar, vender, que ahora le dan los que no conocen otro. Donde es digna de reparo la frase expender las palabras, que ahora (1) Dial. 1, § 22. (2) Tribunal de superstición ladina, disputa 24. (3) Dial. 9, § 32. (4) üemonsír. catóL, fol. 66. EXPRESADAMENTE — EXPRESIVA 361 tiene sentido casi contrario de antes; porque hoy en día ea*- pender las palabras es gastarlas parlando sin tiento, pero entre los clásicos era andar con tiento meditando las pala- bras, como escatimándolas con diligente cuidado. Tanto va del lenguaje clásico al lenguaje moderno. Los derivados: ex- pendedor, expendimiento , expendición, expendible, expen- dedura, expenditivo, expendedero , expenditorio, etc. Expresadamente En la oración funeral, predicada á las honras de Lope de Vega por el P. agustino Fr. Ignacio de Vitoria, leemos: «A la del indocto no quiere Salomón llamarla expresadamente muerte» (1).— Al romance pertenece el adverbio expresada- mente, frecuentado por los buenos autores, en lugar de expre- samente, pues no puede quedar duda acerca del uso, según se colige del nombre expresado, de que habla el mismo autor, añadiendo: «El nombre morir en el docto lo pone expresado, y en el indocto suplido» (2). Expresiva Jesús María: «Era en extremo desairado en las acciones del cuerpo, en la pronunciación muy flaco de voz, algo tarta- mudo y de mala expresiva., particularmente las rr en ninguna manera las podía pronunciar» (3).— El substantivo expresiva denota la viveza en el expresar los conceptos, la eficacia en el decir, la facilidad en darse uno á entender, como se saca del alegado texto. No son pocos los adjetivos castellanos en iva, que dan al femenino forma substantiva. No cayó Monláu en la cuenta al hablar de ia desinencia iva. También se le escondió al Diccionario moderno la palabra expresiva substantivada, tan propia para denotar la articulación de las voces y la expresión de los afectos. (1) Zeballos, Ideas del pulpito, t. 1, páff. 118. (2) Ibid. (3) Arte, fol. 9. 362 EXTERIORIDADES — EXTRANUMERARIO Exterioridades Juan de los Ángeles: «Ocuparse en exterioridades» (1). —El plural exterioridades significa cosas exteriores, distrac- ciones externas, tropel de pensamientos extraños. Este senti- do, que es el del autor, no se halla expreso en el Diccionario, donde sólo se lee el singular exterioridad, al revés de lo que pasa con interioridades, que figuran en él sin el singular inte- rioridad, como en su propio lugar se dirá. Extranumerario Godoy: «Usando Cristo del supremo dominio hizo un após- tol extranumerario» (2).— Sólo vemos en el Diccionario la pala- bra supernumerario, equivalente á lo «que está ó se pone sobre el número señalado y establecido». No pendenciemos cuál de los dos términos sea más propio, el supernumerario ó el ex- tranumerario; pero más castizo es éste que aquél, porque de aquél ningún clásico se aprovechó, así como el de Godoy basta para la calificación de extranumerario. Si con advertencia lo miramos, el término extranumerario significa nombrado fuera de cuenta. Doce fueron los apóstoles nombrados por Cristo: á San Pablo tocóle ser extranumerario, á San Matías el ser su- pernumerario; porque San Matías fué elegido para suplente de Judas, mas San Pablo fué nombrado fuera de los doce. La razón de esto hállase en las preposiciones super y extra. La partícula extra denota fuera, como en e.vtrajudicial, extra- muros, extraordinario; pero super suele significar sobra, ex- ceso, preeminencia, como en superfluo, superabundante, superintendencia, superficial. Según esto, la diferencia entre supernumerario y extranumerario viene á ser la misma que va de sobrenatural á preternatural ó extranatural. Si constituí- dos los doce apóstoles, hubiese San Pablo sido nombrado para hacer las veces de San Pedro, entonces habría sido apóstol supernumerario, porque hubiera excedido el número por vía de suplencia; mas como lo fué sin necesidad de suplir á otro, (1) Diál.'d. (2) El mejor Giizmán, trat. 4, § 1. EXTRAVENAR — EXUBERANTEMENTE 363 por eso dícese extranumerario, al modo que la Iglesia llama Apóstol de las Indias á San Francisco Javier, en cuyo lugar nuestro Padre San Ignacio podía haber nombrado otro, que hu- biera sido supernumerario suyo. Extravenar Por verbo reflexivo pone el Diccionario la palabra extra- venarse, esto es, «filtrarse fuera de las venas la sangre; salirse de ellas»; sin admitir otra acepción. Al clásico Mena hemos de agradecer esta otra: «No era lícito ni una coma ni un punto extravenar el orador» (1). — El verbo extravenar no solamente es aquí activo, mas también recibe acepción metafórica, signi- ficativa de desviar, traspasar, sacar de su asiento, no de otra manera que lo ejecuta con la sangre el esfuerzo del corazón, agi- tado por pasiones violentas. Sean, pues, dos las acepciones del verbo extravenar, propia la una, figurada la otra, como en estos dos ejemplos: «La mortal congoja de Cristo le extravenó la sangre del cuerpo; el mal predicador extravena fácilmente los conceptos del discurso». Lo cual no quita que admitamos el reflexivo extravenarse en las dos acepciones dichas. Infiéranse los derivados, extravenador, extr avenamiento, extravenable, extravenadura, extravenativo, extravenato- rio, etc. Exuberantemente Apuntado en el Diccionario el adjetivo exuberante, de suyo se venia corriendo el adverbio exuberantemente, si no le hubiesen tenido la rienda; pero dejóle correr el clásico Pineda en su. Diálogo 5.°, § 44, diciendo: «Mas alabarme de- lante de mi cara, y tan exuberantemente, mucho me confunde y afrenta». Coh'gese bien el sentido del adverbio. (1) Serm. de la Ascensión. F Fabricista Vitoria: «Es la malicia fabricista de calumnias» (1). — Al nombre fabricista conviene la acepción áe forjador, fragua- dor, inventor, en sentido figurado; el sentido propio será fa- bricador, de oficio ú ocupación. Pero fabricista dice ocupa- ción y entretenimiento más activo que fabricador, especial- mente cuanto al sentido metafórico, cual es el de Vitoria. Factivo Fernández: «El entendimiento factivo conoce lo que se debe hacer para el sustento de la vida humana, el activo consi- dera lo que se debe obrar conforme á la razón» (2).— De im- portancia es la voz factivo, muy diversa de factible y facticio, que son las dos puestas en el Diccionario. El autor diferencia los términos factivo y activo. El nombre factivo se arrima á ejecutivo, efectivo. El adverbio será f activamente. Facundidad Los latinos, como vemos en Plauto, hacían uso de la ^psAa- br a facunditas al igual áe facundia. En el clásico Novar ha- llamos la voz facundidad, sinónima áe facundia, por verbosi- (1) Or. funeral. (2) Demonstr. caíóL, fol. 69. FALSA* — FAMARRICO 365 dad, al uso latino: «La facundidad viene á ser un importuno flujo de palabras» (1). — Admitida la dicción facundia por la- tina, igualmente deberá admitirse el término facundidad, que hace el mismo sentido. Falsa* Pérez: «En la música se tiene por particular primor saber dar algunas falsas á tiempo, porque con ellas salen las conso- nancias más gratas» (2). —Llamábanse /a/^as por los clásicos las consonancias nacidas de acordes disonantes. El Dicciona- rio moderno copia á la letra la definición del de Autoridades, que no deja de ser imperfecta, porque además de los acordes de séptima diminuta y de séptima aumentada, hay otros mu- chos en la música, que recibían nombre de falsas, y son todos los llamados disonantes, más en número de los que el Diccio- nario supone. Faísas, pues,denomínanse las disonancias musi- cales, porque han menester el auxilio de los acordes perfec- tos, no «para obtener verdadera armonía», como dice el Dic- cionario en el art. Disonancia, sino para dar al oído la desea- da satisfacción y el descanso que halla en los acordes tónicos y perfectos. Por esta razón, confirmando lo dicho, escribió el P. Fr. Pedro de Vega: «Las reglas de música dicen, que dar una ó dos falsas, no la dañan, con que no sea al principio, á la entrada de la voz, ni tampoco al acabar; causa notable feal- dad entrar con pie cojo, y acabar con mal dejo es disgus- toso» (3).— Quiso decir el autor, que Xas falsas han de prepa- rarse con solicitud, esto es, antes de darlas hay que prevenir el oído para que no las extrañe, y si las extrañare, las reciba gustoso. Fanfarrico Pícara Justina: «Cierto fisgón me dijo muy á lo fanfarri- co: Vaya con Dios la gorra» (4). — La expresión ú lo fanfarrico (1) Guerras de Flandes, t. 1, lib. 2. (2) Serm. dom., pág. 14-2. (3) Salmo 4, vers. 11, disc. 2. (4) Lib. 2, p. 2, cap. 4, § 4, pág. 105. 366 FANTASÍA* denota á lo jactancioso, á lo galán, á lo presumido. Diminu- tivo parece el vocabXo fanfar rico, contracto á^fanfarronico. Fantasía* Nieremberg: «Así como en la música se llaman fantasías aquellos puntos y pasos que van fuera de regla, y son sobre todo arte; así la fineza de amor y liberalidad divina, que se mos- tró en dejarnos Cristo por comida su sacratísimo cuerpo, es una fantasía y primor, que va sobre toda regla, y arte, y pen- samiento» (1).— Aquí el autor ladea la palabra fantasía con primor, fineza, ejrtremo, hazaña, proeza, ardid, invención, alteza, excelencia, obra heroica, las cuales todas iguala con fantasía de amor, en el lugar citado, donde emplea la frase hacer fantasías para decir hacer acciones extraordinarias y hazañas nunca vistas. Dos cosas se infieren de este lenguaje: primera, que las acepciones propuestas en el Diccionario moderno distan mucho de llenar el sentido áo. fantasía, porque ninguna de ellas habla de acción sobre toda arte; segunda, que tampoco le cuadra á fantasía, conforme la entiende el autor clásico, el concepto musical de «composición que versa siempre sobre un modelo ó motivo dado, que suele tomarse de una ópera». A juicio de Nieremberg es fantasía una fermata, un apiacere, un ad libi- tum, aunque sólo conste de un compás. Según esto, la frase hacer fantasías solamente significará, á opinión del Dicciona- rio, hacer composiciones musicales sobre un modelo dado, ó hacer engarces de perlas, mas no hacer maravillosas é inauditas hazañas ó acciones fuera de regla y arte, que es el hacer fantasías á&\ clásico Nieremberg; frase, tampoco ad- vertida del Diccionario antiguo, donde falta la acepción que decimos, que tal vez por eso no la trajo el Diccionario re- ciente. (1) Prodigio, lib. 3, cap. 1. FARCINADOR — FARFALILLA — FATIGABLE 367 Farcinador SiGüENZA: «Se descubre que el farcinador no es muy an- tiguo» (1).— Del latino farcínator, significativo de embutidor, le viene al farcinador el propio significado. El P. Sigüenza en el lugar citado se declara contra el que ahijó á San Jerónimo escritos no suyos incluyéndolos en sus obras maliciosamente. A ese Wama farcinador, como lo es cualquiera que ajusta al talle de otro cosas que no le cuadran, pues tal es el significa- do áe.\ farcinare latino, en acepción metafórica. Farfalilla Cruz: «Encontraremos una farfalilla que es nada, pues el junco por verde que esté, está hueco y vano, todo mohoso y seco» (2). — Si arrimamos á farfalilla el sentido de fárfara, que según la raíz arábiga, apuntada en el Diccionario, podría tomar la forma áo. farfala, cuyo diminutivo es farfalilla, ha- llaremos que á este nombre le toca representar la telilla del huevo, es decir, una cosa diminuta, una nonada, como lo dice el clásico Cruz, una cosilla hueca y vana. Pero más á propósito parece derivar la farfalilla del verbo arábigo yy , fárfara, que dice mover , agitar. El nombre farfar , ^L¿^¿ , signifi- cativo de ligero, inconstante, trocada la r en I, dará farfal. De áonáe. farfalilla será cosa liviana, de poco valor. Cuando, pues, se ofrezca el caso de significar alguna minucia, cosa de ninguna entidad, ahí está el nombre, farfalilla (extraño al Dic- cionario), que hará excelente servicio, porque no es razón pagar con ingrata memoria las invenciones de los clásicos. Fatigable Si las voces infatigable é infatigablemente son tan casti- zas como el Diccionario lo declara, por igual razón hemos de calificar de tales los vocablos fatigable y fatigablemente, no (1) Vida de San Jerónimo, lib. 6, disc. 3. (2) Serm. de San Andrés, pág. 9. 368 FAU FAU obstante el silencio del Diccionario. Bástanos el dicho de Co- LLANTES: «Tomando cuerpo cansable y fatigable» (1); que se refiere al cuerpo mortal de Cristo Jesús. Una vez admitido el nombre fatigable, de suyo se viene el adverbio fatigable- mente. Fau fau Cáceres: «Todo es viento, no es más que un fau, fau» (2). — La voz fau fau viene á representar el sonido flojo del viento que despacio se escapa del fuelle abierto dejado á sí mismo, cual si se tomase por ventosidad despedida por sí; sentido muy á propósito para significar la poca substancia de las cosas terrenas, que es lo que el autor quiso en el texto dar á enten- der por vía de onomatopeya. Notable partido podía sacarse del fau fau, en lugar de las locuciones, irse todo en flor, hacer- se sal y agua, volverse en nonada, parar en humo, irse todo en hutno, deshacerse en nada, que expresan el desvane- cerse, disiparse, evaporarse de las cosas. Aunque el Diccio- nario no haga estima de esta graciosa palabra, no por eso es contentible ni ajena del castizo romance. La significación metafórica sobredicha puede confirmarse por el texto de López de Úbeda, que dice así: «Había de ser inventiva y enhilar mil trazas y dar mil cortes, y como deseosa de gusto y fau fau, había de andar solícita, viento en popa, y volando para poner mis deseos en ejecución» (3). — Lo que la Pícara Justina va diciendo ahí, se reduce á encarecer los bienes mundanos contenidos en la codicia, entre ellos la vanagloria ó deseo de honra y estima, encaminada á la satisfacción del gus- to; que por eso dice ella de sí que estaba deseosa de gusto y fau fau, entendiendo por fau fau la misma vanagloria, como también quería significar el aparato, boato, bambolla, vani- dad, pompa, fausto, ostentación, conforme al texto de Cá- ceres, que se ajusta totalmente al de la Justina. El Maestro Correas, trocada la /en h, díjolo en esta forma con termina- (1) Serm. cíe Sexagésima, § 2. (2) Salmo 138, fu!. 294. (.5) Lib. 2, p. 2, cap. i, § 3, p;ig. 89. feligrés' — FELPARSE 369 ción castellana: «Mucho hao, hao, y todo nada al cabo» (1). — El fau fau podía venir del arábigo verbo sLi, faha, que es parlar, abrir mucho la boca; la voz 5j.¿ , faua,p.s ancha boca. Así mucho hao hao, mucho fau fau es como aquello de mucho ruido y pocas nueces. Feligrés * Torres: «Los libros perniciosos tienen 'muchos feligre- ses» (2).— Por /(?//^r es entiende el Diccionario «persona que pertenece á cierta y determinada parroquia, respecto á ella misma». Ciertamente, ?,\ parroquia se dice, entre otras acep- ciones, «conjunto de personas que acuden á surtirse de una misma tienda, que se sirven del mismo sastre, que se valen del mismo facultativo, etc.», podremos Wamav feligreses á las per- sonas que forman ese conjunto, no porque el Diccionario lo in- sinúe en el art. Feligrés, sino porque se saca del art. Parro- quia. Mas con todo eso, no se entiende cómo los libros perni- ciosos tengan muchos feligreses, bien que tal vez se entende- ría si dijera Torres muchos parroquianos. Donde es de notar (\\XQ, feligrés suena lo mismo que aficionado, afiliado, segui- dor, secuaz, apasionado, allegado, paniaguado, parroquia- no; s^niíáo, no constante en el Diccionario moderno, ya que el antiguo tomó por feligrés la persona que concurre de ordina- rio á una casa, como los feligreses de Torres que acuden á la librería de libros perniciosos. Felparse Malo: «La tierra se pautó de plantas, se feSpó de hierbas, se coronó de flores, y se sazonó de frutos» (5). — La palabra felpa, que significa tejido que muestra pelo por la haz, dio na- cimiento al verbo felparse, significativo de cubrirse de hier- bas á manera del pelo de las felpas. Tampoco trae el Diccio- nario el reflexivo pautarse, si bien cita el activo pautar, (1) Yocab. de refranes, letra M, pág. 475, col. 2.* (2) Filos, mor., lib. 25, cap. 4. (3) Seim. de S. Juan Evang., disc. 7. 24 370 FERMAR— FESTIVALMENTE — FEXUGO rayar ei papel con la pauta. Merece advertencia este verbo pautarse, aplicado á la tierra, como representativo de llenar- se con orden, formar líneas ordenadas paralelamente, como en haza diligentemente sembrada suele acontecer. Fermar Jarque: «Entonces sí, que obediente, no ya á la voz de un hombre, sino al mandamiento de Dios, fermará el sol, y forma- rá un larguísimo día» (1).— El verbo /er/zzar parece italianismo, pues el fermare italiano es detener, parar, como lo requiere el contexto del autor para '¿\ fermar activo. El Diccionario no da indicios de semejante verbo, que en catalán significa atar, ligar, sujetar, cuasi á la italiana. YA firmare latino debió de dar ocasión á estas denominaciones A^ fermar "^fermare. Festivalmente Pineda: «Mandó el emperador León que se guardase festi- valmente del pueblo cristiano el domingo» (2). — No dejará de parecer peregrina la anticuación del nombre festival, definida por el Diccionario, en lugar de festivo; por igual razón plaza de anticuado pasaría el adverbio festivalmente. Qué mácula inficione al adjetivo /í?5//Va/ para arrinconarle por contentible no se echa de ver, ni será fácil apuntarla; especialmente, que hoy en día le lucen los periódicos sin reparo, aun haciéndole substantivo. Fexugo Extraño adjetivo, el varias veces empleado por Tomás Ra- món: «Es un yugo al parecer |harto fexugo» (3).— El sentido de fexugo Q.S pesado, molesto, enfadoso. Parece provenir del la- tín fascis, manojo, haz. Vocablo muy peculiar del lenguaje aragonés, tal vez tomado del lemosín; los catalanes siguen usándole en el día de hoy. (1) Tiat.de la Misericordia, p. 1, disc. 12, § 15. (2) Dial. í. S 10. (3) Punios escriptiirales, t. 1, dom. 4 después de la Trinidad, p. 5. FÍALA — FIAMBRAR — FIGURERO* 371 Fíala Extrañeza causará el no ver en el Diccionario la palabra fíala, tan latina como fíbula que en él reluce. Nadie se mara- ville, porque respecto de vocablos latinos el Diccionario no guarda ley fija; ora los destierra, ora los antigua, ora los des- antigua, ora los innueva. El clásico Fernández de Ayala dijo: «Se derramará totalmente el vaso de su furor, la fíala de su ira, no quedando angustia y calamidad, que no sobrevenga» (1). Fiambrar Pineda: «Los fuertes manjares pierden su virtud nutritiva cociéndolos y friambrándolos muchas veces» (2). — La acepción del Diccionario no se acomoda bien al sentido del fríambrar ó fiambrar de Pineda. El Diccionario dice qao. fiambrar qs «preparar los alimentos que han de comerse fiambres». Al con- trario, de Pineda se saca, (\\xq. fríambrar es dejar enfriar los manjares cocidos y preparados, puesto que de cocerlos y de enfriarlos, por fuertes que sean, se les menoscaba la virtud. Lo cual se infiere de la misma voz fiambre, que es alimento asado ó cocido que dejan enfriar por no comerle caliente. hm^o fiambrar no es cocer ni asar, sino dejar enfriar lo co- cido ó asado, como Pineda lo entendió. De aquí nacerán los derivados correspondientes. Figurero * Fáltale al Diccionario la acepción Ae^ figurero, que se expre- sa en este lugar de Jarque: «Cristiano mío, no más tratos ni con- tratos con desvanecidos y figureros astrólogos» (3). — Llamá- ronse/?^//re/*os los astrólogos que para fdecir la buena ó mala ventura, miraban los aspectos de los planetas, de cuyas posi- ciones alzaban figuras, como si las de los astros fuesen pro- nósticos de la vida humana. El andar metidos en esas figuras merecióles el apodo áo. figureros. (1) Hist. del Anticristo, trat. 5, disc. 2. (2) Dial. 3, § 6. (3) El Orador, t. 2, invectiva 3, § 16. 372 FILAUTERO — FILETEADO — FIL VANOS Filautero Del griego tptXauToc, amador excesivo de sí propio, forma- ron los clásicos el nombre /ilaulero, que suena egoísta. Vene- gas: «Dice el refrán de los filauteros, más cerca están mis dientes que mis parientes» (1).— El nombre egoísta es de he- chura reciente, tomada del latín ego, yo, que mejor se dijera yoísta, pero por amor del francés égo'íste llevó la gala el egoís- ta, y el egoísmo, dejada en paz la filaucia. Fileteado Zayas: «La llaneza de su ingenio no era como los filetea- dos de la corte, que en pasando de seis estancias, se can- san» (2).— El adjetivo fileteado parece aquí denotar delicado^ afectado, como ingenio que gasta muchos filetes. En el Diccio- nario consta el verbo filetear, mas no el nombre fileteado, que podrá ser de alguna utilidad para encarecer el exceso del orna- to en cualquiera línea, especialmente en poesía, comoquiera que filetear es «adornar con filetes», que son gracias y delica- dezas. Filvanos Pineda: «Me notáis de arrojaporradas de filvanos» (5). — La palabra filvanos viene á ser como filaterías, chocarrerías^ palabras impertinentes. Voz compuesta y voluntaria, propia del lenguaje familiar. La palabra conocida hilván, como en la frase hablar de hilván, viene á significar lo mismo que filvanOy pues su composición es idéntica; pero el plural hilvanes no consta en el Diccionario, á lo menos cuanto al sentido metafórico; pero porradas de filvanos se puede castizamente decir. Aun pudiéramos acrecentar, que filvanos señala otra cosa distinta de hilvanes, si hemos de carear con el dicho de Pineda la de- finición del Diccionario. Quede esto á la cortesía de los expen- dedores, digo, de los especuladores, esto es, de los atentos (1) Diferencias, lib. 3, cap. 22. (2) El Castigo, pág. 556. (3) Dial. //, § 15. FISTÜLAR* — FLAUTAZO — FLAUTEADO 373 pensadores. La voz arroj aporradas es digna de consideración por lo nueva. Fistular* Cáceres: «He dejado fistular las heridas por no descubrir- las al médico» (1). — La enseñanza del Diccionario moderno es ésta: «.flstolar, anticuado, por afistolar .—Fistola, anticuado, por fístula.— Físiular, adjeús^o, perteneciente á la fístula». Por qué se diga bien afistolar, y no afistular, puesto que fís- tula y no fistola es el vocablo usual y latino, no lo declaró el Diccionario; así como no hizo mención del verbo fistular, tan bien formado en romance como fisgar de fisga, firmar de firma, etc.; mas, puesto que dan cabida al nombre fistular, también podían dársela al verbo fistular no menos que al afistu- lar. El Diccionario de Autoridades tampoco se opone á lo dicho del verbo fistular, pues no le nombra, con ser clásico. Ello no deja de ser una gentil confusión. Flautazo EsTEBANiLLO: «Le dio un flautazo» (2).— Si bien el nombre flautazo parece aumentativo de flauta, no lo es aquí, si no decimos que flauta suena porra, cuyo aumentativo porrazo equivale á flautazo, como en verdad lo significa en este lugar del autor; porque lo que hace el soplo recio en la flauta al dar el soplador un flautazo, eso mismo hace la porra cuando asienta el golpe, que es arrojar aire con violencia á la cara del aporreado. También flautazo podrá significar bofetón, sopapo, pescozada, mojicón, aunque más propio parece de golpe dado con instrumento. Flauteado Lasal: «Dio un gran suspiro el enfermo, diciendo con voz muy flauteada: ¡Dios mío de mi alma!» (3).— Santiago: «El (1) Salmo 37, fol. 72. (2) Cap. 8. <3) Carta 1. 374 FLETARSE — FLEXUOSO* cuello tuerto, el rosario en las manos, la voz flautada» (1).— No hay memoria en el Diccionario moderno del adjetivo flau- teado. La hay, sí, á& flautado, que es, dice, «semejante á la flauta». Mas con ese flautado no sacamos en limpio la voz flautada. Mejor lo entendieron ambos Diccionarios de Autori- dades, diciendo ser flautado lo mismo que melifluo y delicado. Pero el flauteado de Lasal presupone el verbo flautear, que parece significa adelgazar, suavizar, ablandar, abemolar, en especial si se aplica á la voz, porque en tal caso voz flau- teada será voz afeminada, voz melindrosa, voz á lo dami- sela, voz remilgada, voz alfeñicada; con que tenemos en flautear -^ flauteado dos dicciones bien fraguadas y grandemen- te expresivas de afectado mirlamiento, tocante á la voz. El ad- verbio será flauteadamente. Fletarse Pacheco: «Libremente se fletan desde la tierra al cielo, para desembarcar en el segurísimo puerto de aquellas opulen- tísimas Indias de la gloria» (2).— Discurre el Diccionario por el acüvo fletar, que es «alquilar la nave ó parte de ella para con- ducir personas ó mercaderías»; pero echa en olvido el fletarse las mismas personas, de quienes habla el clásico Pacheco. El reüexlvo fletarse significa ofrecerse á pagar el flete. Así lo entendieron los clásicos, hechos al trato de la navegación para las Indias, los cuales cuando se entregaban á los golfos del Atlántico solían decir, «fletámonos de la España vieja á la nue- va», no hablando sino de sus personas, dado que también solían fletar el barco ó parte de él para entablar el viaje. Esta forma reflexiva no deja de ser elegante. Flexuoso* Por explanación del adjetivo flexuoso, dice el Diccionario moderno, «que forma ondas». No cayeron los dos de Autorida- des en semejante nombre, empleado por Tamayo en la frase (1) Cuaresma,' serm. 14¡, consid. 1. (2) Disc. 6, cap. 1, § 4. FLOREARSE 375 «usar de tonos flexuosos» (1).— ¿Qué significan los tonos flexüosos del clásico autor? Lo que allí mismo añade, á saber, gorjeos ó redobles de garganta, tonos con modulación, trinos blandos y afeminados, en que la voz muestra su peregrina fle- xibilidad. Mucho va de este flexüoso al que forma ondas. Es verdad que el del Diccionario es término de Botánica, como allí se avisa, cual si ningún clásico le hubiera conocido; pero demás del sentido literal (que puede aplicarse tanto á la Botánica, cuanto á la Geometría, á la Pintura, á la Arquitectura, á la Geología, á las artes, etc., etc.), hemos de admitir el figurado, puesto que la voz ondas recibe variadísimas acepciones, entre las cuales podrá entrar la afectada modulación de la voz. Fór- mese el adverbio flexiiosamente. Florearse Granada: «Se va escuchando, saboreando y floreando en lo que dice» (2).— Jerónimo de San José: «Florear la lengua española de suerte que se pueda en ella, como en la griega y latina, usar de frases, modos, figuras y tropos elegantes» (5). — «Este es uno de los vicios en que más peca hoy nuestra len- gua, entre los que se precian de saberla y florearla» (4). — El art. Florear del Diccionario moderno, suma y membrete del antiguo de Autoridades, dejó inexplicada la acepción reflexiva y la particular notada en los clásicos autores. Cuanto á esta particular, enseña (\\xq. florear importa <ídecir floresy>, esto es, «decir dichos vanos y superfinos, requebrar, lisonjear á una mujer alabando sus atractivos, adular, lisonjear». Mas no es, por cierto, esa la significación de los clásicos, cuyos dichos interpretó con más verdad el Diccionario de Autoridades, aun- que no por entero. Pov(\\xq florear una lengua es gastar en ei habla elegantes atavíos, colores retóricos, flores de pomposa elo- cuencia, puesto qwQ. flores en plural no son solamente «dichos agudos y graciosos», como quería el Diccionario, mas también frasecillas nuevas, términos elegantes, figuras y alusiones, (1) El Mostrador, cap. 9. (2) Vida del Beato Avila, cap. 2. (3) Genio de la Hist., p. 2, cap. 3. (4) Ibid., cap. 6. 376 FLORETAS adornos de alegorías, osadías poéticas, alteza de conceptos, en una palabra, ornamento de escogida elocución. De manera que florear, aplicado al lenguaje, es embellecerle con flores, adornarle con elegancia de vocablos, de figuras, de vivas y cultas locuciones. El reflexivo florearse recibe otra acepción, como lo pide, demás del texto alegado, este otro de Huélamo: «Si así se puede hablar, anda Dios floreándose con nosotros» (1). — El Diccionario antiguo quiso incorporar en q\ florearse el gastar tiempo inútilmente. No parece eso bien, porque ¿cómo de Dios lo dijera el orador Huélamo? Sea, pues, el sentido propio de florearse, como de los clásicos se saca, divertirse con uno por chanza, entretenerse dando y tomando, obrar como por juego, ora diciendo flores, ora sin decirlas, saborearse en gastarlas, si se dicen, relamerse en el florear, andar solíci- to en sembrar terminillos y frasecitas. De manera que flo- rearse admite dos sentidos: el uno es juguetear, travesear, cuando sólo hay obras de por medio; el otro, si hay palabras, saborearse en gastarlas elegantes. No son, pues, odiosos los verbos florear y florearse, sino dignos de cualquier grave escritor ú orador, como los antedi- chos lo fueron, sin hacer alusión en sus sentencias á requie- bros ni lisonjas mujeriles. Si no, vean cómo le usó Márqusz en la locución «florearse con ocasiones peligrosas» (2), que sig- nifica jugar con ellas cual si no ofreciesen peligro. Floretas Jacinto Polo: «Se estuvieron en sus flores, como en sus trece, y como unos dicen tijeretas, ellos decían floretas» (3).— El sentido de floretas no es de maravillar se omita en el Dic- cionario, pues pertenece al antojo del autor, que quiso jugar de vocablo incluyendo en él la porfía, como en tijeretas va ex- presada; para que se vea cuan apropositadamente se amoldan las voces castellanas á la expresión de conceptos de ellas tan distantes y extraños. Sólo esto queríamos aquí advertir, sin la (1) Misterios, disc. 2, § 5. (2) Espir. Jcnis., vers. 3, consid. 1. (3) Obras, pág. 227. ■FociLO 377 intención de notar descuidos. La terminación eta, que en cata- lán y valenciano viene á ser la señal por excelencra y casi di- gamos única del diminutivo, en castellano suele representar un concepto algo diferente del positivo, como lo vemos en histo- rieta, lengüeta, cubeta, cazoleta, libreta, palmeta, corveta, /7íZ/¿'/a, etc., dado que sean sin cuéntelas desinencias del di- minutivo {illo, iío, ico, in, ete, eton, uelo, uco, ej'o, aje, ajo, ino, arro, ato), y notables las formas que con ellas reciben los nombres. Florín* Correas: «Al perro conejero, miralde el florín» (1).— «No he hallado cazador que me diga qué entiende por florín... En- tiendo ^Qx florín la flor que hacen los galgos con la cola enros- cada; y más propiamente, florín es la flor que hacen meneando la cola apriesa, cuando sienten la caza y van de rastra, y á este colear ha de mirar y estar atento el cazador». Así explica el maestro Correas ^\ florín, cuyo sentido el Diccionario omitió. Focilo Cabrera: «Entre los nublados obscuros de tantos vitupe- rios salían los focüos y relámpagos de la santidad» (2).— ¿Qué Qs focilos? E\ fóculo del Diccionario no verifica bien el senti- do del texto. Si en latín se formase de focas el diminutivo /o- cillus, entonces diríamos (\\x& focilo se tomó del latín; por eso convendrá entender por focilo un foco pequeño, esto es, aquel punto luminosísimo que esparce rayos por donde puede, aun- que esté él oprimido por cosas opacas y obscuras. Cuando en- tre espesas nubes sale tantico el sol para luego esconderse y tornar á mostrarnos su luz, entonces se forman los focilos, que Cabrera divisaba entre los nublados obscuros de la Pasión de Cristo, cuya santidad no podía menos de herir los ojos de sus enemigos con focos frecuentes de vivísima luz. Linda es la palabra /oc/7(95, más que focos en este lugar, si bien el gusto moderno preferiría los foquillos ó foquetes, cualquiera quisi- (1) Refranes, pág. 38, col. 1.* (2) Adviento, dom. 2, serm. 4, consid. 5. 378 FORCEAR — FORJACIÓN— FORMICANTE* cosa. En otro lugar dice Cabrera: «Tan cercado por todas partes de tinieblas, que por ninguna le resplandece un fucil, un pequeño rayo de luz» (1).— Este fucil del autor es el focilo de antes. Más se asemeja 2\ fucile latino. Forcear , Saona: «Cuanto más el hombre forcea y se trabaja de salir á las cosas de virtud, tanto menos consigue su deseo» (2).— Carlos García: «Estar forceando por pasar la última per- la» (3). — El VQ.rbo forcear, frecuentativo, formado de fuerza, equivale á forcejar, esforzarse, hacer violencia. La autoridad de Saona y García bastan para establecer la legitimidad del vocablo. Del forcear podía derivarse el forceador, el forcea- miento, dotados de igual legitimidad; \\x^%o forceativo, forcea- ble, forceatorio, forceadura, forceadizo, etc. Forjación Bardaxi: «Hoy hace solemnidad y fiesta á la forjación de un reloj que nunca se había de desbaratar» (4). — Otras veces emplea el clásico Bardaxi la palabra forjación en sentido de hechura, formación, construcción, fábrica, tomándola de la voz forja ó áe\ verbo forjar. Bien formada está la dicción, digna de inmortal memoria es. Formicante* Ayala: Tardos, plúmbeos y perezosos parecerán los pies humanos á la soberbia del Anticristo, formicantes sus pasos para manifestar su imperio» (5).— El Diccionario no acertó á conceder la aplicación del adjetivo formicante, sino sólo al pulso; pero aquí Ayala aplicóle á \os pasos, porque formican- te viene á ser como de hormiga, lento, perezoso, espacioso, (1) Serm. del 4.° dom. de Cuaresma, consid. 1.' (2) Hierarcbia, disc. 15. (3) La desordenada codicia, cap. 11. (4) Concepción, serm. 1. (5) Ilist. del Aniicrisío, trat. 3, dlsc. 16. FORMULAR — FRAGANCIA* — FRANCHÓN 379 tardo. La autoridad del clásico autor nos da licencia para ha- cer más frecuente uso de la voz formicante^ que el concedido á la medicina. h.\xn formicantemente seña, de provecho en har- tas ocasiones. Formular El adjetivo formular suena dicho en fórmula, como lo significa este pasaje de Fr. Jerónimo de San José: «El tiem- po siempre ha observado y venerado las palabras y frases for- mulares en las leyes, decretos y causas forenses» (1). — Así frases formulares son las que se emplean en lo forense y eclesiástico por vía de fórmulas conocidas, que bien puédese decir \e.r\g\xa]Q. formular . Formularmente será zon fórmulas. Fragancia* Pedro Vega: «Ya entonces las muertes y daños se le impu- tan, porque no resistió en la fragancia del delito, sino después, ya tarde» (2). — La voz fragancia suena aquí actualidad, pre- sencia, caso actual. El Diccionario calló esta significación, atribuyéndola á la voz flagrancia, que también se usa en ese mismo sentido; pero no cabe dudar, sino que ambas á dos se usaban entre los clásicos como equivalentes, á la manera que decían en fragante y en flagrante. Franchón Pineda: «Salvo los que se suelen confesar con unos fran- chones que venían de Gascuña por confesar en España, no sa- biendo más que echar lañas á calderas y sartenes viejas» (3). — Llamó Pineda franchón al francés, que el lenguaje vulgar dice gabacho, franchute. No es mala pulla á confesores re- mendones, más si se tienen por hombres de pendón y caldera. (1) Genio, p. 2, cap. 3. (2) Salmo 3, vers. 7, disc. ^3i DiáZ. 7, §21. 380 FRATERNAR — FREIDERA — FUER* Fraternar Muy diverso de fraternizar es el verbo activo fraternar , derivado del substantivo /ríz/er/za, que significa «corrección ó reprensión áspera». Zamora: «Alabando el Señor á los que sin ver creen, corrige á Tomás y le fraterna interiormente» (1).— Verbo nunca visto en el Diccionario es el fraternar, por re- prender, dar fraterna; pero no menos castizo o^^ fraternizar, aunque contenga un concepto casi contrario, respecto de la co- rrección; mas como ésta haya de ser amorosa y fraternal, el verbo SlQíxvo fraternar viene á ser parte del neutro fraterni- zar. Podrán formarse los derivados, fraternador, fraterna- miento , fr ater nativo , etc., en acepción de corregir. Freidera Pedro Vega: «Como en la freidera suelen apretar el chi- charrón con la paleta, hasta sacarle del todo el jugo y dejarle seco» (2). — La voz freidera, no mentada por el Diccionario, es el lugar donde alguna cosa se fríe, ora sea sartén, ó perol, ó cazuela. De/re/r nació freidera, palabra repetida por el au- tor tres veces en el mismo lugar. Fuer* El Diccionario moderno restringe el uso de fuer á la ex- presión adverbial á fuer de; pero Pedro Vega concede facul- tad para ampliar su aplicación, cuando dice: «Ya también en- tre los hombres se tiene por fuer de grande, empeñar su pala- bra y jurar á fe de hijodalgo» (3). — Donde vemos que fuer, contracción de fuero, denota señal, condición, blasón, divi- sa, demostración, ley, indicio, como lo dice el modo adver- bial á fuer de. Pero también es de advertir, que el uso áo-fuer puede extenderse á otros modismos, diciendo por fuer de, en (1) Monarquía, l¡b. 2, Santo Tomás Apóstol, § 11. (2) Salmo 5, vers. 4, disc. 1 . (3) Salmo 6, vers. 5, disc. 2. FUGÓN — FUMECIÑO 381 fuer de, con fuer de, puesto que fuer admite la significación dicha, en cuya virtud podrá ir en compañía de muchos verbos. Fugón Pedro Vega: «Sabed que para Dios muchas veces es me- nester barrer con el fugón y con la azada, que quedaron cos- tras en vuestra alma de los pecados pasados, y esas se han de quitar con azadonadas» (1). — De la palabra ///^d/2 no se halla rastro en todo el Diccionario. Instrumento parece denotar, con que se despega alguna cosa. De ///¿"¿z podía provenir, cual si dijera ahuyentador , conforme al fugar que antes se usaba por activo. ¿Si en vez de //í/o-d/z habrá de leerse ///r^d/z^ del latín furca, aumentativo? El hurgón es voz conocida, para atizar la lumbre. En tal caso el furgón de Vega sería muy otro áí^X fur- gón moderno, registrado en el Diccionario. Fumeciño La Pícara Justina emplea la voz fumeciños (2) en sentido de humillos, esto es, vanidad, arrogancia, presunción, pruri- to de parecer bien. Antes había dicho: «No sé qué fumeciños (fumeciños) me dieron, que me parecía otro mundo» (3). — Aun- que antigua la dicción, de sabor gallego ó portugués en la for- ma, graciosa es, digna de ser recomendada. (1) Salmos, disc. 2, proemial. (2) Lib. 2, p. 2, cap. 2, § 2, pág. 46. (3) Lib. 2, p. 1, cap. 1, § 1, pág. 118. G Galantear * No reconoce el Diccionario moderno otras acepciones del v^rbo galantear sino éstas: «Procurar por todos los medios y obsequios posibles captarse el amor de unamujer; requebrarla»: Siquiera el Diccionario de Autoridades, consultados los textos clásicos, acrecentaba esta otra acepción: «Solicitar, mover ó inclinar la voluntad de otro para lograr algún fin». Con todo eso, ni el Diccionario moderno ni el antiguo llenan las medidas á los autores clásicos, según lo piden sus sentencias. Núñez: «Siempre galanteó Pablo la perfección como pretendiente» (1). — Cornejo: «Tenía el niño una compasión muy codiciosa, y galanteaba la despensa, donde tenía para sus pobres el teso- ro» (2). — En estos pasajes el galantear no tiene por término la voluntad de otro, sino la perfección, la despensa, y podía- mos añadir el puesto, el favor, el regalo, la gracia, la amistad, la fortuna, la hacienda, la comida, etc., etc. Porque galantear, procedente del nombre galante, atento, obsequioso, solícito, no dice de suyo relación á mujeres ni á voluntades ajenas, sino á todo lo deseable, pues solamente suena requerir, solicitar, procurar con afán, pretender con ansia, enderezar la proa con afición, afanarse con solicitud. Por manera que «el cap- tarse el amor de una mujer, el requebrarla», son acepciones por extensión, no peculiares del galantear, á menos que ten- (1) Empresa 18. (2) Crónica, t. 3, lib. 2, cap. 1. GALICABRA — GAMILOCHO — GANAS* 383 gamos por relativo del amor mujeril el nombre galante, que sería garrafal impropiedad del vocablo. Diga, pues, el correcto hablistán: «me galanteó la bolsa, te galantean el caballo, nos galanteas las flores, te galantearé los niños para mi escuela». Por este rasero se han de medir los vocablos galanteador, ga- lanteo, galantería, galantemente, sin necesidad de referirlos á requiebros y arrumacos mujeriles. Otro tanto apliqúese á los derivados áe. galantear. Galicabra Linaje de embarcación representa el vocablo galicabra, como se colige de este lugar del clásico Zamora: «Si los ga- leones más valerosos hicieron harto en costear estos sobera- nos ríos, si las galicabras más ligeras de no haber padecido naufragio en sus honduras pueden gloriarse; una barquilla tan pequeña, tan sin jarcia y sin remos como la mía, á canto va de anegarse» (1).— El contexto señala al nombre galicabra senti- do de vaso de gran buque. Gamilocho Pineda: «Bueno está de ver cuan errados andan en lo de- más, por más que blasonen ser de casta de gamilochos, y tener gran vasallaje despechado con les echar muchos pechos sobre las espaldas» (2).— La voz gamilocho hace sentido de regala- do, afeminado, delicado, melindroso, si atendemos al hilo del autor, que reprueba la hidalgada costumbre de los que gastan almohadilla para arrodillarse en la iglesia. Ganas * FoNSECA: «Le tenía grandes ganas» (3). — El plural ganas recibe aquí un sentido particular (no especificado en el Diccio- nario moderno), especialmente cuando va con el verbo tener, siquiera el Diccionario de Autoridades apunte la locución tener (1) Monarquía, lib. 3, San Mateo, § 1. (2) Dial. 5, § 41. (;-i) Vida de Cristo, p. 1, cap. 5. 384 GANZUAR gana, «frase con que se significa que alguno está dando volun- tariamente motivos para que suceda cosa que no le esté bien». Clásica es la frase «yo le tengo á fulano grandes ganas», que significa: 370 tengo muchas ganas de reñir con él; yo no le puedo ver de enojado que con él estoy; yo estoy dispuesto á provocarle á pendencia; yo estoy de punta con él; yo, resenti- dísimo del agravio, quiero vengarme; yo no se la perdono, etc.» Tal es la acepción clásica de tenerle á uno ganas, las cuales ganas se entienden de reñir, de provocar, de habérselas con él. De manera que si el plural ganas conserva su propio senti- do, el verbo tener y el dativo le dan á la frase entera un signi- ficado especialísimo, desconforme, al parecer, de la construc- ción gramatical, pero muy conforme al genio del romance, como parece en Correas que dijo: «Tener buenas ganas: para aporrearle» (1). Ganzuar Dícese ganzúa el «alambre fuerte y doblado por una punta, á modo de garfio, con que á falta de llave pueden co- rrerse los pestillos de las cerraduras». En sentido figurado es «ladrón que roba con maña; persona que tiene arte ó maña para sonsacar á otra su secreto». De este nombre fórmase el verbo ganzuar, al estilo de otros sin número. Pícara Justina: «De noche, sin sentir, descorchaba cepos y ganzuaba escrito- rios» (2). — Torres: «No hay mina que no contraminen, red que no enreden, cerradura que no ganzúen, pared que no asal- ten, ni guarda, aunque sea manco de manos, que no cohe- chen» (3). — Claro está el verbo ganzuar significativo de abrir con ganzúa en su propia acepción; la figurada sería sonsacar, hurtar con maña, sacar con arte lo escondido. Véase cómo la empleó Alvarez: «Esta virtud le ganzúa á Dios el pecho y corazón, para darle al humilde lleno y enriquecido de sus se- cretos misterios» (4).— Notemos que el Diccionario antiguo (1) Focf/¿.. letra T. (2) Fol. 141. (2) Filos, mor., lib. 15, cap. 5. (4) Silva espir.. Sexagésima, consid. 7, § ;^. GARBANZO* — GARCETE 385 hizo caudal de este verbo, bien que no advirtió su significación figurada; pero al moderno se le pasaron las dos. Derivados: ganzuador, ganzuamiento , ganzuadura, gan- zuadero, ganzuadle, ganzuativo, ganzuadizo, etc. Garbanzo* Torres: «Les metieron el garbanzo en el cuerpo» (1). — Cuenta el autor el miedo que los espías pegaron á los seiscien- tos mil hombres del ejército israelítico, por haberles avisado, como se narra en los Números, que la tierra de promisión se tragaba los hombres. La frase meter á uno el garbanzo en el cuerpo significa amedrentar, acobardar, amilanar; de donde á la ^oz garbanzo iózaXe. representar, coco, miedo, espanto, cerote. No se descubre en el Diccionario semejante locución, tan propia de la lengua; ni en el art. Garbanzo hay nuevas de tal miedo, aunque sí las hay de garbanzos en sentido de «es- pecies para que se enfade ó enrede alguno»; mas no son esos los garbanzos á propósito para hacer temblar de pies á cabe- za. Con todo, podríamos ver en la palabra garbanzo metafó- rico representada la especie, noticia, dicho, que sobrecoge á alguno causándole novedad ó adversa impresión. Garcete Alonso de Sandoval: «Trajo siempre el cabello con gar- cete; nunca usó manteo sobre la sotana, que era pobre, pero limpia» (2). — En el artículo Garceta ofrece el Diccionario mo- derno esta noción tomada del antiguo: «Pelo de la sien que cae á la mejilla, y allí se corta, ó se forma en trenzas». La edición de 1619 á\ce. garcete y no garceta en la Vida de Sandoval, sin embargo de alegar el Diccionario de Autoridades una de Col- menares que dice garcetas. A la cortesía de los eruditos que- de la resolución. (1) Filos, mor., lib. 9, cap. 9. (2) Yida de S. Francisco Javier, 11b. 10, cap. 27. 26 386 GARGO — GARRAPATÓN Gargo Alvarez: «Aun para esa no salen descuidadas de sus ade- rezos, ni sin el gargo y chapín, y aquel mesurado y pomposo andar que á las damas de Jerusalén daba Isaías» (1). — Qué acep- ción convenga á la palabra gargo, no se colige bien del contex- to, aunque parece ser adorno mujeril tocante al cuello, collar. Mas de gargo puede ser se hayan formado las tan conocidas garganta, garguero, garga/o, gárgara. Garrapatón * Aumentativo de garrapato es el término garrapatón. El plural garrapatones significa, dice el Diccionario, «letras y rasgos mal formados, torcidos y confusos, parecidos en algún modo á los pies de un escarabajo». — Cervantes: «Decíais mil garrapatones cuando rezabais en latín» (2). — El texto del autor muestra que garrapatón se equipara á gazafatón, á ga- zapatón, á disparate, barbaridad, desatino, dislate. Extrañeza causará, que el Diccionario de Autoridades, de donde trasladó el moderno la acepción de garrapato, interpretase con esa li- bertad el texto de Jacinto Polo, que dice: «En garrapatos sonoros, | Los sentidos enredaba». Los garrapatos sonoros no pueden ser «letras ni líneas mal formadas», antes han de significar forzosamente palabras, términos, disparates, voca- blos escritos ó hablados, pues el adjetivo sonoros no cuadra bien con rasgos torcidos ni con letras mal formadas. De donde concluimos, que garrapato, puesto caso que alguna vez pueda significar «rasgo caprichoso é irregular hecho con la pluma», no deja de tomarse por barbaridad dicha con la lengua. A este mismo tenor el verbo garrapatear no sólo será «escrí- .bir sin orden ni formas de letras en el papel», como lo exponía el Diccionario de 1770, mas también hablar disparates, decir garrapatones. ' (1) Silva, Sexagésima, consid. 8. (2) Novela 8. CARROCHAR — GARRULAR 387 Garrochar Salazar: «Por mucho que lo hayan garrochado y acosado, no hace golpe sino al vivo» (1). — Tres verbos apuntó el Diccio- nario: agarrochear, garrochear y agarrochar; el primero táchale de anticuado, los usuales son agarrochar , y garro- chear; ninguna mención de garrochar, herir con garrocha á los toros. Como garrocha (vara larga con su punta de tres filos para picar á los toros) dio formación á estos verbos, el más sencillo de todos es sin duda garrochar, después viene el agarrochar; los otros dos, garrochear y agarrochear, son frecuentativos, con la significación de andar picando con ga- rrocha, molestando al animal por entretenimiento. Así los cua- tro hacen bien su oficio; pero no hay motivo para antiguar e\ aga- rrochear, á no tener por inusual el garrochear. Salgan de ga- rrochar los derivados garrochador, garr echamiento, garro- chahle, garrochadizo, garrochadero, garrochativo, garro- chadura, garrochatorio, gar rochante, etc., todos muy á pro- pósito para torería. Garrular Los nombres gárrulo, garrulería, garrulidad, garrula- dor, registrados en el Diccionario, pedían de necesidad el verbo garrular, con que Qodoy nos brinda en aquel texto, «para ga- rrular tan sólo es hecha» (2). — El verbo garrular es charlar, parlar; aplicable á personas, á pájaros, á instrumentos (como el fonógrafo). Tal vez creerán que garlar súplela falta de^'íz- rrular; comoquiera, que este sea verbo clásico, nadie lo pon- drá en duda, aunque entrambos procedan del latín, por diver- sas vías. E\ garrulador con su interminable garrulamiento nos mareaba á más y mejor, porque ninguno poseía el arte ga- rrulatorio ni la garrulativa como él para espetarnos cuanto hay de garrulable entre los gar ruteros. (1) Credo, disc. 12. (2) Tesoro, pág. 12. 388 GASTARSE — GATUNO — GAZGAZ Gastarse Solamente para el concepto de consumirse quiere el Dic- cionario deputar el reflexivo gastarse. A otra acepción le aplicó Nieremberq: «Gastóse en esta filosofía Aristóteles con mayor gusto que en otra, considerando las partes de los ani- males» (1). — El reflexivo gastarse hace aquí sentido de em- plearse echando el resto. Porque más adelante dice el propio Nieremberg: «Para lo que escribió Aristóteles de partibiis animalium , en que á mi parecer se excede á sí mismo y guar- da admirable método, vendría más fácilmente con lo que algu- nos dijeron, que se aprovechó de los escritos de Salomón» (2). — El excederse á si mismo viene á ser e.\ gastarse, como si di- jera dio de si cuanto pudo con que se agotó su saber. Es este un gastarse muy singular para el concepto de extremarse en alguna cosa. Gatuno Correas: «Mirar de mal gatuno» (3).— El substantivo ga- tuno, cual si la terminación uño correspondiese á la onium lati- na significadora de estado ó calidad, parece representar talan- te de gato, catadura gatesca, ademán gatuno, sagacidad y astucia como la de los gatos. Tan sólo apuntó el Diccionario la voz gatuña, por planta herbácea leguminosa; pero á& gatu- no substantivo no hizo mención alguna. Gazgaz Pineda: «Comenzó á chuchear, y le dio una sangrienta ma traca y un gazgaz, y con las alas aumentó el estruendo, y así se quedó la perdiz con el cuchuchu en el pico y el ruido en el volar» (4).— Habla Pineda del muchacho Talo convertido por Minerva en perdiz, la cual por dar pena al viejo Dédalo, hizo (1) Oculta filos., lib. 2, cap. 54. (2) Ihid., cap. 74. (3) Vocab., letra M. (4) Dial. 8, § 8. GEMEBUNDO — GERMÁNICO — GIGANTIZAR 389 lo que antes va dicho. Las palabras chuchear, cuchuchu son onomatopéyicas, pues representan el canto de la perdiz. Ninguna de ellas está en el Diccionario. La única que en él se ve es chuchear, en sentido de cuchichear ó de cazar con industria. La grande autoridad de Pineda obliga á sumo respeto. La de Correas no le va en zaga: «Gazgaz; dicen esto en burla, á quien se dejó engañar» (1).— Ahí tenemos lo que es gázgaz, á saber, culebrazo, burla con mohina, chasco pe- sado. Gemebundo Tomás Ramón: «El Magno Gregorio hablando de la paloma dice, que es animal gemebundo, y que en vez de cantos, da sus- piros, 3? como que llora, por la ausencia del que ama» (2)1 — Vale gemebundo lo que gemidor; claro lo dice el texto. Es muy para recomendado su uso. Gemebundamente sería su ad- verbio. Germánico Del adjetivo germano, que vale propio, legítimo, genuino ^ verdadero, cabal, etc., derívase e\ germánico que suena lo mismo, como se advierte en esta sentencia del P. Cristóbal Moreno: «Las acomodaremos á este alto misterio, después de declarado el verdadero y germánico sentido de ellas» (3).— Del adjetivo germano, por genuino, dice el Diccionario que es an- ticuado. ¿Del germánico qué dijera? Ambos provienen del lati- no germanus, que es genuino, legitimo. El adverbio sería germánicamente. Gigantizar Villena: «Si leve gigantizar en vicios ó carnalidades, debe reprenderlo» (4).— El verbo gigantizar, á opinión del Diccio- (1) Yocah., letra G. (2) Puntos escript., t. 1, Dom. 9, § 1. (3) Limpieza de la Virgen y Madre de Dios, pág. 11. (4) Trabajos de Hércules, cap. 9. / 390 GODEO — GOLOSISMO nario antiguo, vale «crecer como gigante en alguna cosa». El moderno dióle de mano. Si de tirano sale tiranizar, que es obrar á lo tirano, por igual motivo de gigante saldrá gigan- tizar, obrar á lo gigante, esto es, crecer, descollar, señalarse en alguna grandeza. De sus derivados hará el discreto el uso que bien le plazca. Godeo Ni en el antiguo ni en el nuevo Diccionario halla refugio la palabra godeo, con ser el propio gaudium de los latinos, y con llevar siglos de uso la voz regodeo, asentada en ambos Diccio- narios. Correas: «Darle á uno godeo» (1).— Así me da á mí godeo, significa me da á mí placer, gusto, deleite, entreteni- miento, contento, alegría. El adjetivo godible del Dicciona- rio, que suena «alegre, placentero»^ confirma la significación del substantivo godeo, cuya índole difiere de la de regodeo, en aplicarse éste á complacencia más detenida y voluntaria, como lo pide el prefijo re. Golosismo Jacinto Polo: «Archifénix serás del golosismo» (2). — No cuidó el Diccionario moderno de asentar este substantivo, ar- chivado en el de Autoridades. Fórmase del nombre goloso, suena afición á golosinas, es vocablo de voluntaria inven- ción, como lo son tantos modernos en ismo; no por eso con- tentible, porque nadie estorba, antes sería muy digno del ro- mance, el decir: «estudia el arte del golosismo; la ciudad N. pro- paga el golosismo; el golosismo pierde á las niñas; bien caro pagó su golosismo». Aquí hallarán los modernos autorizada la costumbre de formar nombres acabados en ismo, que fatigan ya por lo comunes, especialmente porque destierran otros vo- cablos castizos, más propios del idioma. Reparen los curiosos la palabra archifénix á& Polo, no conocida del Diccionario. (1) Vocah., letra D. (2) Obras, pág. 115, GOLLIZNO — GONGORIZAR — GORGOR 391 Gollizno Correas: «Bien claro que lo dije, que en el gollizno lo había de sembrar» (1).— El propio Correas declara la significa- ción obvia del término gollizno. «Es, dice, un estrecho de un arroyo que hallan ó hacen unas peñas, y pasa el agua como por gollete ó gaznate» (2).— Figurada ó extensiva parece esta acep- ción; la propia sería garganta. Gongorizar EsTEBANiLLo: «Gongopízar con elocuencia campanuda» (3). — Hace caudal el Diccionario de las voces gongorino, gongo- rismo, mas no del verbo gongorizar, que expresa escribir ó hablar á lo gongorino, esto es, con voces peregrinas, giros rebuscados y violentos, estilo obscuro y afectado. De Góngo- ra, principal promovedor del culteranismo, se formó el verbo gongorizar, usado ya en el siglo xvii. ¿Por qué no había de servir hoy para bautizar el decir quijotesco, embrollado, no in- teligible de no pocos escritores actuales? Gongorizador, gon- gorizamiento, gongorizadura, gongorizatívo, etc., servirán de derivados. Gorgor Nieto: «Cual la llena bota empina | Y festeja aquel gor- gor» {A).— Gorgor es el ruido que hace el licor en la garganta del que le bebe. Se diferencia de gorgorito, diminutivo de gorgor, en aplicarse aquél al canto comúnmente, así como éste á la sola bebida. Pero cosa rara parecerá no ver en el Diccionario el gorgor, que dio nacimiento á gorgorita, gor- gorito, gorgoritear, gorgorotada. (1) Vocah. de rtfranes, letra E, pág. 111, col. 1. (2) Ibid. (3) Cap. 12. (4) L/a Perromaquia, cant. 2, redond. 67. 392 GORRO* — GOTUCO — GRADA* Gorro * Correas: «Meterse de gorro» (1).— La palabra gorro no parecerá propia para substituir el femenino gorra, que en el modismo de gorra significa «á costa ajena. Úsase con los ver- bos andar, comer, vivir, etc.»; y también entrar, entrarse. Pero, demás de que el clásico autor Correas empleó el mascu- lino ^orro^ si no miente la copia, el aumentativo gorrón ¿de dónde proviene sino de gorro, pues suena «el que tiene por há- bito comer, vivir, regalarse ó divertirse á costa ajena?* Así, pues, meterse de gorra "^ meterse de gorro son frases sinóni- mas, equivalentes á ser gorrón, aunque el Diccionario no con- ceda á gorro semejante sentido. Adviértase: el Vocabulario de refranes, publicado en 1906, áxco. meterse de gorra. Gotuco Pineda: «Beberemos sendos gotucos para ganar los perdo- nes» (2).— Por gotuco debió Pineda de entender trago, sorbo; del nombre gota se formó, como hermanuco de hermano, ca- rruco de carro, papeluco de papel. Mas, aunque la termina- ción uco suene diminutivo connotando cosa mala ó desprecia- tiva, como lo enseñó Monláu (3); á veces significa, en lengua- je vulgar, aumento, como en el caso de Pineda, si bien decimos beber una gótica por echar un trago ó beber un gotuco. Grada* Guevara: «Ha de hacer dar grada á mujeres de las lutera- nas» (4). — La voz grada tiene visos de entrada en la frase del autor, el cual tal vez la tomó por *reja ó locutorio de los mo- nasterios de monjas», pues esa acepción le reconoce á grada el Diccionario. O sino digamos, que la voz grada por referirse á mujeres representa el femenino á^grado, jocosamente intro- (1) yocat., letra M. (2) Dial. 1, § Vi. (3) Dicción. etimoL, 1856, pág. 120. (4) El Diablo Cojudo, tranco 8. GRAGEA* — GRAJO* — GRAVEAR* 393 ducido en la frase dar grado ó graduar. Salvo si hay errata de imprenta en el libro clásico. Gragea * Alba: «Esta advertencia, sabiduría y quietud ¿cómo no la han tomado para sí los negri-blancos, que han sudado hasta gragea por oponerse á este misterio?» (l).^Al nombre. gragea señala el Diccionario moderno la significación de «confites muy menudos de varios colores». Pero el P. Alba extendió á más el sentido, puesto que á las gotillas de sudor llamó gra- gea. Podíamos, pues, entender por gragea la concurrencia de bolitas muy diminutas, como pildoras, granitos, globulillos de abalorio, granulillos homeopáticos, gotas de rocío, y menuden- cias de forma redondeada, sin que por eso deban ser ni confi- tes, ni anises, ni de varios colores. La frase sudar mucha gragea no es para desechada, antes parece expresiva y gra- ciosa para el estilo familiar, en significación de sudar traba- jando con gusto. Grajo* Correas: «Es un grajo, un cascante, un bazagón» (2). — La voz grajo tomada metafóricamente suena charlatán, como cascante y bazagón. Siendo propio de los grajos el chillar, graznar con frecuencia, de ahí nace el metafórico sentido de grajo ^ áe. grajear, x\o advertido en el Diccionario, que es charlar, parlar, ser parlero, palabrón, palabrero. Gravear* Nieremberq: «No consideraron sus autores cómo el hom- bre pesa y gravea dentro de la nave» (3). — El sentido de gra- vear se saca de su misma formación. De grave se formó el frecuentativo gravear, que dice cargar, hacerse pesado. Por activo le juzgan los Diccionarios, antiguo y moderno, (1) Respuesta al Memorial del Prado, Mancha 10. (2) Vocab., letra E. (3) Curiosa filos., lib. 6, cap. 12, 394 GRAVITAR* porque pensaron que gravear era «balancear una cosa en fuer- za del peso», especialmente, que el moderno le igualó con gravitar en cuanto significa «descansar ó hacer fuerza un cuerpo sobre otro». Mas los verbos en ear cuando proceden de adjetivos, como necear, negrear, amarillear, bobear, suelen ser neutros. De esa condición parece gravear, que significa hacer peso un cuerpo sobre otro, según que lo dice Nierem- berg del hombre dentro de la nave. No es, pues, balancear, sino asentarse pesando; ni tampoco es activo, sino neutro, como queda dicho. Si se puede hacer igual á gravitar, lo vamos á discurrir. Graveador, graveamiento, graveable, graveación, gra- veatorio, graveativo, graveadara, graveadero, graveado, graveadamente, etc., serán sus derivados. Gravitar* Tejada: «Están en su centro las pasiones, y así no gravi- tan ni oprimen sensiblemente al corazón» (1).— Por intransiti- vo toma el moderno Diccionario el verbo gravitar. El texto de Tejada dice que las pasiones cuando están en su centro no gravitan al corazón. Con todo eso, calificó de activo e\ gra- vitar, el Diccionario de Autoridades alegando la dicha senten- cia, de la cual sacó que gravitar es i-cargar ligeramente sobre alguna cosa». En esto se apartó del antiguo el Diccio- nario moderno, en el definir el verbo gravitar diciendo que es, «tener un cuerpo propensión á caer ó cargar sobre otro, por razón de su peso; descansar ó hacer fuerza un cuerpo sobre otro». Parécenos al contrario, que e\ gravitar legítimo es opri- mir ligeramente, apretar sin abrumar, cargar con blandu- ra; la cual significación se saca del mismo gravitare, que es verbo diminutivo en latín, como dictitare, latitare, venditare, ventilare, verbos frecuentativos, que van mostrando la acción del simple con cierta moderada frecuencia. Así un cuerpo que va cargando sobre otro cuerpo sin aplastarle, con ademanes de oprimirle, dícese que le gravita. Esta acepción propia con- viértese en figurada cuando lo que gravita no es cuerpo, ni (1) León prodigioso, p. 1, apol. 15. J # GRAZNEAR GRECÁNICO 395 tampoco lo gravitado, como decir: «las tentaciones gravitan mi alma; te gravitan tus inquietudes». La diferencia entre gravear y gravitar parece ser ésta: gravear es hacer peso, gravitar es poner peso; el primero intransitivo, el segundo activo; ambos pueden recibir sentido figurado además del propio; la bola de plomo gravea en mi mano, la bola de plomo ^rtíi^/7í7 mi mano. Por eso Tejada dio por cierto que las pasiones no gravitan, no ponen peso, no dan carga al corazón si están en su centro, porque obran como dueñas del hombre. Los modernos han tomado de los astróno- mos, no de los clásicos, el llamar intransitivo al verbo gra- vitar. Los derivados son: gravitador, gravitación, gravitamien- to, gravitativo, gravitable, gravitadizo, gravitadero, etc. Graznear El graznar es dar graznidos, pero el graznear dícese del que los da frecuentes. Tomás Ramón: «El águila métese sobre la cabeza del ciervo, graznea grandemente, turba con sus vo- ces al animal» (1). — Las voces y graznidos del águila llevan la mira puesta en dar prisa al ciervo para hacerle trompicar por derrumbaderos y de salto en salto venir á parar en el valle hecho pedazos. El frecuentativo graznear cumple bien su ofi- cio en este pasaje, pues quiere decir graznar repetidamente. Derivados: grazneador, grazneamiento, grazneativo, grazneadero, grazneadura, etc. Grecánico Es esta palabra latina, en vez de griego ó helénico. Pi- neda: «Fué natural de Atenas, ciudad de Grecia y madre del saber grecánico» (2). — Como era poco usada la siQzgrceca- nicüs, así se usó apenas el adjetivo grecánico entre los clási- cos. Grecánicamente será á lo griego. (1) Puntos escripturales, t. 1. Dom. 7.° después de la Trinidad, p. 2. (2) Monarquía eclesiást., lib. 11, cap. 29, § 4. 396 GRIMOSO — GROMAR — GROX Grimoso La voz grima dio ser al adjetivo grimoso, que por eso re- presenta lo horroroso, terrible, que da grima, que desazona, que espeluzna. Cabrera: «San Jerónimo decía, que cada uno hiciese cuenta, que ya le sonaba en los oídos el ruido grimoso de la trompeta» (1).— A este tenor se dirá sonido grimoso, alarido grimoso, voces grimosas, discurso grimoso, cuan- do las cosas que se dicen, el modo de articularlas, el gesto y la declamación desazonen ó pongan grima en los presentes. Apoya Valderrama esta propiedad de grimoso: «Su acompa- ñamiento real serán grandes llamas y volcanes de fuego abra- sador, que causará una horrible y grimosa tempestad» (2).— Puede equipararse el grimoso figurado á temeroso, espanto- so. El adverbio ser éi grimosamente. Gromar Pineda: «Bien sospecho que debió de haber algo de eso, y bien lo groman, pues (como dice el Profeta) guay de la tierra cuyo rey es muchacho» (3). — El verbo gromar parece corrup- ción de gormar, que es vomitar. Quiso el autor decir que sus émulos deslenguados murmuraban de pura envidia cuando él tenía la cátedra de la San tata. El sentido figurado de gromar es murmurar ó echar por la boca palabras indigestas é irri- tativas. Los derivados: gromador , gromader o, gromativ o, grama- dura, etc. Grox Correas: «Estar de grox, de regodeo, de regolax, de gor- ja; por estar de gracia y pasatiempo» (4). — El propio Correas (1) Serm. 3, Dom. 1 de Adviento, introd. (2) Ejercicios, p. 2, cap. 4, fol. 31. (3) Dial. 7, § 11. (4) Vocab., letra E. GRUESAMENTE* — GUARDACAPAS 397 discanta la frase estar de grox, como el estar de regolas; frases no conocidas del Diccionario, pues no hay en él ni grox ni regolax, que son términos voluntarios. La locución estar en folga equivale á todas las dichas, que es decir tomar placer en cosas de entretenimiento, ó estar muy de que os plaz {\). De modo que grox, regolax, plaz son tres voces no asentadas en el Diccionario moderno; con el verbo estar forman tres frases sinónimas en la significación. Gruesamente * Es caso donoso el del adverbio gruesamente, tenido en po- sesión de antañado por el Diccionario moderno, cuando el grasamente se califica de usual. Pedro Vega: «Entendien- do las cosas gruesamente y con imperfección» (2). — Al revés parecía mejor, porque grasamente, si no es del francés, no se puede formar de graso que no es español, así como de grueso naco, gruesamenteá ley de buena formación. Luego decir ^ro- samente fuera barbarismo, ó siquiera galicismo; pero gruesa- mente por en gruesa se dirá bien, porque es de 1-egítimo roman- ce. El Diccionario de Autoridades, aunque no pone en lista el adjetivo graso, trae el grasísima, comprobando su valor con el dicho del Inca Qarcilaso; mas no pone el grasísimamente, ni ^rosfl/Tzen/e, porque le parecería irregularidad. En verdad, tampoco ofrece e\ gruesamente, con ser tan clásico adverbio: que tal vez por no verle en el Diccionario antiguo, el moderno le dio por inusual. Ello es que gruesamente no hay por dónde antiguarle, pues tiene más resabios de castizo que el grasa- mente, sino mucho porque desantiguarle, sopeña de no poderse formar de gruesa adverbio en mente, como de todos los ad- jetivos se puede formar. Guardacapas Pero Sánchez: «Se hizo guardacapas de los que apedrea- ban á San Esteban> (3).— Habla el autor de Saulo, de quien (1) Ibid. (2) Salmo 5, vers. 15, disc. 2. (3) Árbol, consid. 4, cap. 5. 398 GUARDAESQUINAS GUARDÓN — GUARISMAR dice San Lucas, que tenía á sus pies los vestidos de los ape- dreadores de San Esteban (1). — Pues eso mismo significa eltér- mino guardacapas, á saber, guardarropas, cooperador, fa- vorecedor, compañero, encubridor. Guardaesquinas Cabrera: «Los que de noche se ocupan en obras torpes, los rompepoyos, rondacalles y guardaesquinas (2).— Al pie de cuarenta y cuatro substantivos trae el Diccionario moderno formados de guarda y nombre, entre ellos guardacantón, sin hacer caso de guardaesquinas, que suena lo mismo que tras- nochador al sereno, nocharniego galán, nocturno negocia- dor de amores. De semejantes vocablos está muy rica la len- gua española. Guardón Dícese guardón, guardona, la persona amiga de guardar y ahorrar. Comprueba este sentido el clásico Tomás Ramón: «Junto con ser hacendosa y guardona, supo ser misericordio- sa» (3). — Trata el autor de la mujer fuerte, pintada por Salo- món muy hacendada y casera. hsÁ guardón es el aficionado á guardar, sin por eso ser notado de avaricioso. Guarismar Mena: «Hay tantos prodigios, que no es fácil guarismar» (4). — La voz guarismo, que representa número, engendró el verbo guarismar , equivalente á numerar, reducir á número, sacar la cuenta, contar, computar, dar número, expresar con guaris- mos. También podría servir para sumar, reducir á suma, como parece inferirse del texto del clásico Mena. No solamente á cosas materiales, también á las inmateriales puede hacerse aplicación del verbo guarismar. ¿Y por qué no nacería de ahí (1) Act. VII, 57. (2) Sermones, pág. 105. (3) Punios escripiur., t. 1, Dom. 6, p. 7. (4) Serm. de la Ascensión. GUEDEJÓN — GUIJARREfíO — GÜIJARRÓN 399 el adjetivo guarismable, merecedor de ser ladeado con nume- rable, así como inguarismable sería sinónimo de innumera- ble7 Añadamos las voces guarismador, guarismación, gua- rismativo, guarismadero, guarismatorio, y otras derivadas. Guedejón El nombre guedejón pasa por adjetivo, sinónimo de guede- judo, en concepto del Diccionario; pero Correas nos le da por substantivo: «La ocasión asilla por el copete ó guede- jón» (1).— El ^eí/eyo/z es aumentativo de guedeja. Pintaron los antiguos la ocasión como dama con todo el cabello de de- lante echado sobre la frente, significando que al punto que llega se ha de asir de la melena ó guedejón, ó copete. Así guedejón es el cabello melenudo, largo y grueso. Guijarreño Francisco León: «De piedras mal labradas, toscas y gui- jarreñas, edifica Dios la misericordia» (2).— El sentido áQ gui- jarreño es «abundante en guijarros ó perteneciente á ellos». Así lo enseña el Diccionario. Cuya definición no parece con- venir á las piedras, sino á los campos, riberas, terrenos, don- de haya abundancia de guijarros. Será, pues, piedra guijarre- ña la que tiene en sí como conglutinados algunos guijarros, di- ficultosos de separar, cual sucede en los que llama conglome- rados la geología. Según esto, recibirá nombre de guijarre- ño lo que tiene guijarros, pocos ó muchos, y también lo forma- do de semejante materia. Así llamaremos pared guijarreña, montón guijarreño, cercado guijarreño, edificio guijarreño, si el material está compuesto de guijarro, adherido á otros ele- mentos. Guijarrón Algo más que aumentativo de guijarro es el nombre guija- rrón, digno por eso de especial memoria. Tomás Ramón: (1) Vocah. de refranes, letra L, pág. 168, col. 1.* (2) Privanza, pág. 15. 400 GUINCHÓN — GUINDALEDA — GULLOROSO «Hallarse han algunos de estos así tan duros y hechos guija- rrones» (1). — El sentido áo. guifarrón es piedra dura, meta- fóricamente cosa insensible. Mayor dureza é insensibilidad tiene ^Xguijarrón que ^\ guijarro, según el uso clásico. Guinchón Pineda: «Habiéndose airado contra uno de los de su servi- cio, le sacó un ojo de un guinchón» (2).— El vocablo guinchón suena golpe dado con el guincho, que será palillo de arbusto con que se hiere ó pica. También guinchón podía significar zarpazo, rasguño, del griego ayt'Csiv, rasgar. Guindaleda Berrueza: «En los bajos y quebrados está poblada de vi- ñas, olivares, guindaledas y cerezales» (3).— El Diccionario propone el vocablo guindalera, por «sitio plantado de guin- dos». Pero no cabe dudar que la terminación eda, como la ar, al, es muy propia para expresar agregado de árboles de una especie: así decimos alamedas, arboledas, peraledas. Por donde bien llamó Berrueza guindaledas á los bosques de guin- dales. Gulloroso Ni gulloroso, ni golloroso, ni golleroso, ni gulleroso, ha- llan cabida en el Diccionario, como la tienen gullería, gulle- ría, golloría, gollería, que de todas estas maneras se signifi- ca la delicadeza, superfluidad, demasía, así como el manjar exquisito v delicado. Venegas: «Dirán que igual y gulloroso lo hizo mi padre» (4).— El adjetivo gulloroso ó golleroso re- presenta al delicado, melindroso, goloso, amigo de gollerías. No es para echado al rincón nombre tan expresivo. Gullorosa- mente es el adverbio que le corresponde. (1) Plintos escriptiir., t. 2, dom. 14, p. 1, pág. 146. (2) Monarquía eclesicisi., lib. 11, cap. 31, § 1. (3) Amenidades, cap. 1. (4) Diferencias, lib. 3, cap. 21. GURREA — GUSANEADO — GUSANOSO 401 Gurrea Pineda: «Los señores enviaron por un gurrea á Gales. — La derrocó el gurrea la cabeza» (1). — El sentido áo. gurrea es verdugo, matador. Tal vez procede del verbo inglés worry, matar, despedazar. Cierto, no se descubre este nombre entre los clásicos. En lenguaje de germanía, gura,guro, gurón dicen algo, aunque no todo, respecto del gurrea. Adviértase que el autor habla de Inglaterra en el lugar citado. Gusaneado Dice el Diccionario que gusanear es hormiguear. Está b'xQn.'Pevo gusaneado no siempre es hormigueado, como lo vemos en este lugar de Cabrera: «Haremos un collar, unos joyeles de oro, gusaneados con plata» (2). — Qué sentido reciba el vocablo gusaneado, lo expone el propio autor más abajo diciendo: «Un collar hecho de costosas tórtolas labradas de gusanillo de plata». Ksi gusaneado monta labrado de gusani- llo, hilo ensortijado con que se forman lindas labores. ¡Tanto va de gusaneado á gusaneado cuanto va áo. gusanillo de car- ne Á gusanillo de plata! Gusanoso Alvarez: «Así como el árbol malsano, que tiene el gusano en la raíz y meollo, toda cuanta fruta da es gusanosa y sale con el coco de su raíz; así nuestras vidas nacidas de Adán salen malsanas, gusanosas con los ajes de su misma raíz» (5). — Es gusanoso lo que tiene gusano, agusanado, podrido. Puede ad- mitir acepción figurada de corrompido, contaminado. El adi- verbio gusanosamente será de algún útil. (1) Monarquía ecles., lib. 29, cap. 29, § 3. (2) Serm. 2." de San Juan Evangelista, exordio. (3) Silva espir., dom. I.*' de Adviento, consid. 10, § 1. 26 402 GUSARAPILLA — gustadura' — GUSTATIVO Gusarapilla Tomás Ramón: «Compone la araña con sus manecillas aquellas sus tan concertadas telas y redes, en que coja las gusarapillas simples, y con que se sustenta» (1).— Sabemos por el Diccionario qué cosa es gusarapillo, pero ignoraríamos la cosicosa de gusarapilla si los clásicos no nos informasen. De ellos sacamos que gusarapa no significa animalejo morador del líquido, como lo significa gusarapo á la cuenta del Diccio- nario, sino bichillo cualquiera, animalillo que anda por doquier, como la mosca, hormiga, mosquito, y otros tales, llamados gusarapillas por Tomás Ramón. Gustadura* Cabrera: «Son unas gustaduras que engolosinan» (2). — «(///5/í7í///r«j acción de gustar»: dice el Diccionario. Pero el i(>\\xra[ gustaduras de Cabrera no señala acciones, sino efectos de gustar, ó digamos deleites, regalos, delicadezas, sabores, placeres, cosas gustadas, cosas de gusto. También gustación es diferente de gustadura, porque aunque gustación se diga «la acción y efecto de gustar», \a gustadura es lo resultante del gustar, que por eso los nombres en ura se llaman resultati- vos. Véase cuánto conviene señalar á cada verbo su nombre en ura como derivado suyo. Gustativo Miranda: «Demás del dicho conocimiento afectivo y gusta- tivo, también los sermones deben comunicar el intelectual» (3). — Conocimiento gustativo quiere decir, en concepto del autor, conocimiento sabroso, que, si es espiritual, infunde fervor de devoción, que alumbrando calienta al alma, que la mueve con gusto devoto. Lo que tiene cualidad para dar sabor y gusto, con razón se dirá gustativo, al modo que decimos sensitivo, (1) Dom. n, punto 8. (2) Cuaresma, pág. 264. (3) Apología, trat. 2, cap. 4. GUZMANADA 403 auditivo, afectivo, visivo, etc. Derivado es del verbo gustar. Su adverbio SQ.rá gustativamente. Guzmanada Castillo: «Halló ocasión de dar asiento á su guzmana- da» (1). — El contexto de este pasaje pide que por guzmanada entendamos travesura; donde, sin avisarlo, alude el autor á Quzmán de Alfarache, hombrecillo bullidor é ingenioso, según la pintura que quiso de él hacer Mateo Alemán. El Diccionario anuncia que «Guzmdn vale noble que servía en la armada real y en el ejército de España con plaza de soldado, pero con dis- tinción». Añadió el Diccionario de Autoridades, que esa diS" tinción correspondía al grado de los cadetes. Comoquiera que ello sea, e\ guzmán del Diccionario no sirve para la guzma- nada de Castillo, que es travesura ni más ni menos, chasco^ gatazo, culebrazo, burla, vaya, matraca, engaño. (1) La muerte, pág. 509. H Habal El nombre habar, que representa sitio sembrado de habas, es el conocido del Diccionario, no é\ habal, con ser tan común la terminación al para los sembrados y arboledas. Pineda: «Huyendo de los que le querían matar, encontró con un habal, y parándose dijo, porque dicen que adoraba las habas» (1). — El mismo significado corresponde á habal que á habar. Habilitado* Granada: «Queda habilitc«ía por todo lo bueno» (2).— Este hábil Hada y dicho del alma, equivale á bien dispuesta, dotada de aptitud, provista de idoneidad. No define el Diccionario moderno la fuerza del verbo habilitar de modo que se entien- da bien el participio de Granada; porque la única acepción, entre seis que propone, sería ésta: «proveer á uno de lo que ha menester para un viaje y otras cosas semejantes»; acepción nueva, no contenida en el Diccionario antiguo, pero que limita la provisión á cosas de viaje y otras semejantes, cuya condi- ción no parece extenderse á cosas de espíritu, como se extien- de la sentencia de Granada. ¿No fuera más sencilla, cabal y exacta la definición si dijese, que habilitado suena dotado de aptitud, enriquecido de capacidad, provisto de idoneidad (1) Día/. í, §4. (2) Símbolo, p. 4, dial. 2, § 8. HACERSE* HACIENDA* 405 para una obra cualquiera, sin más cortapisas; y que habilitar es hacer á uno hábil y capaz, proveerle de lo necesario, darle aptitud, dotarle de poder, para ejecutar un intento? Dí- jolo gravemente Guevara: «Despojóse el Hijo de Dios en la cruz, de sus ropas para vestirnos, de sus méritos para santifi- carnos, de su crédito para habilitarnos, de su vida para vivifi- carnos, de su hermosura para honrarnos» (1). Hacerse * Aguado: «Hacerse del sordo, contradecir á la ley» (2). — «Por más que se halla en algunos sexcentistas hacerse del sordo, nosotros decimos hacerse sordo á los gritos, oic.^: esto enseñaba Salva (3), cuya doctrina repite el Diccionario en el art. Hacer, diciendo que para expresar el fingirse uno lo que no es, se usan estas formas: hacer del tonto, hacerse el tonto, hacerse tonto. ¿Qué forma usaríamos para decir i^o/- ver^e /o/z/o sino esta (entre otras) hacerse tonto?, lo cual no sería fingirse tonto. ¿Y hacerse del tonto no significa nada en lenguaje castellano cuando los clásicos lo dicen? Hacienda* Pérez: «Tomen luego la hacienda en las manos hasta la tarde.— Cuando sea razón asentarse á la hacienda. — Hacer su hacienda bien hecha» (4).— Muy frecuentado uso fué entre los clásicos el tomar la voz hacienda por trabajo doméstico, labor casera, faena, tarea, como lo vemos en Pérez, y lo confirma el Diccionario de Autoridades. Pero el moderno pone por anti- cuada la dicción hacienda, cuando significa obra, acción ó suceso; sólo admite el plural haciendas en sentido de nego- cios y faenas caseras. Con todo, en el art. Día aplaude la lo- cución día de hacienda por día de trabajo. ¿En qué quedamos? ¿Es ó no anticuado el sentido de hacienda cuando representa trabajo ó labor doméstica, al uso de los clásicos autores? (1) Monte Calvario, p. 1, cap. 32, fol. 137. (2) Perf. religioso, p. 2, tít. X, cap. 6. (3) Gramática, 1872, pág. 292. <4) Aviso, fol. 432. 406 HAMBREADO* — HAO — HARAGANÍA Hambreado* Mendoza: «Combatidos, al fin hambreados» (1).— El parti- cipio hambreado merecía especial mención, por ser uno de aquellos que en forma pasiva obtienen significación activa, pues suena lo mismo que necesitado á padecer hambre, ham- briento forzoso; significado, advertido con diligencia por el Diccionario de Autoridades, omitido por el moderno, pues no se contiene en el verbo hambrear, cuando es activo, como se ve en la frase me vi hambreado, en que el participio en la for- ma pásase á nombre adjetivo en la substancia, como va di- cho ya. Hao Venegas: «Residir más en la corte por el hao de su nom- bre» (2). — «Da ropas y sobrerropas á los truhanes porque vayan pregonando el hao hao de la gala» (3). — La voz hao no es in- terjección, sino una suerte de nombre que manifiesta la fama, rumor, auge, lustre, boato de alguna cosa ó persona, de un modo indeterminado, sin definir puntualmente su calidad. El Diccionario no tocó esta acepción nominal, porque tuvo en cuenta de interjección la voz indeclinable hao. Véase lo dicho de la palabra chao, que tiene con hao tanta consonancia de sentido como de sonido. Consúltese también el art. Faii fau. Haraganía Viene á ser la haraganería del Diccionario. Cabrera: «Unas veces, como en pecados envejecido, espoleando su ha- raganía con los tormentos del infierno» (4).— De haragán, for- mase haraganía, como de barragán, barraganía, más senci- llamente que haraganería y barraganería. Los vocablos pol- tronería, gandulería, ociosidad, muestran el valor de hara- ganía. (1) Guerra de Granada, lib. i. (2) Diferencias de libros, lib. 3, cap. 22. (3) Ibid., cap. 26. (4) Sermón primero de Sania Bárbara, consider. 6. HAnONERÍA — HARPADO* 407 Haronería De la manera que poltronería se forma del adjetivo polfrón, así del harón salió haronería, que equivale á holgazanería, haraganería, gandulería, pereza, desidia, flojedad, holgan- za, ociosidad, etc. Tomás Ramón: «En los días de trabajo, ahí es el ocio, la haronería, el calentar los poyos» (1).— Por esta y semejantes cláusulas va el autor pintando los holgaza- nes. El Diccionario no propone sino el vocablo haronía tachán- dole-de anticuado; de haronería ni asomo de mención. Harpado * Luis de Lapalma: «Los encerados de las ventanas más escondidas estaban harpados y hechos pedazos» (2). — Acudien- do al Diccionario de la tredécima edición, hallamos el adjetivo harpado, hecho sinónimo del arpado, cuya significaciones como sigue: «Que remata en dientecillos como de sierra; dícese de los pájaros de canto grato y armonioso». Sin duda, se le pasa- ría al Diccionario el verbo harpar, cuyo participio harpado dice rasgado, arañado, pues ninguna de las antedichas acep- ciones le cuadra en el lugar del clásico Lapalma, como le cua- dra el rasgado. Sea harpadamente el adverbio. En el Laza- rillo de Tormes, cap. 1, está aquel «me había descalabrado y harpado la cara», en confirmación de lo dicho. A mayor abun- damiento Granada dijo: «Toda su carne harpada con heri- das» (3). — Lo que añade el Diccionario «de los pájaros de canto grato» debiólo de tomar de las harpadas lenguas (4) que dijo Cervantes; pero no lo dijo Cervantes porque fuesen de canto grato y armonioso, sino porque las lenguas eran rasgadas, puntiagudas, afiladas, como se verá en el artículo siguiente. Mas no se nos quede por citar el insigne Cabrera que dice, hablando del cuerpo de Cristo sepultado: «Quien le viera amortajado, harpado con tantas heridas, feo y sin rastro de su (1) Dom. 22, punto 10. (2) Yida del Sr. Gonzalo de Lapalma. (•^) Símbolo de la fe, p. 3, cap. 16. (4) Quijote, p. 1, cap. 2. 408 harpar' antigua hermosura, ¿cómo pudiera pensar que tenía virtud y poderío para volverse á juntar con su alma» (1). Harpar * Poco va de harpar á arpar; pero mucho del harpar clási- co al harpar moderno. Pineda: «Atender al ruido que hace, y obra que mete con el harpar de su voz» (2). — Cervantes: «Los pequeños y pintados pajarillos, con sus harpadas lenguas, habían saludado con dulce y meliflua armonía la venida de la ro- sada aurora» (3). — El verbo harpar «vale arañar ó rasgar con las uñas», dice el Diccionario modernosin apartarse del antiguo. ¿Cómo entenderemos, pues, el harpar y harpado de las auto- ridades propuestas, donde no caben uñas ni cosa tal que ara- ñe? Examinada la voz harpar en su origen harpa, no es posi- ble dejar de ver \a punta que hace de garra para asir. Esto es harpar, agarrar con la punta, ora sea de la uña, ó de la len- gua, ó del cuchillo, ó de otro instrumento; ya sea que el aga- rramiento rasgue y cause herida, ya sea que no, pues todo el ser de harpar está en la punta que se hinca. En los pajarillos que cantan vemos las lenguas harpadas, esto es, cortadas en pun- ta muy aguda, porque el corte agudo ayuda á mover, partir y rasgar el aire con suma ligereza para el canto. El instrumento músico llamado harpa se toca con las puntas de los dedos, como pellizcando las cuerdas. Por manera que ningún vocablo hay castellano {harpón, harpía, har pista, harpeo, etc.) compuesto de harpa, donde no asome la punta, retorcida ó tiesa, aga- rrante ó asiente. No es negocio de uñaradas el harpar ni tam- poco de araños propiamente. La frase de Pineda, meter obra con el harpar de la voz, significa ó cantar mucho, ó parlar sin descanso, ó mover la lengua; pero harpar con la voz no es sino rasgar el aire con ella, lo cual puede hacerse sin cantar y sin hablar. También las harpadas lenguas de Cervantes dicen el mismo concepto de lenguas puntiagudas, adelgaza- das, afiladas, ligerísimas, con que los pintados pajarillos salu- daban la venida de la rosada aurora. No está el harpar en el (1) Consider. del lunes de la Resurrección, lutrod. fol. 220. (2) Dial. 4, í^ 5. (3) Q/»/., p.'l, cap. 2. HEBRAIZAR — HEMICRÁNEO — HEÑIR* 409 cantar, como ni en el arañar ó rasgar con las uñas, puesto que, aunque se comprendan estas acciones en el harpar, es este verbo de más comprensiva significación. Hebraizar QuEVEDO: «No admite el parecer con que hebraiza el para- fraste» (1). — El verbo hebraizar, sacado de la voz hebreo, se toma por hablar al estilo de los hebreos, imitar los giros ó construcciones hebreas, usar de hebraísmos en otro idioma. No es para echado en olvido este verbo, que puede servir para notar á los que «en el uso de la y hebraizan sin reparo». Su de- rivación será: hebraizador, hebraizante, hebraizamiento, he- br ai zafiro, hebraizadara, hebraizadero, hebraizadamen- te, etc. Hemicráneo Del griego ^izpavov proviene el hemicráneo ó hemicranio, que es medio cráneo, mitad de la calavera, media cabeza. Val- derrama: «Nido es el hemicráneo ó calavera, donde se anidan los sesos» (2). — Griega es también la palabra hemicrania, puesta en el Diccionario, por dolor de cabeza, jaqueca, como lo tiene el griego. Heñir * Correas: «Tiene bien que heñir» (3). — Al verbo heñir tó- cale la acepción propia de «sobar la masa con los puños». La acepción figurada es vencer dificultades, sudar por lo arduo, superar inconvenientes: no la trae el Diccionario expresa, bien que la envuelve en la frase «hay mucho que heñir», menos graciosa que la de Correas, el cual en otra parte dijo: «da en qué heñir» (4), en la acepción de da mucho que hacer. (1) La Providencia, lib. 3. (2) Ejercicios, p, 2, cap. 8. (3) Vocab., letra T. (4) Ibid., letra D. 410 HERENCIO — HERMANABLEMENTE* — HERMOSEO Herencio Extraña dicción, en lugar de herencia. Pero en Collantes hallárnosla dos veces, casi á un tiempo: «Vengan nuevos heren- cios en posesión». — «Dejallo todo por Dios, la propia tierra, la casa de sus padres, el herencio della, la compañía de los pa- rientes 3? todo» (1). — No suele haber yerros de imprenta en los Sermones de Collantes, que hagan sospechar errata en heren- cio, dado que en ningún otro autor hemos advertido esa pa- labra. Hermanablemente* Decreta el Diccionario que hermanablemente vale frater- nalmente. Berrueza: «Desde adonde el uno y el otro herma- nablemente se correspondían y ayudaban» (2). — Los que se co- rrespondían hermanablemente son aquí el castillo y la villa de Jarandina, á donde se retiró el emperador Carlos V. No sienta bien á objetos que no son personas, cuanto menos her- manos, el corresponderse fraternalmente; luego hermanable- mente sw^wa otra cosa, á saber, con consonancia, con buena inteligencia, con lealtad, con retorno ajustado, uniforme- mente, lealmente, mutuamente. Así el adverbio hermanable- mente se podrá decir de cosas materiales unidas, de personas no emparentadas, y aun de objetos inmateriales, como lo resol- vía el Diccionario antiguo. Hermoseo Empleo Zamora la palabra hermoseo cuando dijo: «Para adorno y hermoseo del triunfo llevaban los ramos» (3). — Dife- rencia va de hermoseo á hermosura, como la hay entre los nombres acabados en eo y los en ura. Los en ura por lo común denotan el efecto de la acción, pero los en eo represen- tan la acción repetida, el agregado de varias acciones del (1) Serm. de S. Antonio Abad. § 2, 3. (2) Amenidades, cap. 15. (3) Dom. de Ramos, § 1. HERO — HERRUSCA 411 mismo género, como cuchicheo, Jaleo, martilleo, saqueo, ga- lanteo, etc. Así hermoseo será el bullicio gracioso de la en- trada del Salvador recibido con ramos y palmas; hermosura será la gala deleitosísima del mismo Señor montado en su ju- mento. De la palabra hermoseo debió de formarse el verbo hermosear. Ni fué sólo Zamora quien se aprovechó de hermoseo, que también el franciscano Jerónimo Planes, algo más adelante, en 1634, escribía: «Esta cabeza quebró la Virgen, siendo con- cebida sin pecado original, y muy más pura y limpia que el sol, luna y estrellas; que de todos estos hermoseos y resplandores la vio vestida, calzada y coronada el glorioso San Juan en sus revelaciones» (1). — Los hermoseos de Planes son los agrega- dos de tantas bellezas, que formaban cada una de por sí un hermoseo particular, esto es, un conjunto hermosísimo, como lo dice el sol, la luna, las estrellas. Hero Llámase hero la heredad de labor. Correas: «Hielo de he- brero, dale del pie y vete al hero» (2). — El mismo Correas in- terpreta por heredad el hero; no hace falta más explicación. Herrusca EsTEBANiLLO: «Llegó en mi seguimiento mi encandilado aceitero, con cinco palmos de herrusca, tan antigua, que pien- so que en su juventud la trajo el Cid en sus alforjas» (3). — De la voz hierro hubo de formarse el substantivo herrusca, en significación de arma parecida á sable ó espada, si bien la de Estebanillo más parece voz burlesca, que tal vez por eso no la apuntó el Diccionario. (1) Examen de revel. verd. y falsas, líb. 1, cap. 12, § 9. (2) Vocab. de refranes, letra Y, pág. 14;5, coi. 2.a (3) Cap. 12. 412 HIATO — HIDALGO* Hiato El Diccionario de la Real Academia explica la voz hiato, diciendo ser «sonido desagradable que resulta de la pronuncia- ción de dos vocablos seguidos, cuando el primero acaba en vocal y el segundo empieza también con ella ó con h muda». No dice más. Con cuya definición será arduo negocio entender este pasaje del clásico Peraza: «Cavernas, quebradas, grutas, hiatos, cuevas obscuras, rocas espantosas, peñascos inaccesi- bles, arenales, tremedades, son las partes de la tierra» (1).^ Evidente cosa es, que los hiatos de Peraza son los hiatus lati- nos, que significan aberturas, grietas, rajas, profundidades, abismos. Porque el verbo hiasco es abrirse, rajarse; de don- de hiatus no es sonido, sino abertura de la boca que causa molestia, como en la pronunciación de muchas vocales juntas. Así la palabra hiato la aplican hoy los geólogos á la vaciedad de siglos que de algún modo se deberían colmar con sucesos geológicos. El clásico Zamora será abonado testigo de la susodicha sig- nificación: «Comienza la tierra á desgarrarse por mil partes; ábrese, hácense hiatos y grietas terribles, tiemblan los edificios más suntuosos, las torres se estremecen, los muros se doblan, todo está amenazando ruina» (2). — En esta vivísima descripción de un terremoto se descubre el sentido de la voz hiato con más claridad que en Peraza, si acaso alguna duda se podía ofrecer. Hidalgo* Coronel: «Herida que se hizo en el alma, no os admire que no dejase hidalga de dolor á ninguna parte del cuerpo» (3).— Digna de reparo es la acepción figurada de hidalgo en sentido de libre, privilegiado, ejrento, como lo eran los hidalgos an- tiguos. Hartas veces empleó Coronel esta palabra en metafó- rico sentido. No basta para su verificación el significado de noble, excelente, insigne, que le daba el Diccionario de 1770. (1) Scrm. de Ceniza, § 3. (2) Monarquía, San Felipe y Santiago, § 5. (3) Serm. 12, de los Dolores, § 1. HIDALGURA — HIERA— HOLGÓN* 413 Hidalgamente en sentido de privilegiadamente será su ad- verbio. Hidalgura L. Gracián: «¿Por cuatro reales que tiene, anda tan desla- vado, no siendo su hidalgura tan al uso, cuanto al aspa?» (1). — La hidalgura es la traza de hidalgo, el blasón de hidalgo, la forma de hidalgo, el ser de hidalgo, conforme lo pide la terminación ura. Hiera Alvarez: «El mundo no tiene cuenta con aquellos que trae ocupados labrando y afanando sus hieras» (2).— Llámase hiera el surco de la tierra labrantía, ó hablando con más propiedad, la misma tierra labrada; porque este nombre es el mismo yera, que significa yugada (como lo dice el Diccionario), del vocablo latino yugerum, cortada la primera sílaba; de modo que hiera no es sino Jera. Dos veces emplea el autor esta palabra en dos páginas consecutivas. No es hiera término provincial usado en Extremadura (como áo^ Jera lo testifica el Diccionario), pues que el escritor Alvarez no parece extremeño. Holgón * La palabra holgón entró poco ha, esto es, el año 1899, en el Diccionario moderno, con haber servido á los clásicos del siglo XVII, según que rezó de él el Diccionario de Autoridades trayendo aquel lugar de Zabaleta: «Nuestro cazador, de puro holgón y goloso, se fué á cazar; pero por cazar ni se holgó ni comió» (3). —Pero con mala suerte dijo el Diccionario tredéci- mo, que holgón es holgazán, porque no significa eso, sino el amigo de holgarse y divertirse, puesto que holgazán es «la persone vagabunda y ociosa que no quiere trabajar», al revés del cazador holgón de Zabaleta, que quería trabajar cazando, (1) El Criticón, p. 2, cris. 11. (2) Silva, Septuagésima, consid. 7, § 1. (3) Día de fiesta, p. 1, cap. 17. 414 HOLOCAUSTIZAR — HOLLARSE como trabajó y sudó aperreado con los lebreles tras las perdi- ces y conejos; que por seguir su antojo de holgarse cazando, llamóle holgón el clásico Zabaleta. Holocaustizar Celarios. «Le holocaustizaba por oferta y dádiva».— «El que se holocaustizaba por expiación del pecado» (1). — Tres cosas son aquí de advertir en el uso del verbo holocaustizar, no puesto en la lista del Diccionario. La primera es, que este verbo recibe forma de activo, como lo dice el primer texto de Celarios, y lo denota el segundo que encierra una oración de pasiva. La segunda cosa es, que no habrá dificultad en darle forma reflexiva, si alguno dijese, «yo me holocaustizo por expia- ción de tus culpas». La tercera nota es, que el verbo holocaus- tizar no significa sacrificar comoquiera, sino ofrecer en ho- locausto, hacer sacrificio entero, consumir la víctima toda, dar en sacrificio todo el ser de la víctima sin reservar parte alguna. Donde vemos, que con sólo el verbo holocaustizar expresamos una idea complicada, cuya expresión requiere varios términos, ahorrados por uno solo. Con notable acierto usó Celarios el verbo holocaustizar, nacido del nombre holo- causto, ó mejor digamos, tomado del griego óXozcíuan'Cüj, totam victimam cremo. Los derivados serían, holocaustizador, holocaustizamien- to, holocaustizable, holocaustizativo, etc. Hollarse Fonseca: «Se huellan con mucha gala y lozanía» (2). — «¡Qué bien se huella! ¡Con qué donaire se pasea!» (3).— Es muy de ponderar la gracia del reflexivo hollarse, que dice, dar pasos medidos y compuestos, andar con pausa y pompa, ■ pomponearse, pasearse con gravedad, pisar el suelo con en- tono. Mucho va de hollar á hollarse. Bien merecido tiene su lugar en el Diccionario moderno, ya que el antiguo no hizo (1) La mayor obra, p. 2, día í.°, serm. 1, disc. 6. (2) Vi Jo de Cristo, p. 1, cap. 11. (8) Ibid. HOMBREAR* — HOMILISTA — HONDADA 415 caso de él. Confírmase con la autoridad de Cáceres: «¡Qué bien se huella fulano!; á buen seguro que no tiene gota» (1). — Acrecentemos la de la Pícara Justina: «Hollábase bien, más de punta que de talón, que es señal de celoso» (2). Hombrear* A la luz de las clásicas sentencias queremos poner en su debido predicamento la significación metafórica del verbo hombrear y tratada en el Diccionario con no sé qué linaje de confusión. Coronel: «Quedó el cuerpo tan templado á los fue- ros del espíritu, que podía hombrear con el alma» (3). — «Ena- morado locamente de su hermosura Lucifer, quiso hombrear con Dios y puso sobre las alas del aquilón su asiento» (4). — Tres cosas son aquí dignas de atenta consideración. La prime- ra, que el hombrear se dice aún de personas que no son hom- bres. La segunda, que el hombrear se aplica á cosas materia- les. Tercera, que el hombrear contiene dos nociones, á saber: aspirar á mayor alteza, y ponerse al igual de ella rozándose con dignidad que no le es propia. En este sentido se tomarán sus derivados. Homilista El compositor de homilías, el predicador de homilías, bien merece llamarse homilista, como el P. Fr. Hortensio Para- viciNO le llamó: «Referir los elogios, los atributos, que le acla- man Santos y Homilistas» (5).— Muy apropositada es la termi- nación ista para representar nombres de oficio, profesión, secta, estudio, etc. Hondada Fr. Rodrigo de Solís: «A la primera hondada le hinca una piedra en la frente, y da con él en tierra» (6). — Llámase hon- (1) Salmo 17, fol. 33. (2) Lib. 4, cap. 4, pág. 30. (3) Serm. 4, De ceniza, § 2. (4) Serm. 7, la tentación, § 1. (5) Serm. del nombre de María. (6) Arte de servir á Dios, p. 1, cap. 55. 416 HONROSIDAD — HOPALANDAS* dada el golpe tirado con la honda, como el que dio de lleno Da- vid con la suya al gigante Goliat. El Diccionario trae el término hondazo, diferente de hondada, como lo es lanzazo de lan- zada, aunque el Diccionario los haga sinónimos. Porque lanza- zo es el golpe dado con furia, saña y crueldad al que está cerca ó tendido, con el fin de rematarle; pero lanzada es golpe de lanza asestado con arte al que está quieto. Así también honda- zo será golpe dado con la honda y piedra al que se halla cerca para aporrearle; pero hondada se dirá del tiro hecho con la honda al que está lejos, á fin de herirle con la piedra. De ahí consta la propiedad de la hondada de Solís. Además, la honda- da se dice de cantidad de hondas juntas. Honrosidad Forres: «Darle nuevos bríos de honrosidad» (1).— Si de honra nace honroso, de honroso se formó honrosidad, como vemos en el Dr. Forres. Significa este substantivo el amor de la honra, el afecto del puntillo, el deseo de estimación. Fodrá uno tener honrosidad"^ carecer de honra. Tampoco equi- vale honrosidad á pundonor, antes equivaldría á pundonoro- sidad, si tal voz pasase por castellana Ello es que honrosidad dice bien el concepto; sería lástima que esta voz se perdiese, como hasta hoy anduvo perdida, sólo bien hallada en los libros clásicos. Hopalandas* QuEVEDo: «Cubría con hopalandas de solimán unas rugas jaspeadas de pecas» (2). — L\ámase hopalanda «la falda grande y pomposa»: así lo define el Diccionario moderno, tomándolo del antiguo. Fero, si bien Quevedo usó en plural esta palabra en ese sentido, también, como en el alegado texto, la empleó por capa, cubierta, telilla, figuradamente, como burlando según su costumbre. (1) S. Sebastián, disc. 3, § 2. (2) Fort. HOTO* — hoy' — HUEQUEDAD 417 Hoto* No fuera menester tratar aquí de hoto, si Pineda no obli- gase á ello. Dice así: «¿Qué presteza me daréis que se iguale con la del codicioso, porque si es tratante corre las ferias de Europa, llevado en alas de la codicia, que no sabe á qué sabe el cansancio, con el hoto que le hace la ganancia?» (1). — Sea muy en hora buena esperanza lo que se dice hoto, pero el Diccionario no conoce sino el modismo en hoto, siendo así que Pineda nos propone la frase hacer el hoto, que es dar confian- za, infundir esperanza. Cierto, por anticuada pregonó ya la voz hoto el Diccionario de Autoridades, así como por anti- cuada la dio la edición undécima; mas ¿cómo la tredécima la remozó desantiguándola como para darla aire de joven? Bendita mil veces tan extraña novedad, que nos alienta al hoto de mejor fortuna para el romance español. Notemos finalmente que Correas, explicando el modismo á osadas, añade: «Dícese encareciendo algo que cumplidamente se dijo ó hizo, casi lo mismo que ú notas, confiadamente, dicho como bordonci- llo» (2). Hoy* A veces el adverbio hoy hace oficio de nombre, como en este lugar de Pedro Vega: «Es un hoy que nunca se pasa, cuya tarde y mañana son una misma hora» (3). — No lo advirtió el Diccionario de Autoridades, ni tampoco el moderno, donde se trata como adverbio el hov, pues por lo común lo es. Huequedad Lorenzo Qracián: «No se veían en toda aquella gran con- cavidad sino hueqiiedades sin substancia» (4). — Díjose hueque- dad, de hueco, lo que se llama vaciedad, vanidad, hojarasca, quimera. (1) Diíú. 7, ^ 16. (2) Vocab., letra A. (3) Salmo 5, vers. 16, disc. 1. (4y El Crificón, p. 3, cris. 7. 418 HUEQÜEZ — HUMANAL* — HUMANAR* — HUMAZA Huequez Jarque: «Quien pondera la huequez y vanidad de las fan- tásticas glorias del mundo... no es posible que deje de despre- ciarlo» (1). — A la palabra huequez corresponde el sentido de vaciedad, hinchazón, ostentación, bulto, así como hueco suena vacío, hinchado, ostentoso y al cual adjetivo el substan- tivo debe su origen y formación, como se la debe huequedad. Humanal* Al modo de divinal usóse el adjetivo humanal por humano. P. Fr. Cristóbal Moreno: «No eran pocas las lágrimas que se derramaban, ni pequeños los suspiros que se oían, ya descon- fiados todos de humanal socorro» (2).— Notemos que el Diccio- nario marcó este adjetivo por anticuado, con haber dado al divi- nal licencia para entrar en poesía; ¿y humanal no podrá? El Dr. Valdivia usó también este adjetivo: «Asentar con ellos lo que á todo el humanal linaje tocaba» (3).— El adverbio que le corresponde será humanalmente. Humanar * Lapalma: «Cuando hubieron de tratar de esa materia, hu- manaron el estilo, y se acomodaron al lenguaje común» (4). — Humanar el estilo es acomodarle á la común inteligencia. El verbo humanar toma el sentido de ajustar á la condición de los hombres vulgares las cosas: acepción, que no se contie- ne en el Diccionario. Humaza Pedro Vega: «A las zorras las dan humaza á la boca de la madriguera». — «Los pecados son humazas que se dan á Dios (1) El Orador, t. 2, invectiva 4, § JO. (2) Limpieza de la Virgen y Madre de Dios, pág. 358. (S) De la Concepción de Nuestra Señora, p. 1.^, cap. 4. (4) Camino espirii., lib. ;-5, cap. 1. HUMEAR* — HUMONARICES — HURGA 419 para echarle de su casa» (1).— Lo que dice el Diccionario de la voz humazo, díjolo el autor del femenino humaza, empleado por él cinco veces en el propio lugar; de manera que tan casti- zo es el uno como el otro, sin embargo de hallarse en el Dic- cionario el masculino tan solamente. Humear'' Qracián: «El que viere que al principio y poco á poco co- mienza á humear el ánimo, y se enciende de alguna hablilla ó liviandad» (2).— Como la voz humo figuradamente se tome por «vanidad, presunción, altivez», así también el verbo humear participa de esa metafórica acepción, significando alterarse, altivecerse, presumir, entonarse, que es lo que hace el humo antes de prender el fuego en el carbón ó madera. Este sentido figurado, constante en el Diccionario primero y segundo, no parece en el postrero, donde sólo vemos la acepción figurada de «quedar reliquias de un alboroto». Humonarices Correas: «Dar humonarices» (3).— Esta frase se reduce á la tan conocida dar humo á las narices, que también se dice dar pimienta á las narices (4), para el concepto de irritar, mortificar. Pero ninguna de las tres locuciones halló asiento en el Diccionario; cuánto menos la voz humonarices, tan pro- pia de la lengua. Hurga EsTEBANiLLO: «Salí á hurga á dar en manos de gita- nos» (5).— Salir á hurga parece frase propia para decir apre- surarse, salir aprisa, salir incitado, salir á viva fuerza; porque hurga viene á ser meneo, movimiento rápido, revuel- (1) Salmo 4, vers. 5, disc. 3. (2) Moral, fol. 168. (3) Vocab., letra D. (4) Torres, filos, mor., lib. 24, cap. 13. (5) Cap. 5. 420 HURGUILLAS ta. También hurga podrá sxgxúWcar pendencia, alboroto, bre- ga, gresca, según aquella acepción de hurgar que es incitar, molestar, apurar, armar zambra; de modo que salir á hurga signifique salir á buscar ruidos. Hurguillas Santa Teresa: «Esta urguilSas de la priora, con un amigo que tiene, por ser para esta casa, loha andado concertando» (1). — El nombre ur guillas se escribirá hurguillas , porque viene de hurga: sigmiica el que hurga, el porfiado allegador, el afanoso buscón, el moledor temoso, el que no para hasta lograr su inten- to; en el concepto de Sta. Teresa vale mujer bullidora v par- fiada. Lindo nombre plural, propio del lenguaje familiar, de que fué dechado la Santa Doctora, mujer ingeniosísima en frases de este jaez. No será fuera de propósito advertir que aquella pa- labra de San Pablo charitas urget nos, tradúcela en sus Medi- taciones el P. Lapuente diciendo: la caridad nos hurga. Hoy día todo se les va á los modernos en repetir: urge esto, urge aquello, me urge hacer v acontecer. No conocieron los clá- sicos tal urgir, fuera de urgente, bien que latino. (1) Lafuente, Obras de Santa Teresa, t. 2, pág. 225, col. 2. Carta 252, Al Sr. Lorenzo de Cepeda. I Idolatrar*' El sentido figurado de idolatrar se cifra en «amar excesi- vamente á una persona ó cosa», á juicio del Diccionario. Otra acepción se trasluce en ciertas locuciones clásicas. Márquez: «Idolatra su grandeza» (1).— Fonseca: «Idolatra en las cenizas del muerto» (2). — Este idolatrar no es amar, sino reveren- ciar, dar honra, tener gran respeto, ya que el amor no se puede confundir con la reverencia ni con la honra. Luego demás de amar con exceso, hay reverenciar con extremo, para el concepto del idolatrar figurado. Idolatrismo Rodrigo: «Por el dragón entiende San Juan el idolatris- mo» (3). — Hoy diríamos la idolatría, pues no tenemos el idola- trismo en el Diccionario; pero así como regalía difiere de regalismo, y filosofía también áQ filosofismo, asi idolatría no se puede ladear con idolatrismo sin menoscabo de la propie- dad, porque idolatría denota, dice el Diccionario, «adoración que se da á los ídolos y falsas divinidades», pero idolatrismo es aquel particular modo de proceder propio de los idólatras, de arte que el un vocablo significa la acción de idolatrar, el (1) Espir. Jeriis., vers. 11, consid. 3. (2) Vida de Cristo, p. 1, cap. 18. (3) Arte, p. 1, cap. 21. 422 ILIBATO — IMPAGAB LE otro el proceder idolátrico, pues ya sabemos cuánto va de acción á modo, forma y gobierno de las acciones. El dragón del Apocalipsis representa el idolatrismo, no la idolatría, porque simboliza con sus instintos crueles el proceder feroz de los idólatras y gentiles en sus acciones idolátricas. Quede, pues, por castiza y "muy propia la voz idolatrismo, como di- ferente de la voz idolatría. Ilibato Del latín illibatiis trae su ser el adjetivo ilibato, en con- cepto de ///7z/»/6>,/7«rc», sin mezcla ni mácula. P. Fr. Cristó- bal Moreno: «El Espíritu Santo, con su divina sabiduría, po- derío y amor guardó á la sacrosanta engendradora de Dios, siempre ilibata é intacta» (1).— En la página 320 repite el autor la ilibata virginidad. El adverbio ilibatamente será partícipe de la dicha acepción. Impagable Cualquiera pensará, al ver por primera vez en el Dicciona- rio el adjetivo impagable, que le debemos al impayable fran- cés, cual si nuestro romance hubiera tenido que pedírsele prestado. Mas luego cesará la sospecha de plagio cuando abra- mos los libros del siglo xvii, donde el clásico Tomás Ramón, trescientos años ha, nos dejó esa palabra diciendo: «¿No sabes que las culpas contra Dios cometidas son deudas que no se pagan, y que es deuda esa impagable á la criatura?» (2).— Con todo eso, todas las ediciones del Diccionario, menos la última de 1899, omitieron el adjetivo impagable, que tal vez se usó primero en España que el impayable en Francia. Vaya esto dicho aquí de paso, para satisfacción de los modernos. Si la Real Academia hizo mención de impagable, le desenterró del olvido, no le tomó del francés. Faltaba el adverbio impagablemente (1) Limpieza de la Virgen y Madre de Dios, pág. 139. (2) Puntos escripturales, t. 2, Domingo 21, p. 4, pág. 528. IMPERTRANSIBLE — IMPIADOSO — IMPOSITICIO 423 Impertransible Zamora: «No fué fuente, ni río de los buenos ingenios, sino un alto mar, un océano, un piélago impertransible» (1).— El adjetivo impertransible expresa lo que no se puede vadear. Tráele además Fr. Lucas Fernández de Ayala: «Por ha- ber en ella muchas tierras impertransibles, vastas soledades, huecos montes» (2). — Aquí tierra impertransible es la que no se puede pasar, parte por las fieras que la habitan, parte por los ardientes arenales, como son las tierras de que habla el autor. Así el adjetivo impertransible parece se aplica á llanu- ras de dificultoso pasaje, aunque también vendrá de molde á conceptos de cosas de otra condición, que muestren dificul- tad en el tránsito. Impiadoso Castillo: «Les daba crueles golpes y impiadosos socavo- nes» (3).— Ni la voz impiadosos luce en el Diccionario, ni 50- cavones recibe en ella figurada significación de Castillo. El im- piadoso es no piadoso, inclemente, despiadado. En su lugar apúntase en el Diccionario la palabra impiedoso, ^or equivalente á impío; mas no se descubre de dónde pueda venir, puesto que piedoso no parece en ninguna parte; tampoco frisa el impiadoso con impío. — Socavón será «galería subterránea que parte de la superficie del terreno»; mas en sentido figurado otra cosa ha de sonar, esto es, empujones, arrremetidas, arañazos, em- bestidas como las que dan los que abren socavones en lo ma- terial. Impiadosamente será el adverbio de impiadoso. Impositicio Pícara Justina: «Si otro fuera, ya ven si se diera por agraviado del Impositicio parentesco» (4). — El nombre imposi- (1) Monarquía, lib. 3, San Marcos, § 1. (2) Hist. del Anticrisío, trat. 5, disc. 10. (3) La muerte, pág. 508. (4) Lib. 2, p. 2, cap. i, § 4, pág. 106. 424 IMPRONUNCIABLE IMPUDRIBLE IMPULSIVO ticio, equivale á fingido, inventado, impuesto, ya que imponer tiene sentido áo. atribuir falsamente, imputar, hacer creer; por lo cual parece muy adecuado el impositicio. El adverbio será impositiciamente. Impronunciable El texto del clásico Cantón da noticia de la voz impronun- ciable en esta forma: «El nombre Jehová era inefable y impro- nunciable, por estar escrito con letras que eran espiracio- nes> (1). — A la manera de los nombres imponderable, inexpli- cable, inestimable, etc., en cuyo prefijo in se contiene una suerte de incapacidad ó imposibilidad, así á nuestro impronun- ciable le corresponde el sentido de imposible de ser pronun- ciado, como lo expresa el dicho de Cantón. Son tantos los ad- jetivos castellanos compuestos con el prefijo in, que no es ma- ravilla se le pasen muchos por alto á la solicitud del más diestro vocabuiarista. Saqúese el adverbio en mente, si hace falta. Impudrible Zamora: Son maderas impudribles, donde no entra polilla ni carcoma que las gaste y las consuma» (2).— El adjetivo im- pudrible suena lo que no se puede pudrir, incorruptible. Es adjetivo, propio y de provecho. Su adverbio impudriblemente hará servicio también. Impulsivo Estrada: «La serpiente fué el impulsivo de mi desdi- cha» (3). — Algunos nombres terminados en ivo tienen repre- sentación substantiva, como motivo, constitutivo, revulsivo; entre ellos colocó Estrada el impulsivo, aunque los modernos solamente le conocen su condición adjetiva. Lo que ahora dicen móvil, con más propiedad y pureza se diría impulsivo. (1) Excelencias del Nombre de Jesús, lib. 3, cap. 1, § 1. (2) Monarquía, lib. 1, símb. 8. {S) Serm. 3, S 3. IMPUTRIBLE — INACAECIBLE — INADVERTENCIA* 425 imputrible Diego de Vega: «Hacer sus dioses de esta materia impu- trible, donde no entra gusano ni le puede hacer mella, era un reconocer y confesarla eternidad de sus dioses» (1). — Sinóni- mo de incorruptible viene á ser el imputrible, del latín impu- tr ib i lis, de baja latinidad, que otros expresaron por impudri- ble, como queda dicho con Zamora. Entre los que usaron el im- putrible y cuéntase D. Antonio de Guevara: «¿Qué es el altar de maderas imputribles sobre que se ofrecía aquel santo in- cienso, sino el palo de la cruz sobre que fué el buen Jesu cru- cificado?» (2). Inacaecible Del verbo acaecer se formó el nombre negativo inacaeci- ble, que significa lo que no puede acaecer, imposible, no veni- dero, no acaecedero. Alvarez: «Dime, pues, ¿cómo sentiría este agravio inacaecible un rey de la tierra, si á sus ojos y en su propio lecho hallase al adúltero violador de su amor?« (3). — De aquí se formaría el adverbio inacaeciblemente, y los nombres inacaecedero, inacaecimiento , etc. Adviértase con qué libertad fraguaban los clásicos nombres negativos con in. Inadvertencia* Espinel: «Hacer y decir inadvertencias» (4). —Por inadver- tencia entiende el Diccionario «falta de advertencia». Mas Es- pinel entendió otra acepción en el plural inadvertencias, á sa- ber, cosas inadvertidas, deslices reparables, desatenciones, desconciertos. Si la voz falta se tomase por defecto en el obrar, contrario á la obligación, sería más justo el dictamen; pero el Diccionario parece tomar la dicción falta por priva- ción, como en muchos vocablos que comienzan con in. (1) Dominica infraoctava de la Epifanía. (2) El Monte Calvario, Prólogo. (3) Silva, Purificación, consid. 8. (4) Obregón, reí. 1, desc. 2. 426 INÁNIME — INCASTO — INCENDAJA — INCENTIVAR Inánime NiEREMBERQ: «Las tres jerarquías de naturalezas son las inánimes, las vivientes y las cognoscitivas» (1).— Dícese ináni- me lo inanimado, que carece de alma, como los cuerpos sim- ples, los minerales, los mixtos no vivientes. Del latín procede la voz inánime, sin alma vegetativa, sensitiva, racional. Ináni- memente servirá de adverbio. Incasto El incasto es el no casto, el deshonesto, el lascivo, el sen- sual. Fr. José de la Madre de Dios: «Ponía en la calle pres- to por incasta; en la calle, dice á un paje, y cierra la puer- ta» (2).— Traduce el autor las palabras de la Escritura, aña- diendo la voz incasta, que expresa el motivo ó pretexto, pues el incasto más era Amón que su hermana Tamar. Incastamen- te será el adverbio de incasto. Incendaja Pineda: «Tenían también barcas llenas de incendajas para poner fuego á la armada enemiga cuando llegasen los turcos á dar asalto en la torre» (3). — Toma nombre de incendaja el ma- terial combustible, apto para el incendio, metralla, pólvora, al- quitrán, etc. Incentivar Raro verbo, no conocido del Diccionario, procedente del nombre incentivo, que es «lo que mueve ó excita á una cosa». Pícara Justina: «Con ademanes que incentivan el amor car- nal» (4).— Activo es el verbo incentivar, equivalente á mover (1) Oculta filos., lib. 2, cap. 26. (2) Los dos estados de Ñinive cautiva y libertada, cap. 1, cou- sid. 23, pág. 470. (3) Monarquía cclcsiást., lib. 26, cap. 1, § -i. (4) Pi'ülogo al lector. INCOMESTIBLE — INCOMPASIÓN — INCONSUNTIBLE 427 con ansia, excitar con viveza, espolear con ahinco. Traza general de los clásicos fué, de nombres sacar verbos que pu- sieran en acción el significado nominal, como lo hace el incen- tivar de López de Úbeda. De él saldrán los derivados incenti- vador, incentiv amiento, incentivable, incentivadizo, incenti- vante, etc. Incomestible Abarca: «Todos ya no comían sino brutos incomestibles aun de los más asquerosos» (1). — Así como incombustible &^ lo que no se puede quemar, incomestible suena lo que no se puede comer, ó por malsano, ó por desabrido, ó por vedado. En lugar del incomible, que campea ya en el Diccionario, po- día el incomestible haber lucido su generosa raza. El adverbio será incomestiblemente . Incompasión Asentó el Diccionario el nombre incompasivo , dejada en blanco la incompasión, que trae el P. Alvarez, diciendo: «Este pecado de incompasión es muy aborrecible al mismo Dios» (2). — Será incompasión el desamor, aborrecimiento, falta de compasión, de benignidad, de misericordia, la inhuma- nidad, dureza de entrañas. El adverbio incompasivamente corre de suyo, puesto el adjetivo incompasivo. inconsuntible Equivale este adjetivo á lo que no se puede consumir, como se saca de Pero Sánchez: «Las ánimas tienen vida substancial inconsuntibie» (3). — Las cosas que no perecen ni finan gozan de ser inconsuntible. De aquí tomaríamos el adje- tivo consuntible, contrario suyo, aunque tampoco se halla en el Diccionario, con estar en é! la voz consuntivo. Inconsunti- blemente y consuntibl emente vendrán muy á cuento. (1) iVnales, p. 2, .íaime II, cap. 9. (2) Silva espir.. Conversión de San Pablo, consid. 1, § 2, (3) Vida de Adán, cap. 2. 428 INCORRESPONDENCIA — INCULPADO — INCURABLEMENTE Incorrespondencia Muniesa: «Aquella sacrosanta cabeza por todas partes he- rida de tantas espinas, cuantas produce la tierra maldita de nuestra incorrespondencia» (1). — Por mala correspondencia decían los clásicos incorrespondencia, término expresivo, compendioso, de amplia significación, muy digno de uso por su propiedad y elegancia. Inculpado El nom.bre adjetivo inculpado no pertenece al verbo incul- par ni tiene que ver con el participio inculpado, porque signi- fica la contraria noción, á saber, inocente, sin culpa, limpio de culpa. Fr. José de la Madre de Dios: «Declárale por incul- pado la sentencia divina, y darle ha gracias, por no entrar á la parte en el estrago que aquel día hará del pecador» (2). — La diferencia entre inculpado é inculpable es la que va entre culpado y culpable, añadida la negación. Recibidos por el Dic- cionario moderno las voces culpado, culpable, inculpable, quedó el inculpado por puertas. Pero le había admitido el Dic- cionario de 1770, trayendo á colación la autoridad de Nierem- BERG que dijo: «Lo mismo viene á ser incuSpado que feliz» (3). — Al que se prueba no tener culpa, llaman inculpado; al que no se le puede probar, llaman inculpable. Inculpadamente será el adverbio. Incurablemente Significa irremediablemente, sin cura ni remedio posible. Alvarez: «Pretender salvar aún á aquellos que incurablemente han pecado» (4). — Discurre el autor de los que como Judas no se han de convertir de su pecado: eso dice el incurablemente, con incurabilidad, sin esperanza de curación, ó de muy dificul- (1) Cuaresma, serm. 6, § 3. (2) Los dos estados de Nínive cautiva ij libertada, cap. 1, consid. 2L (3) Doctrina cristiana, déc. 4. (4) Silva espir., del Mandato, consid. 5, § 2. INDIGESTAMENTE — INDISCURSIVO — INDOMEÑABLE 429 toso remedio, porque incurable es el incapaz de curación y de remedio. Indigestamente Los vocablos indigestible, indigestión, indigesto, descú- brense sin embozo en el Diccionario, mas no indigestamente, que significa confusamente, sin orden, sin distinción, con as- pereza. Torres: «Indigestamente ejecutaron su furioso anto- jo» (1). — El adverbio tiene la fuerza de coléricamente, impa- cientemente, con enojo y sin sufrimiento. Este es sentido figu- rado. El propio será con indigestión y crudeza de estómago. indiscursivo Aunque al Diccionario debamos la atención de discursivo, no empero la del contrario indiscursivo, empleado por el agustino P. Ignacio de Vitoria en su discurso fúnebre á las exequias de Lope de Vega, donde se dice: «Si leer libros espi- rituales de quien los escribe siempre, lo mira indiscursiva nuestra tibieza como de recogimiento que ignora lo gustoso que el mundo practica, menos pegajosa se le hace la doctrina, viendo que es de quien no sabe el idioma» (2). — Seré, indiscur- sivo lo que anda sin reflexión, irreflexivo, inatento, lo contra- rio de discursivo. De mucha aplicación podrá ser este nombre negativo, como también su adverbio indiscursivamente. Indomeñable Laguna: «Es por nuestros pecados indomeñable» (3).— Tan sólo hace mérito el Diccionario del verbo domeñar, sujetar, rendir, hacer tratable. De donde llamaremos indomeñable al indómito que no se puede domar, al dificultoso de sujetar, al arduo de rendir, al intratable, cerril, fiero, montaraz, invenci- ble. Por la misma acepción pasará el adverbio indomeñable- mente. (1) Filos, mor., lib. 9, cap. 7. (2) Zeballos, /cieos del púlpilo, t. 1, pág. 140. (3) Dioscáridcs, lib. 4, cap. 3. 430 INDUMENTO* — INECLIPSABLE — INELIGIBLE Indumento* Por anticuada toma el Diccionario la Voz indumento, en cuyo lugar pone vestidura. En los clásicos hállase la palabra indumento aplicada á ornamento sagrado. Olalla: «Ninguno de estos Indumentos puede ponerse el que no está ordenado de diácono» (1). — A la dalmática y estola llamó indumentos el ru- bricista Olalla. ¿No sería razón dar nombre de indumento á la túnica de los religiosos, á la tunicela de los subdiáconos (que no es particular de los obispos como quiere el Diccionario), á los andularios que usan en las procesiones los penitentes? ¿Por qué el vocablo indumento no ha de recibir la acepción de ves- tidura de iglesia, como las de sacristanes, monaguillos, acólitos y gente menuda? Y aun de vestidura autorizada la podía tener, conforme á la frase de Alcedo: «Adornarle con este soberano indumento» (2). Ineclipsable Así como eclipsable es «lo que se puede eclipsar y obscu- recer», en contrario sentido ineclipsable se aplicó porREBULLO- SA á las estrellas. «Son ineclipsables», dijo, entendiéndolo de las fijas (3).— Metafóricamente se podrá llamar ineclipsable la fama, la virtud, la ciencia, cuando no haya sombra de obscuri- dad que la deslustre. A este tenor se dirá: ineclipsablemente corre la loable opinión de fulano. Ineligible El adjetivo eligible ó elegible consta en el Diccionario, mas no su negativo ineligible, que suena incapaz de ser ele- gido, inepto para la elección. Valderrama, con todo eso, conservó el dicho vocablo: «Quedaba infame en la república, ineligible para cualquier oficio honrado» (4). — El adverbio es ineligiblemente. (1) Ceremonial, cap. 10, § 3. (2) Jeriis. caiiliiHi, pág. 68. (3) Conceptos, lección 7. (4) Ejercicios, p. 'ó, cap. 8. INEMENDABLE — INERUDITO — INESPERABLE 4:31 Inemendable La misma voz declara ser inemendable lo que no se puede emendar, ó dificultoso de emendar. Alvarez: «Aun cuando los hombres del todo serán incorregibles, y muchos de ellos ya inemendables, no dará Dios en ellos de golpe con el rigor de su juicio» (1). — Podría salir de ahí el adverbio inemendable- mente, señalador de la dicha incapacidad. Inerudito Qodoy: «Se llama inerudito y balbuciente para predicar» (2). —El nombre erudito da razón del inerudito, que por eso deno- ta el careciente de instrucción en alguna materia, el poco experto, el rudo, el poco ladino en algún ramo científico ó ar- tístico; al revés del erudito, que posee conocimientos vastos en línea de ciencias ó artes. Hace falta el término inerudito para contraponerle á erudito, siendo el uno la negación del otro, y siendo tantos los que con esa negación campan, viviendo ineruditamente, como lo rezará el adverbio. Inesperable Qaráu: «Es tan difícil, y casi inesperable en lo moral, como en lo natural el fénix» (3).— El Diccionario trae el adjetivo inesperado ow estaforma: «que sucede sin esperarse». Adviértase que el suceder ó no, es independiente del esperar- se, porque inesperado no dice sino lo que no se espera, como en la frase, «me río de tu inesperada fortuna», donde ora haya sobrevenido la fortuna ó no, el nombre inesperada conserva su propia significación. Otro tanto digamos de inesperable, que suena lo que no es de esperar, lo que no se puede ó no se debe esperar. Diferencia va áo. inesperable ¿l desesperable (que tampoco se ve en el Diccionario), como la hay entre lo con- tradictorio y lo contrario, porque inesperable es lo contradic- (1) Silva espir., dom. 1 de Adviento, consid, 4, § 5. (2) El mejor Giizmán, trat. ñ, § 15. (3) El Sabio, idea 73. 432 INEVIDENTE — INFAMATIVAMENTE — INFANTA torio de esperadle, pero desesperadle añade á inesperable el despecho, la cólera, la rabia por la pérdida total de la espe- ranza. Inesperahlemente\idiXdL servicio de adverbio. inevidente EscRivÁ: «La fe es un conocimiento inevidente y obscu- ro» (1).— Contra lo evidente, manifiesto, claro, está lo inevi- dente, no manifiesto, no claro, no resplandeciente, no patente. Pero lo inevidente no está reñido con lo cierto, antes en cosas de fe se hermanan á maravilla ambos adjetivos; por eso no anda el Diccionario moderno conforme con el de Autoridades, cuando enseña que evidente importa cierto, pues cabe lo cier- to con lo inevidente, como va dicho. El Diccionario antiguo no puso la nota de cierto en el calificar el adjetivo evidente, por- que entendían aquellos hombres que una verdad puede ser cierta, certísima, sin embargo de ser obscura é inevidente^ así como también conocían que una cosa, con parecer eviden- te, no parecerá del todo cierta. El adverbio inevidentemente es algo pesado. infamativamente Del nombre infamativo fórmase el adverbio infamativa- mente, que hallamos en Pineda: «Había muchos que sentían mal del Patriarca por haber condenado tan infamativamente á tales personas» (2). — De aquí concluimos cuántos adverbios en mente le faltan al Diccionario, formados de nombres en ivo, pues son muy pocos los que en él se contienen. Infanta Valdivia: «Aquel santo corpecito estuvo formado, y le in- fundió Dios el alma, y comenzó á ser aquella dichosa infan- ta» (5). — Este nombre de infanta dan á la Virgen María varios autores clásicos cuando tratan el punto de su purísima concep- (1) Gloria, disc. 12, § 2. (2) Monarquía cclesiásl., lib. 12, cap. 6, § 2. (i) De la Concepción de Nnesira Scíwra, p. 1, cap. 12. INFINITAR — INFLAMATIVO 433 ción, pareciéndoles el más á propósito para expresar niña que todavía no habla, niña recién concebida, criatura humana antes de nacer. El femenino de infante es infanta; nombre, aplicable no sólo á las hijas de reyes, sino á las de padres cualesquiera, siempre que se tome como substantivo. El Dic- cionario llama infantes é infantas á los niños de hasta siete años. La palabra infans suena el que no habla; del latín viene infante, ta; los niños que hablan no son infantes. La misma ley del femenino rige á otros nombres substantivados, en enta y anta, como congreganta, asistenta, regenta, presidenta, pasanta, tenienta, estudianta, ayudanta, comedianta, etc. Este es el uso de los clásicos, aunque el Diccionario no siem- pre lo advierta. Infinitar AvENDAÑo: «Viene Dios á levantar un alma, á infinitarla, á endiosarla» (1).— El nombre infinito proáuio el verbo infinitar, que es hacer infinita alguna cosa, quitarla los términos de su cortedad natural. Si aceptamos el verbo endiosar, ¿qué incon- veniente ofrecerá el infinitar? En especial, que no hay otro verbo en romance que exprese el mismo concepto. Derívanse los vocablos, infinitador , infínitación, infinitable, infinitativo, infiniiadero, etc. Inflamativo Pineda: «Metió mucha leña seca, bañada en pez y en otras confecciones inflamativas» (2).— El adjetivo inflamativo está por lo que tiene virtud para incendiar, idóneo para arder y pren- der fuego. Las confecciones son materias compuestas de varias drogas. Muchos confunden hoy el inflamativo y el in- flamatorio con el inflamable. Materias inflamables son las que pueden encenderse; las inflamatorias, las que de hecho encienden á otras; las inflamativas, las que tienen virtud para levantar llama. Inflamativamente es el adverbio. (1) Sermón., Mandato, disc. 11. (2) Monarquía eclesiást., lib. 11, cap. 22, § 1. 28 434 INFLUXIBLE — INHABITANTE — INHIAR Influxible Ayala: «No le atormentarán en río de fuego, cuyas aguas sean rápidas, sino en estanque, cuya ígnea agua permanezca constante, influxible» (1).— Agua influxible es la que no puede correr ni fluir, por estar estancada, detenida, encharcada, inmo- vible. Al latín pertenece el adjetivo. Pero expresa un concepto, que apenas se puede exprimir con vocablo más propio. No nace de influir el adjetivo influxible, sino del latín fluere, que es fluir ó manar, cuyo supino fluxum, corrido, manado, produce el ad)et\vo fluxibilis, el que puede ser manado, movido, corrido; antepuesta la negación in, resulta el influxibilis, que en ro- mance es influxible, á saber, lo que tan estancado está que por ninguna manera puede salir del estanque, no puede ser des- pedido en fluida corriente. Inhabitante P. Pedro Sánchez: «Trata dignamente á su Dios, que vive dentro de su corazón por la gracia inhabitante, que es el cuarto grado» (2). — El inhabitante es que inhabita ó mora dentro con descanso y de asiento. Aunque sea voz teológica de escuela, no deja de ser castiza, dado que tomada del latín, puesto que el Diccionario mencionó las dicciones inhabitable , inhabitado. Los moradores de una casa podrán decirse inhabitantes cuando hagan cuenta, como las monjas, de no salir de clausura. Inha- bitantemente será el adverbio. Inhiar Verbo latino es inhiare, abrir la boca, desear con ansia. Alvarez: «Con mucho deseo y prontitud está inhiando por las cosas espirituales» (3).— Así el inhiar se confunde con el an- siar, anhelar. Saqúense de nuestro verbo los vocablos conve- nientes á la derivación, inhiante, inhiador, inhiativo, inhia- (1) Hisl. del Anticrisio, trat. 5, disc. 26. (2) El reino de Dios, lib. 7, cap. 1. (3) Silva, Sexagésima, consid. 2, § 3. inhibir' — ININVESTIGABLE 435 mienio, inhiable, inhiadero, inhiadura, inhiatorio, inhiadi- zo, etc., pues no parece sombra de inhiar en ambos Diccio- narios. Inhibir* El significado de este verbo se reduce, conforme lo expre- sa el Diccionario moderno, á «impedir que un juez prosiga en el conocimiento de una causa». Es luego término forense. El clásico NiSENO concede más amplitud al verbo inhibir, cuando dice, hablando de Cristo resucitado que en traje de hortelano se apareció á la Magdalena: «inhíbela la súbita resolución, di- ciéndola: no quieras tocar mis invencibles plantas» (1). — Inhi- bir Cristo á la Magdalena la resolución de arrojarse á sus sa- grados pies para besárselos y descansar en ellos gustosamente, fué impedir, contener, estorbar, no sólo la prosecución, sino aun el comienzo de la obra. De modo que inhibir se extiende á todo cuanto sea estorbar, como se saca del uso latino, pues á la lengua latina pertenece el inhibir. El Diccionario de 1770 dio á este verbo sentido amplio y común. Ininvestigable Fernández: «Dios es incomprensible é ininvestigable» (2). —Con el vocablo investigable pasa un cuento harto gracioso, contenido en estas palabras del Diccionario moderno: f.Inves- tigable: Que se puede investigar. Según uso de autores clási- cos, que no se puede investigar». Cierta cosa es, que el Dic- cionario de Autoridades señaló al adjetivo investigable la acepción de lo que no se puede averiguar, alegando en prue- ba de ello una sentencia de Calderón. Mas erró el golpe al re- solver que el latino investigabilis significaba lo mismo, pues no significó sino lo contrario, esto es, averiguable, compren- sible, escudriñable, lo que es capaz de ser averiguado, confor- me á los vocablos investigare, investigatio, investigator, que dicen acción positiva. Ahora nos enseña Fernández el nombre ininvestigable, omi- (1) El político, p. 2, lib. 3, cap. 7. (2) Demonsír. caíúL, fol. 96. 436 INMENSO — INMINABLE tido por el Diccionario. Pues teniendo el romance una voz pri- vativa como ininvestigable, que representa lo no investiga- ble, parece podíamos dar de mano al uso de ciertos clásicos para atenernos á la propiedad de la dicción frecuentada por otros, ya que investigable no puede representar lo mismo que ininvestigable, como inteligible no puede equivaler á ininteli- gible; especialmente, que no tenemos en castellano el verbo vestigar, como tenían los latinos el vestigare, pero aun cuando le tuvieran, no le daban sentido contrario á investigare, sino más lleno 3? positivo, puesto que á veces la prefija in refuerza la significación en lugar de contrarrestarla, como se verá en inducere, impeliere, inhcerere, porque la dicha preposición in denota movimiento hacia adelante, no siempre opuesto ó con- trario. José de la Madre de Dios empleó el ininvestigable en la misma frase en que Calderón puso investigable, dicien- do: «¡Cuan incomprensibles son tus juicios, 3? cuan ininvesti- gables tus caminosU (1). Inmenso Mata: «Tiene un inmenso de hospitalidad, para recibir aún al inmenso» (2).— El nombre inmenso es adjetivo de su cose- cha, pero aquí se substantiva cual si equivaliese á inmensidad ó á extensión inmensa. Donde es de reparar la diferencia del primer inmenso al segundo en la expresión de Mata: el prime- ro se refiere á cosa, el segundo á persona. Algunos adjetivos participan esa condición, de substantivarse á las veces. Tal es infinito, verde, material, local, lleno, y otros, cuya índole de- clara el Diccionario, sin descubrirla en la palabra inmenso. Inminable El verbo minar, que dice cavar, socavar, da razón del ad- jetivo inminable, esto es, lo que no se puede minar, cavar, socavar, consumir, enflaquecer . Alvarez: «El justo cuando es preso, en la prisión se hace más fuerte, como aquel que del (i) Los dos estados de Nínitye, cap. \, consid. 25, pág. .514. (2) Cuaresma, serm. 1 , disc. 4. INMISERICORDIA — INMISIÓN 437 todo es invencible é inminable» (1).— De aquí nacerá el adver- bio inminablemente . También podía formarse el verbo inmi- nar, y el nombre inminamiento, etc. Los dos sentidos, propio y figurado, están harto patentes en Alvarez. Inmisericordia Tomás Ramón: «La causa principal de su desastrado fin, fué la crueldad, la inmisericordia é inhumanidad» (2).— La ne- gación de misericordia llámase bien inmisericordia, aunque no se vuelva crueldad, por lo menos en su general acepción. Significa, pues, esta dicción falta de misericordia. En otro lugar dice el mismo Tomás Ramón: «No con menos rigor castigará el Señor los agravios hechos contra el prójimo, esas inmisericordias que se usan contra ellos» (3). — La carencia de compasión que se llama inmisericordia^ parece frisar con agravio, vejación, injuria, siquiera contra la caridad, dado que no contra justicia. De aquí podía nacer el adjetivo inmiseri- cordioso, falto de misericordia, duro de entrañas, insensible al ajeno padecer, desapiadado. El mismo autor (4) usa la pala- bra inmisericorde, tomada del latín, por despiadado. Tam- bién Fr. Juan de Rojas dijo: «Es argumento de inmisericordia no ofenderse del hedor de los difuntos» (5).— ¿Por qué no sal- dría de ahí el adverbio inmisericor dio sámente^ aunque largo, como algunos? Inmisión Angeles: «Ningún alma, si no es por inmisión ó ilustración divina, percibe esto» (6). — Llámase inmisión la infusión, ilus- tración, comunicación recibida de persona superior; del latín immittere, que es arrojar ó enviar. De aquí podrán formarse las voces inmisivo, inmisorio, etc. (1) Silva espir., dom. 5 de Cuar., consid. 1. (2) Puntos escripíiir., Dom. 1.'^ después de la Trinidad, p. 4. (3) Puntos escript., t. 2, Dom. 21, p. 7. (4) Ibid., Dom. 20, p. o, pág. 489. (5) Catecismo Real, lección 10, disc. 3, núm. 18. (6) Lucha espir., trat. 1.", cap. 10. 438 INMODERANCIA-INMOVIBLEMENTE-INMULTIPLICABLE-INNEGABLEMENTE Inmoderancia * Parécese á la inmoderación. Es voz latina. Alvarez: «No errará aquel que dijere, que la inmoderancia en los gastos es la fuente de todos los males» (1). — Es, pues, inmoderancia el exceso, sobra, demasía, extremo. Muchos vocablos en ancia posee el romance. Inmoviblemente Alonso Vega: «El hombre trabaje inmoviblemente y venza todo temor humano» (2).— Del adjetivo inmovible (que no pue- de ser movido, constante, firme, invariable) se forma el ad- verbio inmoviblemente, esto es, con constancia, con firmeza, con resoluta voluntad. Siquiera este adverbio suple la falta de inmóvilmente, inmoblemente, que tampoco están en el Dic- cionario. Inmultiplicable Iribarren: «Es inmultiplicable la misericordia de Dios» (5). — Donde no cabe aumento, por agotarse todo número, cuando es en cosa infinita, como en la misericordia de Dios, tampoco cabe la multiplicación. Ser inmultiplicable es no poderse mul- tiplicar. El Diccionario apuntó el adjetivo multiplicable, deja- do el inmultiplicable. La voz inmultiplicablemente llenará las medidas al versificador que ansie hacer redondillas con versos de una sola palabra. Innegablemente MuNiESA: «Todo eso supone innegablemente ser San José padre de Jesucristo» (4). — El adverbio innegablemente vale sin duda, con certidumbre, sin temor ni recelo, como lo dice (1) Silva, Día de Ramos, consid. 2, § 1. (2) Espejo, cap. 11, § 25. (3) Serm. de dos imágenes, § 1. (4) Cuaresma, Serm. 7, § 2. INSECULADO — INSUAVIDAD — INSULTACIÓN 439 el nombre innegable, cosa que no se puede negar con razón, á la manera que decimos indudablemente, según consta en el Diccionario, en cuyo catálogo de voces podría contarse la nuestra. Inseculado Martel: «Los que pudieren ser inseculados en bolsa de Di- putados».— «No pueden ser Diputados, y por el consiguiente, ni inseculados en los oficios del reino» (1). — «Están inseculados en los oficios del gobierno».— «Los restantes han de quedar inseculados en una bolsa» (2). — El Diccionario de Autoridades no hizo memoria del término inseculado, tantas veces repetido por Martel; en su lugar el Diccionario moderno pone insacula- do, que es más propio, puesto que insacular es «meter en un saco, cántaro ó urna cédulas con nombres de personas ó cosas, para sacar una ó más por suerte». Con todo, así como los dos Diccionarios antiguos dejaron de mentar inseculado é insaculado, al nuevo estábale bien advertir lo inusual de inse- culado por insaculado. Insuavidad El adjetivo insuave ocupa lugar en el Diccionario, mas no el substantivo insuavidad, usado en esta sentencia de Tomás Ramón: «La miel y cualquier otra dulzura imaginable, es en su cotejo insuavidad y poca dulzura» (3).— La falta de suavidad dícese insuavidad. Insultación Acción de insultar dícese insultación, ó también insulto. Alvarez: «Pudo llevar el rey David suavemente la insultación de Semei con sus blasfemias y piedras» (4).— Nombre verbal es insultación, que también podía denotar el efecto de insul- (1) Forma de Cortes, cap. 17. (2) Ibid., cap. 69. (3) Puntos escriptur., t. 1, Santísimo Sacramento, serm. 2.°, p. 1. (4) Silva espir., Cuar. dom. 1, consid. 3, § 1. 440 INSUMABLE — INSUSPICABLE — INTEMERADO tar. ¿Cómo se podrá reprender que al talle de insultación for- memos otros derivados de insultar, á saber, insultador, in- sultable, insultadero, insultativo, insultatorio, etc.? Insumable Llamóse insumable lo no sumable, lo que no se puede su- mar, lo que pasa de cuenta, lo excesivo en cantidad. Alvarez: «¡Oh, si atendiesen á aquella suma insumable que sumarán los pecados que llegaren al año!» (1).— El adverbio será insuma- blemente. Nótese el sumar activo, que hoy pasa por neutro. Insuspicable Ni del adjetivo suspicable ni del insuspicable hizo memo- ria el Diccionario. Hallámosle en el libro del P. Fr. José de LA Madre de Dios, agustino, donde se dice: «Cristo era maestro y guía de misterios importantísimos, hasta su tiempo por sobrenaturales insuspicables» (2). — Por insuspicable hemos de entender lo que no se puede sospechar. Vocablo muy á propósito para exprimir un concepto frecuente en el trato hu- mano. Al tenor del insuspicable se sacará el suspicable; luego los adverbios en mente. Intemerado Pedro de Alba: «Virgen, intemerada es tu Natividad, inte- merada tu Concepción, y tu parto inefable» (3).— Por inteme- rada entiéndese incontaminada, inmaculada, incorrupta, sin mácula, sin culpa ni defecto. Del latín es la voz intemera- da, no por eso ajena del romance, sino propia, pues el P. Alba, escritor galanísimo, la quiso emplear. Intemeradamente dirá su adverbio. (1) Silva espir., la Magdalena, consid. 2, ^ 3. (2) Los dos estados de Ninive cautiva y libertada, cap. 1, consid. 1. (S) Respuesta al Memorial, mancha 8. INTENCIONAR— INTENSARSE 441 Intencionar Guzmán: «La razón tendrá cuidado de purificar é intencio- nar el entendimiento, procurando tener siempre delante la suma verdad» (1). — El sentido del verbo intencionar se toma del nombre intención, que es determinación en orden á algún fin; así intencionar será proponer un fin, armar de intención, de- terminar á una intención; de suerte que intencionar la ra- zón al entendimiento significa darle intención, hacer que pretenda algo. De aquí resulta ser activo el verbo intencio- nar. Podremos, pues, decir: «este hombre intenciona su volun- tad á un fin desastroso; ellos intencionaron sus trazas con per- versa voluntad; sabré intencionar mi empresa con buen, desig- nio; llevas mal intencionado tu viaje». Los derivados: intencio- nador, intencionadle, intencionadero , intencionativo, etc. Nótese que el participio intencionado es uno de aquellos que por hispanismo reciben acepción activa en lugar de pasiva. Así dijo Cervantes: «De aquí tomó ocasión el vulgo ignorante y mal intencionado, de decir y pensar que era su manceba» (2). — Ese intencionado hace veces de adjetivo, que tiene ó lleva in- tención, porque el participio pasivo suena el que es llevado á tal intención, el que recibe de otro el intento. Según esa acepción activa fórmase el adverbio intencionadamente. Intensarse Corella: «Los grados de calor se intensan en un mismo sujeto». — «La gracia recibida en la penitencia se intensa en la recepción de la Eucaristía» (3).— A las dicciones conocidas, intensamente, intensidad, intensión, intensivo, intenso, falta la principal, el verbo intensar, cuya reflexiva forma sacamos de Corella, en sentido de crecer, aumentarse. De oportuna aplicación será el verbo intensarse en el uso moderno. Confír- malo el clásico José de Jesús: «Los actos de la contemplación (1) El Peregrino , p. o, cap. 4. (2) Quijote, p. 1, cap. 25. v_3) Suma, p. 2, trat. 4, Conf. '¿. 442 intensivo' — interesalidad se intensan y raigan en el alma» (1). — No parece dudoso que el intensar activo ha de admitirse en acepción de hacer in- tenso. Los derivados, intensador , intensación, intensamiento, intensativo, intensadizo, intensadle, intensadero, intensadu- ra, intensatorio, etc., vendrán muy á pelo á muchos amigos de ciencias naturales. Intensivo* Por nombre adjetivo estima el Diccionario el vocablo in- tensivo. En verdad lo es, pero también se toma á veces subs- tantivadamente, como en este lugar de Granada: «¿Cómo es- taré entre tantos intensivos tan frío?» (2). — Así como defensi- vo, constitutivo, impulsivo, son nombres substantivos en cier- tos casos, así intensivo toma el lugar de tal cuando significa lo que tiene eficacia, lo que mueve, lo que posee ardor y ac- tividad. Interesalidad Forres: «La interesalidad de la paga se halla sin rebozos en las palabras de San Pedro» (5).— El adjetivo interesal está condenado por antiguo en el Diccionario moderno, donde entra á llenar su vacío el nombre interesable, «capaz de interés, ó cosa que le admite», como decía el Diccionario de Autorida- des; «interesado, codicioso», como le define el Diccionario re- ciente. Claro está, una vez antiguado el adjetivo interesal, ¿á qué venía el autorizar el substantivo interesalidad? Lo más á propósito parecía desterrarle del idioma, sin embargo de ha- berle admitido por corriente los dos primeros Diccionarios, con esta autoridad de Hortensio: «Halló en la interesalidad del amor la respuesta». Por manera que ni interesal xú interesalidad son voces de importancia á juicio del Diccionario moderno. Mas, con ¿qué palabra se expresará aquella «cualidad que hace á las cosas capaces de interés, ó que le admitan, ó le pretendan», confor- (1) Subida, Hb. 1, cap. 8. (2) Perf. dic. 14. (3) Serm. de San Antonio, disc. 1. INTERIORIDAD 443 me definía la interesalidad el Diccionario de Autoridades? ¿Cómo diremos «fulano se condenó por su apetito de interés», si no nos es lícito suplir tres palabras con una, escribiendo «fulano se condenó por su interesalidad?» Porque la frase «fu- lano se condenó por su interés», ó «fulano se condenó por su apetito», no expresa el propio concepto, pues deja en el aire la pretensión del interés, la cual ni por el solo interés, ni por el solo apetito se especifica con entera propiedad. Luego será preciso añadir apetito interesable ó apetitoso interés; dobla- das locuciones, que con la sola interesalidad quedaban más vivamente y más totalmente especificadas. Resta, pues, que interésale interesalidad sqx\ voces propias, necesarias, vivas, clásicas de nuestro romance. Interioridad Juan de los Angeles: «Tiene poca interioridad» (1).— Frases equivalentes á ésta son: «sale de sí, no se ocupa en cosas interiores, anda fuera de sí, derrámase por las criatu- turas». En el mismo Dialogóse podrán ver; para que entenda- mos,'cómo interioridad significa atención á sí mismo, cuidado del interior, estudio atento de sí, concentración del pensa- miento, recogimiento interior, presencia de ánimo. El Dic- cionario moderno, si bien se acordó del plural interioridades, que son, dice, «ocurrencias privadas y secretas de las perso- nas ó familias», no hizo caudal de interioridad, que por mirar al interior del individuo, viene á sonar lo contrario del dicho plu- ral. Porque las interioridades del Diccionario vienen tal vez á ser las mismas e^/er/or/í/íZí/eSj que en su lugar dijimos, pág.362, respecto del individuo que no es señor desús pensamientos. Así decir «fulano es amigo de exterioridades», valdrá tanto como decir «es amigo de interioridades», si atendemos al Diccionario moderno; porque el antiguo va muy por otra vereda, como quien pone el singular interioridad en el sentido clásico, y omite el plural interioridades, el cual si algún valor tiene es cuando recibe el adjetivo ajenas, extrañas, de otros, puesto que con á^zxr interioridades no se determina cosa alguna. (1) Dial. 9. 444 INTERLÍNEA — INTERPRENDER* Pero conviene advertir que el sentido propio de interiori- dad es é\ espacio interior á^ alguna cosa; por extensión se dice de las personas, como en el texto del autor franciscano. Interlínea Pedro Vega: «Lo que pasó en medio, que se quite ó se ponga, no muda la razón, fué como una interlínea; fué solamen- te digresión para volver luego al cuento» (1). — Aunque el Dic- cionario puso la mira en los vocablos interlineación, interli- near, interlineal, no reparó en la voz interlínea, que repre- senta el espacio entre dos líneas, como si dijéramos, en senti- do figurado, paréntesis, digresión, interrupción, suspensión, descanso. Cierto está, que de la palabra interlínea provienen las otras tres nombradas; razón de más para haber hecho caso de ella. Interprender* Fajardo: Por estas causas interprenden las armas de Es- paña aquella plaza, y casualmente detienen la persona del Elector» (2). — Coloma: «Imaginó que soldaría esta quiebra, tomando por interpresa otra ciudad de los Estados» (3).— Voz militar es el interprender , como interpresa; así en acciones de milicia usaron los clásicos ese verbo, en sentido de tomar alguna plaza de improviso, ocupar una ciudad cautelosa- mente, apoderarse de un sitio sin que el enemigo pueda es- torbarlo. El Diccionario moderno se diferencia del antiguo en dar al verbo interprender la acepción general é indetermina- da de «tomar ú ocupar por sorpresa una cosa», como diríamos «interprendieron el hurto; interprendió el corchete la mesa de juego». Según esto, ¿qué diferencia iría del interprender al sorprender? Ninguna por cierto, porque tan coger despreve- nido es el un verbo como el otro. Pues si algún caso merece la clásica antigüedad, al verbo interprender le corresponden por objeto plazas, castillos, ciudades, acciones propias del (1) Salmo 4, vers. 12, di se. 2. (2) Empresa 78. (3) Guerras, lib. 10. INTOCABLE — INTRANSIBLE 445 arte militar, no cosas cualesquiera del orden civil, doméstico, artístico, industrial. Otro tanto dígase del nombre interpresa, que nunca fué sinónimo de sorpresa. Los derivados quedan al gusto del escritor. Intocable Díjose así lo que no se puede tocar, lo no accesible al tacto. Alvarez: «El Verbo entró sin ninguna lesión, haciendo camino de Dios, esto es, invisible é intocable y dejando entera á la Virgen» (1).— Habla el autor de cómo el Verbo eterno, sin tocar en la doncellez de María, porque era él intocabley hízo- se hombre en sus preciosas entrañas. Hoy se aprovechan los modernos del adjetivo intangible, que, sobre oler á latín ran- cio, es menos castizo, sin comparación, que intocable. Su ad- verbio será intocablemente. Intransible Fr. Lucas Fernández de Avala: «Cada uno se pondrá en huida por diferentes sendas de intransibles montañas» (2). — La voz intransitable perteneciente al Diccionario, no colma la acepción de intransible, porque este nombre denota lo que no se puede penetrar ó pasar, así como el intransitable se re- fiere á caminos públicos. Montaña intransible es la escarpa- da ó dispuesta de forma, que no hay modo de subir á ella para pasar á la otra parte. La diferencia de intransible é imper- transible (de que arriba se dijo) es, que intransible no supone pasaje por entre, como le supone el per de impertransible. Por eso mejor se dirá impertransible de una selva, de una so- ledad peligrosa, pero de un monte alto y escabroso, ó cubier- to de nieve, ó escarpado viene mejor decir intransible. Al ad- verbio intransiblemente tócale parte de su sentido. íl) Silva espir., Encarnación, consid. 8. (2) Hist. del Anticristo, trat. 5, disc. 4. 446 INTRATABILIDAD — INüStJAL — INVENCIBILIDAD Intratabilidad Fácil fuera del adjetivo intratad I e'íormar el substantivo intratabilidad, pero regocijado queda el ánimo cuando le ve escrito por Gracián en aquella crisis donde dice: «Excede á la intratabilidad de las furias, á la inexorabilidad de las Par- cas» (1). — Dos vocablos, intratabilidad, ine.rorabilidad, no conocidos del Diccionario, de importancia cuanto al sentido, siquiera por ser largos tal vez poco recomendables á los escri- tores que presumen de primorosos. La inexorabilidad denota cualidad del que es incapaz de hacer caso de ruegos y súpli- cas, del que cierra los oídos á demandas. Inusual Qodoy: «Teniendo tanto peso la diadema, era inusual para la cabeza de un hombre» (2). — El adjetivo usual sirve para ex- presar «lo que comúnmente se usa ó se practica: dícese de las cosas que con facilidad y frecuencia se usan». De esta defini- ción del Diccionario se deduce la de inusual, que será «lo que con dificultad se usa, lo que raras veces se usa». La necesidad de este vocablo consta claramente, porque el adjetivo inusita- do suena no usado, así como el desusado es falto de uso; pero lo dificultoso de usar, lo raras veces usado, lo inepto para el uso, ha de tener término propio, cual es el inusual. Luego así como usado tiene por contrapuesto el desusado, así el usual ha de recibir por contrario el inusual. Su adverbio será inusualmente. Invencibilidad Barcenilla: «Excede María á todas las dominaciones en la invencibilidad» (3). — El sentido es: invencibles son las domi- naciones, más invencible es María. La palabra invencibilidad muestra la cualidad de invencible. ¿Quién duda que en las (1) El Criticón, p. 2, cris. 8. (2) El mejor Guzniún, trat. 5, § 7. (3) Marial, serm. 2, disc. 1. IPSÍSIMO — IRACUNDIA* — IROSO 447 contiendas hará buen servicio nuestra dicción, cuando lleve en ellas la palma un esclarecido contendiente, arrollador de sus adversarios? Ipsísimo Mena: «Lo ipsísimo sucedió á Absalón» (1).— El vocablo ipsísimo es el ipsissimus de los latinos, que solemos traducir por mismísimo. Las expresiones recibidas en el vulgar caste- llano, ipso factOyipso Jure, dan luz al ipsísimo de Mena, pues no hay rastro de él en el Diccionario moderno, donde ni aun el superlativo mismísimo queda mencionado. Cuando el hablistán pretenda encarecer igualdad perfecta entre dos cosas, ¿qué inconveniente habrá en decir, por ejemplo, «es la ipsísima voz suya; la ipsísima luz meridiana no le basta para verlo; soy el ipsísimo de siempre; lo ipsísimo que tú hago yo?» Iracundia* Guevara: «Mucho va de la ira á la iracundia; porque la ira nace de la ocasión, y la iracundia de mala condición» (2). — Esta noción bastaría por sí para entender que iracundia es la misma ira procedente de hábito vicioso, de condición colérica, de natural propenso á irritarse. Pero de ahí se infiere no ser propensión, sino acto la iracundia, contra lo definido por el Diccionario que dice ser «propensión á la ira». Consúltense los clásicos, cuyo lenguaje no consentiría decir de un hombre pro- penso á enojarse, pero acostumbrado á reprimirse: «éste guar- da iracundia, siente iracundia». Antes al contrario, decían, como Lope en su Z)oro/eíZj, «si me provocas á iracundia», en señal de no ser iracundia propensión, sino acto de hábito iras- cible. Iroso Como áQ pereza iórmase perezoso j de calma sale calmo- so, de rabia, rabioso, así de ira viene iroso, conforme á la más (1) Serm. del Esp. Santo. (2) Epístola á D. Juan de Mancada. 448 IRRACIONABILIDAD — IRONIZAR natural y sencilla formación. Consta nuestro adjetivo en el libro del P. Fr. Cristóbal Moreno: «Los soberbios conocerán la mancha de su soberbia, mirando su profunda humildad; los avaros, mirando su pobreza; los deshonestos, su limpísima cas- tidad; los irosos, su mansedumbre; los golosos, su sobrie- dad» (1).— El adverbio será irosamente. Irracionabilidad Fernández: «La irraoionabilidad y falsedad de sus doctri- nas sería comprendida con la buena razón en la cual estriban las ciencias» (2).— Ni el nuevo ni el antiguo Diccionario notan la palabra irracionabilidad. Conténtanse con el adjetivo irra- cionable, anticuado por el moderno, en vez de irracional. A esa misma cuenta se antiguaría el substantivo irracionabili- dad, suplida su falta con irracionalidad, calidad de irracional. En latín pasa lo mismo, con la diferencia que tan en uso está el irrationabilitas como el irrationaliias. El sentido del irra- cionabilidad de Fernández es oposición al buen discurso, contrariedad á la razón, falta de razón. No se echa bien de ver qué dificultad habría en decir, «la irracionabilidad distingue al bruto del hombre», puesto que irracionabilidad denota in- capacidad de razón, y no mera carencia ó ausencia de razón. Ironizar Jerónimo de San José: «El Apóstol llamó á Ananías, príncipe de los sacerdotes, pared enjalbegada, no ignorando, sino ironizando después, cuando dijo que no sabía quién fuese el exprobado, hiriéndole entonces más con la irrisión» (3). — El iro- nizar, procedente de ironía, «figura retórica que consiste en dar á entender lo contrario de lo que se dice», significa hablar con ironía, hacer la contestación irónicamente, responder con lenguaje irónico. A pesar de dar el Diccionario razón de estos tres vocablos, dejó sin mención el verbo ironizar, que completa la familia, como el más principal de ellos. Derivando (1) Limpieza de la Virgen y Madre de Dios. pág. 134. (2) Demonstr. caióL, fol. 135. (3) Genio de la Hist., p. 3, cap. 8. IRREFLEXIBLE IRREVERENCIAR 449 tendremos: ironizador, ironizativo, ironizable, ironizadizo, ironizadura, ironizadero, ironizamiento, etc. Irreflexible Pero Sánchez: «Nunca lo dejará de querer, por parte de la obstinación que tiene en el pecado, y de la voluntad que es irreflexible» (1).— Llámase irreflexible la voluntad, porque no sólo no reflexiona, mas tampoco de suyo vuelve atrás, si no la guía el entendimiento á torcer los pasos. Según esto, irreflexi- ble es incapaz de ser torcido, en acepción pasiva. Ir re flexi- blemente será el adverbio. Irreverenciar Muy lisamente nace del nombre irreverencia el verbo irre- verenciar, que es desacatar, quitar la reverencia, profanar, violar, etc. Pineda: «Lo que no se pueden vengar de los hom- bres, lo vengan en Dios, ó con irreverenciar las cosas de su Iglesia, ó con no querer hacer en ella lo que deben» (2). — A los vocablos irreverencia, irreverente, puestos en el Dicciona- rio, podemos juntar el irreverenciar, y también el adverbio irreverentemente, formado según ley del romance, así como los derivados del propio verbo. (í) Árbol, consid. 5, cap. 17. (2) Monarquía ecles., lib. 12, cap. 6, § 1. 29 J Jábega* Correas: «Halo de la jábega» (1).— No se descubre en el Diccionario equivalencia congruente de la jábega, empleada en sentido de mollera, caletre, magín, cabeza, ingenio. La jábega no es aquí embarcación, ni red de pescar, ni flauta mo- risca. Para llamar á uno de necio, decir halo de la jábega es como decir halo de la mollera. Jactabundo Fr. Rodrigo de Solís: «Y por eso añade: codiciosos de dinero, jactabundos, soberbios» (2). — A la lengua latina perte- nece el adjetivo jactabundo, que equivale á jactancioso, en- greído, presuntuoso, amigo de jactarse. Son sin cuento los nombres acabados en bundo; no es maravilla emplease el clá- sico Solís el jactabundo, como pudiera emplear el adverbio jactabundamente. Jarcería T>% jarcia se forma jarcería, que vale agregado confuso áf^ cosas varias, según el sentido figurado áQ jarcia. Alvarez: «Aunque la voz dijo al Apóstol San Pedro, que comiese toda (1) Yocab., letra A. (2) Arte de servir á Dios, p. 1.*, cap. 54, JARCIADO — JARREAR* 451 aquella jarcería de animales inmundos, no le dio facultad para que los comiese vivos» (1). — Llama el autor jarcería la multi- tud de cojijos, sabandijas y animales inmundos, de que estaba sembrado el lienzo venido del cielo, como, se refiere en los Actos, cap. 10. Jarciado Cervantes: «Con las obras y la fe | Hoy para el cielo se embarca | Enmejor jarciada barca | Que laque libró á Noé» (2). — Por qué callaría el Diccionario la ^SL\abr a Jarciado, que dice compuesto de jarcias, no se sabe; pero figuradamente podrá significar dotado de prendas. Jarrear* Pedro Vega: «Mandó el Señor á los hebreos, que habiendo pasado el Jordán, levantasen unas grandespiedras, y las jarrea- sen de cal, y escribiesen sobre ellas las palabras de laley»(3). — ¿Qué es/íZ/Tí^ízr? Echar, dice el Diccionario, jarros de agua ó de vino. No queda con eso claro el texto de Vega, mientras no en- tendamos yerros de cal, s'm agua ni vino. Así Jarrear, ve.rbo frecuentativo formado de jarro, es, no «sacar frecuentemente el jarro», sino echar jarros muchos sobre una cosa, de una materia cualquiera, vino, agua, miel, leche, cal, aceite, almaza- rrón, pintura, etc., de modo que á fuerza de jarradas quede embadurnada la obra. Este, hablando en rigor, es el sentido más propio y más llano áo. Jarrear. Sus derivados: /a/Teflí/or_, jar re amiento, Jarreadero, Jarreatorio, jarreadiira, Jarrea- tivo, jar reación, /í?/Teí7¿//>o^ etc- No es maravilla que 'sa ja- rrear se toma por sacar frecuentemente el jarro, se califique de familiar; ¿mas quién llamará familiar al estilo de Vega en el punto donde usa aquel Jarreasen las piedras de cal? (1) Silva espir., Dom. de Ramos, consid. 5, § 4. '2) Bedondillas que anteceden al Jardín del P. Fr. Pedro de Pa- dilla. (3) Salmo 5, vers. 19, disc. 4, 452 JERGUIL — JEROGLIFICAR — JINETADA — JORNADA* Jerguil Pérez: «Andan vestidos de jerguil, y con locurillas y hábi- tos corticos» (t). — El substantivo ye/'^«// parece ser sinónimo de \a Jerguilla del Diccionario, «tela delgada de seda ó lana, ó mezcla de una y otra, que se parece en el tejido á la jerga». Digno de atención es el plural locurillas, en que se represen- tan las galas de la vanidad mujeril, puesto que el Diccionario no da luz para entender cosa de vestido, si bien el clásico Pé- rez á vestidura ó aliño atribuye la voz locurillas. Jeroglificar Blasco: «Volvió la consideración al Dios de los cristianos, jeroglificado en la paloma» (2). -De Jeroglífico nació el Jero- glificar, cuyo participio pasivo Jeroglificado demuestra el concepto de simbolizado, cifrado, representado, figurado. Con esta facilidad formaban los clásicos los verbos del roman- ce. Jeroglificador, Jeroglificación, Jeroglificable, Jeroglifi- cativo, Jeroglificadura, Jeroglíflcadamente, etc., serán deri- vados áe^ Jeroglificar. Jinetada Correas: «Hacer jinetadas» (3).— La frase hacer Jineta- das corresponde á hacer caballerías, hacer gambetas, hacer cabriolas, hacer piruetas, como se saca del propio autor. No está en el Diccionario la voz Jinetada, pero de su forma se in- fiere que significa acción de Jinete, y también turba de Ji- netes. Jornada* EsTEBANiLLo: «Los músicos pedían su jornada» (4).— La voz Jornada está por jornal, estipendio de un día, paga del (1) Documentos, doc. 1. (2) Beneficios del glorioso ángel de nuestra guarda, lib. 1 , cap. 13, 2. (3) Vocab., letra H. (i) Cap. 9. JORNALMENTE — JUBA 453 jornalero. Esta acepción más parece francesa, propia de la pa- labra journée, que española. Tal vez por eso no se perpetuó en- tre los clásicos. Ello es que el Diccionario de Autoridades de- jóla olvidada, no menos que el moderno, como era razón. Pero no estará demás añadir, que Estebanillo emplea ciertos vo- cablos exóticos por vía de chanza en su estilo burlesco, sin pretender se admitan por castizos. Porque hablando del térmi- no armada, que es francés cuando se toma por ejército, dice así: «Nadie me puede quitar que yo la llame como quisiere, porque lo que se escribe de veras no goza la libertad y privile- gios de lo que se compone en chanza» (1). Jornalmente Andrade: «Me iba respondiendo jornalmente el galar- dón-* (2). — El sentido del adverbio Jornalmente no es el del irancés Journellement, que significa cada día, todos los días; sino cabalmente, ajustadamente, como por jornales. Porque así como al que trabaja un día entero se le debe la paga que llamamos Jornal; así también se da Jornalmente el premio al que le mereció, cual si hubiera trabajado á jornal. De este modo el adverbio Jornalmente no significa á Jornal, ni cada día, sino al Justo, puntualmente, exactamente. Nueva expre- sión del clásico Andrade. Juba Mata: «Es el león rey conocido y coronado de los anima- les, á quien con la diadema de sus hermosas jubas ó guedejas constituyela naturaleza en superior y príncipe^ (3).— La voz juba es latina; suena crin, melena, cabellera; aplícase á los animales. Mata aplicóla con oportunidad al león en plural; Ju- bas, guedejas, crines, allá se van. Al Diccionario se le pasó la palabra Juba, tal vez porque el antiguo no la mencionó; pero no dejaron los clásicos de usarla. (1) Ibid. (2) Cuaresma, pág. 89. (3) CAiaresma, serm. o, disc. 3. 454 JCGLARERÍA — JUNTADA Juglarería Como se dice Juglar el que hace juegos y truhanerías de- lante de otros, por entretenerlos, de ahí vino la ^aXabr a Jugla- rería á significar la ocupación de los juglares, según lo halla- mos en Pineda, que dice así: «Él mandó sacar su caballo, y saltando en él con gran ligereza y apostura, les dio á entender que los príncipes y caballeros de aquello se han de preciar, y no de juglarerías» (1).— No es lo mismo Juglería (\\xe Juglare- ría. Dice el Diccionario str Juglería ó Juglaría el ademán de los juglares; pero Juglarería denota el oficio y ocupación de los que juegan, cantan, tocan, danzan á lo juglar, pagados ó no, por dar á otros contento. Juntada Lanuza: «Acudió á una juntada de los apóstoles» (2). — La voz Juntada suena acción propia de la Junta. Así cuando se congregan los miembros de una comisión á conferenciar entre sí, podremos decir que tienen una Juntada de tres horas, que es lo que podíamos llamar también sesión. Claramente se des- cubre la diferencia entrejunta y Juntada, como entre punto y puntada, entre chusco y chuscada. Si para mayor inteligencia dijéramos que Juntada es acción de los que están juntos, ó la multitud de los que se juntan, cual si el vocablo Juntada pro- cediese de /unto, igual sería el caso. La cursiparla moderna la denomina /n/Y//z. (1) Dial. 7, § 22. (2) Homil. 12, § i5. li Labeo Pedro de Vega: «Cristo Señor nuestro, aunque tiene la naturaleza humana, no le toca ese labeo, porque no la tiene por vía natural, sino sobrenatural» (1). — Razona el autor sobre la mancha del pecado original, que dice no cupo en Cristo. Ese labeo es la mancha original, la mancilla del pecado, que en latín se llama labes, en castellano labe, como lo muestra el Dic- cionario; pero el labeo no está entre sus vocablos, por más que se hallen en él muchas otras dicciones en eo que hacen muy acepta por castiza la palabra labeo. En el discurso primero del mismo versículo repite Vega este vocablo: «Demás de mis culpas actuales, traigo otras de casta, desde mis abolorios, un labeo infame de pecado». Suena, pues, labeo lo mismo que in- fección, fealdad, mácula, tacha, lacra, indecencia, infección, suciedad, inmundicia. Labio* La palabra labio, entre otras acepciones, significa «órgano de la palabra»; quiso decir el Diccionario, «órgano del habla». Mas en Aldrete suena la propia habla, lenguaje, idioma, len- gua: «Este es labio en que se dan los oráculos» (2). — En el (1) Salmo 4, vers. 6, disc. 5. (2) Antigüedades, lib. i, cap. 2. 456 LACERIADO — LACTARIO* — LADEAR* mismo sentido se toma el latino labium en la Sagrada Escritu- ra, tres veces especialmente en el Génesis, capítulo once. Laceriado Santos: «En una ocasión no ha de ser un hombre tan lace- riado, que no socorra á una mujer que le quiere» (1). — Como laceria suene miseria, trabajo, así laceriado es miserable, apocadOj tacaño. Adviértase la oportunidad de esta dicción, muy diversa de lacerado. De laceria salió laceriar, que ^\gm- Wzdi padecer laceria ó miseria. Verbo intransitivo parece, cuyo participio laceriado por hispanismo pasa á la condición de adjetivo, como lo es el de Santos. Su adverbio será lace- riadamente. Lactario* Hace el Diccionario sinónimas las voces lactario y lácteo. NiEREMBERG dice: «Las hierbas lactarias, que vierten leche, son excesivamente calientes, agudas y amargas; con todo eso la Memeya con ser lactaria, es frígidísima y quita calentu- ra» (2). — El término lactario no expresa «lo perteneciente á leche ó parecido á ella», sino lo que da de sí leche, ó zumo pa- recido á leche; las tetas del animal no serán lactarias sino des- pués del parto. La vía láctea no es vía lactaria, ni el color lácteo es color lactario, ni la hierba lactaria es hierba láctea. Cuando Nieremberg dijo, «las estrellas de la vía láctea engen- dran hombres blancos» (3), se hubiera guardado muy bien de trocar láctea por lactaria . Ladear* Malo: «Se puede ladear el padre de la tierra con el del cielo» (4),— La Serna: «El mancebo viendo hecho brasa un hierro y centellear luciendo, le cogió en las manos, sin que- (1) Día y noche de Madrid, disc. IJ. (2) Oculta fdos., lib. 2, cap. 81. (3) Ibid, cap. 84. (4) Serm. de S. José, disc. 6. LAMPA 457 marse ni padecer dolor alguno; admirados los circunstantes, dudaban á qué ladear aquel asombro» (1).— El verbo comparar^ cotejar, asemejar, expresa puntualmente el sentido del ladear empleado por ambos autores, que no se satisface con los ver- bos inclinar, torcer, declinar, caminar, propuestos por el Diccionario como equivalentes á ladear. Porque ladear, pro- cedente de lado, es poner una cosa al lado de otra, paran- gonarlas, paralelarlas entre sí. De aquí ladearse con uno será andar á su lado, y también compararse con él. Sentidos, propio y figurado, que el Diccionario no apuntó, siquiera con- serve el seguir el dictamen de otro, que es un ladearse tam- bién figurado. Sirva de confirmación la autoridad de Niseno: «Ladearse la perfección humana con la grandeza divina» (2). — En la tredécima impresión del Diccionario hallamos que la- dearse figuradamente es «estar una persona ó cosa al igual de otra». Este sentido del reflexivo /íZí/earse^ nuevamente intro- ducido en el Diccionario, dice bien con el ladearse de los clá- sicos, mas no determina con exactitud la acepción del activo ladear. Sus derivados recibirán la misma significación, la- deador, ladeamiento, ladeación, ladeable, ladeadero, ladea- tivo, ladeatorio, ladeadamente , etc. Lampa Pícara Justina: «Un consejo digno de saber de todos, ora sean de nuestro bando picaral, ora sean de otra Sampa» (3). — La voz lampa no tiene asiento en el Diccionario, aunque sí el verbo lampar ó alampar; pero parece que lampa suena se- ñal, resplandor , brillo, de óiOXidi^ género, jaez, estofa, linaje, categoría, según se saca del contexto. «Es hombre de buena lampa», significaría, «es hombre calificado, de noble estofa». De lampa viene el verbo lampar con su significación de tener ansia grande, esto es, señalarse con ahinco. Correas escri- bió: «De lampa y pendón verde.— Significa modo galante, rufo y valiente» (4).— Duda podía caber, si la frase del Maestro (i) Espejo, cap. 8. (2) Asuntos, Dom. 1, as. 3. (3) Lib. IV, cap. 4, pág. 31 . (4) Yocah., letra D. 458 LANTISCAR — LARGOMIRA — LASTAR' Correas ha de leerse del ampa, del hampa, ó de lampa, pues la edición de 1906, que nos sirve de texto, no deja de estar men- dosa en hartos lugares. Confirman la sospecha las palabras /?e/2- dón verde y rufo, que huelen á aqueWa hampa rufianesca, ami- ga de verdes con azules á costa del prójimo, tan estilada en el siglo XVII, como de las novelas sabemos. Mas sobre ser notoria la voz lampa en la Pícara Justina, la lampa de Correas hácese insuspicablepor la interpretacióndel autor; el cual, puesto caso que quisiese representar el bando de los picaros hampones, pero en aquel modo galante, rufo y valiente señaló con el dedo la laya y blasón picaral, á saber, la lampa y el pendón verde, ó sino, la lampa verde y el pendón verde, esto es, la estofa de los rufianes y sus picariles insignias. Con esto parece queda en su lugar la significación de la lampa justinesca. Lantiscar Valderrama: «¿Pues en huerta de frutales había de haber laritiscares como en sierra, y robles como en un bosque?» (1). — Dícese lantiscar ó lentiscar el sitio poblado de lentiscos. Generalmente recibe la forma de lentiscal, como lo tiene el Diccionario. Largomira Jarque: «Temen, porque ven airado á Dios, aunque sin lar- gomira de racional discurso» (2).— La voz largomira represen- ta el anteojo, instrumento para ver de lejos las cosas. De los animales dice el autor, que privados de largomira de racional discurso temen, ¡cuánto más han de temer los hombres dota- dos de buen entendimiento! La propia dicción largomira lleva el sentido de mirar lejos expreso en su composición. Lastar* Entiende el Diccionario por lastar, el «suplir lo que otro debe pagar, con el derecho de reintegrarse; padecer por la (1) Ejercicios, p. I, cap. 2. (2) Orador, t. 2, disc. 5, g 2. LASTIMATIVO — LASTRAL — LATROCINANTE 459 culpa de otro». Aquí nos encontramos con la autoridad de Pedro Vega, que lo entendió de diverso modo, cuando dijo: «Si el confesor se quisiese vengar de vos, no sé yo cómo mejor lo pudiera hacer, que quitándoos de vuestras penitencias la ocasión de pagar á poca cosía lo que después habéis de lastar con mucha» (1).— ¿Acaso en el purgatorio paga uno por culpas ajenas? No, sino que por sus cabales lasta, esto es, paga, pa- deciendo las penas debidas á culpas propias. Luego lastar es padecer, no solamente por culpa ajena, s'mo por culpa propia. Lastiraativo Pineda: «Dijo estas tan lastimativas palabras» (2). — El nombre lastimativo está aquí por lastimero, lastimoso, esto es, lo que tiene virtud ó razón para causar lástima, como lo significa luego el autor diciendo: «Esta exclamación, á las pie- dras podría enternecer, cuánto más á los hombres, á tener lás- tima y misericordia de este afligido mozo», que es el pródigo del Evangelio. Lastimativamente será el adverbio de lastima- tivo, derivado de lastimar. Lastra! Montería: «Subir lástrales y picazos de peñas» (3).— Tal vez el italiano lastra, que es losa, dio nacimiento á la palabra lastral, lugar de losas, paraje llano, sitio de piedra pizarreña. Las costaneras peladas de montes no escabrosos podrían de- cirse lástrales. Latrocinante El que comete acción de latrocinio dícese latrocinante, como consta de Pineda: «En penitencia de este pecado tan latrocinante, edificó Volseo dos colegios de estudiantes» (4).— Quien despoja las iglesias diráse bien que comete pecado la- (1) Salmos, dlsc. 5, proemial. (2) Dial. 6,% 21. (3) Lib. IL (4) Monarquía eclesiási., lib. XXIX, cap. 22, § 1. 460 LAVADIENTE — LECTITAR — LELDAR trocinante, como Volseo le cometió. El adverbio, latrocinan- t emente. Lavadiente Pineda: «Vamos hacia mi granja, y allá comeremos, y da- remos un lavadiente á los trabajos de Hércules» (1). — La frase dar un lavadiente sirve para hablar, tratar, conversar; en especial se usa con más propiedad cuando los que la emplean acaban de comer y están de sobremesa, como que la conver- sación les sirviera de palillo con que limpiar los dientes. La locución de Pineda eso mismo supone. En lugar de lavadiente podría valer el vocablo mondadientes, si acaso tuviera sentido metafórico la expresión dar un mondadientes, lo cual no cons- ta, como consta la frase dar un lavadiente. Lectitar Voz meramente latina es el verbo lectitar, leer y releer con frecuencia el mismo libro. Bravo de la Serna: «¿Por qué lectitaba de continuo lo que ya había desfrutado su es- tudio?» (2). — No hay en el romance palabra equivalente á lec- titar, si no es releer, que no dice lo mismo, porque lectitar suena estar ocupado en repasar lo leído, y aun leer á menudo y de continuo, por pertenecer el verbo á la categoría de los frecuentativos. Fórmense sus derivados, si place. Leidar Fonseca: «Revolviéndolo una mujer con tres medidas de harina, viene á teldar la masa toda» (3).— El verbo leidar co- rresponde al sazonar, fermentar, dar sazón. Corrupción pa- rece el leidar de levidar, como si sonase hacer leve alguna cosa. Pedro de Vega admite otra manera de expresión: «La mujer que trata de hacer sus panes, la esconde en la masa, (1) Dial. 8, § I. (2) Espejo, cap. 9. (3) Parábolas, lib. I, paráb. 4'. LENGÜAJERO — LENGUDO 461 hasta que la llebda toda y sazona» {\).—Llebdar es el leldar; ambas formas parecen corrompidas. Más exacta semeja la for- ma lleudar de Agosta: «Donde se muele y se cierne, amasa y se lleuda» (2). Así lleudar ó leudar (que se reducen á llebdar y á leldar) parece el verbo más propio ordenado á fermentar, sazonar. Fermento es levadura en castellano, llevat en ca- talán. Lenguajero Miranda: «Los más predicadores de estos siglos predican ya más la palabra humana que la divina, y así no son verdade- ros sino lenguajeros» (3).— El contexto da harta razón del tér- mino lenguajero, que expresa al amigo de pulir el lenguaje, de realzar el lenguaje, de cortar el lenguaje, sin cuidar de razones eficaces para persuadir y mover á los oyentes. El Diccionario no apuntó este adjetivo, no obstante la diferencia entreparlero y lenguajero, especificadamente advertida por el clásico Za- mora, que dijo: «El predicador ha de ser trompa del Evangelio, que atemorice y espante; más ha de tener de esto, que no de elegante, de galano, de lenguajero y curioso» (4). Lengudo Carranza: «Son picudos, lengudos, parlones y deshones- tos» (5).— Propio del romance es el adjetivo lengudo, como lo es picudo, parlón, parlero, decidor, picotero, palabrero, gá- rrulo, sin que los nombres lenguaz, lenguaraz, basten á te- nerle por sospechoso de buen natío. Lengudamente podrá ser su adverbio. Correas usó también el adjetivo lengudo: «La mujer lenguda, quince meses ventreguda ó ventriaguda» (6). — Ninguno de estos tres términos corre por el Diccionario. (1) Doniin. 5, post, Epiphan. (2) Hist. de la India, lib. IV, cap. 12. (3) Apología, trat. 3, cap. i. (4) Monarquía, San Andrés, símb. 4, § 13. (5) Catecismo, cap. 22. (6) Vocab. de refranes, letra L, pág. 188, col. 1.» 462 LENIZAR — LEÑAZO — LEONERÍA Lenizar Cornejo: «Con la dulzura de sus palabras y consejos leni- zaba su dolor» (1).— Del adjetivo lene, suave, blando, ligero, dulce, agradable, procedió el verbo lenizar, que es suavizar, endulzar, mitigar, templar, moderar, aplacar, amansar la furia del dolor. Ya que el Diccionario no fijó en lenizar los ojos, los volvió á lenificar, que dijo era «suavizar, ablandar». En eso no siguió la pauta del Diccionario de Autoridades, que admitía el lenizar, mas no el lenificar; pero tampoco degeneró de la costumbre de los clásicos, que dijeron suavificar, como á su tiempo se verá. Derivados: lenizador, lenizamiento, le- nizable, lenizadero, lenizatorio, lenizadura, etc. Leñazo EsTEBANiLLO: «Tomando cada uno el palo que halló más á mano, me dieron más leñazos que limones me habían hurta- do» (2).— La palabra leña sirve para expresar paliza. No es mucho que leñazo signifique golpe dado con el palo, como en el apalear del texto parece. Leonería En sentido figurado usóse la palabra leonería por arreme- tida, ímpetu, bizarría, bravata, extremo de valor, como lo dice este lugar de Valderrama: «Otros han dicho, que todas las leonerías y fuerzas que el demonio pone contra el hombre, todas llevan por fin y paradero hacer lo que suele la hormi- ga» (3).— El plural leonerías se dice bien de los esfuerzos del demonio, á quien llama león la Escritura. En otro lugar del mismo autor leemos: «¿Por qué se llama aquí Cristo león por sus vencimientos, siendo así que no los ganó como león, ni al- canzó haciendo leonería, sino como cordero manso muriendo y (1) Crónica, t. 2, lib. I, cap. 9. (2) Cap. l;^. (3) Ejercicios, p. ¿, cap. 4. LETREAR — LETRERO* 463 derramando su preciosa sangre?» (1). — A este modo, del que echa bravatas ó hace proezas diremos que hace leonerías, si se porta como vaHente en sus hazañas. Al vocablo leonerías pá- sale lo que á caballerías, raposerías, cochinerías , etc. Letrear Tomás Ramón: «Díles que les entiendo y letreo sus trazas y conjuraciones, y que todas les saldrán en vano» (2).— El ver- bo letrear representa ajustadamente al deletrear, que es en- tender, cual si estuviera escrita, alguna cosa. De la letra sale el letrear, tal vez más conforme al romance que el deletrear, en el sentido propio, que es andar revolviendo letras, leyén- dolas una por una; ocupación propia de principiantes. El sentido figurado de /e/re¿zr qs penetrar, conocer al dedillo, entender del todo, saber por entero, como se leen las letras con puntual exactitud, cosas ocultas ó difíciles de calar. Derivados: le- treador, letreamiento, letreación, letreable, letreadizo, le- treadura, letreadero, letreatorio, letr cadamente, etc. Otra autoridad del propio autor dice así: «Quien Dios no quiere, no le letrea muy á su gusto» (3).— Quiso decir, que cuando no quiere Dios á uno, recibe descomplacencia en leerle el cora- zón, aunque de su parte le quiera como á hechura suya. Letrero* Sta. Teresa: «Mas como no soy tan letrera como ella, no sé qué son los asirlos» (4). — Lafuente dice (5): «En las ediciones flamencas decía letrera, pero en las malas de España, desde principios del siglo pasado, se enmendó arbitrariamente po- niendo letrada, mostrando en ello los correctores su igno- rancia y osadía». Muy á ojos vistas léese letrera en la im- presión de 1680, de Bruselas, t. 2.°, pág. 340. Lo que dice Lafuente, pasa en muchas ediciones modernas de libros an- (1) Ibid., p. 1, cap. 6. (2) Serm. del Dom. 22 después de la Trinidad, p. 1. (3) Puntos escriptur., t. 2, Dom. 7, p. 3. (4) Carta 187. A la M. María de San José, priora de Sevilla. (5) Obras de Santa Teresa, t. 2, pág. 172, col. 1.* 464 LEVANTE* — LEVO tiguos; los editores alteran vocablos por parecerles que suenan mejor. Mas ¿quién dudará que letrero en lenguaje familiar tiene más gracia que letrado, no porque sea anticuado, como lo tiene el Diccionario, sino por la forma de^ la dicción? Le- trero quiere decir erudito, leído. Levante * Torres: «Esto en aquella era fué de gran estima, porque andaba el señorío de Israel muy de levante, ya entre jueces, ya entre capitanes» (1). — El modo adverbial de levante significa, dice el Diccionario, «en disposición próxima de hacer un viaje ó mudanza, ó sin haber fijado el domicilio». No se ajusta bien ese significado al texto de Torres, en que habla de la promesa hecha por Dios á David (de darle un hijo, el Mesías, cuyo reino fuera eternal), entonces mismo cuando el señorío de Israel an- daba muy revuelto, con altibajos, sin norte fijo, sujeto á mu- danzas, dando vaivenes, voltizo y mudable, al retortero, en fin, muy de levante, que eso representa este modo adverbial, más cabalmente que lo definido por el Diccionario, puesto que la palabra levante denota la acción de levantarse, de moverse, y no más, como lo definió con razón el Diccionario primero, aun- que el segundo entremetió el viaje, la jornada, con que echó á perder casi del todo la obra. Levo EsTEBANiLLo: «Lo puso á punto de levo» (2). — Excusó el Diccionario el asiento de esta palabra, que queda del antiguo levar, por levantar. «Levar ferro*, dijo Cervantes (3). Sig- nifica la voz levo lo mismo que leva, «partida de las embarca- ciones del puerto»; pero recibe significación metafórica de re- mate, sazón, última disposición, postrera preparación, total apercibimiento; especialmente en las frases estar á punto de levo, poner apunto de levo, tener á punto de levo: ahora di- cen, poner en punto de caramelo. Podía igualmente la voz (1) Filos, mor., lib. 5, cap. 3. (2) Cap. 10. (b) Quij., p. 2, cap. 29. LIBENTÍSIMAMENTE — LIBERNA — LIBREA.' 465 levo significar el hombre cogido de leva, á punto para entrar en campo con los enemigos. El sentido de la frase no padece- ría menoscabo. Libentísimamente Adverbio tomado del latín es el vocablo libentísimamente, que quiere decir de muy buena gana. Peraza: «Ansi como los que son del diablo escuchan y oyen sus palabras falsas y con- sejos errados libentísimamente, ansi los que tienen á Dios por verdadero padre oyen de buena gana sus palabras» (1). — El Diccionario dejó sin memoria este adverbio, que puede ser de no poca utilidad, aunque latino. Liberna Correas: «No le quedó ni una liberna» (2). — La palabra li- berna parece venir de la latina libella, diminutivo de libra, como si dijéramos librilla, monedilla, pieza imaginaria, de valor variable según los países. Para decir que uno se quedó pobre, serviría la frase de Correas. Donde se ve que liberna viene á significar lo que ahora decimos un ochavo, un cénti- mo, un maravedí, un cuarto, etc., cuanto al sentido figurado de la expresión. Librea"" Al uniforme de los criados y pajes de familias adineradas acomoda el Diccionario la voz librea. De más alto jaez la hi- cieron los clásicos. Entre los muchos, Aguilar dice: «Pregun- tó Nabuco á todos los que con librea de sabios profesaban en- señar» (3). — Muy á las claras se ve que librea de sabios no es vestido de criados, antes parece manto, ínfulas, hopalan- das, traje pomposo, presunción, arrogancia. No cuadra esta acepción con la segunda señalada en los Diccionarios, antiguo y moderno, como lo acabará de probar el artículo siguiente. (1) Cuaresma, Dom. 5, § 3. (2) Focafe., letra N. (.S) Estatua, sec. 2, vers. 2, cap. 5. 30 466 LIBREAR, LIBREARSE — LICOROSO* Librear, Librearse A este verbo le da el Diccionario la aéepción de «vender ó distribuir una cosa por libras». Pero Zamora le usó en otra muy diversa: «Le libreó con variedad de colores» (1). — La causa de la diversidad está en el origen de librear. El librear del Diccionario viene de libra, por eso es verbo frecuentativo; mas el de Zamora, se formó de librea, por lo cual no es fre- cuentativo, sino común, con el significado de adornar, hermo- sear, vestir de gala, embellecer con ornato. Son, por tanto, dos verbos totalmente distintos, de los cuales no señaló sino el primero el Diccionario novísimo, cuya definición es puntual- mente la propuesta por los dos Diccionarios de Autoridades, sin más averiguación. No hay en el Diccionario noticia del reflexivo librearse, si- quiera la haya del frecuentativo //¿rear,, vender á libras. El sen- tido de librearse consta en este pasaje del P. Fr. José de la Madre de Dios: «En rompiendo el alba, luego se manifiestan los campos, las hierbas se librean de matices» (2). — La palabra librea da también origen a\librearse,qu.ees adornarse, hermo- searse, etc., ponerse librea, lucir los colores. Dos sentidos le pertenecen; el propio, que es vestirse del traje uniforme, guar- necido con franjas de varia labor; el figurado, que es ornarse, componerse, lucir con cualesquiera atavíos la hermosura natu- ral. Los derivados serán: libreador, libreamiento, libreativo, libreadura, libreante, libreadero, libreadizo, libreable, li- breación, etc. Licoroso* «Aplícase al vino espirituoso y aromático»: tal es la noción que da el Diccionario del adjetivo licoroso. El clásico Niseno, hablando de la regalada comida que Rebeca aderezó á su ma- rido Isaac con la caza de su hijo Jacob, dice: «Le mandó Isaac traer la vianda y la bebida, y después de haberse alentado con (1) Monarquía, lib. III, símbolo 2. (2) Los dos estados de Ninioe cautiva y libertada, cap. 1, con- sid. 22, pág. 435. LIGÓN — LIMISTE* 467 la licorosa substancia, le vuelve á decir que se llegue» (1). — Ninguna razón hay para suponer que licorosa substancia sig- nifique vino espirituoso y aromático, antes hay muchas para pensar representa el caldo del gustoso guisado, la substan- cia líquida de aquella vianda, juntamente con la bebida del vino común, pues de comida se trata y no de bebida especial en este capítulo veintisiete del Génesis, donde sólo se mencio- na el plato muy al gusto del paladar del Santo Patriarca. Así de un enfermo que pasó tres días sin probar bocado de comi- da, con solas tisanas, caldos y potingues, diríamos muy al justo: lleva tres días de substancia licorosa, aunque no hu- biese saboreado gota de vino. La razón es, porque licor si mon- ta líquido espirituoso, no se lo debe á su propiedad nativa, sino á convención arbitraria, puesto que su ser propio se limita á cuerpo líquido. De manera que la primera y principal acep- ción de licoroso consiste en cosa que tiene líquido en abun- dancia, puesto que el representar vino espirituoso y aromá- tico le viene de segunda mano por una suerte de extensión. Diferencia va de leche cuajada á leche licorosa, si en espe- cial la bautizan ó rebautizan. «Denle al enfermo. alimento lico- roso», manda el médico al que tiene calentura, con mucha pro- piedad, prohibiéndole el uso de licores y vinos. Fórmese el adverbio licorosamente, en igual acepción. Ligón Apuntó el Diccionario la palabra ligona, por azada, como propia de Aragón. Bien pudiera haber hecho caso de ligón, que significa lo mismo. Jarque: «Si allí quisiese clavar el ligón, ó la reja calzada de acero, arrancaría ó lastimaría las tiernas flores » (2). — Del latín ligo, que suena azadón, proviene el ligón aragonés. Limiste* La noción dada por el último Diccionario de la palabra limiste es: «cierta clase de paño ordinario, que se fabricaba (1) El Político, p. 2, lib. IV, cap. 2. (2) El Orador, t. 1, disc. 3, § 4. 468 LIMOSNEAR en Segovia». Eso dice el Diccionario moderno; el antiguo de Autoridades definía el limiste diciendo ser, «el paño de prime- ra suerte, más fino y perfectamente trabajado, que se fabrica en Segovia». Que el limiste no iwese paño ordinario^ se saca bien de Cervantes, que escribió: «Más calientan cuatro varas de paño de Cuenca, que otras cuatro de limiste de Segovia» (1). — Pero mejor se concluye de este lugar de Jarque: «A la fe, hermano mío, que es aquel un batán donde así se tunde el limiste más fino, como la más despreciable bayeta» (2). — De estas autoridades se colige, que la voz limiste es paño fino y delgado, no paño ordinario y grueso, como el Diccionario re- ciente significó, siendo así que hasta la duodécima edición se decía que limiste e.r a. paño fabricado e^n Segovia, sin más adi- tamento, pero á los que exornaron la edición tredécima debió- les de parecer bien el añadir al paño el apodo de ordinario, no obstante el opuesto sentir de la clásica antigüedad. El P. MÁRQUEZ lo comprueba: «Sería más conveniente imponer sobre el brocado y telas de oro, terciopelos, damascos, rajas y limistes, que sobre el angeo y sayal» (3). — Diferencia pone el autor entre las telas finas y las ordinarias respecto de imponer tributos. El angeo no está en el Diccionario; es tela basta como el sayal. Limosnear Francisco León: «A la puerta de un avaro asistía limos- neando» (4).— El frecuentativo limosnear, derivado de limos- na, no es hacerla, sino pedirla repitiendo la voz limosna, li- mosna, como el propio verbo lo indica; así equivale á mendi- gar, pordiosear, andar de puerta en puerta pidiendo un rego- jo de pan. De grande utilidad es este verbo para excusar pala- bras y encerrar en una sola todo el concepto. El Diccionario de 1770 ofreció la voz limosnador como sinónima de limosne- ro, el que hace limosna; mas ese substantivo, que se daba ya por antiguado, no se deriva de limosnear, como estos limosnea- (1) Quijote, p. 2, cap. 33. (2) El Orador, t. 2, invectiva 4-, § 8. (3) El Gobernador cristiano, lib. I, cap. 29, pág. 181. (4) Privanza, pág. 84. LINDAL — LINDAR — LINTER 469 dor, limosneadero, limosneadura, limosneativo, Umosneato- rio, y otros, que tocan al que pide limosna. Lindal Escribía Orta: «¿No has visto un tullido, que está al iindal de una puerta, que no se puede mover ni dar un paso?» (1). — El substantivo lindal hace el oficio de umbral, linde, lindero, límite, como en Orta se ve. Lindar Por el Diccionario son conocidos los nombres linde, linda- zo, lindera, lindero, lindaño; pero el substantivo lindar se nos hace notorio por esta sentencia de Moreno: «poner los pies sobre el lindar de la puerta» (2). — La palabra lindar sue- na aquí umbral, escalón de la puerta que introduce en la casa ó edificio. Las vueltas que dio la voz latina limes para trans- formarse en linde, si de ella se formó (cosa incierta y muy dis- putable), persuaden la conveniencia de lindar en vez de um- bral, puesto que hay en aquel vocablo más gasto de ingenio español que en éste nacido del latín sin esfuerzo. Linter Fr. José de la Madre de Dios: «Allánanse los inaccesi- bles umbrales, levántanse los capialzados linteres» (3). — Díce- se linter, como lintel, como dintel: formas varias de la misma dicción. Nótese que linter es la parte superior contrapuesta al umbral de la entrada, esto es, contrapuesta al lindal y lin- dar de la puerta. (1) Práctica de curas y misioneros, p. 1, cap. 5, art. 2, núme- ro 1.067. (2) Jornadas, 2.^, cap. 21. (3) Los dos estados de Nínive cautiva y libertada, cap. 2, consid. 37, pág. 823. 470 LIÑA — LISIADO* Liña Como de línea se formó HñOy «hilera de árboles ó plantas», según el Diccionario; con más facilidad salió liña, que suena hebra de hilo. Vérnoslo en Correas: «Su mala vecina da la aguja sin liña» (1). — De aquí fácil fuera inferir el liñuelo, sin necesidad de acudir al ligneiil francés, como acudió el Diccio- nario, para enseñar que significa ramal. Lisiado * Correas: «Es lisiado por comedias» (2). — El adjetivo lisia- do se toma aquí por inclinado, aficionado, apasionado. En el Diccionario moderno la voz lisiado «dícese de la persona que tiene alguna imperfección orgánica». Añade el antiguo: «Vale también aficionado y deseoso de conseguir alguna cosa. En este sentido es voz usada en Aragón», Aquí se ofrece una pre- guntilla: ¿Acaso el maestro Correas fué aragonés, ó pasó entre aragoneses su larga vida? No, cierto, sino que fué placentino, de Jarahiz, pueblo sito en la Vera de Placencia, no muy lejos de Yuste; además enseñó en Salamanca por espacio de cuarenta años. Con todo eso nos enseña el adjetivo lisiado por aficio- nado; luego se usaba esa palabra fuera de Aragón, en Castilla la Vieja, cuando Correas la estampó en su Vocabulario. Por consiguiente, no será verdad indubitada lo advertido por los dos Diccionarios de Autoridades, como en menosprecio de! adjetivo lisiado por aficionado. Lisiadamente será su adverbio. Lista* León: «Descubren la mala lista de su linaje» (3).— La pala- bra lista no suena aquí propiamente «la señal ó línea que en telas se forma por combinación de un color con otro», sino me- tafóricamente la señal ó condición de ciertas personas que pertenecen á una familia ó linaje. Esta acepción figurada se (1) Vocah. de refranes, letra L, pág. 183, col. 2.*^ (2> Vocab., letra S. (3) Nombres de Cristo, nombre Jesús. LOBRIHOSCO — LOGIZAR — LONGISPICIO 471 podrá aplicar con elegancia. Conforme á ella podemos decir: "Conozco muy bien la mala lista de estos hombres; le tengo por de buena lista entre los de esta ciudad». Lobrihosco Pineda: «Vi al mancebo bobillo que pasaba por las plazas á sombra de tejados, ya que se hacía lobrihosco» (1). — El sen- tido del adjetivo lobrihosco es fácil de entender si le conside- ramos compuesto de lóbrego y hosco, nombres que represen- tan lobreguez y obscuridad. La frase del autor, se hacía lobri- hosco, suena lo mismo que se hacía noche, anochecía, cometí' zaba á obscurecer , asomaba la noche, venía cerrando la noche, hacíase obscuro. No es razón que vocablo tan propio quede en olvido. A mayor abundamiento nótese que la frase se hacía lobrihosco es traducción de la escritural advesper aséen- te díe, de los Proverbios; esto es, al caer de la tarde. Así lobrihosco equivale á obscuro. Hacer lobrihosco significa ser sobretarde, empezar á anochecer, declinar ya el día, asomar la noche, entre dos luces. Logizar Villalba: «Delgadamente lo logizó el autor» (2).— Palabra griega es logizar de XoyíCou-gí., discurrir, pensar, especular. No fué muy usado este verbo por los clásicos, pero no deja de tener su fuerza. En el Diccionario quedan las voces lógica, ló- gicamente, lógico, que proceden de la misma palabra griega Xofoí;, rica en acepciones. Derivados: logizador, logizadero, logizante, logizativo, logizatorio, logizable, etc. Longispicio Jarque: «Parece verdaderamente, que se estaba mirando el Eclesiástico con el longispicio de la profecía la luctuosa tra- gedia» (3).— Poco trabajo será menester para descubrir en el (1) Dial. 6, § 18. (2) Sangre, tr. 2, cor. 8. (3) El Orador, t. 3, Invectiva 9.a, § 2. 472 LOSILLA — LOZANEARSE vocablo longispicio el sentido de instrumento apto para ver de lejos las cosas, anteojo de larga vista, que recibía nombre de largomira, como va dicho poco ha. La composición del nombre longispicio es la más fiel ejecutoria del verdadero significado. Nombres terminados en ispicio posee varios el ro- mance. Losilla Por ser la voz losilla significadora de trampa hecha con losas pequeñas, dio lugar á la frase tomar en losilla, que suena engañar con astucia. Sácase de Pero Sánchez: «Si quieres tú tener seguridad, y no caer en las emboscadas de los demo- nios, y que te tomen en losilla con sus engaños» (1). — También se dirá castizamente coger en losilla, armar losilla, trazar losilla, etc. para el efecto de engañar con arte. El P. Alvarez dijo: «Judas fué el que cubrió la losilla y escondió las armandi- jas en beso de paz» (2). — Donde cubrir la losilla es engañar ó disimular engaño. En otra parte dice el mismo autor: «Ar- mar la losilla al descuidado inocente» (3). Lozanearse ViLLALBA: «Se lozanean los ánimos con las cosas próspe- ras» (4). — Torres: «Retoza, lozanease y da voces» (5). — Acep- ciones de lozanear: «ostentar lozanía; obrar con ella». No in- cluyó ahí el Diccionario el reflexivo lozanearse, que dice pomponearse, engreírse, presumir, ufanarse, bravear, en- vanecerse, echar de la gloriosa. No es posible dudar de la legitimidad de nuestro reflexivo, por ser muchos los autores que le usaron. (1) Árbol, consid. 5, cap. 14. (2) Silva espir.. Mandato, consid. 1. (3) Ibid. Quincuagésima, consid. tí, § 5. (4) Empresa, p. 2, cmpr. 32. (5) Filos, mor., lib. 11, cap. 7. luna' 473 Luna* EsTEBANiLLO: «Encajándole otra media luna de la margen de una bacía en el empañado pescuezo, le enjaboné los carri- llos» (1). — Torres: «La luna se le pone en la cabeza» (2). — «Tan rendido á mudanzas, que es una luna» (3). — Rebolledo: «Era como la luna por su mutabilidad» (4).— Burgos: «Inter- púsose la luna de la afición humana» (5).— Qodoy: «La luna domina las cabezas, las vacías dan más lugar á sus influen- cias» (6). La primera autoridad ofrece un sentido de hina ó de media luna, no apuntado en el Diccionario moderno, el cual dice de media luna: «figura que presenta la luna al principiar á crecer y al fin del cuarto menguante». Pero la media luna del autor clásico es semicírculo, ó figura del creciente lunar, como lo notó el Diccionario de Autoridades. Mas ni éste ni aquél repa- raron en el sentido clásico de luna por variación, mudanza, altibajos, vaivenes, persona ó cosa voltaria. El Diccionario moderno dijo que tener uno lunas era «sentir perturbación en el tiempo de las variaciones de la luna»; pero ese sentido más es por extensión que figurado, porque el propiamente figurado aplica la frase tener lunas al concepto de andar comoveleta de tejado, ser voltario, dar vaivenes, mudar bisiesto, hacer mu- danzas, padecer crecientes y menguantes, volver casaca á menudo, desdecir uno de sí, sin por eso presuponer locura, demencia, enfermedad ni alteración física en el individuo; frases todas, que se resumen en esta sola: fulano es una luna, como Torres lo dijo. Por eso llamó Correas lunático al va- riable (7), contra el sentir del Diccionario. (1) Cap. 3. (2) Filos, mor., lib. 16, cap. 3. (3) Ibid., lih. 1, cap. U. (4) Oraciones fiiner., pág. 6. (5) Loreto, lib. 1, cap. 1, § 2. (6) El mejor Guzmún, trat. 4, § 14, (7) Vocab., letra L. 474 LUNANIZAR — LL'NAROSO — LLENEZ Lunanizar Pedro Vega: «Dicen los griegos, que todo el crecer y me- drar de la tierra, es lunanizar, imitar á la luna, aventajarse para menguar luego» (1). — El griego ail-qv<.á'Crj\m'. significa e^tor lunático^ crecer y menguar, tener altibajos; derívase de osXTívyj, luna. El castellano parece diría mejor liinizar, ó siquie- ra alunarse, verbo usado por Vega en el propio discurso, aun- que también usa el lunancizar, si no es errata de imprenta. Lo cierto es, que ni de lunanizar, ni de lunancizar, ni de lunizar, ni de alunarse hay memoria en el Diccionario. Lunaroso Del nombre substantivo lunar, que es mancha natural en el rostro ó en otra parte del cuerpo, salió el adjetivo lunaroso, que nos mostró Correas en el refrán: «La mujer lunarosa, de suyo se es hermosa» (2). — Quiere decir: la mujer que tiene lu- nares. Se podría formar el adverbio lunar osamente, y el subs- tantivo lunarosidad, para copia de lunares. Llenez El uso clásico de la palabra llenez no puede ponerse en disputa. Muchos fueron los autores que la emplearon en el si- glo XVII. Ferrer: «Esta llenez dice orden á la cualidad de la gracia» (3). — «Tener la ¡Senez maravillosa de la gracia» (4). — Muy al justo del nombre lleno se formó el substantivo llenez, como de viejo, vejez; de sandio, sandez; de doble, doblez; de honrado, honradez; de rústico, rustiquez; terminación que se ordena á representar cualidades morales ó físicas del suje- to. El Diccionario dio cuenta de los términos llenera, lleneza, llenura, pero anticuó los dos primeros, dejando sólo á llenura la acepción de «copia, abundancia grande, plenitud». Pero más (1) Salmo 6, vers. 5, disc. 3. (2) Vocab. de refranes, letra L, pág. 188, col. J.^ (:-í) Aríc, pág. 77. (4) Ibid,, pág. 82. LLEVADIZO — LLORAMICOS — LLORANDUELOS 475 castellano es llenez q}XQ plenitud, por ser esta voz latina to- talmente. Ambas voces, llenezy llenura) son muy propias y dignas del romance. Confirme Rodrigo lo expuesto: «En Cris- to mora toda la plenitud y llenez de la divinidad realmente» (1). Llevadizo Alvarez: «Andamos tan inconstantes, hechos moscas tan ligeras y llevadizas del aire, que si un aire nos lleva hacia Dios, otro ligeramente nos saca de su santa gracia» (2). — Dícese llevadizo el que fácilmente se deja llevar, transportar, condu- cir. Distingüese de llevadero, que dice tolerable, fácil de llevar: «cosas ligeras y llevaderas», dijo Siqüenza (3), signifi- cando livianas y tolerables; al revés de Alvarez, que dijo moscas ligeras y llevadizas, en significación de movedizas y voltarias. Tanto va de contexto á contexto. Lloramicos Cervantes: «Y no gemidicos y lloramicos, y darle» (4).— Los lloramicos de Sancho Panza se refieren á las lágrimas, sollozos y suspiros de la doncella del cuento; vocablo inventa- do de Cervantes, muy á propósito puesto en los labios del go- bernador de la ínsula, lleno de gracia y primor. El Diccionario no la pondría en su catálogo, por voluntaria y jocosa; pero bien digna es de perpetuidad en el estilo burlesco. Lloranduelos Fonseca: «Es un lloranduelos» (5).— El lloraduelos del Diccionario no deshace ni hace el lloranduelos de Fonseca, porque puede una persona representar con su lloriqueo á las que frecuentemente lamentan y lloran sus infortunios, que esto es lloranduelos. Podía, con todo, ser que en el libro de Fonse- (1) Arte, p. 1, cap. 19. (2) Silva espiritual, dom. 4 de Adviento, consid. 4, § 7. (3) Vida de S. Jerónimo, lib. 2, disc. 5. (4) Quij., p. 2, cap. 49. (5) Vida de Cristo, p. t, cap. 20. 476 LLORÍN — LLOVEDOR — LLUVACERO ca hubiese yerro, pues el Diccionario de Autoridades pone lloraduelos; principalmente, que Correas en la palabra llo- raduelos dice: «Así llaman á los que son tristes» (1). Llorín Torres: «Aunque le vean llorín, no por eso le dejan» (2). — Dícelo el autor de las madres que pasan con el niño malos días y peores noches; el llorín, pesado y enfadoso, es el niño. El Diccionario trae la palabra llorón, «que llora mucho y fácil- mente»; pero llorín se dirá mejor de los pequeños, llorón sien- ta bien á los mayores. Llovedor Jarque: «La divina piedad es austro llovedor y benigno» (3). — Derivado primero del participio llovido es llovedor, el que llueve, el que desata las nubes en lluvias, como lo hace el vien- to austral. Así la divina piedad es llovedora de aguas celestia- les que extinguen los incendios de las humanas pasiones. Con el epíteto de llovedor puede calificarse en una comarca el mes de más lluvias, el viento que las trae, el año que las amonto- nó, etc. Lluvacero El nombre aguacero se toma por «lluvia repentina, abun- dante, impetuosa y de poca duración», como lo define el Dic- cionario. Qué se entienda por lluvacero, lo sacamos de Qra- ciÁN, quien dijo: «Ya se ha pasado el invierno, y los lluvaceros han cesado» (4). — Con harta claridad dice la sentencia clásica, que lluvacero no es lluvia repentina, ni cosa que se parezca al aguacero sino en el caer de la lluvia. Más se parece á aguaducho. Pero con propiedad se dirá lluvacero la lluvia fre- cuente, sea repentina ó no, impetuosa ó mansa, con tal que sea (1) Yocab., letra Ll. (2) Filos, mor., lib. 1, cap. 14. (3) El Orador cristiano, t. 7, invectiva 24, § 3. (4) Conceptos, cap. 2. LLUVACERO 477 continuada, como en los inviernos suele acontecer. La termi- nación ero legaliza este significado, según la cual, así como aguacero es depósito y concurrencia de aguas, lluvacero será concurrencia ó frecuencia de lluvias. Macollarse Arnaya: «El principio de la gloria de Cristo Nuestro Señor, y del multiplico de innumerables fieles, fué su muerte y sepul- tura, pues su muerte y sepultura fué donde este divino grano se macolló, y desta admirable macolla han brotado innumera- bles espigas para llenar los graneros del cielo» {\).— Macollar- se es brotar, pimpollear, florecer, salir vastagos y renuevos de una semilla. Viene de macolla, conjunto de espigas ó vastagos. Nótese el nombre multiplico, que es multiplicación, crecimiento notable. El reflexivo macollarse dará lugar á los derivados, macollador , macollamiento, macolladura, maco- Ilativo, macollable, macolladizo, etc. Maderación Cabrera: «Este es el misterio de la maderación de las casas» (2).— Ni maderada, ni maderaje, ni maderamen, ni mader amiento, representan lo que maderación. Otra palabra, enmaderación, trae el Diccionario, que equivale á enmadera- miento, á juicio de la Real Academia. Pero maderación pare- ce significar, en el texto del clásico Cabrera, trabazón de ma- deras, que es la empleada en el edificio que el autor allí des- cribe, donde habla del ciprés, del cedro y de otras maderas (1) Conferencias espirituales, t. 2, coníer. 33, § 1. (2) Anunciación, introd. madrugar' — MAGNIFICACIÓN 479 preciosas. No es, pues, maderación el agregado, sino la apta disposición, del maderamen. Madrugar * Al verbo madrugar señala el Diccionariomoderno, por acep- ción figurada, el «ganar tiempo en una solicitud ó empresa». El Diccionario de Autoridades puso dos acepciones metafóri- cas de madrugar, que son: premeditar para prevenir, y anti- ciparse á otro en la ejecución; esta segunda, no la primera, escogió el Diccionario moderno. Entre los clásicos era muy co- rriente esta otra de Niseno: «Pecar desde la niñez, madrugan- do á la culpa desde el uso de la razón, y remitir la penitencia para el ocaso de la vida» (1).— La frase madrugar á la culpa es adelantarse antes de tiempo á cometerla, prevenir la sazón, anticiparse ú ejecutar. Así diríamos: «madrugó á la inteligen- cia del misterio; no madrugan á la buena suerte; los Profetas madrugaron con la luz del cielo al conocimiento del Mesías». En estas frases, el madrugar suena adelantarse antes de tiempo á entender, á buscar, á conocer. Diferente es esta acepción de la propuesta en el Diccionario moderno, y aun de las señaladas en el antiguo. Magnificación Significa esta palabra la acción de magnificar, engrandeci- miento, encumbramiento, elevación. Dígalo sino Pedro Vega: «Después de secos y encogidos los nervios, en que se significa la magnificación de la carne y sus bríos, entonces puede mandar en cierta manera al mismo Dios» (2). — Dícelo el autor del Pa- triarca Jacob cuando luchó con el ángel, de cuya contienda le vino el nombre de Príncipe de Dios, según San Jerónimo. Pro- cedente de magnificar es el vocablo magnificación, como lo serían magnificador , magnificante, magnificamiento, mag- nificable, magnificativo, magnificadero, magnificadizo, etc. (1) El político, p. 2, lib. 4, cap. 5. (2) Salmo 5, vers. 4, disc. 3. 480 MAHOMISMO — MAJANILLOS — MALBARATO Mahomismo Bien está que el Diccionario señale por española la voz mahometismo, pero más lo es la palabra mahomismo, deriva- da de Mahoma directamente, así como la otra mahometismo viene de Mahometo, así dicho en latín. P. Fr. Rodrigo de SoLís: «Cristo no está en la soledad y dogma del idolatrismo y mahomismo» (1). — Los clásicos, según se ve, no reparaban en el uso de mahomismo para expresar la secta de Mahoma, salvo que algunos se aprovecharon también de la dicción mahome- tismo, menos española que mahomismo. Del idolatrismo va hecha más arriba mención en otro texto del autor. Majanillos Montería: «Hacer sus pinillos y majanillos» (2). — En el mismo lugar del libro hallamos esta otra frase: «Se levanta sobre los pies traseros y hace el pinillo». — Advierte el Diccio- nario que /7//z6» es «aquel primer paso que empiezan á darlos niños cuando se quieren soltar, ó los convalecientes cuando empiezan á levantarse. Úsase más en plural y con el verbo hacer >>. Podíamos aquí añadir que el hacer pinos, ó, por mejor áecir, e\ hacer pinillos, corres\>onáQ también á los animales juguetones, como los conejos, de que habla la Montería. Pero el hacer majanillos será otra manera que tienen de retozar, no apuntada en el Diccionario, donde sólo consta la voz maja- no, «montón de cantos sueltos que se forma en las tierras de labor». Si en vez de majanillos se hubiera de leer mangani- llas, tendríamos juegos de manos, monerías y gesticulaciones conejiles, pues tal parece ser el sentido del autor, después de los pinillos, ó saltitos del conejo. Malbarato Malón de Chaide: «Hacer malbarato de alguna cosa» (3). — Esta frase es tenida por anticuada en el Diccionario moder- (1) Arte de servir á Dios, p. i. i, cap. 50. (2) Lib. 11. (3) La Magdalena, p. 8, cap. 25. MALEFACTOR — MALINGRAR — MALPLEAR 481 no; nadie adivinará por qué particular motivo, supuesto que el verbo malbaratar está en uso, principalmente que de malba- rato vino el malbaratar; sino digamos, que el malbarato de puro viejo no hace servicio, como le hace derroche. Comoquie- ra, la voz malbarato castellana es; de otra suerte, ¿con qué razón iba el Diccionario á mentar el malbaratillo, por barati- llo, esto es, «tienda ó puesto en que se venden cosas de lance ó de poco precio?» Mas no es esa la acepción propia de mal- barato, sino otra, á saber, despilfarro, derroche, disipación, gasto excesivo, prodigalidad. Claro parece que á malbarato le corresponden los dos sentidos propio y figurado ó por ex- tensión. Malefactor Pedro de Alba: «Del maleficio consta, ¿el malefactor quién sería?» (1). — No es razón tenerse por extraña del romance la palabra malefactor, aunque latina, comoquiera que malhechor sea más castellana, pues factor es voz corriente. Malingrar Alvarez: «No pide el Sabio aquella grosera y común dis- ciplina, sabida de todos y usada de algunos, que malingra y m.aguUa la espalda exterior sin herir más adentro, sino un azote muy delicado, todo hecho de consideración de los juicios y castigos de Dios» (2). — Varias veces usa el autor el verbo ma- lingrar, que no parece ser el malignar, como del texto se ar- guye, sino otro que significa hacer daño material, lastimar, molestar, dañar. Los derivados serán: malingrador, malin- grativo, malingr amiento, malingratorio, etc. Malplear Alvarez: «Por eso no malplees los esfuerzos de tu vida en las cosas del mundo» (3). — El verbo malplear está formado al (J) Respuesta al Memorial, mancha 23. (2) Silva espir., La Magdalena, consid. 1. (3) Silva espir., Dom. 3." de Cuaresma, consid. 10, § 1. 31 482 MAMADERO — MAMPARAR estilo de los latinos implere, complere, replere, derivados del ant\g,no plere. De estos solamente queda el emplear. El P. Al- varez usa varias veces el malplear, en sentido de hacer mal empleo, ó también malgastar ó malograr. Si así es, bien po- drán formarse los vocablos malpleador, malpleo, malplea- miento, malpleable, malpleación, malpleadura, etc. Tene- mos los verbos malrotar y malquistar, que sin uso de los simples, son muy usuales hoy. Mamadero Correas: «La mujer y la pera, la que calla es mamade- ra» (1).— El nombre adjetivo mamadero significa lo que puede ser mamado; esto en sentido propio. El figurado será lo que puede aceptarse para algo. La pera cuando rechina hace como que hable; no es comedera. Así la mujer que habla mu- cho, no sirve para su oficio. El sentido figurado de mamar es alcanzar, lograr, gozar. De esa acepción participa el ma- madero. Mamparar* No acaba el Diccionario de poner en buena luz la acepción del verbo mamparar, que compuesto de mano y disparar, sig- nifica detener con la mano, como lo dice el texto de Torres: «Por conservar la cabeza, mampáranse los golpes con el bra- zo» (2).— En este sentido no debería antiguarse el verbo mam- parar, como no se antigua el mantener, que se forma al mismo tenor. Sus derivados: mamparador, mamparadero, mampa- rativo, mamparable, mamparadura, etc. Mancar* Torres: «Máncale el albedrío» (3).— «Dios les mancó los consejos á los hombres» (4).— El sentido del verbo mancar es (1) Yocah. de refranes, letra L, pág. 187, col. 2. «i (2) Filos, mor., lib. 10, cap. S. {A) Filos, mor., lib 16, cap. 3. (4) Ibid., lib. 8, cap. 10. mancuerda' — MANDILANDINGA 483 aquí, no «lisiar, estropear, herir á uno en las manos, ó en otros miembros», como lo quisiera el Diccionario, sino enflaquecer ^ dejar sin fuerzas, mermar los bríos, dejar manco del todo. Así se infiere del texto del clásico Torres, quien hablando del poderío que llega á tomar el demonio sobre el pecador, dice así: «en dándole posesión del alma, luego la desarma de la li- bertad en achaque de más libertad; máncale el albedrío y cubre la herida con estilo de cortesanía; dale un licencioso modo de vivir desordenadamente, y quítale la manera de vivir cristia- namente». Por eso al mancar activo le conviene el quitar fuerzas, desvirtuar, dejar sin provecho, frustrar, atajar, debilitar, cortar el paso, no solamente respecto de las poten- cias sensitivas, mas también respecto de las intelectivas y de cualquiera cosa espiritual. En este sentido se tomarán sus de- rivados, mancador, mancamiento, mancativo, mancadura, mancable, etc. Mancuerda* Mena: «¡Oh, qué torcedor y mancuerda para un nazareo re- ligioso!» (1). — «Mancuerda: una de las vueltas del tormento». No añade más el Diccionario. Fáltale el sentido metafórico, señalado por Mena. Como la mancuerda con sus apreturas causa afHcción al paciente, así el sentido figurado será angus- tia, ahogo, mortificación, sentimiento, congoja. Mandilandinga Voz es esta propia de rufianes, de puro familiar y jocosa muy baja y grosera. Púsola López de Úbeda en boca del bri- bonazo bigornio, que dijo á Justina: «Picarona, si es que me ha- bía de responder al uso de la mandilandinga, hablara yo para la mañana de San Junco» (2).— De ahí se saca que mandilandinga viene á ser lo que truhanería, gitanería, picardía, bribona- da, hampa. No la puso en su plana el Diccionario, con haber apuntado la voz corrobra ó corrobla, que viene luego en el mismo capítulo, y significa agasajo hecho entre comprador y (1) Serm. del Espíritu Santo. (2) Picara Justina, lib. 2, p. 1, cap. 2, § 1, pág. 155. 484 MANDINGA — MANGONADA* — MANIEGO vendedor en corroboración de la compra. Comoquiera, la dic- ción mandilandinga parece compuesta de mandil y andinga tomado de andar, como si dijéramos: arte de los que andan con mandil, cual son criadas, criados y gente menuda. A la ma- sonería, que anda briboneando por el mundo á vueltas de su mandil, no le sentaría mal el renombre mandilandinga, mejor aún que á la bigornia de los antiguos rufianes. Mandinga Tomás Ramón: .u)x-^, que significa piel de oveja, pues ^f}.o^ es oveja. Tomáronla de los griegos los la- tinos, españolizáronla los clásicos. Mas no se confunda con melote, que viene de miel, y significa el residuo del azúcar meloso. Meluca Alvarez: «Hoy les entrega su propio anzuelo y meluca, aquel en que pica el corazón del hombre, y un sumo artificio de saberle aparar al gusto de cada pecador para prenderle y sacarle á fuera de las aguas del mundo» (4). — Llámase meluca (i) Arte, fol. 70. \2) Amenidades, cap. 1. (a) Hist. gener. profética, lib. 1, cap. 7. (4) Silva espir., Día de S. Andrés, consid. 5, § 2. 32 498 MENDICANTEMENTE — MENDIGUEAR — MENOSPRECIABLE el cebo, agradable al paladar, con que los pescadores atraen á los peces. Mendicantemente Significa este adverbio d lo mendicante, al uso de los men- digos. Enríquez: «Viven tan mendicantemente como los que piden por las puertas» (1).— De mendicante, participio activo de mendicar, se formó el adverbio; pero 3'a que se use decir pobres mendicantes, como lo dijo Herrera (2), y también mendicación, como Cornejo lo usó (3), el verbo mendicar la- tino no quedó en el romance, trocóse en mendigar. Mendiguear Tomás Ramón: «Como anda tan sediento y mendigueando las migajuelas y gotillas que las criaturas le ofrecen» (4).— El frecuentativo mendiguear es andar mendigando con importu- nidad, diferente del mendigar, que sólo dice de suyo pedir li- mosna de puerta en puerta. Esta es su acepción propia. La figurada será andar solícito buscando con insistencia cosas convenientes ó necesarias, sean morales ó espirituales, buenas ó malas. El texto de Ramón á entrambas acepciones da lugar. Derivados: mendigueador, mendigueante, mendigueativo, mendigueadero, mendigueadura, etc. Menospreciable Antes de asentarse en el Diccionario el adverbio menos- preciablemente, debería echarse de ver el adjetivo menospre- ciable, que le sirve de venero y sostén. Pero nadie vaya á creer que por no haber el Diccionario de 1770 admitido el vo- cablo menospreciable, no se pueda usar en el lenguaje mo- derno. Porque los clásicos le tenían por de buen natío. Pineda: «Como diga Píndaro contra todo el mundo que Hércules fué de (1) San Ignacio, excel. 17. (2) Historia de las Indias, decad. 2, lib. VII, cap. 2. (3) Crónica, t. 2, lib. 2, cap. 27. (4) Dom. 17, pág. 4. MENOSPRECIOSO — MENSTRUADO — MENTe" 499 menospreciable presencia y de pequeña estatura» (1). — La dife- rencia entre menospreciable y despreciable, es la que hay entre menosprecio y desprecio. Lo que ahora han dado en llamar bárbaramente insignificante, se podría expresar con menospreciable, siquiera esta dicción sufra otras aplicacio- nes, pero la de digno de menosprecio y desestima, en par- ticular. Menosprecióse Rebullosa: «Con menosprecioso desdén hizo baldón y bur- la de él» (2). — A la manera que deprecio se forma precioso, de menosprecio sacaron los clásicos menosprecioso, diferen- te del apuntado menospreciativo, como lo son los adjetivos en oso de los en ivo. Dícese menosprecioso lo que causa notable menosprecio y desestima, pues los adjetivos en oso importan frecuencia, exceso, hábito, costumbre del simple; los en ivo, como menospreciativo, dicen virtud y eficacia para obrar en el acto el simple, que aquí es menosprecio ó desestimación. El adverbio menospreciosamente seguirá el dicho significado. Menstruado Nótese la significación de este participio pasivo de acep- ción activa, cual si equivaliese al menstruante del Dicciona- rio. Valderrama: «Compara el Profeta á la Sinagoga á una mujer menstruada, cuyo horror y asco ha caído ya hasta los pies> (3). — La que está achacosa llámase menstruada, por el achaque é indisposición que cada mes padece. El verbo mens- truar, intransitivo, se usó entre los clásicos: testigos los Dic- cionarios de Autoridades. Mente* Sartolo: «Interpretar á mala parte mi ánimo y mi men- te» (4).— Fajardo: «Obedece á las palabras y mente del legis- (1) Dial. 7, § 7. (2) Conceptos, lección 7. (3) Ejercicios, p. 1, cap. 8. (4) Vida de Suárez, lib. 2, cap. 9. 500 MEOLLUDO— MERCHANTE lador» (1).— Dos acepciones se divisan aquí totalmente echa- das en olvido por el Diccionario, con ser propias de la voz mens de los latinos. La primera es intención, pensamiento, desig- nio, sentimiento, dictamen; así se toma lá mente de Sartolo. La segunda es sentido, inteligencia, espíritu; así la tomó Fa- jardo. No basta, pues, para satisfacer á toda la amplitud de la palabra mente, el decir que significa «potencia intelectual del alma; voluntad, disposición de uno que se expresa con palabras 6 con un acto exterior». Aun si ahondamos un poco más, re- sultará no ser mente la «potencia intelectual del alma», sino lo más acendrado del alma espiritual, sea potencia, sea acto, aunque á las veces se toma por entendimiento. Meolludo Correas: «Anda, meolludo, que en tus menguas bien te ayudo» (2).— Llaman meolludo al que tiene mucho meollo, seso, juicio, entendimiento; ó por ironía al torpe y zonzo. Los adjetivos en udo dicen copia del simple, mas no dicen hábito cual los en oso. En el mismo lugar pone Correas este otro re- frán: «Calla, baldudo, do tú faltas, yo cumplo». Baldado es ocioso. El Diccionario omitió los dos. Merceante ¿Quién duda sino que el vocablo merceante haría bueno el verbo mercear, aunque ningún autor le hubiera usado? No le vemos ciertamente en el Diccionario, pues tampoco se halla en él merceante, con haberle empleado la Pícara Justina allí donde dijo: Puse en venta la pieza, que buena era la que se vendía, mejor era la ventera, sin hacer agravio á la mer- ceante» (5). — ¿Qué significa merceante, sino el que tiene por oficio comprar ó vender, el mercero por ejercicio, el comer- ciante en cosas menudas, cuando compra ó vende en el acto? Así también mercear se diferencia de mercar en que mercar es comprar, pero mercear vale hacer de mercero, ejercitar (1) República, pág. 135. (2) Vocab. de refranes, letra A, pág. 49, col. L* {S) Lib. 2, p. 2, cap. í, § S. MERECER* — MERITÍSIMAMENTE — MESIADO 501 la mercería, comerciar en trato menudo. Alguna semejanza tiene el mercear con el mercadear, bien que éste es hacer comercio de mercancías trocándolas sin alterarlas, de todo género y valor; pero el mercear es en menudencias de poca entidad. Del latín merces nacen los dichos vocablos; Merecer* Jarque: «Sin tener de su parte á Dios, sin hacerle servi- cio, ni merecerle un agrado con todo lo que padecen» (1). — Ninguna de las acepciones propuestas en el Diccionario satis- face á la del merecer con dativo, que el autor emplea en este y en otros muchos lugares. Porque merecerle á Dios un agrado los reprobos, significa granjear el agrado de Dios con sus padecimientos, ganar el agrado de Dios, conseguir darle gusto, conquistar su voluntad. A este tono diremos: con tu proceder nos mereciste el cariño; tu discurso me ha mereci- do grandes elogios; la noticia no me mereció crédito. Por ma- nera que el verbo merecer importa aquí la acepción de ¿r«/z- jear, conquistar, ganar alguna cosa para con el sujeto que está en dativo. Meritísimamente Pineda: «Gonzalo Hernández de Córdoba meritísimamente llamado Gran Capitán» (2).— El adverbio meritísimamente muestra el grado superlativo de la razón y justicia debida por merecimientos alcanzados. Significa conentera propiedad, con debida razón, con merecida Justicia, Justísimamente. El Dic- cionario de 1770 mencionó este adverbio. Mesiado No solamente la voz Mesiazgo ,rQ.g\sir3.ádi en el Diccionario, mas también el término Mesiado, significa la dignidad de Me- sías, como lo vemos en Diego de Vega, que dice: «Le ofrecen no menos que el Mesiado, dignidad á quien la misma divinidad (1) El Orador cristiano, t. 5, invectiva 14, § 12. (2) Monarquía ecles., lib. 26, cap. 6, § 4. 502 MESONIL — MES APELA estaba hipotecada».— «Vaya el Mesiado, donde va envuelta la dignidad» (1). — Esta suerte de nombres significativos de digni- dad, pueden tener, como se ve, dos terminaciones, en azgo y en ado. Tal es, por ejemplo, la voz Papazgo y Papado; ambas formas, admitidas por el Diccionario moderno. Mesonil La desinencia // de los adjetivos formados de nombre, es fecundísima en vocablos de todo género, serios y jocosos, gra- ves y leves, de poesía realzada y de prosa rastrera. Lástima que no salgan en público los inventados por los clásicos, como aquel mesón// de Úbed a: «Nos lo notificó el día de la crea- ción mesonil» (2).— Aquí mesonil creación significa instruc- ción dada para formar mesoneros, ó institución de trato de mesón. Gracia particular acompaña á los adjetivos en il, más expresivos que los en al, aunque á Monláu en su Diccionario se le ofreciese que los en // son una variante de los en al; pero algo más que variante respresentan con su singularísima acep- ción. El adverbio dirá mesonilmente. « Mesapela Con gran propiedad usó Guevara la voz mesapela cuando describió la inhumanidad de los sayones en quitar al Hijo de Dios al redopelo los vestidos no bien llegó al Monte Calvario. Dice así: «¿A dó estás, oh Virgen gloriosa? ¿A dó estás, oh Madre dolorosa? ¿Cómo no te hallas con tu hijo en esta mesa- pela?» (3).— Supone el autor que la Virgen nuestra Señora, por haberse quedado algo atrás en el camino del Calvario, no llegó con tiempo para ver cómo los verdugos, sueltos aprisa los corde- les de las muñecas, el cabestro de la garganta, todos á una le tiraron á nuestro Señor las ropas, y corona, y cuero, y carne, dejándole del todo desnudo en mitad del campo á vista de todo el pueblo. Esta cruelísima acción llamó Guevara mesapela, por haber en ella concurrido el mesar de -los cabellos con el (1) Dominica 3." del Adinenío. (2) Pícara Justina, lih. 1, cap. ;?, § 3. (3) Monte Calvario, p. 1, cap. 29, fol. 120. 0 * METAFORIZAR* 503 pelar de la barba. El mismo sentido hace que la conocida voz pelamesa, pues de iguales verbos se componen entrambas; pero es de advertir, que aunque suelen aplicarse á riñas, en que el mesar y pelar andan á una, mas para semejantes tirones no es de necesidad haya riña, pues basta la acción de atormentar, y aun de jugar con los pelos. Nótese la voz cantarada («corrió sangre á cantaradas») en el citado lugar. Metaforizar* Rodrigo: «Y esta divinamente metaforiza la gracia por el olio; porque esta celestial unción sustenta la lumbre de la fe» (1).— Quiere decir: la gracia metaforiza la fe por medio del olio. Esto es: así como el olio muy en especial sirve para sustentar la lumbre, así la gracia, celestial unción del Espíritu Santo, sustenta la lumbre de la fe, la cual se viene á perder en faltando las obras de la gracia. Por manera que metaforizar no es solamente «usar de metáforas ó alegorías», como el Dic- cionario enseña, mas también significar metafóricamente, ex- poner por medio de metáfora, dar á entender con metáfora. Así diremos: «se puede metaforizar el reino por la nave; el autor metaforizó la educación de la niñez por el arbolillo; la Santa Escritura está metaforizada por un mar». No llena, pHes, el sentido de metaforizar el decir: «todo lo metaforizas con tu lenguaje poético». El metaforizar de Rodrigo Solís se confirma por el de Tomás Ramón: «También le llama sol, me- taforízalo por el sol» (2). — Aunque metaforizar diga de suyo hacer metáforas, no limita su sentido á juegos retóricos, sino que pasa á figurar con metáforas ó alegorías un concepto de entidad, cuya exposición se quiere exornar gravemente para la debida inteligencia. Los derivados serán: metaforizador, metafor izante, meta- forizado, metafor i zación, metafor izativo, metafor i zatorio, metafor izamiento , metafor izadero, metafor i zadamente, me- tafor izadizo, etc. El sentido de simbolizar , figurar, repre- sentar, cifrar, frisa con el de metaforizar; pero mucho más con el de alegorizar. (1) Arte, p. 1, cap. 41. (2) Serm. Dom. 23, p. 7. 504 METALADO* — MIGAJÓN Metalado* Cabrera: «Pecador metalado de hombre y diablo» (1).— Lo que algunos dijeron ametalado, como en su lugar hemos visto, otros llamaban metalado. Pero tanto la una voz como la otra padecen mengua en el Diccionario, donde metalado se equipara á metálico. No sienta bien esa acepción á pecador metalado, que significa compuesto, forjado, formado, como por aleación de metales, siendo así que metálico tan sólo suena «cosa de me- tal ó perteneciente á él». Pero es digno de notar, que el Dic- cionario anticuó el metalado, mas no el ametalado, cual si éste fuera menos contentible que aquél, ó aquél más indigno del ro- mance que éste. Sea como se fuere, el término metalado por ser participio pasivo pide á voces el verbo metalar, componer, forjar, formar, fraguar; luego sus derivados serán: metalador, metalamiento, metalación, metaladle, metaladizo, metala- dura, metaladamente, etc. Migajón Mendoza: «Es una tierra de muy grueso y fértil migajón» (2). — Por migajón entiende el Diccionario, «substancia y virtud interior de una cosa». Está bien; ese es el sentido de Mendoza, corroborado por el Diccionario de Autoridades. Mas siendo esa acepción metafórica la misma que la de miga, no debiera tra- tarse por familiar en el Diccionario moderno, pues no se trató por tal en el antiguo. ¿Quién dirá que la locución de Mendoza en un libro tan grave (ó la de Oña, ó la de Sigüenza, alegadas por el Diccionario de Autoridades), pertenezca al estilo fami- liar? Lleno de substancioso migajón está la Encíclica del Papa, dirá el hombre más grave del mundo en su académica oración; nadie le podrá tachar el estilo. (1) Serm., pág. 325. (2j Monte Celia, lib. 1, cap. 2. # StlMBRAR — MINISTRA L 505 Mimbrar Tomás Ramón: «Nonos mimbren ni cansenconsurumbo y ri- quezas,pues ellos sonlos pobres y pequeños delantedeDios»(l). — Le aqueja y mimbra tan pesada carga» (2).— No recono- ce el Diccionario el verbo mimbrar, pero sí el mimbrear ó mimbrearse en sentido de agitar ó agitarse de una parte á otra. Con todo, mimbrar suena muy diversamente, porque viene á ser como abrumar, molestar, caer encima, humillar, oprimir, tal vez al estilo del mimbre que abate con su delga- dez lo que lleva encima torciéndose hacia abajo. Como de car- ga nace cargar, de peso, pesar, de mimbre nació mimbrar; verbo raro, pero gracioso, no tanto significativo del movimien- to cuanto de la combadura propia de la planta. El participio pasivo mimbrado consta en el mismo Tomás Ramón: «Nosotros vamos atropellados y mimbrados de la gente» (3). — La signifi- cación es la sobredicha. Los derivados serán: mimbrador, mimbr amiento, mimbra- ción, mimbradura, mimbradero, mimbradizo, mimbrativo, mimbr adámente, mimbrable, etc. Ministral Venegas: «Habemos de saber, que uno es el autor princi- pal de la Sagrada Escritura, y otro es el autor ministral» (4).— Dase nombre de ministral al que ejecuta por mandado de otro; nombre, formado de ministro; nombre más propio que el minis- terial, por más allegado á ministro, porque ministerial viene de ministerio, y lo que va de ministro á ministerio, eso va de ministral á ministerial, pesadas de por sí las voces. Con mi- nisterial se dio por pagado el Diccionario. Pero lo que perte- nece á un ministro dícese ministral; lo que es propio del mi- nisterio se dirá ministerial: harto notorios son estos dos conceptos para que cada cual lleve su adjetivo propio. Minis- tralmente será el adverbio. (1) El día de Corpus, serm. 2, p. 3. (2) Puntos, dom. 2í,p. 4^. (3) Senn. del Corpus, l.°, p. 2. (4) Diferencias de libros, lib. 4, cap. 21 506 MINORAL— MIRADERA — MIRÍFICAMENTE Minoral Al nombre mayoral opónese el minoral, si bien hace las veces de adjetivo, significando disminuido, menguado, áQ me- nor calidad. Pineda: «Si el rey tuviese guerra, no hay tres seño- res en España que tengan con que le servir, que es grandeza minoral» (1). — ks\ grandeza minoral podía representar ^r¿z/z- deza tronada, nobleza menguada, de estofa menor. Quédese para adverbio la voz minoralmente. Miradera Pícara Justina: «Me miró y miréle, y levantóse una mira- dera de todos los diablos, semejante al humo de cal viva» (2). —El substantivo miradera significa ó gana de mirar ó acción continuada de mirar, ó frecuencia de mirar, ó concurrencia de mirones (al talle de ventolera, sonadera, etc.), bien que mironada sentaría mejor á turba de mirones. Pero miradera hace sentido totalmente diverso de miradero, que substanti- vado significa ó lugar desde donde se mira, ó sitio patente á todos, ó espectáculo que se contempla. Más se asemeja á mira- dura, que dice acción de mirar, mirada espaciosa de alto aba- jo; mas no dice gana de mirar como miradera. Ello es, que esta palabra pertenece de lleno al idioma. Miríficamente Resuelve el Diccionario que el adjetivo mirífico es poético. San Juan de la Cruz empleó el adverbio miríficamente en su estilo prosaico. «Estando ya estas cavernas de las poten- cias tan mirifica y maravillosamente metidas en los admirables resplaiidores de aquellas lámparas» (3). — Como los vocablos mirificas y mirifice del latín no sean poéticos, pues los usó Cicerón, tampoco hay motivo para excluir de la prosa el ad- (1) Dial. 2, § 18. (2) Lib. IV, cap. 4. (3j Llama de amor viva, canción III, versos 5 y 6. MISERADOR — MISEREAR* 507 verbio miríficamente, significativo de admirablemente, extra- ñamente. Miserador Así como por la palabra misericordia se entiende el afecto interior compasivo de la dolencia que se ve, y por miseración el efecto y la obra exterior con que se remedia; de igual suerte al nombre misericordioso hace correspondencia el misera- dor, porque aquél denota el compasivo afecto, éste el efecto de la compasión manifestado por obras. Los latinos tenían ambos vocablos misericors y miserator, los cuales excusados fueran si no dijese el uno algo más que el otro. Jarque usó el miserador, aunque con algún recelo. «No se contenta David con llamar á Dios misericordioso, sino que también le da títu- lo de miserador; que no tenemos en nuestra lengua otro térmi- no con que distinguir aquellas dos voces, que en la latina son muy diferentes» (1).— Será, pues, miserador el que con efec- to remedia al doliente. El Diccionario, sobre callar el misera- dor, pone á la iguala la miseración y la misericordia, que di- cen conceptos diferentes. Miserear* No acabó el Diccionario de proponer toda la fuerza del verbo miserear, cuando hizo saber que era neutro, por «por- tarse con miseria». El clásico Valderrama usóle en forma activa, diciendo: «Miserean la blanca para el pobre, y son Ale- jandros para sus brutalidades» (2).— El miserear activo viene á ser como el regatear, escatimar, escasear. Bueno será ad- vertir que el verbo miserear es uno de los no asentados en los Diccionarios más antiguos, bien que en el moderno haga sólo papel de intransitivo. Otro parecido miserear se halla en el propio autor, p. 1, cap. 8, del citado libro. (1) El Orador, t. 2, invectiva 3, § 9. (2) Ejercicios. Sábado después de la 2.* dom. de Cuaresma, p. 1, cap. 19. 508 MITÍSIMO — MOCIL —MODESTAR Mitísimo A la lengua latina corresponde el superlativo mitísimo, em- pleado por Tomás Ramón en este pasaje: «La paloma es mití- sima, benigna y afable, de nada se altera y alborota» (1).— Ra- zón será que entre en uso la palabra mitísimo, como tantas otras latinas, pues representa la noción de blandura y manse- dumbre con gran propiedad, siquiera tengamos la voz manso, que el mismo concepto significa. En el día de hoy no saben los escritores castellanos desprenderse de las palabras dulce, dul- zura, tomadas del francés doux, douceur, que apenas tiene otras para expresar manso, mitísimo, mansedumbre. El ad- verbio mitísimamente hará bien su oficio. Mocil Derívase el adjetivo mocil del substantivo moza, que es criada de servicio; con que mocil será cosa de criada. Píca- ra Justina: «Quédeme con sola una sayita parda y corta, una mantellina blanca, mi zapato mocil, en fin, á lo hilandero» (2). — El zapato mocil dice zapato de criada, ó zapato propio de trabajadora, esto es, de hilandera. Mocilmente diría el ad- verbio. Modestar El nombre modesto dio de sí el verbo modestar, que repre- senta componer con modestia, traer modesta alguna parte del cuerpo, moderar, tener á raya. Juan de los Ángeles: «Modestar y bajar los ojos» (3). — Es verbo activo el modestar los ojos, llevarlos modestos. A las acciones, á los deseos y á las palabras se extiende el v-erbo modestar, significativo de moderar, templar, recatar. También el reflexivo modestarse podrá admitirse por moderarse, comedirse á lo justo. Pero el concepto de empobrecer, escasear, faltar, no compete al (1) Puntos escriptur., t. 1, Dom. 9, p. 1. (2) Lib. III, cap. 2. {Sj Dial. 1. MOHATRO — MOJINETE 509 verbo modestar, porque modesto por pobre j escaso, insufi- ciente, que ahora se usa, no es adjetivo castellano, por más que lo sea francés. Derivados: modestador, modestamiento, modestadura, modestadle, modestadizo, modestadamente, etc. Mohatro Correas: «Al descalabrado no le faltan trapos, ni al juga- dor mohatres» (1). — Dícese mohatro el engañador, enredador, trapisondista. De mohatro fórmase el aumentativo mohatrón, que se halla en el Diccionario, por mohatrero. Así mohatro y mohatrero vienen á ser sinónimos; pero mohatro pertenece al estilo familiar. Mohatramente será su adverbio. No dejemos de apuntar que mohatro puede mirarse como substantivo en vez de trampa, embeleco, ficción, engaño, enredo. El refrán de Correas á entrambos calificativos da lugar. Mojinete Alvarez: «Allí dentro Jacob y Esaú hicieron su campo á pura coz y mojinete (que no tenían otras armas), sirviéndoles de palenque las propias entrañas de su madre» (2). — Correas* «Dióle un mojinete» (3). — El nombre mojinete no es como el mojicón, ni como el remoquete, aunque estas voces aluden á la misma raíz; pero mojinete es golpecito dado en el rostro como se los daban las criaturillas Jacob y Esaú, hermanos ge- melos, en el vientre de su madre, por adelantarse el uno al otro á salir á luz, como lo cuenta el Génesis. El substantivo mojinete debe su formación al verbo arábigo .' ¿^^ , máj'ana, que significa golpear, dar azotes á alguno. Como estén muy faltos de dicciones los vocabularios árabes, no es maravilla que no expresen nuestro substantivo, cual fuera razón; pero no nos cabe duda que el verbo q^^'«, májana, es su verdadera raíz, pues demás de convenir ambos en la significación, poseen las mismas radicales p», m, -, j, ^,, n. (1) Vocah. de refranes, pág. 34, col. 1.* (2) Silva espir., Concepción de María, consid. 11, §5. (3) Vocab., letra P. 510 Mollino Si abrimos el Diccionario, veremos que mollina es molliz- na, y que mollizna se iguala á llovizna; de donde infiérese que mollina es nombre substantivo, á opinión del Diccionario moderno, que se funda en el de Autoridades para opinar así. Pero Torres dice: «El agua, para entrarle á la tierra en pro- vecho, ha de ser mansa, blanda y mollina, porque la furiosa, antes la roba que fertiliza» (1).— No se podía poner en más viva claridad la condición de adjetivo del nombre mollino, en sentido de suave, sutil, delicado, aplicado al agua que llueve. Al Diccionario de Autoridades le traslumbró la sentencia del clásico Acosta que dice: «Aveces cae un agua menudilla, que ellos llaman garva, y en Castilla mollina» (2).— En Castilla llaman agua mollina, quiso Acosta decir, al agua menudilla que cae del cielo. No trae el Diccionario primero ni el segundo de 1770 otra autoridad en comprobación de ser mollina lo mis- mo que mollizna. Siendo esto así, por totalmente diversas, cuanto á la condición y sentido, se han de tener las voces mo- llina y mollizna, por ser aquélla adjetivo, ésta substantivo igual á llovizna. Los surtidores que en ciertos jardines se ven brollando gotillas de agua en forma de abanico ó de penacho, pueden ser ejemplos de lluvia mollina. De aquí saldrá el ad- verbio mollinamente. Lo más de notar es el adagio de Co- rreas: «Ya mollina para la casa do no hay harina. — Dícenlo cuando se desea agua y llueve, porque abarata el trigo» (3).— Aquí mollina es indicativo presente del verbo mollinar, llover menudo, parecido á molliznar y lloviznar. La consecuencia que de lo dicho pretendemos sacar es que el nombre mollina se tomó por los clásicos en cuenta de adje- tivo, siquiera á veces por elipsis le usasen como substantivo. (1) Filos, mor., lib. 21, cap. 1. (2) Hisl. de la India, lib. 'ó, cap. 22. (;-i) Vocab. de refranes, letra Y, pág. 145, col. 2. MOMEADOR — MOMEAR — MONTAMBANCO 511 Momeador Pineda: «Tienen á menos valer, de sus personajes momea- dores ir á la iglesia de Dios» (1).— La palabra momo (que es gesto, figura ó mofa) puede servir para entender el término momeador , porque de momo se formará momear, de ahí mo- meador será el que momea, ó hace gestos, mofas, burlas, por oficio ó costumbre. El clásico Pineda habla de aquellos señores amigos de ceremonias, que por no humillarse al sacerdote, le llaman á su palacio para confesarse; de esos dice que sus per- sonajes momeadores no se dignan ir á la iglesia. El momeador de Pineda significa ceremonioso, figurísta, farsista. Momear Pineda: «En España no hay malos veduños, mas no se tar- dan los vinos tanto en curtir; y se pueden guardar mucho tiem- po, y bastan á hacer momear á muchos» (2).— El verbo momear viene de momo, gesto, coco, figura ridicula, cual suelen hacer- la los cofrades del buen vino al ponerse calamocanos. Aun si*n llegar á eso, momean muchos por la fuerza del vino añejo cuando le envasan en sí, antes que se les suba á la cabeza. El momear en sentido propio es hacer gestos ridículos; el figu- rado hacer comedia y farsa. Los derivados serán en ambos sentidos, momeador, momeamiento,momeativo, momeadura, momeadero, momeatorio, momeadamente, etc. Montambanco EsTEBANiLLO: «Puse mi mesa de montambanco» (3).— Lo que suenan las voces saltabanco, saltabancos, saltaembanco, saltaembancos, saltimbanco, saltimbanqui, pues en todas ellas ocupa su atención el Diccionario; eso ni mas ni menos sig- nifica la palabra montambanco, á la cual podríamos dar las seis formas dichas, aunque les falte la saltambanco, que es la del Estebanillo. (1) BUd. 6, § 24. (2) Dial. 10, § 28. (3) Cap. 4. 512 MONTECETE — MONTEO — MONTÓN* Montecete Pineda: «Ardía en vivas llamas el montecete» (1). — No habría para que traer á colación el montecete, si el Diccionario no diese ejemplo con citar los diminutivos montañeta, monta- ñiiela, montiña. Cuanto al vocablo monte sólo señala el mon- tículo, diminutivo de la lengua latina. Bien será, pues, advertir la gracia de nuestro montecete, más donoso que montículo, con la especialidad de ser propiamente diminutivo español de mon- te, cuales son los montecito, montecillo, montezuelo, montiño, tampoco constantes en el Diccionario. Monteo Conocía Burgos la voz monteo cuando dijo: «El monteo y diseño del artífice fué muy á lo magnífico» (2). — La voz montea vale, entre otras cosas, «descripción ó planta de una obra, dibujando el cuerpo de la fábrica con sus alturas»; mas la dicción monteo comprende en mayor generalidad la traza del edificio, como si dijéramos la idea, Xa forma, el designio, que luego se ha de diseñar por menudo, cual si monteo fuese lo concebido en la idea, el diseño lo delineado en el dibujo. Montón* Malón de Chaide: «Echar seso á montón» (3). — Porque el Diccionario de Autoridades no contó entre los modismos el á montón, tampoco le puso en su catálogo el Diccionario moderno, contentándose con el á montones, con de montón ó en montón. Lo más digno de advertencia es, que en ninguno de los dos hallamos la frase clásica echar seso á montón, sig- nificativa de discurrir á bulto, juzgar sin distinción, senten- ciar á poco más ó menos. Mas débenos constar que el mo- dismo á montón es clásico. Empleóle Correas diciendo: (1) Monarquía, lib. 11, p. 2, cap. 23. (2) Lorelo, lib. 2, cap. 3. (3) La Magdalena, p. 3, cap. 26. MORBERÍA — MORCILLERA 513 «Echar juicio á montón, ó seso: juzgar á Dios y á ventura en cosas que no están distintas ni claras, á salga bien ó mal» (1). Morbería Muniesa: «Nos aplicó Cristo esta letra al espíritu, enten- diendo por aquella morbería el mundo, por enfermo el peca- dor» (2).— De morbo sale morbería, que en el sentido de Mu- niesa quiere decir enfermería, hospital, lugar de enfermos, como lo eran los soportales de la piscina evangélica, con cuyas aguas se curaban las enfermedades. Española es la palabra morbería, aunque de origen latino. «Esta casa es una mor- bería», podremos decir de una familia, en que los más de los miembros padecen dolencia. En confirmación de lo dicho viene bien el testimonio de Jarque: «No puedo callar lo que experi- menté en tiempo de la peste, cuando estando á mi cargo una de las morberías de esta ciudad, en sólo un día me envió V. I. tan- tos fardos de lienzo» (3). Morcillera EsTEBANiLLo: «Llegué á darle media docena de morcille- ras».— «Le tiré una morcillera» (4). — No consta en el Dicciona- rio el substantivo morcillera, si bien morcilla se dice ser «aña- didura de palabras ó cláusulas de su invención que hacen los malos comediantes al papel que representan». Será, pues, mor- cillera en sentido figurado la sarta de morcillas ó añadidu- ras dichas, puesto que las morcillas en sentido propio se re- llenan de sangre, cebolla, arroz, piñones, miga de pan, y varie- dad de especias. Así podríamos decir que muchos escritores de periódicos se pasan la vida dando morcilleras á la voracidad de sus lectores, en vez de artículos de sólida y provechosa lectura. (1) Vocah., letra E. (2i Cuaresma, serm. 5, introd. (8) El Orador, t. i, Dedicatoria. (4) Cap. 6. 33 514 MORDISORBO — MORETEADO — MOSTREADO Mordisorbo Correas: «Comer á mordisorbo» (1).— No hay para qué preguntar al Diccionario la descifra de la voz mordisorbo, compuesta de morder y sorber, ó de mordisco y sorbo, en significación de comer y beber sin parar, comer á dos carri- llos, darse una buena hartazga, tragar y ensilar mucho, no dejar en paz la cuchara y la bota. Tal es el sentido de la frase comer á mordisorbo, tan digna del romance, como lo declaró el Maestro Correas, quien trae otra, comer á sorbi- muerde, de igual sentido, de que se dirá más adelante. Moreteado La voz mora engendró la dicción moreteado, que es amo- ratado. Valderrama: «Si uno tiene los labios moreteados, de- cimos que tiene mal de hígado» (2). — Del participio moreteado podía salir el verbo moretear, que sería como amoratar. El adverbio es moreteadamente. Mostreado Tomás Ramón: «Lo cual denotan aquellas máculas de que está salpicado y mostreado» (3).— Pudiera alguno dudar si deberá decir moteado en vez de mostreado; pero la razón persuade que no. Habla el orador del leopardo, cuya piel no tiene motas, sino manchas grandes, como muestras de su condición, que por eso llámase mostreado con ajustado tér- mino. Así podrán llamarse mostreadas las telas de varias la- bores, salpicadas con muestras de distinto color. Por ser par- ticipio pasivo el término mostreado, presupone el verbo mos- trear, que significará señalar, hacer señales, poner indicios, salpicar con manchas, esparcir muestras en lienzos, maderas ó metales. Mostr cadamente servirá de adverbio. (1) Yocah., letra C. (2) Ejercicios, p. 1, cap. 2. (o) Puntos escriptiir., t. I, Dom. 4, p. 6. MOTETE* — MUELO— MUFIDO 515 Motete* Boscán: «Se atravesaban motetes entre algunas» (1). — Si no hubiera más motetes en castellano que las «breves composi- ciones musicales para cantar en las iglesias», nadie entendería la frase de Boscán, en que motetes, como derivado de mote, expresa apodos, pullas, disputas, altercaciones, preguntas y repreguntas, dimes y diretes, pelazas y peleonas, con que algu- nos andaban al morro y á sal acá, traidor. De forma, que mo- tete presenta dos sentidos: el primero, como diminutivo á^mo' te, es apodo, baldón, denuesto, palabra repiqueteada en son de burla ó riña; el segundo, es canto corto de letra sagrada, si bien á veces por extensión será canto profano, como la len- gua italiana con su motetto lo significa. Muelo Pineda: «Subiendo encima de aquel muelo infernal, se mató con espada como valiente bestia» (2). — Llamó el autor muelo infernal al montón de cadáveres muertos á puñaladas unos so- bre otros, pues muelo es como muela, si bien dice más creci- do montón; porque si muela se toma á veces por cerro hecho á mano, como lo depone el Diccionario de 1770, con más razón muelo, que de su condición masculina pide más alto amontonamiento de cosas. Pedro de Vega lo apoya diciendo: «Con el ojo suele tasar las hanegas, mirando la altura del muelo» (3).— Donde por muelo entiende el autor el montón ó colmo de trigo en la era dispuesto para la trilla, es decir, el gran cúmulo que forma la mies. Mufido Blasco: «Cual restribando el cuerpo hacia fuera, | Arroja un gran mufido y latigazo» (4).— No es lo mismo bufido que (1) El Cortesano, pág. 9. (2) Monarquía eclesiást., lib. 11, cap. 26, § 2. (3j Salmo 2.0, vers. 7, disc. 3. (4) Universal Redención, lib. II, canto 15. 516 MUGROSO — MUNDACIÓN mu f ido. Cuando un hombre de fuerzas arremete á dar un golpe recio con el martillo, antes toma aliento sorbiéndole para sí; esto viene á ser el mu/ido, así como el bufido es el aire arroja- do con fuerza y saña. Mugroso Huarte: «Se ponen mugrosos los cabellos» (1). — La voz mugre, «grasa ó suciedad de la lana, vestidos etc.», dio lugar al adjetivo mugroso, que tal vez podía ladearse con el mugrien- to del Diccionario, «lleno de mugre». Digo tal vez, porque no son sinónimos estos adjetivos, propiamente hablando. El mu- griento significa lo que se va cubriendo de mugre, cuya sucie- dad se conoce por el olor ó por la vista; pero mugroso denota la llenez de la mugre, real y patente á todos, abundante y col- mada, en vestidos, cabellos, manos, lienzos, etc. Tal es la di- ferencia entre los adjetivos en iento y en oso; así como éstos denotan abundancia total, así aquéllos principio de ella. Mugro- samente será el adverbio. No estaría demás advertir, que de mugroso fácilmente se formará la mugrosidad, en acrecen- tamiento del idioma. Mundación P. Fr. Pedro de Alba: «Poniendo en un mismo libro los preceptos del decálogo con las ceremonias del Levítico, sacri- ficios del cordero, aspersión de la sangre y mundación de los leprosos» (2).— Tan castellana es la voz mundación como la aspersión, porque ambas pertenecen al latín; pero la aspersión se halla en el Diccionario, la mundación no, con tener igual derecho. El acto de limpiar se dirá muy bien mundación, aun- que se llame limpieza ó limpiamiento. (1) Examen, cap. 9. (2) Respuesta al Memorial, mancha 26. MUNDANEAR — MÜNDANERi'a 517 Mundanear Pérez: «Se ven hartos de callejear y de mundanear» (1).— El verbo mundanear recibe su acepción frecuentativa del nom- bre m///z¿/fl/zOj así llamado el «que atiende demasiadamente á las cosas del mundo, á sus pompas y placeres». Con que será mundanear el frecuentar la vida airada, seguir las costum- bres y diversiones mundanales, andar de ceca en meca, andar vagueando por el mundo, buscar picos pardos, andarse á la flor del berro, etc. Un solo verbo basta para decir estas frases, mundanear , que harta conveniencia trae á la lengua castellana. Sus derivados serán: mundaneador , mundaneamiento , mun- daneable, mundaneativo, muidaneatorio, etc. Mundanería Valderrama: «Estuvo siempre con un como velo delante para todo lo que era mundanería» (2). — La voz mundanería suena lo perteneciente á cosas de mundo, no como el substan- tivo mundanalidad, que dice «calidad de mundanal; acción mun- dana». Diferencia harto notable, porque mundanería presupone el adjetivo mundanero, el que hace profesión de seguir al mun- do, de donde á mundanería le toca representar todas las cosas de ese oficio y profesión, así como mundanal sólo manifiesta la persona ó cosa que sirve al mundo sin hacer de ello profesión, por lo cual la palabra mundanalidad califica la condición de mundanal ó la acción del mundano, sin aludir á la profesión ni á los arreos del mundo. El plural de mundanería nos enseñó el clásico Alvarez: «Toda la vida se le va en mundanerías, olvida- do de Dios» (3).— Por mundanerías se entienden las acciones y costumbres de la profesión mundanesca. (1) Serm. dom., pág. 66. (2) Teatro, Serm. de Sta. Mónica, 2.° (3) Silva espir.. Día de Navidad, consid, 2, 518 MUNDANESCO — MUNDICIA — muñir' Mundanesco Alvarez: «Pretendían dar á su república un Dios bizarro, y tal, que á la mundanesca los llevase al cielo» (1).— El adjetivo mundanesco es despectivo por su terminación, significa mun- danal en sentido jocoso. Por manera que los adjetivos munda- no, mundanal, mundanero, mundanesco, los dos primeros alistados, los dos segundos no, en el Diccionario, ofrecen sen- tido diverso tocante al mundo. Mundanescamente es adverbio de mundanesco. Mundicia Manrique: «¿De qué sirven todas esas mundicias exterio- res?» (2). — Latinismo es la palabra mundicia, de munditia, ó mundities. El Diccionario conservó, como derivadas del latín mundus, limpio, las voces mundificación, mundificante, mundificar, mundificativo. Con igual razón podía haber guar- dado la voz mundicia que dice limpieza, como inmundicia dice lo contrario. Muñir* FoNs: «Supo muñir el negocio y ganar las voluntades» (3). — Si hacemos atención al Diccionario moderno, el verbo muñir es «llamar ó convocar á las juntas ó á otra cosa». Al pie de la letra lo dice el Diccionario de Autoridades, primero y segundo. Pero el muñir de Fons otro concepto nos ofrece, pues muñir el negocio no es llamar ó convocar al negocio, sino manejar, concertar, disponer. En confirmación viene bien la autoridad de Cervantes, que escribió: «De zapatea- dores no digo nada, que es un juicio los que tiene muñidos» (4). — Rózase el término muñidos con el antecedente maheridas danzas, con que Cervantes expresó, no convocados ó convocá- is) Silva espir., dora. 3 de Adviento, consid. 2, § 1. (2) Laurea, Hb. 2, disc. 10, § 1. (3) El mislico, disc. 2, per. 3. (4) Qiiij., p. 2, cap. 19. MURMUREO 519 das, como quiso el Diccionario, sino concertados, dispuestos, ordenados (ahora dirían organizados los galicistas), apalabra- dos, acordados, negociados, contratados. Porque el convocar viene después del negociar, 6 se cumple á fin de negociar; pero el muñir es otra cosa, á saber, el mismo tratar ó negociar, manejar, hacer diligencias para el logro de un asunto. ¿Qué idea da de muñidor el propio Diccionario moderno? Esta: «Persona que gestiona activamente para concertar tratos ó fraguar intrigas, ó con cualquiera fin semejante». Si eso es muñidor, aunque el Diccionario antiguo no lo advirtiera, ¿qué cosa ha de significar el verbo muñir, sino lo que tenemos dicho antes y lo que del clásico Fons se colige? Luego el llamar ó convocar no basta para el cabal muñir, como no basta para el cabal muñidor «el criado de cofradía que sirve para avisar á los hermanos las fiestas, entierros y otros ejercicios á que deben concurrir»: esa acepción viene de segunda mano. Por consiguiente, podemos castizar el len- guaje si decimos: «fulano sabe muñir este negocio; yo no valgo para muñir asuntos como ese; muñirán á maravilla la empresa; la hazaña estuvo mal muñida». Sirva de confirmación la autoridad de Pedro Vega: «El pecado original es un desconcierto, muñidor de todos los des- conciertos y males que en la vida cometemos» (1). — Aquí la palabra muñidor es como adalid, caudillo, causador, ejecu- tor, negociador; algo más de lo entendido por el Dicciona- rio. Podíamos añadir á muñidor otros derivados de muñir, como muñimiento, muñitivo, muñitorio, muñidero, muñidizo, munidamente, muñidle, etc., en la acepción referida. Murmureo Fajardo: «El murmureo de las abejas es concordancia de voces» (2). — Demás de las voces murmullo y murmurio, posee el romance la palabra murmureo, originada del murmur lati- no ó del murmurar castellano. De significación especial está dotada, que es aquel ruido confuso, ó zurrido sonoroso, ó sonido apacible y blando, ó zumbido continuado, que hacen (i) Salmo 4, vers. 6, disc. 4. (2) Empresa 89. 520 MUTILADOR las hojas de los árboles, las abejas cuando juntas, los mosco- nes en montón, las moscardas en torno del animal muerto. Por ahí se podrá notar la diferencia entre murmureo y murmurio ó murmullo. Mutilador A los vocablos mutilar, mutilación, puestos en el Diccio- nario, fáltales el mutilador, que vemos repetido por el Dr. Die- go Henríquez de Salas en la Instrucción de Sacerdotes traducida del latín: «Tampoco fuera mutilador el que cortara las narices, porque queda el olfato» (1). — No se puede dudar sino que la voz mutilamiento completaría el número de las co- rrespondientes á la acción de mutilar, aunque el autor no la emplee en el lugar citado; cuánto más si añadimos mutilable, mutiladero, mu t ilativo, mutiladamente, etc. (1) Lib. I, cap. 70, núm. 8. Nacedero Alvarez: «El nacedero de todos nuestros daños suele ser la primera ocasión, y así ésta es la que se debe atajar en los principios» (1). — El lugar ó asientodonde alguna cosa nace, con razón dícese el nacedero, que también suena principio, raíz, origen. El mismo autor había dicho antes con gracia: «La hor- miga, para que no le nazca el grano, róele el nacederillo, y con esto le asegura». Muy diferente es el nadecero substanti- vo del nacedero adjetivo, que suena el dispuesto á nacer. Naturio Illescas: «Las ruines mañas de Gilberto eran muy natu- rias» (2).— Parece decir naturias el texto del autor. Si así es, el adjetivo naturio será sinónimo de nativo, natural, propio de la nativa condición. Q^iede á la resolución de los entendidos esta duda. Navajear La voz navaja formó el navajear, que es tirar navajazos con frecuencia. El sentido figurado, puesto que de la lengua se dice que corta como navaja, cuando lastima la honra ó (1) Silva espir., Cuar. dom. 4, consid. 1, § 2. (2) Hist. Pontif., lib. 5, cap. 12. 522 NAZAREAR — NEBLOSO fama del prójimo, será murmurar. Así lo entendió Pedro Ve- ga al decir: «Aguzar las lenguas para navajear las vidas y honras de los demás» (1).— No parece dudoso que el navajear se toma por lo común á mala parte, en su sentido figurado. Navajeador, navajeamiento, navüjeativo, navajeadura, etc., serán sus derivados. Nazarear Ortiz: «Había ayunado y nazareado á pan y agua toda su vida» (2). — ¡Cuan á punto viene el verbo nazarear para expri- mir la vida austera de los nazareos! En estilo vulgar podía tener entrada. Porque si llamamos nazarenos á los penitentes que van en las procesiones de Semana Santa con su indumento particular, en obsequio de Cristo Nuestro Señor (que aunque no fué natural de Nazaret, ni nazareo de profesión, por haber allí pasado la mayor parte de su vida llámase con razón El Naza- reno); bien podrá decirse nazarear el andar de esa conformidad nuestros /7í7Zízre/705^ por más que no lleven la vida penitente que los hebreos profesaban. Pero el nazarear figurado dice abste- nerse de ciertas comidas y bebidas, ayunar, hacer penitencia, como lo hacían en su corporación los nazarenos judíos. Naza- reador, nazareadero, nazareatorio, nazar cativo, etc., se usarán como derivados. Nebloso ' Pedro Vega: «La vida es una niebla de poca dura; si es neblosa, basta para muestra, que será fructuosa labrán- dola» (3). — No es para pasado en silencio el adjetivo nebloso ó niebloso, porque el propiamente castellano no es nebuloso, sino nebloso, formado de niebla, pues nebuloso es latino por entero. El adverbio dirá neblosamente. (1) Salmo 2, vers. 3, disc. 2. (2) Jardín, trat. 1, cap. 1. (8) Salmo 5, vers. 4, disc. 2. NECESITADAMENTE — NECIARRÓN — NEGREGUEADO 523 Necesitadamente Rebolledo: «Pasan triste y necesitadamente» (1).— El ad- jetivo necesitado, cuya significación es «pobre, que carece de lo necesario», hace que el adverbio necesitadamente, muy distinto del necesariamente, venga á significar con pobreza y necesidad, con escasez y falta de lo necesario. Para con un solo vocablo expresar este concepto, no está de más el adver- bio necesitadamente, derivado de necesitar. Neciarrón Pineda: «Para notar á uno de ignorante neciarrón, dicen de él que tiene pelos en el corazón» (2). — Nada extraño será el término neciarrón al que conozca las varias terminaciones del aumentativo castellano, entre las cuales son muy de advertir las arro y on, que aquí se juntan en uno, para decir un gran- disimo necio, estulto de marca mayor, necio de tres altos, como le llamaba Correas. Muy libres anduvieron los clási- cos en fraguar semejantes formas de términos. A su ejem- plo podíamos decir: tontarrón, bobarrón, lelarrón, tosca- rrón, bonarrón, niñarrón, etc. Natural cosa es que los feme- ninos acaben en ona, como neciarrona, bobarrona. Si alguno afanoso de ponderar ú.\)q,sq bobarronazo, bobarronaza, licen- cia le darían los clásicos autores, pues el genio del castellano nunca pecó de cicatero en línea de aumentativos y diminu- tivos. Negregueado El nombre negregura, procedente del latín nigredo, dio origen al verbo negreguear y al adjetivo negregueado que significa negro, desdichado, desgraciado, fatal. Valderrama: «Aconteció esto por la negra mujer de Moisen, por el negre- gueado casamiento» (3). — El negregueado hace aquí sentido (1) Oraciones funer., pág. 16. (2) Dial. 9, § 18. (3) Ejercicios, p. 1, cap. J5. 524 NEGREGUEAR — ÑEQUÍSIMO — NIAL activo, es decir, el que ennegrece y tizna; además, sentido fi- gurado, triste, siniestro. Negreguear Valderrama: «Se convierte en humo que lo negreguea» (1). —El verbo negreguear es distinto de negrear: éste es neutro 3? significa «mostrar la negrura que en sí tiene la cosa; tirar á negro»; mas aquél, por ser activo, importa /70/zer negro, vestir de negro, tiznar, ennegrecer. Antiguamente estaba en uso el nombre negregura por negrura, y negregueante por enne- greciente; aún el negreguear le vemos usado por Figueroa en su Plaza universal, disc. 49, aunque en forma intransitiva. Por ahí se entenderá cómo negreguear pasó por neutro en el Diccionario de Autoridades, pudiendo estimarse activo, según Valderrama. Al nigrescere latino debe su forma, Nótese el sentido metafórico de negreguear, que es hacer desgraciado, causar desdicha, como en el artículo antecedente se descubre. Ñequísimo Admitido el nombre nequicia por maldad, á su lado venía bien el adjetivo ñequísimo, sinónimo de malvadísimo, como lo vemos en Rodrigo Solís: «Podéis hacer baldíos todos los tiros de tentaciones, que el ñequísimo demonio os hiciere» (2).— La razón es, porque si latino es el vocablo ñequísimo, no lo es menos la voz nequicia, dado que haya otras dicciones más es- pañolas que suplan el sentido de entrambos. El adverbio será nequísimamente. Nial Pedro Vega: «La que ve que han acabado sus compañeras y tornádose á entrar donde salieron, no piense que la dejan á ella por nial de otros; sólo sepa que es algo más largo su dicho, tardó más en recitarle, acabarleha y saldrá también del teatro, (1) Teatro, Serm. de San Benito. (2) Arte de servir á Dios, p. 1.^, cap. bi. NIÑAMENTE — NIÑEZ* 525 para que comiencen otros» (1).— «Los primeros beneficios no agotan la gana de hacer otros, antes la añaden, son como nial para los venideros» (2). — A primera vista parece vocablo nue- vo el nial de Vega; pero considerada su significación, échase de ver que está puesto por nidal, comoquiera que nidal suene principio, motivo, fundamento, asiento, raíz, en sentido figu- rado; el cual sentido cabe muy bien en la voz nial. Que en vez de nidal usaron algunos graves autores la pala- bra nial, contraída y menoscabada, vémoslo mejoren Alvarez: «No acaban los pecados, porque les dejan puesto el nial para que renazcan; y así su penitencia no es de provecho» (3). — Será, pues, nial el nido, principio, origen, fundamento, incita- miento, reliquia, semilla, etc. Niñamente Alvarez: «Dejándose ir así gastando niñamente al hilo del mundo, al cabo de algunos años se hallan tan gastados y comidos» (4).— El adverbio niñamente significa á lo niño, sin reflexión, inconsideradamente, bobamente, como suelen obrar los niños yendo al bulto de la gente sin reparar en cosa. Vié- nele nacido al nombre niño este adverbio, por tomarse adjeti- vamente en algunos casos, como en costumbres niñas, por pueriles. Niñez* No contó el Diccionario por expresivo de menudencia el vocablo niñez, siéndolo á juicio del clásico Lafiguera, quien dijo: «La hinchazón de los letrados soberbios las desprecia por menudencias y niñeces, como ignorantes de las cosas de Dios» (5).— Las palabras parvulez, puericia, niñería son apro- piadas para dar á entender la niñez, que representa dicho ó hecho propio de niños, especialmente si se usa en plural. (1) Salmo 5, vers. 12, disc. 4. (2) Salmo 7, vers. 5, disc. 8. (3) Silva espir.. La Magdalena, consid. 6, § 2. (4) Silva espir., dom. 2 de Adviento, cousid. 9, § 7. (5) Suma espir., trat. 1, cap. 4. 526 NIÑÓN — NO PODER NO — NOCHE SICILIANA — NOTABLE* Niñón Alvarez: «Siendo los hombres tan niños, ó tan niñones como somos, para fin de enseñarnos, se haya Dios hecho tan niño con nosotros» (1).— Dícese niñón el niño grande, ó el grande hecho niño, el que se aniña y apequeña. No cuadraría mal, en ese sentido, el aumentativo niñarrón, de que antes se dijo. El femenino sería niñona. No poder no Como al Diccionario se le fué por alto esta frase, conviene conservarla tal cual de los clásicos la recibimos. En cuyo nom- bre hablaba el Maestro Correas cuando decía: < (1).— El Diccionario confunde la voz palabrada con palabrota, «dicho ofensivo, indecente ó grosero». El texto de Pineda no da lugar á tan negra acepción, porque entre religio- sos, cuales eran comúnmente los Tomistas y Escotistas, no se puede presumir anduvieran palabrotas como el Diccionario moderno las definió, sino cuando mucho dichos disonantes, ca- lificativos menos corteses, palabras sensibles, expresiones vivas, apodos algo picantes, vocablos un si es no es denigrati- vos, cuales suelen proferirse entre dos caballeros que penden- cian con calor sobre un asunto, pero sin llegar á palabrotas ofensivas, indecentes y groseras, propias de gente mal educa- da. Así parece notable diferencia ^nix apalabradas y palabro- taSj como la hay entre chabacano y grosero. Propiamente hablando, la voz palabrada dice tan sólo multitud de palabras, según lo denota la terminación ada. Decir, pues, que no falta- ron palabradas de las partes, solamente significa que entre los dos partidos se gastaron muchas palabras, sin señalar su condición y malicia. Mas es muy de notar que cuando el autor dice, no han faltado palabradas, parece aludir á la frase tener palabras, que significa enojarse, reñir; con que decir no han faltado ó tuvieron palabradas, es exagerativa y pon- derativa locución de las desazones que hubo entre las dos partes en el punto de la Concepción Inmaculada de la Virgen. Palabrón Pineda: «Un conflicto en que se halló el sapientísimo Hér- cules disputando con un sofista, grande argumentista y pala- brón burlador» (2).— El sentido del adjetivo palabrón parece (1) Dial. 12, § 15. (2) Dial. ?, § 10. 542 PALIURO — PALMATEAR ser palabrero, palabn'sfaj háblaáorísmo, charlatán, que des- baba vocablos contra otro. También palabrón, si se toma por substantivo, podrá sonar palabra notable ó disforme por su extraña longitud ó por su peregrina compostura. Paliuro Para entender qué cosa sea el paliuro, nombre dado por los latinos á la cambronera, bastará leer la explicación del clá- sico Jarque en esta forma: «Es el paliuro especie de abrojo en figura de anzuelo, que comúnmente llamamos el amor del hor- telano; porque en los visos se miente tratable, halagüeño y amoroso; tira y prende, y al desasirse lastima y saca san- gre» (1). — Latina es la voz paliuro, en cuanto significa espino. Palmatear Pícara Justina: «Tras cada gracia palmateaban mis espal- das» (2). — Explica el autor el verbo palmatear diciendo en el mismo capítulo: «me lo pagaban todo á golpes sobre mis espal- das».— El Diccionario de Autoridades y en consecuencia el moderno hablan de palmear y depalmotear, ambos á dos ver- bos de igual significación, reducida á «Dar golpes con las pal- mas de las manos, y más especialmente cuando se dan en señal de regocijo ó aplauso». No cita el Diccionario antiguo primero y segundo, autores en abono de la dicha acepción, la cual no deja de ser obscura, pues no dice si el dar golpes con las pal- mas de las manos ha de consistir en golpear una palma con otra, ó en golpear con entrambas algún extraño cuerpo. La Pí. cara Justina nos pone en claro el palmatear, que consistió en dar con las palmas de las manos golpes en las espaldas; lo cual es sencillamente herir á mano abierta, ora sea por broma, ó bien por otro intento. Mas de aquí no se infiere que palmatear sea aplaudir, porque de igual manera se lo hubieran pagado á golpes á Justi- na sobre sus espaldas si hubiesen querido vengar algún agra- vio. E\ palmatear no es, pues, de suyo aplaudir. Tampoco lo (1) El Orador, t. 3, invectiva 7.*, § 1. (2) Lib. 2, p. 1, cap. 1. PAMPEHDIDO — PANATIKR 543 es el palmear ó palmotear, salvo si se ejecuta esta acción dando una palma con otra, si bien aun entonces el palmear podrá ser indicio de rabiar, de asombrarse, de asustarse, mas no precisamente de aprobar con aplauso. En fin, lo que ahora dicen batir palmas, ni es aplaudir ni cosa tal, sino mo.- ramente palmear, ó palmotear, ó palmatear, esto es, golpear una palma con otra, ó las palmas con una cosa cualquiera. Los derivados serán: palmateador, palmateamiento, palmatea- ble, palmateativo, palmateatorio, palmateadero, palmatea- damente, etc. Pamperdido El Diccionario moderno, tomándolo del antiguo, Warna pan perdido á «el que ha dejado su casa 3? se ha metido á holgazán y vagabundo». Definición obscurísima, que deja en gran per- plejidad al lector. Oigamos al clásico Pérez: «Riñió á los que halló en la plaza ociosos y pamperdidos» (1).— Aquí el nombre pamperdido es adjetivo de una sola dicción, formada de dos palabras, equivalente á vagamundo, holgazán, perdulario, ora se entienda del que ha dejado su casa, ora del que anda hecho un trasgo todo el día 37 á la noche se entra en casa á dormir. La definición de Correas dice: «Así llaman á uno que se va de casa, y no conoce el bien que en ella tiene» (2). — Con esto queda claro el nombre pamperdido, en esta forma usado de los clásicos, puesto que no alegó el Diccionario texto alguno en contra. El adverbio pamperdidamente será el propio. Panatier Francesa parecerá la pa\abr a panatier , que se dice pane- tier en francés. Pero las voces panatela, bizcocho delgado, y panática, provisión de pan, hacen que panatier pertenezca á propiedad española, como lo dice la composición de pan, aun- que el Diccionario no lo exprese. Jarque: «Soñó el panatier del rey Faraón, que llevaba sobre su cabeza tres azafates de (1) Serm. dom., pág. 315. (2) Vocab. de refranes, letra P, pág. 383, col. 1.** 544 pancho' — PANDORADA regalado pan» (1). — Suena la voz panatier el encargado de proveer de pan al palacio de un gran señor. Pancho * Otorga el Diccionario á la voz pancho dos acepciones dis- tintas: «Cría del besugo; panza». Tomemos la novela de Espi- nel: «Hacer el pancho de perdices y vino» (2), es frase que suena llenar la panza, mas no hacer la panza. El contexto pide que pancho signifique comida, banquete, comilona, ó cuando mucho hartazga, hartura; pero panza no dice bien con el hacer, que por esta causa el Diccionario de Autorida- des propuso la frase llenar el pancho, mas no la fundó en sen- tencia alguna clásica. Por manera que hacer el pancho viene á ser como hacer el rancho, si ya la una voz no está puesta por la otra. Pandorada Pineda: «Mucho querría saber del señor Philótimo si le cupo alguna pandorada el día en que, como otro Epimeteo, metió á Pandora en casa».— «Hacer una pandoratada no es mu- cho; mas pues, el señor Policronio tiene muchas hechas, él sabrá mejor responderos».— «Ni sería mucho que Pandora in- ventase los panderos, pues tienen nombre que se parece al suyo». — «Baste haber vos inventado era panderetada» (3). — Tenemos aquí las voces pandorada, pandoratada, pandere- tada, no conocidas del Diccionario. La primera, pandorada, quiere decir esperanza oculta, porque en el hondón de la caja de Pandora, como lo cuenta la fábula, quedó la esperanza de- bajo de bienes y males. La dicción pandoratada significará así como bravata ó alarde de esperanzas donosas. Pero panderetada parece repique de pandereta; el sentido figurado áe. cascabelada, estoes, travesura, dicho ó hecho de poco juicio, le sienta bien á panderetada. Tales son las significa- ciones que del contexto se sacan á buena cuenta; metafóricas (1) El Orador, t. 2, invectiva 4, § 2. (2) Obregón, reí. 1, desc. 13. (3) Diúl. 9, § 25. PANTANA — PAÑO* 545 son todas tres, como Pineda las aplicó. De Pandora sa\Q pan- dorada; de pandorada, pandor atada, como de pandero viene pandereta, y áe pandereta, panderetada. Pantana La terminación masculina de esta vez es la asentada en el Diccionario. Pero los clásicos no sólo pantano, mas pantana también usaron á veces, como lo dice este lugar de Terro- nes: «Llevar la cátedra con pantana y ventaja grande» (1). — ¿Qué sentido hace \a pantana de Terrones? Del contexto pa- rece ser el de pantalla, puesto que así se denomina la cosa ó persona que, colocada delante de otra, la oculta, despertando hacia sí la atención de los presentes. Este sentido figurado de pantalla parece convenir con propiedad al vocablo pantana, muy diverso del mascuVmo pantano, cuya acepción metafórica es dificultad ardua de vencer, como lo dice aquella autoridad del Cardenal Cienfueqos: «Se llenó de tantas materias aquel pantano, que era menester mucho tiento y trabajo prolijo» (2). Paño* Torres: «Se le hinche la cara de paño» (3). — Pedro Vega: «Los pensamientos se hacen groseros y pesados, el alma se cubre de paño, el cuerpo todo se afloja» (4). — Las ^oces grana, carmín, color vergonzoso, carmesí, empacho, vergüenza, confusión, rubor, suelen tomarse en igual sentido cuando se expresa el verbo avergonzarse, á causa del encendimiento producido en el rostro por la vergüenza. La misma acepción corresponde á la voz paño, sin más aditamento. No la mencio- nó el Diccionario sino muy á la disimulandera, y aun diremos que del todo la omitió. Menos solícito anduvo en señalar el sentido figurado de paño, que vemos en el clásico Vega en significación de embotamiento, grosería, estupidez. (1) Serm. en las honras de Felipe II. (2) Vida de S. Francisco de Borja, lib. 7, cap. 7, § 3. (3) Filos, mor., lib. 1, cap. 2. (4) Salmo 5, vers. 10, disc. 2. 35 546 PAPANDUJA — PAPARRESOLLO Papanduja Que el nombre papanduja no es adjetivo, lo prueban las autoridades clásicas. Quevedo: «Era el buen recién casado | Un esposo papanduja, | En el alma con potencias, | En el cuerpo con ninguna» (1). — Tirso de Molina: «Vender papandu- jas» (2).— Como ello sea así, no se ve por qué razón el Diccio- nario moderno, fundado en el antiguo, calificó de adjetivo el nombro, papandujo, papanduja, en sentido de «flojo ó pasada de puro maduro, como sucede á las frutas y otras cosas». Cier- to, la terminación ///o, w/a, no suele ser propia de adjetivos, sino de substantivos; pero bastarían los pasajes de Quevedo y de Tirso para demostrar no ser adjetivo el nombre papanduja, cuya significación parece otra que la señalada por el Diccio- nario, aunque sí algo vecina. El contexto de los dichos clásicos demanda que papanduja se diga cosa vana sin substancia^ vaciedad, bagatela, poquedad, apariencia sin realidad; la va\z papa á essi significación conduce, no obstante la diversa opinión del Diccionario. Paparresollo El Diccionario pregona la voz paparresolla, destinada á meter miedo á los niños. Pero Pineda dice: «Todos los Pa- triarcas, que después sucedieron, se intitularon universales, y el Emperador por cumplir con la falsa opinión trajo del freno el palafrén de su paparresollo y hereje maldito de Dios» (3). — Llamar paparresollo al Patriarca Miguel fué darle nombre de fantasma, coco, pueril, musaraña. La composición de la pa- labra papa, resollo, indica que la voz papa propia de niños y la voz resollo por. resuello se juntaban para amedrentar á los niños con el coco. El nombre paparresolla del Diccionario ofrece no pocos inconvenientes, que se excusan con el papa- rresollo de Pineda. (1) Musa 6, rom. 84. (2) Los tres maridos burlados. (3) Monarquía eclesiástica, lib. 26, cap. 22, § 5. PAPAVIENTOS — PAPILÓN — PARABOLIZAR 547 Papavientos Tomás Ramón: «Corred esas cortes, y veréis qué de papa- vientos andan colgados del favor de los príncipes» (1). — Varios son los vocablos compuestos de papa y nombre con termina- ción de plural, como papahuevos, papamoscas, papanatas, paparrabias. Entre ellos debiera hallarse la palabra papa- vi'eníos, que recibe el sentido de pretendiente, aspirante, am- bicioso, alimentado del aire de corte, como lo requieren los elementos /7ú'/7¿zr y vientos. No es nombre familiar como los antedichos, sino propio de la grave prosa, cual es la de Tomás Ramón en sus sermones dominicales. Diego Vega usó el tér- mino «camaleones de honras, andan siempre hambreando dig- nidades, y bebiendo los vientos, á trueque de alcanzar su pre- tensión, no dejan llave de favor que no prueben» (2). — El sen- tido es el áe papavientos. Papilón Correas: «Es papilón, papilona» (3).— El adjetivo papilón en forma aumentativa denota regalón, criado en mucho rega- lo, amigo de repapilarse, delicado por su afición á golosinas. Formóse depapas ó de papilla, ó de papar, verbo, ó depapo. El adverbio sería papilonamente. Nada digamos del verbo pa- pilonear que de ahí podría engendrarse. Parabolizar La voz parábola, que se toma por relación fingida en re- presentación de una verdad moral, sirvió para dar forma al verbo parabolizar, equivalente á representar , figurar , cifrar , como lo dice esta sentencia de Cristóbal de Torres: «Toda esta visión milagrosa, en el vestido del sol, en la corona de es- trellas, y en la mudanza de la luna que pisa, paraboliza con (1) Dom. 18, p. 2. (2) Dom. 2.°' después de la Pascua, (3) Vocab., letra P. 548 PARALELAR — PARALITICARSE — PARAMAL ajustadísimas metáforas la propiedad de su nombre» (1). — Los derivados serán: par abolí zador, parabolizamiento, parabo- lizadamente, parabolizadero, parabolizatorio, paraboliza- dura, etc. Paralelar Mena: «No he hallado con qué paralelar de lleno todo el lleno del asunto». — «Nuestra ascensión paralelada con la de Cristo» (2). — A vista del verbo paralelar y del participio /7í7- ralelado, hemos de resolver, que así como paralelo dice com- paración, cotejo, cuando es substantivo, de igual mamra pa- ralelar equivale á cotejar, comparar, poner en paralelo. Fórmense los derivados: paralelador, paralelamiento, para- lelación, paraleladero, paralelativo, paraleladiira, parale- latorio, paraleladizo, par aleladamente, y otros, que podrán ser útiles á los maestros de geometría en particular. Paraliticarse Fernández: «Luego comenzó la pierna á paraliticarse» (5). — El aá]e.i\^o paraliticado Qs «impedido por la parálisis ó tocado de ella». También podrá tenerse por participio del verbo para- liticarse, aunque no nos lo enseñe el Diccionario. En tal caso el verbo paralizarse será sinónimo de paraliticarse, con esta diferencia, que éste es más español que aquél, el cual nunca se usó en España hasta que los franceses nos le regalaron, ó los galicistas le echaron la garra. Los derivados son: paraliti- ficador , par alineamiento , paraliticable, paraliticadero, pa- raliticadura, paraliticatorio, etc.; á los médicos, amigos del buen romance, sentarán bien estos vocablos. Paramal Como haya el Diccionario hecho público el parabién, no había por qué dejar desairado el paramal arrinconándole, (1) Serm. en las liornas de la Reina de Polonia, p. 6. — Zeballos, Ideas del pulpito, t. 1, pág. 463. (2) Serm. de la Ascensión. > (3) Demonstrac. caiólicas, fol. 224. PABCEMICAR 549 puesto que le desarrinconó el autor de la Pícara Justina tanto tiempo ha, allí donde le pone en plaza diciendo: «La gente que me venía á ver y darme á mí el parabién como pre- sente, y á los bigornios el paramal como ausentes, me tenían despalmada á puros abrazos» (1).— Será, por tanto, paramal lo que decimos el pésame, la mala nueva, la desdicha, la muestra de disgusto, la manifestación del sentimiento; porque tan verdadero y propio es el paramal como el parabién, según el conveniente concepto. Parcemicar Pantaleón: «La vez que me kirieleisan, responsan y par- cemican» (2).— Cáncer: «Digo, en fin, que esotro día | La mala de la lamprea | Por poco me parcemlca» (3). — Quevedo: «Si cuando el parcemiqui te da mate, | Empiezas á mirar por el virote» (4).— Voz inventada voluntariamente es el verbo par- cemicar, procedente de la palabra latina parce mihi, con que empiezan las lecciones del oficio de Difuntos, y que los italia- nos pronuncian /7¿zr¿?e/7z//r/. Así el v^rbo parcemicar significa lo mismo que responsar y kirieleisar, vocablos también for- mados al antojo, para en estilo festivo aludir á la muerte ó en- tierro; por eso parcemicar, responsar, kirieleisar, verbos tomados de las lecciones, responsos y preces del oficio fune- ral, vienen á ser equivalentes á dar por muerto, desahuciar, enterrar, despedir de la vida. En este linaje de voces se des- cubre el poderío del romance español, y la facilidad de fraguar de cualquiera circunstancia copia de términos muy propios. Por esta especial condición suya no conviene poner trabas á la for- jación de vocablos nuevos, como se amolden á la índole de los antiguos, esto es, al genio del castellano, enemigo de remedar lenguas extrañas. (1) Lib. 2, p. 1, cap. 2, § 3. (2) P. 2, rom. 21. (3) Rom . de la Lamprea. (4) Musa 6, soneto 37. 550 PARECER* — PAREMIA — PARLONCETE — PARTENCIA Parecer* El verbo parecer en su forma reflexiva recibe la acepción de asemejarse; así lo enseña el Diccionario. Pero en el clási- co Arias leemos: «Desean parecer á Cristo en la inmortali- dad» (1). — Este verbo /7a/*^&ro pecadoriza determina la que peca con frecuencia y por inclinación, la siempre dispuesta á pecar, comoquiera que una cosa es la virtud, destreza y dis- posición, otra muy distinta la posición y ejercicio de un acto. Por Qso pecadoriza se distingue áQ pecadora, áo. pecable, de pecaminosa, áo. pecante, ^or \a cosinmbr&, virtud y frecuen- cia que envuelve. Pedantería* Si la voz pedantería no significase sino «vicio de pedante», como nos enseña el Diccionario moderno, porque el antiguo extiende mucho más la significación, no sería posible descifrar la frase de Espinel: «Decir pedanterías» (1), que equivale á decir necedades, beberías, sandeces, barbarismos y solecis- mos, con presunción de buen hablistán. Ni aun ésta del mismo clásico autor se sabría discantar: «De la cual pedantería quedó muy ufano y contento, y los que le oyeron, llenos de risa y burla» (2). — Porque sentido muy propio de pedantería es «ig- norancia, torpeza, necedad, bobería, que particularmente se entiende del que se mete á hablar en latín, y dice desatinos ó solecismos»; que con estas palabras dio el Diccionario de Au- toridades la definición áo. pedantería, en la cual no solamente entra el vicio, mas también los actos viciosos del pedante, que consisten en pedanterías. Pegatoste EsTEBANiLLO: «La cara tan llena de pegatostes, que parecía niño con viruelas» (3). — De pegado y pegote, que igualmente significan emplasto ó bizma para pegar, se puede colegir la significación de pegatoste, que será mancha, lunar, marca ó señal impresa, como la que resulta de untar las reses. Habla el autor del mal barbero que afeitaba sin destreza, dejando la (1) Obregón, reí. 1, desc. 4. (2) Ibid., desc. 7. (3) Cap. 3. 560 PEGULLÓN — PEINADO* cara llena de pegatostes, desfigurada y horrenda, como zapato de gotoso. El sentido figurado de pegatoste podrá ser el de pegote, á saber, impertinente paniaguado, gorrero, moscón intruso, que no acierta á despegarse de otro, principalmente en horas de comer y beber. Forma aumentativa parece ser la de pegatoste. Pegullón Correas: «Con los pegullones de mi vecina, echo yo faldas á mi camisa: dice de las aprovechadas, contra las que desper- dician pegullones de lino» (1). — Tómase el nombre pegullón por burujón, pegujón, pelotón, residuo de lana ó lino, que suele andar desaprovechado. En sentido metafórico es desperdicio. El Maestro Correas sale por fiador del vocablo y de sus acep- ciones. Peinado* Ayala: «Tiene en su boca peinadas cortesías» (2). — El aá- )etivo peinado «dícese del estilo nimiamente cuidado», ajuicio del Diccionario moderno, en algo conforme con el antiguo. La diferencia está en que el Diccionario de Autoridades, inter- pretando mejor el uso de los clásicos, puso que peinar el esti- lo es «elevarle con elocuencia y cultura», pero el Diccionario moderno en aquel nimiamente cuidado encerró el vicio de la nimiedad, que convierte el peinado en rizado con sortijas, co- petes y mil otras garambainas. Así peinadas cortesías no quiere decir afectadas, nimias, excesivas, exageradas, sino compuestas, cultas, finas, de buena crianza, de exquisito gusto, de esmerada educación. Por eso puede uno emplear estilo peinado sin cargarle de metáforas, alegorías y otros ju- guetes sin substancia, con que sacar un palo vil ornado de ropas rozagantes; lo cual no sería. peinado , sino desgreñado 6 pelón. Peinadamente será su adverbio. (1) Vocah. de refranes, letra C, pág. 352, col. 2. (2) Hist. del Anticrisio, trat. 2, disc. 19. PENALMENTE — PENDENCIAR — PENDOLADA 561 Penalmente Pedro de Medina: «Con título de pagar penalmente por la deuda de pena que el ánima debe» (\).—Dícese penalmente^ á saber, por vía de pena, á modo de pena, con penalidad. Ad- verbio no advertido por el Diccionario, aunque á propósito para expresar el concepto del que satisface con penas lo que debe de justicia. Del adjetivo penal se formó, así como pena- damente de penado, penosamente de penoso, cada uno con su especial significación. Pendenciar «Pendenciar: reñir ó tener pendencias». Así lo define el Diccionario moderno, si bien el antiguo de Autoridades pone entre las acepciones de pendenciar ésta: tener cuestión. En verdad, más conforme es al uso clásico el pendenciar antiguo, que el moderno. Vega: «Pero no lo pendenciemos ahora» (2). — En este lugar del clásico Pedro Vega son de notar dos cosas. La primera es, que el verbo pendenciar recibe la forma acti- va, contra el dictamen del Diccionario antiguo y moderno, que le concede tan sólo la intransitiva. Así podremos decir: «pen- denciaron la cuestión por una hora». La segunda cosa es, que pendenciar vale disputar, cuestionar, contender, argumen- tar, como lo vemos en el pasaje del autor, que no quiere en- trar en disputa para apurar el punto insinuado. Será su deriva- ción: pendenciador, pendenciadero, pendenciativo , penden- ciable, pendenciadizo, pendenciamiento, pendenciadura, pendenciatorio, etc. Pendolada Así como péndola es pluma, así pendolada viene á ser plumada, rasgo hecho con la pluma. De aquí el sentido Wgnra- áo de sentencia, escrito, dicho, palabra. Ejemplo hallamos en Diego de Vega: «No se dio pendolada en la Sagrada Escri- (1) Diálogos, p. 3, dial. 24. (2j Salmo 7, vei's. 1, disc. 4. 36 562 PÉNITDS — PEÑASQUINO tura, que no fuese para nuestra enseñanza y doctrina» (1). — Puesto que péndola se usa para designar la varilla metálica armada de un peso, con que se actúa el movimiento del reloj, podrá decirse pendolada el golpe de vaivén que da la péndola para mover la máquina del cronómetro. De aquí el vocablo pendolero significará el fabricante á& péndolas, que también se podrá llamar pendolista en sentido propio, dado que en senti- do figurado se dé ese nombre al trapacista ó embustero, en cnanto péndola suena pluma; pero muchas péndolas de reloj juntas recibirán nombre de pendolada. De todas estas nocio- nes nos privó el Diccionario, como de las voces pendulero, pendulada, de hechura más reciente. Pénitus Correas: «No tengo ni pénitus».— «No hay ni pénitus» (2). Latina es la voz pénitus, adverbio que suena enteramente, absolutamente, del todo, por manera que ni pénitus equivale á nada, ninguna cosa. Cuando el Maestro Correas nos dejó esa dicción en su Vocabulario, señal es que estaba ella en uso, aunque el Diccionario general no lo advirtiese. Añade Correas las frases \ Jábega, «red grande ó conjunto de redes que se emplean en pescar y otros usos». Pero á perchel, originado de percha, parece le conviene re- presentar el madero demedio punto, apoyado horizontalmente por dos pies en el suelo, de cuya extensión cuelgan redes y lazos para la pesca. Estebanillo empleó la palabra perchel en esta forma: «Saltaron en tierra una docena de bravos de sus percheles, que venían á cargar arcos de pipas» (3). — Habla el autor de un bajel que vio llegar; decir percheles parece señalar palos ó maderos de medio punto (de donde salieron á tierra los bravos dichos), parecidos á los que gastan los pescadores. Perdonadero Santiago: «Que el nombre de su dosel y sitial sea propi- ciatorio, perdonadero de pecados» (4).— Dícese perdonadero (1) Cap. 3. (2) Serm. I de Santa Bárbara, consid. 'á. (3) Cap. 4. (4) Martes í.^ de Cuaresma, consider. 4. PERECEDERO — PERENQUINA — PERFUSIÓN 565 el lugar donde se perdonan pecados; igual sentido le cabe á propiciatorio: ambos son substantivos. El aá)etivo perdonade- ro significa /(i£?// de ser perdonado. El substantivo y el adje- tivo se derivan de perdonar. Perecedero Lorea: «El demonio le traía al perecedero» (1).— El texto de Lorea concede á la palabra perecedero el sentido de lugar de perdición, así como atolladero, lavadero, respiradero, picadero, mentidero, embarcadero, pelotero, etc., es el lugar donde se ejecutan las operaciones indicadas por los nombres dichos. El Diccionario solamente otorgó al substantivo /?ereí?e- dero el sentido de necesidad, estrechez ó miseria en las cosas precisas para el sustento humano. Perenquina Alvarez: «Dan á sus mujeres corona y cetro sobre sí mis- mos, no saliendo un punto de sus perenquinas y sobrados anto- jos» (2). — De inquina, aversión, ojeriza, formóse el nombre perenquina ó perinquina, que es caprichosa malevolencia, antojadiza voluntad, molesta importunación, descontento. Lo que ahora dicen prevención, á la francesa, lo dirían más casti- zamente con la voz perinquina. Perfusión Dr. Laguna: «Con fuertes ligaduras y fricciones de las extremidades, con perfusiones de aceite costino y de eufor- bio... la di tal prisa, que al cabo de treinta y seis horas la res- tituí en su juicio y acuerdo» (3).— Habla de una mujer que ha- bía caído en profunda modorra. Las perfusiones son lo que en latín, baños, unturas, mojaduras, derramamientos, lavato- rios, rociadas. El uso de esta voz puede convenir á médicos y practicantes. (1) David perseguido , cap. 4, texto, § 2. (2) Silva espiritual, Vig, de Navidad, consid. 1, § 2. (3) Dioscórides, lib. 4, cap. 75. 566 Pergeñar Tratando el Diccionario de Autoridades el verbo pergeñar, dice así: «Pergeñar, v. a. Disponer ó ejecutar alguna cosa con habilidad y acierto». En confirmación alega el texto de la Pí- cara Justina, que dice así: «Él no debe de haber medido los puntos del humor que calzo; no me ha pergeniado, que á perge- niarme bien, aun fuera bercebú» (1).— Pasemos por el perge- ñar, dígase ó no pergeniar. Pero de todo el contexto se hace evidente que pergeniar ó pergeñar no es disponer ó ejecu- tar, sino penetrar, entender, calar, conocer á fondo. ¿Qué sentido haría si dijera, él no me ha dispuesto ó ejecutado con habilidad? Ninguno, por cierto, ya que entre la Justina y el disfrazado de obispo andaba la competencia de picara á pica- ro, á quien ella quería dar á entender que no sabía el capigo- rrón con quién se las había, como lo muestra todo el suceso narrado después. Luego el pergeñar es penetrar con el inge- nio, según lo dice la misma composición del vocablo. Por eso el Diccionario moderno, modificando la definición del antiguo, dijo así: «.Pergeñar: Disponer ó ejecutar una cosa con más ó menos habilidad». Peor es ella, por más obscura. Si eso se aplicare á personas, ¿qué diremos será el pergeñar ó perge- niar, puesto que sólo á cosas acomodaron el verbo entrambos Diccionarios? Graves dudas ofrece el texto de la Justina, que se presenta como única autoridad. La raíz genio no se aviene bien con más ó menos habilidad. Ahí está el Romancero de Valdivielso, que dice: «Si no me engaña el pergeño... | Que me parece que he visto | Otra vez á esta señora». Alega esta autoridad el Diccionario antiguo. ¿Qué significa el verso Si no me engaña el pergeño, sino si no me engaña la penetración de mi vista ó de mi ingenio? Luego pergeñar más dice pene- trar, entender cabalmente, que disponer ó ejecutar con des- treza. Sus derivados serán: pergeñador, pergeñamiento, perge- ñable, pergeñativo, pergeñatorio, pergeñadura, pergeñadi- zo, pergeñadamente , etc. (1) Lib. 2, p. 1, cap. 2, § 1, pág. 154. El texto dice pergeniar. PERICÓN — PERINQUINOSO 567 Pericón Francisco Santos: «Por lo pericón se la han comido las pendangas de este lugar» (1). — El aumentativo pericón viene á ser lo que hombre simple, fácil de ser engañado. Quiso el autor decir, que al tal hombre calabaza le habían comido la hacienda las mujeres perdidas con sus melindres. Confírmase la dicha acepción con la autoridad de Correas: «Perico triste, tan asno estás como fuiste. — Pericón Pericote, tú te lo guisas, tú te lo comes» (2). — El nombre Perico y Pericón representa bobillo. Mas también podía tomarse por maricón, mujeriego; porque Perico entre ellas es dicho que se aplica al que gusta de andar entre mujeres, como lo notó el Diccionario antiguo. Esta acepción explica oportunamente el sentido del texto clásico. Perinquinoso Del nombre perinquina sale el perinquinoso, en significa- ción de molesto, pesado, enfadoso, importuno, querelloso. Alvarez: «Calle ya el hombre, y cese de ser con Dios perin- quinoso y mal contentadizo; vea ya que no tiene más que pe- dirle» (3). — De aquí provendrá el adverbio perinquinosamen- te, y el nombre^ perinquinosidad, en el sentido antes insinuado. Añadamos la autoridad del chistoso Qracián: «Era un paso muy peligroso, por estar todo él sembrado de perinquinosos peros, en que muchos tropezaban» (4).— El adjetivo perinqui- noso significará desabrido, enfadoso, malo de tragar. Si le derivamos del latín inquinosus, sucio, maculoso, soez, añadida la aumentativa per, tendremos harto definido el significado que va dicho. Así pero perinquinoso vendrá á ser un pero ma- ligno, esto es, en sentido metafórico, una dificultad desabri- da ó llena de inconvenientes. (1) Día y noche de Madrid, disc. 11. (2) Vocab. de refranes, letra P. (3) Silva espir., del Mandato, consid. 7. (4) El Criticón, p. 2, cris. 11. Í68 PERMAFÉS — PERPALO — PERPULIR Permafés Pérez: «Lleva él el compás á todas las capillas, gorras, bo- netes y caperuzas, á todas las voces, gritas, consonancias, puntos y contrapuntos, pundonores y permafés de los perdidos de la tierra» (1).— Notable es el vocablo permafé en el texto del clásico Pérez. El Diccionario tan sólo tuvo noticia del modo adverbial Por mi fe, equivalente al otro A fe mía, «con que se asegura una cosa». Substantivando todo el modismo, usaban los clásicos el nombre permafé para significar juramento, voto, pésete, reniego, protesto, taco, porvida, perjurio; con espe- cialidad empleáronle en plural, permafés, señalando las pro- mesas, verdaderas ó falsas, de los hombres apasionados, de arte que este plural comprendiese todo género de juramentos. Á la manera que la interjección ¡por vida! se halla en el Dic- cionario con el aditamento de poderse substantivar, así tam- bién la interjección ó modismo ¡permafé! podía haberse pro- puesto como voz substantiva propia del romance. Perpalo Tomás Ramón: «Cuando llegó á la puerta que tan atranca- da estaba, sin llevar llaves ni perpalos para abrirla ó desqui- ciarla, la halló abierta de par á par» (2).— Llámase perpalo una barra de hierro, cilindrica, que remata en forma de hacha, muy á propósito para desquiciar y derribar puertas. Parece vocablo aragonés. Del perpalo se aprovechan los albañiles para echar abajo paredes, ó para mover y levantar peñascos. Perpulir Saona: «Perpulir un santo suyo, afeitar un alma santa» (3). — Al verbo perpulir, como á correspondiente del latino perpo- lire, conviénele la acepción de perfeccionar , dar la última mano, acabar con perfección. Basta haberle empleado el ilus- (1) Serm. dom., pág. 145. (2) Punios escriptiir., t. II, dom. 20, p. 4, pág. 481. (3) Discursos, l.í» p., disc. 5. 4 PERSONADO^— PESIA* 569 tre clásico Saona, para tenerle en grande estima. Sus deriva- dos serán: perpulidor, perpulimiento, perpulible, perpulidi- zo, perpulitivo, perpulidura, per pulidamente, etc. Personado P. Pedro Sánchez: «Como esta nuestra naturaleza, que Cristo recibió de su bendita Madre, no estuviese personada en humana persona» (1).— Entre las muchas voces granjeadas por el cristianismo á la lengua española ha de contarse la palabra personado ó personar, que nada tiene que ver con el perso- narse ó apersonarse del Diccionario moderno. Porque estar personada la naturaleza humana en alguna persona, comoquie- ra que persona y naturaleza sean dos cosas totalmente distin- tas, quiere decir estar poseída individualmente por la dicha per- sona, adquirir asiento en la dicha persona. Cuando la humani- •dad de Cristo en las entrañas de la Virgen se juntó con la perso- na del Verbo, entonces estuvo personada en la divina perso- na, sin rastro de persona humana, quedando hombre-Dios en virtud de la divina personalidad. Mas como la voz persona sig- nifique á veces hombre de pro, personaje de calidad, cuando alguno hace á otro persona, entonces podrá decirse que este otro está personado en sentido metafórico ó por extensión. Así diremos: el pobre estuvo personado en el rico que le sacó de laceria; yo ie personaré y haré persona si me sirves con fidelidad; tienes suficiencia para personar á cualquiera pela- fustán. Tal es el sentido del VQvbo personar y del estar perso- nado, si extensivamente se toman. Los derivados son: personador, personación, persona- miento, personable, per sonativo, per sonadamente, etc. Estos vocablos participarán del sentido de personar, que es equiva- lente á realzar, encumbrar, dignificar, engrandecer á un hom- bre haciéndole persona. Pesia * Con advertencia conviene notar que la voz pesia, tenida por el Diccionario en predicamento de interjección, se coloca (1) El reino de Dios, lib. 3, cap. 1 . 570 PESO* entre los nombres substantivos por los clásicos, como lo vemos en Pedro Vega: «Hacer que en presencia de Dios echase pe- sias y reniegos» (1). — Aquí el p]üra\ pesias es pésetes, renie- gos, maldiciones, bravatas insolentes. En este concepto, por nombre substantivo se ha de contar la voz pesia. A la verdad el Diccionario antiguo calificó de substantivo el término pesia- tai, signif icador de pésete. Peso"^ La frase de Nieremberg, «no hacer peso de honras hereda- das» (2), da lugar á la consideración de un especial sentido de la voz peso, no insinuado en el Diccionario de la lengua. No bastan las acepciones figuradas, «entidad, importancia, fuerza, carga, cargazón», para entender el mérito de la frase hacer peso de honras, la cual significa hacer caso, hacer deteni- miento, hacer aprecio, hacer cuenta, hacer estima, pues á todos estos nombres equivale el substantivo peso en su figura- da significación. Es muy de advertir el dictamen del Dicciona- rio antiguo. Alega la dicha frase, tomándola del propio Nie- remberg que dice: «Abrid los ojos, hombres confiados, haced peso, hombres engañados, de lo que debéis estimar la gracia de vuestro Redentor» (3). —A vista de esta resplandeciente au- toridad, dice que peso vale entidad, substancia, importancia de alguna cosa, tal como lo dirá después el Diccionario mo- derno. Aquí se ha de notar que una cosa es tener entidad, substancia ó importancia la gracia divina, y otra muy diferente el hacer de ella peso, así como no es lo mismo el ser pesada una cosa y el estimar el peso resultante; aquello se dirá tener peso, mas estotro es hacer peso, conviene á saber, ponderar, considerar, apreciar, hacer caso, que es el concepto de Nie- remberg, de cuya autoridad no resulta otra cosa sino que peso es estima, aprecio, ponderación, caso, detenimiento, consi- deración, cuenta, como ya dijimos; la cual acepción, no ad- vertida del Diccionario, es tan propia del nombre peso, como lo es la de autoridad, fuerza, eficacia en otras sentencias de (1) Salmo 4, vers. 5, disc. 3. (2) Obras y días, cap. 24. (3) Aprecio y estima, lib. 1 , cap. 5, § 3. FESTINARSE — PESUÑADO 571 los clásicos. Entre ellos nótese la de Lafiguera: «Si no cono- ciera mis culpas, si les diera más peso que á su bondad, como hizo Caín; pero yo digo al contrario» (1). Festinarse Monroy: «Se conserva, se enturrona, | Se pestiña y se azucara» (2). — El nombre pestiño, procedente del latín pistus, ó áQ.p¿strina, ó á^pistrinum (que vienen del verbo ptnsere y cuyo supino es pisturrí), dará luz al verbo pestiñarse; puesto q\ie pestiño sea «fruta de sartén, hecha con porciones peque- ñas de masa de harina y huevos batidos, que después de fritas en aceite se bañan con miel». El ocuparse en dichas frituras, se llamó pestiñar, de donde podían nacer otros vocablos de la familia, como pestiñador, pestiñería, pestiñatriz, pestiñear, pestiñero,pestiñadamente,pestiñista. Pero el sentido figura- do, como le usó el clásico Monroy, á causa del baño de miel que constituye la gracia del pestiño, se convierte en dulcificar, endulzar, suavizar, mitigar. Especialmente se usa en forma reflexiva, pestiñarse, si bien más parece verbo familiar que propio de estilo serio. Pesuñado Cabrera: ¿Quién solicita á aquel podenco pesuñado, de cola retorcida y enroscada, á andar saltando de monte en monte, sin descansar todo el día?» (3).— Llamó Cabrera pesu- ñado al perro podenco, porque aunque menor que el lebrel, es más robusto y de pies muy fuertes, como quien goza de recias pesuñas, de donde le viene el ser pesuñado. Este adjetivo se acomoda á todos los animales, cuyas patas hendidas están ar- madas de firmes pesuños; por eso merece entrar en la corrien- te del lenguaje común. (1) Suma, trat. 1, cap. 3. (2) Mudanzas de la fortuna. (3) Sermones, pág. 124. 572 PETRERA* — PIARADA — PICAMIENTO Petrera* Pérez: «Metióle Dios en una tal petrera, que le puso á pique de perder su hijo» (1).— Mal está el Diccionario con la palabra petrera, pues la desahucia por contentible é indigna del lenguaje corriente. Peor le fué no acertando con la acep- ción figurada, que no tiene cosa que ver con riña, porque según lo reza el texto del clásico Pérez, la tal petrera no es sino baraúnda, tabaola, bullicio, trastorno, conflicto, aprie- to, augustia; esto es, denota aquella confusión y amargura que le sobreviene al apedreado ó acosado de piedras. Ahora el condenar á perpetuo desuso la voz petrera, si no nace del prurito de apedrear las dicciones clásicas y castizas del ro- mance, es un ardid nuevo, no conocido en los Diccionarios de otros idiomas vivos. Piarada Saona: «El demonio apacienta la piarada de los viciosos pensamientos en el ejido de la ociosidad» (2). — A la voz piara, que es manada de cerdos, se debe el aumentativo piarada con su representación de muchedumbre confusa, como lo dice la terminación ada. Fácil era de formar la nueva dicción. El sentido del clásico Saona en la piarada de los viciosos pen- samientos es turba constante de varias suertes de pensamien- tos, cada una de las cuales forma una piara, y el todo la pia- rada. Picamiento Nieremberg: «Se enfureció contra él con tal picamiento, temeridad y desvergüenza» (5). — Por picazón entendió el Dic- cionario (demás de la desazón y molestia de alguna cosa que pica), «enojo, desabrimiento ó disgusto», sentido metafórico notado en el Diccionario de Antigüedades. El cual no reparó (1) Sermón, dom., pág. 203. (2) Discursos, p. 1, disc. 5. (3) Virtud coronada, cap. 4, § 1. PICARAL PICARDEADOR — PIEDEAMIGO 573 en el nombre picamiento de Nieremberg, por eso tampoco le trae el Diccionario moderno. Con todo, al nombre picamiento le conviene mejor el significado de resentimiento, irritación, indignación, impaciencia, por la desazón é inquietud que es- timula el ánimo sentido ó picado de algún disgusto. Al fin es derivado de picar, entre cuyos sentidos está el enojar, desa- zonar, inquietar, punzar, irritar. Picaral Adjetivo semejante á picaril ó picaresco, según que lo de- muestra este lugar de la Pícara Justina: «Los otros cinco ve- nían disfrazados de canónigos y arcedianos, á lo picaral > (1), — Acordóse el Diccionario del vocablo picaril, pero e\ picaral admite sentido algo diverso, pues más se aplica á personas que á cosas. El adverbio será picaralmente. Picardeador Pícara Justina: «Para esto era propio ver de lejos y guar- darme de picos, que ó son picadores ó picardeadores» (2). — Así como /^/'ííízro es «bajo, ruin, doloso, astuto, taimado», así pi- cardeador suena el redomado que dice ó hace picardías, no de otra manera que picador vale el punzante, mordiente con el pico, esto es, con la lengua. Al verbo picardear del Diccio- nario corresponde e\ picardeador como derivado suyo. Piedeamigo Pedro Vega: «Al punto le echa un piedeamigo por asegu- rar la presa» (3). — Descompuso el Diccionario esta dicción en pie de amigo, «todo aquello que sirve de afirmar y fortalecer otra cosa. Instrumento de hierro á modo de horquilla, que se ponía debajo de la barba á los reos á quienes se azotaba ó sa- caba á la vergüenza, para impedirles que bajasen la cabeza y ocultasen el rostro». Muchos de los clásicos, al revés, forma- (1) Lib. 2, p. 1, cap. 1, § 4, pág. 143. (2) Lib. 2, p. 2, cap. 2, § 1, pág. 27. (3) Salmo 3, vers. 4, disc. 2. 574 PIEDRALODO — PIMPOLLEAR ban una sola voz, piedeamigo, en especial por mostrar la sig- nificación del concepto, que más encierra de adversario que de amigo. Piedralodo Sigüenza: «Ciegan las honras tan á piedralodo los ojos» (1). — Cabrera: «Cierra la puerta de la cueva á piedralodo» (2). — La expresión adverbial del Diccionario es á piedra y lodo, «completamente cerrado. Dícese de puertas, ventanas, etc.» En ediciones recientes de obras clásicas antiguas hallamos co- rregida la dicción piedralodo, muy frecuentemente usada en el siglo diecisiete en lugar de piedra y lodo. Amigos eran los clásicos de componer de varias voces una sola, al revés de los modernos que todo lo quieren descomponer y desmenuzar, no sin quitar donosura á los vocablos. No por eso ha de condenar- se la locución á piedra y lodo. Vean cómo de ambas maneras decían los clásicos la misma frase. Juan de los Angeles: «Tapar á piedra y lodo> (3).— Correas: «Tapar á piedra y lodo» (4).— Esto va dicho, salvo si no hay en los Diálogos error de mano moderna, porque parece cierto que el Vocabulario de Correas publicado en 1906 dice /7/e¿//"í7 f lodo cuando el ori- ginal decía piedralodo. Pásale á la palabra piedralodo\o mismo que á la quitapón, que también se escribe quitaipón, pues de estas dos maneras la ofrece y autoriza el Diccionario, como podía haber escrito y asentado las dos, piedralodo y piedrailo- do, conforme al uso de los clásicos. El Diccionario antiguo no conoce más forma adverbial que á piedra y lodo. Lo que más importa es, que este modismo tiene acepción figurada, á saber, con tenacidad y porfía. Pimpollear Verbo muy castellano es pimpollear, como nacido de pim- pollo, cuyo sentido se hace patente en este lugar de Arce: (1) Vida de San Jetón., lib. 4, disc. 5. (2; Sermón, pág. 325. (3) Dial. 6. (4) Vocab., letra T. 0 PINTUREAR — PIÑENA 575 «Pimpollean las fuerzas humanas frutos dignos de gloria» (1).— El Diccionario antiguo conocía el nombre pimpollar, sitio po- blado de pimpollos; el moderno añadió el verbo pimpollecer, sin decirnos de dónde le sacó; pero ni uno ni otro alcanzó co- nocimiento de pimpollear, harto en uso entre los buenos auto- res. S\ pimpollo es palabra tan linda, ¿qué diremos áe pimpo- llear, que es brotar, echar renuevos? No hay duda que de un joven gentil y gallardo podemos decir que pimpollea primores de bizarría; así como de un genio despejado diremos que pim- pollea frutos de saber. Los dos sentidos, propio y figurado, convienen á nuestro verbo. Su derivación será: pimpolleador , pimpolleante, pimpolleamiento, pimpolleahle , pimpolleade- ro, pimpolleativo , pimpolleadura, pimpolleadizo, pimpollea- torio, pimpolleadamente, etc. Pinturear Altuna: «La naturaleza pintorea con hermosura tanta va- riedad de criaturas» (2).—E\ pintorear del clásico Altuna no es e\ pintorrear del Diccionario, porque éste se dice «manchar de varios colores y sin arte una cosa», pero aquél, pintorear, significa entretenerse pintando, matizar despacio y con tien- to, detener el pincel dibujando con delicadeza. No es, pues, pintorear lo mismo que pintarrajear ó hacer chafarrinadas, sino poner en perfección con colores finísimos, hacer pinturas de muy grato colorido, con la particularidad de pintar despacio y profusamente, como lo pide la condición del verbo frecuen- tativo. Sus derivados son: pintor eatr i z finísima es naturaleza, cuando con sus pintoreativos matices asienta en las flores pintor cables aquella variedad de pintor eadur a, que vence los pinceles pintor eator ios de los más valientes pint oreado^ res, etc. Piñena Venegas: «Los rayos del cubo de la carreta mientras más alto suben, más se desvían unos de otros, hasta que llegan á la (1) Miscelánea, Concepción, fol. 296. (2) Crónica, lib. J, cap. 8. 576 PIÓN — PITÓNICO piñena, y suben á la sobrecama de la rueda» (1).— La palabra piñena, de piñón, parece ser la armadura que guarnece los rayos de la rueda; así como sobrecama será el cerco de hierro que los sujeta. Ninguno de los dos términos ocupa lugar en el Diccionario. No consta con claridad la lecti*ra de la palabra piñena en el libro citado. Pión Correas: «A pollo pión, duro cortezón» (2).— Dícese pión el pollo que pía mucho con importunidad. El substantivo pío se convierte en adjetivo cuando acrecienta la significación del frecuente pío, pío. Los pollos que no paran de piar, dícense piones en sentido propio. El sentido figurado se entenderá de \os piones, hombres ó mujeres, que anhelan, ansian, piden con instancia, puesto que el substantivo pío también significa vivo deseo, ansiedad, aunque no lo dijera el Diccionario antiguo. Pitónico Coronel: «Caminando Pablo á Macedonia, libró en la ciu- dad de Filipos á una pobre mujer de un espíritu pitónico que la poseía, que en nuestros términos castellanos es lo mismo que haberla librado de un diablo embelecador» (3).— Cuando el au- tor tradujo la palabra spiritum prthonem por espíritu pitóni- co, señal es que no cuadra mal á la lengua española el adjetivo pitónico, aunque lo explique Coronel en otros más castellanos términos. También tenemos, tomada del griego, la voz pitón, que suena el mal espíritu, de donde se formó el adjetivo pitó- nico: la causa es, porque en la ciudad de Pitón, ó Delfos, había un oráculo de Apolo que hablaba por arte del demonio, de donde llamóse pitón el mismo oráculo, el dragón, el demonio, el espíritu diabólico; pues de ahí tomó su acepción el adjetivo pitónico, bien que comúnmente significa adivino por arte del demonio. De ambos términos privónos el Diccionario moderno, como el antiguo: á pitón le da otro significado. (1) Difer. de libros, Hb. 2, cap. 30. (2) Vocab. de refranes, letra A, pág. 18, col. 2.* (3) Serm. 5, De la tentación, § 4. PLÁCITO — PLANTAJE 577 Plácito La voz plácito, perteneciente al latín placitum, significa gusto, voluntad, arbitrio, opinión, parecer. El Maestro Co- rreas: «En que no hay razón de etimología ni la puede haber, sino plácito libre, en que de fuerza se ha de venir á parar en el ascenso de buscar origen» (1). — El mismo Correas: «Juzgo que éstos son dichos vulgares á plácito, sin historia» (2). — Níerem- berg: «De esta manera por diferentes plácitos están divididos en sectas los brusos, como los filósofos antiguos» (3). — Llama- ban placita los latinos á las máximas, sentencias, opiniones, órdenes; así los plácitos castellanos, son también los dictáme- nes propios de una escuela que la diversifican de otra. Podrá, pues, cualquiera preguntar: ¿cuáles son los plácitos del libera- lismo, del positivismo, del racionalismo, del socialismo? Porque, como decía el P. Arias en 1593, «vemos en las sectas y pláci- tos de los filósofos y sabios del mundo la grande y monstruosa variedad y repugnancia que tienen entre sí» (4). Plantaje Santos: «Ellos, muy abiertos de plantaje, estaban á la vista del ruido, riéndose unos de otros» (5), — La voz plantaje no recibe del Diccionario otra significación fuera de «conjunto de plantas, plantaina ó llantén». Pero en el texto de Santos pare- ce hacer sentido áe. plantón, como en la frase estar de plan- tón, que suena estar parado y fijo, como plantado. Así muy abiertos de plantaje será muy abiertos de piernas, plantados, espatarrados, patidifusos, patitiesos. Según esto, á la palabra plantaje le corresponde propiamente la acepción de postura de pie firme. Así podrá decirse de una persona parada y er- guida, que tiene mal plantaje, buen plantaje, con otros califi- cativos, según la necesidad ó conveniencia. (1 ) Arte grande de la Gramática, 1626, 5 De la preposición. (2) Yocah. de refranes, pág. 66, col. 1.* (13) Prolusión á la doctr. é Historia natural, § 16. (4) Aprovechamiento espir., trat. 4, cap. 11, pág. 292, (5) Día y noche, disc. 7. 37 578 PLANTEADOR — PLUMAJHAK* Planteador Notable diferencia va entre el planteador antiguo y el mo- derno. El antiguo representa plañidor, plañidero, llorón, como lo dice el texto de Jarque: «Atiende y verás cómo estos planteadores son echados, porque son indignos de ver el prodi- gio» (1).— Traduce \)or planteadores q.\ latín/lentes atqiie plo- rantes. El moderno Diccionario desprecia por anticuados el verbo plantear, por llorar, y planto, por llanto. Es de presu- mir que también tendría por vil el planteador de Jarque. Plumajear* Dio el Diccionario del verbo plumajear la noción siguien- te: «Mover una cosa de una parte á otra cual si fuera plumaje>.. Pero antes condenó por anticuado el verbo. Pedro Vega: «Los más elocuentes predicadores, aunque mejor hablen, si dicen mucho y hacen poco, no son más de plumas y canto; fuera de plumajear y lo que vocean, mirados en sí mismos, no hay de qué hacer caudal» (2).— Antes puso el autor el ejemplo del rui- señor, que todo es un gritillo, y fuera de eso nonada. El plu- majear es ostentar plumas con Jactancia, florearse con pe- nachos de elocuentes voces; algo más que lo definido por el Diccionario. Puesto caso, que en q\ plumajear anda envuelta \a pluma, no será sino muy á propósito para representar, en sentido figurado, la ostentación y jactancia del pendolista que con las alas de su pluma pretende volar sobre todos los plumis- tas porque hace rasgueados y airosos dibujos de letras. Igual- mente vendrá á pelo el plumajear para describir la vanidad de las damas modernas, que con penachos de plumas adornan sus sombreros, plumajeando bizarramente por calles y plazas con su vistosa y vana plumajería. Los derivados serán: plumajeador, plumajeación, pluma- Jeamiento, plumajeadizo, plumajeatorio, pluma Jeadero, plu- majeativo, plumajeadura,plumajeadamente, etc. (1) El Orador, t. 3, invectiva 8.-', § ñ. (2) Salmo 4, vers. 14, disc. 3. POPRÓN — POLITICISMO — POLVORIZAR* 579 Pobrón Así como el Diccionario hizo estima de pobretón, aumenta- tivo de pobrete; así diósele poco del de pobre, que es pobrón, estimado en mucho por Diego Vega en la tercera dominica de Adviento, donde hablando del mundo dice: «Es un pobrón, que no tiene un real: no hace sino prometer montes de oro á unos 3? á otros, y después nada puede cumplir de cuanto promete». Politicismo Entre tantas voces modernas como vemos en el Dicciona- rio, política, políticamente, politicastro, politiquear, políti- co, politicón, sólo una echamos menos, la palabra politicismo, clásica, de harto uso en el siglo xvii, puesto que politiquear, politicastro, politicón son de hechura moderna, si bien fra- guadas según ley. Aldovera: «En lugar de la verdad manda la mentira, el fingimiento y el politicismo» (1).— El sentido de la dicción politicismo no tiene cosa que ver con la política ac- tual, porque ni significaba arte de gobernar y dar leyes, ni cortesía y buen modo de portarse, ni parentesco por afinidad, ni exageración en la cortesanía; sino artimaña en el proceder dobladamente y con fingimiento. A tenor de este significado, el de hombre político será el de taimado fingidor. Al mismo paso andarán las voces politiquear, políticamente, política, politi- cón, amén de las significaciones modernas, que el uso tiene ya introducidas, no ignoradas de los antiguos. Polvorizar* Cabrera: «Aquí veréis sus virtudes heroicas polvorizadas, con ser tan grandes, que hacían viso delante de Dios... Ahora puesto delante del Señor, veréis esa grandeza molida y hecha polvos tan menudos, que no los ve si no es Cristo» (2). — Al verbo polvorizar concede Cabrera la acepción figurada de (1) Primer scrin. de Sta. Catalina, disc. H. (2) Serm. 2, Dom. 3 de Adviento, consid. 5. 580 POLVORIZAR deshacer, aniquilar, resolver en nada, apocar. Así como lo molido y hecho polvos puede decirse estar deshecho y huir de la vista, de igual manera polvorizar una opinión será quebran- tarla y molerla con razones como entre dos piedras, de arte que casi no se pueda divisar. De esta acepción no da cuenta el Diccionario. Pero es dig- na de reparo la equivalencia que pone entre polvorizar y pul- verizar; tanto, que en el día de hoy nadie emplea el polvori- zar, pero sí el pulverizar, y (lo que es más donoso) emplean hoy el pulverizar en el sentido figurado, que dijimos, sin licen- cia del Diccionario que le dejó en silencio. Ahora quisiéramos saber de dónde ha venido el pulverizar. Porque español nun- ca lo fué, ni el Diccionario de Autoridades ni clásico alguno le conoció. Siendo esto asi, ¿cómo ha prevalecido tanto en nues- tros'días su uso, que ya no hay gacetillero que deje de hacer gala áo^ pulverizar argumentos, pulverizar ideas, pulverizar hechos, etc., contra el sentirdel Diccionario que noadmite esa figurada acepción? La causa es la de siempre, la galiparlería: le usan así los franceses, los españoles no han de ser menos audaces. Mas ¿no tenemos por ventura el clásico y castizo polvorizar, que admite la acepción propia y figurada? Sí, pero pulverizar es más elegante, por francés. Repare el discreto que polvorizar es más castellano que pulverizar, como lo dice la composición, puesto que. pulverizar procede de baja y ruin latinidad: ¿de dónde le había de venir la elegancia? Es que la lengua de los franceses no ha sabido formar de poudre verbo alguno, como de polvo formó nuestro romance varios, media docena por lo menos; pero pues no conoce el francés otro fuera á^ pulvériser, les habrá parecido á los españoles digno de ro- barles la atención. Buen provecho les haga el robo, pero co- nozcan siquiera que lo es. Concluyamos de lo dicho, que el verbo polvorizar consta de dos acepciones, la una propia, la otra figurada. La propia es echar ó esparcir polvo sobre alguna cosa; sácase de los textos alegados por el Diccionario antiguo. La figurada es, deshacer, quebrantar, reducir á nada cosas inmateriales, razones, argu- mentos, teorías, pretensiones, etc. El verbo pulverizar es to- talmente francés. Los derivados serán: polvorizador , polvori- zamiento, polvorizable, polvorizadero, polvorizadizo, pol- POMAZO —POMPÁTICO — PO.MPEAl',* 581 vorizativo, polvorizadura, polvorizatorio, polvorizadamen- te, etc. Pomazo Dícese pomazo el golpe dado con el pomo de la espada. Pineda: «Le alcancé dos ó tres pomazos en la boca» (1). — El Diccionario solamente trae la palabra pomo. También podía significar golpe hecho con la manzana, y aun con la bola de olores, que se dice poma. Pompático La voz pompa da lugar al adjetivo pompático, que dice mostrador de pompa, ostentoso, rumboso. Pineda: «Mejor parecían en ellas las piezas de atavío y majestad, pues eran suyas, que puestas en las iglesias muy pompáticas de la ciudad de Constantinopla» (2). — \g\esia pompática será templo sun- tuoso, de fausto y grandeza aparente. La diferencia de pom- poso á pompático parece estar en que pomposo refiérese á personas, pompático á cosas,, con más especialidad. Así de un personaje magnífico y de autoridad diremos que es pomposo; mas á una ciudad llena de grandiosos edificios, á un templo adornado con magnificencia, á una sala de aparato, á una pro- cesión de grande comitiva, á un entierro de lutos lujosos, cua- drará mejor el epíteto pompático. El adjetivo pompáticamen- te, de igual manera se distinguirá de pomposamente, no porque los clásicos hiciesen esa distinción, sino por dar á cada voca- blo su lugar debido. Pompear* No reconoce el Diccionario moderno sino el reflexivo pom- pearse, «familiar; tratarse con desvanecimiento y vanidad, ir con grande comitiva, pompa y acompañamiento; pavonearse»: al pie de la letra iba el de Autoridades. No se acordaban am- bos á dos del uso clásico, que hacía activo el verbo pompear, (Ij Dial. 2,^2. (2) Monarquía eclesiást., lib. 26, cap. 22, § 5. 582 POMPOSIDAD — PONCHÓN como lo hallamos en Pedro de Vega: «Pompear plumajes finos con trenzas de oro» (1).— ¿Qué es pompear sino hacer pompa y ostentación, ostentar con aparatosa vanidad? Del activo vompear viene el re.i\ex\vo pompearse, como de lozanear el lozanearse. Pero el Diccionario va al revés: sobre omitir el reflexivo lozanearse, que va tratado en su lugar, dejóse el pompear, que es tan clásico y castizo como su reflexivo. Gracia tiene el Diccionario antiguo: llama neutro al verbo pompear; en su confirmación alega un texto de Herrera, que áxcepompearse. Pomposidad Esta palabra hace sentido de ostentación, magnificencia, vanidad, como consta de Pero Sánchez que dice: «Lo que yo querría es, que esas armas y banderas no las pusiesen con tan- ta pomposidad en las iglesias ni en sus enterramientos» (2). — Muy al justo cuádrale á la voz pomposidad el sentido antedi- cho, pues nace áo. pompa, que dice las referidas acepciones, bien que la voz \auna pompa se empleaba para señalar el acom- pañamiento suntuoso y solemne de alguna función. Pero defini- ción más ajustada de pomposidad, como diferente de pompa, según la sacamos de Pero Sánchez, es el a/dn y anhelo de pompa y ostentación, porque tal es la idea de pomposo. Ponchón Torres: «Todos estaban tan ponchones, que cada día eran vencidos» (5). — Por caso de menos valer tuvo el Diccionario moderno el registrar en su catálogo el adjetivo ponchón, que el Diccionario de Autoridades había inscrito con significado de «muy flojo, perezoso y dejado». Es cierto que ponchón es aumentativo de poncho, «manso, perezoso, dejado y flojo»; mas también lo es porrón áe porro, y eso no obstante campea en el Diccionario. El adverbio será ponchonamente , aumenta- tivo de ponchamente. (1) Salmo 4, vers. 4, disc. 3, (2) Árbol, consid. 5, cap. 10. (3) Filos, mor., lib. 10, cap. 7. PONEPESARES — PORPUEN — PORTALADA — POSTEADO 583 Ponepesares De la manera que el compuesto vocablo quitapesares per- tenece á nuestra lengua, de igual modo el ponepesares, que es su contrario, como lo declara la misma hechura. Zamora: «Es la espina del pecado un ponepesares, porque ella agua las felicidades, es alguacil del contento, azar de lo próspero, y acíbar de todo lo bueno» {\).—E\ ponepesares dice aflicción, remordimiento i escozor, pena, tormento, etc. Porpuen EsTEBANiLLO: «En castigo de querer ser arrendajo de fran- cés y vestirse de dominguillo, con porpuen estrecho y con gre- güescos con bragueta encintada» (2). — El vocablo porpuen responde al francés pourpoint, especie de chaqueta usada á la sazón en Francia. De modo que la voz porpuen, por no ser es- pañola, no entró en nuestro romance, siquiera Estebanillo la emplease burlescamente. Portalada Fernández: «En la portalada se juntaban Zenón y sus dis- cípulos» (3). — La voz portalada, no conocida del Diccionario, es la axod de los griegos, de donde tomaron los estoicos su apellido, porque se juntaban en un pórtico ó soportal para tener sus conferencias escolásticas. Así portalada, pórtico, soportal, allá se van cuanto al sentido; la voz portal denota lugar cubierto construido sobre pilares para pasear ó abrigar- se del agua y del sol: la junta de portales dícese portalada. Posteado Hurtado: «El edificio de los demás hombres, por no salir posteado con Dios, al punto muestra mil quiebras» (4). — El ver- il) Monarquía, lib. 3, San Mateo, § 6. (2) Cap. 12. (3) Demonstr. caíóL, fol. 92. (4) Concepción, sei-m. 2, p. 3.° 584 PRACTICAR* ho postear, á juicio del Diccionario, es correr la posta, cami- nar con celeridad en caballos á propósito; significación que deja sin sentido el lugar de Hurtado. La razón es, porque el /705/^í7/* del Diccionario viene de /?(95/¿7^ sin autoridad clásica que lo compruebe; pero el del clásico autor se formó de poste; por manera que postear es asentar pilares, echar estribos, asegurar con columnas, fabricar con postes una obra. Así edificio posteado con Dios es locución muy linda, equivalente á edificio que tiene á Dios por pilar y sostén, edificio zanja- do en Dios como en entibo, edificio cuyo fundamento es Dios, cual es razón sea el de las virtudes que por eso llámase edifi- cio espiritual; al revés del meramente humano y terreno, que por estar posteado con maderación de postes corruptibles, muestra luego mil quiebras. Practicar* Fajardo: «Tratar y practicar las provincias por medio del timón» (1). — «Practicar el mundo» (2). — El sentido del practi- car, empleado aquí por el clásico Saavedra, no corresponde á ninguno de los expuestos en el Diccionario, porque ni es «ejercitar, poner en práctica una cosa que se ha aprendido y especulado», ni se ajusta á «usar ó ejercer continuadamente una cosa», ni suena «ejercer algunos profesores la práctica al lado y bajo la dirección de un maestro»; á esas acepciones se acomodaría el practicar de Fajardo, si dijese practicar via- jes, ó practicar el rumbo, ó practicar la navegación; pero practicar provincias, practicar el mundo es nueva manera de practicar no barruntada del Diccionario. La significación es reconocer con el trato, tratar de cerca, comunicar con efec- to, tomar conocimiento de una cosa con el uso práctico de ella. Así el estudiante aplicado podrá decir con verdad: «yo practico los libros de filosofía», así como el fisiólogo dirá, «yo practico las diatomeas con el microscopio», no menos que el astrónomo diría, «yo practico la vía láctea con mi anteojo». Esta acepción de practicar es clásica sin linaje de duda, mu- cho más castiza que aquélla, hoy tan frecuente, de los que (1) Empresa, 68. (2) Ibid. 66. PRECORDIAS — PREDA 585 dicen practicar un agujero, practicar una carretera, prac- ticar una ventana; frases que á juicio de Fajardo significan, pasar, penetrar, conocer con el uso, tratar de cerca el agu- jero, carretera, ventana, mas no fabricar, ni abrir, ni cosa parecida. Confirmación de lo dicho puede ser la frase de Coronel: «¿Por qué ha de ser el color blanco la gala que corra en la gloria, y la tela que se practique en el cielo?» (1). — El prac- ticar de Coronel no se diferencia del de Fajardo; ambos á dos suenan uso práctico, conocimiento práctico por medio del uso, trato usual de la cosa. Al tenor de practicar la tela diríamos practicar la moda, practicar los paseos públicos, practicar la calle de continuo, etc. Precordias Entrañas, intestinos, pecho significó el plural latino prce- cordia, que la Pícara Justina quiso traducir por precordias, diciendo: «Como es natural que la vista del matador hace revi- vir la sangre helada é inquietar las precordias, alborotósele la pajarilla» (2). —No es para echado en el rincón este plural es- pañolizado, provechoso y de buena ley, en particular para dar nombre al diafragma. Preda Santamaría: «Fueron preda de otros» (3).— La preda de Santamaría es igual á la presa de Aquilar en aquel pasaje: «Paró su reino en ser presa de Nabuco» (4).— Si presa viene del participio latino prensa, como lo enseña el Diccionario mo- derno, ciertamente nos falta la di\zQ.\6x\ preda, que es la misma prceda latina, la cual sólo se aplica á pillaje, robo, cosa apre- sada ó robada, ó siquiera á la acción de robar y agarrar, como conste (\Me presa admite otros varios y diferentes usos. (1) Serm. 19, La Concepción, § 5. (2) Lib. 2, p. 3, cap. 4, § 2, pág. 173. (3) Hist. gen. prof., pág. 611. (4) Estatua, sec. 1, vers. J, cap. 4. 586 PREDICATIVO — PREGUNTADERAS — PRENÜNCIACIÓN — PRETENSA Predicativo Miranda: «Pretenden sustentar á los párvulos con reparos ingeniosos, y puntos más escolásticos que predicativos» (1). — Denomínase predicativo el concepto que sirve para la predica- ción, el que tiene virtud para ser predicado, el propio del pul- pito, ya que los que siembran en el pulpito doctrinas propias de la cátedra no se valen de puntos predicativos. El adverbio será predicativamente. Preguntaderas Pícara Justina: «Estiré las preguntaderas y dije: ¿Y esas guadañas?» (2).— El plural preguntaderas viene á ser como \as predicaderas y entendederas, pero parece s'igniíicar ganas de hacer preguntas, destreza en preguntar, prurito de pregun- tar curiosidades, conforme les pasa á los importunos pregun- tones, que muelen á preguntillas sin ton ni son. Prenunciación Aguilar: «De esta parte fingida trato ahora, advirtiendo que aun la prenunciación de temporales es incertísima» (3).— La acción ó el efecto á.e prenunciar es la prenunciación, que también se dirá prenuncio ó pronóstico, si toca al efecto. No hizo pie en este femenino el Diccionario, en vez de notificarle por castizo, pues lo es, propio de la lengua latina, derivado de prenunciar, como lo podían ser prenunciador, prenunciable, prenunciadero, pr enunciativo, prenunciadura, prenunciato- rio, y otros más. Pretensa Zamora: «Es el apetito de mandar, y la pretensa de las dignidades de manera, que hecha blanco de cuantos sienten (1) Apolofjia, ti-at. 3, cap. 4. (2) Lib. 2, p. B, cap. 4, § Ü, pág. 183. (3) Estatua, sec. 2, vers, 2, cap. 1, § 4. PRETENSO* 587 bien, dando todos en el clavo y acertándole todos, solo Dios le da de lleno» (1). — Substantivo es la voz pretensa en significa- do de pretensión, aspiración, solicitación. Adviértase que el Diccionario antiguo alega un texto de Alonso del Castillo So- lórzano, donde la voz pretenso se toma substantivadamente, como la voz pretensa, en sentido de pretensión. Pretenso* El Diccionario propone esta sencilla noción del vocablo pretenso: «participio pasivo irregular de pretender-}». Ni más ni menos enseñó el Diccionario de Autoridades, con la añadi- dura qne pretenso es «lo mismo que pretendido». Acudamos á los libros clásicos. Mariana: «Juzgaban les era más á propó- sito tener en su poder á la pretensa princesa Doña Juana» (2). — Cornejo: «En los cuales ninguna palabra se halla que dé leve fundamento para el pretenso monacato de San Agustín» (3). — En estas autoridades no se puede confundir el pretenso con pretendido, porque son dos participios de significación total- mente diversa. El pretendido significa procurado, solicitado con diligencia, conforme á las acepciones del verbo preten- der; mas el pretenso denota imaginado, tenido en opinión de, estimado, juzgado, según el uso que hicieron los clásicos del participio irregular. Los franceses dan al prétendu un sentido análogo al de pretenso, mas le toman en mala parte, esto es, le miran como á sinónimo de falsamente estimado, falsamen- te imaginado; pero en castellano sólo damos á pretenso el sentido de imaginado, presumido, dejando aparte la verdad ó falsedad de la presunción. Así el pretenso monacato de San Agustín es un monacato que muchos tenían por verdadero, por- que lo imaginaban así; decir pretendido monacato fuera signi- ficar que el Santo había solicitado ser monje, pero no fué ese el sentido de Cornejo. La causa de confundir los modernos e\ pretenso con elpre- tendido es, porque se arriman aXpretender francés, que signi- fica afirmar, opinar, sostener por cierta una cosa, creer (1) Monarquía, Santiago, simb. 1, § 2. (2) Hist., lib. 23, cap. 13. (3) Crónica, t. 1, lib. 1, cap. 18. 588 PREVARICAR* PRIMERÍA ser verdad la cosa. Por ahí el pretendido se confunde con el clásico pretenso; pero además los franceses dan a\ pretenda la acepción áQ falsamente estimado, como está dicho. Por ejem- plo, quien dijera, «San José fué el pretenso padre de Jesús», diría una gran verdad, confirmada por el Evangelio; mas quien dijese, <^San José fué el pretendido padre de Jesús», caería en un gravísimo error, porque ni Dios, ni el Santo Patriarca, ni nadie del mundo procuró ni solicitó semejante paternidad; tan sólo por galicismo disparatado podría tolerarse esa errónea proposición. En castellano la novia se llama la pretendida del novio, porque éste con ella pretende casarse. De manera que el significado á^ pretenso es muy distinto del de pretendido. Pasa entre estos dos vocablos lo mismo que entre presunto y presumido, cuyas acepciones son por entero diversas, aunque sean participios de presumir. El adverbio será pretensamente, por imaginadamente. Prevaricar* Pérez: «La seglar prevarica el fin de los medios que toma»(l). — Espinel: «Prevaricar los estatutos» (2). — Por in- transitivo nos pone el Diccionario moderno el verbo prevari- car, que los clásicos usaron á veces como activo, según que lo había notado terminantemente el Diccionario de Autorida- des, fundando su calificación en sentencias clásicas. Porque prevaricar es faltar, quebrantar, desobedecer el mandato, la ley ú obligación. Además, prevaricar, como en Pérez se ob- servará, es trastornar, trocar; la cual acepción queda regis- trada en el Diccionario antiguo, mas no en el moderno. Primeria Define el Diccionario la palabra primeria, como si fuese igual á primacía ó á principio, en los cuales sentidos llama anticuado el nombre primeria, de arte que ningún moderno le podrá dignamente emplear. Pero ¿qué diremos si primeria suena anterioridad? Porque ahí está Pineda que dice: «En (1) Senil, dom., pág. 196. (2) Ohregón, reí. 2, desc. 6. PRIMORDIO — PRINGOR — PROBADA 589 Dios la presciencia añade sobre lo que significa la palabra cien- cia, anterioridad ó primeria de tiempo, y aquello se llama prescito, que se sabe antes que venga» (1). — Este sentido de primeria no tiene que ver con principio ni con primada; es del todo diverso de los apuntados en el Diccionario. Así di- ríamos castizamente: «á esta máquina corresponde primeria respecto de aquélla»; quiere decir que esta máquina fué primero inventada que aquélla, obtiene la una sobre la otra primeria ó anterioridad de tiempo cuanto á la invención. Échase bien de ver que este concepto de primeria proviene del adverbio pri- mero, ó del adjetivo primero, cuando significa antiguo ó de tiempos pasados. Primordio No da el Diccionario nuevas del nombre primordio, si bien pone el primordial; pero el clásico Pineda le define diciendo: «Llamó Macrobio formas primordiales á las ideas, porque pri- mordio, que es lo que primero se urde, ó primero se ordena, es el principio de la causa, y ansi las ideas son el principio ejem- plar, á las cuales mira Dios para producir á las criaturas» (2). — La voz primordium ó el plural primor dia se usó entre los latinos en concepto di^ primeros principios , orígenes, comien- zos; trasladada al romance, conserva la latina significación. Pringor Huarte: «Tiene pringor la humedad» (3).— Dfcese pringor la acción de pegarse una cosa á otra ensuciándola ó manchán- dola. El mismo efecto produce la de la voz pringue. Mas ésta y aquélla son dicciones diferentes en significado. A la familia del pringar faltábale el nombre pringor. Probada Nombre substantivo es el iéxxímo probada, significativo de ensayo, probatura, probadura, como lo convence el texto de (1) Dial. 2, § 7. (2) Dial. 2, § 10. (3) Examen, cap. 9. 590 PROBATIVO — PRODUCIDERO — PROLIFICATIVO EsTEBANiLLO, que dice: «Haciendo con mis puntas aceradas dos mil modos de pruebas, que yo reniego de tantas proba- das» (1); esto es, yo reniego de tantas probaduras y ensayos como de mis agujas hacían las ninfas andaluzas. La termina- ción ada determina el sentido, á saber, acto de prueba ó con- curso y repetición de pruebas; este segundo significado le compete á la probada del autor. Probativo El nombre /?ro¿»¿z//Vo, tan común y usual, Pineda nos le pone á la vista cuando dice: «Contra los que niegan los prin- cipios probativos no se ha de disputar, pues no se les puede probar lo que se disputa, si no es con tales principios» (2). — Llámase probativo el principio que tiene eficacia para demos- trar, demostrativo, indubitable, evidente, dotado de virtud de- mostrativa, pues tal es la significación de los nombres en ivo. ¡La geometría cuántos principios probativos no esfuerza en sus demostraciones! Es uno de los derivados de probar, que demás á& probante y probadizo, debiera estar en el Diccio- nario, pues siete de ellos ocupan en él lugar. El adverbio será probativamente. Producidero Cáceres: «Me hará la majada y me pondrá en parte abun- dosa y fértil, y producidera de todo lo necesario» (3).— Dícese producidero lo que es capaz de producir, á propósito para producir, apto á la producción, conforme los adjetivos en ero lo significan. Diferenciase del producible en ser activo, el producible pasivo, lo que se puede producir. Prolificativo Mencionó el Diccionario el adjetivo prolífico, mas no el prolificativo, empleado por Pineda en sus Diálogos, donde (1) Cap. 5. (2) Dial. IJ, § 17. (3) Salmo 22, fol. 44. PROLIJEAR — PROPOSICIÓN VIZCAÍNA 591 dice: «Este espíritu prolificativo es el primero que comienza los movimientos y operaciones naturales para que suceda bien la generación» (1).— Antes llamó espíritu vivificativo al espíritu prolificativa^ de manera que ambos adjetivos son para en uno, cuanto á la generación, pero el prolificativo demuestra estar dotado de virtud prolífica ó generativa, así como el vivificati- vo dice lo que tiene virtud de vivificar. Bien se deja entender no ser uno mismo el concepto 6,^ prolificativo y el de prolifico: virtud prolífica es capacidad idónea para engendrar prole; el que posea la dicha capacidad se dirá prolificativo. Su adver- bio es prolificativamente. Prolijear Este verbo frecuentativo, como los de su condición, encierra en sí el sentido de una frase entera. Vémosle usado por el insig- ne autor Pineda en sus Diálogos: «Yo no quiero prolijear en ma- teria de más curiosidad que utilidad» (2). — Va el autor con- tando las estrellas del firmamento, repartidas en figuras, com- puestas de varios géneros. Cansado de guarismar, para dar á entender que no quería ser prolijo en tan pesado recuento, usa el verbo prolijear, que en este sentido es neutro. Así podría el orador decir: « en el asunto que trato me convendrá prolijear más de lo acostumbrado, aunque bien sé que por lo común proli- jeo mucho, dejándome llevar de la corriente». El novabvQ prolijo dio largas a\ prolijear, cuyos derivados son: proli/eador, pro- lijeamiento, prolij'eación, prolijeable, prolij cativo, prolijea- dizo, prolijeadura, prolijeatorio, prolij cadamente, etc. Proposición vizcaína Cabrera: «Es proposición, al parecer, vizcaína» (3).— Como en el art. Vizcainada se verá, el Diccionario no aplica al nombre vizcaíno el valor que los clásicos solían darle cuan- do le tenían por equivalente á revuelto, crtraño, obscuro, ininteligible, como lo es el idioma vascuence para los caste- (1) Dial, fi, § 37. (2) Dial. iJ, § 18. (3) Serm., pág. 86. 592 PROTESTADÜR — PROVOCATIVO* — PUCHERIL llanos por más conocimiento que tengan del latín, griego y demás lenguas comunes. La palabra proposición vizcaína podrá tener oportuna aplicación en casos de confuso y entra- pado lenguaje. «Razón vizcaína; la vizcainada», dijo el maestro Correas (1). Protestador Pícara Justina: «Un hombre nos está sujeto, rendido, puntual, reconocedor de nuestras excelencias y hermosura, protestador de que es indigno siervo, y nosotras reinas merití- simas» (2).— Al que protesta, declara, confiesa, asegura pú- blicamente alguna cosa, con razón llamamos protestador, de- rivado de protestar, como lo son protestante, protestable, protestación, protestamiento, protestativo, protestatorio, protestadura, protestadizo, protestado, cuatro de los cuales contiénense en el Diccionario. Provocativo * No advirtió el Diccionario la acepción particular del nom- bre provocativo cuando recibe substantivo ser, como en este lugar de Pineda: «Con aquel provocativo se bautizaron aquel año más de doce mil hombres, sin mujeres y niños» (3). — Así como lenitivo, defensivo, atractivo y otros nombres en ivo pasan á ser substantivos, también /?roví)í?a//po toma esa acep- ción á veces, significando ejemplo, estímulo, aguijón, espuela, en sentido figurado. Pucheril EsTEBANiLLO: «Recibí el papel, y dándole entero crédito á la pucheril embajadora, le di un real de á ocho para alfile- res» (4).— Llamó el autor pucheril embajadora á la criada que le había dado nuevas de su ama. La voz pucheril pertenece á (1) Vocah., letra R. (2) Lib. 4, cap. 4, pág. 33. (8) Monarquía eclesiást., lib. 12, cap. 3, § 4. (4) Cap. íl. PUOSO — PUERICIA* — PÜTERIÓN 593 cosa de puchero; aplícase bien á cocinera, fregona, mar mi' tona, que suelen andar á vueltas con pucheros. De igual mane- ra podía haberse dicho sartenil, perolil, cazolil, trebedil. El adjetivo pucheril, de terminación muy común á otros del ro- mance, avisa cuántos más se podrían forjar de esa forma de nombres substantivos. El adverbio pucher límente participará de la dicha acepción. ■ Puoso Blasco: «Y vio unos juncos verdes y puosos | Marinos, me- dio secos y escabrosos» (1).— Lo que /7//fl5 tiene, con razón se Warna puoso, si tiene hartas. Juncos, pitas, zarzas, cambrones, suelen ser /7W0505j por llenos de espinas. También al peine le cuadra ser puoso. Metafóricamente, como se dice del astuto y sutil en los negocios, fulano es buena púa; así podría conve- nirle el nombre puoso, no menos que al áspero de condición, punzante como el erizo. El adverbio será puosamente. Puericia * Gaspar de la Piquera: «¡Cómo se encandila la misera- ble con los resplandores de oro, sedas, labores y otras pueri- cias de éstas, falta de razón y entendimiento!» (2). — El con- cepto de la palabra puericia es: «edad del hombre que media entre la infancia y la adolescencia; esto es, desde los siete años hasta los catorce». Así define el Diccionario moderno la -^oz puericia, tomando del antiguo la acepción. Pero los clási- cos le hallaron otra, á saber, puerilidad, niñería, poquedad, friolera, bagatela, frivolidad, como en Laf iguera se ve, es- pecialmente cuando la usaban en plural, semejante en eso á parvulez, de que antes se dijo. Puterión EsTEBANiLLo: «Yo, no pudiendo llevar en paciencia tantos puteriones y desagradecimientos, alcé la mano y díle un par de (1) Universal Redención, lib. 2, canto 16. (2) Sumaespir., trat. 2, cap. 2, medit. 4. 38 594 PUTERIÓN tamboriladas» (1).— La palabra puten'ón vale tanto como arru- maco, roncería, soflama con aire de ufanía, que suelen gastar algunas mujeres alharaquientas. El Diccionario trae sólo la voz putería, pero puterión parece aumentativo de puterío. Son palabras de vilísima estofa. (i) Cap. 11. Q Quebrado* En cuenta de substantivo ha de tenerse el nombre quebra- do en el texto de Pedro Vega, que dice: «Ya yo fui como las aves nocturnas que cantan de noche, teniendo por casa los quebrados de ellas, descansando en mi ruina y destrucción».— «Desea no parecer donde sea visto esconderse en los quebra- dos de las peñas» (1). — El Diccionario solamente menciona la voz quebrada de terminación femenina; pero el substantivo quebrado, por ruina, escabrosidad, quebrada, no se puede desechar sin agravio del buen romance. Quilo* Pedro Vega: «Tus verdades se estaban haciendo quilo en su corazón» (2).— Por quilo entiende el Diccionario el ilíquido blanco rosáceo, etc.» que se mezcla con la sangre. En la ex- presión figurada sudar el quilo, que representa «trabajar con gran fatiga y desvelo», la voz quilo no es metafórica, aunque lo sea toda la frase. Pero el quilo de Pedro Vega recibe acep- ción figurada. Porque la hebra, que va llevando el autor enhi- lada de las palabras de San Agustín, pide para la voz quilo la significación de fluido, licor, derretimiento, liquefacción^ pues dice de esta manera: «Lo que brota por los ojos un peni- (1) Salmo 5, vers. 7, disc. 1. (2) Salmo 1, vers. 5, disc. 1. 596 QUIMEREAR tente cuando llora, son verdades que en fuego secreto, dentro de su pecho, se están derritiendo». Tal es el desleído licor que Vega llamó quilo, como que quisiera decir: la meditación de las verdades eternas produce dolor en el alma contrita, el cual dolor viene á ser una suerte de quilo, que sale luego á los ojos en forma de lágrimas. Así la palabra quilo, tomada figurada- mente, significa vivo pesar, sentimiento agudo, pena congojo- sa, causada por la consideración de alguna cosa grave. Con- forme á lo cual, podíamos decir: tu mal proceder se está ha- ciendo quilo en mi pecho; mi desgracia se convirtió en quilo para el corazón de mis padres; no hay quilo comparable al que hace en mis entrañas tu vista. En afectos muy vehementes de tristeza será apropositada la voz quilo metafórica, no obstante la repugnancia de los fisiólogos modernos. Quimerear Si quimera &?, fantasía, á quimerear ioca fantasear . Lo- renzo Gracián: «Suspiraba por los mundos imaginarios que oyó quimerear á un filósofo» (1).— Hacer muchas quimeras ó fantasías, devanear con frecuencia torres de viento, es quime- rear. En otra parte escribe el propio autor: «Dicen quimereó agravios dando quejas» (2).— También Aguilar dijo: «Eran es- crúpulos que no le dejaban sosegar, porque quimerean delitos en la virtud» (5).— Bastan estas autoridades para entender el concepto de quimerear, algo diferente del quimerizar del Diccionario; porque quimerizar dice sencillamente hacer qui- meras, fantasear, devanear; pero quimerear, á título de verbo frecuentativo, significa fingir quimeras ó delirios por cos- tumbre, como de los contextos se infiere. Además, como qui- mera vale pendencia, riña, así quimerear importa andar en frecuentes pendencias, pretender con porfía y á regañadien- tes alguna cosa; acepción que no se acomoda á quimerizar , que sólo á\ce fingir antojos ó quimeras. Al hilo de entrambas acepciones correrán los derivados de quimerear j que son: quimereador, quimereable, quimerea- (1) El Criticón, p. 3, cris. 9. (2) El Criticón, p. 2, cris. 6. (3) Estatua sin voz, sec. 2, vers. 2, cap. 4. QUINCHÓN — QUINTA* 597 miento, quimer cativo, quimereadero, quimereante, quimerea- dizo, quimereadura, quimer cadamente, quimereatorio, etc. Quinchóii Pineda: «La palabra Centauro viene de Centín, que quiere decir aguijonear ó punzar, y dar quinchones, y porque aquéllos dende sus caballos quinchaban los toros con los garrochones, se llamaron Centauros ó quinchoneadores» (1). — Así se lee en la edición de 1589. Si las palabras quinchan, quinchar, quin- choncador están mal impresas, en vez de pinchón, pinchar, pinchoneador, no es fácil averiguarlo. Tal vez el autor quiso derivar del griego xsv-srv el español quinchar, pensando que de kentein (ó de centín, como él escribe) procedía el Centauro, cosa por cierto mal averiguada; mas con todo, á lo menos re- sulta que pinchón y pinchoneador son dos vocablos no co- nocidos del Diccionario, pues no tenemos otra autoridad en prueba de que las voces quinchan, quinchar, quinchonea- dor sean castellanas. Quinta* Pedro Vega: «Después que San Juan, tratando de la ciu- dad soberana dijo, lucerna ejus est agnus, nos puso en quin- tas de que quizá dijésemos que antes que él subiese estaba ella en alguna manera á obscuras, y que con su subida le entró la luz» (2).— Las quintas de que habla el autor, no son ningunas de las tratadas por el Diccionario, sino otras diferentes. La frase poner en quintas á uno, significa exponer, poner en el caso, poner á riesgo. Porque cuando se saca á venta ó arren- damiento alguna cosa, los pretendientes pujan la quinta parte á fin de rematar la compra, con que compitiendo se ponen á punto de tenerla por suya. Esto es la quinta. Poner á uno en quintas de, suena lo mismo que ponerle á peligro de, expo- nerle. Frase castiza, muy recomendable. También podía aludir á las quintas de los soldados, pero el sentido no es diferente. (i) Dicd. 7, § 12. (2) Salmo 5, vers. 7, disc. 6. 598 QUINTANABDELOS — QUISTO* — QUITASUEÑOS El Maestro Correas trae el reflexivo ponerse en quintas, que «es, dice, ponerse en competencias» (1). Quintanabuelos Rodrigo: «Si el judío, que tenía heredada la fe de sus pa- dres, abuelos y bisabuelos, y aun de sus quintanabuelos, por sus pecados vino á perder la fe, ¿cuánto más tú has de temer y humillarte, que de ayer acá eres fiel y cristiano?» (2). — La palabra quintanabuelos representa los más antiguos ascen- dientes, al modo que la voz tatarabuelos, y aun con más pro- pia expresión, por denotar los pasados de siglos. A fines del XVI empleó Rodrigo de Solís esta graciosa voz, no registrada en el Diccionario, donde sólo hallamos la voz quintañón, por sumamente viejo. Quisto * Si el vocablo quisto es participio irregular del verbo que- rer, si el verbo querer tiene significación de amar, si al par- ticipio quisto corresponde el amado, no se ve con bastante claridad por qué no se acompañará la voz quisto con muy^ menos, más, poco, algo y otras partículas modificativas. En la Crónica de San Fernando, cap. 75, leemos la frase ^ en el Diccio- nario, mas no el substantivo. Mucha diferencia va de remisión á remisibilidad. Remontación Estebanillo: «Un pilar anhelaba á remontación y otro amagaba precipicios» (3).— A la inteligencia de la palabra re- montación no ayuda el remontamiento ni la remonta del Dic- cionario; más al caso hace el término remonte, «acción y efecto de remontar ó remontarse». Será, pues, remontación, en senti- do figurado, elevación, encumbramiento. También podía sig- nificar sostén, apoyo, refuerzo como la remontación, que se apHca á las botas ó zapatos con nuevos pies ó suelas. (J) Los dos estados de Nínive cautiva y libertada, cap. 1, consid. 22. (2) Árbol, consid. 5, cap. 17. (3) Fol. 9. 630 REMONTADAMENTE — REMORAR — REMUCHO Remontadamente Malo: «Cuan remontadamente se erige á quien tan sublime- mente se humilla» (1). — El adverbio remontadamente trae de monte su formación. Significa con elevación, con encumbra- miento, altamente, á grande altura; parécese al otro subli- memente. Remorar Jarque: «Camina con pies de plomo á la destrucción de una ciudad, porque lo remora la grandeza de su bondad» (2). — El nombre latino mora, que sirve para el concepto de deten- ción, dio pie al verbo remorar, que es detener, contener, como el texto lo dice, mostrando la fuerza de la detención. Los derivados serán: remorador, remoramiento, remoración, remorable, remoratorio, remorativo, remoradizo, remora- dura, remor adámente, etc. Remucho Adjetivo de ponderación es el remucho, por muchísimo ^ como lo da á entender este lugar de la Justina: «¿Habíame de sentar? Era mucha, mucha, remucha flema, f lemaza, para quien era prima de tan buenos corredores» (3).— No advirtió el Dic- cionario la gracia de remucho, voz familiar de superlativa con- dición, como no hizo caso de rebueno y rabonísimo, que viene á los pocos renglones en la propia página de la Justina, puesto que la reduplicación re hace oficio de superlativa. Remucha- mente \>oá{aia\VQ^z usarse. (1) Serm. de S. Juan Evang., disc. 8. (2) Trat. de la misericordia grande de Dios, disc. 12, § 6. (3) Lib. 2, p. 1, cap. 1, § 3, pág. 139. REMUSGO* — RENDIBLE — RENDIBÚ 631 Remusgo* Quiñones: «Levantóse un remusgo» (1). — La noción de re- musgo es ésta: «vientecillo tenue, frío y penetrante». Bien de- fine el Diccionario el sentido propio; el figurado hay que bus- carle en Quiñones, quien describiendo una competencia de di- mes y diretes, llámala remusgo, esto es, pelotero, baraja^ ventolera, cosa de aire, vana y estrepitosa. También remusgo podrá sonar rumor, rumrum, barrunto, hablilla. Ello no se puede negar, que remusgo tiene su sentido figurado. Rendible Alvarez: «Se hallan con corazón humano, grato, dócil y rendible á Dios» (2).— El ser rendible es ser fácil de rendir, capaz de rendirse, flexible, accesible. De aquí podía nacer el adverbio rendiblemente, y aun el nombre rendibilidad, en la propia significación. Rendibú Estebanillo: «Te hacen todos rendibú» (3). — ¿Cuál será la grave razón de no haber entrado en el Diccionario moderno la palabra rendibú, tan francesa como otras que en él hacen de sí pomposa ostentación? No nos quememos las cejas en averiguarlo. Pero rendibú no es sino el francés rendez-vous, tan frecuentado para señalar el sitio de Junta y citar el pa- raje donde ha de acudir alguno á verse con sus amigos. Los clásicos servíanse de la palabra rendibú para mostrar obse- quio, cortesía, saludo respetuoso, ademán reverente, agasa- jo cariñoso, aunque no fuera ese el significado francés al pie de la letra, porque le interpretaban ellos á su talante, según aquella regla dada por Quevedo: «Francés hablarás en dicien- do bú, como niño que hace el coco» (4). — No es para echada (1) La civilidad, entrera. (2) Silva espir.. Día de Navidad, consid. 2, § 1. (3) Cap. 11. (4) Libro de todas las cosas. 632 RENDIDA — RENIÑAR en olvido la sal con que Estebanillo solía andar á búrlelas con los vocablos franceses. Rendida No atendió el Diccionario al substantivo rendida, que no es rendición ni rendimiento, sino vigilia, vela, parte dejada, como lo dice el texto de Pedro Vega: «Que diga David, que él esperó en Dios sin tasa de tiempo, desde la primera centine- la hasta la postrera rendida de la vida» (1). — «La Iglesia puso en los maitines tres nocturnos, que antiguamente se cantaban divididos, á diferentes horas en las tres rendidas de la noche, y en la última, que es al amanecer, los laudes» (2).— Las ren- didas de la noche son las partes de tiempo nocturno en que los centinelas dejan de velar, remudándose; por eso vienen á sig- nificar entregas, dejaciones, separaciones, de un modo indi- recto. Sácase esta significación del verbo rendir, que á ve- ces suena adjudicar á alguno lo que le toca, como rendir los bienes al dueño. Reniñar Manrique: «Tiene la propiedad de reniñar los hombres, aunque están viejos» (3).— El verbo reniñar suena volver niño. Dícelo Manrique muy bien de la sencillez evangélica, que reni- ña á los varones maduros, cuando por ella saben hacerse niños; al revés de los que siendo semilla de títeres por su falta de gravedad, afectan el ser personas cual si no les cupiera el alma en el cuerpo. El reniñarse es como aquel nasci denuo del Evangelio. Activo es y reflexivo el verbo reniñar, cuyos derivados, reniñador, reniñamiento, reniñación, reniñable, reniñativo, reniñadero, reniñatorio, reniñadaniente, etc.. gozarán la misma acepción propia y figurada. (1) Salmo 6, vers. 5, disc. 1. (2) Ibid. (3) Laurea, lib. 1, disc. 4, § 1. RENOQUIKRO — RENVIDAR — REPAPO 633 Renoquiero Correas: «Renoquiero, no requiero, rrrno» (1). — No espe- remos que el Diccionario tome por suyas estas fórmulas nega- tivas, usadas de los clásicos para responder un no señor bien dicho, un no redondo. En el art. A^o podían tener lugar oportu- no, por ser castizas y usuales. Otras más señaló Correas: «dice erre; dice de no; yo á llamarle, y él erre erre; ¡calaba- zas fritas!; ¡calabazas, más calabazas!» Todas estas son fór- mulas de negación, dignas de usarse por los modernos. Advier- te Correas en el mismo lugar, que estar erre erre todos los días en la lección, decir erre erre al oficio, son frases que significan asiduidad, puntualidad, diligencia en cumplir. Renvidar Pícara Justina: «Mientras me dijeron de floreo, brava- mente les renvidé» (1).— El verbo envidar, que tiene el convi- dar por equivalente, cuando se aplica á respuesta recíproca del envidado, se convierte en re-envidar. Así que el devolver la pelota incitando con palabras á nueva réplica, se dirá bien renvidar, que viene á ser el re invitare latino, invitar otra vez, provocar. A los derivados de renvidar se acomodará la acepción dicha. Nótese que el texto daz&revidé: parece men- doso. Pero bien advirtió Correas: x.Revidósela por reenvidó- sela, rechazósela; cuando una treta, ó descortesía, ó mala pala- bra se vence y paga con otra tal. Metáfora del juego de naipes y pelota» (3). Repapo Tomás Ramón: «Cuando vieres al grande que lo llevan en una rica carroza , y él muy de repapo sobre cojines de seda, cercado de lacayos y pajes» (4). — De la voz papo, que á (1) Vocab., letra E. (2) Lib. 2, p. 2, cap. 4, § 4, pág. 103. (3) Vocab. de Refranes, letra R, pág. 479, col. 1.* (4) Puntos escriptnr., t. 1, Dom. 6, p. 6. 634 REPASTARSE — REPECHADO — REPICADAMENTE veces suena vanidad, ostentación, nace el repapo, aumentati- vo del significado. El modismo muy de repapo expresa la satis- facción del que anda relleno y bien servido. Repastarse Sólo conoce el Diccionario el activo repastar en sentido propio. El clásico Jarque nos da noticia del reflexivo repas- tarse en sentido figurado. «Oh fiera cruelísima, que tienes por alimento y delicias el repastarte en humana sangre» (1). — Al verbo repastarse corresponde la acepción de cebarse, ali- mentarse, no de pasto ovejuno comoquiera, sino de cualquier nutrimento. Repechado Berrueza: «Subiendo á la puerta principal está una place- ta con su barbacana repechada, que coronada de tiros, es de- fensa incontrastable» (2).— El vocablo repechado se formó de repecho, «cuesta bastante pendiente y no larga». Quiere decir la voz repechado lo que inclinado en pendiente. No viene del repechar del Diccionario, que es, dice, «subir por un repecho»; sino que suena construido en forma de repecho. Tal era la barbacana del castillo que Berrueza describe. Repechadamen- te,repechadura, repechadero, repechadizo, repechador, oic, son derivados de repechado. Repicadamente El adverbio repicadamente no tan sólo significa lo que re- petidamente á compás, como las campanas en día de fiesta suelen tocar; mas también denota presunción, fausto y vanidad en el decir. Pérez: «Por cantar repicadamente, no se entiende bien la palabra de Dios que canta» (5). — Así decir floreado es hablar repicadamente. También se dirá, repicadamente ha- bló, por habló picando con palabras vivas y punzantes. Al (1) Tiat. de la Misericordia, p. 1, invectiva 36, § 1. (2) Amenidades, cap. 15. Qi) Documentos, doc. 17. -REPICAPUNTO 635 que repite cacareando sus hazañas con presunción, se le dirá que repicadamente cuenta. Todas estas son significaciones de repicado, como lo dirá el artículo siguiente. Repicado* Al adjetivo repicado corresponde la significación de presu- mido, engreído, pulido, vanidoso, ufano, pagado de sí. Sáca- se bien del Maestro Veneqas: «Así como estaría mal á una matrona honesta vestirse muy repicada como ramera, así dice el conde Mirandulano, que no le estaría bien la vana elocuen- cia á la Sagrada Escritura» (1).— Por qué razón calló el Dic- cionario moderno el repicado, de que hizo memoria el antiguo, no se sabe, mas tampoco se podrá negar ,su legitimidad, en particular si consideramos que por hispanismo el participio pasivo vuélvese activo, de manera que repicado es el que re- pica, como entendido se dice del que entiende; pero en senti- do figurado el repicar es presumir, repulir, envanecerse, cual si tocase uno la campana con el fin de pregonar su persona por dar nuevas de sí. Además, como picar sea punzar, al re- picado tócale la acepción de resentido, y también de punzan- te en demasía. Repicapunto Correas: «Es cosa de repicapunto: por muy compuesto» (2). — Pícara Justina: «Y en el aire repiqué mis castañetas de re- picapunto» (5). — Por lo menos el Diccionario de Autoridades hizo memoria de la palabra repicapunto, que viene á significar lo mismo que rechupete, con primor, con perfección, de una manera exquisita, mas el Diccionario moderno mostróse desde- ñoso con esta voz tan significante y bien formada. (1) Diferencias de libros, Hb. 4, cap. 19. {2) Vocab., letra D. (3) Lib. 2, cap. 1, § 1, pág. 118. 636 REPISAR — HEPORTADAMENTE REPORTADOR Repisar Rebullosa: «El pie de Pedro la repisará con la huella de los pobres y mendigos» (1).— Como el verbo pisar sea impri- mir la huella, asentar el pie, así le corresponde á repisar el concepto de volver á pisar y hollar. ¡Gracias sean dadas á Dios! En las doce ediciones del Diccionario había quedado eclipsada la voz re/7/5í7r, no pareció hasta el año 1899 en la tredécima edición, con haber sido conocida de los clásicos hace dos siglos 3? medio. Mas el sentido figurado, «encomendar ahin- cadamente una cosa á la memoria», atribuido á repisar por la Real Academia, ni es clásico, ni parece lógico, como no lo es el achacar á la cabeza lo que sólo toca á los pies, puesto que darse de calabazadas por las paredes aprendiendo de memoria, no significa repisar. Pruébase esto por la autoridad de Santa Teresa: «puedo repisar el infierno todo» (2). — Los derivados se sacarán al arbitrio del menesteroso. Reportadamente Avila: «Procedió siempre reportadamente». Así hablaba de Felipe 11 el clásico Avila en el sermón predicado para so- lemnizar sus exequias. Quiso decir mesuradamente, con cor- dura y serenidad, con moderación y reportamiento. Entre los vocablos reportación, reportamiento, reportar, muy á punto hubiera venido el adverbio reportadamente. Reportador Gamos: «El oficio de reportador da luego en rostro» (3). — Mal oficio era el de reportador, á juicio de los clásicos, quie- nes veían en él al que parla defectos de otros, al que chismea lo sucedido, al que cuenta fuera de casa los ruidos de los re- tretes, al chismero picudillo, en fin, por las muchas palabras gastadas en daño de tercero, contra la buena opinión y fama. (1) Conceptos, lección 11. (2) Vida, cap. 28. (3) Microcosmia, p. 1, dial. 10. REPORTE* 637 Tal es el sentido clásico del nombre reportador, dignísimo de ocupar asiento en el Diccionario. En el cual hallamos la pala- bra moderna reportero; «dícese del que lleva reportes ó noti- cias». ¿Vendrá acaso del inglés repórter, que significa relator? Porque clásica, ciertamente no lo es, si bien su formación tampoco es contraria al romance. Mas ¿cómo en vez áo. repor- tero (que parece un portero de segunda mano, ó un portero á dos manos) no damos cabida á reportador, voz clásica, muy á propósito para llevar reportes, que son más que noticias, chismerías? Porque si estamos á la autoridad de Mariana, «dar oídos á chismes y reportes» (1), es hacer caso de chismerías. Luego re/7í>r/e5 no son «especies diversas en cualquier arte ó ciencia», ni tampoco «sucesos ó novedades que se comunican», como lo define el Diccionario; sino cuentos con que uno inten- ta desdorar el buen nombre de alguna persona. El que tal hace, dícese reportador y no reportero. Ahora, como llaman re- portero al gacetilla, ó á la persona que lleva y trae noticias de una parte á otra, bien podíamos llamarla reportador, no tanto por ser más castiza esta voz que aquélla, cuanto porque por extensión el traer y llevar nuevas pertenece al reportador, sin distinción de novedades y chismes. Reporte* Como decíamos, el Diccionario en su docena edición no hacía memoria de la palabra reporte, acaso porque no la des- cubría en el de Autoridades, aunque la habían usado los clá- sicos, Mariana en particular, diciendo: «No daba oídos á chis- mes y reportes> (2).— Pero en la edición trece no solamente hallamos ya el substantivo reporte, mas aun el adjetivo repor- tero, que tampoco parecía en ningún Diccionario. ¿Qué signi- fica reporte? «Noticia, esto es, suceso ó novedad que se co- munica»: así lo dice el Diccionario postrero. Mas si atendemos al uso clásico, el vocablo reporte servía para señalar cuento de horno, hablilla vulgar, cuento de viejas, enredo, quimera, desazón. Porque decir, «fulano me trajo el reporte del viaje regio por Cataluña», sería falsear la noción de reporte, sm (1) Hist., lib. 12, cap. 15. (2) Ibid. 638 REPOSITORIO embargo de ser esa una noticia comunicada, á la cual nunca dieran los clásicos calificación de reporte, á menos de enten- der cuento ó hablilla popular narrada por fulano, mas no grave noticia. Aunque sea esto así como va dicho, al vocablo reporte cábele otra significación, la contenida en este lugar de Jarque: «Cuando mucho, nieguen el respeto á la culpa, guardándolo siempre al que flaco la cometió, sin sombra de impaciencia, sin resabio de imperio, con gran reporte y espera en oir las ex- cusas del delincuente y admitir sus descargos» (1), — ¿Quién no entiende que reporte es aquí reportamiento, reportación, moderación, mesura, sosiego, humanidad, mansedumbre? Pues tampoco esta acepción se notó en el Diccionario, con ser tan propia 3? adecuada. Pero no será lícito emplear la voz reporte, aunque suene reportamiento, en sentido del francés reportar que ahora se usa en la frase reportar provecho, cual si dijeran la empresa dio reporte de grandes ventajas; porque el re- portar en ese sentido no es castellano. Repositorio Pineda: «Filón hace al Verbo Divino repositorio de las ideas» (2). — El Diccionario de la docena edición mandó anti- guar la palabra repositorio, tan castellana como repertorio, reclinatorio, purgatorio, las cuales por un igual siendo lati- nas, procedentes del supino, padecerían el mismo achaque de anticuadas, como la voz repositorio, también latina y del mismo talle que ellas. Qué mancilla tenga el nombro, repositorio, esto es, asiento donde se guardan las cosas materiales ó espiritua- les, para ser condenado al olvido, nolo sabría yo decir, sino que á vueltas de semejantes condenaciones viene tan á menos el habla de nuestros clásicos, que apenas hay quien los entienda. Gracias mil rindamos á Dios, que inspiró á los hacedores del Diccionario el buen pensamiento de desantiguar la palabra re- positorio, pues en la edición trece queda ya del todo remozada. (1) £Z Orador, t. 1, disc. 3, §4. (2) Dial. 2, % 12. REPREGUNTA* — REPTAR — REPULGAR* 639 Repregunta * Quiere el Diccionario moderno que la voz repregunta sea propia del uso forense; pero el de Autoridades no melindreaba en eso, antes dio licencia á todo el mundo para repreguntar ó hacer repreguntas. Inca Garcilaso: «Le hizo preguntas y repreguntas acerca de su vida». (1). — El amigo, no contento con preguntas, podrá sondear con repreguntas el corazón de su amigo, sin necesidad de acudir al tribunal, no solamente iterando la pregunta, mas aun volviendo á repreguntar, porque tantas cuantas excusas el otro le diere, podrá él replicar con nuevas repreguntas, hasta quedar satisfecho de la final res- puesta. Al que tal obra podremos llamarle repreguntan, como al que sencillamente preguntaba mucho, llamaba antes pre- guntón el Diccionario. Reptar Vega: «Con un extraño denuedo reptó á Dios sobre su ino- cencia.— Hacer estos desafíos y reptos al cielo» (2).— El verbo reptar á mediados del siglo xvii iba ya perdiendo la/?, conver- tido en retar, como lo vemos en Calderón, alegado por el Dic- cionario de Autoridades. En la actualidad se usa retar por desafiar, reto por desafío. Repulgar* Correas: «Ha repulgado bien» (3). — ¿Quién pensara que repulgar significa aquí dormir? El texto de Correas pide, con todo, esa acepción, y aun la dice expresamente. La cual se saca fácilmente considerando que repulgar viene de pulga, y que buscárselas es repulgarlas, para lo cual son menester ojos de lince. Pues mirar para dentro suena dormir en opi- nión de Correas, y mirar para dentro es también dar caza á las pulgas. Luego repulgar metafóricamente es dormir. Mas (1) Comentario, p. 2, lib. 2, cap. 8. (2) Sermones, t. 2, Dom. de Pasión. (3) Vocab., letra R. 640 REPULGAR aun cuando no admitiésemos la violencia de ese sentido figu- rado, á lo menos á repulgar habrá que concederle el valor de escudriñar. Muy lejos estamos aquí del repulgar del Diccio- nario, que gasta floreo de sobra en el explicar este verbo, para cuya explicación no alegó el de Autoridades sentencia alguna clásica. Pero* si espulgar es examinar, ¿por qué razón repul- gar no será escudriñar, aunque ambos vinieran del latín pur- gare, como vienen los verbos expurgar y repurgar? Todo el acierto está librado en la raíz. El Diccionario anti- guo la vio en el dedo pulgar: de ahí sacó el sentido de repul- gar, que sería, retorcer la orilla del lienzo; de modo que re- pulgar la boca no es sino plegar los labios formando hocico. En su confirmación trae las «luengas y repulgadas tocas» de Cervantes (1), y los «repulgos de empanada» de Quevedo (2). —No hay más autoridades de repulgar, repulgado y repulgo en el Diccionario antiguo; en ellas descansa toda entera la acep- ción de re/orí?^/* y /7/e§'í2r. Pero ¿por qué no acudimos á la pulga para que nos dé el repulgar?, ó ¿por qué no llamamos al purgare y repurgar e latino, que será más al intento? Las repulgadas tocas y los repulgos de empanada no piden plie- gues ni torceduras; bástanles adornos afectados, aliños y gaiterías, para verificar el sentido de sus clásicos autores, ya que de repulgo á remilgo va poca diferencia, y por consi- guiente de repulgar á remilgar. La pulga y la purga dan buena cuenta de repulgar , que tomado en sentido metafórico suena escudriñar con afectación, repulir con esmero, inqui- rir con solícita curiosidad, acicalar con melindre. Así re- pulgar la boca no es fruncir los labios comoquiera, sino con ademán y gesto melindroso, con estudio y afectación. Para concluir el sentido de retorcer y plegar materialmente, otras autoridades fueran menester. La de Correas es suficiente para el sentido de dormir, explicado como va dicho^ según nuestro humilde parecer. Los derivados serán: repulgador, r epul gamiento , repul- gativo, repulgatorio, repulgadura, repulgadamente, etc. (1) Novela 7.^ (2) Musa 6, rom. 78. REQUISICIÓN* — RESABIO* 641 Requisición* Como si la palabra requisición fuese ajena del romance, dejóla en blanco el Diccionario antiguo; mas el moderno ha querido plantarla en su catálogo con esta definición: «Recuento y embargo de caballos, bagajes, alimentos, etc., que para el servicio militar suele hacerse en tiempo de guerra». Cosa ex- traña, que requisición sea recuento y embargo, pues nunca el verbo requerir significó recontar ni embargar; y ¿qué es re- quisición sino la acción de requerir? Navarro: «Si á un ár- bol silvestre le dejamos á requisición de su naturaleza, da fruto insípido y desabrido» (1).— Con más claridad no podía el clási- co autor decirnos, que requisición suena instancia, preten- sión, solicitación, intimación, requisito, necesaria propen- sión, por cuanto siendo nombre verbal, nacido de requerir, no podía eximirse de participar las acepciones de su origen. De manera, que siendo éste el significado propio y clásico de re- quisición, el del Diccionario moderno podrá mirarse como una aplicación ó extensión del sentido literal. No desdicen del significado propuesto de requisición, los de requerimiento, requisitorio, requisitoria, requisito, voces asentadas en el Diccionario. Resabio* Malón: «Tienen un resabio y semblante de predestina- dos» (2).— De la voz resabio dijo el Diccionario de Autorida- des: «el sabor extraordinario que deja alguna cosa. — Vale tam- bién vicio ó mala costumbre que se toma ó adquiere». — El Dic- cionario moderno interpreta el resabio así: «Sabor desagrada- ble que deja una cosa. — Vicio ó mala costumbre que se toma ó adquiere». La diferencia entre los dos Diccionarios está en que el sabor extraordinario del antiguo, le convierte el mo- derno en sabor desagradable; en lo demás van á una entram- bos. Qué razones haya tenido el moderno para sacar de resa- bio el sabor desagradable, lo ignoramos, pero sí sabemos que (1) Conocimiento, trat. 2, fol. 245. (2) La Magdalena, p. 3, cap. 1. 41 642 RESABIO* ese sentido no se compone con el resabio de Malón, como ello se ve claro. Porque resabio no es eso, sino cosa muy distinta. La voz resabio no muestra sino el dejo que produce el sabor de alguna cosa, ora el sabor sea extraordinario, agradable ó des- agradable, ora sea ordinario y común; el placer ó desazón que deja en la boca el sabor de una cosa, es lo que se llama resa- bio, en cuya significación no tiene parte alguna lo grato ni la desabrido. De aquí proviene el sentido figurado de resabio, que es aquella señal, muestra, pinta, color, rastro, sello, re- sellOy por donde se da á conocer la calidad de la cosa ó per- sona; así habrá resabio de virtud como resabio de vicio, re- sabio de Justo y resabio de pecador, resabio de discreción y resabio de imprudencia. De esta consideración podemos subir á otra de más impor- tancia, y es que la palabra resabio no «vale vicio ó mala cos- tumbre que se toma ó adquiere», como el Diccionario nos en- seña, sino solamente el rastro, dejo, muestra, pinta, sello, que imprime una obra cualquiera. El Diccionario de Autorida- des, en apoyo de su definición, alegó la sentencia de Nierem- berg que dice: «Se descarnasen de los resabios del mundo y se acostumbrasen á la soledad». Mas ¿dónde están los vicios y malas costumbres notadas en la voz resabios? ¿No podíamos decir con igual propiedad: «salían del claustro al mundo con los resabios de la vida religiosa?» El plural resabios no dice más sino señales impresas, rastros adquiridos, dejos toma- dos, costumbres formadas, sin calificar la bondad ó malicia, lo agradable ó desagradable. Tal es, ni más ni menos, el sen- tido metafórico de resabio, conforme se saca de los buenos autores, fundado en el sentido literal, que el Diccionario de Autoridades propiamente definió diciendo: «Sabor extraordina- rio que deja alguna cosa». Esta noción nos guía al verbo resabiar y resabiarse, que tampoco significa «hacer tomar un vicio ó mala costumbre», ni «disgustarse ó desazonarse». La razón es evidente. ¿No ense- ña el Diccionario que resabiar es saborear? ¿Cómo un verbo podrá recibir dos acepciones tan contrarias? Luego resabiar ó resabiarse es tomar costumbre, imprimir dejo, adquirir re- sabio ó dejarse impresionar, quedar impresionado, sin que el disgusto ó desazón tenga parte en la acción del verbo. Las RESALGADO — RESALIR 643 autoridades del Diccionario antiguo favorecen, en vez de con- tradecir, á esta sencilla explicación. ¿Qué dice la Crónica de D. Juan II? Estaban muy resabiados de las cosas que allí habían pasado. ¿Qué dice Illescas? De lo cual se resabiaron tanto algunos de los grandes de su reino. Estas dos autori- dades sólo declaran la impresión recibida, el toque sentido, el dejo quedado en aquellas personas; pero de suyo no mani- fiestan disgusto ó desazón, si bien argüitivamente en virtud del contexto, á eso se encaminan. Como si fulano dijese, mucho me impresionó la noticia, no sabríamos hubiese recibido de ella disgusto hasta que por otras palabras le diese á conocer, porque impresionar no es causar disgusto. Así pasa con el verbo re- sabiar y con el nombre resabio, si no nos engaña el discurso. Resalgado Puente: «El remanente del río queda resalgado por los la- dos» (1).— El nombre resalga puede ofrecer luz para el resal- gado, ya que otra no nos da el Diccionario moderno, como- quiera que el antiguo ni aun mencionó la voz resalga; la cual significa, «caldo que resulta en la pila donde se hace la sala- zón de pescados, y que sirve también para salar». Será, pues, resalgado lo que lleno de resalga, esto es, lleno de residuos de diversas materias, como suelen estar las aguas de los ríos cercanas á los lados ú orillas, cuando ha llovido mucho ó en tiempo de borrasca. Vocablo expresivo y muy propio del ro- mance, sea cual fuere su origen. El adverbio será resalgada- mente. Resalir Al verbo resalir concede el Diccionario la acepción de re- saltar, término de arquitectura que significa, «sobresalir en parte un cuerpo de otro en los edificios ú otras cosas». Por se- mejante significación no sacaríamos de rastro este lugar de Santos: «En voz alta, que resalía á todos, decía» (2).— Fáltale al verbo resalir el sentido de llegar á los oídos con claridad, (1) Conveniencia, lib. 2, cap. 5. (2) Día y noche, disc. 11. 644 RESARCIR* dejarse oir, sin relación á cuerpo arquitectónico. Muy poca diferencia puso entre resalir y resaltar el Diccionario anti- guo. i-Resalir es, dice, salir afuera ó al aire en las fábricas ú otras cosas.— Resaltar, se toma también por sobresalir en parte algún cuerpo en otro, en las fábricas ú otras cosas». Estas dos acepciones, que se reducen á una, no las apoya el Diccionario en autoridad clásica; para sólo el participio resa- lido trae la sentencia de Fajardo «se ofrecían resalidos los cuatro vientos principales (en los cuatro ángulos)». Dejemos esta acepción propia, que no tiene nada que ver con la de San- tos, la cual consiste en dejarse percibir con fuerza. Sácase del mismo resalir, que dice salir con viva eficacia, de modo que se perciba la cosa á satisfacción. Así diremos: su voz es resaliente; las razones de este discurso resalen; á la estatua le resalían los labios más de lo justo; su nariz es resalida; poco resalimiento ha menester el realce de esta pieza; nota- ble es el bulto resalitivo de la piel; resalidamente descúbrese su falta; la resalida de la luna es hoy más hermosa que nunca. Conforme á la propiedad del verbo resalir y de sus deriva- dos, no ha de confundirse con la de resaltar, que, á juicio del Diccionario antiguo, «vale venir prontamente alguna cosa á los ojos, por singularidad ó especial esplendor». Más extensiva aplicación tiene el resalir en su sentido figurado, más idonei- dad para representar el dejarse percibir con claridad y vive- za alguna cosa, no solamente de los sentidos, mas también del entendimiento y discurso racional. No quita lo dicho, con todo, que resalir signifique propiamente volver á salir; pero la acción de la prefija re le constituye en una categoría más amplia que al resaltar, á causa del aumento de la fuerza. Resarcir* No acaba de poner en limpio el Diccionario la acepción del verbo resarcir, cuando significa reparar, no en lo moral, sino en lo material, como lo hallamos en Jarque: «Habían gastado su juventud, no en cursar escuelas, sino en costear riberas, en resarcir redes más que en aprender frases de lenguaje casti- zo» (1). — «Pongo toda mi habilidad en resarcir lo mal cosido, (1) El Orador, t. 1, invectiva 2.^, § 4. RESAYES — UKSECO' 645 en zurcir lo roto, en curar lo llagado» (1). — Aquí se echa de ver, que al verbo resarcir le conviene la acepción de remen- dar r componer de nuevo, propia del resarciré latino, aunque no advierta el Diccionario sino las que podían llamarse figura- das ó extensivas. Fórmense los derivados, que podrán ser de muy provechosa aplicación á las costureras. Resayes Pedro de Vega: «La vela se muestra congojada y está como eclipsándose, pierde su luz, no alumbra tanto, y hace unos resayes hacia abajo» (2).— Llamó resayes el grande es- critor á las aspiraciones, ansias, desmayos, que la vela más alta experimenta cuando otra más baja le envía calor, como es- forzándose en ir á buscarla ó á llamarla que suba. Aquel reza- garse ó mostrar torcimiento hacia bajo llamó resaye el clásico autor. Vocablo tan nuevo como significativo, que podía em- plearse figuradamente para el efecto de rehuir con maña ó in- capacidad la carga ó el puesto honroso. Hacer resayes, será pretender excusas, alegar impotencia, negar uno con habilidad lo que vivamente desea. Reseco * Alcalá: «Esta jornada me salió reseca» (3).— El contexto del clásico autor pide que reseco signifique sin substancia, sin provecho, como lo dice aquella exclamación, «no había los más días qué llegar á la boca». El reseco del Diccionario, «de- masiadamente seco», no pega con el de Alcalá. Habría que acudir á la octava acepción de seco para sacar algún sentido; pero en el art. Reseco no cabe la clásica significación. Gene- ralmente es cierta la ley que dice: para dar fuerza al sentido de un vocablo, antepóngasele la partícula re. Al adjetivo seco le cabe significar corto, solo, sin mezcla, sin compañía. Ante- puesta la partícula re, logra el reseco la propiedad del vneia.- iór'ico pelado, sin cosa de provecho. El adverbio será: resé- (1) Ibid. (2) Salmo 7, vei's. 12, disc. 2. (3) El Donado, p. 1, cap. 7. 646 resistero' — respaldado camente me despidió; resecamente trabajamos; resecamente hablas. Resistero * A la palabra resistero concedió el Diccionario la significa- ción de calor excesivo ó lugar donde se percibe. No se des- cubre con bastante claridad de dónde le pueda venir á resiste- ro esa determinada acepción, porque el resistir, de donde la voz substantiva se formó, no la da de su cosecha. Especial- mente, que ahí va el Estebanillo á desengañarnos con su au- toridad: «Nos dejaron á escuras y al resistero del viento» (1). — En el mes de Diciembre, cuando el enjaulamiento del autor sucedió, ¿qué exceso de calor se podía presumir? Con que la palabra resistero dice inclemencia, rigor, fuerza, ya sea de viento ó de agua, ó de sol ó de otro elemento. Por descargo alegan que resistero viene de siesta, que suele echarse en horas de más calor. Es lo bueno que Granada dice: «Se esta- ban quemando al resistidero del sol» (2).— No vale, pues, la siesta para el intento. El resistero es el mismo resistidero abreviado; por tanto su derivación trae de resistir. Mas como resistidero ó resistero señala el lugar donde se resiste, se aguanta, se sufre; de ahí viene la inclemencia y rigor del resistero, que puede acaecer en cualquiera estación del año. Respaldado Venegas: «No es razón que esté el rico muy respaldado hablando de la de marras, ó por mejor acertar, comiendo carne de vivos» (5). — Del verbo respaldar ó respaldarse, apuntado en el Diccionario, podía colegirse la significación del adjetivo respaldado; pero la particular acepción que Venegas le da, pide le igualemos á repanchigado, repantigado, arrellanado, sentado con holgura y comodidad; noción, no contenida en el respaldarse del Diccionario, puesto que el texto clásico trata de convite á la usanza del mundo. El adverbio respaldadamen- te recibirá la misma significación. (1) Cap. 13. (2) Escala, cap. 5. (3) Diferencias de libros, lib. 3, cap. 48. RESPONSIVO — RESTAURANTE* 647 Responsivo Fr. Bernardo de León: «Aquella partícula qiiam parece que es responsiva de esta otra» (1).— La voz responsivo vale correspondiente ) que hace correspondencia, que responde, que cuadra y se proporciona. De ahí nacerá el adverbio res- ponsivamente. Los adjetivos en ivo muestran virtud y eficacia para la acción del vocablo cuyos derivados son. Así responsivo es lo que tiene eficacia ^ar a responder ó tener corresponden- cia. Entre los derivados de responder, sólo trae el Dicciona- rio antiguo éstos: respondencia, respondiente, respondida- mente, respondón, responsorio, responsable; fáltanle, res- pondible, responsivo, respondedor, responditivo, responde- dero, etc. Restaurante* Carranza: «Tomar algunos restaurantes ó medicinas con- fortativos» (2). — El Diccionario nota con oportuna advertencia, que el término restaurante, fuera de ser participio activo del verbo restaurar, úsase también como nombre substantivo, según que en Carranza lo vemos. Lo cual siendo así, muy al propio puede aplicarse al francés restaurant la palabra res- taurante, en sentido á& fonda, pues ella restaura las fuerzas corporales con mesa y cama, cumpliendo bastantemente el oficio de restaurante, ya que la acepción de esta voz caste- llana no pide achaque de enfermedad ó indisposición en las personas que de ella se valen. No hay, pues, por qué apelar al francés para luego decir restauran ó restauranes, como lo usa el vulgo español. Vean cómo lo usó el clásico Cantón: «Esta esperanza, como cordial y restaurante, me alegra el co- razón, alienta mis espíritus y acrecienta mis fuerzas» (3).— Este sentido figurado comprueba la noción del sentido propio. (1) De la limpísima Concepción de Nuestra Señora, p. 2.*, opuse. 35, (2) Catecismo, cap. 8. (3) Excelencias, lib. 2, cap. 3, § 2. 648 RESTINGAR — RESUNCIÓN — RESUNTA Restingar NiSENO: «Si te es posible examinarle (al cielo) las lucientes joyas de que lustroso se adorna, restingarle las radiantes pre- seas de que hermoseado se ilustra; así serán las caras y ama- das prendas que han de sucederte en las dichas» (1). — Llámase restinga la «punta ó lengua de arena ó piedra debajo del agua y á poca profundidad». De donde viene el verbo restingar, que es sondear el fondo, registrar lo escondido, buscar ó tras- tear cosas ocultas. Entrarán á la parte de este sentido los de- rivados, restingador , restingación, restingamiento, restin- gable, restingadero, restingadura, restingativo, etc. Resunción Latina es la palabra resunción, no contada por española en el Diccionario; la cual, aunque en latín suene recreación, ali- vio, pero en romance, demás de esas significaciones, tiene la derivada del verbo resumir, esto es, resumen moral, compen- dio provechoso, moraleja, parte instructiva, que de un cuento ó fábula se puede colegir. Así lo da á entender el autor de la Pícara Justina en su Prólogo al lector, donde cuatro veces usa la dicha voz, diciendo la primera: «añadí, como por vía de resunción ó moralidad, consejos y advertencias útiles, sacadas y hechas á propósito de lo que se dice y trata». En las cuales palabras se contiene el sentido especial del término resunción, diverso del que dan los retóricos cuando le contemplan como figura de elocuencia, según la empleó Herrera diciendo: «En la resunción se puede poner la voz en cualquier lugar» (2). Resunta Mata: «Advierte luego de esta resunta lo poco que en re- cambio le pide» (3).— Cepeda: «Resunta historial de España, desde el diluvio hasta el año de 1642». — S.\ntamaría: «La (1) El Polilico, p. 2, lib. 6, cap. 9. (2) Notas sobre el Soneto 5.o de Garcilaso. (3) Cuaresma, serm. 4, disc. 1. RESURTIR* — RETARTALILLAS 649 resunta y el tanto monta de las alabanzas de San Juan es la suma semejanza con su padre Elias» (1). — Estas autoridades bastan para entender que resunta vale compendio, resumen. Voz tomada del latín, pero españolizada en el siglo xvii, sin nota de antigua. Por qué se la dejaría en silencio el Dicciona- rio de Autoridades, no se descubre con claridad, puesto que á mediados del siglo xvii estaba en uso entre los buenos auto- res, como se echa de ver en Enríquez: «Esta es la resunta y epílogo del padecer» (2). Resurtir* Dice el Diccionario: (^Resurtir, retroceder un cuerpo de resultas del choque con otro». Bueno va. Sale Mendoza di- ciendo: «El clamor de los heridos resurtía haciendo eco en los valles del monte, y él los enviaba al otro monte» (3). — Tene- mos, pues, que el clamor resurtía; á cuyo tenor diremos, la voz resurte, el gemido resurte, los aves resurten, aunque no sean cuerpos. Donde vemos que le cabe á resurtir la acepción de resonar, resultar, tropezar, siquiera tocante á la voz cuando hace eco por vía de repercusión. Sean sus derivados: resurtidor, resurtimiento, resurtihle, resurtidero, resurtí- dizo, resurtitivo, resurtidamente, etc. Retartalillas Agosta: «Sacar tanto de allá y añadir tanto de acá, con otras cien retartalillas» (4), — Pineda: «Naturaleza fabricó el cerebro del hombre repartido en tantos tarazones y con tan- tas divisiones, y composiciones, y retartalillas, por el su mucho entender» (5).— Qué valor tenga el término retartalillas pue- de colegirse de estas dos autoridades, en que se trata de la compleja división de una cosa, como si á retartalillas le tocase representar /7ar/es menudas, partículas, particularidades, (1) Hist. gener. profética, pág. 685. (2) San Ignacio, excel. 2. (3) Monte Celia, lib. 1, cap, 7. (4) Hist. de las Indias, lib. 6, cap. 8. (5) Dial. 9, § 32. 650 RETICULAR — RETOCADO — RETORCEDERO menudencias. El sentido propio podrá dar lugar al figurado, como si dijéramos: «en muchas retartalillas se entretuvo el orador, pues apenas dijo cosa de substancia». El verbo tarta- lear, que es moverse sin orden, podrá dar nuevas del plural retartalillas. Reticular Cualquiera pensaría que el vocablo reticular es de hechu- ra moderna, pues no le mencionó el Diccionario de Autorida- des, así como hacen de él mucho caudal los Diccionarios mo- dernos. Pero el clásico Pineda á fines del siglo dieciséis decía: «Ni de la tela reticular hay más servicio que el que hace el ce- rebro» (1). — Así vemos que el adjetivo reticular, propio de la lengua latina, hace más de tres siglos pasó á la castellana, si- quiera en el lenguaje de médicos 3? anatómicos, juntamente con los vocablos perizoma, ventrical, diafragma, y oíros sin nú- mero que podran ver los curiosos en el citado párrafo y en los siguientes del mismo Diálogo. Retocado Vega: «No quiere sea el escaño de las nubes del cielo, ma- tizadas de sus retocados de luz, sino de adobes» (2). — El nom- bre retocados parece equivaler á retoques, substantivos am- bos, en significación de reflejos ó reverberaciones dadas de última mano. Términos de pintura, muy á propósito para ex- presar perfección. Retorcedero De retorcer nace la voz substantiva retorcedero, que es el lugar ó instrumento donde se retuerce alguna cosa, como del trigo ó montón de espigas lo dijo el P. Fr. José de la Madre DE Dios: «El Espíritu Santo por el traer una tahona, por el retorcedero de una hacina significa el deleite que más embria- íl) Día/. 9, §9. (2) Sermones, t, 2, pág. 77. RETORICAR — RETORTIJARSE 651 ga á los hombres» (1).— Diferencia va de retorcedero á retor- tero. En labor de pasamanería será retorcedero la máquina de retorcer. Más se parece retorcedero á torcedor; aun así se diferencian en que torcedor es lo que tuerce, aflige, muele; mas retorcedero dice lugar donde se ha de retorcer. También podíamos, á mejor luz tal vez, entender por retorcedero el oficio de estrujador, el encargado de moler la fagina, el ocupa- do en desmenuzar el trigo. Retoricar Mejía: «Bien me lo habéis retoricado» (2).— A la dicción retórica hemos de hacer recurso para definir el verbo retori- car, pues el Diccionario no le mentó. Será, pues, retoricar el discurrir con artificio retórico, hacer razonamientos con propiedad y cultura, perorar con persuasiva, tejer una ora- ción con relevados adornos, desatar las corrientes retóri- cas con argumentos y estilo vehemente; en fin, enseñar, de- leitar y mover con bien meditado razonamiento se llamó reto- ricar, así como retoricador será el que tal hace, retoricación la acción de ello, retoricable lo que es capaz de ser retori- cado, retoricativo lo que contiene esa virtud y eficacia, reto- ricatorio lo que satisface á las leyes retóricas, retoricada- mente el modo de retoricar, etc. Retortijarse Albornoz: «La serpiente retortijándose por el suelo, viene ondeando el largo cuerpo» (3). — Al verbo r^/or/íyar concédele el Diccionario el sentido de «ensortijar ó retorcer mucho». Falta la forma reflexiva, conservada por Albornoz, en cuyo texto se ve cómo la serpiente, antes de ondear su largo cuerpo, se retortija formando anillo, mucho ó poco, según convenga á su afán de caminar. La sentencia del Diccionario de Autorida- des (nótese de paso) bastaría por sí para determinar la forma (i) Los dos estados de Ninive cautiva y libertada, cap. 2, consider. 41, pág. 901. (2) DiaZ., pág.lO. (3) Guerras, lib. 1, cap. 1. 652 RETRAER* — REVEGETAR — HEVELLADA reflexiva, que en él y en el moderno se omitió. Derivados: re- tortij'ador, retortij amiento, retortijadizo, retortijable, retor- tij adero, retortijadura, etc. Retraer * Roa: «Los hijos retraen á sus padres en los semblan- tes» (1).— La acepción de «parecerse ó ser semejante», apun- tóla el Diccionario de Autoridades, pero en el moderno falta del todo, sin embargo de ser clásica, tan propia del verbo re- traer como otra cualquiera. En tal caso el retraer será in- transitivo. ¿De dónde viene el nombre retrato sino del latín retractas, participio de retrahere, que es retraer'^ Revegetar Ovalle: «Se ocupa todo en alimentar y revegetar la co- pa» (2).— Dícese de los árboles el revegetar, verbo activo, que significa acrecentar de nuevo, hacer que una rama crezca y vegete con más brío. No hay mención de revegetar en el Dic- cionario; pero el vegetar sirve para entender su significación, si añadimos la especial fuerza y lozanía que pide el prefijo re, porque será como reanimar, reavivar, dar nuevas creces, hacer que brote de nuevo. Pero es muy de notar la forma acti- va del verbo revegetar, siendo así que el vegetar del Diccio- nario es verbo intransitivo. Revegetador , revegetación, reve- getamiento, revegetadura, revegetativo, revegetante, revege- tatorio, etc., serán los derivados, partícipes de su acepción. Reveilada Pineda: «Ardiendo por honras, andáis de noble en noble dando bonetadas y haciendo revelladas» (3).— Pícara Justina: «Con estas estaciones y revelladas llegó al carro hecho peda- zos, con más sueño que amor» (4). — Por no haber el Dicciona- (1) Vicia de Sta. Pomposa. (2) Ilisi. de Chile, fol. 57. (3) Diúl. 12, ^ 21. (4) Lib. 2, p. 1, cap. 2, § 2, pág. 172. KKVELLADO — REVENCER 653 rio sacado á buena luz el término revenada, no sabríamos qué significación le compete si el contexto no nos diera á entender que denota reverencia, como se saca manifiestamente de la Pícara Justina, la cual, acompañando á un beodo reflejo, dice de él que hacía reverencias y daba traspiés, que son las reve- nadas y estaciones sobredichas, las unas con la cabeza, las otras con los pies. Tal es el sentido también del clásico Pine- da, como el texto lo apunta. De dónde se derive la voz reve- nada, lo rastreará el artículo siguiente. Revellado Correas: «Agua revellada, solano la saca» {\).—«Revella- da es lo mesmo que rebelada, que no quiere caer, y parece que huye cuando es menester venir; estar y quedar revellado el hurón, es propio cuando se queda en el vivar, cebado, sin gana de salir: nace de rebellare-¡> (2). — Podía parecer que el modo de escribir esta voz, sería diciendo rebellado. A este tono será la dicción rebellada del artículo anterior. Estando al dictamen del Maestro Correas, podemos decir que el subs- tantivo revellada, esto es, rebellada, es la acción de melin- drear ó de hacer esguinces, huyendo en vez de acercarse, los que saludan con zalemas; lo cual viene á ser una manera de re- belarse por cumplimiento. El adverbio será revelladamente. * Revencer Trata el Diccionario moderno el verbo revencer cual sinó- nimo de vencer, con el aditamento afrentoso de anticuado. Pero adviértase que el revincere latino añade al vineere tesón y manifiesto denuedo; esa misma disposición califica al reven- cer español sobre el simple vencer. Jarque empleó la hermosa locución revencer montes de dificultades (3), significando con valentía y gloria, como el contexto lo declara. Así no son si- nónimos revencer y vencer, pues el primero añade al segundo gloriosos matices de victoria. Al Diccionario antiguo se le pasó (1) Yocah. de refranes, pág. 58, col. 2.^ (2) Ibid. (3) El Orador, t. 1, disc. 4, § Í.—Ibid., § 6. 654 HEVERBERADERO — REVERENTEMENTE — REVEZAR* por alto el revencer, cuyos derivados serán, revencedor ^ re- vencimiento, reveneible, revencitivo, revencedero, revencida- mente, etc. Reverberadero Diego Vega: «Son las criaturas como espejos 3? reverbera- deros de los rayos de Dios^^ (1). — Trae el Diccionario la voz reverbero, mas no el substantivo reverberadero, que dice la misma acepción, cuerpo en que la luz reverbera, farol que hace reverberar la luz. Porque los nombres en ero se forman á ve- ces de participios, como embarcadero, cuando representan el lugar en que la acción se ejecuta. Reverentemente Este adverbio significa con reverencia, con respeto. Mena: «Adora reverentemente humilde á su bienhechor» (2).— El res- petuosamente se iguala con él, pero esa razón no basta para tenerle por excusado, pues respetar y reverenciar no son si- nónimos. Revezar * No admite el Diccionario el verbo revezar sino en forma intransitiva con la acepción de «reemplazar, relevar, sustituir á otro, tomar su vez». Mas ¿qué sucederá «cuando se ponen muchos procesos juntos unos sobre otros de diferentes causas ó pleitos, de modo que no vayan las hojas de todos á pelo, sino hacia donde uno tuviere el lomo, tenga el otro las márgenes, y así se vayan revezando, al contrario el uno del otro, porque se vea que allí acaba uno y comienza otro, y así dende esa hoja las que siguieren vayan al revés»? (3). — En este lugar de Pedro Vega se descubre el verbo revezarse reflexivo ó recíproco, en sentido de tomar, cada uno su lugar, por orden, uno tras otro, siguiendo el mismo tenor, encontradamente. La gracia está en (1) Sermones, t. 2, pág. 252. (2) Serm. del Espíriíii Santo, (ii) Salmos, disc. 2, proemial. REVIDAR — REVIVAR 655 que el Diccionario antiguo llama neutro al verbo revezar , como el moderno; mas las dos autoridades de Granada en que se apoya, demuestran ser recíproco y no neutro. Revidar Los verbos envidar y revidar son correspondientes entre sí como los reponer y replicar. Pineda: «Los teutones daban en rostro á los suecos que habían dejado prender á su rey, y ellos les revidaban que por culpa de ellos» (1).— Es revidar como devolver la pelota, pagar en la misma moneda, hacer en- vite con más insistencia. Decláralo Correas en su Vocabulario de Refranes: «Revidósela, por reenvidósela, rechazósela. Cuando una treta, ó descortesía, ó mala palabra se vence y paga con otra tal. Metáfora del juego de naipes y pelota.» (2). Véase lo dicho en el artículo Renvidar, que es reenvidar, re- sumido en la forma revidar: todos tres, extrañados del Diccio- nario antiguo y moderno. Revivar Así como avivar importa cobrar vigor, así revivar es re- cobrarle, pues á vivo deben ambos verbos su ser y virtud. El clásico Guevara lo abona diciendo: «Como nos hallase el Hijo de Dios en el muladar del Gólgota ahorcados, y podridos, y pe- lados, diónos su sangre con que revivásemos» (3).— Por neutro toma Guevara el revivar , como lo es á veces el avivar; mas eso no embarga que le usemos por activo y también por reflexi- vo, al modo de avivar, con esta particularidad, que en virtud del prefijo re significará excitar con más vigor, avivar de nuevo, encender con más vivo calor, infundir nueva vida. A ejemplo de avivar sus derivados serán, revivador, reviva- miento, revivadamente, revivable, revivativo, etc. (1) Monarquía eclesiást, lib. 3, cap. 20, § 5. (2) Vocab., letra R, pág. 479, col. 2.» (.3) Monte Calvario, p. 1.a, cap. 13, íol. 54. 656 REVOCAR* REVOLTEAR — REZONGO Revocar^ Esquerra: «Revocan su vanidad y locura con el velo de agradar á sus maridos» (1). — Acepción de revocar es encu- brir. Ella falta en el Diccionario, pues tómase del enlucir las paredes, que se dice revocar, figuradamente aplicado á otras revocaduras. Disparate fuera poner, en vez de revocan su va- nidad, los verbos anulan, apartan, retraen, disuaden, hacen retroceder, que son las acepciones del Diccionario antiguo y moderno. Derivación: revocador, revocación, revocamiento, revocable, revocadero, revocativo, r evo cadamente, etc., en la acepción dicha. a» Revoltear Pedro Vega: «Si uno armó lazos á conejos ó perdices, y habiendo caído la caza, la encontró otro, que acaso pasó, y viéndola revoltear presa en el lazo ajeno, la cogió y llevó para su casa» (2).— El verbo revoltear (que no se puede aquí confun- dir con revolotear, porque en los conejos no cabe, ni tampoco en las perdices cogidas en el lazo) expresa la repetición del voltear , significativo de dar incesantes vueltas por desatarse de la trampa el cogido en ella. Revolteador , revolteamiento, revolteadizo, revolteadura, revolteadamente, etc., serán los derivados. Rezongo Pedro de Medina: «Lo que se les manda, con mil rezongos secretos y aun públicos lo cumplen» (5). — Principal es la pala- bra rezongo, porque sirve de base al verbo rezongar, al nom- bre rezongón, y á la demás familia. Significa refunfuño, gru- ñido, demostración de mala gana, resistencia con palabras entre dientes. El P. Fr. Antonio Alvarez usó la palabra re- zungo, hablando de Abrahán: «no hizo pesada y detenidamen- (i) Pasos de la Virgen, paso 4, cap. 3. (2) Salmo 3, vers. 2, disc. 3. (8) Diálogos de la verdad, p. 1, tliál. 18. REZURCIR — RIMILLA — RIPIAR ' 657 le ni con rezungos esta obediencia» (1). — Sea como fuere, re- zongo ó rezungo, ella es palabra castiza. Rezurcir Veneqas: «Por consiguiente se tornará, una vez que otra, á rezurcir el enredamiento primero» (2). — Volver á zurcir, tor- nar á coser, anudar otra vez, son expresiones equivalentes á rezurcir; verbo inusitado, por no conocido ni visto donde fuera menester, aunque merecedor de uso. Los derivados son: rezurcidor, rezur cimiento, rezurcidle, rezurcidero, rezur- ciiivo, rezurcitorio, rezurcidamente, etc. Rimilla Miranda: «Los pájaros enjaulados continuamente andan tentando alguna rimilla por donde escapar» (3). — Del latín rima se formó la palabra rimilla, que suena rendija, abertu- ra, resquicio, escapatoria. No está en el Diccionario, donde se hallan otras varias acepciones de rima, menos ésta, con- servada por el clásico autor. Ripiar* P. Nicolás de Arnaya: «No solamente se aprovecha de piedras grandes, sino también de las pequeñas, que son de or- dinario tan necesarias como esotras para ripiar» (4). — El verbo ripiar es llenar de ripio, como se hace en la fábrica de los edificios cuando se levantan paredes, pues de eso habla el autor, y no de presas de molinos. Puesto que la dicción ripio figuradamente se aplica á palabras inútiles y cosas sin subs- tancia, como lo acredita la frase meter ripio; equivalente á ésta podía ser el verbo ripiar en sentido metafórico por gas- tar palabras en vano, hablar sin tiento, decir cosas al aire. Derívense las voces ripiador, ripiación, ripiamiento, (1) Silva espií., Concepción, consid. 8. (2) Diferencia de libros, p. 1, lib. 3, cap. 31. (3) Apología, Introd., cap. 6. (4) Conferencias espirituales, conf. 6, § 1. 42 658 RISPO — ROBUSTOSIDAD — ROCÓN ripiadle, ripiadero, ripiadizo, ripiativo, ripiadura, ripiada- mente, ripiatorio, etc. Rispo Carranza: «Haríais la bestia maliciosa, rispa y desapro- vechada para vuestro servicio» (1). — El adjetivo rispo paréce- se algo al rispido del Diccionario, que le da acepción de ás- pero, rígido, austero. Con todo, si rispo es contracción de re hispidas, como lo quiere el Diccionario tocante á rispido, digamos que rispo viene á ser arisco, feroz, intratable; voca- blo muy apelo para notar los siniestros de las bestias cerriles. El adverbio será rispamente. ¿Quién quita nazca de rispo el verbo risparse, por hacerse intratable? Robustosidad Rebolledo: «Si el mozo no tiene resistencia para la muer- te, ¿cómo se promete vida el que no tiene robustosidad ni vigor?» (2). — No advirtió el Diccionario moderno la palabra robustosidad, nota da por el de Autoridades como sinónima de robusticidad; pero esta voz queda antiguada por los moder- nos. ¡Cuánto más lo quedaría la robustosidad de los antiguos usada por el predicador Rebolledo! Prefieren ahora la palabra robustez, «calidad de robusto». Pero robustosidad suena ro- bustez de mayor calibre, conforme á la terminación osidad, procedente del adjetivo robustoso, nuevo en la república lite- raria, comoquiera que bien forjado. Rocón De roca fórmase rocón aumentativo, que suena peñón, roca grande. Jarque: «Cuando las olas se embravecen y atre- vidas amagan, al pie del rocón quiebran su orgullo, y sin más perjuicio se retiran» (3).— No obstante que ponga el Dicciona- (1) Catecismo, cap. 6. (2) Orac. fun., pág. 6. (3) Orador, t. 2, invectiva 3, § 4. RODAMONTADA — RODRIGA — ROMERIEGO 659 rio los aumentativos por lo común, olvidóse de rocón, de sen- tido particular, como en el texto parece. Rodamontada EsTEBANiLLo: «Como me vio que iba algo rostrituerto, y él se halló en tierra del rey de España, me empezó á echar roda- montadas» (1).— El vocablo rodamontada significa fanfarro- nada, farfantonada, como acción del Rodamonte famoso, cual se iormó perogrullada, etc. Rodriga Maldonado: «Tiene necesidad de arrimarlas á alguna ro- driga y atarla á ella, para que no se pierdan» (2).— No hallamos en el Diccionario sino rodrigón, «vara, palo ó caña que se clava al pie de una planta, y sirve para sostener sus tallos». La palabra rodriga vendrá á significar lo mismo, ó tal vez vara pequeña para sostener alguna ramita, como vemos en las macetas de flores. La existencia de este vocablo parece clara en el verbo arrodrigar, como la de rodrigón en arrodrigo- nar. Aun la forma rodrigón viene de rodriga, no menos cfue de liebre nace lebrón; de letra, letrón; de figura, figurón; comoquiera que nombres femeninos producen aumentativos masculinos en no pocos casos. Romeriego Correas: «A la mujer romeriega, quebralla la pierna» (3). — Dícese romeriego el amigo de romerías, de vagar, de mun- danear. En especial se aplica á personas que andan visitando santuarios, ó que con achaque de correr á ganar perdones, corren á perder tiempo y conciencia; por eso avisa el refrán, que les vayan á la mano, en particular á mujeres andariegas. (1) Cap. 11. (2) Agricultura, p. 1, cap. 3. (3) Vocab. de refr., pág. 6. 660 ROMPEPOYOS — RON'CHA* Rompepoyos Cabrera: «Los que de noche se ocupan en obras torpes, los rompepoyos, rondacalles y guardaesquinas» (1).— Muchos son los vocablos compuestos de rompe y substantivo plural, rompecabezas, rompecoches, rompeesquinas, rompegalas, rompeolas, rompesacos, rompe zar agüe lies; en lista van todos, menos el rompepoyos, que se fué por las nubes con ser tan de piedra la rotura. Porque poyo es banco de piedra, á rompepoyos cuádrale el significar figuradamente haragán, holgazán, poltrón, ocioso, desocupado, baldío, perdulario, vagamundo, pues de semejante gente se puede por metáfora decir con verdad que se pasa las horas muertas sentada en poyos hasta llegar, si fuera posible, á romperlos. El Estebani-. lio llamaba rompepoyos á los calderos y asadores ociosos, desocupados y vacíos, así como á las ollas de su cocina apelli- dó vagamundas, holgazanas á sus cazuelas (2).— El impresor Rivadeneira puso rompepollos en lugar de rompepoyos. Roncha* Correas: «Estamos de roncha» (3).— Quiere decir, esta- mos de punta, estamos repuntados. El sentido de roncha es metafórico en la frase de Correas. Si el propio monta mancha lívida del cuerpo, el figurado será herida, ó desazón, ó re- sentimiento. Nótese, con todo, que en la moderna impresión del Vocabulario de Correas, dícese: estamos de concha (pág. 551, col. 1.^), y no estamos de roncha, que es lo que pa- rece leerse en el manuscrito del Conde de la Vinaza. En tal caso estar de concha significará, «tener algún poco de enojo» (4); esto es, estar uno metido en su concha por algún resentimiento, no hablarse dos entre sí de resentidos; signifi- cación, que se acomoda también á la frase estar de cuesta, como allí se dice. Mas cualquiera advertirá que estar dos me- (t) Serm., pág. 105. (2) Cap. 6. (3) Vocab., letra E. (4) Ibid. RONDACALLES — ROSIENTE — ROSQUEAR 661 tidos cada uno en su concha, no dice de suyo enojo ni resen- timiento, porque la pereza, el apocamiento, la astucia y otros motivos pueden hacer que dos estén de concha. Por esta cau- sa preferiríamos la frase estar de roncha por estar resentido. Rondacalles Cabrera: «De noche se ocupan en obras torpes los rondaca- lles y guardaesquinas» (1). — Ninguna dicción compuesta de ronda y nombre se advierte en el Diccionario. El rondacalles de Cabrera denota al holgazán que se pasa las noches midien- do de alto abajo las calles sin otro intento sino vaguear á su satisfacción y antojo. En este linaje de voces compuestas es de observar la gracia, comprensión y claridad del expresado concepto, al estilo del inglés y del alemán, que también saben encerrar en un vocablo compuesto de dos ó tres una idea que tal vez sin copia de términos no se podría representar. Rosiente Malo: «Con rayos de rosientes hierros le martiriza» (2). — El adjetivo rosiente significa rojo, cual si dijera roseante ó que tiene color como de rosa, si bien roso equivale á rojo. Bien se ve que rosiente es de provecho al romance, usado en estilo de prosa. El adverbio rosientemente lo será también. Rosquear La voz rosca dio nacimiento al verbo rosquear, que es ha- cer espiral, caracolear, culebrear, dar vueltas. Empleóle Veneqas en este pasaje: «El rayo va tan ligero que parece cu- lebra que va rosqueando» (5). — Intransitivo es el verbo ros- quear. Sus derivados son: rosqueador, rosqueamiento, ros- queadura, rosqueación, rosqueativo, rosqueadizo, rosquea- dero, rosqueadamente, rosqueatorio, etc. (1) Serm. pág. 105. (2) Serm. de San Lorenzo, serm. 2.'', disc. 9. (3) Difer. de libros, lib. 2, cap. 30. 662 ROSTRITORCIDO — ROTOCOSIDO Rostritorcido Salazar: «No me estés rostritorcida, | Ya que me estés rostrituerta» (1). — ¿Quién pondrá duda en la diferencia entre rostrituerto y rostritorcido? De otra manera carecería de sentido la autoridad del clásico Salazar, que no admite el ros- tritorcido, ya que pase por el rostrituerto. El Diccionario dice del rostrituerto: «Que en el semblante manifiesta enojo, enfa- do ó pesadumbre». De rostritorcido nada dice, pero se ve que significa el que vuelve el rostro, esto es, el que no se inclina á otro para mirarle, el que aparta la vista con desdén ó des- precio, sin por eso mostrar enojo. Así puede una persona estar rostritorcida sin estar rostrituerta, y al revés. Donde se no- tará que el sentido de rostrituerto es figurado, no así el de rostritorcido, siquiera en el dicho de Salazar. Porque, general- mente hablando, las frases torcer el rostro, estar torcido con alguno, denotan demostración de disgusto, de enemistad, de ojeriza, como Cervantes lo significa diciendo: «El que los pasase sin torcer el rostro, ni dar muestras de que le sabía mal» (2); también Rodríguez: «No se tratan como solían, anda torcido con él» (5). — De donde se puede inferir que estar ros- tritorcido también logra sentido figurado como rostrituerto, con esta diferencia, que al rostritorcido le caben las dos acep- ciones, propia y figurada; al rostrituerto la figurada tan sólc. El adverbio será rostritorcidamente. Rotocosido Cuando una pieza rota se cose, tenemos un rotocosido, cuya significación peculiar es andrajo, porque los tales suelen hacerse de trapos viejos remendados ó cosidos. Jarque: «Dábamos por extremadamente menesteroso á quien no tuvie- se un bocado de pan que llegar á la boca, ni un rotocosido con que cubrir su desnudez» (4).— Muy conforme al romance va el (1) Com. Tesis, jorn. i (2) Persiles, lib. 1, cap. 2. (3) Ejercicio de perfección, p. 1, trat. 4, cap. 14. (4) El Orador, t. 3, invectiva 7.^, § 8. ROTULAR* — RUÁn' — RUCIHARTO 663 rotocosido de Jarque. El adverbio rotooosidamente, junto con el verbo andar, vestir, campar, etc., podrá ser provechoso. Rotular* Tan antiguo es él verbo rotular como el nombre rótulo, de que se formó. Burgos: «Queriendo que allí lo rotulasen Rey Nazareo». —«Manda rotularle el nombre en tres idiomas» (1). — Dice el Diccionario: ^Rotular: Poner un rótulo á alguna cosa ó en alguna parte». Exacta definición; pero si meditamos las expresiones del clásico Burgos, hallaremos que rotular es tam- bién poner en rótulo alguna persona ó cosa. Así «le rotula- ron Excelentísimo», significa que en el rótulo le pusieron ese tratamiento. «Le rotularán el nombre en latín», manifiesta que en el rótulo le pondrán el nombre al uso latino. Derivados: rotulador, rotulación, rotulamiento, rotuladle, rotulatorio, rotuladero, rotulativo, rotuladura, rotuladizo, rotulante, ro- tüladamente, etc. Ruán* Combés: «Estas son las holandas y ruanes que sirven á su opulencia» (2). — Esta pa\abra ruán, que faltaba en las edicio- nes antecedentes, se añadió en la tredécima, bien que el Dic- cionario de Autoridades la tenía publicada muy de asiento, en sentido de «tela que se fabrica en Ruán», tal como el postrer Diccionario la pregonó. Fero los ruanes de Combés son meta- fóricos, pues eso faltaba significar para la cabal noticia de la dicción. Ruciharto Cabrera: «Acá lo decís: ruciharto no es comedor» (3). — De la legitimidad castellana de la voz ruciharto no nos deja duda la autoridad de Cabrera, fiel intérprete y gran maestro del castizo decir. Ella por sí se declara; ruciharto es rucio (1) Loreto, lib. 1, cap. 29. (2) Hist. de Mindanao, lib. 1, cap. 13. (3) Serm., pág. 15. 664 RUEJO*— RUMBÁTICO — RUMRUM harto. Aunque esta palabra se aplique propiamente á bestias, bien se podrá metafóricamente decir de personas regaladas y satisfechas hasta tente bonete. No habría dificultad en usar el adverbio rucihartamente en el sentido figurado de Cabrera. Ruejo* Entre los de Aragón llámase ruejo la rueda de molino y el rodillo de piedra con que se allana el suelo de las eras. Pero ese significado propio, insinuado en el Diccionario, no embarga el metafórico, que hallamos en Jarque: «Estrujarlos con ruejo de pesadas razones» (1).— Donde ruejo equivale á peso, car- ga^ gravedad. Rumbático Como la voz rumbo signifique figuradamente ostentación, pompa, aparato costoso, de igual suerte al adjetivo rumbá- tico le corresponde representar /76>/7Z/705í), ostentoso, aparato- so, jarifo, culto, galano, como se saca del texto de Miranda que dice: «Si fueran discursos espirituales, convencía la répli- ca; pero como no son sino retóricos, y de sutilezas aparentes y rumbáticas, le viene nacido el apodo» (2). — Al dicho concep- to se ajustará el adverbio rumbáticamente. Rumrum Cáceres: Han echado un rumrum de mis cosas, con que me disfaman» (5), — El Diccionario trae la voz onomatopéyica runrún en sentido de rumor. Lo mismo suena el rumrum de Cáceres, más propio de rumor que runrún, ora se aplique á ruido confuso de voces, ya á ruido sordo y continuado, ó tam- bién á voz esparcida en público, que es la acepción de la auto- ridad clásica. (1) El Orador, t. 1, dlsc. 3, § 4. (2) Apología, trat. 2, cap. 2. (.3) Salmo 108. 665 Rus* Correas: «Voto á rus, voto á tal» (1),— Claro está que rus no suena aquí zumaque, como el rus del Diccionario, sino otra cosa, cual si dijéramos voto al chápiro. Es voz inventada para estorbar culpa en el juramento formal. Podía haber naci- do de rehusar, que en algunas provincias se pronuncia rusar, de donde los desperdicios se denominan rus. Así el voto á rus sonaría como voto á nonada, voto á tal, voto al cielo de la cama; locuciones, que á juicio del propio Correas significan «juras de poca pasión» (2). (1) Vocab., letra B. (2) Ibid. Sabatismo HoRTENSio: «Si queremos llegar al sabatismo y cena de las bodas de Dios» (1).— Voz latina es el sabatismo, descanso final después de fatiga extraordinaria. En el Diccionario de Autoridades queda registrada, no en el moderno, á pesar de verse en él la palabra sabatorio. Para representar el reposo total y fruitivo podía valer el verbo sabatizar, que es el mismo sabbatizare usado en la baja latinidad á este efecto, proce- dente del hebreo Sabbath, nn"¿; , descanso. Saboreador Pineda: «La sal es la saboreadora de todos los manjares y la que pone apetito de comer; así fueron los apóstoles los saboreadores de la doctrina evangélica» (2).— Propio del sabo- reador es dar sabor, gusto y saínete á las cosas; igualmen- te propio es percibir con deleite el sabor. Estas dos tan di- versas acepciones determinan el significado de saboreador, que es el que da y el que recibe gusto, comoquiera que sabor 6 gusto pueda tomarse activa y pasivamente. De ambas acep- ciones privó el Diccionario al romance con cerrar la puerta á saboreador , derivado de saborear. (1) Panegír., fol. 57. (2) Dial. í, § 4. SABROSEAR — SACAPRKNDAS 667 Sabrosear Ferrer: «Los apóstoles sabrosearán los gustos de los hom- bres, que los tienen estragados y hechos á muy malos pas- tos» (1).— El sentido del verbo sabrosear se saca fácilmente áQ\ nombre, sabroso, puesto que sabrosear como verbo fre- cuentativo significa hacer sabroso, hacer deleitoso; quiso decir el clásico Ferrer, que los apóstoles convertirán los gustos estragados en gustos sabrosos y deleitables. Es muy de notar lo que Baralt apuntó, diciendo: «Gallardo (D. Bartolomé) inventó este verbo sabrosear; y le usaba con bastante frecuencia para expresar la idea de saborear una cosa sabrosa de suyo, repastándose en ella. Es expresivo y gracioso» (2). — Dos cosas son aquí dignas de reparo: primera, que Gallardo no inventó el verbo sabrosear, porque estaba ya en uso hacía siglo y medio; segunda, que sabrosear no es sa- borear, sino hacer sabroso el gusto que no lo era. Así diremos «la miel sabrosea el acíbar; el azúcar sirve para sabrosear las purgas»; esto es sabrosear, hacer sabroso lo desabrido. Demás de este sentido propio, quédale el figurado. Diremos, pues: «yo te sabrosearé el disgusto recibido; tu conversación me sabroseó la mala purga de mi desgracia». Derivados de sabrosear: sabroseador, sabroseación, sa- broseamiento, sabroseable, sabroseadero, sabroseativo, sa- broseadizo, sabroseadura, sab roscadamente, sabroseatorio, sabroseante, etc. Quienes de estos derivados podrán hacer competente uso, serán los médicos, boticarios, enfermeros, etc. Sacaprendas Torres: «El pensamiento anda hecho un sacaprendas» (3). — Entre las dos docenas de vocablos compuestos de saca y nombre no parece el sacaprendas en el Diccionario. Su signi- ficación consta en la misma compostura de los términos saca y prendas; la figurada podrá ser como la de sacaliña ó socali- (1) Semi. del Pilar, %\. (2) Dicción, de Galic, art. Sabrosear, (3) Filos, mor., lib. lí, cap. 10. ^ 668 SACRAMENTARSE ña, ardid para sacar lo que otro no quisiera soltar, ó como la de sacabocados, que representa el mismo concepto de astucia en el conseguir una pretensión. «Este es un sacaprendas muy ducho», dirá el hablistán. Sacramentarse El Diccionario trae el verbo sacramentar, en sentido de «dar, administrar el Viático á un enfermo». No concede otra acepción al verbo sacramentar; de arte que olear no sería sa- cramentar, ni tampoco lo sería el confesar á un moribundo, el cual si muriera sin recibir el viático se diría que no le sacra- mentaron, aunque tuviese oportunidad para la confesión y la extremaunción, que son verdaderos sacramentos. Más notable es la falta del reflexivo sacramentarse, usado por los buenos autores. Entre los cuales el orador Salvatierra dice así: «Fué tanta la mortificación del Bautista, fué tanta la humildad del Precursor, que tirando gajes de ángel, merecien- do las honras de espíritu, se sacramentó y se disfrazó (que eso es sacramentarse, como dice Orígenes), escondió Juan, á títu- lo de humilde, las grandezas de ángel con los rebozos de la carne... Pues así dice Dios, yo también quiero sacramentarme, esconderme y disfrazarme; trocaré á título de humilde las galas del cielo por el humilde traje de los hombres» (1). — Mata: «El corazón enciende fuego sacramentándose para estar ardiendo en nosotros su memoria». — Sería frustrar el intento divino en sacramentarse» (2).— Qomendradi: «Se sacramentó la vista, quedan sacramentados los ojos» (3). De estas autoridades se colige el sentido del verbo sacra- mentarse, que es ocultarse misteriosamente, ora por vía de sacramento real, ora por sacramento metafórico. Donde se descubren las dos acepciones, propia y figurada, del reflexivo sacramentarse, que en los dichos textos se hacen reparar sin género de duda. En cuya conformidad baste citar el de Usón: «Es menester sacramentarse á lo nuevo, tener los accidentes (1) Serm. de Santa Olalla. — Ideas del pulpito, t. 1, pág. 414. (2) Cuaresma, Mandato, disc. 4. (3) Serm. de Sarita Catalina, ^ J. SAINETEAR* 669 de quien peca, para que la substancia sea lúcida» (1).— Más monta aún la índole del activo sacramentar. Veámosle usado por Jarque: «Grima pone, que un rey despojado de su cetro y corona, sacramente la substancia de hombre con los acciden- tes de buey» (2). —«No dijo inhumano, cruel, malvadísimo, tigre sacramentado en hombre, tizón del infierno» (3). — Aquí sacramentar es ocultar, disimular, esconder. Hablase de Nabucodonosor, convertido en bestia del campo. Nótese el ré- gimen con, que manifiesta la naturaleza del verbo activo. El participio pasivo del segundo texto hace evidente la misma acepción. Los derivados serán: sacramentador, sacramentación, sacramentadle, sacramentadizo, sacramentativo, sacra- mentadura, sacramentadero, sacramentatorio, sacramenta- damente, etc. Es muy de advertir la nota del Diccionario anti- guo, que después de apuntado el reflexivo sacramentarse, li- mitándole á la transubstanciación eucarística, añade: «dícese solamente de este misterio». La inexactitud es manifiesta, puesto que los clásicos dijeron sacramentarse y sacramentar de muchas otras cosas que no son misterios. Sainetear* Dice el Diccionario moderno: (¡.Sainetear, n. representar saínetes». Pero el P. Vega escribió: «¿Cómo su donaire y gracia en el decir, y la dulzura de sus palabras más dulces que los panales, no sainetean nuestro apetito y envían agrados á nuestra voluntad?» (4).— Cierto está, que el sainetear áe\ zXéi- sico Vega no es representar sainetes; en especial que hace de verbo activo, al revés del sainetear académico que es \\q.\x- iro. YA v&rbo sainetear activo significa regalar, dar gusto, agradar con algún sabor suave, pues á la voz saínete esa acepción le es peculiar y propia, la otra es figurada. (1) Disc. fiin. de Cisneros, % 1. (2) El Orador cristiano, t. 5, invectiva 14;, § 1, pág. 5. (3) Ibid., t. 1, disc. ;-}, § 5. (4) Devoción, lib. 3, cap. 4, § 4. 670 SAJE — SALIDERO — SALIDERO Saje El Diccionario antiguo alega en favor d^ la palabra sage el parecer de Nebrija que le dio sentido de sabio; pero el clásico Jarque nos muestra la dicción saje en otro muy diferente sig- nificado. «Ruega al Padre por ellos, y le ofrece la vida en ho- locausto por los mismos, que sajes inhumanos se la quitan» (1). — La voz saje hace oficio de verdugo, sayón, matador, faci- neroso. El Diccionario moderno ni hizo mención de sage ni de saje. Ahora si saje dio origen á sajar, ó al revés de él le re- cibió, es triquiñuela discutible. Salidero Veneqas: «La cual nube como encerró dentro de sí á la exhalación caliente y seca, no le dejó salidero» (2). — Ya que admitían el nombre entr adero por entrada, podían haberse acordado de salidero por salida, puesto que lo que es entra- dero por entrada, eso había de ser por salida, salidero. Mas otraparticularidadhallabanlosclásicosen salidero, á saber, que por esa dicción denotaban el lugar por donde se sale, y no la acción de salir, representada en salida. Compruébalo además la autoridad de Zamora: «Cuando un hombre está en medio de las ondas, combatido de aflicciones, de borrascas y tem- pestades, no halla salidero» (3). — Así salidero importa puerta, portillo, boca, por donde escapar. Salidero Pero Sánchez: «Se informe muy bien si es muy salidera la mujer» (4).— El adjetivo salidero equivale á amigo de salir, de andar callejeando, de estar tan presto en casa como en la calle, de visitar y cursar; como si dijéramos callejero, anda- riego, campeador, placero, vagabundo. Muy propio del ro- (1) Trat. de la Misericordia, invectiva 86, § 1. (2) Difer. de libros, lib. 2, cap. 30. (3) Monarquía, Santiago, simb. 2, § 8. (4) Árbol, consid. 3, cap. 11. 0 SALMOREJADA — SALMOREJO* 671 manee es el adjetivo salidero, conforme á la derivación de los en erO) como lo comprueban otros muchos, salvo éste, incluí- dos en el Diccionario. No sin razón vamos apuntando las deri- vaciones de los términos simples; entre ellas salidero, de sa- lir, representa lugar de salida, y persona que suele salir, puesto que los derivados en ero, en cuanto substantivos, signi- fican lugar, así como en cuanto adjetivos representan oficio, costumbre de la acción principal. Salmorejada Pineda: «Se pudiera hacer buena salmorejada» (1). — La voz salmorejada significa, conforme á la palabra salmuera, adobo hecho con sal, agua, vinagre, aceite y pimienta: equiva- le á ensalada en sentido figurado. El Diccionario hizo memo- ria de salmorejo, de salmuera y de salmuerarse, pero calló la salmorejada, nombre de copia y abundancia, formado de salmorejo, cuyo sentido vamos á exponer. Salmorejo *" Dícese en sentido propio, <. , tahúr, que es listo, ligero; voz, que solía aplicarse á los que en el juego trampean. (1) Silva, dom. 3 de Cuaresma, consid. 3, ^ 3. (2) Silva cspir.. Día de San Andrés, consid. 2, § 3. (3) Serm. 2 de la 4." Dom. de Cuaresma, n. 17. TALADRANTE — TAMARILLA — TAMBORILADA* 709 Taladrante Lanuza: «¡Qué lengua tan aguda! ¡Qué dientestan taladran- tes!» (1).— La significación figurada del adjetivo taladrante sácase del verbo taladrar; su sentido es penetrante, agudo, mordicante, mordiente, en especial respecto de la vida y cos- tumbres del prójimo. Tamarilla Zamora: «¿Qué mujer hay, que con el escardillo en la ma- no, cortando el cardo, la tamarilla, ó el amapola, no deje sin lesión el trigo?» (2). — Correas: «Para horno caliente, una támara solamente» (3). — La palabra tamarilla denota planta vulgar, que suele nacer en los sembrados; por ser fácilmente combustible sirve de incendaja para cebar el horno. Arábiga parece la voz, procedente del verbo ^^.i támara, que úgxñ- V\ca florecer, brotar, por la fuerza con que la tierra arroja de sí tales hierbas- Tamborilada* EsTEBANiLLo: «Díle un par de tamboriladas, que no se las dio mejores el obispo que le confirmó» (4). — Acepción de tam- borilada metafórica es, «golpe dado con la mano en la cabeza ó en las espaldas». Así lo dice el Diccionario moderno en con- formidad con el antiguo; mas como el obispo cuando confirma no da golpes con la mano en la cabeza, sino en la cara del con- firmado, por eso la tamborilada se ejecuta con la mano en el rostro, así como la tabalada, bofetada, sopapo, tabanazo. La manera de hablar del Estebanillo este concepto nos su- giere. (1) Homilía 21, %n. (2) Monarquía. Santiago, símbolo 3, § 8. (3) Vocah. de refranes, letra P, pág. 380, col. 2. (4.) Cap. 11. 710 TANTO MONTA — TAPETAR Tanto monta Esta expresión usábase entre los clásicos en forma de subs- tantivo. Enríquez: «Esta es la suma y el tanto monta de las grandezas de esta religión» (1). — En esta forma y sentido no se halla el tanto monta en el Diccionario, si bien la voz feme- nina monta pasa por «suma de varias partidas; valor, calidad y estimación intrínseca de una cosa». Pero la voz monta en la expresión substantivada masculina tanto monta hace de verbo, como en otras parecidas, el pase, el cierre, el correveidile. La equivalencia de tanto monta es suma, compendio, epílogo, cifra, resumen, resunta. Vean cómo el clásico orador Coro- nel hizo uso de esta palabra: «Para efecto de la conversión de todo el mundo, el tanto monta y el substituto mejor de unas lenguas del cielo que hablan en todos los idiomas, es la ceni- za» (2). — Más solemnidad dio Zamora á esta expresión, cuan- do dijo: «Después del principal día, da Cristo el inmediato al reparo de Tomás, para que entendamos que es, como si dijé- semos, un tanto monta de la resurrección suya» (3).— Donde se ve que así como cuando uno pregunta cuál es el gasto de la función, cuánto monta la ganancia, etc., le responden tanto monta; así esta palabra significa suma, resumen, compendio., equivalencia, etc. Tapetar Santiago: «Tapetó sus zapatos con la sangre de los muer- tos» (4). — El nombre tapete (alfombra pequeña, cubierta de hule, paño ú otro tejido puesto para ornato en algunos mue- bles) podrá servir para sacar de rastro el verbo tapetar, em- pleado por el clásico Santiago. Su acepción directa es cubrir honrosamente, adornar con cubierta; la indirecta será untar, colorar. El Diccionario solamente trae el adjetivo tapetado, que dice viene de tapido, y suena de color obscuro ó prieto. (1) San Ignacio, cxcel. 7. (2) Serm. 4, De la ceniza, § 3. (3) Monarquía, Hb. 2, Santo Tomás, §9. (•i) Cuaresma, serra. de Oniza, consid. 4. TARACEADO — TARACEO 711 La confusión nació de no haber tenido nuevas del verbo tape- tar. En aquellos versos del Orlando: «Y así mandó venir paso entre paso | Al indio cisco, tapetado y loro» (1), no dio Queve- do sentido de obscuro al nombre tapetado, sino de cubierto, pues ya el cisco denota negro. Los derivados son: tapetador, tapetamiento, tapetadero, tapetatorio, tapetadura, tapetante, tapetadamente, etc. Taraceado Hebrera: «Haciendo taraceados en las elocuciones de pa- labras» (2).— Nombre substantivo es el taraceado; significa metafóricamente adorno compuesto de cosas y colores diferen- tes, como lo es el lenguaje embutido de voces castizas, galica- nas, latinas, inglesas, alemanas, de todos dialectos é idiomas. El Diccionario, aunque propone los vocablos taracea y tara- cear, deja aparte el substantivo taraceado, sin hacer mención de acepciones figuradas. Taraceo Garáu: «Aliñarse con el taraceo de todas las gracias» (3). — El vocablo taracea empléase para representar obra de em- butidos, así como el verbo taracear sirve para «hacer embuti- dos de varios colores en madera ú otra materia». Así el Dic- cionario duodécimo, bien que el antiguo dejó á un lado el tér- mino embutidos. Comoquiera, entrambos á dos omiten la voz taraceo, que, como conviene á las terminadas en eo, represen- ta, con más generalidad que taracea, adorno variado, gala florida, ahño artificioso, ornato compuesto, sin relación á em- butido ni á compostura de colores. Dos sentidos caben, pues, en taraceo: uno propio, otro figurado. El propio comprende variedad en el adorno material; el figurado, variedad en el em- bellecimiento espiritual. Esto nos enseñan los clásicos. El Dic- cionario postrero dice de taracear: «adornar con taracea la (1) Canto í.o (2) Jardín, lib. 4, cap. 1. (3) £:/saZ)fo, idea 62. 712 TARTAMUDEZ — TASCAR* TAU* madera ú otra materia». Dejó los embutidos, porque los había de colocar en el art. taracea; pero de taraceo no se acordó. Tartamudez DíEz: «Tenemos aquella cortedad y tartamudez» (1).— 7hr- tamudez, calidad de tartamudo», dice ya el Diccionario en su novísima edición; pero en la doce, imitando el silencio de la primera, calló esta palabra, castiza sin género de duda. Gra- cias á Dios, vamos medrando. Tascar* Torres: «Poco á poco le ha de dar el freno, para que tas- cando en él algunos días, se le haga fácil, y le tome de buena gana» (2). — Hasta ahora sólo conocíamos la frase tascar el freno, clásica ciertamente, en el sentido figurado de sufrir con repugnancia y á más no poder la sujeción. En Torres vemos la locución tascar en el freno, que significa morder en el freno, al revés de morder en un confite, porque tascar no es sino quebrantar con los dientes la hierba los animales ha- ciendo ruido. Dícese tascar en el freno aquella acción de los caballos que mascan al parecer cuando tienen el freno en la boca, como que le quisieran quebrantar con las mandíbulas. Así tascar en el freno parece denotar la acción de acostum- brarse á la sujeción dificultosa hasta vencer la repugnancia. Alguna diferencia va entre tascar el freno y tascar en el freno; aquélla frase significa sufrir con repugnancia la suje- ción, ésta irse acostumbrando á la dificultosa sujeción. Tal resulta de las sentencias clásicas. Falta formar los derivados. Tau* Fajardo: «Con el tau de su marca quedan» (3). — De la voz tau no hay en el Diccionario más noticia sino que es letra del alfabeto griego, correspondiente á nuestra te. Pero porque los (1) Marial, Presentación. {2) Filos, mor., lib. 1, cap. 14. (3) Empresa M. TEJIVANA — tempero' 713 Profetas de la Sagrada Escritura llamaron tau á la marca y divisa con que eran señalados los escogidos, por eso los clási- cos dieron á la palabra tau la significación de señal, divisay mar Cuy blasón, carácter, distintivo de alguna cosa. La cual noción no va comprendida entre las del Diccionario moderno, que repite las del antiguo. Tejivana Pacheco: «Trocar las buenas casas que tienen en la ciu- dad por las tejivanas de una pequeñuela y pobre aldea» (1). — No hay memoria de tejivana en el Diccionario, fuera del modo adverbial á teja vana, «sin otro techo que la cubierta del teja- do». Dos sentidos podemos conceder al substantivo tejivana, propio y figurado. El propio es, casa que tiene por sola cu- bierta el tejado; el metafórico será, casa hecha sin reparo, abrigo y defensa. El Diccionario de Autoridades da lugar á entrambas acepciones, tomadas del modismo á teja vana; del moderno solamente se colige la acepción literal. Tempero* Gracián: «Tenemos necesidad de otro tempero, contrario al calor» (2). — Acosta: «Tierras de buen tempero, y fértiles de hierba y frutos, raras veces ó nunca son de minas» (3).— Llama el Diccionario tempero á la «sazón y buena disposición que adquiere la tierra con la lluvia para las sementeras y labo- res». No parece esa la acepción clásica, sino la de temperatu- ra, temple, temperie, temperamento, en cuanto estas voces re- presentan estado atmosférico ó grado de calor ó frío en los cuerpos. Sea que llueva ó deje de llover, el tempero de la tierra será igual según reine el mismo calor, el mismo frío, la misma humedad, la misma sequedad. Así tierra de mal tempe- ro se dirá la que padece temperatura desapacible, al contraria la de buen tempero. (1) Discursos, pág. 497. (2) Traducción de Dion, fol. 152. (3) Hist. de la India, lib. 4, cap. 3. 714 TENOR* — TENTADURA — TENTEJOELA Tenor* Correas: «Llevar los tenores» (1).— Llamó tenores el clá- sico autor á los humores, genios, condiciones, temperamen- tos naturales de las personas, porque tenor dícese el estilo y modo de proceder. No le basta, pues, á tenor, para llenar el sentido clásico, el significar «constitución ú orden firme y es- table de una cosa; contenido literal de un escrito»; es preciso añadirle la acepción de índole particular de la persona, ó su manera de proceder. Tentadura EsTEBANiLLO: «Le dio una tentadura de alto abajo, y un so- bado de dedos, que parecía maduraba brevas» (2).— La pala- bra tentadura venía bien para la acción de tentar. Pero la de Estebanillo esconde un sentido primoroso, porque como el ten- tar sea á veces examinar con la mano ó con los pies, y iaxn- h'xén probar la fortaleza de alguno, trabadas en uno ambas acepciones, jocosamente á vueltas de la metáfora tomó tenta- dura por aporreamiento, tunda, zurra, con que se suele ha- cer examen de los bríos propios y ajenos. No vemos en el cuerpo del Diccionario la dicción tentadura, ni aun su obvio significado; pero en el Suplemento hallamos esta definición: ^Tentadura, ensayo que se hace del mineral de plata tratán- dolo con el azogue». El sentido es propio, si bien más limitado de lo justo á operaciones químicas. ¿Por qué no se ha de ex- tender á otras su acepción? Tentejuela Pícara Justina: «Yo me enojé hasta tentejuela» (5).— Va- rios son los vocablos compuestos de tente y nombre, tentebo- nete, tentemozo, tentempié, tentenelaire; mas la tentejuela parece proceder por otra vía. Llámase tejuela el «trozo de (1) Vocab., letra Ll. (2) Cap. 8. (3) L¡b. 2, p. 2, cap. 4, pág. lOL TERCEREAR — TERMINISTA— TERQUEZ 715 madera que forma cada uno de los dos fustes de la silla de montar». Siendo así, la expresión ¡ien, tejuela! significaría aguanta, en imperativo; y por extensión, denotaría esfuerzo á más no poder , extremo de valor, resistencia desesperada, porfia encarnizada. De modo que hasta lentejuela vendrá á significar lo que hasta tentebonete. Tercerear Pascual: «Estudian en la perdición y ruina de sus hijas, sirviéndolas de corredoras, tercereando en sus maldades» (1). — El verbo tercerear se deriva del nombre tercero, que suena interventor, concurrente, ayudador, cómplice, alcahuete; por eso al tercerear le conviene el alcahuetear, ayudar, con- currir, disponer, como lo hacen las malas madres con sus hi- jas. No merece descuido la preciosidad de este verbo. Los de- rivados son: ter cercador, tercer eamiento, tercereativo, ter- cereadura, tercereatorio, etc. Terminista Fonseca: «No entiende el labrador las metáforas del ca- ballero cortesano, el gramático al terminista, el español al fran- cés» (2). — Llamaban terminista al que usaba términos escogi- dos de lenguaje culto y afectado, ó al amigo de palabras técni- cas, ó al aficionado á términos escolásticos; los cuales em- pleaban metáforas no usadas por los gramáticos. Así se apoda- ría con nombre de terminista el que á cada paso ingiriese en la conversación voces pertenecientes á química, á física, á mecánica, etc., ó se ufanase de usar vocablos franceses, in- gleses, italianos, latinos, etc., entre personas ineruditas. Terquez Niseno: «¿De dónde le vino tanta obstinación y ter- quez?» (3).— Dio razón el Diccionario de la palabra terqueza, (1) El oyente, serm. 2, plát. 2, § 4. (2) Parábolas, lib. J , paráb. 4. (8) Asuntos, aova.. 11, as. 4. 716 TERRESTREIDAD— TERRIZA igualándola á terquedad: bendito sea Dios, no la dejó anticua- da. Pero además de esas dos palabras, tenemos el substantivo terquez, usado por Niseno en sentido de obstinación, porfía, terquedad, terqueza. Tres vocablos, en ez, en eza, en dad, muy propios del romance, que de tales terminaciones los cuenta á miles. Terrestreidad No hay en el idioma español vocablo que exprese la cuali- dad de terrestre, fuera de terrestreidad. Porque la terre- nidad dice cosa de terreno. Si el Diccionario hubiera asen- tado la voz terrigenidad, podíamos excusar la terrestreidad; pero ni una ni otra hallamos en él. Pineda nos ofrece el texto que dice: «El ciervo, de sangre fría, no cuece ni madura tanto las lágrimas, y por eso saben á la terrestreidad corporal, que es salada como la tierra» (1). — Así discurre el autor para pro- bar que las lágrimas del ciervo son saladas. La palabra terres- treidad s,\gnú\ca Xa i^ro\>\Q.ádiá áo^ cosa terrestre, cualidad de sabor terreo. Valderrama dijo: «Toda cuanta agua entrare en el vaso, se hará dulce, porque pierde la terrestreidad que causa amargura en el agua» (2). — El agua de mar pierde la te- rrestreidad, hácese dulce y sabrosa, esto es, pierde aquel sabor salobre que tiene gusto de tierra: tal es el sentido del autor. Terriza Nombre substantivo es la palabra terriza en este lugar de Tomás Ramón: «Tomó, pues, una terriza con agua, y comenzó- le á lavar los pies» (3).— Advierte el Diccionario que el mas- culino terrizo es barreño, en Aragón. Otro tanto podía haber dicho de la voz terriza, si hubiese estado en la cuenta. (1) Dial. 7, § U. (2) Ejercicios, p. 3, cap. 16. (3) Puntos escripí., t. 1, dom. 1.", p. 4. testudíneo — TIENTAPAREDES— TIESTOS 717 Testudíneo Qodoy: «Incita con paso lento y testudíneo» (1).— De la voz latina testudo, que es tortuga, formóse el adjetivo testudineus, vuelto en romance á la letra. Significa cosa de tortuga. Así paso testudíneo es lo que solemos decir paso de tortuga, á saber, paso de buey, lento, con flema, espacioso. No conoce «1 Diccionario el paso testudíneo, siquiera celebre el paso de tortuga. Pero además la voz testudíneo puede aplicarse á los dedos, á la coraza, á las manchas, á la magnitud y á cualquie- ra otra particularidad de la tortuga; con que tienen los natura- listas vocablo á propósito para su menester. Tientaparedes Es nombre adjetivo de forma substantivada el tientapare- des, como lo vemos en Torres: ¿Qué ciego hay más tientapa- redes que un lujurioso?» (2).— El Diccionario tan sólo presenta \a frase «andar á tientaparedes, andar á tientas; seguir una conducta vacilante, sin rumbo ni idea fija». Pero el nombre tientaparedes (de que hay ejemplo en tientaaguja) suena cie- go, atolondrado, cegajoso, deslumhrado, torpe, ignorante. No hay, pues, solamente en el romance el modo adverbial á tienta paredes, mas también el nombre tientaparedes. Tiestos Pineda: «En la falta de cordura tenemos literal dechado de unos tiestos de casta de muías falsas, que si dicen sí, lo prue- ban porque sí, y si dicen no, lo prueban porque no» (3). — Lla- mó Pineda tiestos (acepción no conocida del Diccionario), en sentido metafórico, á los obstinados, temerarios, cerra- dos de mollera, porfiados, duros de pelar, furiosos y bestia- les (como cascos de barro), antojadizos y crueles. Este hombre es un tiesto, significa, quiere que todos anden á su gusto, y si (i) Tesoro, pág. 203. (2) Filos, mor., lib. 14, cap. 1. (3) Dial. 4, § 27. 718 TINTA* — TIQUEMIQUE le resisten, han de tener en él un peligroso enemigo. Más ade- lante revuelve Pineda el tiesto por esta forma: «Conversad á un necio, tiesto (y no puede merecer nombre de necio en ro- mance, si no es tiesto), y mantendráos la tela por un día con atestar que sí porque sí, y no porque no; y no le sacaran de aquel establo mil Hércules> (1). — Más luz da aquí el autor, pero la voz tiesto no recibe otro significado sino de torpe to- zudo, idiota porfiado, ignorantón presumido, de arte que ignorancia y presunción, necedad y porfía júntanse para formar el tiesto. Entre tantos calificativos como Correas en su Voca- bulario de frases amontonó en la letra E con el verbo ser, no se le acordó el tiesto de Pineda. Tinta* Correas: «Estuvo de buena tinta» (2).— Esta frase es como aquellas, estar de buen temple, estar de buen humor, donde temple y humor suenan disposición, punto; lo mismo quiere decir tinta, la cual dicción tal vez denota el color templado que emplean los pintores para empastar los claros con los obs- curos. El discante de Correas dice así: «Estar de buena tinta; por estar apacible y bien afecta la persona; el juez ó persona con quien se ha de tratar» (5). Tiquemique QuEVEDo: «Poco jayán y mucho tiquemique» (4).— El tique- mique es enmienda del tiquismiquis propuesto en el Dicciona- rio por «escrupuloso reparos vanos ó de poquísima importan- cia; expresiones ó dichos ridiculamente corteses ó afectados». Propiamente se diría tiquimiqui en singular, á causa de que el pronombre mihi se pronuncia vulgarmente miqui en italiano, y por concomitancia el tibi convirtióse en tiqui. El sentido pro- pio es á mí á ti, para mí para ti, como si se dijera dimedir e- te. El sentido figurado del plural no tanto suena expresiones ó (l) DiVi/. 7, § 30. ("2) Vocab., letra E. (3) Ibid. (•i) Orlando, canto 2. TIliASOL — TITUBANTE 719 dichos, cuanto melindres, delicadezas, hazañerías, dame- rías, mimos, extremos melindrosos, ya sea de palabras, ya de obras. El tiquemique de Quevedo parece más español por la forma y por la desinencia. Tirasol Pedro Vega: «La sombra la hacía, no con sombreros ó tirasoles, sino con un escudo» (1). — Entre los compuestos de tira (tirabala, tirabotas, tirabeque, tirabraguero, tirabuzón, tiracuello, tirafondo, tiralíneas, tiramira, tiramollar, tira- pié), no asentó el Diccionario moderno la palabra tirasol, que según se colige de la clásica autoridad significa parasol, qui- tasol, sombrilla, defensivo á propósito para resguardarse del sol. Esta voz clásica no parece tampoco en el Diccionario de Autoridades, donde no tuvo lugar alguno la obra del muy cas- tizo Pedro de Vega. Titubante Fr. Lucas Fernández de Ayala: «Todo lo restante del orbe parecerá, en su comparación, flaco y titubante escua- drón» (2).— Conocemos por el Diccionario moderno el vocablo titubeante, pero no el titubante, que no deja de ser más latino, como procedente del titubare. No será, pues, temeraria pre- sunción el admitir el nombre titubante de Ayala en sentido de fluctuante, oerplejo, vacilante, tembloroso, indeciso, falto de resolución y denuedo. El caso está, que el Diccionario antiguo alegó el / primero los hizo titulados del cielo» (1).— Ser marqués, conde, duque, es ser titulado, llevar título. Tope* Fr. Pedro del Espíritu Santo: «Hízoles gran tope á los Padres antiguos esta proposición» (2).— M. Agreda: «Pero con todo eso, hallo en esto un gran tope, que pide mucha aten- ción» (3).— Por la significación del verbo topar podrá rastrear- se la de la voz tope, denominada por el Diccionario «tropiezo, estorbo, impedimento >. Dícese topar el chocar una cosa con otra; de aquí nacen las acepciones figuradas, entre las cuales muy principal es Xa dificultad ó embarazo, que es lo que pro- duce el choque, si en especial la cosa con que la chocante tro- pieza, se halla fija y estable. Las dos autoridades clásicas se resuelven á maravilla dando á tope el valor de dificultado em- barazo, mejor que si le llamamos tropiezo, estorbo, impedi- mento. Cuando decimos ahí está el tope, significamos ahí está la dificultad; hízoles gran tope, es hízoles gran dificultad; hallo en esto un gran tope, suena hallo en esto un grande embarazo ó dificultad. Resta, pues, que tope sea dificultad ó embarazo, demás de las acepciones dichas, con las cuales, sin aquélla, no quedarían del todo lianas las sentencias de los clásicos autores. No estará demás poner los ojos en este texto de Lafiguera: «Las faltas de ocasión y de tope, á que no está el alma habi- tualmente rendida, pesan poco en los ojos de Dios» (4).— Llá- manse aqui faltas de tope, las que son casuales y no ordina- (1) Salmo 2, vers. 7, disc. 3. (2) Sermón 2S. (3) Mística ciudad, p. 2, núm. l.l;50. (4) Suma espir., trat. 1, cap. 7. TOPO* — TOQüijo — torear' 721 rías; así tope es casualidad, encuentro, sorpresa, sobresalto. No acabó el Diccionario de dar luz á este significado, si bien le insinúa con nombre de topetón, pero le tomó literalmente y no en sentido figurado, como el autor. Topo* Pedro Vega: «Estaba situada la casa de Dios en lo más alto délas gradas, en el topo de la escalera» (1). — Otras dos veces en la misma página emplea el autor la palabra topo en sentido de cima, alto, parte elevada, remate último, respecto de escalera ó gradas por donde se sube. Nueva é inaudita es para el Diccionario esta significación. No parece pueda con- fundirse topo con tope, que otra cosa significa. Toquijo Pícara Justina: «Fué tal la prisa de tocarme, que riñeron sobre mis toquijos, que en todo hay opiniones, hasta en tocar una novia» (2).— Como tocar se tome por aderezar, peinar el cabello, componer con cintas y lazos la cabeza, según que lo pide la palabra tocar, de ahí le viene á toquijo el representar lo concerniente á tocadura ó á tocado mujeril. De utilidad será esta palabra en boca de las madres para reprender el tiempo que pierden las hijas en toquijos. Torear* Pícara Justina: «La tijerada me daban que me toreaban la ropa» (3).— Este sentido de torear ni cuadra con «entretener las esperanzas de uno engañándole», ni con «hacer burla de alguien con cierto disimulo», ni con «fatigar, molestar á uno, llamando su atención á diversas partes ú objetos»; que son las tres acepciones figuradas descritas en el Diccionario. No bas- tan ellas, porque se refieren á persona, pero la de Justina habla de cosa material. ¿Qué es, pues, torearle á uno la ropa? (1) Salmo 6, título, disc. 3. (2) Lib. 4, cap. 5, pág. 39. (3) Lib. 3, cap. 1, pág. 191. 46 722 TORERÍA* — TORREAR* Hacer con la ropa lo que hacen los toreadores con el toro, esto es, emplear suertes, meter entre los pliegues la tijera, terciar la tijera traveseando con la ropa, clavar aquí y allí tijerada, hacer juegos y niñerías amagando rasgar la ropa. Esto es to- rear. Acción, que igualmente se aplica á otras mil cosas, en las que el divertirse con arte, el acometer con trabajo y tien- to, el molestar con peligro de daño, se juntan en uno para expresar el toreamiento con toda propiedad. Torería* Importa la voz torería, según el uso provincial de Cuba, «travesura de muchachos»: así lo decreta el Diccionario mo- derno, ya que el antiguo no conoció semejante vocablo. Mas leemos en Valderrama: «Andaba bravísimo y hacía grandes torerías» (1). — Dos sentidos competen á la clásica voz torería: primera, propia, acción de toro; segunda, figurada, acción de hombre corajudo. Ninguna de las dos pertenece en propiedad á la provincia de Cuba; ambas son propiasdel romancecastellano. Cuando el toro arremete con gran ferocidad, se abalanza en dos pies levantando las manos, escarba la tierra poniendo grima con su espantoso mugido, con la furia que lleva hace golpe en el caballo; estas y otras semejantes se llaman torerías propias, así como lo son figuradas las arremetidas de una ciega pasión, las violencias de un desapoderado vicio, los arrebatos de un corazón furioso, las diabluras de un pecho encolerizado, los rencores de un alma bestial, las topetadas de un hombre co- rajoso. Torrear * Correas: «En Enero, si vieres torrear, ponte á can- tar» (2). — Demás de la acepción de torrear, que es «guarne- cer con torres una fortaleza», según el Diccionario; hay la otra correspondiente á tostar, del latín torrere. Correas la ex- plica así, refiriéndola con el refrán á la estación del invierno: (1) Teatro, serm. 2 de San Agustín. {2) Vocab. de refranes, letra E, pág. 112, col. 2. TOSEJAR — TRABUCO — TRAFALMEJAS 723 «torrear es quemar las hierbas con el hielo» (1). — El cantar cuando torrea, es porque al Enero le toca ser claro y de hela- das para la abundante cosecha. Tosejar Correas: «Ahora que soy moza, quiérome holgar; que cuando sea vieja, todo es tosejar» (2).— El tosejar q.s toser mucho, como lo hacen las viejas. Derivados: tose/amiento , to-' sejadiira, tosejador, tosej adera, etc. Trabuco Nieremberg: «No son más que dientes de carearlas y la- mias, ó de otros animales marinos, que con varios sucesos de los tiempos, y trabucos de la mar y tierra han quedado en al- gunas partes sepultados» (3).— La palabra trabuco, por traS' torno, revuelta, transformación, trasiego, no está en el Dic- cionario, por más que la empleasen los clásicos en el mismo sentido del verbo trabucar, que de trabuco se formó. Trafalmejas Correas: «Es un trafalmejas, un cascabel» (4).— El Dic- cionario trae la voz adjetivada trafalmejo, «atrevido y pro- caz». La significación y la forma de trafalmejo dedújolas el Diccionario de Autoridades (del cual las tomó el moderno) de los versos de Cervantes, que en su Viaje del Parnaso dicen así: «Nunca se inclina, ó sirve á la canalla | Trovadora, malig- na y trafalmeja, | Que en lo que más ignora, menos calla. | Hay otra falsa, ansiosa, torpe y vieja» (5). — En esta autoridad de Cervantes son de notar dos cosas: primera, que la voz trafalmeja no es femenino de trafalmejo, sino el trafalmejas suprimida la 5 á causa del verbo consonante con vieja; segun- (1) Ibid. (2j Vocab. de refranes, pág. 26, col. 1.* (3) Oculta filos., lib. 1, cap. 52. (4) Vocab., letra E. (5) Cap. 4. 724 TRAGAVIENTOS — TRAICIÓN* da, el adjetivo trafalmeja no es «atrevido y procaz», sino bu- llicioso, liviano, ligero de cascos, inquieto, alborotado, como lo pide el sentido del texto. Como por otra parte tenga- mos la autoridad de Correas, que nos pone delante el nombre trafalmejas, igual á cascabel, á ligero de cascos, á que tiene sesos de cascabel, no hay duda sino que la forma de la voz es trafalmejas, en el sentido antes expuesto. Parece que tra- falmejas será compuesto de trafaga y almejas, que se ocupa en revolver almejas; tarea de hombre bullidor y travieso. Notable errata cayó en la edición reciente del Vocabulario de Correas, 1906, pág. 527, donde leemos: «Es un trafalnejas (dícese del que es muy bullicioso)». La palabra es trafalme- jas, si no nos dejan mentir los textos antiguos. Tragavientos Pedro Vega: «Si espíritu significa viento, querrá decir que los castigos de Dios son tragavientos, y dejan á los hom- bres humildes, sin hinchazón, sin espíritu de soberbia» (1). — La palabra compuesta tragavientos denota lo que deshincha, como si dijéramos deshinchader a , instrumento ordenado á ex- traer el aire de algún bulto hinchado. La máquina neumática de los físicos, ¿qué otra cosa viene á ser sino, en su tanto, un tragavientos? Entre varias voces compuestas con traga no contó ésta el Diccionario moderno. Traición* NúÑEz: <:Hago traición al oficio pastoral en que Dios me ha puesto» (2).— Llama el Diccionario á la traición, «delito que se comete quebrantando la fidelidad ó lealtad que se debe guardar ó tener». No parece delito la traición en todo caso, si bien se llamará deslealtad, perfidia, quebrantamiento de la fe debi- da, falta á la palabra dada, porque delito es quebr atamiento de la ley, el cual no siempre tiene cabida en la traición. El que hace traición á la verdad, al cariño, á la amistad, al se- creto, al partido, á la confianza, á lo pactado, á la lengua cas- {\) Salmo 3, vers. 8, disc. 2. (2) Empresa 8. ■0 TRAJEADO — TRANSBARDAR 725 tellana, ¿qué linaje de delito cometerá, si ninguna ley se lo es- torba? La causa de la confusión está en no definir con exacti- tud el sentido propio y el figurado de traición. El sentido propio será delito del que falta á la fidelidad; pero el figura- do se llamará deslealtad, infidelidad, ingratitud, abuso de confianza, falta de correspondencia, falsedad, falsía, enga- ño, disimulación maliciosa. Iguales sentidos corresponderán al verbo traicionar ó atraicionar, que ha entrado modernamente en el Diccionario con justísima causa, para representar la frase hacer traición, desde el año 1884, donde no se fijaba el sentido; pero en 1899 se dijo ya hacer traición á una persona ó cosa, manifestán- dose así los dos sentidos, propio y figurado; con que podremos decir, traicionó á su patria, traicionó á la confianza del amigo. Trajeado Godoy: «Están ricamente trajeadas y compuestas» (1). — El verbo trajear, conforme lo enseña el Diccionario moderno, es «proveer de traje á una persona». Mejor le definió el Dic- cionario antiguo diciendo, «vestir á alguna persona, dándole los adornos correspondientes á su estado, para que ande de- cente». Del participio trajeado dice además: «aplícase fre- cuentemente á la que trae bueno ó decente vestido; y suelen añadirse los adverbios bien ó mah. Aquí se verá que el Dic- cionario moderno quedóse muy corto, pues tras no decir pala- bra de trajeado, dejó imperfecta la definición de trajear. Por manera que con el Diccionario moderno en la mano, nadie en- tendería la frase de Qodoy. Transbardar Fr. Lucas Fernández de Ayala: «Adán, tan soberbio por los privilegios recibidos, que transbardando las censuras impuestas, intrépido se arrojó á su menosprecio comiendo del árbol vedado» (2).— El nombre barda sirvió para la formación (1) El mejor Guzmán, trat. 4, § 15. (2) Historia de la perversa vida i; horrenda muerte del Anticrísto, trat. 1, disc. 1. 726 TRANSELEMENTAR — TRANSEÚNTEMENTE — TRANSMONTE del verbo transbardar ó trasbardar, que es pasar la barda ó saltar bardas. De este sentido propio nace el figurado que está en el texto. La acepción figurada de transbardar clara- mente corresponde á traspasar, desobedecer, violar, cuando se ofrece ley, precepto, prohibición que el sujeto quebranta, como quien salta los bardales que le tienen cercado, por amor de la libertad. Dícelo bien el mismo autor más adelante: «Que- ría volverse transbardando aquella noche las cercas del con- vento» (1).— Sus derivados son: tr ansb ar dador , transbarda- miento, tr ansb ar dable, transbardatorio, etc. Transelementar FoNSECA: «Transelementar y volver en tierra el agua» (2). — De los materiales elementos, cuando el uno se convierte en otro, dícese con propiedad transelementar, pasar un elemen- to á ser otro elemento. Así este verbo se aplica á mudanzas substanciales, á transmutaciones de raíz, mas también se podrá usar para otras menos radicales transformaciones, físi- cas ó químicas. Fórmense los derivados que sean menester. Transeúntemente El adjetivo transeúnte, «pasajero ó que está de paso», da nacimiento al adverbio transeúntemente, que suena sin deten- ción, transitoriamente, de manera transitoria, de corrida. San Juan de la Cruz: «Le traspone de la vida natural por vía de paso, rarísimas veces, transeúntemente» (3). Transmonte Ni el vocablo transmonte, ni el trasmonte, ni el tramontey divísanse en el Diccionario, con hallarse en él los verbos trans- montar, trasmontar, tramontar, que representan igual con- cepto, á saber, «pasar del otro lado de los montes; disponer que uno se escape ó huya de un peligro que le amenaza». El (1) Ibid., trat. .S, disc. 16. (2) Del amor de Dios, lib. 1, cap. 7. (3) Subida del Monte, lib. 2, cap. 24. TRANSVERTIR — TRANZA 727 clásico Mena enseñónos el vocablo transmonte, diciendo: «Llega hoy el transmonte, la transportación y el término de nuestras leyes» (1). — De la manera que «dícese tramontar, del sol particularmente, cuando en su ocaso se oculta de nues- tro horizonte detrás de los montes», según lo enseña el Diccio- nario; así también llamaremos transmonte ó tramonte, figura- damente, á la acción del que se oculta (como el Salvador en su subida á los cielos) de la vista humana, trascendiendo más allá de las nubes. Pero el trasmonte ó transmonte del sol será sentido propio, cuando se oculte detrás de los montes al po- nerse. Conveniencia grande hay en conservar el vocablo tras- monte ó transmonte, ó siquiera tramonte, inventado por los clásicos. Transvertir San Juan de la Cruz empleó la frase «transvertir el senti- do» (2), significando trastornar, trocar, mudar, á diferencia del trasverter, que es rebosar el líquido de un vaso de modo que se vierta por los bordes. El transvertir no se contiene en el Diccionario, pero sí el trasverter. Los derivados serán: transvertidor, transvertimiento, transvertible, transvertide- ro, transvertidizo, transvertidamente, etc. Tranza El Diccionario no da más noticia del substantivo tranza que la contenida en trance. Muy otra noción sugiere Venegas cuando dice: «Las repartamos por fuerza aguada con voluntad, teniendo á la puerta la ejecución del gorgojo en el trigo, la tranza en la harina, la pudrición en la carne, etc.» (3). — Como hable el autor de los domésticos enemigos que hacen estrago material en las casas, bien da á entender ser tranza uno de ellos, criado en la harina, que la echa á perder; de molde vie- ne su significado con el del verbo tranzar, que es cortar, tronchar, hender. A este propósito no parecerá mal traer la (1) Serm. de la Ascensión. (2) Subida del Monte, lib. 3, cap. 24. (3) Diferencias, lib. 3, cap. 46. 728 TRANZADO— TRASANDOSCO autoridad del clásico Guevara, que describiendo la crucifi- xión de Cristo nuestro Redentor dice: «Al tiempo, pues, de entrar el clavo por aquella palma divina, rómpense las carnes, ábrense los cueros, tránzanse los nervios, desgónzanse los bra- zos, deschuécanse los codos, desterníllanse los pechos, des- hermánanse los huesos, desángranse las venas, y descoyúntan- se las ternillas» (1).— En esta multitud de verbos reflexivos es muy de reparar la propiedad y riqueza. El deschuecarse, que es salirse las chuecas, ó desencajarse las choquezuelas, no se halla en el Diccionario; tampoco la significación del desterni- llarse de los pechos; mucho menos el tranzarse de los ner- vios, que suena como desquiciarse ó henderse, ó partirse, con que se comprueba el significado de tranza. Tranzado Pedro Vega: «Antes que Natán viniese á amonestarle el pecado, le traía como al tranzado, echado á las espaldas, olvi- dado» (2). — No necesita exposición el modismo al tranzado, ni la frase echar al tranzado; pero sí convendrá advertir la omisión de esta voz en el Diccionario, bien que leamos en él la palabra trenzado en lugar de tranzado, con la misma signifi- cación. Ciertamente los clásicos emplean el modo adverbial al tranzado con tanta frecuencia, que es menester luz del Dic- cionario moderno para acertar con su interpretación; mas no habiéndola dado el antiguo, fuerza será acudir á Correas, que dijo: «Echar al tranzado; poner á las espaldas y olvidar» (3); como si por las espaldas cayese la cabellera tranzada ó tren- zada, ó como cuando las trenzas ó tranzas se recogen con la cofia al cogote (Correas, Vocab. de refranes, letra E, pá- gina 141). Trasandosco Jarque: «No gusta Dios se le ofrezcan en sacrificio bue- yes jubilados por viejos, ni carneros andoscos ó trasandoscos, (1) Monte Calvario, p. I, cap. 31, í'ol. ISL. (2) Salmo fi, vers. 4, disc. 1. (3) \ocah., letra E. TRASANEJAR — TRASCERCA — TRASCUENTA 729 sino primales, terneras, cabritos y cabritilios» (1). — El sentido de trasandosco sácase de andosco, que significa res de dos años; por lo cual á trasandosco le toca representar un carne- ro de más de dos años, esto es, viejo, pasado, así como primal se dice de la res que tiene sólo un año, tierna, joven, reciente. Trasanejar Así leemos en la edición de Valderrama, de 1604, aunque parece debiera decir trasanejar, que es envejecer, pasar mu- chos años, hacer antiguo. Valderrama: «De manera que las lágrimas son vino extremado, y que Dios tiene su bodega de él, donde los trasaneja» (2).— Poco antes había usado el autor el verbo anejar («ios hombres guardan en sus candiotas y anejan el precioso vino para su regalo») (3), que también está por añe- jar ó volver viejo. Entre añejar y trasanejar va esta diferen- cia, que trasanejar denota más tiempo que añejar. Adviértase que añejar y trasanejar son verbos activos. El Diccionario primero dio por anticuado el añejar, mas no el añejarse: no se descubre razón suficiente. También el trasanejar tendrá su reflexivo trasanejarse. Sus derivados correrán por la misma significación. Trascerca Dícese así lo que esconde y oculta alguna cosa, cual si la amparase detrás de la cerca. Alvarez: «Las disoluciones sensuales se andaban amontadas buscando las trascercas y huyendo las rondas de la publicidad de los hombres» (4).— Llá- mase, pues, trascerca, figuradamente, el rincón, el escondri- jo, la sombra, que encubre una cosa á los ojos del público. Trascuenta P. Fr. Cristóbal Moreno: «El Clavario llevará un con- tralibro en el cual asiente las limosnas, de tal modo que en el (i) Tral. de la Misericordia, invectiva ,S3, § 4. (2) Ejercicios, p. 2, cap. 12. {S) Ibid. (4) Silva, Purificación, consid. 3, § 2. 730 TRASLUCIMIENTO — TRASLUMBRAR* libro del Clavario escriba el Escribano y en el del Escribano el Clavario, y así no habrá trascuentas, ni las limosnas serán defraudadas» (1).— Nótese primero el contralibro, á saber, libro que sirve de resguardo á otro libro. Trascuenta es cuen- ta olvidada ó equivocada, conforme al sentido de la partícula traSy que en composición tiene la fuerza de descuido, engaño, turbación, como en otros vocablos se verá. Traslucimiento Venecas: «No se sigue la pesadumbre de la opacidad ó es- curidad del cuerpo sombrío, ni la liviandad del traslucimien- to» (2). — Llamó el autor traslucimiento la acción de penetrar la luz por entre un cuerpo diáfano. No mentó el Diccionario este substantivo con mencionar el traslumbramiento, que es de menor importancia, aunque clásico. Llámase también así figuradamente la conjetura que de alguna cosa se hace en vir- tud de noticias anteriores. Traslumbrar* Forres: «Para que ni el tropel los ciegue, ni los traslum- bre el gozo, ni la curiosidad los engañe, les da señas de la Ma- jestad escondida» (3). — Al verbo traslumbrar concede el Diccionario la acepción de (2).— Rodrí- guez: «Se manda que el diácono no vaya á turificar al coro» (3). — Dos vocablos nuevos se ofrecen aquí: turificar y turificación. En verdad teníamos ya en el vocabulario las vo- ces incensar é incensación; mas de tanta autoridad son éstas como aquéllas, porque si éstas pertenecen al latín, aquéllas vienen del griego cuanto á la raíz simple thus, no de otra ma- nera que turibulo é incensario, asentadas en el Diccionario. La diferencia de turificar é incensar está en que turificar se dice en sentido recto y propio, incensar se aplica además á (1) Cap. 8. (2) Hist. gen. prof., lib. 3, cap. 17. (3) Suma, t. 1, cap. 8. 742 TURIFICADOR — TUTO sentido figurado. Otro tanto se entiende de tiirificación. Usóla el clásico HuÉLAMo: «Hacer la turiflcaclón á todos en la ofren- da» (1). — Parece voz consagrada á designar la solemne in- censación hecha durante los oficios divinos. Los derivados son: turificamiento, turifícable, turificativo, turificadero, turifi- catorio, turificadura, tur ifi cadamente, etc. Turificador HuÉLAMO: «Después que el diácono ha incensado al sacer- dote, el turificador le inciensa á él» (2). — Recibe nombre de turificador el encargado de administrar el incensario en los oficios divinos. Viene de turificar , que dice incensar, como va dicho. Palabra tomada del latín, procedente del griego. Tuto Voz latina es el adjetivo tuto, por seguro. No hay buscarla en el Diccionario. Empleóla Jarque en su Orador Cristiano: «El hombre, ancorado en la tuta estación del puerto de salud, levantará los ojos de lo terreno á lo celestial» (5). — Como va el autor traduciendo á San Cipriano, no es de maravillar intro- duzca ese vocablo latino. Aunque bien decimos, «tuta concien- cia podrá hacerlo», denotando la conciencia segura. (1) Misterios, disc. 10, § 6. (2) Mist. de la Misa, disc. 9, § 5. (3) Invectiva l.^ u Ungüento* Quiñones: «Úntele con ungüento mejicano» (1).— Entre las varias clases de ungüentos que expone en su botica el Diccio- nario, no cuenta el mejicano, precioso, madurativo, eficaz para toda suerte de achaques. Pero en el art. Unto pone el «de Méjico ó de rana», con la significación de dinero, «especial- mente el que se emplea en el soborno». ¿Cuál de los dos es más castizo, el unto de Méjico, ó el ungüento mejicano? Si por autoridades clásicas va, no conocemos una siquiera, que compruebe la legitimidad del unto de Méjico. Mas porque el Diccionario antiguo anunció: «Dícese frecuentemente del di- nero, que en estilo festivo le llaman ungüento de Méjico, y también á la plata ungüento blanco, y al oro ungüento amari- llo»; por eso no hay en el Diccionario moderno indicio de un- güento mejicano. Unidor Leandro: «Su obra fuera más unidora que la obra de la volun- tad» (2).— Ni unir, ni unificar, ni uniformar hallan en el Dic- cionario nombre verbal activo de personaó cosa. Aquí nosofrece el clásico Leandro el nombre verbal unidor, unidora, querepre- senta ^\ juntador , anticuado por la Real Academia. «Elentendi- (1) Entrem., Los galanes. (2) Luz de las maravillas, disc. 7, § 1. 744 UNIVERSALIZAR — URDEMALAS miento de suyo es más unidor del alma con el sumo Bien, que la voluntad»: ¿cómo expresarían este concepto los modernos, sí desterrado el Juntador, no tienen nuevas del unidor? ¡Mal año para nuestro romance, si tan expresivos vocablos se extra- ñan de él! Lástima que los franceses no posean el nombre uni- teur, porque luego se le robarían los galicistas, traduciendo unidor con vano entono. Al estilo de unidor podríamos seña- lar el unificador y el unif or mador . Uiiiversalizar Muniesa: «Hugo Cardenal unlversaliza más esta sentencia de Cristo» (1). — La falta de este verbo se hace notoria, espe- cialmente si advertimos que el Diccionario de Autoridades ni tan siquiera apuntó el verbo generalizar, que de algún modo pudiera suplir el vacío de universalizar; mas no le apuntó, porque los clásicos, según parece, no tuvieron de él nuevas, como las tuvieron de universalizar. De suerte que los amigos de estudiar el Diccionario carecían, á mediados del siglo xviii, de verbo con que expresar lo que Muniesa expresó con el verbo universalizar. Los derivados quedan al gusto del es- critor. Urdemalas El propio vocablo urdemalas da señas del que maquina cautelosamente malas tretas, del matrero, del perro viejo, del zorro, del saco de malicias, del cucañero, del enmaraña- dor, del tramposo, del trapisondista, pues todos estos vo- cablos responden al urdemalas, conforme al dicho del clási- co autor Correas: «Es un Pedro de Urdemalas» (2). — Y aun- que del nombre Urdemalas se valió Barbadillo para apodar al héroe de una novelita suya, industriosamente le dio ese apodo, entrañando en él todo el sentido antes declarado. Porque dijo Correas: «Pedro de Urdemalas es tenido por un mozo, que sirviendo hizo muchas burlas á los que sirvió» (5). (1) Cuaresma, serra. 3, 5 !• (2) Vocab., letra E. (;-}) Vocab., letra P. URGANDILLO — USTÉ 745 Urgandillo Pícara Justina: «Andar siempre bailando, ser mimosas, me- lindreras y urgandillas» (1). — No sería extraño que la vozurgan- dillo hubiera de escribirse con hy hurgandillo, pues entonces vendría del verbo hurgar, que es menear, incitar, conmover; con que tendríamos que hurgandillo significará inquieto, vivo, ligero, como ardilla; mas no sólo inquieto, bullidor, bullicioso, travieso, que no para, sino también que no deja parar á otros, que es bullebulle engatador de mozuelos casquivanos como él; porque todo eso se saca del urgandillo ó hurgandillo, especie de gerundio diminutivo en forma de adjetivo, inventado por el ingenioso autor de la Pícara Justina. Excusada tarea es buscar- le en el Diccionario. Véase el artículo Hurguillas, pág. 420. También podía decirse que urgandillo, en especial en su terminación femenina, viene de ürganda, hembra famosa de la antigüedad. ¿Por qué no se usará el adverbio urgandillamente'^ Usté En varias formas se presenta la locución ni usté ni muste. Correas, demás de ésta, pone la osle ni moste (2).yiene á ser como el ni chuz ni muz, que también se dice ni chus ni mus, el cual representa el mismo concepto de la anterior fórmula de callar, chitón, sin chistar. El Diccionario prefiere la forma oxíe en la frase, sin decir oxte ni moxte, «sin pedir licencia, sin hablar palabra, sin desplegar los labios». Así legítimas por un igual son las expresiones ni oste ni moste, ni oxte ni mox- te, ni usté ni muste. (1) Libro 2, p. i, cap, 1, § 3, pág. 134. (2) yocat., letra C. V Vacío* A San Juan de la Cruz debemos las frases siguientes: «hacer el vacío; causar vacío y obscuridad; poner en vacío y tiniebla; entrar en suma desnudez y vacío de espíritu» (1). — En ninguna de estas locuciones clásicas se verifica el vacío del Diccionario, que se cifra en «concavidad ó hueco de algu- nas cosas»; porque el vacío clásico dice figuradamente desnu- dez absoluta, falta de [cosa, carencia de elemento extra- ño, pureza y limpieza de ajeno contenido; especialmente, que el clásico autor refiere el vacío al espíritu, y no á la mate- ria, como se refiere la concavidad ó hueco del Diccionario. ¿Quién no ve que hacer el vacío en el alma no es como hacer el vacío en la máquina neumática? Pues si el Diccionario no nos entera bien de hacer el vacío en la máquina, ¿cómo hemos de entender el hacer el vacío en el espíritu humano? Vacuo* Agosta: «Cierto, no pasan las estrellas por vacuo> (2).— La acepción de vacuo substantivo, señalada por el Diccionario, es «concavidad ó hueco de algunas cosas». No llena este signi- ficado el sentido de pasar por vacuo, porque el substantivo vacuo significa falta de contenido, ausencia de cosa algu- (1) Subida del Monte, lib. 2, caps. 6 y 7. (2) Hist. de la India, lib. J, cap. 2. VAGAMUNDEAR — VARONILAZO 747 na material, carencia de elemento. Una concavidad llena de aire ó de hidrógeno, no se llamaría vacuo propiamente, por más que se pudiera denominar vacío en algún modo, conforme á lo dicho en el artículo precedente. Vagamundear Santos: «Va vagamundeando la vista» (1). — Con el verbo vagamundear ha pasado una cosa muy nueva. Habiendo reina- do desde el principio hasta la edición undécima en el Dic- cionario con todas las ínfulas de castizo, vióse extrañado con su compañero vagamundo del trato común, cual si fuesen ambos dignos de total destierro; mas la tredécima edición los restituyó á la pública luz, desarrinconándolos con merecida loa, con que estamos ahora convencidos de que vagamundear y vagamundo son vocablos siquiera tan españoles como vaga- bundear y vagabundo. Siquiera tanto dije, porque lo son mu- cho más, puesto que vagabundo es puro latín, empero vaga- mundo es de invención española. Lo cual si hubieran adver- tido los diccionaristas, habrían caído en que ninguna lengua posee las voces vagamundo y vagamundear, como la castella- na, pues todas se socorren del vagabundus latino para su me- nester. Démosle la competente derivación: vagamundeador, vagamundeamiento, vagamundeadero, vagamundeativo, va- gamundeatorio, vagamundeadura, etc. Varonilazo Este aumentativo se aplica oportunamente á cierto género de hembras hombrunas, que tienen mucho de varón, como le aplicó Pineda cuando dijo: «Por la reina de las Amazonas es significada la mala mujer, por haber sido aquéllas varonilazas y desenvueltas, y deshonestas dándose á hombres que no eran sus maridos» (2). — Lo cual no empece que el adjetivo varoni- lazo se ajuste al varón que es muy hombre, muy esforzado y valeroso. (1) Día y noche, disc. 8. (2) Dial. 7, % 20. 748 VEGliTO — VENDIJA — VKNTISQUKRA — VENTOR* Vegeto Pineda: «Esta carrera no es de caballo cansado, sino de muy vegeto y esforzado» (1).— El adjetivo vegeto, que suena brioso, robusto, vigoroso, está tomado del vegetas latino, en la misma acepción. Echase menos en el Diccionario, donde concurren casi todos los derivados de vegetativo, vegetal, ve- getación, vegetante, vegetable, vegetabilidad; mas ninguno de ellos se puede aplicar al caballo brioso. El adverbio será vege- tamente. Vendija Tomás Ramón: «Pensó que estaba segura con las vendijas que de todo el mundo venían de diversas mercancías» (2). — Tómase la voz vendija por venta pública, así como la palabra vendeja del Diccionario. Acaso la vendija sea voz aragonesa. Ventisquera Tomás Ramón: «El demonio levantó una terrible ventisque- ra, con que le trastornó de alto abajo los edificios todos» (3). — Borrasca de viento dícese ventisquera, y también ventis- quero. Aunque el masculino campee en el Diccionorio, faltóle lugar al femenino, tan noble y castizo como él. Hemos visto hasta aquí que hartos nombres substantivos acabados en era ocuparían en el Diccionario honroso puesto. Ventor* El Diccionario sólo reconoce por ventor al perro, porque en el art. Ventor remite al art. Perro, donde dice que «perro ven- tor es el de caza, que sigue á ésta por el olfato y viento». Con todo, en Pedro Vega hallamos escrito: «Puercos jabalíes ven- tores, en el aire sentimos el tiro que nos puede quitar la vida, (1) D/ci/. .S, §31. (2) Puntos escripíiir., t. 1, dom. 4, p. 7. (3) Puntos cscriptur., t. 1, dom. G, p. 8. # VHNUSTEZ VERBENEAR* 749 y tras eso no sentimos el mal olor del lodazal y sentina de los vicios» (1).— Aquí se descubre ser ventor el animal, cual- quiera que fuere, de olfato tan vivo que por el aire huele al ca- zador; por eso los cazadores les andan hurtando el aire, por- que de otra manera no les pueden tirar, pues á los treinta pasos en sintiendo el olor se desvían. Lo dicho de los jabalíes, en- tiéndase de otros animales; todos así son ventores, como lo es el perro que por el viento huele la caza. Venustez Leemos en el Diccionario moderno las voces venustidad, venusto, trasladadas del antiguo; mas no parece en él la dic- ción venustez, que Mena consagró en sus escritos dicien- do: «Las gracias tres se lavaban para su venustez y pureza en la fuente» (2).— Más español parece venustez que venustidad, por nombre más alejado del latino venustas. Las palabras be- lleza, gracia, hermosura, corresponden al vocablo venustez, el cual podrá aplicarse al estilo, al discurso, al lenguaje, á la pintura, al adorno, á las facciones, á toda obra natural ó arti- ficial que merezca nombre de linda. Verbenear* Torres: «Los ojos le verbenean registrando» (3). — El Dic- cionario habla de verbenear diciendo que es «abundar, multi- plicarse en un paraje personas ó cosas; agitarse, moverse con viveza de un lugar á otro». Tómase la metáfora de la voz ver- bena, que significa velada y feria, bullicio y concurso de gen- te en las vísperas de festividades. Entabla discurso el clásico Torres del cristiano que estando en la iglesia, en tanto que le duelen las rodillas para oir la misa con reverencia, anda regis- trando con los ojos cuántos entran y salen del templo: esto llamó verbenearle los ojos, como si dijera, á todas partes mira, da vueltas con los ojos, apacienta los ojos libremente, se le van los ojos á curiosear, desójase en mirar, se vuelve todo (1) Salmo 3, vers. 5, disc. 3. (2) Serm. del Esp. Santo. (3) Filos, mor., lib. 3, cap. 10. 750 VERDASCAZO ojos, los ojos le saltan por halconear la gente que entra y sale. Así verbenear, aunque sea neutro, significa inquietarse, dar vueltas, no parar, pero sin andar de un lugar á otro. Así como se dice le verbenean los ojos, de igual forma diremos le verbenea al glotón el apetito de la gula, le verbenea al char- latán la tarabilla, le verbenea al entonado la fantasía, le verbenea al mozalbillo la pasión; de arte que verbenear vx^nQ á ser un lozanear, un travesear, un retozar que no ha me- nester movimiento local para espaciarse en sus vuelos de mari- posilla inquieta. Los derivados serán: verbeneador, verbeneamiento, verbe- neativo, verbeneación, verbeneadero, verbeneadura, verbe- neable, verbeneatorio, verbeneadamente, verbeneadizo, etc. Verdascazo Márquez: «Le dio con cólera algunos verdascazos» (1). — De verdasca, «vara ó ramo delgado, ordinariamente verde», salió verdascazo, esto es, golpe dado con la verdasca; así como v'ízrízzo es «golpe dado con una vara». Pero porque al Diccionario moderno se le ofreció asentar el masculino var- dascazo, por igual motivo podía habérsele ofrecido el ver- dascazo. En su proceder siguió al Diccionario antiguo que pone vasdascazo. Pero la única autoridad que cita es la del propio Márquez, muy dudosa por cierto. Porque si bien la edi- ción de 1612 dice algunos vardascazos (2); mas en la edición de 1652 léese verdascazos en el mismo lugar, aunque en el ca- pítulo XXIX, § 1, que es el capítulo y párrafo citado por el Diccionario antiguo torcidamente, pues los capítulos de la edi- ción de 1612 no están divididos en párrafos. De esta confusión se infiere que los editores de la segunda impresión tuvieron por bien emendar los vasdascazos de la primera, pareciéndo- les, como es la verdad, que de verde se forma verdasca, y no vardasca. Confírmalo el clásico Fr. José de la Madre DE Dios: «Hiérele el Profeta, irritado le da verdascazos, (1) Gobernador, lib. 1, cap. 29. (2j Lib. J, cap. 28. VERDERÓN — VERECUNDIA — VERENDO 751 échase la asnilla en tierra viendo al ángel con la espada des- nuda» (1). Verderón Barbadillo: «Sus dientes desfloraron toda fruta verdero- na» (2). — Aunque el Diccionario haga memoria del substantivo verderón, no le toma por adjetivo, como le tomó el clásico au- tor, el cual le estimaba sinónimo de verdino, verdoso, verdus- co, verde comoquiera. Ninguna relación, fuera del color, tiene el verderón substantivo con el verderón adjetivo. Verecundia Con haber el Diccionario moderno sacado á plaza el adjeti- vo verecundo, vergonzoso, no se acordó del substantivo vere- cundia, isLn\ai\no como él, por vergüenza, empacho, rubor. López de UBEDAnos le dio á conocer: «Confieso, no sin vere- cundia, que como tan sin pensar revolvió sobre mí con tan buen discurso» (3).— Quien dice verecundo, á la mano tiene vere- cundia, sin que le sude el copete. El Diccionario antiguo por no haber apuntado el adjetivo verecundo, quedaba más des- obligado de verecundia. Verendo Alonso de Andrade: «Y las partes verendas de su cuerpo pusieron en una lanza, y las llevaron con suma ignominia por las calles de la ciudad» {A).— Partes verendas está por partes vergonzosas, tomada del plural latino verenda la significa- ción, por manera que verendo es como verecundo, vergon- zoso. (1) Los dos estados de Nínive cautiva y libertada, cap. 1, consi- der. 19, pág. 359. (2) Alejandro, Panza dichosa. (3) Picara Justina, lib. 2, p. 1, cap. 1, § 3, pág. 134. (4) Itinerario historial, grado 14, § 6. 752 VERINJUSTO — VERJELERO — VERMÍCULO Verinjusto Correas: «En justo verinjusto le demandan». — En justo y en verinjusto le acosan» (1).— El vocablo verinjusto parece provenir del latín vel injustiim, convertida en erre la ele. Si ello es así, el verinjusto significará ó injusto, de manera que la primera frase del autor dirá, «en justo ó en injusto le de- mandan». Mas porque el verinjusto se tomaba como una sola dicción, vino ya á representar lo mismo que injusto, como pa- rece en la segunda frase de Correas, el cual interpreta así la locución: «Violentar y hacer fuerza sin averiguar razón» (2). Verjelero Cabrera: «El verjelero de los jardines reales, si ve que su Majestad, entrando por ellos, gusta de cortar las flores, da por bien empleada la diligencia que puso en plantarlas y criar- las» (3).— Como los substantivos acabados en ero suelen sig- nificar oficio, ocupación, cargo; así verjelero viene á sqv jar^ dinero, encargado del verjel, como con harta claridad lo dice el texto de Cabrera. Vermículo Guevara: «Fué el buen Jesú vermículo glorioso y gusano bienaventurado, pues la tela de nuestra redención no sólo nos la tegió con la sangre de sus venas, mas aun con el amor de sus entrañas» (4).— No nos podemos quejar de haber andado corto el Diccionario en amontonar dicciones nacidas del latín vermis, tales como verme, vermicida, vermicular, vermifor- me, vermífugo, verminoso. Pero el vermicular pedía á voces el vermículo que le engendró. Ahí le tenemos en Guevara, quien un renglón más abajo prosigue diciendo: «El gusano cuanto más su tela va creciendo, se va él más deshaciendo y (1) Yocab., letra E. (2) Ibid. (3) Sermón para el día de los Santos Inocentes, consid. X. (4) Monte Calvario, p. 1, cap. 36, fol. 151. vez' — VICECRISTO 753 desbabando». Vocablo nuevo es el desbabarse, sacar baba, echar de sí mucha baba, como lo hace el vermículo, bien que esta voz denota al gusanillo diminuto, de tamaño inferior. No hay duda sino que la palabra vermículo podía acomodarse al gusanillo, labor menuda aplicada á telas y lienzos, no menos que a\ gusanillo de oro, plata, seda en forma de hilo ensorti- jado. Vez* Malón: «Andar con aquellas veces de quiero y desquie- ro» (1).— Márquez: «Todas las cosas tienen veces» (2).— Por vez entiende el Diccionario «alternación de las cosas por orden sucesivo». Tal sería la acepción más allegada al plural veces de los textos clásicos; mas no verifica del todo su sentido. Porque veces en Malón y Márquez son mudanzas, trueques, altibajos, variaciones, crecientes y menguantes, vueltas, con alternación ó sin ella, por orden sucesivo ó sin él. En esta parte las veces españolas se diferencian de las vices latinas. Vicecristo Ya que el Diccionario admite el nombre vicediós, por ajus- tado á los Romanos Pontífices, con más evidente razón había de admitir el vocablo vicecristo, por mucho más apropositado para representar la autoridad de los sucesores de San Pedro, á quien concedió Zamora este título, diciendo: «Pedro es un lugarteniente de Dios en la tierra, un Vicecristo, un remedo suyo, un virrey, un espejo en que se mira» (3). — Los Papas, por hacer las veces de Cristo y ser con toda propiedad Vica- rios suyos, se llaman con igual verdad Vicecristos. Razón era que entre tantos vices como puso el Diccionario, ocupase esplendoroso lugar éste, que rebosa gracia y verdad. (1) La Magdalena, p. H, cap. 27. (2) Triunf. Jeriis., vers. 1, consid. ?>. (ñ) Monarquía, lib. 2, Sau Pedro y San Pablo, § 6, 48 754 VIDRIADO* — VÍLICO — VILIPENDER Vidriado * Yepes: «Estaban los tiempos tan vidriados y peligrosos» (1). — A juzgar por el vidriado del Diccionario, no veríamos sino al «que fácilmente se quiebra ó salta, como el vidrio», cual si dijésemos quebradizo. Pero el vidriado de Yepes, aplicado al tiempo, no puede ajustarse á esa acepción, porque el tiempo no quiebra ni salta. Será, pues, fuerza atender á delicadOy turbio, apurado, revuelto, para sacar el sentido propio de vi- driado; adjetivo no puesto en el Diccionario de Autoridades, y confrontado en el moderno con el vidrioso, bien que no pa- rece confrontable con él. Otro vidriado hay en la Pícara Justina (no conocido del Diccionario), algo semejante al de Yepes, aunque no del todo, porque se dice de la Catedral de León, adornada con grandes vidrieras, en esta forma: «Como la iglesia está vidriada y trans- parente, piensa un hombre que está fuera y está dentro, como corregüela de gitano» (2).— De suerte que vidriado significa lleno de cristales ó cristaleras. Este sería el sentido propio, del que saldría el figurado de Yepes. Vidriadamente será su adverbio. Vílico De este substantivo, tomado á la letra del latín villicus, se aprovechó Jarque cuando dijo: «Semejante al del otro pruden- te mayordomo ó vilico del Evangelio» (3).— El propio autor ofrece la significación de vílico, formado de villa. Vilipender Fr. Lucas Fernández de Ayala: «Considere cuan injusto sería y cuan temerario y arrojadizo atrevimiento, vilipender el Sagrado Colegio de los Apóstoles Santos, porque de él salió (1) Crónica, t. 1, año 529. {2) Lib. 2, p. 2, cap. 2, § 1, pág. 30. (3) El Orador, t. 1, disc. 3, § 9. VILLANADA — VINAGRÓN 755 un Judas» (1).— Diferencia va de vilipendiar á vilipender, como va de despreciar á menospreciar. Claro se ve en la au- toridad del mismo escritor, «las vírgenes locas, repudiadas y vilipendidas por el descuido en la inquisición deste aceite» (2). — El Diccionario concede al verbo vilipendiar el sentido de «despreciar ó tratar con vilipendióos pero el de vilipender no llega á tanto, pues sólo se reduce á tener en poca estima, hacer poco aprecio, mirar por cosa vil. Así vilipender pare- ce tocar en menosprecio, así como vilipendiar dice desprecio de obra ó de palabra. Muy á las claras lo pone otro texto del autor que dice: «La plata se vilipendia y no se reputaba por de algún valor» (3). Villanada Lorea: «Responde con villanadas y groserías» (4). — La voz villanada recibe dos acepciones: ó significa acción de villa- no, ó turba de villanos, como lo enseña el Arte grande de Correas, impresa en 1903, pág. 115. A la primera pertenecen las villanadas ó descortesías de Lorea. La villanía y la villa- nería dicen menos que la dicción villanada, menos determina- damente señalan el sentido. Vinagrón Valderrama: «Jacob cuando estaba con su ganado bebía la zupia y vinagrón que suelen beber los pastores» (5). — Díce- se vinagrón el vino común agrio que semeja vinagre, ó es de muy inferior calidad; algo diferente de zupia, que se dice vino revuelto de mal color y gusto. Cabrera le dio sentido figura- do: «Esperaba el Señor coger de aquella heredad uvas, vino de caridad; y en lugar desto, dio este vinagrón de injusticia, mal- dad, clamor, voces, aquel crucifícale, crucifícale» (6). (1) Hist. del Anticristo, trat. 1, disc. 17. (2) Ibid., disc. 20. (3) Ibid., trat. á, disc. 2. (4) David perseguido, cap. o, ejemplo l.o, § 1. (5) Ejercicios, p. 3, cap. .-i, Domin. de Ramos. (6j Domingo de Pasión, Introd. 756 VIROTISMO — viso' Virotismo Al vocablo virote conviénele el sentido figurado de «mozo soltero, ocioso, paseante y preciado de guapo; hombre erguido, demasiadamente serio y quijote». Este sentido nace del virote, que propiamente es «especie de saeta, guarnecida con un cos- quillo». Por ahí podremos rastrear qué será virotismo, y qué significará la frase de la Pícara Justina: «Dar vado al virotis- mo» (1).— Dícese virotismo el «andar hecho virote todo el día» (2), el pasearse holgazán, el gozar de pasatiempos, el se- guir la vida poltrona, el darse un verde con dos azules, el an- darse á la flor del berro, el holgar y el holgazanear. Bien me- recido se tenía lugar en el Diccionario el vocablo virotismo, de tanta aplicación en la vida moderna, si le entendemos con- forme queda explicado. ¿Qué será si atendemos á lo tieso y rígido del virote, de cuyas cualidades salió el envirotado metafórico, de que más arriba se trató? Pues así como envirotado suena entonado, pa- gado de sí, tieso, cuellierguido, lominhiesto, altivo, engreí- do, presuntuoso; di& igual manera al virotismo le corresponde el entono, engreimiento, gravedad, altivez, presunción. Podre- mos, pues, decir: éste gasta intolerable virotismo; aquél se pierde por su fatuo virotismo; esotro no es hombre de viro- tismo. A estos dos diferentes significados se ajusta la palabra vi- rotismo, sin discrepar del dictamen de los clásicos autores. Viso* Salmerón: «Mirada á este viso, la exhortación fué cuer- da» (3). — El significado del nombre viso, más conforme con el del clásico autor, sería «apariencia de las cosas», tal como le trae el Diccionario. Mas la apariencia no dice propiamente viso en el modo adverbial á este viso, que también vale en este aspecto, á esta inspección, á esta luz, por este lado; porque (1) Lib. 2, p. 1,cap. 1. (2) Correas, Yocab., letra A. (3) El Príncipe escondido, medit. 16, § 2. -VISTOSIDAD — VIVANDERÍA 757 VISO denota el modo de ver, la manera de considerar, lo cual no se significa por apariencia, puesto que apariencia sólo se refiere á lo exterior de las cosas, pero viso dice la razón interna, el motivo íntimo, la causa real, la consideración seria y grave del asunto. De aquí se colige, que el sentido clá- sico de la expresión á este viso no parece en el Diccionario moderno, mucho menos este modo adverbial, tan usado en la clásica literatura. Algo discurrió el antiguo en la locución al viso. Vistor Alvarez: «Le echó del palenque vencido con suma afrenta y corrimiento delante de los vistores del desafío, que eran los ángeles y demonios» (1). — No una sino varias veces usa el P. Alvarez la palabra vistor por espectador. Tal vez de visto ó vista sacaba el término vistor, raro en verdad, si al origen verbal miramos. Mejor parecería visor que vistor, bien que ninguna de ambas voces se menciona en el Diccionario. Vistosidad Sale este substantivo del adjetivo vistoso; por eso denota cualidad de hermoso, de apacible á la vista, de agradable á los ojos. NiSENo: «Le despertó el deseo de saber qué hierba ó mata fuese aquesta, qué flor, qué vistosidad ó fruta tuviese, que tanto á Raquel enamorase» (2). — La palabra vistosidad suena hermosura, apacibilidad, apariencia, respecto de los ojos que la cosa contemplan. Vivandería EsTEBANiLLO: «Levantar la cabeza y encastillarme en la vivandería» (5).— Para entender la fuerza de este substantivo, será menester acudir al nombre vivandero, que es cantinero, á saber, «el que cuida de los licores y bebidas». Significará, (1) Silva espir., dom. 1 de Cuar., consid. 6, § 1. (2) El Político, p. 2, lib. 3, cap. 6. (S) Cap. 7. 758 VIVO VIZCAINADA pues, vivandería el oficio de vivandero, la ocupación de tener cantina, el cuidado de servir licores á los transeúntes. No dio el Diccionario moderno en el rastro de la vivandería, como tampoco el de Autoridades; pero no hay duda, sino que el nombre vivanda, de baja latinidad, dio origen á vivandero, y éste á vivandería, la cual propiamente es el oficio de los mu- chos hombres y mujeres, que no solamente sirven bebidas en las estaciones de ferrocarril, mas también chucherías, hasta desayuno y almuerzo, en cantinas y fuera de ellas. Por manera que la vivandería viene á ser la vida de infinitos holgones en las paradas de los viajeros. Vivo* San Juan de la Cruz: «La raíz y el vivo de la sed de amor siéntese en la parte superior del alma» (1). — Esta significaciór del substantivado vivo no se advierte en el Diccionario moderno entre las doce que trae para la voz vivo. Significa, pues, el substantivo vivo lo que centro, raíz, substancia, parte princi- pal, fuerza, viveza, punto esencial de alguna cosa: ^si el vivo del argumento, el vivo de la edad, el vivo de la cuestión, el vivo del negocio, el vivo de la pretensión, el vivo de la sed, el vivo del amor, etc., etc. El Diccionario antiguo éntrelas diecinueve acepciones de vivo puso ésta: «usado como substan- tivo, significa lo más sólido, fuerte y grueso de las cosas, y que hace mayor resistencia; y así se dice el vivo de los metales, de los cañones, etc.» No obstante que no la apoya en sentencia clásica, tampoco satisface al vivo de San Juan de la Cruz, que es el de Jarque: «El angélico Doctor, con su gallardo entendi- miento, da aún más vivo á esta razón» (2); esto es, más viveza, más fuerza, más substancia, en sentido figurado. Vizcainada Cabrera: «¿Qué decís, David? ¿Qué vizcainadas son esas? ¿Qué concierto de razones?» (5).— El nombre substantivo viz- (1) Noche obscura, lib. 2, cap. 13. (2) El orador cristiano, t. 5, invectiva 14, § 9. (3) Serm. í.o de S. Juan Evangelista, introd. VIZCAÍNO — VOCINGLEREAR 759 cainada importa Siqwi palabras vizcaínas, esto es, no inteli- gibles, como no lo son las del vascuence para el común de los españoles, por no guardar esa lengua con el romance ninguna relación. Pero el Diccionario de Autoridades ni tan siquiera apuntó la palabra vizcaíno, puesto caso que el moderno, si dio noticia de ella, dejó en blanco su significación figurada, que respecto del lenguaje es lo mismo que confuso, desconcertado, inextricable. Así la usaban los clásicos, en cuyo sentir la voz vizcainada era sinónima de algarabía, enigma, tiniebla, obs- curidad, desconcierto, confusión, cosa ininteligible, si bien se aplicaba este sentido á sentencias habladas ó escritas. La acep- ción metafórica de vizcainada no quita la verdad de las dos propias que son: acción de vizcaíno, turba de vizcaínos. Podíamos confirmar lo dicho con la autoridad de Diego Vega: «¿Qué vascuence, ó qué algarabía es ésta? No lo enten- demos» (1).— Donde vascuence se equipara á la voz algarabía, como vizcainada, con razón, según que lo vamos á ver. Vizcaíno Cruz: «Qué vizcaíno y corto anduvo» (2).— Al que habla breve y confusamente, llamaban, en sentido figurado, vizcaíno. De esta palabra podía salir el adverbio vizcaínamente, por con- fusamente, embrolladamente, según hablan para el común de los españoles los vascongados. El Diccionario trae el vocablo vascuence, cuyo sentido figurado es, dice, «lo que está tan confuso y obscuro, que no se puede entender». Esta noción veían los clásicos en la palabra vizcaíno. Vocinglerear De vocinglero ó de vocinglería nació el verbo vocingle- rear, que es clamar con frecuentes chillidos. Alvarez: «Como los otros hijos anduviesen turbados vocinglereando con tan grandes clamores» (3). — Nacerán de ahí los vocablos vocinglereador, vocingleramente, etc. (1) Dom. 3.^ después de la Pascua. (2) Serm. de la Concepción, pág. 33. (3) Silva, Purificación, consid. 8. Y Yertez Entre las causas que echan á perder los comestibles y cosas de uso común, colocó el clásico Venegas «la yertez en los za- patos 3? borceguíes» (1).— El substantivo yertez sale de yerto, que suena tieso, rígido, inflexible. Así la yertez de los zapa- tos es aquella rigidez y tiesura que á veces toman cuando pisaron agua ó nieve. A este tono podemos decir que el nom- bre yertez equivale á dureza, rigidez, tiesura; y también fi- guradamente á gravedad afectada, rigor demasiado, tirantez ejrcesiva, inflexibilidad porfiada, susto notable, sorpresa extraña. Yo* Pero Sánchez: «Este yo es un agregado de mi cuerpo y de mi alma, y por eso no puedo estar yo sino donde está mi cuer- po 3? mi alma, porque cada uno de por sí no es yo, sino entram- bos juntos» (2).— Tal es el concepto que tenían formado los clásicos autores del yo, sin que sea menester amontonar sus dichos. El Diccionario moderno, en vez de aclarar, echa tinieblas sobre el yo, cuando dice que es «afirmación de con- ciencia de la personalidad humana, como ser racional y libre». Este lenguaje y manera de definir filosóficamente el yo comen- (1) Diferencias, lib. 3, cap. 46. (2) Hist. mor., íol. 349. YO" 761 zó á entrar en el Diccionario cuando se hizo la duodécima im- presión, á la cual siguió la tredécima con la misma cantinela. Pero el yo no es afirmación de conciencia de la personali- dad^ sino la misma persona humana constante de alma y cuer- po; así lo entendió la clásica antigüedad española, que filoso- faba mejor que los discípulos del filosofismo alemán. Fáltale, pues, al Diccionario moderno esta puntual declaración, y sóbra- le ese adefesios intempestivo y antifilosófico, puesto que el Diccionario de la lengua no es una enciclopedia encargada de dar noticia de opiniones particulares y desastrosas. Zaboyar Jarque: «¿Quién creerá que no es contra razón echaV pol- vos en los ojos y zaboyarlos de lodo para darles vista, cuando apenas hay medio más eficaz para cegarlos?» (1).— Como la voz boya signifique cuerpo flotante en el agua, de áonáo. boyar es significativo de flotar, de ahí podía venirle á zaboyar la acepción activa de embadurnar, cual si el agua convertida en lodo sirviese de corriente donde flotasen los ojos, que por eso dícense zaboyados. Así zaboyar es mojar, untar, cubrir, em- badurnar. Pero si no pareciese bien esta derivación por vio- lenta, podíamos hacer recurso á la voz arábiga ^Á-ó , zábaj'a, que es teñir, de donde convertida la í? en o, y la y en y, ten- dremos zaboyar por teñir, untar. Zabulón EsTEBANiLLO: «Darles tal felpa ó los cuatro zabulones» (2). — Del latín zabolus, ó zabulo, que es el mismísimo diablo, se tomó el zabulón para expresar, extensivamente, bellacón, malvado, picaro, bribón, endiablado. (1) Trat. de la misericordia, p. 1, disc. 12, S 12. (2) Cap. 7. # ZAHORIAR — ZAMBULLIMIENTO 763 Zahoriar Al nombre zahori debe el verbo zahoriar todo su ser y toda su acción, reducida á registrar, hacer de zahori, mirar con di- ligencia, penetrar profundamente. Pineda: «Zahorar y zahoriar no se llevarán bien, dejando imperfecta la materia de la sal» (1). — Dice eso el autor, porque zahorar es merendar, y zahoriar es penetrar con la vista. Ambas son voces arábigas, procedentes de sahora y de sahori. La palabra sahora, .^s^ significa el desayuno que toman los árabes antes de amanecer, por no comer nada desde que se distingue un hilo blanco del negro, como dicen; de aquí se formó el verbo zahorar, que, en vez de sahorar, se aplica á comer entre sí los amigos con bulla y zambra. El verbo zahoriar formóse de sahori, ^^y^j^ que viene de la misma raíz ^.sn.w. sáhara, cuya principal acepción es alborear, amanecer, adelantarse; por eso el zahori llámase sabedor, encantador, fascinador , que ve de lejos, como si le amaneciese la luz á él antes que á otros. El verbo zahoriar ofrece estos derivados: zahoriador, zahoria- ción, zahoriamiento, zahoriadero, zahoriativo, zahoriadu- ra, zahoriatorio, etc. Zambullimiento Alonso Vega: «Bautizaban por modo de zasnbullimien- to» (2). — Acción de zambullir, de meter dentro del agua con ímpetu, es el zambullimiento; voz no mencionada en el Dic- cionario, aunque por zambullidura pudiera de algún modo su- plirse. Ahí se ve la necesidad de formar los derivados de los verbos. (1) Dial. 1, § 5. (2) Espejo, cap. 8, § 6. 764 ZAMURGIRSE — ZAPATADA — ZAPATAZO Zamurgirse Pedro Vega: «Ándase tras las aves que se zamurgen en el agua por los peces» (1).— No hay nación, como la española, que haya producido tantos ingenios, idóneamente hábiles para inventar vocablos. Pareciéndoles que el verbo latino submer- gere, convertido en sumergir, era insuficiente para ornato y riqueza, dieron en fraguar otros nuevos, zabullir, zambullir, zampuzar, zapuzar, chapuzar, somorgujar , que expresan la acción de meter ó meterse en el agua. Faltaba el verbo za- murgir, empleado por el esclarecido Vega, allí donde habla del pelicano que da caza á las aves, después que se hubieron zamurgido en el agua en busca de peces. De infinitas maneras podemos expresar la acción de sumergir, que los latinos hubie- ran declarado con muy pocos verbos; si bien hemos de confe- sar que los más de los dichos salieron de la lengua arábiga, por lo menos cuanto á la modificación efectuada por el prefijo za. Podrán formarse los derivados de zamurgir. Zapatada EsTEBANiLLO: «Al son de un medio relincho, me dio dos pares de zapatadas» (2).— De zapatazo dijo el Diccionario ser, «golpe dado con un zapato»; mas calló la zapatada. Dos sentidos tiene esta femenina voz: el uno acción del zapato, ora sea golpe, coz, puntillazo, patada; el otro, cantidad de za- patos, muchos en número. El primero es el de Estebanillo. Zapatazo* Correas: «^Dar zapatazo á uno» (3).— Aquí el aumentativo zapatazo adquiere el sentido de sartenazo, culebrazo, chas- co, mala treta, cornada, maltratamiento, brega, zumba, burla, engaño inesperado. De esta acepción familiar no dijo palabra el Diccionario, pues se contentó con anunciar golpe y (1) Salmo 5, vers. 7, disc. 1. (2) Cap. 10. {S) Vocah., letra D. zapatero' — ZARCERA 765 caída material, como pertenecientes al metafórico zapatazo; pero Correas puso este discante: «Por mala treta y daño» (1). Zapatero* Correas: «Dejarle á uno zapatero» (2).— Hasta la postrera edición de 1899 no había el Diccionario caído en la cuenta del zapatero, enseñado por Correas hace ya casi tres siglos. Al fin el novísimo Diccionario se dignó decirnos que zapatero es, «el que se queda sin hacer bazas ó tantos en el juego; úsase más en la frase quedarse zapateroy>. Mas ¿no tiene acaso al- gún atributo metafórico ese zapatero que no hace bazas? No lo dijo el Diccionario. La verdad es, que zapatero viene á ser significación de vencido, descalabrado, burlado, desbara- tado, superado, derribado, rendido; tanto, que dejarle á uno zapatero significa, vencerle, rendirle, darle mate, descala- brarle, sujetarle, dar con él patas arriba: esto en estilo fa- miliar, aun sin relación al juego, porque la frase es figurada en ese sentido, al modo que la emplearon los clásicos. Si Correas discantó la frase dicha por ésta, «dejar á uno sin hacer raya en el juego», no fué con intención de excluir otras aplicaciones, pues el dejar á uno sin hacer raya es el tuautem de la frase dicha. Zarcera De la palabra zarzo pudo originarse la zarcera, esto es, tejido de juncos ó cañas, que sirve en bodegas ó sótanos. Así se colige de este lugar de la Pícara Justina, que dice: «Un sayo de nesgas, que parecía zarcera de bodega» (3). — Donde sayo de nesgas es sayo hecho de piezas cortadas en figura triangular, como los zarzos tejidos de mimbres. Así la zarce- ra será un zarzo de forma particular. (1) Ihid. (2) Yocah., letra D. (3) Lib. 2, p. 1, cap. 1, § 2, pág. 125. 766 ZARPAZO* — ZARRACATKHÍAS Zarpazo* García: «Dio dos zarpazos en los hocicos del perro» (1). — Hasta el año 1899 no salió á pública luz en el Diccionario la palabra zarpazo (escrita ya van dos siglos y medio en los li- bros de los clásicos autores), en el sentido de zarpada, ara- ño, uñarada. Porque solamente nos decían de zarpazo que era «golpe grande y con ruido que da una cosa cayendo en el suelo». Mas ¿de dónde colegían esa tan extraña acepción? Ahí está la autoridad de la Pícara Justina que dice: «Al echar- se del carro, daban temerarios zarpazos». De este único texto erguyó el Diccionario de Autoridades que zarpazo es «golpe grande y con ruido», porque le parecería que los que se echan del carro no dan sino golpes grandes cayendo en el suelo. Pero ¿tan simplón hacían al discretísimo autor de la Pícara Justina, que saliese con esa vulgaridad? No parece eso bien; antes es muy de presumir que aquel «daban temerarios zarpazos» signi- fique, abrían los dedos de las manos con aspavientos, como espiritados, arañando el aire con sus temerarias zarpas. En esas zarpadas no cabe caída, ni golpe grande ni chico, sino voces descompuestas y temerario manoteo. De modo que los zarpazos de la Justina son los mismos zarpazos de García, que el Diccionario novísimo acaba de llamar zarpadas. Pero por haber errado el golpe el Diccionario de Autoridades re- machó el clavo el moderno, sin notar la impropiedad, antes ra- tificándola de nuevo, y aun añadiendo un artículo más, cuando bastaba emendar el antiguo con sólo borrarle del papel. Zarracaterías QuEVEDO: «No son menester tantas zarracaterías ni andar templando gaitas» (2). — Si atendemos á la palabra zarracatín, «regatón que procura comprar barato para vender caro», y vol- vemos la vista á la otra cerracatín que en su lugar se explicó, hallaremos que á zarracatería ó cerracatería corresponde el sentido de halago fingido y engañoso. El Diccionario moder- (1) Codicia, cap. 8. (2) Cuento de cuentos. ZARRUCAR — ZAZO 767 no ni afirma ni niega en este particular, no obstante iiaber el antiguo hablado bien claro. Zarrucar Valderrama: «Te has galleado como gallo de tu república, yo haré que te lleven á zarrucar en un duro cautiverio» (1). — Lo primero será notar el reflexivo gallearse, que no suena aqni enfurecerse , como lo define el Diccionario, sino ufanar- se, engreírse, gloriarse, al tenor de lo que suele hacer el gallo en el jardín. Habla el autor de un prepósito hebreo, á quien el Profeta Isaías amenazaba castigo en nombre de Dios. Cuanto al verbo zarrucar, podíamos derivar su formación del verbo arábigo .JaÍ , záraja, que significa clamar, vocear, exclamar pidiendo auxilio: la voz ^\j^ , zarraj, denota pavo. Fácilmente de este nombre se forma el zarrucar en sentido de cacarear. Es como si el texto dijera: hasta ahora has galleado en público, pronto cacarearás en secreto, en duro cautiverio; á donde fué llevado el tal prepósito con toda la gente judía. Este parece el sentido más conforme al contexto. También podíamos echar mano del verbo arábigo *-?jj , zá- raka, que suena expeler el ave los excrementos. Esta acción del gallo, contrapuesta al gallear, sería un cacareo muy expre- sivo para humillación del dicho gobernador. Del contexto no se saca sentido determinado para el verbo zarrucar; los arabi- zantes cuidarán de suplir mi cortedad. Los derivados serán: zarrucador , zarrucamiento, zarrucativo, zarrucadizo, za- rrucadero, zar ruc adámente , etc. Zazo De zazoso da cuenta el Diccionario, diciendo ser equiva- lente á ceceoso (que pronuncia mal la í?e); pero de zazo no dice el Diccionario palabra. Alvarez: «Moisén se excusaba de ir á verse con Faraón, por ser zazo y tartamudo, y de lengua (1) Ejercicios, p. 1, cap. H. 768 ZURRIAGADA impedida» (1).— Donde se ve que zazo es balbuciente, ó torpe en el pronunciar los vocablos. De ahí se formaría el zazoso del Diccionario. El adverbio zazamente corresponderá al sen- tido de zazo. Zurriagada Pineda: «Movió el demonio la tempestad dentro de la nave de San Pedro, dando una zurriagada con Basílides hereje de Alejandría» (2).— Dícese zurriagada el golpe dado con el zu- rriago ó con el rebenque. Figuradamente es contienda, alboro- to, discordia, confusión. (1) Silva espir., 4.° dom. de Cuar., consid. 7, § 1. (2) Monarquía eclesiást., lib. 11, cap. 32, § 3. A. M. D. G. ÍNDICE flliFflBÉTIGO DE LAS VOCES NUEVAS REGISTRADAS EN ESTE LIBRO Las acompañadas de asterisco reciben nueva acepción Págs. Abarraganar i Abemoladamente i Abemolado i Abemolar 2 Abocadear* 3 Abocar* 3 Aborrascado 4 Abrasadamente 5 Abrinquiñado . 5 Abrocar 5 Abrocatelado 6 Absortarse* 6 Acabriolado 7 Acalenturado 7 Acalorearse 8 Acancerado 8 Accidentar 8 Acebuchina 9 Acensuado = . . . 9 Acicalado* 10 Acincelar 10 Aciscado 11 Acobardamiento 11 Acolutía 12 Acontagiar 12 Acosadamente 13 Acostamiento* 13 Acristianar 186 Actuosidad 15 Acuidadarse 13 Achacosamente 14 Adamadura 15 Adentellarse 15 Aderezador 16 Adietado*. .......... 16 Págs. Adjetivar* 16 Adolecer*.. . , 17 Adolescéntula 17 Adorar*.. . 17 Adrollado 18 Afección* 18 Afectarse* 19 Aferradamente 20 Afeudarse 20 Aficionador 20 Aflorado* 20 Aflorar* ... 21 Afluentemente 22 Agallas* 22 Agavillar*.. ........ 23 Agestión 23 Agolletar 24 Agonizadamente 24 Agonizar* 24 Agradecido* 26 Aguado* 26 Aguaje*. . . 26 Aguardar* 27 Aguazar 27 Aguija 28 ¡Ah!* 28 Ahigadado 28 Ahilo 29 Ahorcado* 29 Ahorrio . 30 Ahuerar 30 Ajedrezamiento 30 Ajicomino 31 Ajironado 31 Ajuarar 32 49 770 Págs. Ajudiado* 32 Alabatorio 33 Alandro 33 Alanzada 34 Alaridar 34 Alatonado 34 Albañar 35 Alberque 35 Alborozadamente 35 Alcachofar 36 Alcaldada* 36 Alcatifar 37 Alcorzar* ... 37 Alebrestado 38 Alebronado 38 Alecharse 39 Alejandrar 39 Alfarachado 40 Algasa 40 Algasia 40 Alguillo 40 Alguito 41 Alharaquiento* 41 Almadiarse ... 42 Almagrado 42 Almagrar 42 Almizclar 43 Almozafre 43 Alojarse 44 Alparcería 44 Alquil 44 Alteradizo 45 Altibajar 45 Alunado*. , 46 Alunarse 46 Alzaprima* 46 Alzarropa 47 Alzavelas 47 Allamarado 48 Allega 48 Alienar 48 Amación 49 Amaitinarse 49 Amapolarse 50 Amarguear 50 Amnrgueruelo 51 Amativo 51 Ambicionear 51 Amedrento 52 Amellar 52 Amenorgar 52 Ametalado 53 Amezquinarse 54 Págs. Amilanado 54 Amoreteado 54 Amorgado 55 Amostazamiento , . 55 Amover* 56 Ampollado. ' 56 Ampón 56 Andavías 57 Angelizado 57 Angelizarse 57 Angeo 468 Antenacido 58 Antenunciar 58 Antesignano 59 Antesiñano .... 59 Anudar 59 Anutrimentar 60 Apadronarse 60 Aparvar* 61 Apeligrar 61 Apelmazar* 61 Apellidar* 62 Apensionado 62 Apequeñarse 305 Aperramiento 63 Aperreamiento 63 Apesaramiento 63 Apitonado 63 Aplazo 65 Aplomado 65 Apologizar 65 Aprimar 334 Apollar 66 Aprovechante 67 Apuñetearse 67 Arancel* 68 Arancelar 69 Arañada 69 Arañal 69 Arar* ' 70 Arcaduzado 70 Archifénix ... 390 Archigallina 71 Archimuñeco 71 Archivo* 72 Ardiñal 72 Argamasado 73 Argollado 73 Argüidor 73 Arietar 74 Armandija 74 Armiñar 74 Arqueada 75 Págs. Arquitecta 75 Arrabiado 75 Arrapaltares 76 Arrebujarse 76 Arrecentar 77 Arrisado 77 Arriscamiento 77 Arrobinador 78 Arrocinado* 78 Arrodo 79 Arroj aporradas 372 Arrollabollos 79 Artizadamente 79 Artizar 80 Asadorado 80 Asaltear 80 Ascendencia* 81 Aseriarse 81 Aserrería. 82 Asidamente 82 Asnedad 82 Asnéque 83 Asobrumarse . 83 Asolanar* 84 Asonlocadamente 84 Asortado 85 Aspaventado 85 Aspernible ... 86 Asquillo 86 Astrolabiador 86 Astrolabiar 87 Asura 87 Atanco 87 Atarazado* 88 Atascar* . 88 Atendencia 88 Atentalar 89 Atericiado 90 Atrabajado 90 Atrabancar* 90 Atrillar 91 Atroncado 91 Audiencia* 92 Aulicismo 92 Auscultatorio 93 Autoritativamente 93 Autoritativo 93 Avanza 93 Avarientamente 94 Aventanado 94 Avosar 94 Ayunamente 95 Azacanado 95 771 Págs. Azacanarse 95 Azarcón . 96 Azotaparlones ........ 96 Azotaperros 96 Azozobrar 96 Babitonto 98 Babón 98 Bafea 98 Baladronar 99 Baldonador 99 Baldudo 500 Bambaleo 99 Bambaleen 99 Bamboleación . 99 Banderilla* 100 Banqueteador loo Barbaquejo loi Barbiasonante 10 1 Barraganada* loi Bartolinas 102 Batucar 103 Bazagón 103 Bazudo 103 Beberse 104 Bemol 104 Berlandinas 106 Bestializado ío6 Bestializarse 106 Biso 137 Bisoñería* 107 Bizcar 107 Blanquilla 108 Blásido 108 Blasonería 108 Bobiculto 108 Bobuno 109 Bodego 109 Bonanzoso 109 Boneta iio Boquipando.. iio Boquiseco* no Borbollear m Bordinga 1 n Borrachada . ni Borronista n2 Boscajeado n3 Botacuchar n3 Botecillo n4 Botez n4 Botijón n5 Bovátilmente 121 Bovinamente 121 772 Págs. Boya* 115 Brabío 115 Bracitendido 116 Brandevín u6 Bravosía 116 Bregadura 117 Bregar* 117 Bribiar , 118 Bribion.. 118 Brincar 118 Brinquinillo 118 Brizas ....119 Brollador 119 Brollar . . 119 Brótano 120 Brujular 120 Brutamente 120 Bueyerizo 121 Bueyunamente 121 Bufa 121 Bufonicista 121 Bujuleta i 02 Bula* 122 Burujón. 122 Burréque 83 Burriqueño 123 Buscadero. . . 123 Cabalar 124 Caballerías* 124 Cabecería 125 Cabellos*. ... 125 Cabizcaído 126 Cabizcubierto 126 Cabizmordido 126 Cabiztuerto 126 Cabrestante* 127 Cabrilla* 128 Cabritillo 128 Cacañerías. . ......... 128 Cacoetes 129 Cadaveroso. . . 129 Caderudo 130 Caduquez* 1 . 130 Caíble 130 Calabazano 131 Calabriado 131 Calabriar 131 Caladizo 131 Calavera* 132 Calaverado* 133 Calaverear* 133 Calcable 133 Págs. Calcilla 133 Calcinero 134 Caleño 134 Calididad 134 Calientapoyos. . 135 Calimbo 135 Calmear 135 Callón 136 Cambalachar 136 Campanudo* 137 Canaquíes 137 Cancerar* 137 Cansable 138 Cansino* 139 Cantarada 503 Cantonear 139 Capitulado 139 Capitular* 140 Caracterismo 141 Caramesa 141 Caravero 141 Carcajal 142 Cardillar 142 Cargable 142 Cargadamente 142 Carialzado 143 Caricuerdo. ... - 143 Carillo 143 Caripálido 144 Carranca 145 Carrancudo 144 Carranza 144 Carranzudo 145 Carretil 145 Casarse* 146 Cascarón* 147 Castizar 147 Castrar* 148 Catana 148 Catarrostros 149 Causativo 149 Cedulado 149 Cedular 149 Cencerrería 150 Censorino. 150 Censurista 151 Centonado 151 Centonar 151 Ceñuelo 152 Cerner* 152 Cerracatín 155 Cerrería 155 Cervigal 156 Ceutil Ciaescurre Ciclan* Ciendoblar Ciensayos Cifradamente Ciliantrista Circunstacionado. . . Cl amador Claro* Claustra Claustralidad Clausular* Clavicula* Clavicular Coadjutriz Cobardón Coladizo Colana Colar* Coligancia Coloseo Colla* Comenticio Comerciarse Comestión Comicalla Comihuelga Comodista Compelimiento. . . . Comto Comulgante Conción Concionar Concive Concomitantementc . Concomo Concordativo Concuasar Conchabarse* Condecoroso Confulgencia Conjúdices Conmensurarse. . . . Conminatoria Conocido* Consagrable Consagrativo Consuntible Contera* Contiguación Contradiciente. . . . Contrahechura .... 773 Págs. Págs. . 151 Contralibro . . 730 . 156 Contraprecio 176 • 157 Contrapuntear* 176 157 Contrapunto* 176 . 157 Contratación* 177 . 158 Contratar* 176 . 323 Convenido* 177 . 158 Corajoso* 177 ■ 159 Corbona 177 ■ 159 Corcovear* (78 ■ 159 Corónide 178 . /6o Correncia* 178 . 160 Cortado* 179 . 161 Cortamiento* 179 . 161 Cosariamente 180 . 161 Cosquillar 180 . 161 Costana 181 . 162 Costeo 181 . 162 Costil 181 . 162 Coto* 182 . 163 Cotorrerito 182 . 164 Cotorrero 182 . 164 Counir 183 . 166 Coza 183 . 166 Crepitáculo 183 . 166 Crespo*. ... 184 . 167 Cresta* 184 . 167 Crestudo 185 . 167 Critiquez 185 . 168 Cristianar* 185 . 168 Cronizar 186 . 168 Cruciar 187 . 169 Crucificador 187 . 169 Cuadratísimamente 187 . 169 Cuadratísimo 188 . 169 Cubetillo 188 . 170 Cucar* 189 . 170 Cuchuchu 389 . 170 Cumplefaltas 189 . 171 Cundirse 190 171 Cuyo* 190 172 Chafariz 191 172 Chamorro* 191 172 Chancillación 192 173 Chancillar 192 173 Chao chao 192 173 Charnical 192 . 174 Charrúa 193 427 Charruero 193 174 Chasquear* 193 . 174 Chechi. . , 194 175 Cherra 194 . 175 Chichirimoche 195 774 Págs. Chichirinada 137 Chiculio . 195 Chipichape 195 Chirinica. . 196 Chisma 196 Chitar 196 Chitona 197 Chocante* 197 Chocarrearse. 198 Chocoleo 197 Chola 199 Chozno* 199 Chozpar 199 Chuchear 389 Chufarse 200 Churruchada 200 Chuz. . 200 Chuzonería 201 Dallo 202 Dar* 202 Dar finiquito* 202 Dar larga 203 Darista 203 Davalar* 203 Debido* 204 Decervigacio 204 Decervigar 204 Declamatoria 205 Declarativa t 205 Declaratoria 205 Decumbente 206 Defectibilidad 206 Defectiblemente 206 Definición* 206 Deformidad* 207 Deiformar 207 Deiformidad 207 Dejaprenda. 208 Deludido 208 Deludir 208 Demasiarse. 208 Demonia 209 Dependente 209 Dependientemente 209 Derivo 209 Derramanublados 210 Derramasol 210 Derramasolaces 210 Derreputación 211 Derriscarse* 2(1 Derroñado 211 Des 212 Págs. Desabonar 213 Desabotonar* 214 Desacreditamiento 215 Desafianzarse 215 Desaficionadaraente 216 Desaforador 216 Desafrentar. ... 216 Desagravar 217 Desaguarse* 217 Desalado* 218 Desalar* 219 Desalegrarse 220 Desalmar 220 Desanejarse 221 Desantañarse 222 Desamblar 222 Desanzolarse 223 Desañar 223 Desapadrinado 223 Desapartar 224 Desapercibidamente 224 Desapetito 225 Desapihuelado. ...... 225 Desapocar 225 Desapostemar 226 Desaprisionarse 226 Desaproado 227 Desapropositado 227 Desaquüatado 228 Desaquilatar 228 Desaristado . 228 Desarrinconar 228 Desarropado 229 Desasido* 229 Desatemorizar 230 Desatentarse 230 Desaterido 231 Desatesorar 687 Desatropellado 231 Desaunado 231 Desavahado* 232 Desazonadamente 232 Deshalagar 232 Desbezar 233 Desbisagrarsc 234 Desborcellado 234 Desbravear 235 Desbreñar 236 Desbrochar 236 Descalificar 237 Descancelar 237 Desean terear 237 Descapado 238 Págs» Descartarse* 238 Deshondonado Descarterar 239 Deshumanarbc. Descarriadero 239 Desimaginado. Descastrar 240 Dcsitiar. . . . Descatado 240 Desjarciar. . . Descataratado 24 1 Deslabrar. . . Descavar.. 241 Desmallarse. . Deschuecarse 728 Desmando.. . Descifra 241 Desmantarse . Descocerse 242 Desmaño.- . . Descocimiento 243 Desmaravillar. Descombrado 243 Desmarchido. Descomido 244 Desmarcharse. Descomplacencia 244 Desmayez. . . Desconcienciado . 244 Desmedra.. . Desconcordar, . 245 Desmedrado . Descorazón 245 Desmedroso . Descongojar 246 Desmoderado. Desconocimiento* 246 Desmoronable Descoquez 247 Desmostolar . Descrianza 247 Desmuerto . . Descriar 247 Desocasionarse Desculador . 248 Desofenderse Deseco 248 Desojarse* . < Desejarse 249 Desolazar. . , Desempoliar 2á9 Desospechar . Desempozar 250 Despavesaderas Desencandilar 250 Despecho*. . Desencenagar 250 Despechorrado Desencontrarse 251 Despenitenciar Desencovar 251 Desperecido . Desenejado. 251 Despescar.. . Desenejar 251 Despestañarse* Desengazar 252 Despicar*. . . Desenojador 252 Desplayado. . Desenroscarse •;:53 Despolvorear. Desentelado. . . 253 Despotiquez . Desentereza 254 Despulsamiento Desenzarzado* 254 Despulsar. . . Deserizar 255 Desquietar . . Desestudiado 256 De.sqüiladero. Desestudiar. ... 255 Desquito. . . Deseternizar. 256 Destelarse . . Desflaquecido 256 Destiranizar. . Desflemar* 257 Destozado . . Desfrutar* 257 Destraído.. . Desgaldidor 258 Desvalijo . Desgaldir 259 Desvalorar. . Desgalgarse* 260 Desviolar. . . Desgarrar*. 261 Devanearse. . Desgraduar 262 Diablandas . Deshilas 262 Diablar. . . Deshombrecido 263 Diablaméa. . . 775 Págs. 776 Págs. Diabología 286 Diabologizar . . 286 Dietario 287 Dime direte. , . 287 Dime y direte 287 Diminuente 287 Diosear 288 Disabor 288 Discanto 289 Disconcordia 289 Discongruencia 289 Disconveniencia 290 Discursible 291 Dislavado 291 Dísmeles dísteles 291 Disparacestones 292 Dispuntuar. 292 Dizques* 292 Docemesino 293 Doctrinable 293 Doctrinaje 293 Documentar*. ....... 294 Dolencia* 294 Domeñable 295 Domiciliarse* 295 Domificatorio 295 Dondiego* 296 Dormitación 296 Dromedear 296 Dulciagro 297 Echadiza 298 Elegibilidad* 298 Ello* ....... 299 Emballenado . 299 Embozalar 300 Embregar 300 Embutirse 301 Empañar 301 Empapamiento 302 Empatar* 302 Empino* 170 Empollar* 303 Empreñar* 304 Empreño 304 Enacerado 305 Enaguado 323 Enanarse 305 Enarcarse* 305 Enarquear 306 Encadarse 306 Encalabriar* ... 306 Encalambriar 307 Págs. Encamisar 307 Encancelar 308 Encanelonarse 308 Encapullado. 309 Encarbonado - 309 Encarcavinar* 309 Encenizado 310 Enceparse . , 310 Encestar* 310 Encetrado ....311 Enclaustrarse 311 Encochado 312 Encoplado • • 3i3 Encubarse 313 Encumbradamente 313 Endurarse. ... 314 Enerve 314 Enfaldillado 114 Enfantasmado 315 Enfierecerse 315 Enfistolar 315 Enflautar* 316 Enfurelecer 316 Engañadamente .... .316 Engañamundos 317 Engañifla 317 Engarimbasta 317 Engazo 318 Engolondrinar 318 Engolosinador 319 Engollamiento 319 Engomadero 319 Engorgoritar 320 Engorras 320 Engreñado .......... 320 Engrifadillo. 321 Engrillado 331 Engrillar 322 Enhebillar . 322 Enjabonado 322 Enjabonar*.. 322 Enjaguado 323 Enjordanar 323 Enlagunado 324 Enlagunar . . 324 Ehlerdar . 325 Enlodamiento 325 Enmaletar 326 Enmallar 326 Enmarañador 326 Enmolado • 327 Enmustiar . 327 Enneciarse ■ . 327 Págs. Enramar* 328 Enrizado 328 Ensalmarse 329 Ensalvajar 329 Ensamblaje 330 Ensancho 33° Enseñoreamiento 331 Entafetanado 33 ^ Entapetado 33 1 Entapizada 332 Entelar 332 Entenebrado 332 Entiesar 333 Entoldo 333 Entonadamente 333 Entrado 334 Entrador 334 Entrañamiento 334 Entrañoso 334 Entrecasa 335 Entrecasos 335 Entresemana 335 Entretallarse . 336 Entretanto* 336 Entrevelado 336 Enturbiamiento 337 Enturronarse 337 Envaronar 337 Envestirse 338 Envidrar 339 Envirotado 339 Enyertecerse 339 Epítima* 340 Eriza 340 Erizarse* 340 Erre* 340 Esbrindarse 341 Escabrosear 34 1 Escacado 342 Escandalear 342 Escarces 343 Escarnioso 343 Escarramán 343 Escarramanado 343 Escavar 344 EscogoUado 344 Escoscar 345 Escotado* 345 Escuadroneado 345 Escuchagallo* 346 Escupo 346 Esenciarse 346 Esmarchado 347 777 Págs. Esmarchazo 347 Espadañada 347 Esparavel 348 Esparragar 348 Esperanzoso 349 Espirar* 349 Esplendorear 350 Espolera.. 350 Espumar 351 Espurcicia. . 351 Esquinado.. 351 Esquinarse «... 352 Estacado 352 Estación* 352 Estambre* 353 Estantalar 354 Estantizo 354 Estimar* 355 Estirijón 355 Estribón - • 355 Estrujar* 356 Evangelizar* 356 Eversor 357 Exautorado 357 Excepcionado 358 Exceptivo 358 Execrablemente 358 Excusapecados 358 Exencionado 359 Exencionar 359 Exhilarativo 359 Exicación 360 Expelible 360 Expender* 360 Expresadamente 361 Expresiva.. . . .....*. 361 Exterioridades 362 Extranumerario 362 Extravenar 363 Exuberantemente 363 Fabricista 364 Factivo 364 Facundidad 364 Falsa* 365 Fanfarrico , . 365 Fantasía* 366 Farcinador 367 Farfalilla 367 Fatigable. 367 Faufau 368 Feligrés* 369 Felparse 369 50 778 Págs. Fermar 370 Festivalmente 370 Fexugo 370 Fiala 371 Fiambrar 371 Figurero* 371 Filautero 372 Fileteado 372 Filvanos 372 Fistular* 373 Flautazo 373 Flauteado 373 Fletarse 374 Flexuoso* 374 Florearse 375 Floretas 376 Florín* 377 Focilo 377 Forcear 378 Forjación 378 Formicante* 378 Formular 379 Fragancia* 379 Franchón 379 Fraternar 380 Freidera 380 Fucil 378 Fuer 380 Fugón 381 Fumeciño 381 Galantear* 382 Galicabra 383 Gamilocho 383 Ganas* 383 Ganzuar 384 Garbanzo* 385 Garcete 385 Gargo 386 Garrapatón* 386 Garrochar.. . 387 Garrular 387 Gastarse* 388 Gatuno 388 Gayado 334 Gazgaz 388 Gemebundo 389 Germánico.. 389 Gigantizar 389 Godeo 390 Golosismo 390 Gollizno 391 Gongorizar 391 Págs. Gorgor 391 Gorro* 392 Gotuco 392 Grada* 392 Grajea*. - - - 393 Grajear. . . .' ' . . 393 Grajo* 393 Gravear* 393 Gravitar* 394 Graznear 395 Grecánico 395 Grimoso 396 Gromar 396 Grox 396 Gruesamente* 397 Guardacapas.. 397 Guardaesquinas 398 Guardón 398 Guarismar 398 Guedejón 399 Guijarreño 399 Guijarrón 399 Guinchón 400 Guindaleda 400 GullorosO: 400 Gurrea 401 Gusaneado 401 Gusanoso 401 Gusarapilla 402 Gustadura* 402 Gustativo 402 Guzmanada 403 Habal 404 Habilitado* 404 Hacerse* 405 Hacienda* 405 Hambreado* 406 Hao 406 Haraganía 406 Haronería 407 Harpado* 407 Harpar* 408 Hebraizar 409 Hemicráneo 409 Heñir* 409 Herencio 410 Hermanablemente 410 Hermoseo 410 Hero 4H Herrusca 411 Hiato 412 Hidalgo* 4» 2 Págs. Hidalgura 413 Hiera 413 Holgón* 413 Holocaustizar 414 Hollarse 414 Hombrear* 415 Homilista 415 Hondada 415 Honrosidad 416 Hopalandas* 416 Hoto* 417 Hoy* 417 Huequedad 417 Huequez 418 Humanal* 418 Humanar* 418 Humaza 418 Humear* 419 Humonarices 419 Hurga 419 Hurguillas 420 Idolatrar* 421 Idolatrismo. 421 Ilibato 422 Impagable* 422 Impertransible, 423 Impiadoso 423 Impositicio 423 Impronunciable 424 Impudrible. 424 Impulsivo. . 424 Imputrible 425 Inacaecible 425 Inadvertencia* 425 Inánime.. . , 426 Incasto 426 Incendaja 426 Incentivar 426 Incomestible 427 Incompasión 427 Inconsuntible 427 Incorrespondencia 428 Inculpado 428 Incurablemente 428 Indigestamente 429 Indiscursivo 429 Indomeñable. 429 Indumento 430 Ineclipsable 430 Ineligible 430 Inemendable 431 Inerudito 431 779 Págs. Inesperable 431 Inevidente 432 Inexorabilidad 446 Infamativamente 432 Infanta* 432 Infinitar . 433 Inflamativo 433 Influxible 434 Inhabitante 434 Inhiar 434 Inhibir* 435 Ininvestigable 435 Inmenso* 436 Inminable 436 Inmisericorde 437 Inmisericordia 437 Inmisión 437 Inmoderancia 438 Inmoviblemente 438 Inmultiplicable 438 Innegablemente 438 Inseculado 439 Insuavidad 439 Insultación 439 Insumable 440 Insuspicable 440 Intemerado 440 Intencionar. 441 Intensarse 441 Intensivo*. 442 Interesalidad 442 Interioridad* 443 Interlínea. 444 Interprender* 444 Intocable 445 Intransible 445 Intratabilidad 446 Inusual 446 Invencibilidad 446 Ipsísimo 447 Iracundia* 447 Ironizar. 448 Irracionabilidad ^ 448 Irreflexible 449 Irreverenciar 449 Jábega* • . . 450 Jactabundo 450 Jarcería 450 Jarciado 451 Jarrear* 451 Jerguil 452 Jeroglificar 452 780 Págs. Jinetada 452 Jornada* 452 Jornalmente 453 Juba 453 Juglarería 454 Juntada 454 Kirieleisar* 549 Labeo 455 Labio* 455 Laceriado-» 456 Lactario* 456 Ladear* 456 Lampa 457 Lantiscar 458 Largomira 458 Lastar* 458 Lastimativo 459 Lastral 459 Latrocinante 459 Lavadiente 460 Lectitar 460 Leldar 460 Lenguajero. ......... 461 Lengudo 461 Lenizar 462 Leñazo 462 Leonería 462 Letrear = 463 Letrero* 463 Leudar 461 Levante* 464 Levo 464 Libentísimamente 465 Liberna 465 Librea* 465 Librear 466 Licoroso* 466 Ligón 467 Limiste* 467 Limosnear 468 Lindal 469 Lindar 469 Linter 469 Liña 470 Lisiado* 470 Lista* 470 Lobrihosco 47 1 Locurillas 452 Logizar 471 Longispicio 471 Losilla , . . . . 472 Págs. Lozanearse 1^72 Luna* 473 Lunático* 473 Lunanizar 474 Lunaroso.. . .- 474 Lunizar 46 Llenez 474 Llevadizo 475 Lloramicos 475 Lloranduelos 475 Llorín 476 Llovedor 476 Lluvacero 476 ¡Macollarse 478 Maderación 478 Madrugar* 479 Maestre coral 492 Magnificación 479 Mahoraismo 480 Majanillos 480 Malbarato 480 Malefactor 481 Malingrar 481 Malplear 481 Mamadero 482 Mamparar* 482 Mancar* 482 Mancuerda* 483 Mandilandinga 483 Mandinga 484 Mangonada* 484 Maniego 484 Manifestativo 485 Manjaferro 485 Manolada 486 Manquil 183 Manti-avesón 486 Mantuvión 486 Mapaceli 487 Maragatos* 487 Marañista 488 Marchetado 488 Marchetar 488 Maremano 489 Marfíleo 489 Marisabida 489 Marivenido 490 Marlotado 490 Marlotar 490 Marola 491 Martel 491 Masadilla 491 Págs. Masicoral 492 Matahierba 492 Matavivos 493 Matrería 493 Matrizar 493 Máximum* 494 Mediocrista 494 Mejorable 495 Melecinero 495 Meleo 495 Melero* 496 Melindro 496 Melindrosamente 497 Melocotonar 497 Melota 497 Meluca 497 Mendicantemente 498 Mendiguear 498 Menospreciable 498 Menosprecioso 499 Menstruado 499 Mente* 499 Meolludo 500 Merceante 500 Merecer* 501 Meritísimamente 501 Mesiado 501 Mesonil 502 Mesapela 502 Metaforizar 503 Metaiado* 504 Migajón 504 Mimbrar 505 Mimbrado 505 Miiiistral 505 Minora! 506 Miradera 506 Miríficamente 506 Miserador 507 Miserear 507 Mitísimo 508 Mocil 508 Modestar 508 Mohatro 509 Mojinete 509 Mollino 510 MoUinar 510 Momeador 511 Momear 511 Montambanco 511 Montecete 512 Monteo 512 Montón* 512 781 Morbería 513 Morcillera 513 Mordisorbo 514 Morete 55 Moreteado 514 Mostreado 514 Motete* 515 Muelo 515 Mundo 515 Mugroso 516 Multiplico 478 Mundación 516 Mundanear 517 Mundanería 517 Mundanesco 518 Mundicia 518 Muñir* 518 Muñidor* 519 Murmureo 519 Mutilador 520 Hacedero 521 Naturio 521 Navajear 521 Nazarear 522 Nebloso 522 Necesitadamente 523 Neciarrón 523 Negregueado 523 Negreguear 524 Ñequísimo 524 Nial 524 Niñamente 525 Niñez* -525 Niñón 526 No poder no 526 Noche siciliana 526 Notable* 52b Novachero 527 Novel* 527 Nugación 527 Nutricio* 528 Obradero 529 Obsecración 529 Obsediado 530 Obsequias* 530 Ocasionadamente 531 Ocular* 532 Odible.. , 532 Oes 533 Ofendículo 533 Ofensivo 533 782 Págs. Oficiar* 533 Ojeras* 534 Ojete 534 Oleado 535 Omisivamente 535 Omisivo 535 Operatorio 536 Opinarse 536 Oprobiosamente 536 Orejarse 536 Orfil 537 Orillar 537 Oropelado 538 Oropelar 538 Ortigal 538 Oste 745 Ovillar* 539 Paganizante 540 Paganizar 540 Pajeril 540 Palabrada* 541 Palabrón 541 Paliuro 542 Palmatear 542 Pamperdido 543 Panatier 543 Pancho* 544 Panderetada 544 Pandorada 544 Pandorotada 544 Pantana.. . , . . 545 Paño*. . 545 Papanduja 546 Paparresollo 546 Papavientos 547 Papilón , . 547 Paporrear 740 Parabolizar 547 Paralelado 548 Paralelar , . . . . 548 Paraliticarse 548 Paramal 548 Parcemicar 549 Parecer* 550 Paremia 550 Parloncete 550 Partencia 550 Partido* 551 Partidura 551 Parvificarse 552 Parvulez* 552 Pasa 553 Págs. Pasamanes 553 Pasavolante* 553 Pasividad 554 Pastear 554 Pastorío. . . ► 555 Pautarse 369 Pe , 555 Pe-apa 556 Peana* 558 Pecadoriza 558 Pedantería* 559 Pegatoste 559 Pegullón 560 Peinado * 560 Pelendengue 345 Penalmente 561 Pendenciar* 561 Pendolada 561 Pénitus 562 Peñasquino 562 Peñazo. . - . . 563 Peñolada 563 Percachero , . 564 Perchel 564 Perdonadero 564 Perecedero 565 Perenquina 565 Perfusión 565 Pergeñar* , 566 Pergeño* 566 Pericón 567 Perinquina 567 Perinquinoso 567 Permafés 568 Perpalo 568 Perpulir 568 Personado 569 Personar 569 Pesia* 570 Peso* 570 Pestiñarse 571 Pesuñado 571 Petrera* 572 Piarada 572 Picamiento 572 Picaral 573 Picardeador 573 Piedeamigo 573 Piedralodo 574 Pimpollear 574 Pintorear 575 Piñena 575 Pión 576 783 Págs. Pitón 64 Pitónico 576 Plácito 577 Plantaje 577 Planteador 578 Plaz 397 Plumajear* 578 Pobrón 579 Politicismo 579 Polvorizar* 579 Pomazo 581 Pompático . 581 Pompear* 581 Pomposidad 582 Ponchón 582 Ponepesares 583 Porpuen 583 Portalada. 583 Posteado 583 Practicar* 584 Precordias 585 Preda , 585 Predicativo 586 Preguntaderas 586 Prenunciación 586 Pretensa 586 Pretenso* 5S7 Prevaricar* 588 Primeria 588 Primordio 589 Pringor 589 Probada 589 Probativo 590 Producidero 590 Prolificativo 590 Prolijear 591 Pronunciable 424 Proposición vizcaína 591 Protestador 592 Prototítere. 71 Provocativo* 592 Pucheril 592 Puericia 593 Pulidete 321 Puoso 593 Puterión 593 Quebrado* 595 Quilo* 595 Quimerear 596 Quinchar 597 Quinchón 597 Quinchoneador 597 Quinta* 597 Quintanabuelos 598 Quisto* 598 Quitasueños 598 Quizar 599 Raciocinativa. . 600 Ranear 600 Ranzón 60 1 Rapadero 601 Rapaltares 76 Rapandera 601 Rapaterrón 601 Raposía 602 Rasarse 602 Rascuño 602 Rasera 604 Rasgadamente 604 Raspa* 604 Rastreado 605 Rayón 605 Raza* 605 Razonero 606 Reatamiento.. , 606 Rebalsarse* 606 Rebelación 607 Rebencazo 607 Reblanquido 608 Reboldano 608 Reborujado 608 Rebotado 609 Rebrotar 609 Rebufe 609 Recalce 610 Recame 611 Recancanilla* 611 Recantar 611 Recejar 612 Recentadura* 612 Recetista 613 Recidivar 613 Recipe* 614 Recocer* 614 Recondenar 615 Reconfirmar 615 Reconsejo 615 Reconsulta 616 Reconvencido 616 Recreable 616 Recuesto* 617 Recularse 617 Rechinoso 618 Redamación 618 784 Págs. Redamar 6i8 Redecir 619 Redoble* 619 Redolín 620 Reduplicativo 620 Reescribir 620 Referendado 620 Refiado 621 Reformadamente 621 Refranista 621 Refrenada 622 Regaloncilllo 622 Regatezna 623 Regenerativo 623 Regolaje 623 Regolax 397 Regolfarse* 624 Regrosar 624 Regulativo 624 Rehender 625 Reherir* 625 Rehilero 625 Reir* 626 Relatero 626 Relevado*- . . 627 Relumbroso 627 Remaravillarse 628 Remelarse 628 Rememoración 628 Remiradamente 629 Remisibilidad 629 Remontación 629 Remontadamente 630 Remorar 630 Remucho 630 Remusgo* 631 Rendible 631 Rendibú 631 Rendida 632 Reniñar 632 Renoquiero- 633 Renvidar 633 Repapo 633 Repastarse 634 Repechado 634 Repicadamente 634 Repicado* 635 Repicapunto.. 635 Repisar 636 Reportadamente 636 Reportador 636 Reporte* 637 Repositorio 638 Págs. Repregunta* 639 Reptar 639 Repulgar* 639 Requisición* 641 Resabio*.. 641 Resabiarse* 642 Resalgado 643 Resalir 643 Resarcir* 644 Resayes 645 Reseco* 645 Resistero* 646 Respaldado 646 Responsar.. 549 Responsivo 647 Restaurante* 647 Restingar 648 Resunción 648 Resunta 648 Resurtir*, . , 649 Retartalillas 649 Reticular 650 Retocado 650 Retorcedero 650 Retoricar 651 Retortijarse 651 Retraer* 652 Revegetar 652 Reveliada 652 Revellado 653 Revencer 653 Reverberadero 654 Reverentemente 654 Revezar* 654 Revidar 655 Revivar 655 Revocar* 656 Revoltear 656 Rezongo 656 Rezurcir 657 Rimilla 657 Ripiar* 657 Rispo 658 Robustosidad 658 Rocón 658 Rodamontada. . - 659 Rodriga 659 Romeriego 659 Rompepoyos 660 Roncha* 660 Rondacalles 661 Rosiente 661 Rosquear 661 Fágs. Rostritorcido 662 Rotocosido 662 Rotular* 663 Ruán* 663 Ruciharto 663 Ruejo*. 664 Rumbático 664 Rum rum 664 Rus* 665 Sabatismo , . . . 666 Saboreador 666 Sabrosear 667 Sacaprendas 667 Sacramentarse 668 Sacramentado 669 Sainetear 669 Saje 670 Salidero 670 Salmorejada 671 Salmorejo* 671 Salpique 672 Salpresador 673 Salpresamiento 672 Saludarse* 673 Salvajino* 673 Sangrientalidad 674 Santiguada* 674 Santiguo 675 Santón* 675 Sargia 676 Sarjar 676 Satisfecho* 676 Sayagués* 676 Seboso* 677 Secadio 677 Secarse* 678 Sedaño 678 Seglareño 678 Seglaridad 679 Seguidero 679 Sellenco 677 Sementina 680 Seminima 680 Senciente 680 Sendereado 681 Sentenciario 681 Sequera 681 Serano , . 681 Servir*. 6S2 Sesión*. . , 682 Setenado 682 Setenar 683 785 Págs. Signatorio 683 Signífero 684 Silera 684 Simple*. 685 Sinalefa* 685 Sinario. 685 Síncopa* 686 Sincopado 686 Soalzar 686 Sobreabierto 687 Sobrebarrer 687 Sobreceja*. 688 Sobrecelestial 688 Sobrecielo 688 Sobrecosido 687 Sobrecurar 688 Sobredar 689 Sobreestar 689 Sobrellenar 689 Sobrelleno 690 Sobremundano 690 Sobrepagado 690 Sobrepelo 691 Sobrepuesto* 691 Sobrepujar* 691 Sobresaltear 692 Sobresano 692 Sobrescribirse 692 Sobrescrito* 693 Sobretejido 687 Sobrevenda 694 Sobrevenidero 694 Sobreviniente 694 Socavón 423 Sofregar 695 Solajero 695 Solapamiento* 695 Solar* 695 Solfear* 696 Solía 697 Sombrático 697 Sombrerada.. 698 Somería 698 Somorgujo* 698 Sompesete 699 Sonancia. . • 699 Soncochado 312 Sopetón* 699 Sopiés 700 Soplavientos 700 Sorberse* 700 Sorbimuerde 701 Soi-ciaria. . . » 70 1 786 Págs. Sorrostrada 701 Sosaquina 702 Sotacriador 702 Suavificar 702 Substanciación 703 Substantíñco 703 Suelda 704 Sumir* 704 Supositar 705 Supurarse 706 Suspirón. 706 Tabahúnda 707 Tabúlete 707 Tachador 708 Tagajuelo 708 Tahurear 708 Taladrante 709 Tamarilla. 709 Tamborilada* 709 Tantomonta 7^0 Tapetar 710 Taraceado 7" Taraceo 711 Tartamudez 712 Tascar* 712 Tau* 712 Tejivana 713 Tempero* 713 Tenor* 7^4 Tentadura 7M Tentejuela 7^4 Tercerear 715 Terminista 7^5 Terquez 715 Terrestreidad 7 1 ó Terriza 716 Testudíneo 717 Tientaparedes 717 Tiestos 717 Tinta* 718 Tiquemique 718 Tirasol 7^9 Titubante 719 Titulado 720 Tope* 720 Topo* 721 Toquijo 721 Torear* 721 Torería* 722 Torrear* 722 Tosejar 723 Trabuco* 723 Págs. Trafalmejas , 723 Tragavientos 724 Traición* 724 Trajeado 725 Tramoyero. . ' 71 Transbardar 725 Transelementar 726 Transeúntemente 726 Transmonte 726 Transvertir 727 Tranza* 727 Tranzado* 728 Trasandosco 728 Trasanejar 729 Trascerca 729 Trascuenta 729 Traslucimiento 730 Traslumbrar* 730 Trasmaravillar 731 Traspared 731 Trastabillado 732 Traste* 732 Trastumbamiento 733 Travolcar 733 Trebejar 733 Tretero 734 Tría* 735 Trienalidad 735 Trillar* 735 Trinidad* 736 Trocantín 736 Tropelista 737 Tropista 737 Truecamujeres 737 Trujamante 737 Tuautem* 738 Tufoso 739 Tumoroso 740 Tundear 740 Tur 741 Turificación 741 Turificar 741 Turificador 742 Tuto 742 Ungüento* 743 Unidor 743 Unlversalizar 744 Urdemalas 744 Urgandillo 745 Usté 745 Vacío* 746 Vacuo*. . . . Vagamundear. Varonilazo Vegeto . . Vendija. . Ventisquera . Ventor*.. . Ventreguda. Ventriaguda.. Venustez. . Verbenear*. Verdascazo . Verderón. . Verecundia. Verendo. . Verinjusto. Verjelero. . Vermículo. . Vez* Vicecristo. . Vidriado*. . Vílico. . . . Vilipender. Villanada. , Villanal. . . Vinagrón . Virotismo . Viso*. . . 746 747 747 748 748 748 748 461 461 749 749 750 751 751 751 752 752 752 753 753 754 754 754 755 51 755 756 756 787 Págs, Vistor 7^7 Vistosidad 757 Vivandería 7^7 Vivo* 75g Vizcainada 758 Vizcaíno 7^9 Vocinglerear 759 Yertez 760 Yo* 760 Zaboyar 762 Zabulón 762 Zahoriar 763 Zambullimiento 763 Zamurgirse 764 Zanquil 183 Zapatada 764 Zapatazo* 764 Zapatero* 765 Zaragüel 334 Zarcera 765 Zarpazo*. . . , 766 Zarracatería 766 Zarrucar 767 Zazo 767 Zonzo* 553 Zurriagada 768 ERRATAS 99 6 Laserna Blasco 127 Cita Pérsiles Pérsiles 113 30 botacuchar botacuchar 130 9 colmo. Así colmo, así 182 18 cotorrera cotorrera 266 28 destabar deslabra 320 23 angorra engorra 472 20 ViLLALBA ViLLABA 504 27 lleno llena 506 28 mirificas miriflcus 708 4 tilda tilde 732 21 tegió tejió ■ii.^r*v. '!^r r 4 *-:^-».^í^ V^^x C*».'^. "'-«*->• Sí íi ■ -1 tai Qf o o; £ 1» üniversity of Toronlo Library DO NOT REMOVE THE CARD FROM THIS POCKET Acmé Library Card Pocket Under Pat. "Ref. 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